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LA OBEDIENCIA Y EL BAUTISMO
En las Escrituras encontramos dos ordenanzas que los creyentes deben realizar, el sacramento del
Bautismo y la Santa Cena. Ambos son enormemente ilustrativos, ya que representan la obra
salvadora de Cristo y la nueva relación espiritual entre Él y su pueblo. Tanto el bautismo como la
Cena del Señor están diseñados para traer gloria y honra a Cristo, y para fortalecer y bendecir a su
pueblo. Es imperativo que entendamos su significado y que los honremos completamente.
Abordaremos en esta clase el bautismo.
Cuando nos referimos al bautismo como una ordenanza del Señor, lo que queremos decir es que el
Señor Jesús la ordenó, de forma que se convirtiera en una práctica continua de la iglesia.
Lo encontramos más explícitamente en Mateo 28:19-20: “Id, pues, y haced discípulos de todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo
que os he mandado”.
El mandato principal es “haced discípulos de todas las naciones”. La manera o lo que define el
mandato es “bautizándolos” y “enseñándoles”. Así que a la iglesia se le ordena hacer esto por todos
los discípulos. Hacer discípulos a todas las naciones incluyendo bautizarlos.
Y el período de tiempo es definido por la promesa de ayuda por parte de Cristo en el versículo 20 “Y
he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. La promesa durará tanto como el
mundo. Así que la ordenanza que nos va ayudar a obedecer durará tanto como el mundo. Por tanto,
el bautismo es un mandamiento, y una ordenanza del Señor Jesús, a realizarse haciendo discípulos
hasta que Cristo regrese en el fin del mundo.
Es evidente que en los días del Nuevo Testamento todo creyente verdadero obedecía voluntariamente
la orden del Señor de ser bautizado. Nos gustaría señalar, por ejemplo, Hechos 2:37-38, Colosenses
2:12 se asume que todos los miembros de Colosas estaban bautizados cuando dice que habían sido
“sepultados con él [Cristo] en el bautismo […]”. Al escribir a los creyentes en Gálacia (Gálatas 3:27),
Pablo equipara a todos aquellos que habían sido bautizados con aquellos que “de Cristo [han sido]
revestidos”. En otras palabras, todos los convertidos estaban bautizados.
1 ¿Qué Es El Bautismo?
Es un acto de obediencia simbólico que representa nuestra transformación en el momento de nuestra
salvación, representa que nos identificamos con Cristo plenamente en su muerte y resurrección
Romanos 6:3-4. En el sentido que al sumergirnos en el agua estamos simbolizando nuestra muerte
con Cristo al pecado y al salir del agua la resurrección de Cristo andando en vida nueva.
Demostramos públicamente que morimos al pecado y su dominio resucitando para andar en una
vida nueva, haciendo la voluntad del Señor. Gálatas 3:26-27, Colosenses 2:12 y 1 Pedro 3:21.
La Biblia sostiene que solo los que han creído en Cristo deben ser bautizados Hechos 8:12, en Hechos
16:14-15 vemos el caso de una mujer llamada Lidia que escuchaba el evangelio y cuando Dios le abrió
su corazón para entenderlo, entonces su siguiente paso fue bautizarse.
De esta manera las Escrituras nos enseñan al creer en Cristo en obediencia a la palabra debemos ser
bautizados.
Tenemos que aclarar que en la Biblia se nos enseña que la salvación es solamente y exclusivamente
mediante la fe en la persona de Cristo 1 Timoteo 2:5, no por ninguna obra que el hombre pueda
realizar, de modo que, aunque el bautismo es una ordenanza bíblica, no salva.
Un ejemplo en las Escrituras es el ladrón de la cruz Lucas 23:43, el ladrón no pudo bautizarse antes de
morir, pero fue salvado ciertamente ese día.
Aunque es cierto que el bautismo no es esencial para la salvación, aun así, el Señor Jesucristo muy
claramente requiere que lo hagamos; por tanto, los cristianos están sujetos a buscar ser bautizados, en
obediencia a Él.
La palabra bautismo en griego significa sumergir. Y las escrituras dan fuerte evidencia que esta es la
forma en que la iglesia primitiva practicaba el bautismo: por inmersión no por aspersión.
En Hechos 8:37-38, el eunuco etíope viene a la fe mientras montaba su carruaje con Felipe y dice:
“Mira, agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado? 37 Y Felipe dijo: Si crees con todo tu corazón,
puedes. Respondió él y dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38 Y mandó parar el carruaje;
ambos descendieron al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó”. Que ellos hayan descendido “al agua”
tiene más sentido si ellos hubieran descendido a sumergirle, no a rociarle.
De la misma forma dice en Juan 3:23: “Juan también bautizaba en Enón, cerca de Salim, porque allí
había mucha agua”. Usted no necesita mucha agua si está rociando. Solo necesita un jarro. La única
forma en la que pueden ser representados los aspectos del bautismo que acabamos de considerar
(Muerte, sepultura y resurrección) es mediante la inmersión.
Preguntas de Repaso
Actividad
1. Pasaje a memorizar:
2. Leer Hechos 2:14-42 ¿Cómo reaccionaron las personas a las que Pedro les predicó? Luego de
ser bautizados ¿Que hacían estas personas según el verso 42?
3. Meditar ¿Considera usted el bautismo importante? ¿Considera que debe hacerlo? ¿Por qué
lo haría o si no, porque no lo haría?
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