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En el contexto de esta hermosa fiesta de la Madre del Señor, en la advocación de

La Virgen de Coromoto; dejemos que la palabra de Dios ilumine nuestra vida y


nuestro corazón.

Se observan algunos elementos en el evangelio de este domingo, que en el marco


de nuestra festividad, valen la pena resaltar para nuestro crecimiento espiritual.

En primer lugar, Lucas nos presenta el “encuentro” de los pastores con el Niño,
que estaba acompañado de María (su Madre) y de José. Sin la experiencia de un
“encuentro” personal con el Señor no se da la fe. Este “encuentro” que ha
comportado un ver con los propios ojos y en cierta manera un tocar, hace a los
pastores ser testigos de la Buena Nueva, verdaderos evangelizadores que pueden
dar “a conocer” lo que les habían dicho acerca de aquel Niño. Hoy nosotros
debemos permitir este encuentro en el mundo, en nuestro país, en cada familia, en
cada cristiano, haciendo presente al Señor para que se den frutos de fe, amor, paz
y justicia.

En segundo lugar, miremos el resultado del encuentro con Jesús: “Todos los que
lo oían se maravillaban”. Hemos de pedir la gracia de saber suscitar esta
admiración en aquellos a quienes anunciamos el Evangelio. Hemos perdido con
tristeza la capacidad de admirarnos por la grandeza de Dios, por su misterio
insondable. Corremos el peligro de que todo se vuelva corriente, vacío, superficial,
dejando que el misterio del Hijo y de la Madre no nos hable a nuestro corazón, ni
tampoco nos revele el misterio de ese amor.

En tercer lugar, es importante descubrir en este misterio del encuentro con Jesús,
la presencia y la intercesión de la Virgen María que, con una actitud silenciosa
“guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón”, dándonos a entender
con esa actitud de fe, la importancia de saber escuchar y guardar el mensaje
salvador de Dios en nuestra vida especialmente en el mundo de hoy donde
encontramos tantos corazones vacíos. En María se nos ofrecen un modelo de
actitudes, formas de acoger y expresar en la vida la bendición de Dios de modo
que alcancen a todo el mundo. Finalmente, ¿Cuál es tu disposición, para escuchar
y seguir los pasos de Jesús?, ¿Guardas las cosas de Dios en tu corazón para
hablar con tus labios de las maravillas del amor de Dios?

Edwin Hormaza Romero

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