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UNIVERSIDAD CENTROCCIDENTAL

“LISANDRO ALVARADO”

DECANATO EXPERIMENTAL DE HUMINADES Y ARTES

PROGRAMA PSICOLOGÍA

I SEMESTRE

TRABAJO MONOGRÁFICO

(La cultura postmoderna)

Integrantes:

Williams Carrasco

Arelys Salas

Andriana Gonzales

Jaimelis Artigas

Nurerexis Melendez

Prof: Juan Ávila

Barquisimeto, Junio, 2018


INDICE

Contenido
INTRODUCCIÓN...................................................................................................................3
¿CUÁNDO INICIÓ EL POSMODERNISMO?.......................................................................4
 El malestar de la modernidad...................................................................................4
AGOTAMIENTO DE LA MODERNIDAD............................................................................5
 El nacimiento de la postmodernidad.........................................................................6
¿QUÉ ES LA CULTURA POSTMODERNA?........................................................................6
LA RAZÓN ÚNICA VIENE FRAGMENTADA CANSADA Y ESCÉPTICA......................6
 Una melancolía suave y desencantada..........................................................................6
CARACTERÍSTICAS...........................................................................................................10
RACIONALIDAD HERMENEUTICA INTERPRETATIVA...............................................13
CONCLUSIONES.................................................................................................................16
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS...................................................................................17

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INTRODUCCIÓN
En siglo XX, las ciencias, la cultura y la sociedad vivieron un cambio de
paradigma, que ha sido designado como la irrupción de la Posmodernidad. Estudiar la
Posmodernidad es estudiar acerca de las diferentes críticas y visiones de la
Modernidad, ya que este cambio entiende que la Modernidad fracasó en su proyecto
modernizador. Se relaciona el pensamiento posmoderno con el desencanto con la
modernidad

Es por ello que el presente trabajo tiene como objetivo entender un poco más sobre
la cultura postmoderna, desde sus inicios, su definición, características y sus razones
que fueron desarrollados consecuentes de las críticas del modernismo, como fue
mencionado anteriormente de manera que se debe conocer el agotamiento de la
modernidad a su vez, como también el método utilizado en esa época la hermenéutica
interpretativa.

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¿CUÁNDO INICIÓ EL POSMODERNISMO?
 El malestar de la modernidad

Naturalmente, el "post" de postmoderno indica un deseo de despedirse de la


modernidad. Estamos ante una paradoja. Por una parte, constituye un estigma para
cualquier sociedad el no ser acreedora al título de "moderna"; y, por otra parte, los
habitantes de las sociedades modernas parecen experimentar un malestar creciente.

Desde los años veinte existe un tema recurrente en la literatura: el vacío espiritual
y la ausencia de

Se trata de un malestar ya antiguo. El romanticismo, aquel vasto movimiento que


predominó en Europa durante la primera mitad del siglo XIX, puede considerarse
quizá como la primera reacción antimoderna. Lo que pasa es que en este caso fue una
reacción nostálgica. Querían volver atrás, a la Edad Media.

Después del romanticismo ha habido otros muchos brotes inconformistas frente a


la modernidad, pero sin estar dominados ya por la nostalgia del pasado. Tuvieron
carácter progresista. Un ejemplo típico es el de la "bohemia": ese estilo de vida que
adoptaron a principio de siglo ciertos grupos de artistas, escritores, estudiantes, etc. y
que fue muy bien descrito en las Scènes de la vie bohème, de Henri Murger, y
después popularizado en la famosísima ópera de Puccini titulada La Bohème. Más
cerca de nosotros, debemos recordar a los "hippies" y su "Flower Power", los
"beatniks", los "proves" y, sobre todo, la espectacular revuelta de mayo del 68 en
París.

Esos movimientos son muy distintos entre sí, pero todos se alimentan de una
experiencia común: que en la sociedad actual el individuo se aliena, se enajena, se
frustra. Es lo que Berger ha designado como pérdida metafísica de "hogar"
(homelessness). El hombre no logra sentirse ya "en casa" ni en la sociedad, ni en el
cosmos, ni, en último término, consigo mismo.

