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TEORÍA DE LA GENERACIÓN ESPONTÁNEA

La hipótesis de la generación espontánea era una idea de ¨sentido común¨, basada en la observación de
como ¨aparecían¨ repentinamente gusanos en la carne o ranas en un charco que pocos días antes tan solo
contenía lodo.
Aristóteles (384 – 322 A.C.) afirmaba que algunos animales como los gusanos, insectos ranas y peces,
podían originarse no solo por reproducción, sino también a partir de la suciedad, lodo y materia putrefacta,
bajo la influencia de una ¨fuerza activa¨ de los cuatros elementos: agua, aire, tierra y fuego.

Así surgió la hipótesis de la generación espontánea, según la cual:

Los organismos vivos pueden originarse a partir de materia orgánica


en descomposición, inorgánica o de una
N combinación de las mismas.

Es decir, algunas entidades vivientes pueden aparecer repentinamente y al azar, a partir de materia
independientemente de progenitores. Esta hipótesis recibe también el nombre de ABIOGENESIS.
Las ideas sobre la generación espontánea habrían de perdurar, sin discusión, hasta el siglo XVII.

Precisamente de esta época, tenemos una de las recetas más interesantes sobre generación espontánea, la del
médico belga Jean Baptista van Helmont, quien propuso en 1667, un método para obtener ratones en 21
dias, ratones a partir de granos de trigo. Supuestamente, los ratones se formarían a partir del trigo
fermentado, mientras que ropa sucia actuaría como el ¨principio activo¨ necesario para el proceso.

En su libro Ortus Medicine, dice: ¨…si colocamos ropa interior llena de sudor con trigo en un recipiente
con boca ancha, al cabo de 21 días el olor cambia y el fermento, surgiendo de la ropa interior y penetrando
a través de las cáscaras de trigo, cambia el trigo en ratones. Pero lo más notable aún es que se forman
ratones de ambos sexos, y que estos se pueden cruzar con ratones que hayan nacido de manera normal…
Pero lo que es verdaderamente increíble es que los ratones que han surgido del trigo y la ropa sudada no
son pequeñitos, ni deformes, ni defectuosos, sino que son adultos perfectos!...¨
Recetas como estas eran comunes y aún los estudiosos más eminentes las aceptaban sin titubear, pues
demostraban ¨experimentalmente¨ la veracidad de esas ideas. Pero algunos científicos no estaban
conformes con dichas explicaciones y comenzaron a someter a la experimentación todas esas teorías.

En 1668, Francisco Redi, científico italiano, realizo una serie de experimentos para probar la falsedad de las
ideas sobre generación espontánea y así demostrar que las moscas no se originaban espontáneamente a
partir de carne en descomposición, como era la creencia común.

Experimento de Redi

1 . Tomo cuatro frascos de vidrio de


boca ancha y coloco, en cada uno
respectivamente una serpiente muerta,
un pescado, un pedazo de carne de
ternera y una anguila, los dejó al
descubierto.
Repitió la misma operación en otros cuatro frascos, pero estos los tapo y sello perfectamente.

2 . Comprobó que al entrar en descomposición la carne colocada en los frascos abiertos, las moscas fueron
atraídas por el olor y depositaron allí sus huevos que, al poco tiempo de desarrollaron en larvas.
Por otro parte, al abrir los frascos sellados encontró la carne putrefacta, más no larvas.

Con base en este experimento Redi concluyó:

Estos insectos solo podían originarse como resultado de los huevos depositados por otras moscas y no,
como se creía, por generación espontanea a partir de carne putrefacta.

Sin embargo, no faltaron críticos que objetaron el experimento y aseguraron que los animales en los frascos
tapados no habían podido formarse por la falta de aire. Para resolver este punto, Redi realizó un segundo
experimento:

1. Repitió el procedimiento anterior, pero cubriendo ahora frascos con una gasa fina que permitiera la
entrada de aire, más no de las moscas.
2. Noto que las moscas pusieron huevos sobre la gasa, pero en la carne en descomposición no se
desarrollaron larvas. Así Redi comprobó en forma determinante que las moscas provenían de otras
moscas.

Ciertamente, Redi había demostrado que los gusanos eran larvas que se desarrollaban de huevos de moscas,
pero a pesar de ello muchos científicos siguieron apoyando la generación espontánea, creyendo que al
menos otros tipos de pequeños animales sí aparecían espontáneamente de materia no viviente.

Las cosas no mejoraron cuando, Anton van Leeuwenhoek (1632-1723) comerciante y científico holandés,
gracias a su perfeccionamiento del microscopio óptico, encontró en las gotas de agua sucia gran cantidad de
microorganismos que parecían surgir súbitamente con gran facilidad. Así surgieron dos escuelas de
pensamientos para tratar de explicar el origen de los seres microscópicos.

