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GONZALO SANABRIA ANZOLA

¿CÓMO ARRANCAR LA
AMARGURA DEL CORAZÓN?

Por el poder de Dios es posible disfrutar la vida.


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transmitida sin autorización expresa del autor. Excepto para citas breves en revistas o libros con la
correspondiente mención. Las citas bíblicas han sido tomadas de la Biblia Versión Reina-Valera de 1960,
de las sociedades Bíblicas.
Contenido
¿Cómo arrancar la raíz de amargura del corazón?
Algunas evidencias de la raíz de amargura:
Consecuencias de la raíz de amargura:
Ante la amargura ¿Qué debemos hacer?
¿Cómo arrancar la raíz de amargura del corazón?

A veces la vida experimenta tiempos muy difíciles y estériles en los que no


vemos frutos, y el fluir que deseamos en Dios no lo vivimos, y surge la
pregunta: ¿Qué está sucediendo? Hay un obstáculo que impide o estorba las
bendiciones por la gracia de Dios en Cristo, se llama raíz de amargura.
Veamos lo que la Palabra de Dios nos enseña al respecto.

La amargura y la maldad caminan juntas. Hechos 8:22-23.

“Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea


perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de amargura y en
prisión de maldad veo que estás”.

La palabra “amargura” aquí se traduce del término griego “pikria” que además
quiere decir: rencor, resentimiento amargo, envidia terrible; el diccionario
Strong (dicc. de palabras hebreas, griegas, y arameas) nos dice además que
“pikria” es “específicamente veneno”.

El veneno produce muerte. El objetivo de la amargura es destruir la vida del


ser humano, como un veneno que es inyectado rápidamente o poco a poco, esa
sustancia va matando a la persona, asfixia su sistema o ataca su corazón
quitándole toda posibilidad de vivir.

Como un veneno que ataca lentamente, la amargura va consumiendo la vida de


la persona poco a poco.

En el caso de Simón el mago (según Hechos 8:22-23) quien había creído e


incluso se había bautizado, al ver el poder del Espíritu Santo sobre los
apóstoles les ofreció dinero para que él también tuviera aquel poder, ante esto
el apóstol Pedro le dijo:
“Arrepiéntete, de esta tu maldad… porque en hiel de amargura y en prisión de
maldad veo que estás”. Vemos aquí como la amargura y la maldad van de la
mano. Un corazón con raíz de amargura comete maldad e injusticia. La
amargura lleva a la persona a cometer pecado y hacer daño a los demás.

Algunos factores que generan raíz de amargura:

Como bien sabemos todo árbol necesita de una semilla, y lo primero que por
lo general vemos aparecer es la raíz. ¿Cuáles son entonces las semillas de la
raíz de amargura? Algunas son:

1) El rechazo en los diferentes tiempos de la vida de la persona (desde el


vientre de su madre).

2) Las injusticias recibidas, mediante acciones como: maltrato, castigos


excesivos y exagerados, abuso de la autoridad, robos, decepciones y
traiciones, entre otros).

3) Las ofensas no sanadas (estas son heridas emocionales pendientes, no


atendidas).

4) El resentimiento o falta de perdón.

5) Los fracasos personales no asimilados debidamente.

6) Una disciplina incorrecta. Entre otros.

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La amargura nos roba la esperanza y la fe en Dios.

Consideremos el caso de Noemí, nos dice la Biblia en Rut 1:19-21


“Anduvieron, pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén; y aconteció que
habiendo entrado en Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ellas, y
decían: ¿No es ésta Noemí? Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino
llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso.
Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me
llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el
Todopoderoso me ha afligido?”.

Noemí era una mujer israelita, casada y con dos hijos, vivían en Belén de
Judá, pero ante una gran sequía decidieron irse a vivir a los campos de Moab,
pero mientras vivieron allá su esposo y sus dos hijos murieron.

Al darse cuenta Noemí que Dios estaba bendiciendo la tierra de Israel volvió
a Belén, y cuando la vieron llegar decían: “¿No es esta Noemí?” Nombre que
significa: agradable, hermosa, amable. Pero ella les decía: “llamadme Mara,
porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso”.