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Así pues, no debemos pensar que los postmodernos han sido los primeros
desilusionados por la modernidad. Otros les precedieron con lúcida e intempestiva
anticipación. Hay una diferencia, sin embargo. Hasta ahora, las posturas
antimodernas fueron patrimonio de individualidades atormentadas. La
postmodernidad, en cambio, aparece como un creciente y generalizado espíritu de la
época. Da la impresión de que el virus del desencanto estaba hasta hace unos años en
fase de incubación y sólo lo detectaban los especialistas. Ahora es ya una epidemia
percibida por la mayoría.

Según Váttimo, la modernidad deja de existir cuando la historia no es concebida


como unidad totalizante; es decir, la concatenación construida del pasado que perdió
de vista todo lo que no fue relevante sino como imágenes del pasado que no son
unificadas. Otra característica es la crisis del concepto “progreso”, “libertad”,
“igualdad”, todos ellos valores entendidos como ideales del hombre europeo.

AGOTAMIENTO DE LA MODERNIDAD
La modernidad entra en crisis cuando la racionalización pasa de ser un principio
crítico ordenador del espíritu científico y libertador de las ataduras de los dogmas de
lo tradicional, a un principio legitimador de la explotación, al servicio del lucro e
indiferente a las realidades sociales, sicológicas y fisiológicas (TOURAINE, 1994).
La racionalidad práctica se reduce a la racionalidad instrumental, el hombre se
unidimensionaliza, generando conflictos entre las exigencias sociales y el desarrollo
tecnológico (BARREIRO, 2005).

Ahora es imposible volver atrás, la perspectiva ya cambió. En el mundo ya no


existen lugares pre-modernos, solo hay reservorios de recursos (TOURAINE, 1994).
La diversidad es probabilidad. Pero el agotamiento del concepto de modernidad es
innegable, ya que el movimiento contagia su vértigo a la profundidad del Ser. Un Ser
cuya profundidad es tan grande como se lo permite la propia justificación del fin.

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Este agotamiento del movimiento libertador inicial y la pérdida de sentido de una
cultura presa en la razón instrumental, conducen a una tercer etapa de la crisis de la
modernidad, la cual es retrospectiva y profunda, en donde se critican los propios
objetivos de la modernidad, de su moral controladora y represora, a través de
instituciones y prácticas (punitivas, discursivas, etc) vocalizadoras del poder
(TOURAINE, 1994).

El movimiento de la Posmodernidad entiende que la Modernidad fracasó en su


proyecto modernizador. Se relaciona el pensamiento posmoderno con el desencanto
con la modernidad. El sentido de la Posmodernidad es que solo se puede aspirar a un
progreso individual. También se resta valor al pasado y al futuro, otorgando toda la
importancia al presente.

 El nacimiento de la postmodernidad

Las décadas finales del siglo XX trajeron consigo importantes transformaciones


sociales y culturales. La Posmodernidad se manifiesta entre los pensadores como una
forma de crítica de la modernidad. Desde la década de los 80 toma forma como
corriente de pensamiento en varias disciplinas

¿QUÉ ES LA CULTURA POSTMODERNA?


El término posmodernidad o postmodernidad fue utilizado para designar
generalmente a un amplio número de
movimientos artísticos, culturales, literarios y filosóficos del siglo XX, que se
extienden hasta hoy, definidos en diverso grado y manera por su oposición o
superación de las tendencias de la Edad Moderna.

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LA RAZÓN ÚNICA VIENE FRAGMENTADA CANSADA Y ESCÉPTICA

 Una melancolía suave y desencantada


La posmodernidad proclamó entonces la muerte de las utopías. Si la revolución
como meta a la que se llegaría por el movimiento dialéctico de la historia perdió
vigencia, al posmoderno le quedó el contradictorio alivio de descartar la esperanza
que ofrecía un paraíso futuro con un Mesías que se encarnaba en el proletariado. Sabe
ahora que ya no existe el ideal que le exigía empeñar su vida. Ya que, al decir de
Marx, "todo 10 sólido se desvanece en el aire", el futuro es hoy. Además, dado que se
ha perdido el sentido de la historia, tampoco espera ya legitimaciones ni
fundamentaciones últimas, aceptando que sólo en este camino incierto es donde
deberá librar su batalla, con un estilo escépticamente llamado cool.

