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Escena inicial

Olga, una guapa mujer anciana acostumbra maquillarse en la banqueta. Nunca


suelta los rastrillos que vende. Nunca le compran.
Está parada.
Se empiezan a escuchar los portones abrirse en los locales.
Hay ruidos de los camiones urbanos.
Pasan transeúntes.
Llega Pato, un joven invidente, siempre sigue el ritmo de las canciones pegándole
a su botecito de monedas, se acomoda a pasos de Olga, y empieza a cantar.

Pato: “No hay nada más difícil que vivir sin ti! Sufriendo en la espera de verte
llegar”.
Olga: Oye, tú, este es mi lugar, te puedes ir más para allá.
Pato: No se preocupe, doña, ahorita que se acabe la canción me muevo. Es que
esa canción me gusta mucho. “La gente pasa y pasa siempre tan igual, el ritmo de
la vida me parece mal”.
Se escucha que un transeúnte le pone unas monedas en su botecito.
Pato: ¡Gracias! Que Dios lo bendiga!
Olga: Oye ¡muévete de aquí, ya! Vete a la siguiente cuadra o allá en frente. Esas
monedas eran para mí. Esta es mi banqueta, este es mi lugar, aquí yo he estado
siempre (…) Gracias, m’ ija! Ves, hasta silla me dan porque este es mi espacio y
aquí yo vendo desde hace mucho.
Pato: ¿Y qué vende?
Olga: Rastrillos.
Pato: Ah órale está bien, ¿y sí saca con los rastrillos?
Silencio. Olga solo observa a Pato. Agarra los rastrillos y empieza a mover las
manos con ellos.
Pato: ¡¿Que si saca?!
Olga: ¡No saco, no saco! ¡Y menos si tú estás aquí!
Pato: ¡Gracias, que Dios le dé el doble!
Olga: Tú dices una frase a Dios distinta cada que te dan algo? No no te quiero
aquí, vete shu shu (un transeúnte pregunta costo) Te llevas un rastrillo a 10 y dos
por 15 (…) ¿Para qué preguntan si no van a comprar?
Pato: No se enoje, doña, así no va a vender nunca.
Olga: Tú deberías de comprarme estás muy barbón.
Pato: Dice mi mamá que se me ve bien la barba. Ah, gracias, gracias, joven. ¡Mire,
nomás! A mí también ya me pasaron un bote –como a usted- para sentarme.
Olga: Nomás eso me faltaba, a gusto acomodándote! Aay! Hasta acá llegó la
salpicadera del charco, ¿no te cayó? Es agua sucia, déjame sacar…
Pato: Qué rico huele, huele como a jazmín.
Olga: Sí es mi perfume ¿cómo sabes que es ese olor?
Pato: Afuera de mi casa hay uno; en las noches y ahorita en la mañana suelta el
aroma bien bonito. Mi mamá me dijo que es esa flor y lo que se puso ahorita huele
parecido.
Olga: Sí es jazmín. Me gustan las flores [se maquilla]. El polvo que traigo huele a
vainilla; el labial sabe a rosas y también tengo otro perfume de rosas; y las
sombras que me pongo pues no huelen a nada pero brillan muy bonito, me veo
como gerbera digo yo. Soy toda un jardín.
Pato: Usted se arregla mucho ¿verdad? Ya pasaron unos y le dijeron que qué
guapa.
Olga: Sí me gusta mucho arreglarme y maquillarme para verme bien. De hecho,
ya tengo que comprarme rímel porque se me acabó, aunque también tengo que
comprarme unas medicinas.
Pato: ¿Todo eso compra vendiendo rastrillos? ¡Gracias que la Divina Providencia
siempre le dé casa, vestido y sustento!
Olga: ¿Tú dices una frase de alabanza a Dios distinta cada que te dan una
monedita? ¿Cuántas más te sabes?
Pato: ¡Ora, doña! Nomás estoy agradeciendo la bondad de la gente. Por cierto
¿cómo se llama?
Olga: Olga
Pato: Yo me llamo Patricio, amigo y servidor, pero me dicen “Pato” de cariño.
Olga: Ok, Patricio. Voy a atender mi changarro (no hace nada solo se voltea y
mueve las manos con los rastrillos) Aay! (dolor en la cadera, se mueve sentada en
la silla como tratando de acomodarse).
Pato: ¿Qué pasó? ¿Qué le duele?
Olga: La cadera, a veces me duele mucho, no se me quita el dolor; es punzante,
aquí como aquí, por dentro.
Pato: ¿Se cayó?
¿Se cortó?
¿Tiene una herida?
¿No puede caminar?
Olga: No me caí.
No me corté.
No tengo una herida.
Sí puedo caminar.
Pero es como punzante por dentro y el dolor sube a la columna, también baja a las
piernas. ¿No sé si estará inflamado? ¿Estará hinchado? No lo sé.
Pato: Lo bueno es que está sentada… o quizá sea malo estar tanto tiempo
sentada.
Olga: Como sea. Lo malo es que ya casi no puedo bailar y a mí me gusta mucho
bailar. [mueve las manos con los rastrillos, los aprieta fuerte con las manos con
mueca de dolor por la cadera].
Pato: ¿Ah sí? Y qué baila?
Olga: Flamenco
Pato: ¿Qué es eso?
Olga: Un baile que siempre me gustó y lo bailé de joven. Me daban buen dinerito,
pero ya no puedo bailar tanto porque me canso y ahora con el dolor.
Pato: ¿Es de pareja? Porque aunque no lo crea yo sí sé bailar. Mi mamá me
enseñó a bailar. Tengo buen oído y puedo seguir el ritmo [le pega al botecito de
monedas]. “Baila, baila esta cumbia. Mueve, mueve la cintura. Todos, las manos
en alto y griten, griten con locura, eh eh eh”. ¿También canto bonito verdad?
Olga: No no cantas bonito. Que yo sepa el flamenco no es de pareja … es un poco
así… ay, duele.
Pato: No se esfuerce. ¿y se toma algo de medicina?
Olga: No ya no tengo pastillas que cortan el dolor.
Pato: ¡Gracias, Dios le proveerá!
Olga: Válgame todo para ti; no voy a sacar nada hoy para mis medicinas.
Pato: Bueno, voy a darme una vuelta por la otra cuadra a ver si no hay tanto
charco. Al rato vengo, ¿eh?
Olga: Allá quédate un ratote, regresas mañana.
Uno a 10 y dos por 15.