Ella concluía que era Dios quien la había puesto en amargura, pero la verdad
es que ella en ningún momento consultó a Dios sí debía ir a Moab, es más, ella
estaba en la tierra prometida (en Belén de Judá) pero ante la crisis se fue a
tierra de los moabitas.

A veces ante las crisis de la vida hacemos una equivocada lectura y


concluimos que Dios nos ha abandonado; o que no nos ama; o que no quiere
bendecirnos, pero a otros sí, etc. Noemí permitió que la raíz de amargura
brotara y llenara su corazón.

La amargura se nota en su manera de hablar (ella dijo: “llamadme Mara”


palabra que significa: Amarga). Hay personas que se llaman a sí mismos:
“fracasados” “la oveja negra”, entre otros. El sabor amargo del corazón se
percibe en las palabras que pronunciamos.

La amargura se nota en el rostro. Noemí estaba tan decaída y afligida que su


rostro no era el mismo, por eso no fue fácil para sus conocidos reconocerla y
por eso preguntaban: “¿No es esta Noemí?”. Por eso dice Proverbios 15:13
“El corazón alegre hermosea el rostro”.

La amargura se nota en su baja autoestima, y en su oscura y triste perspectiva


de vida. Noemí termina culpando a Dios, y lo ve incluso como su enemigo.
Ella decía: “Yo estaba llena, pero Dios me ha dejado con las manos vacías; él
ha testificado contra mí y me ha afligido”.

Esa triste visión de la vida se debe a que la raíz de amargura consume la


capacidad de soñar, mata la esperanza y debilita la fe. La persona concluye
que ella ya no puede lograr grandes cosas para Dios, no confía en que el Señor
puede cambiar las cosas y traer grandes bendiciones, la persona se conforma
con sobrevivir.

La persona llora a solas, se castiga a si misma pues se culpa por lo que está
pasando, su corazón está bajo un manto de luto, tristeza y frustración, pues
todo está saliendo mal.

Ante ese panorama el diablo envía dardos para hacerle creer a la persona que
ya no vale la pena la vida, y es cuando muchos llegan al suicidio. Vemos
entonces finalmente que aquel veneno (la amargura) cumple su objetivo: quitar
la vida.

(Te invitamos a leer nuestro libro: Cómo hallar la paz interior).


Algunas evidencias de la raíz de amargura:

La naturaleza misma nos enseña que la condición de la raíz de un árbol se


puede deducir por la condición de los frutos del mismo. Veamos algunas
evidencias de la raíz de amargura en un ser humano:

1) El carácter amargo le hace tosco y áspero(a) en sus relaciones sociales.

2) La palabra griega para “amargo” también significa: afilado, agresivo (es


alguien que con sus palabras y acciones anda hiriendo a los demás).

3) El semblante de una persona con raíz de amargura es rígido, su mirada fuerte


y a veces triste (pues en su corazón hay frustración, impotencia y decepción)
y otras ocasiones su rostro es soberbio y altivo.

4) Su visión de la vida es triste y de fracaso.

El corazón con amargura concluye que Dios es injusto (por ejemplo en el


Salmo 73:21, 2-3 “Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía
punzadas” “En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron
mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los
impíos”.

Asaf era un hombre que dirigía la alabanza en tiempos del rey David, como
siervo de Dios fluía en profecía y visiones, se le reconocen por lo menos unos
doce salmos, sin embargo la amargura vino contra él.

Dios es nuestro sanador: Éxodo 15:22-24.

“E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de
Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. Y llegaron a Mara,
y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le
pusieron el nombre de Mara. Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y
dijo: ¿Qué hemos de beber?”.

Es muy interesante que este evento suceda en el desierto cuando Israel va


camino a la tierra prometida, pues esto nos enseña que en nuestro caminar de
fe la raíz de amargura va a querer hallar en nosotros un terreno fértil para
nacer y crecer, ella va a intentar ingresar al corazón en tiempos de desierto, es
decir en tiempos de crisis, prueba o adversidad.

Estas aguas amargas son símbolo de las cosas que generan decepción, son
tristezas que nadie espera, adversidades que aparecen en el camino de la vida,
ante las cuales debemos buscar a Dios.