Después de las revoluciones económicas y políticas de los siglos XVIII y XIX,


después de la revolución artística de principios del XX –dice Gilles Lipovetsky-, es
"la revolución de lo cotidiano" la que ahora tiene lugar.

Los posmodernos tienen experiencia de un mundo duro que no aceptan, pero no


tienen esperanza de poder cambiado. Y ante la ausencia de posibles salidas, una
melancolía suave y desencantada recorre los espíritus. "La vida es corta..."

Sin duda, no hemos conocido un vacío ideológico como el actual desde hace
muchos siglos. Se murieron todas nuestras ideologías tradicionales. Las ciencias
físicas y biológicas se desembarazaron de las clásicas visiones lineales y unívocas; las
ciencias humanísticas intentan explicar el caos y la incertidumbre con teorías todavía
balbuceantes, y las ideologías no logran aparecer.

Para los filósofos posmodernos, la ilusión de la historia ha desaparecido. Se


acabaron los grandes relatos. Los hombres modernos esperaban toparse al final del
largo y oscuro túnel de la Historia con las deslumbrantes Luces de la Gran Salida.
Ahora nos hemos dado cuenta de que el túnel se bifurcó de repente en un laberinto:
múltiples caminos se entrecruzan sin conducir a ninguna parte y la Gran Historia se

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disuelve en muchas historias microscópicas, tantas como individuos hay. Así pues,
erramos. Sin disciplinas de marcha, sin brújulas precisas ni nostálgicas esperanzas.

Pero nos equivocaríamos si pensáramos que los posmodemos viven trágicamente


la pérdida de sentido de la historia. Por el contrario, consideran que es más bien una
ocasión para la realización humana. Los modernos, creyendo posible construir un
futuro mejor, sacrificaron el presente al futuro y, como no hubo futuro, se quedaron
sin presente y sin futuro. Los posmodernos, convencidos de que no existen
posibilidades de cambiar la sociedad, han decidido disfrutar al menos del presente
con una actitud hedonista que recuerda al carpe diem de Horacio. La manera de
superar la alienación es disfrutar de la vida hoy, sin empeñarse en comprender un
viaje por la historia hacia una supuesta tierra de promisión que no existe. La
posmodernidad es el tiempo del "yo" y del intimismo.

En las listas de best sellers abundan los libros de auto ayuda, de técnicas sexuales,
de meditación trascendental; las guías sobre cuidados del cuerpo, los remedios contra
la crisis de la vida adulta, la psicoterapia al alcance de todos. Y es que, tras la pérdida
de confianza en los proyectos de transformación de la sociedad, sólo cabe concentrar
todas las fuerzas en la realización personal. Aparece entonces una intensa
preocupación por la salud, que se manifiesta en la obsesión por realizar terapias
personales o de grupo, ejercicios corporales y masajes, sauna, dietética macrobiótica.

La posmodernidad trae consigo un proceso de personalización, la conquista del


derecho a ser uno mismo. Se produce una distensión en una sociedad fluida,
participativa, narcisista. Pero, si por un lado se uniformizan los comportamientos, por
otro se abre un abanico de oportunidades. El individuo se emancipa a pesar de la
regulación total que se produce en el aspecto social en manos de expertos que
planifican todo. Se aflojan las ideologías duras y los contrarios coexisten
pacíficamente. Como hemos dicho, el posmoderno recupera el pasado sin nostalgia,
tomando de él lo que es útil. No crea un nuevo estilo, sino que integra todos,
incluidos los modernos, porque en su combinatoria polimórfica puede integrar

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también al adversario. Los valores prohibidos son rehabilitados: lo decorativo, lo
lúdico, lo metafórico.

