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Tratado de Derecho Notarial T2, EUGENIO GAETE GONZALEZ
Tratado de Derecho Notarial T2, EUGENIO GAETE GONZALEZ
Estudios de Derecho
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1. Examen conceptual del documento
Tratado de Derecho Notarial. Tomo II
Sexta parte Derecho notarial funcionalDocumento notarialEscrituras públicas y actasLa
prueba por documentos
Capítulo XXX El documento notarial
I. El documento. Concepto
1. Examen conceptual del documento
S D
D E
L
C XXX E 255
I. E .C
De ellos fueron tomados por los bárbaros ya antes de la caída del Imperio Romano
de Occidente (376 d. C.) conforme lo señalado por Heinrich Brunner257, existiendo
una época en la cual confluyen los documentos neorromanos y los aportados por los
ostrogodos y longobardos, de forma que unos van siendo influidos por otros. Existen
documentos neorromanos ravenienses provenientes de Bizancio y se estima que el
más antiguo documento real germánico, donación de Odoacro, del año 489 d. C. es
uno de origen neorromano y no ostrogodo. Confluyen en esta época los diptycha,
dípticos; los triptycha, trípticos, y los chirographa258, todos los cuales poseían una
significación jurídica y una fuerza probatoria emanada no del tabelión, que carecía en
la época de facultad autenticadora y por ende de fuerza ejecutoria, pero sí de los
testigos del acto, tal como he señalado en el capítulo cuarto de este libro.
Los incaustus consistían, a su vez, en los medios con los cuales se producía la
grabación, consistentes primeramente en líquidos producidos de flores y plantas y
luego en tintas derivadas de ciertos moluscos que quedaban fijadas al corpus del
escrito, fuese en el papiro o en el pergamino. Para las tablillas, dibujos y tallados se
utilizaban diferentes tipos de buriles, primero de piedra, luego metálicos: cobre, fierro,
bronce.
b) Funcionalmente, el documento servirá para dejar constancia en él, para plasmar
en su corporeidad material, una cosa, un pensamiento, un dibujo, etc., esto es un
elemento volitivo de su autor diferente a su corpus, que podrá estar representado por
un hecho, por ejemplo, certificación de un acta dando cuenta de una inundación, o por
un razonamiento jurídico o un acto de voluntad que produzca determinados efectos, v.
gr., celebración de un testamento.
Es por ello que estructuralmente podrá ser conceptualizado como una cosa corporal,
tendiente a mostrarnos, a enseñarnos, alguna cosa. Es, a la vez, un corpus y una
grafía.
Pero, funcionalmente, siguiendo a Carnelutti263, se trata de "una cosa que sirve para
representar a otra", precisamente por la existencia del elemento tractus temporis, que
él genera.
Un último elemento necesario para configurar el documento como cosa que sirve
para representar a otra es su categoría de semoviente, esto es, transportable de un
lugar a otro. Las estatuas, los tallados, los dibujos realizados remotamente en
cavernas y otros lugares, como es el caso de las Cuevas de Altamira, no pueden ser
categorizados como semovientes, por lo que carecen de finalidad probatoria y de
capacidad de ser trasladados de un lugar a otro.
Ciertos autores de las escuelas alemana y española del siglo XX264 estiman que el
documento es "una exteriorización del pensamiento, perceptible por la vista", con lo
cual se excluyen elementos como la escritura Braille o las expresiones fonográficas,
discos, casetes, videos y otras. Especialmente para este último, si bien el documento
en su corpus y grafía es apreciable por todos los sentidos, ya que se podrá tocarlo,
olerlo, palparlo, oírlo —por ejemplo, como cruje su papel o como suena un libro al caer
—, lo cierto es que el único sentido que permite apreciarlo, hacerlo "objeto de
evidencia" —videre, visión— y permitir la opinión completa, total, de su contenido será
el sentido de la vista. Estructuralmente, será objeto de evidencia y, funcionalmente,
será fuente de prueba, porque representa estáticamente una cosa a través del tiempo,
como recordatorio de un hecho o un fenómeno ocurrido.
¡Cómo nos atrevíamos a soñar hace poco menos de cuarenta años! ¡Y cómo la
realidad ha sobrepasado toda expectativa!
Núñez Lagos266 aporta algunas disquisiciones sobre el tema, ya que si bien el papel
es aún el elemento más importante en la utilización documental, ello no quiere decir
que tenga la exclusividad. Ejemplifica con los títulos y diplomas que hasta hoy se
extienden en vitelas, pergaminos y metal. Destaca que la Lex Cornelia de Falsis le
otorgaba a las monedas romanas la misma consideración de documento que a los
testamentos.
2. Documento y pensamiento
Cuando éste es observado desde el punto de vista de la grafía, existen dos aspectos
a analizar: a) intelectualmente, debe estar dotado de expresividad objetiva y
recognoscibilidad o expresividad explicativa, y b) materialmente, destaca la
transitividad de su contenido.
Esta doctrina, desarrollada por la escuela finalista penal alemana —Hans Welzel,
Reinhart Maurach—, percibe la existencia en el documento de la expresividad objetiva,
la que permite expresar el pensamiento del sujeto, la manifestación ideológica del
mismo y que lleva en definitiva a establecer su actuar a través de los fines
perseguidos, del objeto deseado. Ello permite, desde luego, dejar fuera del campo de
acción de un documento manifestaciones tales como los autógrafos, las minutas y
los borradores, porque carecen de tal finalidad, de la expresividad objetiva. Por la
misma razón, sí puede ser considerado instrumento una hoja firmada en blanco,
porque dicha forma está destinada a un objeto, un fin futuro. Nadie firma por firmar.
La expresión siempre debe contener un significado jurídico, un contenido
jurídicamente relevante.
Antonio Rodríguez Adrados269 reconoce varias teorías acerca del autor del
documento. A') La teoría de la firma, que señala a quien firma como su autor. Se
rechaza debido a que ni el artículo 1229 del Código Civil español ni el artículo 1704 de
su símil chileno la reconocen. B') Teoría de la compilación, según la cual es autor quien
le da forma intelectual al documento, independientemente de haberlo escrito
materialmente, ya que un amanuense puede ejecutar su escritura, pero será su autor
el declarante de lo que allí se consigna. C') Teoría de la causa. Para los sostenedores
de esta doctrina, es autor el causante del escrito. Así, lo será quien originó la
declaración. De este modo, en un proceso judicial, el amanuense escribirá, el testigo
declarará y el juez será el causante, en cuanto él dictó una resolución ordenando la
declaración. Se trata de una doctrina muy imprecisa y a la vez artificiosa. D') Teoría de
la ley. Según sus elaboradores, en definitiva será autor la ley que ordenó o permitió la
gestación del instrumento. Se cae en un círculo vicioso, pues si la ley nada dice, no se
conocerá su autor. E') Teoría de la confección jurídica del documento. Ha sido
sostenida por el maestro Carnelutti, el cual reconoce a quien lo confecciona desde el
punto de vista jurídico. F') Teoría del mandato, para la cual su autor es aquel a cuyo
nombre se realiza el escrito, lo cual nada nos dice y se confunde con la doctrina de la
compilación. G') Teoría del autor del pensamiento, cuyo autor será quien declare lo que
corresponde, o bien se confiese. Siguen esta doctrina Núñez Lagos, González
Palomino y Rodríguez Adrados.
Para Etcheberry y García Bernardo270, autor del instrumento es el "funcionario
público que obrando en su carácter de tal, y en el cumplimiento de sus funciones legales,
concurre a la formación del mismo". Para García Bernardo, autor es "exclusivamente el
funcionario público que lo autoriza".
Nos parece, y en ello concuerdo con Giménez Arnau271, que autor del instrumento
público notarial será el oficial público autorizante, mientras que autor de las
declaraciones que contiene será aquel que las realice.
b) Debe revelar la existencia de un hecho jurídico. Esto es, debe tener un contenido
que se exprese en una voluntad de crear, modificar o extinguir derechos, sin que se
agote en ello, ya que también puede contener, además de actos jurídicos, hechos con
implicancia jurídica, consistentes en sucesos, o bien manifestaciones de la naturaleza
o del hombre susceptibles de constituirlos.
a) Visibilidad; debe ser apreciado por la vista, con lo cual quedan excluidos los
medios de apreciación auditivos y otros medios no oculares;
Una última cuestión que tiende a hacer variar esta elaboración, realizada por Núñez
Lagos en la década de los años cincuenta, es la aparición de los medios
computacionales de expresión, ya que ellos poseen expresividad objetiva y subjetiva,
su autor es reconocible perfectamente y son visibles perfectamente, en cuanto el
autor o el receptor se deciden a transformarlos en papel; más aún, son visibles en la
pantalla o en la base de datos donde se han almacenado.
b1) Se trata de un objeto físico que tiene por fin conservar y trasmitir información;
b2) Estas funciones se realizan a través de un sistema electrónico-computacional;
En este sentido cabe recordar y tener presente la definición dada para España, por el
artículo 49 de la Ley de Patrimonio Artístico de 29 de junio de 1985, la cual reconoce
el soporte informático para el documento.
d) Una penúltima conclusión a que podemos llegar se refiere a que este instrumento
informático ad substantiam, puede llegar a constituirse en uno ad solemnitatem,
destinado a dar cumplimiento a ciertas formalidades consubstanciales al acto o
contrato que encierra que constituyen requisitos esenciales de validez del mismo
modo, en aquellos casos en que la ley lo exija, pero para ello, deberá existir el estatuto
legal correspondiente, sin cuya vigencia —y sólo por la vía interpretativa— resulta en la
práctica imposible tenerlo por reconocido por algún tribunal.
Sentencia del Tribunal Supremo español, de 5 de febrero de 1988: "Hay que indicar lo
siguiente con carácter general: a) Las relaciones de medios probatorios de las leyes
de procedimiento no tienen el carácter de exhaustivas, en cuanto configuran una
relación acorde con el momento en que se promulgan. Las innovaciones tecnológicas
—cine, video, cinta magnetofónica, ordenador electrónico o sus soportes, etc.—
pueden y deben incorporarse al acervo jurídico procesal en la medida en que son
expresión de una realidad social que el derecho no puede desconocer. b) Todavía
más, de alguna manera dichos medios técnicos pueden subsumirse en el concepto
mismo, amplio desde luego, de documento en cuanto cosas muebles aptas para la
incorporación de señales expresivas de un determinado significado".
3. Clases de documentos
a) Documentos solemnes
Los primeros son aquellos en los cuales la observancia de la forma se precisa para
la existencia misma del acto. En los segundos, en cambio, se precisará la forma para
dar cumplimiento a una exigencia de los contratantes, como es el caso de que una
promesa de compraventa de un inmueble, porque así lo requiera una o ambas partes,
se realice por escritura pública y no por un simple contrato privado.
El Código Civil en su artículo 1682279 se refiere a ellas; sin que el acto llegue a
nacer, será inexistente cuando tales formas sustanciales faltan o no se han
observado.
Desde la esfera de los hechos, en el instrumento público pueden existir tres grados
de eficacia, en relación con lo expuesto en él, eficacia que dice relación con la fe
pública y la calidad de las formas ad probationem, esto es, tendientes en definitiva a
permitir la plena prueba —verdades impuestas—, la prueba por presunciones iuris
tantum —verdades supuestas— y finalmente las pruebas en sentido inverso, propias
de los artículos 1700 del Código Civil chileno y 1218 del Código Civil español.
d) a') Verdad impuesta
En el instrumento público existe una primera afirmación, que dice relación con los
hechos percibidos directamente por el notario público, lo visto y oído por él. Estas
formas ad probationem tienen tal fuerza que se transforman en indubitadas. Ante un
tribunal tendrán tal valor aquellas pruebas que se toman directamente por éste, o bien
las emanadas del instrumento notarial.
d) b') Verdades supuestas
Se trata de las presunciones iuris tantum, relativas a hechos afirmados al oficial
público, pero que a éste no le constan por sí mismo, aunque sí pueden ser
corroborados por él, pero sin que pueda certificar si son ciertos o falsos. a) Identidad
de las partes. Si bien la individualización de éstas es una verdad impuesta, v. gr., la
exhibición de la cédula de identidad o del rol único nacional, la verdadera identidad no
le consta al notario, porque bien ese documento pudo haber sido falsificado. Esta
verdad supuesta es por ende una presunción iuris tantum, porque será tenida por
verdadera mientras no se demuestre su falsedad. b) Capacidad y aptitud de las partes.
Del mismo modo, tales afirmaciones también pueden resultar falsas, por ello son
solamente presunciones. c) Las declaraciones de las partes. Todas las expresiones
que hagan las partes en la escritura son consideradas igualmente presunciones, las
cuales admiten prueba en contrario.
d) c') Verdades puestas
Son aquellas declaraciones que las partes tienen por verdad. En Chile están
reconocidas por el artículo 1700 del Código Civil, en la parte final de su inciso primero:
"... pero no en cuanto a la verdad de las declaraciones que en él hayan hecho los interesados.
En esta parte no hace plena fe sino contra los declarantes".
Desde el punto de vista del contenido, el documento puede ser examinado desde el
actum, o bien desde el dictum, con el objeto de otorgar debida configuración a los
medios probatorios que emanan del documento.
Ahora bien, cuando los hechos auténticos pasan a ser documentados con plena
observancia de sus formas legales, para que puedan constituir plena prueba, se los
tiene por prueba preconstituida, por oposición a la prueba casual. Tanto las escrituras
declarativas como las actas notariales que dan fe de un hecho ocurrido son pruebas
preconstituidas por excelencia285.
b') Frente a los hechos históricos, encontramos las reglas empíricas o máximas de
experiencia, que van a permitir al tribunal probar el hecho mediante el conocimiento
científico que los circunda. El más típico caso de reglas empíricas estará dado por los
dictámenes de peritos, en los cuales se acumula el conocimiento de las reglas a
aplicar.
I. C
1.1. Representación
Con la finalidad de que éstos adquieran autenticidad. Es la finalidad misma del acto
notarial, de la facción de una escritura pública o de un acta, relativa a hechos
presenciados por el ministro fideidante. La función que éste ejerce otorga a los
interesados "actos auténticos, provistos de fuerza probatoria y ejecutoria", es decir, de
plena prueba y capacidad para ser ejecutados forzadamente por los tribunales de
justicia295.