Olga, sentada, se imagina que baila flamenco, mueve las manos con los rastrillos.
Una bailarina de flamenco atrás de Olga.
Intercalar mientras habla y luego pausa y baila y así intermitente.
Está en la calle.

Olga: Ojalá allá se quedara el muchacho [mientras se ve en el espejo que está en


el piso y tiene flores, maquillaje y rastrillos en el regazo. Hace una mueca de dolor]
Y ojalá allá también se quedara el dolor. Despierto y empiezo a sentirlo mientras
avanza la mañana y en el día me duele. Todo empieza al salir el sol. El sol lo
estimula. El sol juega a estimularlo. ¿Te estimulo? [La luz del sol le da al espejo y
el reflejo le da en la cara. Empieza a jugar con los reflejos y lo avienta para el
techo sobre el público o para enfrente ] ¿Te estimulo? Por eso quiero que llegue la
noche; me duermo y ya no lo siento; desaparece en la oscuridad. No quiero que
amanezca ¿Y si no amaneciera? Pero luego no habría sol ni resolana.
¿De qué color es el dolor? Si tuviera que pintarlo ¿cómo lo pintaría? Si lo
maquillara ¿de qué color lo sombrearía? Las medicinas solo lo ruborizan pero no
lo cortan por completo Tengo que relajarme y no hacerte caso. Quiero que se
cierre la compuerta [suelta el espejo].
Cuando llueve hay menos gente en la calle [agarra los rastrillos] y así no los vendo
[viendo a los rastrillos] Ojalá acá también cayeran las monedas. Hasta acá
escucho cómo caen desde allá. Pero aquí nadie pasa por éstos ¿ya no los
necesitarán? Llévenselos [empieza a mover las manos para arriba como bailando.
Mueve el cuerpo como de dolor y baile, imagen de bailarina atrás aparece y
desaparece].