Se produce un fenómeno doble: por un lado, hay una programación burocrática


generalizada; por otro, las posibilidades de elección aumentan, se acentúan las
singularidades y se aflojan las convenciones rígidas al nivel de lo cotidiano. Se
disuelve la rigidez; y un proceso flexible liberaliza las costumbres. Se incorporan el
hedonismo, la liberación, el placer, el sexo, pero ya no compulsivamente como en las
primeras décadas de los 60.

Una vez puesta en crisis la modernidad, el posmodemismo vuelve


paradójicamente los ojos hacia lo premoderno. De allí el retorno a lo sagrado -zen,
budismo, todo lo oriental- y la proliferación de las sectas, en ruptura con la
ilustración, la razón, el progreso. El arte y literatura se van abandonando los
compromisos políticos, y se prefiere acudir a la revelación del mito. No se sabe aún
por dónde se avanzará, pero sí se sabe que las viejas dicotomías no funcionan.

Occidente se resigna a haber perdido el sentido. Como resultado de un


agotamiento de respuestas, el individuo va en busca de sí mismo sin referencias. La
tensión se produce ahora entre el dejar el imperativo de lo verdadero y el hallarse
librado a un sí mismo, personalizado y bullente, con una lógica flotante. Hay un clima
que impulsa los procesos de modernización capitalista y al mismo tiempo critica la
modernidad cultural. La tolerancia y la avidez de cambios empujan hacia el
pluralismo y el rechazo a toda forma de autoritarismo y violencia. La igualdad como
valor no es cuestionada, pero se la busca por medios más flexibles.

La “Edad Post-Moderna” es la ruptura con la Edad Moderna, las guerras, la


turbulencia social, la revolución, la anarquía, el relativismo y, en general, el colapso
del racionalismo. Para Toynbee posmoderno es un concepto negativo. En este
momento apareció el término con el significado que tiene ahora.

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La fragmentación de la modernidad genera una (no) sociedad en la cual la
personalidad, la cultura, la economía y la política parecen seguir caminos diferentes.
La esfera del cambio y la del Ser, presentes en la modernidad, significaban al mismo
tiempo nacionalidad e individualismo. La distancia crece entre los continuos cambios
de la producción y el consumo, y el reconocimiento de una personalidad individual
que al mismo tiempo es sexualidad e identidad cultural. También ocurre una
separación entre el orden de lo individual y el de lo colectivo, ubicándose en el
primero la sexualidad y el consumo, y en el segundo la nación y la empresa
(TOURAINE, 1994).

Estos fragmentos (sexualidad, consumo, nacionalismo y empresa) marcan la


fuerza centrífuga de la expansión de la modernidad, pero dada su naturaleza auto-
fágica, son también las líneas de fuerza centrípetas anti-modernas. Es decir, son la
razón de la expansión de la modernidad pero a su vez las causas de su crisis. La
dirección modernizadora está aliada a la razón instrumental, mientras que la anti-
moderna al ataque a la técnica (TOURAINE, 1994).

CARACTERÍSTICAS
Las características del pensamiento posmodernistas son: el antidualismo, que
valora y promueve el pluralismo y la diversidad, asegura buscar los intereses de los
otros, cuestiona los textos, el giro lingüístico, la verdad como perspectiva, el
desencanto de la razón, la razón como “razón instrumental”, el entierro de las utopías
y metarelatos, el fin de las historia, el politeísmo de los valores y el
hiperindividualismo politeísta (COPAN, 2007).

