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Introducción

Los trastornos alimenticios son condiciones de salud mental que afectan la relación de una
persona con la comida y su imagen corporal. Estos trastornos pueden tener graves repercusiones
físicas y emocionales, y son más comunes de lo que se podría pensar. En la sociedad actual, donde
se promueve la delgadez como ideal de belleza, es crucial entender y abordar estos trastornos.

Alteraciones en la corteza prefrontal: Relacionada con el control de impulso y toma de


decisiones

Desequilibrio en los neurotransmisores: La serotonina, dopamina, noradrenalina y gaba, afectan


al estado de ánimo y regulación del apetito.

Ampliación de los ventrículos cerebrales: Indica una disminución del tejido cerebral circundante

Disfunción circuitos cerebrales de recompensa: Esta relacionada con la motivación y respuesta a


estímulos gratificantes

Alteraciones en la estructura y conectividad de sustancia blanca: Afecta la transmisión de señales


del cerebro

Hipotálamo: Regula el hambre y la saciedad


Lóbulo de la ínsula: Relacionado con los síntomas de restricción alimentaria, la falta de
conciencia del hambre y la disminución de la respuesta emocional a la comida.

Sistema límbico: Se relaciona con las emociones y provoca cambios en la regulación emocional
de una persona con TCA

Amígdala: Desempeña un papel crucial en la regulación y procesamiento de las emociones y la


memoria emocional.

De acuerdo con investigaciones realizadas por la universidad de Harvard, los desórdenes


alimenticios y en particular la anorexia, crearían patrones diferentes en la manera como se genera
el impulso neuronal en el cerebro.

El DSM-V estableció grupos de gravedad según la frecuencia de los episodios compensatorios así:
BN leve (1-3 episodios / semana), BN moderada (4-7 episodios /semana), BN grave (8-13
episodios / semana) y BN extrema (14 o más episodios/ semana) <1

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