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1888

”Por la Constitución nacional el tratado ha sido colocado en el mismo plano y crea la


misma obligación que el acto legislativo ; ambos son la ley suprema y no se da
superior eficacia a uno respecto de otro. Cuando ambas tratan el mismo asunto y
son incompatibles, el de fecha posterior predomina sobre el otro. “Whitney c.
Robertson”

1961
Los términos "se compromete... a tomar las medidas que fuesen necesarias"
usados en una convención internacional, indican que la norma referida condiciona la
incorporación de aquélla al derecho Nacional a una ley posterior que haga efectivo el
compromiso adquirido (CS, Mayo 19 1961). ED, 1-757.

1963
La C.N. no atribuye prelación ni superioridad a los Tratados respecto de las
leyes. Ambos son considerados como la lay suprema de la Nación. La cláusula 2 del
art. VI es análoga al art 31de nuestra C.N. y resuelve que la ley posterior es
modificatoria del tratado celebrado y ratificado con anterioridad a aquella ley - Martin
& Cia. c/ Administración Gral de Puertos.- .1963

1963
Ni el art. 31 ni el 100 de la Constitución Nacional atribuyen prelación o
superioridad a los tratados con las potencias extranjeras respecto de las leyes
válidamente dictadas por el Congreso de la Nación. Ambos, leyes y tratados, son
igualmente calificados por ello como "ley Suprema de la Nación" y no existe
fundamento normativo para acordar prioridad de rango a ninguno. Rige, respecto a
ambas normas, el principio según el cual las posteriores derogan a las anteriores
(CS, Noviembre 6 1963). ED, 7-784.

1965
De acuerdo con la doctrina de la Corte Suprema, las leyes y los tratados
internacionales tienen igualdad de grados en el orden interno del país, de donde
resulta que una ley posterior modifica o deroga las disposiciones contenidas en
cualquier tratado. Por tanto, las normas del tratado celebrado con los Estados
Unidos de Norteamérica el 14 de octubre de 1941- ratificado por ley 12741- deben
considerarse derogadas, en lo pertinente, por los recargos cambiarios instituidos con
posterioridad, como son los establecidos por los decretos 2238/55 y 5153/ 55
(CNFed., Sala Cont. Adm., Noviembre 25 1965). ED, 14-182.

1984
La Provincia de Buenos Aires no ha dictado hasta el presente normas que tornen
aplicable a la jurisdicción provincial el pacto de San Jorge de Costa Rica siendo que
la regulación de las materias procesales, que aseguren su Administración de justicia,
no son delegadas por la provincia al Estado nacional (arts. 5, 67, inc. 11 y 104,
Constitución Nacional) (CPenal Dolores, diciembre 18 1984). (464- SJ), ED, 116-
647.

1986
B) Sistema representativo, republicano y federal
La organización procesal provincial es inconstitucional si impide a los magistrados
considerar y aplicar en su integridad la totalidad del orden jurídico del Estado, en
cuya cúspide se encuentra la constitución Nacional, las leyes que en su
consecuencia se dicten por el congreso y los tratados con las potencias extranjeras,
a los que las autoridades de cada provincia deben conformarse, no obstante
cualquier disposición en contrario que contengan sus constituciones o leyes (CS,
Abril 8 1986). ED, 117-

1986
La aprobación de la convención sobre derechos humanos- Pacto de San José de
Costa Rica- por la ley 23054, significó para el estado argentino asumir el
compromiso de dictar las leyes tendientes a reglamentar los derechos allí
consagrados (conf. Art. 2 del pacto), entre ellos el derecho de réplica contemplado
en el art. 14 del citado cuerpo legal (CNCiv., Sala A, Marzo 19 1986). ED, 119-374-
Con nota de Germán J. Bidart Campos.

1987
El pacto de San José de Costa Rica es un tratado que tiene un doble efecto: a)
obligar internacionalmente a nuestro Estado por el compromiso contraído; b) formar
parte de nuestro derecho interno a partir de su ratificación realizada en septiembre
de 1984 y aprobada por la ley 23054 (CNCiv., Sala D, Febrero 27 1987). ED, 123-
117.- Con nota de Germán J. Bidart Campos.