 El antidualismo: Los posmodernistas aseveran que la filosofía occidental


creo los dualismos de sincretismos (blanco-negro, animal-hombre, Dios-
brujería), excluyendo del pensamiento ciertas perspectivas.
 El pluralismo y la diversidad: Ante tanta diversidad la posmodernidad se
levanta como una modernidad sin sentido, con su pérdida de lamento y de
valores individuales e igualitarios, utilizando la energética en lugar de la

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semiótica. No hay lugar para la unidad, sino para el todo plural, haciéndose
extremo el cogito moderno, todo ello ligado a una teoría del deseo, un deseo
cargado de signos (ROIG, 2004).
 Buscar los intereses de los otros: Se diría que el pensamiento de la vida de la
nueva generación ya no está dominado hasta tal punto por la angustia de sentir
que las amenazadoras catástrofes son la inevitable persecución de la trama de
la historia universal; que los hombres pueden aprender a convivir, incluso con
los potentes medios de comunicación que disponen para su mutua destrucción
y que el camino hacia el futuro permanece bien abierto gracias a una sobria
evaluación de las realidades y a una actitud positiva ante los compromisos
razonables. Son esperanzas que a todos alientan (Vattimo, 1992: 89).
 Cuestiona los textos: Los posmodernistas afirman que los textos antiguos y
ajenos a ellos no tienen autoridad u objetividad para revelar la intención del
autor sino más bien los prejuicios, la cultura y la época muy particular del
autor.
 El giro lingüístico: El posmodernismo afirma que el lenguaje moldea nuestro
pensamiento y no se concibe ningún pensamiento sin lenguaje. El lenguaje,
por lo tanto, genera la verdad, la cual no es descubierta, sino creada.
 La verdad como perspectiva: El nihilismo es la situación en la cual el
hombre abandona el centro para irse hacia un lugar donde ya no subsiste nada.
El hombre sale de sí para buscar algo en la nada, donde no hay Dios ni
valores…donde la verdad se desenvuelve en la novedad. El fundamento
verdadero ya no obra, sino solamente el sujeto en espera de una posible
reivindicación, de una posible iluminación de esta misma verdad (Vattimo,
1992: 89). Además, la verdad es cuestión más de perspectiva que de
universalidad.
 El desencanto de la razón: El hecho de que el siglo XIX haya sabido vivir el
entusiasmo expansivo del conocimiento y la confianza civilizadora en el
futuro sobre el sólido terreno de un orden moral sancionado socialmente
puede ser atribuido a su gran ingenuidad. La estructura de la iglesia, el estado

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moderno y la conciencia privada ocupan la misma base de la cultura burguesa
de un siglo, cuyos logros científicos han sido de tal grado provechosos y
revolucionarios. Somos conscientes hoy, pero esperamos de la ciencia la
esperanza de evitar los males y aumentar los bienes (Vattimo, 1992: 93).
 La razón como “razón instrumental”: Este es uno de los presupuestos que
se acepta en el posmodernismo y que sin duda es heredado del modernismo.
La razón se ha vuelto tecno-burocrática; es decir, tecnifica las conciencias y
deshumaniza a la sociedad. La subjetividad de la conciencia va a para la
noción de ser como fundamento. Una vez que la subjetividad de la conciencia
dejo de ser el fundamento, no queda ninguna otra fundamentación. El hombre
no es pensado como sujeto o sustancia, sino como proyecto o poder ser. El ser
no es, sino que acaece. El pensamiento que rememora al ser indica en la
posmodernidad la fundamentación que se daba en la fundamentación
metafísica (MODESTO, 1998)
 El entierro de las utopías y metarelatos: Lyotard definirá lo posmoderno
como la incredulidad hacia los metarelatos. Es decir, el posmodernismo es
profundamente escéptico hacia los grandes sistemas o historias explicativos,
como la teoría de los sistemas y las utopías como las de la unidad y la
reconciliación. También critica todo criterio que proclame ser neutral,
imparcial o irracional (COPAN, 2007). Solo puede esperarse hoy la
afortunada coherencia de fragmentos teóricos diversos y que el único criterio
de evaluación de que disponemos sea la coherencia. Las teorías, sean de
procedencia sociológica o filosófica, tienen que encajar las unas con las otras.
Se trata, evidentemente, de una teoría y de una verdad parcial y relativa, que
no pueden ser definitivas ni universales. Por ello no podrían ser
fundamentalistas (MODESTO, 1998).
 El fin de las historia: El fin de la historia por los relatos o dialectos que
según Lyotard pueden ser pequeños como las máximas de la vida cotidiana o
grandes como los de la emancipación ilustrada, que revisten una carácter más
político que filosófico o especulativo y que revisten un carácter más filosófico