La amargura va a intentar usar los desiertos de nuestra vida para entrar en


nuestro corazón, le sucedió a los hebreos camino a la tierra de la abundancia.
Ellos se quejaban, murmuraban, se enojaban y al mirar hacia adelante
deseaban morir pues sólo se detenían a mirar las montañas de arena pero no
lograban ver más allá, donde estaba la tierra que fluye leche y miel.

Es muy importante tener en cuenta que algunas veces los dardos de la


incredulidad y el desaliento vienen contra la mente del hijo de Dios a causa de
la adversidad, dificultad o desafíos que enfrenta.

En estos momentos es cuando el creyente puede pensar cosas como:

¿Por qué me está pasando esto?


¿Será que Dios no me oye?
¿Vale la pena seguir adelante?

Y seguramente muchas otras preguntas más; pero lo cierto es que Dios está con
nosotros, y que de todo eso obtendremos poderosas experiencias. Sin duda
alguna, nuestro carácter será más fuerte en Dios, y como dice la Escritura
misma: “preparados para toda buena obra”.

Los momentos difíciles son excelentes periodos de formación y madurez.


Nuestro Dios tiene el poder para cambiar la amargura en bendición.

Nos dice Éxodo 15 que después de caminar tres días llegan a las aguas
amargas de Mara. ¿Cuál es nuestra reacción cuando caminando en la voluntad
de Dios, los resultados son contrarios? Quizá culpamos a otros, incluso a Dios
mismo, nos enojamos, renunciamos, nos quejamos, entre otros.

Moisés hace lo correcto que es buscar a Dios: Éxodo 15:25 “Y Moisés clamó
a Jehová y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se
endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas y allí los probó”. Nos dice
este texto que el Señor le mostró a Moisés un árbol el cual lanzó a las aguas y
aquella amargura se hizo dulce.

Aquel árbol o “madero” nos recuerda que Jesús murió colgado en un madero,
y aquella obra es la que nos salva, nos libra, y transforma nuestra vida. La
obra de Jesucristo en la cruz tiene el poder de arrancar toda raíz de amargura y
transformar los sabores amargos de la vida en una gran victoria.

El versículo 26 nos recuerda la importancia de guardar los mandamientos del


Señor, y al final el texto nos dice: “Yo soy Jehová tu sanador”. La raíz de
amargura nace en un momento de dolor, decepción, traición, por un rencor
profundo, por una herida causada por un familiar o autoridad, etc.
Precisamente es allí donde el poder sanador de nuestro Dios restaura lo que ha
sido dañado.

Nos dice la Escritura en Éxodo 15:26 “Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de


Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus
mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que
envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy tu sanador”.

a) En éste versículo Dios se revela como “Jehová Rapha”, que significa:


Dios es tú Sanador; Dios el que te sana; y Dios el que te da la salud.

b) Es muy importante que tengamos en cuenta que la sanidad de Dios es


integral, pues el Señor sana física, emocional y espiritualmente.
Cuando observamos la Biblia desde el Libro de Génesis el Señor se muestra
como el Sanador del hombre, y en Cristo se completaron con mayor poder los
beneficios para los hijos de Dios, pues él alcanzó para nosotros:

Sanidad para las enfermedades y dolencias,


Sanidad para las heridas y traumas del corazón,
Liberación de todo cautiverio espiritual,
Y vida eterna para nuestro espíritu.

La salvación va más allá del perdón de pecados, salvación es salud,


restauración, liberación y vida eterna. La salvación es amplia en su contenido,
poder y alcance.

(Te invitamos a leer nuestro libro: Es posible superar el fracaso).


Consecuencias de la raíz de amargura:

a) La Biblia nos permite ver la raíz de amargura como una planta parasita
que se alimenta de los nutrientes de la vida del corazón (amor, gozo, paz)
trayendo soledad, ruina, enfermedad, sequedad y muerte a la persona.

b) La raíz de amargura cautiva el corazón humano (la persona es


introducida en una cárcel espiritual). Por el Espíritu de Dios el apóstol Pedro
dijo a Simón: “Arrepiéntete… y ruega a Dios, porque en hiel de amargura y en
prisión de maldad veo que estás”.

c) También la persona pierde la gracia del Señor: “Mirad bien, no sea que
alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de
amargura, os estorbe” Hebreos 12:15.

d) La raíz de amargura produce un alejamiento de Dios, pues al final la


persona concluye que es mala y perversa, y que el Señor no le ama, y por tanto
merece lo peor en su vida.