1988
Ni el art. 31 ni el 100 de la Constitución Nacional atribuyen prelación o prioridad de
rango a los tratados con las potencias extranjeras respecto de las leyes validamente
dictadas por el Congreso Nacional. Ambas normas -leyes y tratados- son calificadas
como ley Suprema de la Nación.
E. 231. XXI.
ESMA - Hechos que se denunciaron como ocurridos.29-03-88

1988
El derecho a réplica o respuesta, contenido en el art. 14.1 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos aprobada por la ley 23054, no ha sido objeto
aún de reglamentación legal para ser tenido como derecho positivo interno.
E. 60. XXII.
C.S. Ekmekdjian, Miguel Angel c/ Neustadt, Bernardo y otros s/ amparo. 01-12-88

1988
Derecho de réplica.
No puede encontrarse operatividad directa al derecho a réplica o respuesta en el
marco del Pacto de San José de Costa Rica -que integra el derecho argentino- pues
aquél lo remite a "las condiciones que establezca la ley" (art. 14.1) de manera que
mientras tal ley no sea dictada no podrá adquirir operatividad (Voto del Dr. Augusto
César Belluscio).
Ekmekdjian, Miguel Angel c/ Neustadt, Bernardo y otros s/ amparo. 01-12-88

1992
Presunción de Operatividad
Toda vez que el Pacto de San José de Costa Rica es un tratado internacional sobre
Derechos Humanos, sus normas gozan de la presunción de operatividad; es decir
que pueden ser invocados, ejercidos y amparados sin el complemento de
disposición legislativa alguna (del voto en disidencia de los doctores Petracchi y
Moliné O'Connor). (CS, Julio 7-1992). ED, 148-338.

1992
Tratados y convenios
II - Primacía Sobre el Derecho Interno
La Convención de Viena sobre el derecho de los tratados - aprobada por ley 19865,
ratificada por el PEN en setiembre 5-1972 y en vigor desde enero 27-1980- confiere
primacía al derecho intervencional convencional sobre el derecho interno. Ahora
esta prioridad de rango integra el ordenamiento jurídico argentino; la Convención es
un tratado internacional, constitucionalmente válido que asigna prioridad a los
tratados internacionales frente a la ley interna en el ámbito del derecho interno, esto
es un reconocimiento de la primacía internacional por el propio derecho interno. (CS,
Julio 7-1992). ED, 148-338.

1992
La necesaria aplicación del art. 27 de la Convención de Viena impone a los órganos
del Estado argentino asignar primacía al tratado ante un eventual conflicto con
cualquier norma interna contraria o con la omisión de dictar disposiciones que, en
sus efectos, equivalgan al incumplimiento del tratado internacional. Esta Convención
ha alterado la situación del ordenamiento jurídico argentino contemplado en
procedentes de esta Corte, pues ya no es exacta la proposición jurídica según la
cual no existe fundamento normativo para acordar prioridad al tratado frente a la ley.
(CS, Julio 7-1992). ED, 148-338.

1992
En virtud de la doctrina que emana del fallo dictado por la Corte Suprema de Justicia
de la Nación en el caso "Ekmekdjian", la Convención de Viena sobre el Derecho de
los Tratados, aprobada por el Poder Ejecutivo el 5 de diciembre de 1972 y en vigor
desde el 27 de enero de 1980, confiere primacía al derecho internacional sobre el
derecho interno, prioridad de rango que, ahora, integra el ordenamiento jurídico
argentino, dejando invalidada la jurisprudencia de cuarenta años en sentido
contrario. (Juzgado Civil N 10, julio 16-1992). ED, 150-514. Con nota de Germán J.
Bidart Campos.

1992
En virtud de la doctrina que emana del fallo dictado por la Corte Suprema de Justicia
de la Nación en el caso "Ekmekdjian", la Convención de Viena sobre el Derecho de
los Tratados, aprobada por el Poder Ejecutivo el 5 de diciembre de 1972 y en vigor
desde el 27 de enero de 1980, confiere primacía al derecho internacional sobre el
derecho interno, prioridad de rango que, ahora, integra el ordenamiento jurídico
argentino, dejando invalidada la jurisprudencia de cuarenta años en sentido
contrario. (Juzgado Civil N 10, julio 16-1992). ED, 150-514.