Como se puede apreciar genéricamente, el instrumento público es aquel que
acertadamente caracteriza don Andrés Bello, en el artículo 1699 del Código Civil,
como "el autorizado con las solemnidades legales, por el competente funcionario", y,
realizado con intervención de notario, se transforma en escritura pública; conforme al
artículo 403 del Código Orgánico de Tribunales, esta es "el instrumento público o
auténtico otorgado con las solemnidades que fija esta ley, por el competente notario,
e incorporado en su protocolo o registro público". A su vez, el Código Civil español, en
su artículo 1216, expresa que ellos son "los autorizados por un notario o empleado
público competente, con las solemnidades requeridas por la ley".
2.1. Generalidades
Así, el artículo 1701 in fine del Código Civil chileno indica que
"el instrumento defectuoso por incompetencia del funcionario o por otra falta en la forma,
valdrá como instrumento privado, si estuviere firmado por las partes".
Se aplica en este caso la máxima "Utile per inutile non viciatur", que permite admitir
que un instrumento público ad probationem, esto es, realizado con fines probatorios y
que se ha tornado nulo por defecto de forma o incompetencia funcionaria, pueda ser
convertido en un documento válido, siempre que esté firmado por las partes.
Los instrumentos públicos ad substantiam, esenciales del contrato, o ad
solemnitatem, no podrán sin embargo ser convertidos, toda vez que ellos son de la
esencia del contrato o son exigidos como forma necesaria para que exista el negocio
jurídico.
B') No tiene fecha cierta: en tal caso será preciso que adquiera certeza y para ello
deberá ser protocolizado, o bien pasará a tenerla en caso de fallecimiento de alguno
de los que lo han firmado, o desde el día en que ha sido copiado en un registro público
—no necesariamente notarial— o en que conste haberse presentado en juicio (artículo
1703 del citado cuerpo de leyes).
Puede ocurrir, sin embargo, que además la situación de conversión se plantee desde
el instrumento privado que se desea tenga valor y se transforme en público. La
solución viene dada por dos artículos que se refieren a ella, el artículo 1702 del cuerpo
legal en examen y el 346 del Código de Procedimiento Civil. El primero de ellos le
otorga a este documento "el valor de escritura pública, respecto de los que aparecen o
se reputan haberlo suscrito y de las personas a quienes se han transferido las
obligaciones y derechos de éstos", siempre que se haya reconocido por la parte a
quien se opone o mandado tener por reconocido; por su parte, el artículo 346 citado
permite tener por reconocido el instrumento privado en los casos que contempla.
Cruz Barrios297, en su Derecho notarial chileno, expone que además existen casos
de conversión aparente, conforme al artículo 420 del Código Orgánico de Tribunales,
documentos todos los cuales valdrán como instrumento público una vez
protocolizados. Ellos son los testamentos cerrados y abiertos en forma legal; los
testamentos abiertos otorgados en hojas sueltas, protocolizados a más tardar el
primer día hábil tras su otorgamiento; los testamentos privilegiados no otorgados ante
notario, previo decreto de juez competente; actas de oferta de pagos; instrumentos
otorgados en el extranjero, transcripciones y traducciones de peritos o intérpretes
oficiales, debidamente legalizadas y destinadas a otorgar escrituras públicas en Chile.
Señala la Corte que, mientras el acto jurídico es "algo abstracto que resulta de la
voluntad de los otorgantes", el instrumento en cambio es "concreto, la forma en que se
materializa esa voluntad", y se concluye que, cuando el instrumento es exigido por la
ley por la vía de solemnidad, éste y el acto que contiene se confunden en uno solo.
Comentando esta sentencia, el profesor Rioseco Enríquez301 señala que tal doctrina
produce importantes efectos; en primer término, porque "lleva a distinguir entre el acto
mismo y su demostración por el instrumento" y, en segundo lugar, porque "tal
separación conceptual sólo cabe cuando este último no es exigido por vía de
solemnidad", ya que, en efecto, el artículo 1701 del Código Civil ordena que "el acto
solemne sólo puede probarse por la solemnidad instrumental".
II. N
Ambos, juntos, son necesarios para llevar adelante un acto negocial jurídico
solemne, en cuanto el derecho sustantivo aporta la institución sobre la que recaerá, un
contrato de compraventa u otro, mientras que el derecho formal aportará los
requisitos necesarios para dar vida plena, válida y probatoria al acto. En este sentido,
deberá contener los requisitos exigidos por la ley para que se cumplan debidamente
las solemnidades que el acto o contrato requiere y aquellas que son precisas para que
el instrumento otorgue plena prueba respecto del negocio a probar.
Ahora bien, para dar forma a un negocio, es preciso que previamente los interesados
se hayan puesto de acuerdo en el acto o contrato deseado —esto es, que haya un
acuerdo de voluntades de las partes— y que éste se decida realizar mediante un acto
formal, se formalice a través de la realización y respeto de las formas que la ley
considera adecuadas para llevarlo adelante.
Como con gran acierto y gráficamente lo retrata Núñez Lagos306, "En la escritura el
hecho es más complejo (por comparación a las actas): una convención o contrato, un
negocio jurídico, una declaración de voluntad; esencialmente una prestación de
consentimiento. En este caso, el hecho patente, en su elemental sustancia, consiste
en una presencia de partes ante notario y en una cierta actividad de esas mismas
partes: entregas de dinero o de cosas, declaraciones de voluntad, y de modo especial
y expreso, la prestación del consentimiento después de la lectura y el enterado de los
otorgantes. Más a su vez el notario ha de desempeñar un papel activo en
cumplimiento de su deber legal de redactar el acto o contrato conforme a la ley de
fondos y a la voluntad de las partes...", y agrega: "En la escritura, por tanto, el nudo
hecho no subsiste como en los supuestos de acta en su prístina desnudez; se
convierte ex publico officio, en un texto documental sancionado expresamente por un
hecho final, unitario y definitivo: el consentimiento del otorgante. Un mismo
consentimiento, en idéntico minuto, da simultáneamente vida jurídica al contrato y al
documento".
Nos avocaremos en este capítulo al estudio doctrinario, sustantivo, de las etapas del
instrumento, para luego, en los capítulos siguientes, introducirnos en el examen de las
estructuras procesales de las diversas etapas legales de la escritura pública
propiamente tal. Veremos, en primer término, la rogación o requerimiento, la
audiencia, para finalmente concentrarnos en el estudio del consentimiento
propiamente tal.
a) En primer término, surge el vínculo obligacional entre los contratantes. A partir de el
contrato se producen los efectos deseados por ellos; el contrato, de conformidad al
artículo 1545 del Código Civil chileno, se transforma en una "ley" —esto es, de
obligatorio cumplimiento—, que "no puede ser invalidado sino por su consentimiento
mutuo o por causas legales". Similarmente se pronuncia el artículo 1258 del Código
Civil español307.
c) Por otra parte, los efectos en ocasiones se extienden más allá de lo pactado a
aquellas consecuencias resultantes de la naturaleza del contrato y que estén
conformes a la buena fe, la ley o la costumbre310.
Por la buena fe, el negocio debe cumplirse de conformidad con la intención que las
partes han tenido al contratar y obligan no solamente a lo "que en ellos se expresa,
sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o
que por la ley o la costumbre pertenecen a ella"311.
El Tribunal Supremo español312 ha señalado que "Según el artículo 1258 los
contratos se perfeccionan por el mero consentimiento —refiriéndose a los consensuales
— y desde entonces obligan (...) no sólo a lo estrictamente pactado (el ajuste
alzado) sino también a todas las consecuencias (el aumento de lo edificado que genera
un costo y consiguiente sobreprecio) que según su naturaleza (no es lo mismo hacer
una obra por piezas o por medidas, que contratar un ajuste alzado, con las posibles
variaciones futuras) sean conformes a la buena fe (la bona fides impone pagar una
contraprestación por lo que se recibe) al uso y a la ley (tanto el uno como la otra —
art. 1593— imponen los pagos retributivos)".
Negocio e instrumento son dos aspectos del vínculo obligacional que surge como
resultado del consentimiento que las partes prestan. Pero recordemos que en el
vínculo existen, de un lado, el negocio jurídico y, del otro, la observancia de las formas.
Las partes prestarán su consentimiento al acto o contrato a través del acto formal, de
manera que sin el segundo no existirá el primero.
III. L
La rogatio consistía, por tanto, en una petición solemne hecha por el autor al notario
a objeto de que éste interviniese como scriptor del documento, y que se tradujo, en el
procedimiento longobardo, en un acto que tenía lugar en presencia del notario, en el
cual el autor, con el pergamino en blanco en su mano, pronunciaba palabras solemnes
y procedía a entregarlo al destinatario y luego al notario, al cual le efectuaba la rogatio.
Este acto constaba, pues, de dos partes: por la primera se procedía a la traditio
chartae, la cual se entregaba al destinatario, y luego a la traditio ad scribendum, que se
realizaba al notario, pidiendo su intervención para que escribiese el pergamino.
Incluso, en sus primeros tiempos había aún una tercera parte: recibida la chartae por
el escribano, éste procedía a manuscribirlo; más tarde procedió a escribir la notitia
dorsalis, para, al término de todo, proceder a suscribir el documento322.
Las partes tienen en todo caso el derecho de elección de notario y, una vez decidido
quien se hará cargo del negocio jurídico, éste —el escribano— puede excusarse, por
motivos de impedimento físico, enfermedad u otros, o bien por obstáculos materiales,
como la dificultad de realización de lo encargado, por ejemplo, en el caso de
levantamiento de un acta, o de ser necesaria la concurrencia del profesional a un lugar
de difícil acceso para tomar la firma de alguno de los otorgantes. Puede darse
igualmente el caso de que se produzca un concurso simultáneo de requerimientos
que impidan estar en dos lugares a la vez o atender a dos entidades con derechos
contrapuestos.
Además de ellas es preciso considerar las causas rationae materia o ratio loci; las
legales: incompetencia funcionaria, falta de capacidad de los otorgantes, falta de
representación voluntaria o legal; no ser el acto conforme a la ley, la moral o a las
buenas costumbres, y en fin que las partes omitan trámites necesarios para la plena
validez del contrato.
En los casos de utilización de minutas, conforme a la ley española —artículo 147 del
RNE— pueden presentarse y, en este caso, será preciso que el notario deje constancia
de que el contrato ha sido redactado conforme a minuta y la parte de la cual procede.
IV. O .L
De acuerdo al artículo 198 del Reglamento notarial español, son aplicables a las
actas notariales las disposiciones y preceptos propios de las escrituras matrices, pero
con las modificaciones que se enumeran a continuación:
2. No requieren fe de conocimiento;
Más modernamente, a partir de la cuarta década del siglo XX, otros autores, como
Tirso de la Torre, Novoa, Mateo Aspeitía, López Palop, González Palomino y Núñez
Lagos, adoptan una posición contraria y diferencian claramente el otorgamiento de la
autorización.
De acuerdo con este último333, el objeto que posee la comparecencia de las partes
—desde un punto de vista formal, agrego yo— lo constituyen la serie de actos que
integran la audiencia. La forma documental de ella es la publicación, que en la Edad
Media recibía el nombre de passatio334 y que hoy se denomina otorgamiento. Así,
mientras la audiencia es el objeto, el otorgamiento es la forma. De esta manera,
explica el insigne maestro, una vez que ha tenido lugar el otorgamiento, la audiencia
desaparece, quedando sólo la forma escrita, el documento otorgado, tal y como del
pintor lo que queda es el cuadro. De allí que la audiencia se defina como el hecho que
motiva el otorgamiento, de acuerdo al artículo 1218 del Código Civil español y —señalo
por mi parte— sus símiles, 1700 del Código Civil chileno y 993 del argentino.
Así, el otorgamiento, para este autor, no es sino la forma documental que reviste la
audiencia.
Mientras para Núñez Lagos336 éstos son las reservas y advertencias legales del
notario, los testigos, lectura instrumental, enterado de los comparecientes, prestación
del consentimiento y firma, para Giménez Arnau337 lo son la lectura del documento,
prestación del consentimiento y firma de los interesados o partes en el contrato. En su
caso, si compete —como en el caso del testamento abierto—, habrá de considerarse
los testigos. Examinaremos en este acápite la lectura, prestación del consentimiento,
firma de los interesados y comparecencia de testigos.
La lectura, en efecto, lo que pretende es preparar a los interesados para que presten
válidamente el consentimiento, por lo que su facción por el notario —o por las propias
partes, en su caso— impide que la escritura pueda ser atacada por la ya citada
exceptio de schaedula non lecta, restando ante la fe pública solamente la querella por
falsedad.
De allí que la lectura adopte un doble matiz: por una parte, la lectura misma, la que
puede ser hecha por el notario, o bien por las partes, según lo mandan los preceptos
ya transcritos; de otro lado, la certificación de que la escritura haya sido leída, lo que
compete al notario, y no a las partes. Es él quien cubre con el manto de la fe pública la
lectura, una vez que ésta ha tenido lugar.
Las legislaciones, tanto chilena como española, exigen la lectura y su omisión, amén
de la sanción sustantiva, produce la nulidad formal. Otras legislaciones, como la
italiana, permiten renunciar a la lectura en forma expresa por los comparecientes y, en
fin, otras, como la francesa, sancionan su falta con una multa (artículo 13 de la Ley de
Ventoso del año XI).
a) Personales
La escritura es leída por el notario, en alta voz, y les es leída a todos los
comparecientes, reunidos, en una misma audiencia, en virtud de la unidad de acto. En
su caso, concurriendo testigos, éstos deben estar presentes a la lectura. Ello es así
porque consentir es co-sentir, juntarse para asentir juntos.
b) Real
Se lee el contexto íntegro del instrumento y de sus anexos. Por ejemplo, una
resolución judicial que autoriza una actuación, una sentencia de partición, etc. La
lectura debe ser contextual e íntegra, precisamente por las mismas razones arriba
anotadas.
c) Elementos formales
Debe ser leída en alta voz, pero además debe ser escuchada, oída, por lo que el
sordo debe leer por sí mismo. Inmediatamente después de la lectura se debe proceder
a la firma de ella. En efecto, lectura, consentimiento y firma forman un solo todo
compuesto, pero cuyas etapas son imprescindibles las unas de las otras. Es el efecto
del principio de la concentración.
