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INVESTIGACIÓN SOBRE
LOS PRINCIPIOS
DE LA MORAL
Edición y Traducción
Gerardo López Sastre
MM
COLECCIÓN AUSTRAL
ESPASA CALPE
DAVID HUME
INVESTIGACIÓN SOBRE
LOS PRINCIPIOS
DE LA MORAL
Edición y Traducción
Gerardo López Sastre
COLECCIÓN AUSTRAL
ESPASA CALPE
Serie: Pensamiento
Asesor- José Juan González Encinar
© Espasa-Calpe. S. A.
Impreso en España
Printed in Spain
Talleres gráficos de la Editorial Espasa-Calpe. S. A.
Carretera de Irán. km. 12,200. 28049 Madrid
ÍN D IC E
Bibliografía ......................................................... 27
U n d iá lo go ........................................................... 202
IN T R O D U C C IÓ N
DE LA BENEVOLENCIA 4
Parte I
P arte I I 11
festar que se hace querer por sus padres más por la de
voción de su cariño y por su cuidadosa solicitud que en
virtud de los lazos naturales. Sus hijos nunca sienten su
autoridad sino cuando se emplea por su bien. Cón él, los
lazos del amor se consolidan mediante la bondad y la
amistad. Los vínculos de la amistad se aproximan, en el
cumplimiento gustoso de lodos sus deberes, a los del
amor y la inclinación. Sus sirvientes y subordinados tie
nen en él un recurso seguro; y no temen más al poder de
la fortuna sino en tanto que se ejerza sobre él. De él, el
hambriento recibe comida; el desnudo, ropa: el ignorante
y perezoso, habilidad y celo. Como el sol, un ministro
inferior de la providencia, él anima, vigoriza y sostiene al
mundo circundante.
La esfera de su actividad es más estrecha si está con
finado a la vida privada; pero su influencia es siempre
saludable y benévola. Si se ve elevado a una posición su
perior, la humanidad y la posteridad recogen el fruto de
su labor.
Como estos tópicos de alabanza nunca dejan de em
plearse. y con éxito, cuando deseamos que se estime a
alguien, ¿no podemos concluir de ello que la u t i l i d a d
que resulta de las virtudes sociales constituye, al menos,
una parte de su mérito, y que es una fuente de esa apro
bación y estima que universalmente se Ies presta?
Incluso cuando recomendamos una planta o un animal
como útiles y beneficiosos, les damos un aplauso y una
recomendación adecuados a su naturaleza: Igual que. por
otra parte, la reflexión sobre la influencia nociva de cual
quiera de estos seres inferiores nos inspira siempre el sen
timiento de aversión. El ojo se complace con el panorama
de campos de trigo y de viñedos plenos de uva. de ca
ballos que pacen y del ganado que pasta; pero huye de
la visión de las zarzas y espinos que proporcionan refugio
a los lobos y las serpientes.
Una máquina, un mueble, un vestido, una casa bien
adaptados para nuestro uso y comodidad son bellos en
esa medida, y se contemplan con placer y aprobación. Un
INVESTIGACIÓN SOBRE LOS PRINCIPIOS DE LA MORAL 43
DE LA JUSTICIA
Pa r t e I
P a r t e 11
” (Esta última frase aparece como una nota en las ed. G a P; y allí
so habla de la segunda regla).
M Principia, iib. iii.
SECCIÓN IV
DE LA SOCIEDAD POLITICA
Pa r te I
Parte 11
P a r t e 1 46
Parte i l 55
CONCLUSIÓN
Parte I
Parte II
Virg. (Geórgicas, IV, 238) Dum alten noccat, sui negligens, dice Séneca
de la cólera. De Ira. I. i. («con tal de dañar al otro, descuidada de si»,
traducción de Enrique Otón Sobrino, en Séneca: De la cólera. Alian
za Ed.. Madrid. 1986).
APÉNDICE III 100
la balanza del bien sobre la del mal. Incluso las leyes ge
nerales del universo, aunque han sido planeadas por una
sabiduría infinita, no pueden evitar todo mal o inconve
niencia en cada operación particular,M.
Algunos han afirmado que la justicia surge de las con
venciones humanas , y que procede de la elección vo
luntaría, del consentimiento o de la unión de la huma
nidad. Si por convención se quiere decir aquí una promesa
(que es el sentido más usual de la palabra), nada puede
ser más absurdo que esta postura. El cumplimiento de las
promesas es en si mismo una de las partes más impor
tantes de la justicia; y seguramente no estamos obligados
a mantener nuestra palabra porque hemos dado nuestra
palabra de mantenerla. Pero si por convención quiere de
cirse un sentido del interés común, sentido que cada
hombre experimenta en su propio corazón, que observa
en sus prójimos, y que le lleva, en concurrencia con otros,
a un plan general o sistema de acciones que tiende a la
utilidad pública, debe reconocerse que, en este sentido, la
justicia surge de las convenciones humanas. Porque si se
admite (lo que, de hecho, es evidente) que las consecuen
cias particulares de un acto particular de justicia pueden
ser perjudiciales tanto para el público como para los
individuos, se sigue que todo hombre, al adoptar esa
virtud, debe tener en cuenta el sistema o plan de conjun
to, y debe esperar la concurrencia de sus prójimos en la
misma conducta y comportamiento. Si todas sus miras
terminasen en las consecuencias de cada uno de sus pro
pios actos, su benevolencia y humanidad, igual que el
amor a si mismo, podrían prescribirle a menudo medidas
,M (En sus Diálogos Hume insistirá precisamente en que. como el
mundo está gobernado por leyes generales que muchas veces son fuente
de mal. no podemos concluir que el universo haya sido diseñado por
un dios todopoderoso y benévolo. Véase Dialogues Concerning Natural
Religión. Editados, con una introducción, por N. Kemp Smiin. Bobbs-
Merrill, Indianápolis y Nueva York, 1963. especialmente las pági
nas 206-207).
182 OA y ID HUME
127
(El resto del párrafo se añadió en la ed. N).
UN DIÁLOGO
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