Escena dos sonido de las monedas


Pato: ¡Buen día!
Olga: Pensé que hoy ya no ibas a regresar y me emocioné.
Pato: Es que allá donde me moví no hay música; está muerto. Aunque ayer me
fue bien, ¿eh? Cayeron unas monedas. ¿Cómo le fue a usted?
Olga: Mal, desde que tú llegaste me va mal pero sí saqué un poco y me compré
un rímel y un labial. Me quedó pendiente unos parches para las ojeras porque he
visto que se andan usando.
Pato: ¿Y no se compró las pastillas? ¿Hoy no le duele? Pues no que le dolía
mucho.
Olga: Ah eso… no, no. Me aguanto. Hoy no me duele tanto, al cabo no gasté
mucho en el maquillaje.
Pato: Pues, si usted dice. Oiga estaba pensando, ¿y si se va usted y ahora que
este sea mi lugar? Quizá usted es la que debe moverse. ¡Total! Ya tiene mucho
tiempo aquí, a lo mejor ya necesita un cambio, ¿Qué tal? ¿No le parece? ¿Está
buena mi idea, verdad? (empieza a pegarle al botecito de monedas).
Olga: (empieza a moverse en la silla con dificultad, está enojada)
Pato: Y-yo-a-quí-me-que-do-en-la-ban-que-ta- [le pega al ritmo de las sílabas]
Olga: Nunca me he movido de aquí. Soy la reina de aquí. Todos los días vengo,
tendría que estar muerta.
Pato: No exagere, doña, falta mucho para eso. Es más le presto para que se vaya
de aquel lado a ver si le va mejor. A lo mejor es este espacio, ya ha de estar
hinchada de estar aquí toda la vida. Ándele nomás un rato. Y sirve que se compra
su medicina aunque no saque nada.
Olga: Yo no estoy hinchada, una flor no se hincha, si acaso de marchitan. Pero a
ver trae acá ese dinerito, voy a cambiarme a la otra acera y luego compro eso.
Pato empieza a murmurar alguna canción y a pegarle al bote sentado.
Monólogo de Pato y su sueño de ser baterista.
Percusionista de cajón.
Olga está atrás moviendo las manos para vender los rastrillos.