El acto, si bien es expreso —el asentir debe hacerse de una manera visible, con la
cabeza, con las palabras, con la expresión de estar de acuerdo—, no debe constar
expresamente; no es preciso decir en la escritura que fulano o zutano ha consentido, y
ello por la simple razón de que la manuscripción de su firma revela la intención de tal
a a-sentir.
V. E
Consecuencia directa de la stipulatio será la unidad del acto, según veremos infra.
Esta fórmula sacramental subsiste desde la etapa de la monarquía hasta más allá
del Imperio; no obstante, en el Derecho Romano de Oriente, la fórmula se fue tornando
en inentendible, entre otras causas, no suficientemente claras, por influencia de la
aparición de las formas escritas, influencia del cristianismo en la espiritualización del
contrato, provenientes de Grecia, lo que llevó finalmente al emperador León en 469 d.
C. a suprimir las fórmulas "solemnia verba", declarando no obstante válidas las
celebradas "por consenso de los contrayentes con cualquiera palabras".
No obstante, con el paso del tiempo, las fórmulas escritas comienzan a predominar
y será Justiniano quien dé preeminencia a ellas por sobre la fórmula verbal. Explica
Rodríguez Adrados que, en fases posteriores y aún en la época Justinianea, la
stipulatio va transformándose en escrita, de manera que tanto uno como otro
estipulantes podrán referir sus preguntas —que sí son verbales— a un texto escrito.
"Ea omnia quae suprascripta sunt, dari?", nos dice Paulo344; "¿Prometes dar todo lo
arriba escrito?". Y el otro responderá prometiendo.
Lo cierto es que resulta imposible establecer épocas específicas del cambio, pero su
resultado pareciera que se traduce en una transposición de la stipulatio oral por una
escrita, sin perjuicio de que durante largo tiempo siguiera rigiendo de igual manera la
forma verbal.
Será a partir de la evolución a que nos hemos referido que el consentimiento oral
pasa a tener una mayor importancia debido a las formas ya transformadas en escritas
y sacramentales, rígidas de la estipulación, mientras el consentimiento permite a las
partes expresar dicho acuerdo dejándolo el tabelión por escrito en el instrumento. Así,
se irá gestando la audiencia; esto es, el triple proceso de la lectura, el consentimiento y
la autorización por parte del notario.
Señalemos, por de pronto, que el hacerla por escritura o no era decisión de las
partes y en ello tanto Justiniano como posteriormente el glosador Martino, y
actualmente Rodríguez Adrados, se encuentran contestes346. En lo relativo al
consentimiento, puede leerse igualmente que con o sin carta era necesario prestarlo
respecto del contrato, mediante el acuerdo: con carta maguer se avengan en el precio
el comprador o el vendedor; sin carta, e consienten ambos en ello.
Por su parte, en la Partida III, Título 18, Ley Nº 54, in fine, relativa a "Como deuen ser
fechas las notas e las cartas de los escriuanos públicos", se señala "E de si, deue decir
el escriuano a aquellos que mandan fazer la carta, si otorgan todo el pleito en la manera
que dize en aquella nota, que leyó ante ellos. E si dixeren que sí...". Es evidente que
estamos en presencia de un consentimiento oral, en el cual el escribano pregunta a
las partes si están de acuerdo, todo lo cual se registra por escrito por el escribano.
Es del caso que el citado artículo fue modificado en dos ocasiones, por el artículo 1
del Decreto 2310/1967 y por el artículo 1.97 del Real Decreto 45/2007 de 19 de enero,
correspondiendo al artículo 193 y siendo su actual redacción más explícita en torno al
consentimiento, ya que en su numeral 3º expresa: "Igualmente darán fe —los notarios
— de que después de la lectura los comparecientes han hecho constar haber quedado
debidamente informados del contenido del instrumento y haber prestado a éste su
libre consentimiento".
Es por ello que las legislaciones relativas al instrumento público exigirán el triple
proceso, lectura, proceso verbal por parte del notario de lo escrito en el documento,
consentimiento, acuerdo de las partes, del que se dejará constancia escrita y
finalmente el acto de autorización instrumental, que corresponderá al notario una vez
que éste verifique que han sido cumplidos debida y legalmente los actos anteriores.
Por ello no nos cabe sino colegir que el momento del consentimiento no fue
explicitado en nuestra ley notarial, sino que, muy probablemente, se obvió, por
estimarse natural que éste fuese prestado con gestos y palabras de asentimiento por
cada uno de los otorgantes, procediendo luego a firmar el documento. En este acto de
firma, hay un consentimiento implícito, dejando el notario por escrito la celebración
del acto, autorizándolo y por ende legitimándolo.
Nos parece que nuestra ley no ha sido feliz en esta materia, ya que, a pesar de las
múltiples ocasiones en que ha sido reformada y modificada, siempre se ha mantenido
esta omisión, proveniente tal vez de un resabio del antiguo derecho hispano que se
aplicó en esta materia en Chile hasta la dictación del Código Orgánico de Tribunales,
en 1943349.
No obstante, el artículo 1015 del Código Civil, respecto del testamento abierto se
refiere a "lo que constituye esencialmente el testamento abierto, es el acto en que el
testador hace sabedores de sus disposiciones al escribano, si lo hubiere, y a los
testigos", expresión clara del sentido de la oralidad del acto solemne testamentario.
Pero sigamos, ya que el artículo 1017 del mismo cuerpo de leyes, expone que "El
testamento abierto podrá haberse escrito previamente. Pero sea que el testador lo tenga
escrito, o que se escriba en uno o más actos, será todo él leído en alta voz, por el
escribano, si lo hubiere... "Mientras el testamento se lee, estará el testador a la vista, y
las personas cuya presencia es necesaria oirán todo el tenor de sus disposiciones".
Nuevamente nos topamos con la Unidad de acto. Pero dejemos este nuevo tema por
el momento, ya que tendremos ocasión de ocuparnos de él. Pasemos ahora, al
testamento cerrado. Artículo 1023 del Código Civil. "Lo que constituye esencialmente
el testamento cerrado es el acto en que el testador presenta al escribano y testigos
una escritura cerrada declarando de viva voz y de manera que el escribano y testigos
le vean, oigan y entiendan..." "...que en aquella escritura se contiene su testamento".
a) Una sentencia muy explícita, en "Rossetti José contra Moreno Marta", de la Corte
Suprema de 1970350, se pronuncia, conociendo de un recurso de casación en el
fondo, sobre el consentimiento dado por las partes en una escritura pública, el
posterior retiro unilateral de firma mientras la escritura está pendiente de autorización,
la inexistencia de la unidad de acto salvo en los testamentos, y el valor dado al
consentimiento.
c) La escritura, luego de las firmas de las partes, quedó sin autorizar, pues debían
completarse los documentos a insertar.
d) En ese lapso de tiempo que media entre la firma de las partes y la autorización
notarial, una de las partes retiró unilateralmente su firma. La otra parte no lo acepta y
finalmente se llega a la Corte Suprema, en casación.
En relación con el retiro unilateral de la firma, la Corte tiene presente que se trata de
un contrato solemne y en ellos su perfeccionamiento se produce una vez cumplida la
solemnidad (considerando 8º), consistente en el otorgamiento de escritura pública,
debiendo los otorgantes "manifestar el concurso real de sus voluntades en un
instrumento público de la naturaleza del que se acaba de mencionar, o sea expresar ante
el funcionario público respectivo la voluntad de contratar y dejar constancia de ello, en el
registro y protocolo de aquel, mediante la firma puesta en la forma que establece el
artículo 413 del Código Orgánico de Tribunales"351(considerando 9º). Así, una vez
dado "el consentimiento por los interesados mediante la firma del documento, esto es
producido el concurso real de voluntades el consentimiento de las partes es
irreversible y no puede quedar supeditado a una retractación unilateral..." en un lapso
de tiempo entre este acto y la autorización notarial, que "puede ser más o menos
remota" (considerando 11º); siendo que el consentimiento ya producido, no puede ser
borrado "por la revocatoria posterior y retiro de firma..." (considerando 13º). Todo esto
motivó el rechazo del recurso.
VII. F
1. Concepto
Firma, según el Diccionario es "nombre y apellidos o título de una persona, que ésta
pone, con rúbrica o sin ella, al pie de una carta o documento escrito de mano propia o
ajena. La firma sirve para dar fe de autenticidad al escrito...Cuando se omite el
nombre de pila se denomina media f."355. Por su parte, el Law Dictionary Barron's la
define como un escrito u otra marca que es colocada bajo un instrumento con el
propósito de autenticarlo o para que éste produzca efectos legales356.
Se acostumbra a distinguir entre firma, media firma y rúbrica. Esta última está
formada por rasgos que rodean la firma, y que equivalen a un dibujo que la persona
realiza alrededor o bajo ella. Para la Real Academia, ésta es "rasgo o conjunto de
rasgos... que como parte de la firma pone cada cual después de su nombre o
apellido".
2. Desarrollo histórico
Desde el punto de vista histórico, la subscriptio era aquella parte final de la chartae y
que se usaba ya a finales del siglo VI en Italia —Exarcado— y que es tomada luego por
el derecho longobardo, pero más bien parece haberse referido a la etapa en la cual
corroboraban los testigos y firmaba el notario, testibus obtuli (roboratio testium) o
tradidi, roborandum... Venía luego la cartam tangere —imposición de manos o la toma
material de la carta— o manufirmatio, que a la firma de las partes, la cual, por ser la
mayoría de las personas en la época, analfabetas, simplemente no lo hacían. De allí, la
importancia de la firma notarial, la autorización, completio, de la época. La afirmación
anterior proviene de Ankum357; para Núñez Lagos358, en tanto, ya anteriormente, en
Roma, no había costumbre de firmar los documentos —Institutas, III, 23 y Código, VII,
6,1,1— y, así, las imbreviaturas no siempre llevan la firma de las partes. Aun así, la
fórmula de estilo era propia manu...roboro et confirmo.
3. Sus fuentes
La firma, si bien aparece como fundamental para la validez del instrumento, su falta
no necesariamente, sin embargo, afecta el valor documentario, toda vez que la ley
permite que en determinados presupuestos falte. Es el caso de quien no sabe o no
puede firmar, situaciones siempre previstas en los ordenamientos legales y a las
cuales no escapan los códigos de las legislaciones in comento. Cuando una de estas
situaciones tenga lugar, el notario deberá dejar constancia de tal circunstancia,
firmando a su ruego un tercero, designado por el compareciente, o bien un testigo.
Más aún, el artículo 409 del Código Orgánico de Tribunales permite que, por exigencia
de alguno de los otorgantes o del notario, las partes —sea que firmen o no— deberán
estampar su impresión digital. Una situación similar contempla el artículo 191 del
RNE.
El artículo 187 del RNE citado contempla, no obstante lo anterior, una situación de
obligatoriedad respecto de la huella dactilar, la que se refiere al caso en que la
identificación de la persona se haga con referencia a cédulas de identidad con
fotografías, pero sin firma, en las que conste la huella digital, en cuyo caso el notario
exigirá la imposición de ella en el instrumento.
Ahora bien, un aspecto importante y nunca suficientemente regulado, es el que se
refiere a la forma que adopta la firma, y a las claras diferencias entre ésta, media firma
y rúbrica. En efecto, hay tres elementos de permanencia constante en el Medioevo,
tanto en la firma como en el sello, la cruz, el nudo y el monograma personal; pues bien,
de la utilización del crismón o imposición del signo de la cruz, y del pergamino
entrelazado se ha originado ya en el Alto Medioevo la costumbre de rodear el nombre
puesto a mano, la firma propiamente tal, con rasgos que la circundan, o bien son
puestos bajo ella. Ésta es la rúbrica, la cual si bien es cierto que tiende a desaparecer
en nuestros tiempos, lo cierto es que, al menos en Chile, mayoritariamente se usa. La
media firma está dada por la colocación sólo del apellido de la persona.
Ocurre, sin embargo, que en los tiempos actuales tanto la firma como la media firma
han degenerado en simples rasgos representativos de una persona, que en ningún
caso se avienen con la antiquísima costumbre de escribir el nombre, sino que más
bien tienden a hacer constar una cierta tendencia del pulso y forma de rasgos de un ser
humano; este fenómeno reciente parece representar una evolución entre la firma
clásica y la rúbrica simplificada, de tal forma que —frente a casos de falsificación—
resulta extraordinariamente difícil poder señalar con certeza si tal o cual firma es o no
de quien se dice ser. Debido a ello, al menos en Chile, por recomendación expresa del
Laboratorio de Policía Técnica del Servicio de Investigaciones, dependiente del
Ministerio del Interior, los notarios públicos están exigiendo que, además de la firma,
la parte en una escritura pública anote, de su puño y letra, su nombre y su número de
carnet de identidad, sin perjuicio de que la imposición de la huella digital existe como
una obligación legal, en el artículo 408 del Código Orgánico de tribunales, respecto de
aquellos "que no supieren o no pudieren firmar".
VIII. A
1. Concepto
Para Núñez Lagos362, autorizar es suscribir por notario que ha intervenido en la
audiencia; es, desde un punto de vista formal, el acto último con que el ministro de fe
corona toda la audiencia, determina que se han cumplido todas las etapas por las que
el acto ha debido pasar y, viendo que ellas se cumplen y se cumplen válidamente,
presta su asentimiento a lo actuado y procede a estampar su firma y sello en ella,
amén, en España, de su signo, según veremos.
La escritura pública tiene por autor al notario y éste lo es, no por ser el redactor de
ella ni quien la haya traspasado a sus registros; más aún, ni siquiera lo es por haber
actuado en la audiencia, aconsejando a las partes, dándole al documento un sentido
jurídico, y finalmente otorgándola ante él; el acto solemne que le da la calidad de autor,
es la autorización final en los términos recién señalados.