1992
De acuerdo con el reciente fallo dictado por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación en el caso "Ekmekdjian", el derecho que emerge de los tratados
internacionales está por encima de las leyes nacionales. (Juzgado Civil N 10, julio
16-1992). ED, 150-514. Con nota de Germán J. Bidart Campos.

1993
El Pacto de San José de Costa Rica, al ser aprobado por la ley 23054 y ratificado el
5 de septiembre de 1984, tiene el carácter de ley suprema de la Nación, de acuerdo
con lo dispuesto por el art. 31 de la Constitución Nacional.
Magistrados: Boggiano, Barra, Levene, Fayt, Cavagna Martínez, Nazareno.
Voto:
Disidencia: Belluscio, Petracchi.
Abstención: Moliné O'Connor.
Serra, Fernando Horacio y otro c. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.

1994
Es doctrina de la Corte Suprema que la necesaria aplicación del art. 27 de la
Convención de Viena impone a los órganos del Estado argentino dar prioridad a un
tratado internacional ante un eventual conflicto con una norma interna contraria que
equivalga a su incumplimiento (del voto del doctor Boggiano).
(CS, octubre 13-1994). ED, 160-246. -

1994
Aduana - II - Exportaciones Régimen aplicable - Afectación de normas
internacionales
La ley 23101 -que crea el gravamen sobre las importaciones realizadas bajo el
régimen de destinación definitiva de importación para el consumo- ha incurrido en
una transgresión a un tratado internacional y la aplicación de dicha norma colisiona
con otra de rango superior por lo tanto, debe ser desechada por incompatible con el
principio de supremacía de los tratados sobre las leyes internas.
(CS, octubre 13-1994). ED, 160-246. -

1995
Más allá de las diversas posturas doctrinarias a favor o en contra del derecho a
réplica y de las distintas etapas por las que ha atravesado, no puede soslayarse la
doctrina que emerge del fallo "Ekmekdjián c. Sofovich s/ amparo" en el cual la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, modificando su postura anterior y con una sola
disidencia, sostiene que en nuestro ordenamiento jurídico el derecho de respuesta o
de rectificación ha sido establecido en el art. 14 del Pacto de San José de Costa
Rica que, al ser aprobado por la ley 23054 y ratificado por nuestro país el 5/9/84, es
ley suprema de la Nación, y que dicha disposición resulta directamente operativa en
nuestro derecho interno.
(CNCiv., sala E, junio 22-1995). ED, 164-324.

Convención de Viena sobre el derecho de los Tratados de 1968


Por Ley 19-965 de 01-11-73 pasó a integrar nuestro ordenamiento jurídico

Art. 27
Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado. Esta norma se entenderá sin
perjuicio de los dispuesto en el art. 46.

El principio general que rige la materia es que un tratado no es obligatorio sino


cuando ha sido concluido por los órganos competentes, es decir, cuando se han
observado todas las disposiciones del derecho constitucional que determinan el
poder de tratamiento de cada parte contratante. Principio que deriva del principio de
que el representante de una persona jurídica no puede comprometer a ésta sino en
tanto y cuanto actúe dentro de los limites de su competencia.
La primera frase del art. 27 parece inclinar el equilibrio establecido en el art. 46 en el
sentido de una mayor prevalencia del derecho internacional por sobre el interno.
Pero la segunda frase restablece dicho equilibrio. Ambas disposiciones son
coherentes y no contradictorias. El art. 27 ordena claramente la primacía del derecho
internacional (cumplimiento de un tratado, de conformidad con la norma del art. 26,
pacta sunt servanda) por sobre el interno, con la salvedad del art. 46 que, a su vez,
dispone el mismo principio con una excepción: cuando la violación de ese derecho
interno haya sido manifiesta y afecte a una norma fundamental del mismo.

Disposiciones de derecho interno concernientes a la


competencia para celebrar tratados
Art. 46:

1- El hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado


haya sido manifestado en violación de una disposición de su derecho interno
concerniente a la competencia para celebrar tratados no podrá ser alegado por
dicho Estado como vicio de su consentimiento, a menos que esa violación sea
manifiesta y afecte a una norma de importancia fundamental de su derecho
interno.
2- Una violación es manifiesta si resulta objetivamente evidente para cualquier
Estado que proceda en la materia conforme a la práctica usual y de buena fe.

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