Dios se manifiesta con su amor y poder, en escenarios de dolor y


adversidad.

a) En medio de la dificultad y dureza del camino.

Éxodo 15:22 “E hizo Moisés que Israel partiese del Mar Rojo, y salieron al
desierto de Shur; y anduvieron tres Días por el desierto sin hallar agua”.

El caminar de Israel por el desierto fue un tiempo de gran desafío. El Mar


Rojo representa el lugar de la victoria, allí Dios derrotó ante los ojos de Israel
al ejército egipcio que los perseguía.

Al pasar el Mar Rojo, ellos deben seguir la dirección del Señor y avanzar por
el desierto, en este caso por el camino al desierto de Shur. Esto es interesante,
pues el nombre “Shur” significa “Pared o muralla”, y por eso, es figura de
dificultad y obstáculo.

Esto nos recuerda, que aunque estemos siguiendo el camino del Señor
debemos superar ciertas dificultades y obstáculos. Es necesario perseverar,
pues la meta es la tierra que fluye leche y miel. Dios nos ha preparado
escenarios de bendición más adelante.

b) Dios nos ayuda en aquellos momentos cuando se agotan las fuerzas, y surge
la decepción y la adversidad.

Éxodo 15:23 “Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara,


porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara”.

Ellos llegaron a Mara, y esto no era una casualidad, pues Dios estaba guiando
a su pueblo por el desierto. A Mara, se le identifica con Ain Hawarah, que es
una pequeña fuente que todavía existe, de aguas desagradables y saladas, es
decir, amargas.

Ya que la Biblia es útil para enseñarnos, es importante que tengamos en cuenta


que estas aguas representan o son símbolo de aquellas cosas que esperamos
que salgan bien y aquellos proyectos en donde esperamos los mejores
resultados, pero más bien recibimos lo contrario. Son aquellas decepciones o
traiciones que nadie espera, pero que a veces surgen en el caminar de la fe.

Cuando estas cosas ocurren, el ánimo y las fuerzas del hijo de Dios pueden
desfallecer y agotarse, deseando incluso no continuar. Pero, debemos
agradecer a Dios, pues él siempre está allí para darnos su fuerza y sabiduría
para actuar de manera correcta.

c) Debemos levantar nuestra oración, y evitar la murmuración y queja.

Nos dice la Escritura en Éxodo 15:24-25 “Entonces el pueblo murmuró contra


Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le
mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio
estatutos y ordenanzas, y allí los probó”.

Cómo podemos observar, el pueblo de Israel murmuró, pero Moisés oró. Cada
uno de nosotros decide cómo enfrentar las pruebas o adversidades de la vida.
Moisés decidió buscar a Dios, y como resultado de eso, el Señor le dice a
Moisés lo que debe hacer; porque en la presencia de Dios es donde
conocemos Su voluntad y hallaremos la respuesta a nuestras preguntas y
dificultades.

d) Es Confiar en Dios y en su palabra es fundamental.

Nos dice la Biblia en Éxodo 15:25 “Dios le mostró un árbol; y lo echó en las
aguas y estas se endulzaron”. Podemos, en sentido figurado o simbólico, ver
en éste árbol, una alusión a la cruz, que nos salva de la amargura eterna, y que
por la obra de nuestro Señor Jesucristo sacia la sed de nuestro espíritu.
Ante la amargura ¿Qué debemos hacer?

Antes de realizar cualquier acto como pedir perdón, debemos realizarlo en


oración, en el espíritu; esto rompe cadenas espirituales y quita pesadas cargas
de nuestros hombros. Si en oración declaramos nuestro perdón a otros, será
mucho más fácil hacerlo en realidad frente a estas personas, cuando es
posible. Entonces:

1) Debemos pedir perdón a Dios por guardar resentimiento en nuestro corazón.

2) Perdonar a la persona(s) que nos haya ofendido o lastimado.