2. El signo
Este signo ha adoptado a través de la historia diversas formas, desde las señas que
practica el propio notarius, como el crismón, entre otras, hasta los anillos sigilares y el
nudo denominado panal en España; según la obra in comento, alrededor del siglo XII,
los signos adoptan dos formas: los de escritura manual y aquellos obtenidos a través
de un medio mecánico.
Entre los signos obtenidos por medios mecánicos, denominados, con el tiempo,
sellos o sigillis propiamente tales, es preciso distinguir tres tipos:
3) Sellos pendientes, que van unidos a la carta mediante un cordón o una cinta368.
En España, ya se consideraba el signo en las Siete Partidas369 y antes aún en el
Fuero Real, desde donde termina por llegar hasta el presente, en que es aún exigible.
IX. U
De esta manera, la unidad de acto es una unidad de texto consentido, que implica
unidad de texto documental o integridad y unidad de consentimiento. La unidad de
consentimiento recubre íntegramente al documento, de tal manera que cualquier
excedencia textual es inexistente, por no haber sido consentida; así, el documento y
sólo su texto consentido tendrá valor.
Desde el punto de vista histórico, la unidad del acto ha estado siempre reservada a
las formas más solemnes y, así, nace como una necesidad en los testamentos del
Derecho Romano debido al carácter de públicas que revestían las primeras formas
testamentarias —v. gr., el testamento in colatis comitiis—; en estas formas
testamentarias se utilizaba el procedimiento per aes et libram, exigiéndose la
presencia simultánea de testador y siete testigos, todos quienes lo suscribían,
procediéndose luego a la colocación de los sellos.
Para los romanos, la unidad del acto constituía unidad de tiempo, espacio y asunto,
de tal manera que el negocio jurídico debía realizarse en una sola audiencia
ininterrumpida, sin que sean permisibles modificaciones ulteriores: así, en la
mancipatio —comprador y vendedor, los cinco testigos y el emptor familiae efectuaban
el rito de pesar el metal indicativo del precio— o en la stipulatio, en la cual la respuesta
debía darse dentro del mismo acto. Como puede verse, la unidad del acto sirvió a los
juristas romanos para permitir que los actos rituales verbales se mantuvieran
autónomos a través de esta unidad. Sin ella, el acto habría carecido de existencia
propia.
De allí se infiere una clasificación en unidad de acto material y unidad de acto formal.
1. Unidad de acto material
Será preciso, pues, examinar ambas por separado a objeto de determinar en qué
forma ellas afectan la unidad documentaria y de qué manera inducen a alteraciones
en las formas del instrumento.
Como lo he explicado con anterioridad, tanto la teoría del documento cuanto la del
consentimiento son productos del derecho moderno, por lo que, con la prescindencia
del rigor formalista del derecho romano y la entronización de la teoría de la voluntad —
que en España germinó en el artículo 1091 y en Chile en el 1545375, en tanto que en
Argentina se mantuvo una línea ecléctica—, ésta, la teoría de la voluntad influyó
decisivamente sobre la concepción del texto documental. Este último posee valor en
la medida en que el consentimiento fluye de él y sólo existe en todo aquello en que el
consentimiento lo cubre. Más allá no hay documento, no existe.
Es por ello que la unidad del acto existirá sólo dentro de los límites cubiertos por la
voluntad de los interesados. Hasta allí, esta unidad es material, en cuanto el
consentimiento es relativo al acto o contrato y no al documento; pero en cuanto ella
se comunica a éste, ella se objetiva y se transfigura en formal, en unidad de texto
consentido, la que trae, a su vez, consecuencialmente, la unidad de texto documental o
integridad. El texto quedará cubierto por la unidad de consentimiento desde el
principio hasta el final. Mientras en el Derecho romano los actos formales y
ritualísticos lograban su autonomía por medio de la unidad del acto, en los
instrumentos modernos ésta se ha transformado en unidad de contexto376.
La audiencia podía ser de dos clases: simpliciter, sine strepitu iudiciali, y cum strepitu
iudiciali. Los instrumentos públicos eran otorgados, aun cuando hubiese intervención
judicial, como en el caso de las emancipaciones, en audientia simpliciter coram
tabellione377.
a) Audiencia única
Esta audiencia era, por tanto, única, existiendo más tarde también aquella realizada
en dos actos. La audiencia en sí consistía en el acto de oír, escuchar por el notario o el
juez, en su caso, el proceso que se desarrollaba ante él, y, como tal, la simpliciter, sine
strepitu iudiciali, comenzaba a continuación de la rogatio; así, el instrumentum
constaba de un gran procedimiento que era la audiencia y de una introducción a la
misma, constituida por la rogatio.
A") Roboratio. Era el acto por el cual intervenían los testigos en la ceremonia.
Constaba de dos partes: a1) Testibus oferre. Se ofrece la chartae a los testigos, los
cuales la examinaban e identificaban. a2) Chartam tangere. Es el acto por el cual el
autor de la chartae hace presente a los testigos: totos vos rogo tangere, a lo cual éstos
deben tocar el pergamino. No es preciso que se los entregue.
C") Manum ponere. Correspondía luego a los testigos poner la mano sobre la
chartae, y estampaban sus firmas, cruz o signo.
D") Completio. A continuación, el notario ponía la frase final: ... Ego NN Notarius...
complevi et dedi. Ego, NN Notarius scripsi... et manu propria signavi. Esta frase era la
que completaba el texto y por ello recibía el nombre de completio.
Por ello, la unidad de acto sustancial es extraña a la unidad de acto formal; son
expresiones que han tenido un origen diferente. La primera proviene directamente de
la teoría del consentimiento: hay unidad de acto material porque el consentimiento
debe prestarse de manera unitaria. En cambio, hay unidad de acto formal porque,
desde siempre, la solemnidad era única, como acabamos de ver.
Es una forma más evolucionada del procedimiento ya descrito, que tiene lugar con la
complejización de las fórmulas a aplicar. El notario ya no puede redactar
paralelamente al desarrollo del acto, debido a que hay disposiciones legales que citar,
hay que establecer fórmulas legales en el pergamino, en fin, la simple descripción
hecha por el notario en la chartae ahora es propiamente redacción, la cual debe ser
meditada.
Por ello, las formalidades cambian y la audiencia se transforma en una de dos actos:
Pero entre ambas se desenvolvía aquella parte que Núñez Lagos380 ha bautizado
como el entreacto, esto es, la narración y redacción del instrumento. Contrato y mundo
de las formas se unen en la redacción documental, de manera que las solemnidades
del primero deben encontrar cabida en el segundo; los requerimientos legales, las
normas jurídicas a aplicar trasladan las formalidades del mundo de los hechos a
aquel del derecho, el escribano debe interpretar la voluntad de los interesados, debe
determinar sus capacidades para actuar, debe en una palabra dar forma jurídica al
acto formal. Juxta legem actum, juxta verum dictum era la exigencia que se hacía a los
notarios.
Así, pues, desde que adviene en el derecho la libertad de las formas, la unidad de
acto formal desaparece como elemento primordial de la relación formal, creándose en
su reemplazo la doctrina espiritualista del perfeccionismo contractual, que supone
aspectos probatorios, pero no formales385.
En los demás actos, el antiguo artículo 406 del Código Orgánico de Tribunales,
vigente hasta la reforma de la Ley Nº 18.181, de 1982, establecía lo siguiente: "Los
testigos deberán estar presentes con los otorgantes al momento de la firma; y
suscribirán la escritura inmediatamente después de aquéllos, autorizándola el notario a
continuación", consagrando de este modo la unidad de acto formal, la que perduró
desde la vigencia del Código del Notariado —Decreto Ley Nº 407 de 1925— hasta la
reforma de la citada ley del año 1982.
No obstante ello, en la práctica tal requisito había perdido con bastante anterioridad
su vigencia, por haberlo así declarado la Corte de Apelaciones de Santiago y más
tarde la Corte Suprema, en más de una oportunidad391.
"Como las circunstancias anotadas permiten seccionar el otorgamiento en etapas
sucesivas (escrituración anterior, firma de las partes por separado, autorización posterior
del notario) ha surgido el problema de determinar a cuál de estas etapas debe corresponder
la fecha.
Tales circunstancias, que tornaban imposible de cumplir la unidad de acto formal, llevaron
al legislador a derogar tal disposición del artículo 406 del COT, habiendo ella desaparecido
en la actualidad de la legislación formal chilena, salvo en el caso de los testamentos".
I. P
En torno al primer valor, esto es, en lo referente al negocio jurídico, constituye plena
prueba de su existencia —actos ad probationem— y en los casos previstos por el
legislador constituye, además, requisito necesario para el perfeccionamiento del
mismo —actos ad solemnitatem—, o bien deberá cumplirse con ella en virtud de
precisarse, para que otorgue las garantías suficientes para la validez de dicho negocio
o acto jurídico, formas denominadas ad substantiam.
II. C
Por su parte, el artículo 144 del Reglamento notarial español repite la categorización,
en cuanto señala en su inciso primero que instrumentos públicos son "las escrituras
públicas, las pólizas intervenidas, las actas y en general todo documento que autorice el
notario...", para luego señalar en su inciso segundo que "las escrituras públicas tienen
como contenido propio, las declaraciones de voluntad, los actos jurídicos que impliquen
prestación de consentimiento, los contratos y los negocios jurídicos de todas clases".
En Chile se refiere a las escrituras públicas el Título XI, Párrafo 7.2, artículos 403 y
siguientes, "De las escrituras públicas", del Código Orgánico de Tribunales, mientras
en España lo hace el Capítulo II, "Del instrumento público", sección 2a, "De las
escrituras matrices", artículos 156 y siguientes del Reglamento notarial.
Pues bien, tales párrafos de la normativa en vigor proveen y establecen las normas
que rigen la materia relativa a las escrituras públicas, sin perjuicio de las reglas
generales relativas a los instrumentos públicos, ya mencionadas.
III. L .R
Por ello, cada una de estas fases debe ser cumplida escrupulosamente en la
materialización de la escritura pública, ya que todas ellas conforman un solo todo en
relación con la validez instrumental; lo que afecte a una de las etapas afectará a la
totalidad de la misma y contaminará plenamente, por ende, al negocio jurídico.
Desde un punto de vista lógico, se trata del primer paso a observar en una escritura
pública. Contestes con Giménez Arnau395, digamos que es aquella parte de la
escritura pública en la que se determina el acto que constituye su objeto y las personas
que constituirán la relación actual o contractual.
1. En cuanto hecho físico, es percibida de visu por el ministro de fe, el cual dejará
constancia, individualizándolas, de quiénes son las personas que se encuentran ante
él.
Se trata, por tanto, de una evidencia directamente percibida por el oficial fideidante,
dando cumplimiento así al principio de inmediación, propio del instrumento público.
a) Lugar de la comparecencia
Éste quedará determinado, por una parte, por la actuación legítima del oficial de fe
dentro del territorio jurisdiccional, que será, en el caso chileno, la comuna o
agrupación de comunas para la o las cuales haya sido designado y, en el caso
español, por su demarcación. Dentro de ella, se indicará la ciudad asiento o sede de
funciones en la cual su desempeño normal será el estudio notarial; en aquellos casos
en que, por razón de circunstancias, sea preciso llevar a cabo la escritura fuera de
éste, deberá indicarse el sitio exacto del desempeño: la casa de una de las partes, un
estudio de abogados, un hospital, etc.
b) Tiempo de la comparecencia
c) Individualización
1) Del notario: La cual resulta esencial, por ser éste autor del instrumento. Esta
deberá hacerse conforme la mandatoria de los artículos relativos a esta materia, ya
señalados supra.
d) Capacidad
Es en esta etapa que la actuación del notario adquiere un rol más activo, en cuanto
le corresponde efectuar un juicio de calificación de las calidades de las personas que
se encuentran ante él, para lo cual establecerá su capacidad natural y legal.
e) Cualidad de la intervención
Conforme al Nº 9 del artículo 156 del RNE, la actuación deberá ser denominada con
el nombre conocido que en derecho tenga, salvo que careciese de él; es lo que en Chile
se conoce con el nombre de epígrafe y que, sin estar establecido expresamente en la
ley, se observa, sin embargo, por la vía de los usos notariales, sin perjuicio de que,
indirectamente, la denominación del acto o contrato sea obligatoria para la formación
del respectivo protocolo —conforme al artículo 429 del COT— y del libro repertorio, de
acuerdo con el inciso segundo del artículo 430 del mismo texto legal. En el Código
Civil argentino no existe una disposición al respecto, como no sea el artículo 1001, que
ordena que la escritura pública exprese la naturaleza del acto, su objeto y otras
menciones que allí se señalan.
Son las partes interesadas las que tendrán plena libertad para escoger el notario
ante el cual presentar su requerimiento sin que se pueda limitar este ejercicio. No
obstante, existen dos limitaciones legales para ello:
a) El caso del artículo 413 del Código Orgánico de Tribunales. Como he señalado
anteriormente402, el legislador por razones de política gremial del Colegio de
Abogados, a través de la dictación de la Ley Nº 4.409, de 1923, Orgánica del Colegio
de Abogados de Chile, estableció el artículo 56 de la misma, que perduró hasta 1981,
fecha en que desapareció con motivo de la derogación de existencia de los colegios
profesionales en Chile. No obstante, la disposición fue repuesta a raíz de la dictación
de la Ley Nº 18.181, modificatoria del Código Orgánico de Tribunales y relativa a los
notarios públicos, la cual se mantiene hasta la actualidad vigente403.
El notario deberá dejar constancia en tales escrituras del nombre del abogado
redactor de la minuta. Con todo, su inobservancia no afectará la validez de la escritura
(artículo 413, inciso segundo).
Partes en un negocio jurídico, conforme al sentido civilístico que ellas poseen, son
aquellas personas naturales o jurídicas que representan intereses contrapuestos,
pudiendo una parte estar constituida por una o varias personas.
"Durante el tiempo que durare la ausencia o inhabilidad del notario, el reemplazante designado
podrá autorizar las escrituras públicas y dar término a aquellas actuaciones iniciadas por el
titular que hayan quedado pendientes, debiendo dejar constancia de tal circunstancia en el
respectivo instrumento. Del mismo modo podrá proceder el titular respecto de las escrituras
públicas y actuaciones iniciadas por el reemplazante".