Pato: ¿Cómo ves que me encontré a otra flor? A esta flor también le duele algo,
como te dolía a ti.
No voy a dejar de tocar.
Voy a tocar más fuerte para que no se escuche lo doloroso. Como tú me dijiste.
Un baterista potente.
El dolor no se ve, el dolor se escucha. Con el pam pam pam [le pega al bote] voy a
ensordecer el dolor.
Así se escuchaban las terminales nerviosas inflamadas shhhhhh!!!! [mueve
cabeza y manos] caos, caos, como televisión descompuesta.
Y cuando estaban tranquilas … silencio… Evocar el silencio.
Mira cómo te duele, te decían.
Yo no miraba pero sí te escuchaba.
¿Cómo se ve el dolor? Con el rostro chueco ¿cómo es lo chueco? “Sin barba”, me
decías. Nada de mi rostro.
¿Como flor marchita? O sea sin pétalos.
No sé pero el dolor es un grito, un quejido, un llanto, un lamento, un suspiro, un
jadeo.
Cuando algo duele no puedes hablar, la voz muy apenas se escucha, se murmura,
se susurra.
Así bajando el volumen porque el cuerpo ya no puede [bote con golpecitos lentos
y bajos]
Tocar mejor y más potente [toca el bote]. Tu dolor. Tú me vas a ayudar [le habla al
bote, su batería] Ella se siente una flor. Pero es distinta a ti. Ella es Olga. Tu
nombre es Azucena.
Pato: ¿Cómo le fue Olga, sacó dinero?
Olga: ¿Cómo sabes que ya había llegado?
Pato: Huele a jazmín.
Olga: Sí me eché perfume y ya me toca la manita de gato (maquillándose con
rastrillos y cosméticos en su regazo) No no saqué dinero. Estaba viendo que sí
tocas padre el botecito. Y como siempre todos dándote dinero. Te escuché desde
allá, en frente, el tambor y el sonido de las monedas, una y otra y una y otra.
Pato: ¿Sí, verdad? Toco padre. Hay un grupo que me gusta mucho, Maná, ¿lo
conoce? Quiero tocar como ese baterista. “Cómo yo te deseo….Un tambor sonó
muy africano, es el popim popim de tú corazón [sonido del bote] Un tambor sonó
muy mexicano [sonido del bote], es el popim popim de mi corazón!”.
Olga: No sé.
Pato: Bueno no importa. ¿Se compró las medicinas?
Olga: No pero me compré los parches y unas rosas (se las pone en el cabello).
Pato: Oiga, se me ocurre que qué tal si usted baila eso que dice y yo toco el
botecito? ¿Qué le parece mi idea? Vamos a triunfar. Vamos a tener mucho dinero;
nos va a ir bien. También puedo cantar.
Olga: ¡Que cante! ¡Que cante el cante! Pues está bien me parece buena idea pero
cómo le vamos a hacer? Igual, a la hora que lleguemos empezamos o podemos
movernos también de banqueta o ahí enfrente en el crucero.
Pato: Nombre hace mucho sol; mejor aquí en la banqueta, esta es su banqueta,
usted es la mera mera de la banqueta.
Olga: Sí hagamos un dueto La Gitana y Pato.
Pato: Oiga pero sí va a poder con el dolor?
Olga: Sí sí puedo, cuando no pueda me siento un rato. Que empiece el dueto.

Dueto en acción. Con bailarines sin actores o sin que se muevan.

Olga: Gracias! Que Dios le dé el doble!


Pato: Eh, ¡está agradeciendo como yo!
Olga: Gracias, que la Divina Providencia le de más dinero, trabajo y alimento.
Pato: Es casa, vestido y sustento, pero ve que sí funciona.

Escena 3
Olga sentada maquillándose. Sonido de las monedas

Pato: ¿Cómo está la flor más hermosa de la banqueta?