3) Debemos renunciar al resentimiento en el corazón, y echarlo de nuestra vida


en oración.

4) Permitir que el amor de Dios fluya en nuestra vida, por la obra del Espíritu
Santo.

5) Rendir nuestro carácter a Cristo cada día para que sea el suyo el que viva
en nosotros.

Dios tiene el poder para sanar, tú debes perdonar, y por la autoridad que en
Cristo tenemos podemos arrancar y expulsar cualquier raíz de amargura. No
debemos permitir que la amargura se lleve lo que Cristo ha dispuesto para
nosotros, por eso dice la Biblia:

Hebreos 12:15 “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de
Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos
sean contaminados”. La gracia de Dios contiene o encierra todas las
bendiciones que en Cristo el Padre celestial ha dispuesto para sus hijos.

La amargura es un obstáculo que estorba e impide el avance hacia los planes y


bendiciones que el Señor ha preparado para nuestras vidas por su gracia. La
amargura estorba la manifestación de la plena gracia y abundancia de vida de
Cristo en nosotros.

Dios desea que sus hijos estén bien, que caminen en bendición, en paz y
armonía. Dispongamos nuestro corazón para el poder sanador de Dios,
desechemos cualquier raíz de amargura en nuestro corazón, pues dice la
Biblia: “Sobre todo cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la
vida”.

Es interesante que en Hebreos 12:15 se utilice la frase “raíz de amargura”,


pues las raíces nos hablan de muchas cosas o podemos relacionarla con varias
funciones. La raíz es el medio a través del cual los árboles y plantas reciben
su alimento. La amargura es la fuente y alimento del dolor, de la depresión, de
la angustia y otras emociones que afectan profundamente al ser humano.

El que Dios utilice una raíz en relación con la amargura, nos permite
considerar que así como una raíz por lo general está bajo tierra, la amargura
es un sentimiento mal sano que se esconde, y su poder subyacente y destructivo
no se deja ver con facilidad, y es Dios quien nos ayuda a lidiar con esto.

Cómo podemos leer en Hebreos 12:15 “por la amargura muchos pueden ser
contaminados”, pues ésta genera palabras y acciones que hieren y lastiman a
las demás personas, incluso las personas que amamos.

Dios tiene el poder para transformar la amargura en una gran victoria. Él es


todopoderoso y convierte el caos en bendición.

Esto nos lo enseña, por ejemplo, la Biblia en el Libro de Génesis, cuando al


principio la tierra estaba desordena y vacía, y Dios la ordeno y hermoseo.
Dios transforma los sabores amargos de la vida en momentos agradables y de
gran victoria.

Como nos muestra la Biblia, el pueblo de Israel pudo beber las aguas que eran
amargas y sació su sed. Esto nos recuerda que no hay nada imposible para
Dios, él no sólo saca agua de la roca, también puede transformar el tiempo
más amargo en una gran momento de victoria y bendición.

De Dios vienen aquellas pruebas que nos ayudan a crecer, pues el texto
precisamente nos dice que “allí los probó”, también les dio leyes. Esto nos
habla de revelación, instrucciones, mandamientos de vida, necesario todo esto
no solo para el desierto sino para la tierra que conquistarían más adelante.

Incluso aquellos momentos difíciles de nuestra vida, nos ayudan a crecer en la


fe para alcanzar los planes divinos. Nos dice finalmente Éxodo 15:27 que
“Llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas; y setenta palmeras; y
acamparon allí junto a las aguas”.

Aquel lugar llamado Elim, se le identifica con Wadi Gharandel, un gran y


hermoso oasis con aguas abundantes. Esto es muy interesante, pues nos deja
ver como Dios probó a su pueblo, pero también los recompensa y anima para
continuar hacia la tierra prometida.

Dios es Todopoderoso, Él es nuestro Sanador, Dios cambia la amargura en


bendición, ha venido a deshacer las obras del diablo. Debemos confiar en el
poder salvador y sanador de nuestro Dios. Él puede cambiarlo todo, incluso,
puede sacar de una etapa amarga de nuestra vida momentos dulces y de gran
bendición.
Esperamos que este libro haya sido de tu agrado.

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