1.1.3. Fe de conocimiento
b) Evolución de la fe de conocimiento
No estimo pecar de exageración al afirmar que ésta, en su existencia y exigencia, se
pierde, con largura, en la noche de los tiempos; si bien es cierto que ella aparece ya
siendo exigible a partir de los siglos XII y XIII, lo cierto es que el conocimiento de las
partes ya le era exigido al tabelión desde los mismos tiempos del Imperio romano.
Sólo durante la Baja Edad Media surge la necesidad de individualizar a una persona,
con el desarrollo y explosión demográfica dentro de las grandes ciudades de la época;
cuando el número de gentes es tal que resulta imposible conocer a cada uno,
espontáneamente se comienza a exigir la fe de conocimiento por parte del notario.
Ésta es, en el sentir de los autores, la forma más probable de su surgimiento414.
Sea como fuere, lo cierto es que la imposición legal de conocer aparece exigida por
vez primera —en lo conocido— por el Estatuto Municipal de Bolonia y por las Leyes del
Espéculo; si bien en la primera, no de una forma expresa, sí ocurre ello en relación con
la segunda. Lo cierto es que ya hacia fines del siglo X se inicia la transformación del
documento, atenuándose la actividad formalística de las partes y testigos, asumiendo
éste una importancia prevalente en cuanto el notario pasa a disponer lentamente de la
fides publica, por sobre las formas de que gozaba la chartae hasta aquel entonces. La
valoración probatoria pasa a ser el elemento primordial y, así, la notitia, que surge de
aquel entorno, preparará el advenimiento triunfal del notario, a comienzos del siglo XII.
Esta transformación opera, por una parte, en Roma, a fines del X, y paralelamente en
Siena a mediados del XI. De esta manera se transforma la chartae en instrumentum y
su eficacia deriva de la cualidad de la persona del notario415.
Será con los Glosadores, con la Escuela de Bolonia, que se pondrá orden en este
nuevo documento, denominado ya instrumentum416. De acuerdo con tales autores,
tres serán los requisitos que deberá contener el instrumento: uno, extradocumental,
las solemnidades, y dos intradocumentales: las publicaciones y el tenor del negocio u
ordo scripturae, el cual, a su vez, se divide en capítulos y partes. El primero de ellos, de
acuerdo a Rainiero de Peruggia, es el de los contrahentes.
Aparte de ellos, otros glosadores intervendrán en el tema, y así Pedro Boaterio, en los
Consejos —sexto consejo—, expresa: "El Notario no haga instrumento entre personas
desconocidas para él, pues tal instrumento efectuado entre desconocidos no será
válido"420.
Se llega así a las Leyes del Espéculo421: "Conoscer deve el escribano los homes entre
quien face carta, por sí o por otros, quel sepan decir quien son. E otrosí deve preguntar e
saber los nombres dellos, e donde son e do moran. Ca esto ha menester de saber para
escribirlo en la carta". De allí pasa al Fuero Real422 y de éste a las Partidas423. Se
equivoca Pondé424 cuando señala que en ellas ha sido eliminada deliberadamente,
como queda demostrado en la nota anterior.
Más tarde, la obligación reaparecerá en la Pragmática de Alcalá, de 1503425,
generalizándose posteriormente a través de la Nueva y Novísima Recopilaciones.
Ils peuvent exceptionnellement lui être attestés par deux tèmoins ayant les qualités
requises par l'article 4"428.
En efecto, hasta antes de la dictación del Código Orgánico de Tribunales por medio
de la Ley Nº 7.200, de 21 de julio de 1942, rigió en Chile, el Código del Notariado de
1925, el cual en su artículo 18 establecía la fe de conocimiento, la cual debía ser
comprobada mediante el conocimiento de los otorgantes, o bien con la
comparecencia de dos testigos honorables, conocidos del notario, vecinos del
departamento y hábiles para testificar. Dicho artículo pasó, en esencia, al mencionado
código en el nuevo artículo 405 de éste, el que señalaba a la fecha, en su inciso 2º: "En
ella —la escritura pública— el notario deberá dejar constancia de conocer a los
otorgantes, o de habérsele acreditado su identidad con la cédula personal respectiva,
cuyos datos se insertarán en la escritura; o con la aserción firmada en el mismo registro,
de dos testigos honorables, conocidos del notario, vecinos del departamento y hábiles
para testificar".
Necesario es tener presente que, en el intertanto entre uno y otro texto legal, se dictó
la Ley Nº 6.880, de 15 de abril de 1941, sobre cédulas de identidad, que la transformó
en obligatoria431, por lo que hubo de agregarse el cambio de residencia en las
inscripciones militares y correspondiente acápite que figura en el texto del citado
artículo 405 del Código Orgánico de Tribunales.
Por ende, bajo la vigencia del Código del Notariado, la fe de conocimiento era
cumplida por el notario, o dejando constancia de conocer a los otorgantes, o bien, si
no los conocía, con la aserción firmada de dos testigos que reuniesen los requisitos
allí señalados. Mas aún, una sentencia de la Corte Suprema de 1931432 hace
copulativos dichos requisitos, no bastando con la mera afirmación del notario, sino
siendo además precisa la comparecencia de dos testigos insertos en la escritura.
Dicha sentencia dice: "Con el objeto de evitar la suplantación de personas en el
otorgamiento de las escrituras públicas, ha ordenado el artículo 18 del Decreto Ley
Nº 407, que se establezca, por los medios que indica, la identidad de todos los que
concurran a otorgarla, sin que baste el conocimiento que el notario autorizante tenga de
alguno de ellos".
Todo ello regía salvo para el caso de los testamentos si, a juicio del notario,
circunstancias calificadas así lo aconsejaren (art. 18 de la Ley Nº 7.868, de 25 de
septiembre de 1944).
En sus efectos, el concepto ha cambiado, toda vez que el notario ha dejado de ser
responsable de la dación de fe de conocimiento, para limitarse solamente a exigir la
identificación de las partes mediante su respectiva cédula, por lo que, al dejar esta
última constancia, impide caer en la sanción del artículo 412 del COT.
El nombre del sujeto corresponde a una señal individual del mismo; ya lo veíamos al
referirnos a lo expuesto por Rolandino en la Aurora, por lo que resulta de una
importancia fundamental al momento de la individualización de una persona; así
como existen formas genéricas de distinguir a los seres humanos, como los colores y
formas de las vestimentas, los llamados uniformes, así en la individuación precisa del
sujeto será necesario recurrir al nombre.
Por ello es que la calificación en cuanto a la identidad de la persona debe estar dada
no tan solamente por la designación civil de ésta: nombre, apellidos, domicilio,
nacionalidad, profesión, cédula de identidad y todos aquellos elementos que se desee
agregarles por la ley, para asegurar en mejor forma su individualización. En definitiva,
todos ellos son elementos destinados a ayudar, pero no a definir. Tal calificación,
según quedan contestes Núñez Lagos440 y Negri441, hecha por el notario, es un
problema de notoriedad, que permite que en la vida social y en el tráfico civil una
determinada persona física ostente, de manera pública y notoria, un nombre y un
status civilis. De esta forma, si hay suplantación, el notario carece de responsabilidad,
toda vez que pública y notoriamente esta persona es conocida por quien parece ser.
a) Los notarios deberán dar fe de conocer a las partes. Esta fe de conocimiento está
establecida por el artículo 23 de la ley notarial española y reglamentada en el artículo
187 del Reglamento, de tal forma que en este último se deja en claro que ella afecta a
la identidad, pero no a las circunstancias de edad, estado, profesión o vecindad.
b) A falta de conocimiento del notario, éste deberá asegurarse la identidad por los
medios supletorios que consagra:
b') Afirmación de dos personas, con capacidad civil, que conozcan al otorgante y
sean conocidos del notario, siendo responsables de la identificación;
b") La identificación de una de las partes contratantes por la otra, siempre que de
esta última de fe de conocimiento el notario;
b"') Los carnés o documentos de identidad con retrato y firma expedidos por las
autoridades públicas, cuyo objeto sea identificar a las personas. El notario responderá
de la concordancia de los datos personales, fotografía y firma estampados en ellos
con las del compareciente. Si el documento careciere de firma, el notario exigirá que
ella se imponga en el instrumento (art. 187, apart. 2º del RNE).
El orden de precedencia está fijado por el artículo 190 del Reglamento, el que
establece que, cuando al notario le sea imposible dar fe de conocimiento, ni éstos
puedan presentar testigos, lo expresará así en la escritura y reseñará los documentos
con que identificará a la persona. Entre éstos tendrán preferencia los carnés y demás
documentos de identidad expedidos por el Estado. Podrá, finalmente, pedir la
fotografía del interesado a objeto de incorporarla al protocolo.
e) A objeto de evitar la aplicación del artículo 27 Nº 3º de la Ley, que sanciona con la
nulidad de la escritura pública la falta de dación de fé de conocimiento, el artículo 189
apartado 2º del Reglamento, permite subsanar la falta por medio de acta al respecto,
siempre que no se trate de testamentos.
El artículo 405 del COT actualmente vigente exige la "individualización del notario
autorizante", necesaria para identificarlo debidamente en la forma prevista por la ley,
esto es, con sus nombres y dos apellidos completos, debiendo además registrar su
calidad de actuación, esto es si lo hace como notario titular, interino o suplente,
haciendo constar el número del decreto de la correspondiente Corte de Apelaciones o
tribunal en su caso, que le otorgó la calidad de suplente o interino, no siendo
necesario en el caso de los notarios titulares, bastando con dicha mención.
Finalmente, se dejará constancia del número del oficio notarial y, en el caso de los
suplentes, de la identificación del notario titular.
En relación con un notario suplente, será: "comparecen ante mí, xxxx xxxx xxxx xxxx
notario suplente del titular de la xxxx notaría de Santiago (u otro lugar), don xxxx xxxx
xxxx xxxx, según consta de decreto de nombramiento de la Iltma. Corte de
Apelaciones de Santiago (u otro lugar, o tribunal correspondiente) número xxxx de tal
fecha, el que dejo protocolizado con tal fecha en mis registros bajo el número xxxx".
Finalmente, en el caso de existir un interino, se dirá: "comparecen ante mí, xxxx xxxx
xxxx xxxx, notario interino de la xxxx notaría de Santiago (u otro lugar), cuyo
nombramiento consta de decreto de la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago (u
otro lugar) protocolizado bajo el número xxxx en mis registros con tal fecha".
Que sea competente el notario significa que, además de cumplir con los requisitos
necesarios para ser notario, su designación a través de decreto supremo de
nombramiento debe estar legalmente realizada y tomada de razón por Contraloría
General de la República445.
Finalmente, cabe hacer presente que, como ocurre tan corrientemente en nuestro
país, quedó establecido en el mencionado artículo, inciso tercero, que un "Reglamento
fijará la forma y demás características que deben tener los originales de escritura
pública y sus copias", el que nunca fue dictado y que en la realidad ha sido
reemplazado por una buena práctica ordenativa que ha permitido funcionar en los
oficios notariales casi cuarenta años sin que se haya hecho notar su necesidad.
B) Frente a ellos existe una segunda categoría de hechos, cuales son los
denominados verdades supuestas, hechos convertibles o presunciones iuris tantum, es
decir, circunstancias que no constan directamente al oficial de fe a través de sus
sentidos, sino por el dicho o narración realizada por el compareciente. Son las
declaraciones de voluntad de las partes, es decir, aquellas cláusulas de las escrituras
en las cuales se deja constancia del acto a realizar y sus circunstancias. Así, en la
compraventa lo serán la individualización de la propiedad y la narración de sus
deslindes y otras circunstancias relacionadas con ella. Todos estos serán aportes de
las partes que expresarán estar de acuerdo con ellos, pero no le constan directamente
al notario. Producen presunciones iuris tantum.
C) Finalmente, están los hechos adjuntos o verdades puestas, los cuales están
constituidos por las cláusulas enunciativas y las declaraciones de verdad. Las
primeras se refieren precisamente a las constancias individualizatorias que debe
realizar el ministro de fe, mientras las segundas serán aquellas que realizan las partes
a objeto de hacer constar hechos, como por ejemplo dejar constancia de haber
pagado el precio de la compraventa con anterioridad al acto o que la entrega de la
propiedad ya se encuentra realizada. Ellas no son sino un principio de prueba por
escrito.
1.3. Sanciones
Las sanciones con relación a la escritura pública por la inobservancia de los puntos
anteriores, esto es, la comparecencia e individualización, están establecidas en el
artículo 412, número 2, del COT, y corresponden a la nulidad.
"Serán nulas las escrituras públicas:
2. aquellas en que los otorgantes no hayan acreditado su identidad en alguna de las formas
establecidas en el artículo 405...".
Más aún, los notarios son responsables solidariamente con los interesados respecto
del pago de los impuestos si se autorizare una escritura con omisión de éstos, de
acuerdo al artículo 78 del Código Tributario.
Pero, en relación con el cumplimiento de obligaciones notariales, la sanción viene
dada respecto del notario por los artículos 440 y siguientes del cuerpo legal en
examen, el cual podrá ser sancionado disciplinariamente por faltar a sus obligaciones
"con amonestación, censura o suspensión, según sea la gravedad del hecho"447.
Desde tal punto de vista, cabe tener presentes las normas regulatorias del Banco
Central en relación con la inversión extranjera, con la importación y exportación de
bienes de capital y el libre cambio, importación y exportación de divisas extranjeras.
En 1974 se dictó, por el gobierno militar de ese momento, el denominado "Decreto
Ley Nº 600", que fijó un estatuto regulatorio de la inversión extranjera en Chile,
permitiendo según su artículo 1º que "las personas naturales y jurídicas extranjeras y
las chilenas con residencia y domicilio en el exterior, que transfieran capitales
extranjeros a Chile..." podrán internarse bajo la normativa establecida en dicho decreto
ley.