Olga: Me duele. ¿Y ahora por qué te tardaste tanto? Ya perdí toda la mañana no
tuve ganancia y mira ya ni tengo labial, así no lo voy a comprar.
Pato: Me sentí mal toda la noche. Sí claro el maquillaje muy importante para que
se vea guapa. ¿Pero no estuvo vendiendo rastrillos mientras?
Olga: No vendí nada. Bueno a ver ándale acomódate vamos a empezar.
Pato: No, Olga, hoy no puedo, en serio. Me siento mal. Me duele la cabeza.
Olga: ¿Y qué tiene? ¿No puedes tocar así?
Pato: No, hoy no, mañana que me sienta mejor. Hoy quiero descansar aún tengo
sueño, estoy como sedado.
Olga: No no ándale, no te duele tanto; vamos a empezar. Es un dolorcillo que te
puedes aguantar.
Pato: No no quiero tocar hoy y sí me estoy aguantando. Me duele la cabeza, Olga,
no quiero tocar hoy. Mejor me voy a ir a la acera de enfrente un rato y si quiere
usted le sigue aquí.
Olga: [manoteando con los rastrillos] No. Aquí te vas a quedar en mi banqueta.
Pato: Ah ora si quiere que me quede, mire que convenenciera y bien que antes me
corría. Trepadora.
Olga: Pero ahora quiero que te quedes y te pongas a tocar.
Pato: No voy a tocar porque me duele.
Olga: A mí siempre me ha dolido y aquí estoy todos los días y por eso
necesitamos el dinero para comprar las medicinas.
Pato: Usted ni se compra las medicinas. Si tiene dinero lo que se compra es
maquillaje.
Ah pero bien que dice que le duele. Pos claro que le duele, si no se toma nada
para el dolor y ahora me está diciendo que toque a fuerza.
Si le he ayudado todo este tiempo era para que se comprara algo que le ayudara y
que no esté sufriendo, pero parece que no le importa y si a usted no le importa, a
mí menos.
Aquí quédese con su dolor, bien arreglada y bien perfumada, mucho labial, mucho
parche, mucha pestaña, mucho perfume, pero con mucho dolor.
Olga: Oye no, tú no me vas a decir lo que voy a hacer con mi dinero. ¿Tú como
sabes cuánto me duele? Yo necesito verme bien, que me vean bien.
Pato: No sé cuánto le duele, siempre dice que le duele y se queja. Yo ni sé qué le
pasó solo sé que le duele la cadera y ahí anda baile y baile.
Olga: Yo tenía mi dinero hasta que llego aquí el cieguito a mi banqueta a dar
lástima.
Ay pobrecito el muchacho que no ve.
Ay pobrecito y te todo te lo dan a ti y yo ya me quedé sin nada porque yo vendo,
yo vendo rastrillos, no ando pidiendo limosna
Ya ni lástima por ser una viejita doy.
Pato: Yo no quiero dar lástima. Yo solo me puse aquí y quería ayudarla por su
dolor y tocando el bote y sacar dinero entre los dos. Pero me niego un día porque
me duele la cabeza y ¡ora resulta que no me deja!

Olga y Pato siguen peleando en silencio manoteando con los rastrillos.


La bailarina atrás y el de cajón aumentan la intensidad de la música y el tablao
conforme aumenta la intensidad de la pelea.
Pato le dijo algo muy fuerte a Olga.
Olga se enoja, se pone muy triste y se cae de la silla.

Olga: Es lo peor que me pudiste haber dicho Patricio.


Pato: Perdón, doña Olga, pero pues…
Olga: Está bien. Ya no quiero escucharte. Ya me cansé. Ya me voy a mi casa.
Pato: No se enoje, Olga, mañana ya me voy a sentir bien y empezamos otra vez.
Olga: Sí no te preocupes mañana vemos, o si no yo me pongo allá en frente y tú te
quedas aquí.
Pato: No ¿¡cómo cree?!, esta es su banqueta yo me pongo en frente si quiere.
Olga: Hasta mañana, Pato.
Pato: Hasta mañana Olguita. Vamos a triunfar mañana y siempre con nuestro
dueto, va a ver. Vamos a juntar para … una flor una rosa un perfume de jazmín o
más cosméticos.
Olga: ¿Para qué?
Pato: Porque las flores siempre se ven hermosas.

Escena 4 (pendiente)

Olga: Ya no quiero maquillarme


Siempre has estado aquí por más que me maquille.
Eres color morado.
Y hueles a
¿Cómo se ven los muertos? [Y se ve en el espejo]

Aquí va a responder al color del dolor: morado, el dolor es el morado, el morado es


la muerte.
El rojo? El rojo es una herida abierta, el rojo es la sangre viva, el carmín es la
sangre saludable,
Puede pensar como es un moretón, como es una herida, como es lo crónico.
Hacer una comparación entre el dolor lo constante de una flor y el sonido.
Verde? A veces las
Aquí puede usar el abanico.
Olga está frente a su mesita con cosméticos, un espejo chiquito y los rastrillos. El traje es el de los puntos de
dolor. (esto no se lee)
Aquí va a decir que nunca vende solo le dan monedas porque da lastima porque es una viejita. Ella no vende,
de perdido a pato pues que podría hacer? Ella se quedo sin poder moverse pero sí veo. Nunca vendí nunca
vendí, nunca he vendido un solo rastrillo.
Olga: Ya no quiero ser una flor.
Un jazmín que se marchita. El jazmín las hojas se empiezan a ponerse amarillas. Le habla al espejo de la
muerte. Primavera o ya va siendo invierno (llovio)