Los que apoyaban la generación espontánea: ABIOGENISTAS

Los que afirmaban que la vida solo puede proceder de la visa misma: BIOGENISTAS

Con ello nuevamente empezaron los argumentos entre estos dos grupos.
Joblot, biogenistas francés (1645-1723) realizó un experimento para comprobar
que los microorganismos que aparecían en infusiones de trigo no se generaban
espontáneamente.
Para demostrar su hipótesis hirvió agua con trigo y coloco esta infusión en dos
JOBLOT frascos. Uno lo dejo destapado y el otro lo cubrió con un pergamino.
BIOGENISTA Al cabo de varios días observo al microscopio gotas de la infusión y se dio cuenta
de que en el primer frasco había innumerables microorganismos, mientras que en
el segundo no se observaban formas vivas. Así pudo concluir que:

Los microorganismos no se formaban a partir del trigo sino que el


DEMUESTRA QUE
aire que entraba en contacto con la infusión era el que los contenía.

Por otro lado, el jesuita ingles Needham (1713-1781) llevo a cabo experimentos
NEEDHAM, para apoyar la generación espontanea de estos pequeños seres. Para ello, hirvió por
ABIOGENISTA, unos minutos caldo de carne en frascos ligeramente tapados y, después de varios
CON SUS días, al poner una gota de este caldo bajo el microscopio observo un gran número
EXPERIMENTOS de ellos. Concluyo que:

Los microorganismos solo podían haberse originado por generación


CONCLUYÓ QUE espontánea, ya que la ebullición debería haber destruido todo indicio
de vida.

25 años después, Lazzaro Spallanzani, abad italiano (1729-1799), convencido de que Needham no había
hervido por tiempo suficiente el caldo, ni había tapado correctamente las botellas, montó su propio
experimento.
1. Hirvió semillas en agua y distribuyo esta infusión en 19 frascos de vidrio perfectamente sellados.
2. Puso éstos en ¨baño maría¨ durante una hora.
3. Los dejó reposar durante varios días.

Al abrir los frascos no encontró indicios de vida en ninguno de ellos.

SPALLANZANI Los microorganismos solo podían provenir de otros preexistentes.


COMPROBÓ QUE

Sin embargo, los abiogenistas no quedaron satisfechos. Su argumento era que al hervir la infusión durante
tanto tiempo se había destruido el ¨principio activo¨ presente en el caldo, así como las ¨propiedades¨ que
según ellos contenía el aire y que permitían la generación espontánea.
Spallanzani no se amedrento ante estos argumentos y acepto el nuevo reto. Realizo otro experimentos con
el objetivo de demostrar que, al hervir el líquido, no se destruía su ¨principio activo¨.
Para ello sometió los frascos, sin taparlos bien, a diferentes periodos de ebullición, variando desde media
hora, una hora, una hora y media y dos horas, respectivamente.
Si realmente el hecho de hervirlos era lo que no permitía que aparecieran los microorganismos, aquellos
frascos sometido a periodos más largos de ebullición, no deberían de contener vida por haberse destruido el
¨principio activo¨. Sin embargo, en todos los frascos encontró microorganismos.

Esto debiera haber sido lo suficientemente convincente para los seguidores de Needham, mas no fue así.
El debate se prolongó otros 50 años más, hasta que el científico francés LOUIS PASTEUR (1822-1895), en
1860, realizó una serie de experimentos sumamente eficaces para demostrar definitivamente que también
los microbios se originaban a partir de otros microorganismos.

Utilizó frascos de cuello de cisne (similares a un Balón de destilación con boca larga y encorvada).
Estos matraces tienen forma de "S" con cuellos muy alargados que se van haciendo cada vez más finos,
terminando en una abertura pequeña. En cada uno de ellos metió cantidades iguales de caldo nutritivo y los
hizo hervir por varios minutos hasta esterilizarlos.
Así permitió la entrada del aire, pero la curva del cuello del matraz actuó como trampa para el polvo y las
esporas presentes en el. De esta forma el caldo quedo libre de contaminación y no hubo fermentación.
Sin embargo, al romper el cuello del matraz y dejarlo destapado, el caldo presenta fermentación debido al
desarrollo de microorganismos.

Las fermentaciones se debían a la contaminación por organismos vivos


PASTEUR presentes en el aire, los que encontraban en los caldos un medio
CONCLUYÓ QUE favorable para desarrollarse.

Prof. Viviana Quinteros – The Anglo School – Mayo 2019

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