Este estatuto de inversión extranjera fue más tarde modificado por el Decreto con
Fuerza de Ley Nº 523 de 1993, del Ministerio de Economía, Fomento y
Reconstrucción, luego del regreso de la democracia al país, destinado a otorgar
seguridades a los inversionistas.
1.4.2. Minería
Está regulada esta situación en la Ley Nº 18.255, de 9 de noviembre de 1983, que
vino a modificar el Decreto Ley Nº 1939 de 1977, del Ministerio de Tierras y
Colonización, y el Decreto con Fuerza de Ley Nº 83 de 1979, del Ministerio de
Relaciones Exteriores.
En esta ley451 prima el derecho del Estado de Chile por sobre el interés de los
particulares en orden a prohibir, como lo dice el propio D.F.L. Nº 83 de 1979, la
adquisición del dominio y otros derechos reales en zonas declaradas fronterizas a
nacionales de países limítrofes; esto es, República Argentina, República del Perú y
Estado Plurinacional de Bolivia. Se entiende por zonas fronterizas aquellas que
establece el artículo 6º del D.F.L. Nº 4 de 1967, del Ministerio de RR. EE., según el cual
"las tierras fiscales situadas hasta una distancia de 10 kilómetros medidos desde la frontera
sólo podrán ser obtenidas en propiedad, arrendamiento o a cualquier otro título por personas
naturales o jurídicas chilenas. Igual norma se aplicará respecto de las tierras fiscales situadas
hasta 5 kilómetros de la costa medidos desde la línea de más alta marea...".
Tal prohibición se hace extensiva a las sociedades o personas jurídicas con sede
principal en el país limítrofe o cuyo capital pertenezca en un 40 por ciento o más a
nacionales de los países limítrofes.
Se entenderá —de acuerdo al artículo 1º— por naviero chileno o empresa naviera
chilena a la persona natural o jurídica que cumpla determinados requisitos previstos
en el artículo 11 del Decreto Ley Nº 2.222 de 1978, necesarios para abanderar una
nave en Chile, se dedique al comercio de transporte marítimo y sea dueña o
arrendataria de nave o naves mercantes bajo matrícula y bandera chilenas. Además,
se entenderán incluidas las personas naturales o jurídicas que cumplan con lo
previsto en esta ley.
No existe en esta ley —salvo las reservas de cabotaje que se señalan en el artículo
4º— discriminación alguna en desmedro de los extranjeros, pudiendo ellos libremente
realizar las actividades de cabotaje, pero quedando sujetos a la matrícula y bandera
nacional, y a cumplir los requisitos fijados por ella.
Si, por otra parte, un tercer país excluyese a los navieros chilenos del tráfico de carga
o cabotaje, en reciprocidad nuestro país podrá actuar de la misma forma, según el
artículo 4º de la ley.
a) La escuela primitiva, según la cual se distinguía el tenor negotti y las publicationis,
siendo el primero aquella parte relativa a las disposiciones del documento, redactadas
en primera persona; las segundas constituían un conjunto de requisitos formales
destinados a la validez del mismo.
Resulta importante hacer notar que, de un modo u otro, esta cuarta escuela es la
que impera en la actualidad y permite que, por su observancia, la escritura pública sea,
formalmente, similar en todos los países de derecho civil. Así, un instrumento público
será fácilmente reconocible en cualquier nación de Occidente e incluso en los Estados
de Oriente que han recibido el influjo europeo, como Japón, Vietnam, Indonesia, etc.,
con excepción de los países de origen sajón, los que —como sabemos— han seguido
un desarrollo diferente.
Las formas son tan antiguas como el hombre e históricamente ellas han estado
siempre presentes en su devenir y acontecer. Primitivamente, poseyeron un carácter
mágico religioso, para posteriormente advenir al mundo del derecho; se desarrollan
eficazmente en Roma, pasando posteriormente a constituir formas de ser y de valer
del mundo jurídico actual454. Sin las primeras, el negocio jurídico no podrá existir; son
formas constitutivas, ad substantiam, que permiten que la voluntad se exprese; sin las
segundas, el hecho jurídico no podrá ser valorado, esto es, se impedirá la calificación
de eficacia del ser, siendo en tal sentido formas solemnes, ad solemnitatem, del
acto455.
Cuando se desea hacer valer el hecho a través del tiempo, pasando desde su
acontecer pretérito, ya no hasta el presente —fórmula ad probationem—, sino más allá,
hacia el futuro, existirá la prueba preconstituida.
Nace así la prueba documental, que tiene dos características: a) ser anterior al
proceso y b) su constitución es inmediata en el tiempo al hecho acaecido456.
En los instrumentos privados, en tanto, ellos son un hecho por probar; carecen de
certeza y no constituyen fuente de prueba, sino hasta que ellos mismos en sí son
probados y para ello deben seguirse las formas previstas en los códigos
procesales457.
Ahora bien, como la actuación funcionaria, para ser eficaz, debe ser coetánea a los
hechos, para que se produzca lo que tantas veces hemos denominado en la
terminología "núñez-laguística" correspondencia entre actum y dictum, se producirá
consecuencialmente en los instrumentos públicos, y concretamente en la escritura
pública —denominada instrumento público en España—, la unidad de acto, según la
cual el documento debe ser otorgado en un mismo instante jurídico atendido que la
voluntad de las partes y el otorgamiento del instrumento deben ser consecuentes
entre sí, debiendo haber correspondencia entre ambos.
a) En torno al Ars scripturam, como expresión escrita del lenguaje o redacción del
documento, y
a) Para que una escritura pública pueda, en definitiva, producir sus plenos efectos,
es preciso que previamente el negocio jurídico se plasme lo más correcta y
adecuadamente posible, en torno al uso de un lenguaje preciso, objetivo y ceñido a la
voluntad de las partes, representativo lo más fielmente posible de aquellos aspectos
sobre los cuales los interesados han previamente negociado y en los términos más
ajustados a su voluntad real.
Es por ello que la redacción debe ser unívoca, y relacionar los hechos y
circunstancias propias del acto o contrato, uniéndolos en un solo todo, de tal forma
que la "narratio" constituya un todo congruente destinado a que las cláusulas del
mismo no se contrapongan entre sí.
Por ello, el artículo 147 del Reglamento notarial español establece que "el notario
redactará el instrumento conforme a la voluntad común de los otorgantes...", lo cual
conforme al parágrafo 2º "...se aplicará incluso en los casos en que se pretenda un
otorgamiento según minuta o la elevación a escritura pública de un documento privado".
¡Que floritura y elegancia la empleada para consignar en forma precisa lo que debe
ser la redacción del documento! ¡Cómo se revela el buen manejo del castellano y la
claridad conceptual de los elementos lógicos del idioma!
Pues bien, una vez más lo previsto en tales artículos revela necesidad de una
redacción especializada no hecha por cualquier particular, ni aún por un abogado no
especialista, sino por el ministro de fe, experto jurista cuya máxima expresión del Ars
notarii la revela en el documento público.
En Chile, la redacción no es exclusiva del escribano, ya que se perdió con la dictación
de la Ley Orgánica del Colegio de Abogados462, al suprimir su artículo 56 la facultad
de los notarios de redactar una numerosa cantidad de escrituras, artículo que, en
definitiva, se encuentra en la actualidad establecido en el Código Orgánico de
Tribunales como numeral 413 del mismo, habiéndose además suprimido por la Ley
Nº 18.181, de 1982, que modificó el sistema notarial, la facultad de redactar prevista
en el artículo 399 del COT.
A todo ello nos hemos referido largamente en el capítulo XXV de esta obra.
Para Rafael Núñez Lagos463, "La narración típica de la esfera de los hechos,
encuentra su equivalente funcional en la esfera del derecho, en la redacción. Cuando
se trata de un hecho presente a los ojos del escribano, éste no hace más que narrar lo
que ve (actas, agrego yo). Pero en la esfera del derecho, un contrato, por ejemplo, no
se ve porque es algo espiritual, que está en la voluntad de las partes y en la Ley. El
escribano no narra; lo que hace es redactar. En el notariado latino los notarios
tenemos la obligación de redactar el documento. En la redacción el notario no se
limita a describir o expresar un hecho, sino a formular un negocio jurídico. Los hechos
del mundo exterior quedan interferidos por necesidades intelectuales de adecuación a
la ley. Hay que ceñirse al esquema jurídico del acto o contrato. La verdad, el hecho
aparece necesariamente envuelto en un manto técnico legal. Naturalmente, la
redacción no debe alterar los hechos; el vestido debe ser legalmente indispensable
pero transparente. En otra disertación hemos dicho que la narración es la maja
desnuda de Goya; la redacción es la maja vestida...".
Todas estas actividades, sean del notario, sean de las partes, quedarán plasmadas
en la redacción del acto o negocio, que ahora sí ha sido llevado a papel y debidamente
escrito464.
2.4. E
a) La evidencia
Hemos podido apreciar lo fundamental que resulta la actuación personal del notario
en su función de intervenir directamente en el acto escriturario, sea en su preparación
material —redacción—, sea en su dimensión intelectual, dando forma jurídica a esa
redacción y permitiendo de ese modo el perfeccionamiento del negocio, plasmado a
través de la escritura pública.
Toda esta actividad solamente puede ser llevada a cabo por él, en su calidad de
técnico jurista responsable del acto para el cual ha sido requerido. No puede ser
delegada, sino que requiere de su presencia activa. Es por ello que existen aquellas
frases sacramentales: "comparecen ante mí ..." y aquella con la cual se cierra el
documento: "Pasó ante mí, sello y firmo".
Relata al respecto Núñez Lagos465: "Se me preguntó una vez si el notario podía
recibir una declaración por teléfono y contesté: No; porque el notario no puede
trasladar al papel un simple acto de oído que no es acto de vista a la vez; y el ver el
aparato telefónico no basta. La vista es el sentido fundamental para el notario porque
precisamente la vista es lo que produce la evidencia. La evidencia es la consecuencia
de la visión. Sin esta evidencia primera, no hay fe pública, no hay autenticidad. Por
eso, la diferencia fundamental que hay entre un documento público y un certificado, es
que el certificado hace cierto una cosa que no es perceptible por la vista. Certificado
médico: el médico por sus conocimientos técnicos dice: Certifico que Fulano de Tal
tiene tal o cual enfermedad. Esto no es un acto de vista, es juicio que hace: él ve al
enfermo y cree que éste tiene esa enfermedad. Es un juicio que el médico efectúa; la
enfermedad puede ser otra distinta a la que él supone. No es un acto de evidencia. El
documento notarial narra lo que el notario ve. En esa evidencia y sólo en esa evidencia,
reside la autenticidad"466.
De la misma manera, el artículo 54, numeral II, de la Ley del Notariado para la Ciudad
de México, de 11 de junio de 2018, señala: "Estar en pleno ejercicio de sus derechos y
gozar de facultades físicas y mentales que no impidan el uso de sus capacidades
intelectuales para el ejercicio de la función notarial".
Por su parte, el artículo 133, numeral 2, de la Ley del notariado colombiano —Decreto
Ley Nº 960 de 20 de junio de 1970— impide absolutamente que puedan ser designados
notarios "Los sordos, los mudos, los ciegos y quienes padezcan cualquier afección
física o mental que comprometan la capacidad necesaria para el debido desempeño
del cargo". De lo expuesto puede colegirse que, dentro de los impedimentos para ser
notarios en numerosos países, como España, Uruguay, Argentina, Colombia y México,
se entiende que no puede ser designado notario una persona ciega, por tratarse de
una inhabilidad que impide el ejercicio de los actos propios del cargo, siendo de la
esencia de la fe pública el verificar, ver a la persona interesada en un acto notarial.
Careciendo de la facultad de la vista, no puede ser posible hacer constar, dar fe de una
evidencia.
Así, en su Preámbulo señala: "e asentais en los registros las escrituras que se
otorgan muy abreviadas e que a causa de no se decir por extenso a las partes las
submisiones é derogaciones e otras clásulas que en las dichas escirturas se ponen,
las partes quedan engañadas, sin saber lo que otorgan". Por esta razón, a
continuación el Capítulo I ordena: "en la cual dicha nota se contenga toda la escriptura
que se oviere de otorgar por extenso, declarando las personas que la otorgan; é el dia,
é el mes, é el año é el lugar o casa donde se otorga; é lo que se otorga especificando
todas las condiciones, é pactos, é clausulas, é renunciaciones, é submisiones que las
dichas partes asientan...".
En el sentir del citado autor, es en dicha Pragmática que, por vez primera, se ordena
la escrituración quae onmino, aun cuando restan hasta la actualidad lo que él llama
"resabios de oralidad", de los cuales quedan todavía la lectura del documento y el
consentimiento.
En Chile, la lectura de la escritura pública está prevista en el artículo 407 del Código
Orgánico de Tribunales471. No es necesario que sea realizada directamente por el
notario, ya que es posible que sean las propias partes quienes deban leerla, o bien si
ellas lo piden, podrá hacerlo el notario directamente.
Por ello es preciso que la expresión del consentimiento se realice directamente ante
el escribano, luego de la lectura y antes de la firma.
En esencia, la firma de las partes es un acto único —unidad de acto, a la cual ya nos
hemos referido en el capítulo anterior y en el actual—, ya que el consentimiento
consiste no en que una de las partes esté de acuerdo, sino que ambas deben estarlo
en un mismo tiempo, unidad de acto material, de distancia y de tiempo.
Pero además este acto único se realiza ante el notario autorizante y en presencia de
él. De allí la inmediación que debe cumplir éste. Es, por tanto, un acto cerrado, único,
con intervención de partes y notario. Esta formalidad es especialmente relevante en el
caso del testamento abierto, en el cual además deben concurrir testigos presenciales
del acto.
Así, pues, de una manera práctica, la Ley Nº 18.181 permitió prescindir de su
transcripción, salvo que alguno de los otorgantes lo requiriera.
Asimismo, se permitió al notario —inciso 2º del artículo 410 del COT— que pudiese
dejar constancia de la exhibición por las partes de los documentos exigibles por ley, lo
que podrá realizar antes o después de su firma. Para ello deberá indicar fecha y
número del documento y agregarlo al final del protocolo.