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que político. Los relatos de los relatos (metarelatos. Los metarelatos
construyen la historia) son los que justifican simultáneamente a los relatos de
la emancipación y del pensamiento, son narraciones que tienen función
legitimante o legitimadora dentro del marco de la historia. Su decadencia no
impide que ahora se formen millares de historias en pequeñas colectividades o
microgrupos (ROIG, 2004).
 El politeísmo de los valores: No hay valores absolutos, simplemente la
exaltación de la vida en su finitud, de los valores débiles y menguados, de las
realizaciones nunca plenas, valores dados por consensos débiles y en
conveniencia con el placer y la satisfacción personal.
 El hiperindividualismo politeísta y hedonista: El lema de este
individualismo posmoderno es: el mínimo de coacciones y el máximo de
elecciones privadas posibles, el mínimo de austeridad y el máximo de deseo.
Los valores del hombre son: el hedonismo, el respeto por las diferencias, el
culto a la liberación personal, el culto a lo natural y una religión sincretista. Es
una cultura narcisista donde el individuo se centra en la propia realización
emocional y da prioridad a la esfera de lo privado. No tiene ídolos ni tabúes,
ni imagen gloriosa de sí mismo ni tampoco movilizador alguno, pues está
regido por el vacío. Busca oírse a sí mismo y tiende al narcisismo colectivo o
al “microgrupos de idénticos”.

RACIONALIDAD HERMENEUTICA INTERPRETATIVA


Gianni Vattimo (1936) se ha convertido en el quizás más neto defensor de esta
última concepción filosófica de lo posmoderno. La concepción por él defendida se
opone a la visión del saber propio de la modernidad, fundado éste en la racionalidad
científico-técnica. La visión de Vattimo, entiéndase bien, es filosófica. Él parte de la
concepción del ser como evento, en el sentido tanto Heideggeriano como cotidiano de
la expresión: ser es lo que sucede, lo que acaece, evento, debilidad, mortalidad.
Vattimo se propone hacer una interpretación de Heidegger no por la derecha (con una
propuesta de retorno al ser y al fundamentar); sino por la izquierda, por lo que la

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historia del ser es entendida como un debilitamiento interminable. No solo no desea
volver a la presencia del ser sino ni siquiera del ser hecho ente, objeto de manejo
científico-técnico: objeto, en última instancia, violento. Esto es interpretado, por
Vattimo, como hermenéutica nihilista. El nihilismo no es un hecho, sino una
interpretación; pero una interpretación verdadera, porque “la verdad es
interpretación”.

Gianni Vattimo (1936) se ha convertido en el quizás más neto defensor de esta


última concepción filosófica de lo posmoderno. La concepción por él defendida se
opone a la visión del saber propio de la modernidad, fundado éste en la racionalidad
científico-técnica. La visión de Vattimo, entiéndase bien, es filosófica. Él parte de la
concepción del ser como evento, en el sentido tanto Heideggeriano como cotidiano de
la expresión: ser es lo que sucede, lo que acaece, evento, debilidad, mortalidad.
Vattimo se propone hacer una interpretación de Heidegger no por la derecha (con una
propuesta de retorno al ser y al fundamentar); sino por la izquierda, por lo que la
historia del ser es entendida como un debilitamiento interminable. No solo no desea
volver a la presencia del ser sino ni siquiera del ser hecho ente, objeto de manejo
científico-técnico: objeto, en última instancia, violento. Esto es interpretado, por
Vattimo, como hermenéutica nihilista. El nihilismo no es un hecho, sino una
interpretación; pero una interpretación verdadera, porque “la verdad es interpretación.