Monólogo de Olga sobre el dolor en su casa. Sonido de las monedas a veces constante a veces no; todo se
pone denso. (bajo).

Pato: ¿Dónde está doña Olguita? (mientras está murmurando y tocando el cajón,
alguien le habla, luces apagadas del teatro).
Hola, mi nombre es Patricio ¡amigo y servidor! Mucho gusto.
Ah ¿la viejita que se ponía aquí a vender rastrillos? No ya no ha venido, ya tiene
rato que no viene.
No sé, madre, yo solo me la topaba aquí y empezábamos a bailar y tocar.
¿Usted es la que le trajo el abrigo? Sí le gustaba mucho, siempre se lo ponía
cuando hacía mucho frío y también las bufandas.
Ah, mire, ahora le traía unos huaraches, no pues ya no viene, madre.
Gracias, gracias, yo siempre quise ser baterista.
Mi mamá me enseñó a agarrar el ritmo y a bailar. Y a mí me gusta cantar.
Sí gracias, que le vaya bien, madre.
¿Dónde está mi jazmín gitano?
Donde está su aroma.
Voy a tocar solo, voy a cantar solo.
No hay nada más difícil que vivir sin ti.
Sufriendo en la espera de verte llegar.
Cómo yo te deseo.
Cómo yo te adoro.
La gente pasa y pasa siempre tan igual.
El ritmo de la vida me parece mal.
Cómo yo te deseo.
Cómo yo te adoro.
El espejo no miente. Me veo tan diferente. Me haces falta tú.
[Mueve los labios diciendo Olga sin pronunciarlo] Necesito un rastrillo para
quitarme esta barba porque tengo un dolor, y el dolor se manifiesta como un rostro
chueco, sin barba. Pero no está ella para comprarle.

CIERRE

Pendiente:
Esto va en el monologo Olga 1:
Podría relahjarmem la resolana me relaja o lo nublado la relaja, es estimulante
Conducción del dolor para que ya no conduzca el dolor y se cierre la compuerta.

“voy a jugar a estimularte” a relajarme


Espejo es la muerte misma que se está viendo
Ausencia de dolor en la oscuridad
El jazmín es una planta trepadora le da el sol y la resolana “Necesito que me de el
sol”.
La conducción del dolor
La compuerta del dolor

Escribir:

Me falta el olor en Pato en su monó logo y la remembranza de la mamá má s con las


flores o jardinería. Cultivar la paciencia.

Al final de la obra va a aparecer la imagen de Olga retorciéndose del dolor con


sonorización densa pero como antes estuvo Pato hablando, va a pasar de
sonorización triste a densa.
Olga nunca va a decir que le había pasado.
Pato le va a decir a la del abrigo que no sabe que le había pasado.
Pato va a oler a Olga pero ella no estará, dirá “¿aquí estás? Acabo de olerte, pasó
tu aroma. Bailó tu aroma. Va a hacer el ademán de su mano sobre su nariz.
Va a jugar a lucecitas con el espejo. Ahorita y al final de la obra pero ya sin la luz
del sol. De que ya no resplandece.
Olga tiene que estar en muchos colores. Rimbombante.
¿Cómo se ve el color morado? Como la muerte ¿Cómo se ve el color rojo?
¿Cómo es el celeste ¿Cómo es el
Un signo de su mamá con su hijo (que lo peine)

Que le digan al final si era su mamá . “No no era mi mamá ”

Que le pregunten si ahora él vende rastrillos.

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