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A.·. L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.

O:.R.·. Mérida, Yucatán a 31 de Mayo del 2023.


R.·.L.·.S.·. “Hunab-Ku” No. 133
V.·.M.·.
Q.·.H.·. PRIM.·. VIG.·.
Q.·.H.·. SEG.·. VIG.·.

QQ.·.HH.·. TODOS

En relación a lo solicitado, por esta R.·.L.·.S.·. tengo a bien hacer el presente


análisis de investigación y filosófico relativo a. “El Cuarto de Reflexion”
siendo este el siguiente:
Excava en tu interior; dentro de ti yace la fuente de la bondad, que puede
brotar cada vez más alto, si procedes en este trabajo de excavación.
Marco Aurelio - Conversaciones consigo mismo, 121-180 d.C.
En Masonería, el Cuarto de Reflexión es el lugar donde todo comienza.
El iniciado comienza su andadura masónica en un pequeño y oscuro lugar
llamado, precisamente, "Cuarto de Reflexión".
Allí se le deja reflexionar sobre las motivaciones que le impulsan hacia el
camino esotérico. Allí el profano se somete a una transformación formal que
lo califica, si lo supera, en Recipiendario, es decir, listo para recibir la
iniciación masónica.
El camino de purificación, realizado en este lugar tan especial y a través de los
símbolos presentes, adquiere un extraordinario significado esotérico de muerte
y renacimiento, sobre todo si vinculamos este primer viaje a los otros que el
candidato realizará dentro del Templo.
Allí, lo profano muere, o mejor dicho, mata su existencia profana, para
resucitar a una existencia nueva y limpia.
El Cuarto de Reflexión es un lugar de recogimiento, donde se puede realizar
una interiorización antes de emprender el camino hacia la institución
masónica; en él se desciende al centro del propio ser y de la materialidad
humana.
A través de los Símbolos presentes, el profano está expuesto a lo esencial, ya
que debe hacer por sí mismo el camino de su propia realización; por eso se le
dice repetidamente que medite sobre su voluntad de buscar y que se asegure
de querer proseguir por la vía del conocimiento: sólo así podrá ver la luz.
La iniciación se define como:
“el proceso destinado a provocar psicológicamente en el individuo la
transición de un estado juzgado inferior a un estado superior”
con la transformación del "profano" en "iniciado".
René Guénon definió igualmente su finalidad en términos de superación del
estado humano individual, posibilitando efectivamente el paso a los estadios
superiores del ser, conduciéndole, mediante el rito de iniciación, más allá de
todo condicionamiento.
Una realización, por tanto, puramente interior, la de una posibilidad que el
individuo lleva en sí en su estado potencial y virtual.
Mircea Eliade, en su estudio "Los nacimientos místicos", a propósito de los
llamados ritos de entrada, reconocía su continuidad a partir de los rituales
tribales más antiguos, inalterados a lo largo del tiempo y caracterizados todos
por la misma sucesión operativa consistente en el encarcelamiento, las pruebas
iniciáticas, la muerte y la resurrección, la revelación de una doctrina secreta y
la enseñanza de palabras especiales.
El iniciado es conducido a este pequeño espacio rectangular y oscuro, con las
paredes, el suelo y el techo cubiertos de negro y tachonados de símbolos y
lemas, que tienden a hacerle percibir diferentes niveles de comprensión y
simbolizan la muerte, o la renuncia, al mundo profano.
Se le invita a razonar sobre las razones que le empujaron hacia la vía
esotérica. El pequeño tamaño del Cuarto de Reflexión y el mobiliario negro
indican un descenso a la tumba, donde la muerte se apodera del candidato.
Es la primera fase de la Gran Obra, la de la putrefacción, el suicidio metafísico
del profano. Pero sin muerte no puede haber palingenesia, como
desgraciadamente descubre Nicodemo cuando va "de noche" a visitar a Cristo:
“En verdad, en verdad os digo que el que no nazca de nuevo no puede ver
el reino de Dios”
y en la vía iniciática masónica, también conocida como Vía Seca, tal
regeneración no puede separarse de la regeneración moral.
Todo en el ritual, desde el Cuarto de Reflexión hasta el Testamento, está
impregnado de un simbolismo que el aspirante no puede interpretar
plenamente.
Sólo la perseverancia permitirá la comprensión correcta.
Oswald Wirth afirma que ésta es:
“la primera enseñanza masónica: para aprender a pensar, hay que
practicar el aislamiento; esto se consigue yendo hacia el interior de uno
mismo, mirando hacia dentro sin distraerse con lo que ocurre fuera”
Existe un esquema unitario del esoterismo masónico que tiene como meta un
proceso de liberación mental y espiritual del hombre, que se propone al
Adepto en todos los campos y que se sustancia en la vía iniciática masónica
particular.
La citada meta se vislumbra ya en el Cuarto de Reflexión donde se sitúa al
Profano antes de su introducción en el Templo, para realizar, en solitario, el
primer viaje iniciático hasta el grado de Aprendiz.
Simbólicamente, es aquí donde el Profano muere para renacer a la "nueva
vida" en el canto del Gallo.
Sólo una vez entré en el Gabinete de Reflexión. Sólo una vez y nunca más.
Me paré, miré "objetos", leí escritos en la pared.
A partir de ahí me di cuenta de que no se trata simplemente de una "Tumba"
simbólica en la que dejar morir la vieja personalidad, para renacer a la vida
iniciática.
No se trata de una lección moralizante que se deja atrás una vez que se ha
atravesado la Puerta del Templo, sino que es la Clave para comprender el
sentido mismo de la Iniciación.
"... y hasta que no tengas sabiduría, muere para llegar a ser, no serás más
que un triste huésped en esta oscura tierra.
Johann Wolfgang von Goethe”

ANÁLISIS FILOSOFICO
El viaje de purificación, realizado en el Cuarto de Reflexión a través de los
símbolos allí presentes, adquiere un extraordinario significado esotérico de
muerte y renacimiento, sobre todo si vinculamos -y no podríamos hacerlo de
otro modo- este primer viaje a los demás que el candidato deberá realizar
después en el interior del Templo.
En el Cuarto de Reflexión, a través de los Símbolos de las paredes, se expone
al profano lo esencial, ya que debe hacer por sí mismo el camino de su propia
realización; por eso se le dice repetidamente que reflexione sobre su voluntad
de búsqueda y que se asegure de que quiere avanzar por la vía del
conocimiento: sólo así podrá ver la luz.
Es cuanto
A:.M:. M.tro Ing. Corrado Martucci

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