2.8. Otras obligaciones notariales respecto de la escritura pública
Este artículo 404, por su redacción, resulta equívoco, en cuanto precisa que las
"escrituras públicas deben escribirse en idioma castellano y estilo claro y preciso..." y
a partir de allí introduce una frase que ha causado interpretaciones equívocas
permanentemente: "... en ellas —las escrituras públicas— no podrán emplearse
abreviaturas, cifras ni otros signos que los caracteres de uso corriente...".
Esta interpretación es tan razonable que el Proyecto del presidente Piñera, Boletín
Nº 12.092-07, la ha incorporado y la Comisión de la Cámara de Diputados la ha
aprobado, simplemente restándole a la frase la palabra "cifras". Así, queda: "... en ellas
no podrán emplearse abreviaturas, ni otros signos...". Al eliminarse el vocablo "cifras",
éstas quedan fuera de la prohibición, lo que permite que sean aplicadas en una
escritura.
b) Inutilizaciones
Es función del notario inutilizar bajo su firma y sello el reverso no escrito de las hojas
de una escritura pública.
Establece el artículo 406 del COT que las hojas sueltas en que se escribe la matriz
deberán ser "rubricadas y selladas en todas sus fojas por el notario", lo cual tiene el
sentido de evitar intercambio o interposición de fojas, con ánimo de defraudación o
falsificación. Recordemos que antiguamente las escrituras se escribían a mano en
papel sellado, que, por ser de hoja doble, permitía la formación conforme al artículo
429 del COT, hoy reemplazado, de "cuadernillos enteros de cinco pliegos cada uno,
metido un pliego dentro del otro, de manera que la primera foja del cuadernillo sea la
mitad del pliego, cuya otra mitad corresponda a la décima foja del mismo...". Al
desaparecer el papel sellado, y con la reforma notarial de la Ley Nº 18.181 de 1982, tal
forma de protocolo desapareció, procediéndose a partir de la fecha en la forma
indicada en el actual artículo 429 del COT, es decir, "... se formará insertando las
escrituras en el orden numérico que les haya correspondido en el repertorio".
Es función del notario salvarlas y de esta manera validarlas, conforme al artículo 411
del COT.
El artículo 413 del COT, inciso final, se refiere a la autorización de las escrituras "una
vez que éstas estén completas y hayan sido firmadas por todos los comparecientes".
Veremos infra que entre los libros que el notario debe llevar figura un libro
denominado Repertorio, en el cual deben anotarse, por estricto número de sus fechas,
las diversas escrituras realizadas por el notario. Tal anotación deberá realizarla el día
que firme el primero de los otorgantes, debido a que, a partir de ese instante, la minuta
o borrador ya no puede ser variada y adquiere un carácter obligacional respecto de
quien la firmó.
3.1. El protocolo
a) Concepto
Para Argentino Neri, el protocolo está formado por pliego o por hojas, de papel
sellado fiscal, que, agrupados en forma de cuadernos, se utilizan sucesivamente en el
curso de un año calendario; la colección anual constituye el libro del protocolo. El
protocolo se inicia y se clausura con la apertura y cierre, con base en notas que
individualizan y distinguen esos cometidos478.
A su vez, el Reglamento Notarial Uruguayo480 señala que éste es "el registro en que
los escribanos y demás funcionarios autorizados al efecto asientan, por el orden de sus
respectivas fechas, las escrituras públicas que se hayan de otorgar ante ellos".
Para Cruz Barrios481, es el libro formado por la colección en orden de fecha, folio y
número, de las escrituras públicas otorgadas ante el mismo notario, en un período no
superior a dos meses y con nomás de quinientas fojas, cumpliendo con los certificados
de apertura y clausura y demás requisitos legales.
En España, el RNE expresa en su artículo 272 que "El protocolo notarial comprenderá
los instrumentos públicos y demás documentos incorporados al mismo en cada año,
contado desde primero de enero a treinta y uno de diciembre, ambos inclusive, aunque
en su transcurso haya vacado la Notaría y se haya nombrado nuevo Notario".
En Chile, el artículo 429 del COT, sin definirlo, designa su objeto: "Todo Notario
deberá llevar un protocolo, el que se formará insertando las escrituras en el orden
numérico que les haya correspondido en el repertorio". "A continuación de las
escrituras se agregarán los documentos a que se refiere el artículo 415 —documentos
protocolizados— también conforme al orden numérico asignado en el repertorio". "Los
protocolos deberán empastarse a lo menos, cada dos meses, no pudiendo formarse
cada libro con más de quinientas fojas, incluidos los documentos protocolizados, que
se agregarán al final en el mismo orden del repertorio. Cada foja se numerará en su
parte superior con letras y números".
El término protocolo —como ha quedado dicho—, proveniente del griego, nos da una
luz acerca de su desarrollo, muy probable en el Imperio Romano de Oriente. De hecho,
ya aparece mencionado en la Novela XLIV de Justiniano484, aun cuando no ha
adoptado todavía la forma actual, sino que es más bien un conjunto de requisitos en
torno al tabellio.
El notario del alto medioevo redactaba por una parte la chartae y, por otra, la nota, la
cual estaba destinada al libro de notas. El original era la carta y la nota un simple
control y registro de ella; con la práctica y el tiempo, se invirtieron los papeles y, por
razones de uso, se comenzó a evitar la chartae, por razones de costo del pergamino,
confeccionándose sólo la nota. No está claro en qué momento pasa esta colección de
notas a transformarse en protocolo y se hace obligatoria, pero no cabe duda de que
ello ocurre a partir de los glosadores, en los siglos XII y XIII487.
Es, pues, a partir de ellos que comienza a generalizarse la utilización del protocolo,
sin perjuicio de que en cada nación va encontrando su propia gestación.
Entre los francos, en las Capitulares de Carlomagno, del 805, se establece que era
función de los escribanos redactar los actos que pasaban ante condes y obispos, en
virtud de la autoridad que éstos revestían, quedando los ejemplares de cartas
redactados por ellos en manos de éstos y solamente en 1437, mediante las Cartas y
Patentes de Carlos VII, se estableció que los notarios del Châtelet de París debían
"guardar y conservar secretamente en su poder registros de actos (...) y expedir
testimonios y segundas copias". Será poco menos de un siglo más tarde, en 1539, que
el rey Francisco I, en la Ordenanza de Villers-Cotterets ordene, en el artículo 173, que
"todos los Notarios y Tabeliones tanto de nuestro Châtelet de París, como de otras
partes cualesquiera estarán obligados a conservar fielmente registros y protocolos de
todos los testamentos y contratos que pasaren y recibieren y a guardarlos
diligentemente a fin de poder recurrir a ellos cuando fueren requeridos y
necesarios"488.
Del Fuero Real pasará a las Leyes del Espéculo y luego a las Partidas. Por la
demostración de las fuentes de estas últimas que realiza Bono, no debería caber duda
de que la influencia del Ars Notariae de Salatiel fue decisiva, entre otras materias en el
principio de matricidad, logrado a través de la nota490.
Más tarde, en la Pragmática de Alcalá, de 1503, los Reyes Católicos dispusieron que
cada notario tuviera un libro de protocolo encuadernado, de pliegos de papel enteros,
en los cuales debía escribir íntegramente las notas de las escrituras que pasaran ante
él y hubieran de ser otorgadas492.
Éste se formará insertando las escrituras en el orden numérico que les corresponda,
según el libro repertorio, el cual según veremos tiene por finalidad anotar cada
escritura en él, dándole un número a cada instrumento por riguroso orden de
presentación, de acuerdo al artículo 430 del COT.
3. Documentos protocolizados
4. Empaste
5. Numeración
Cada foja del protocolo se numerará en su parte superior con letras y números,
conforme al artículo 406 del Código en examen.
6. Índice
8. Transcurridos que sean dos meses desde la fecha de cierre del protocolo, el
notario certificará las escrituras que hubieren quedado sin efecto por no haberse
suscrito por todos los otorgantes. Este certificado se pondrá al final del protocolo,
indicando además el número de escrituras y documentos que contiene y la
enunciación de las que hayan quedado sin efecto.
El notario entregará al archivero judicial los protocolos a su cargo que tengan más de
un año desde la fecha de cierre, según el art. 433 del COT.
Los archiveros judiciales, de acuerdo al artículo 453 del mismo cuerpo legal, son
ministros de fe pública encargados de la custodia de documentos y de dar a las partes
interesadas los testimonios que de ellos pidieren.
Los documentos a su cargo son: procesos afinados que se hubieren iniciado ante
los jueces de letras, ante las cortes de apelaciones o ante la Corte Suprema, si el
archivero lo fuere del territorio jurisdiccional en que estos tribunales tienen su asiento;
de los mismos seguidos ante jueces árbitros; libros copiadores de sentencias de tales
tribunales, y protocolos de escrituras públicas otorgadas en la jurisdicción respectiva.
11. Publicidad
c) Este libro se cerrará diariamente, con indicación del número de la última
anotación, fecha y firma del notario.
Sostienen, por último, los profesores informantes que en el nuevo régimen el Libro
Repertorio creado en 1971 obedece hoy a una nueva realidad y que no es necesario en
notarías continuar llevando dicho libro.
Nuevamente serán las leyes provinciales las que fijarán y determinarán con
particularidad la forma en que éstos serán llevados por los escribanos, por lo que a
ellas habrá que atenerse. Así, hay legislaciones que consideran la existencia de dos
protocolos: A y B, siendo el primero principal y el segundo auxiliar, formándose el
principal con las escrituras públicas y el segundo, con las actas y poderes que no
posean facultades negociales —como es el caso de Mendoza—, en tanto que otras,
como Jujuy, prescriben que, estando el protocolo dividido en dos secciones, la
segunda corresponderá a actas de protestos de letras y avisos por falta de pago de
cheques. En otras, aún, como Salta, existen protocolos que se forman antes de
documentar los actos y se constituyen con los actos pasados, los no pasados, los
"errose", los folios en blanco sobrantes y sin uso; el documento matriz válido, en tanto,
se crea afuera del protocolo, pero luego se inserta ordenadamente en éste, y sin que
entre ellos haya errores, documentos en blanco u otros, que no constituyan
propiamente actos notariales válidos.
El protocolo se forma mediante cuadernos de diez folios cada uno, los cuales deben
guardarse en muebles de metal, hasta su encuadernación.
3.4.5. Archivo
En España, por su parte, conforme al artículo 272 del RNE, el protocolo comprende
los instrumentos públicos y demás documentos incorporados al mismo en cada año,
de 1 de enero a 31 de diciembre.
El artículo 36 del LNE establece que los protocolos pertenecen al Estado, debiendo
los notarios conservarlos con arreglo a las leyes, como archiveros de los mismos y
bajo su responsabilidad.
3.5.2. Apertura y cierre del protocolo
El protocolo se abre y cierra conforme a las notas expresadas en el artículo 273 del
citado Reglamento, poniéndose las notas de apertura y cierre en pliego separado de la
clase última. Este pliego no se foliará (art. 275, apartado final, del RNE).
Los protocolos son secretos, de acuerdo con el artículo 274 del RNE.
Por virtud de dicho mandato, el artículo 282 del RNE establece que, cuando proceda
por tales personas examinar un instrumento contenido en el protocolo, el notario
cuidará bajo su más estrecha responsabilidad que la lectura se limite al documento en
que tengan aquellos interés y que no pueda sufrir el protocolo el menor daño o
deterioro, y, a tales efectos, será el propio notario quien buscará personalmente la
escritura señalada y la pondrá de manifiesto a los interesados, no consintiendo se
saquen notas o extractos de ella, ni que sea hojeado el protocolo, sino en cuanto sea
indispensable para la lectura de la matriz de que se trate, debiendo verificarse la
exhibición ante dos testigos y extendiéndose de ella la oportuna acta.
3.5.4. Empaste
3.5.6. Índices. Arts. 284 y sgtes. del RNE
a) Índices cronológicos
Los índices deberán ser confeccionados dentro de los ocho primeros días de cada
mes y remitidos por el notario a las juntas directivas de los colegios respectivos.
De estos índices se harán dos ejemplares, quedándose el notario con uno de ellos
para encuadernarlo al final del protocolo, formándose así el índice cronológico del
mismo.
Tal archivo podrá ser consultado dentro de los límites de vigilancia y privacidad
previstos por el artículo 32 de la Ley Notarial, por personas de notoria competencia en
los estudios de investigación histórica y respecto de documentos que cuenten con
más de cien años de antigüedad.
Hasta la dictación del Decreto Nº 2.310 de 22 de julio de 1967, existían los
protocolos ordinarios y reservados, de los artículos 34 y 35 de la ley notarial. A partir
de tal decreto, existirá un tercero, especial de protestos de letras, previsto en el párrafo
2º del artículo 272 del Reglamento. Tal protocolo comprende no sólo los protestos de
letras de cambio, sino también los de otros instrumentos mercantiles. Este Registro
Especial se regula por las mismas normas del protocolo ordinario.
4. Protocolizaciones
a) Fecha de su presentación;
b) Su individualización;
d) En aquellos casos en que del documento a protocolizar proviene de una escritura
pública, no será necesario su individualización, sino dejar constancia en la escritura
del hecho de la protocolización.
Tal acta, así concebida, tiene por finalidad agregar documentos que se refieren a una
escritura pública, o bien a los cuales se pretende dotar de fecha cierta. Estos últimos
serán normalmente documentos privados que valdrán como escrituras públicas una
vez que ha sido "reconocido por la parte a quien se opone, o que se ha mandado tener
por reconocido en los casos y con los requisitos prevenidos por la ley"497.
Es por ello que el artículo 1703 señala que "la fecha de un instrumento privado no se
cuenta respecto de terceros, sino... desde el día en que ha sido copiado en un registro
público", situación que reitera el artículo 419 del Código Orgánico de Tribunales: "... la
fecha de un instrumento privado se contará respecto de terceros desde su anotación en
el repertorio...".
Si bien la ley le otorga cierto valor de escritura pública en los casos anteriormente
señalados, es no menos cierto que el documento privado continuará siéndolo, no
pudiendo elevarse a la condición de público498, cuando:
a) Si la ley establece la solemnidad de escritura pública como forma de ser del acto
o negocio, el hecho de la protocolización no le otorga sino esa calidad, pero no
transforma al acto en válido.
