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Éxtasis

Un día soleado, en la ciudad, en el salón de clases, y la frente del profesor Joshua lo


confirmaba, enseñar sobre las leyes de la constitución, a los futuros abogados del país se
estaba convirtiendo algo monótono en su vida; sin emociones que lo hagan sentirse como
aquella noche de abril de 1993, donde solo eran él y esos inocentes ojos.

Contaba los minutos para llegar a casa, algo lo esperaba, su mirada iba y venía entre sus
alumnos, y el reloj de pared; que el sonido de los minutos pasando lo hacían exasperar.

Solo era capaz de sentir sus pasos por el pavimento, de forma rápida, esquivaba a la gente
en su camino a casa, su lugar seguro, su útero.

Siente como sus vellos se erizaban al sentir su piel contra la de ella, no quería que parara,
su corazón iba a mil por hora, solo tenía 14 años, se abrazaba en contra su pecho y había
una conexión inexplicable para él, solo esperaba que nadie entrara al cuarto.

Abrió la puerta de su apartamento, todo silencio y en penumbra, busca el interruptor de la


luz, cuando la prende espera verla a ella, pero solo está la sala vacía. Un sentimiento de
necesidad lo invade, necesita verla, acariciarla y poseerla. Busca en sus bolsillos lo que
será su caja de pandora. Y lo único que recuerda es caer en una profundidad sin fin y es
cuando logra desde cada poro de su piel sentirla; entra en otro portal de su subconsciente, y
lo frágil y pequeño que se siente, de estar en conexión con la semilla que fecunda en su
amada y dulce tierra.

Los rayos de sol que entraban por la ventana, le anunciaban que ya había amanecido. Y su
celular no dejaba de sonar, en su estado de somnolencia mira la pantalla y ve la foto de
madre, contesta, pero lo único que responde son monosílabos. La cena familiar de esa
noche no le causaba mucha emoción, la idea de volver a ver a la mujer de su viaje con su
prometido al que le tocará decir cuñado, de alguna forma le excitaba.

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