La racionalidad que propone Vattimo, como fundamental para aprender


humanamente, es la racionalidad hermenéutica. Aprender significa entonces
reconstruir creativamente el proceso de interpretación en el que estamos (porque el
mundo y la realidad en que vivimos es el conjunto de las interpretaciones).

La posmodernidad no se propone recordar el ser; sino recordar, comentar,


interpretar el olvido del ser. ¿Porque qué es el nihilismo sino la disolución del
principio de realidad, que lenta e inexorablemente se ha venido produciendo en
occidente y que culmina con las ciencias, las técnicas y el consumismo? La filosofía
adecuada a la posmodernidad es la hermenéutica nihilista, esto es, la “teoría que trata

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de aprehender el sentido de la transformación (de la noción) del ser que se ha
producido como consecuencia de la racionalización científico-técnica de nuestro
mundo”, y su posterior olvido del ser y debilitamiento de los objetos como estructuras
permanentes, de modo que vamos hacia un no-ser, no-objetividad: vamos hacia las
interpretaciones sin pretensión de objetividad.

La hermenéutica nihilista, en efecto, no es la interpretación de algo (más o menos


verdadera respecto de este “algo” objetivo e intepretado); sino la interpretación sin
nada objetivo que interpretar. No hay hechos sino interpretaciones; y la interpretación
misma es una interpretación. Pero toda experiencia de verdad es una experiencia
interpretativa30. Todo termina pues siendo hermenéutica de nada objetivo, la cual
vale en sí misma aunque no vale nada más que como creación interpretativa

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CONCLUSIONES
A lo largo del presente trabajo se ha llevado a cabo un estudio de lo que es la
cultura postmoderna, sus inicios, características, y las razones en la que se sustentan.
Uno de los planteamientos de este trabajo ha sido un poco la contraposición entre
Modernidad y Posmodernidad, ya que la segunda no se entiende sin la primera.

En consecuencia, se recomiendo abordar a profundidad las consecuencias de


ambos movimientos, para así poder poseer un conocimiento superior tanto de la
cultura moderna y la posmoderna, como también las diferentes perspectivas de los
filósofos de la época, que proporcionaría diversos puntos de vista.

Según nuestro criterio la cultura postmoderna aunque un poco drástica, es


comprensible, que se desarrollara como resultado del desencanto del modernismo.

Como conclusión final se puede llegar a afirmar que existió la cultura postmoderna;
o al menos que se produjeron una serie de cambios en las características de la
sociedad, la cultura y de las formas de pensamiento que pueden ser designados así. La
cultura postmoderna en definitiva marco un cambio en la historia.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
AUGÉ, Marc (1993) Los “no lugares”. Espacios del anonimato (una antropo -logía de la
sobre modernidad), Gedisa, Barcelona

Vattimo, g. (1992). La secularizacion de la filosofía. en g. Vattimo, La Secularización


de la filosofía. (pág. 89). Madrid: Gedisa.

Brugger, w. (1983). Diccionario de Filosofía. Barcelona: Herder.

Castiñeira, A. (1998). La Experiencia de Dios en la Posmodernidad. Madrid: PPC,


S.A

SABINO, C. (s.f). http://paginas.ufm.edu/Sabino/DIC-C.htm. Recuperado el 5 de


Junio de 2018, de http://paginas.ufm.edu/Sabino/DIC-C.htm

VASQUEZ ROCCA, A (2011) “La Posmodernidad. Nuevo régimen de verdad,


violencia metafísica y fin de los metarrelatos” en Nómadas. Revista Crítica de
Ciencias Sociales y Jurídicas, Universidad Complutense de Madrid, nº 29.

HABERMAS, J.: (1993) “El discurso filosófico de la modernidad”, Madrid, Taurus


Ediciones,

Postmodernidad (s.f) En Wikipedia. Recuperado el 5 de Junio 2018: de


https://es.wikipedia.org/wiki/Posmodernidad

García, B. 2017“Pensamiento y Cultura Posmoderna. Un estado de la cuestión”,


Universidad de Cantabria Facultad de Filosofía y letras grado en historia, Santander,
Cantabria.

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