En relación con este aspecto, el artículo 420 del Código Orgánico de Tribunales
establece que
"Una vez protocolizados, valdrán como instrumentos públicos:
2º. Los testamentos solemnes abiertos que se otorguen en hojas sueltas, siempre que su
protocolización se haya efectuado a más tardar, dentro del primer día siguiente hábil al de su
otorgamiento;
3º. Los testamentos menos solemnes o privilegiados que no hayan sido autorizados por
notario, previo decreto del juez competente;
En materia testamentaria, y en relación con el artículo 420 Nº 2 del Código Orgánico
de Tribunales, la Corte de Apelaciones de Concepción, con fecha 29 de abril de
1963499, ha señalado jurisprudencialmente que
"El hecho de que un testamento otorgado con las solemnidades que señala el artículo 1020
Nº 2 del Código Civil, no se haya protocolizado en el plazo de que trata el artículo 420 Nº 2 del
Código Orgánico de Tribunales500 no lo invalida, por cuanto se trata de un testamento
otorgado sólo ante cinco testigos, por lo que no le es aplicable la exigencia legal, que dice
relación con los testamentos otorgados ante notario y fuera de su registro público en casos
urgentes".
Respecto de las cartas de oferta de pago, conforme a los artículos 1598 y siguientes
del Código Civil, es preciso que se dé cumplimiento a la protocolización de las
mismas para que el documento, así realizado por notario y cumpliendo los requisitos
del artículo 1600 del citado texto, surta todos sus efectos.
Respecto de la materia rigen los artículos 345 y 345 bis del Código de
Procedimiento Civil, el último de los cuales fue establecido por la Ley Nº 20.711,
promulgada el 20 de diciembre de 2013 y que modificó el artículo 420 del COT501.
Cabe hacer presente que Chile es miembro del Convenio de La Haya desde el 30 de
agosto de 2016.
En Chile, tales copias simples no existen y, por el contrario, el artículo 427 del COT
establece que "Los Notarios sólo podrán dar copias íntegras de las escrituras o
documentos protocolizados, salvo los casos en que la ley ordene otra cosa, o que por
decreto judicial se le ordene certificar sobre parte de ellos", por lo que en ejercicio de su
función éstos solamente podrán otorgar copias íntegras, pero además y conforme a lo
artículos 421 y 422 del mismo cuerpo legal, "sólo podrán dar copias autorizadas de
escrituras públicas o documentos protocolizados (...). En ellas deberá expresarse que
son testimonio fiel de su original y llevarán la fecha, la firma y sello del funcionario
autorizante".
Es cierto que, por otra parte, en Chile, los protocolos son públicos, mientras que en
Argentina y España son secretos, lo cual implica una mayor facilidad de consulta en el
primer caso; en España —y situación similar se presenta en Argentina—, en cambio, se
deberá acreditar calidad de interesado con derechos adquiridos, o bien tratarse de
heredero o causahabiente de éste, conforme a los artículos 282 del RNE y 32 de la ley.
Ante esta verdadera valla, resulta tal vez explicable la necesidad de otorgar copias
simples, sujetas a una menor solemnidad, lo que, a pesar de ello, a mi juicio, no las
legitima en estricto derecho.
En Argentina, las copias simples existen desde un punto de vista práctico, e incluso
cuentan con reconocimiento legal en algunas provincias y para ciertos efectos. Estas
copias no son emitidas en ningún caso en papel sellado de actuación notarial, ni
tampoco —como es obvio— cuentan con la autorización notarial, aun cuando, en
ocasiones, pueden tenerla, pero, al no estar reproducidas en papel correspondiente, no
pueden ser consideradas copias auténticas.
En la ley notarial de Ciudad de Buenos Aires506, su artículo 104 reconoce las copias
simples y la disposición 111 las define: "Constituyen copias simples todas las otras
reproducciones literales, completas o parciales, de los documentos matrices que los
notarios expidieren en los casos previstos por la ley, por orden judicial o a
requerimiento de quien acreditare interés legítimo (...). Deberán llevar en el anverso de
todas las hojas, con caracteres visibles, la leyenda 'copia simple'".
En lo tocante al valor que ellas puedan tener, la jurisprudencia no les reconoce más
fuerza que aquella meramente informativa; así, le ha sido negada su habilidad para
servir de título ejecutivo, no pudiendo suplantar a la copia autorizada. Otros fallos, en
cambio, le han otorgado aptitud para promover juicio ejecutivo y para acreditar
personerías507.
Su valor probatorio es pleno, siempre que ellas hayan sido dadas con los requisitos
que las leyes prescriban para que hagan fe respecto de toda persona, o, a lo menos,
respecto de aquella contra quien se hacen valer (artículo 342, Nº 2, del Código de
Procedimiento Civil).
En Argentina, el régimen legal de las copias emana de los artículos 1006 y siguientes
del Código Civil, habiéndose establecido, además — porque la ley no lo dice, como sí
lo hace en el caso chileno—, que ellas deben otorgarse íntegras508.
Las copias se clasifican en primera y segundas, siendo las unas las copias originales
que anteceden a las otras que se otorguen, las cuales se darán, en conformidad al
artículo 1006 ya citado, a las partes que las pidan, sus herederos y causahabientes.
Las segundas copias están consideradas por el artículo 1007 del mismo cuerpo legal,
al estatuir éste que el escribano deberá darlas siempre que se pidiesen otras copias
por haberse perdido la primera. Existe, no obstante, un caso en que no podrá
libremente otorgarlas, de acuerdo a este mismo artículo, y solamente podrá hacerlo
previa autorización judicial: es el caso de que a través de la escritura alguna de las
partes se hubiere obligado a dar o hacer alguna cosa.
Esta primera copia posee carácter ejecutivo de acuerdo a la ley; el artículo 517,
número 4, se refiere a ello.
Las segundas copias son, en cambio, aquellas que se expiden a favor de personas
que tienen derecho a obtener una primera copia y ya la hubieren obtenido.
De ellas hay diferentes clases y, así, tales copias podrán tener o no mérito ejecutivo,
según si son obtenidas o no de acuerdo a los artículos 18 de la Ley Notarial y 233 del
RNE.
En cuanto a su valor probatorio, si éstas han sido expedidas en virtud de
mandamiento judicial o con el consentimiento de los interesados, tienen la misma
calidad que las primeras copias, y si han sido expedidas sin tales requisitos, además
de carecer de mérito ejecutivo, tienen el mismo valor que las anteriores.
El tema está tratado por nuestro legislador en el numeral 4) del Título XI del Código
Orgánico de Tribunales, artículos 421 a 423, sin que, como se ha dicho antes, exista
diferencia alguna entre diversas clases de copias.
Es preciso hacer notar que en el párrafo relativo a las copias figuran el artículo 424,
derogado, y el 425, cuyo inciso 1º en nada se refiere a ellas.
El artículo 421 del COT permite que solamente otorguen copias autorizadas de
escrituras públicas el notario autorizante, su subrogante legal, su sucesor en el cargo
y el archivero a cuyo cargo se encuentre el protocolo respectivo.
Estas copias podrán ser dadas dactilografiadas —hoy en desuso por el arribo de las
computadoras e impresoras—, impresas, fotocopiadas, litografiadas o fotograbadas.
Serán autorizadas como testimonio fiel de su original, con la fecha respectiva, la firma
y el sello del notario autorizante.
I. P
Hay quienes sostienen, como De la Cámara Álvarez514, que las escrituras operan en
el campo de la forma de los negocios jurídicos; las actas en cambio persiguen
exclusivamente la finalidad de acreditar un hecho. Tanto las escrituras como las actas
en el derecho español, están perfectamente delimitadas por la ley, debidamente
tipificadas en ella y no cabe colegir —como durante mucho tiempo se vino discutiendo
en la doctrina española— que ellas constituían un todo único establecido por la ley, lo
que resulta absurdo de sostener si se tiene en consideración que su objeto es
diferente, en cuanto una está dirigida a la comprobación de hechos y la otra, a hacer
costar la voluntad de las partes. Persiguen además fines distintos, toda vez que una
es un medio de prueba en sí misma, en tanto que la otra —la escritura pública— tiene
una finalidad de hacer nacer jurídicamente derechos y obligaciones y más aún de
constituir una forma de valer para determinados actos, sin la cual éstos no accederían
a la vida jurídica. Así, por ejemplo, una compraventa de bienes raíces requiere de la
escritura como una forma de ser, porque la transferencia del dominio de los bienes
raíces, para su existencia, y para producir efectos, requiere de la escritura pública.
II. C
Como en Chile no existe una legislación general y sistematizada de actas, hemos de
recurrir a determinar su concepto en un examen del derecho comparado y de la
doctrina extranjera existente respecto de la materia.
La ley notarial de Ciudad de Buenos Aires, Decreto 404 de 2000, considera las actas
en el Capítulo III del Título III, relativo a las mismas, artículos 82 a 92, señalando en el
primero de ellos que
"Las actas constituyen documentos matrices que deben extenderse en el protocolo, siempre
que no exista disposición legal que establezca otra formalidad".
Por su parte, la ley notarial para Ciudad de México, de 11 de junio de 2018, define el
acta notarial como
"... el instrumento público original en que el notario, a solicitud de parte interesada, relaciona,
para hacer constar bajo su fe, uno o varios hechos presenciados por él, o que le consten, y que
asienta en los folios del protocolo a su cargo con la autorización de su firma y sello".
La ley notarial del Perú, Decreto Ley Nº 26.002 de 1992, en la Sección Segunda del
Capítulo III, artículo 98, faculta al notario para extender "actas en las que se consigne
los actos, hechos o circunstancias que presencie o le consten y que no sean de
competencia de otra función".
1. Características
Por otra parte, si poseen las actas un requerimiento o rogación, como en el caso de
las escrituras, solamente es posible encontrar interesados en la narración del acta,
que son aquellos que la requieren para obtener un medio probatorio de algún hecho o
circunstancia. La audiencia está destinada a presenciar el objeto del acta y no tiene
por finalidad obtener un consentimiento sobre la misma, ya que los hechos narrados
serán —con voluntad de interesados o sin ella— siempre los mismos; serán aquellos
que han ocurrido en la naturaleza, como un incendio, una inundación, la muerte de
animales, etc., o bien provendrán de circunstancias que el ser humano ha establecido,
como la existencia de un documento, de hechos atribuidos a alguien en una carta o el
corrimiento de una cerca por mano humana, etc.
No pueden las actas ser contrarias en caso alguno a la ley o al orden público,
artículo 198, numeral 6º.
En relación con la licitud del objeto del acta, cabe preguntarse entonces cuáles son o
pueden ser considerados actos lícitos:
En aquellos casos en que un interesado desea efectuar una declaración, ésta puede
adquirir en su entender, caracteres de voluntad, de verdad o de ciencia. La voluntad
juega aquí el rol principal, sea que se refiera a un acto de voluntad propiamente tal; v.
gr., deseo dejar constancia de mi deseo o voluntad de comprar una propiedad. Esta
consideración se basa en la soberanía de la voluntad, la cual es libre para ejecutar el
deseo o acto que se estime, no contrario a derecho.
Entre tales actos es preciso considerar aquellos en que, ejecutado éstos, la propia
ley les otorga un efecto determinado. Mi voluntad es tener un local comercial de venta
de productos y será la ley la que se encargue de determinar los requisitos y efectos
que esta voluntad produce: tener permiso municipal, pago de patente, giro tributario y
pago de impuestos; todo ello como consecuencia de mi voluntad.
Frente a este grupo, encontramos otro, según el cual existen actos de voluntad de
conformación jurídica, a través de los cuales se ejercen tales derechos, sea creando,
modificando o suprimiendo un derecho a favor de quien ejerce su voluntad o un
tercero. Así, por ejemplo, en la elección de obligaciones alternativas, la realización de
una denuncia, en la novación o en la compensación.
3. Manifestaciones de sentimientos
No así aquellos que, si bien se originan en la voluntad, ciertamente son ilícitos y, por
ende, no producen efectos jurídicos. En este caso, no es posible levantar actas de
situaciones de esta índole. V. gr., deseo correr una cerca que fija la delimitación de la
superficie de mi terreno con el vecino; no puedo pedir al escribano que deje
constancia y que presencie dicho acto.
b) Falta de voluntariedad
Una situación de hecho puede ser modificada por una alteración jurídica, o bien por
un hecho natural. En el primer caso, tales alteraciones, como una notificación por el
acreedor al deudor u otras, constituyen actos lícitos. Tratándose de alteraciones
naturales a estados de hecho, inundaciones, derrumbamientos de casas u otras, se
alzan del mismo modo como actos lícitos, no queridos, pero que producen efectos
jurídicos lícitos.
III. R
Si bien es cierto que el acta produce efectos y éstos son precisamente los de un
instrumento público, pero haciendo la salvedad de que no son éstos los mismos que,
a su vez, produce la escritura pública. Ya lo señala el artículo 198, numeral 5º, del RNE:
"Las manifestaciones contenidas en una notificación o requerimiento y en su contestación
tendrán el valor que proceda conforme a la legislación civil o procesal, pero el acta que las
recoja no adquirirá en ningún caso la naturaleza ni los efectos de la escritura pública".
Sí otorga los efectos propios de los instrumentos públicos, esto es, de aquellos que
el artículo 1699 del Código Civil define como "Los autorizados con las solemnidades
legales por el competente funcionario...", de los cuales el escribano es uno de ellos, en
su calidad ministro de fe. Se trata en efecto de una especie de instrumento público
notarial diferente de la escritura pública, por cuanto esta última es, conforme al
artículo 403 del Código Orgánico de Tribunales, "el instrumento público o auténtico
otorgado... por el competente notario, e incorporado en su protocolo o registro público";
es decir, un instrumento público matriz y de características intrínsecas totalmente
diferentes en su naturaleza a aquellas que son propias del acta notarial.
2. Es un instrumento notarial
Es de aquella clase de instrumentos públicos que debe ser otorgado por notario
público, por contraposición a aquellas actas cuya realización corresponde a otros
titulares de función pública, como lo son las que reconocen su origen en una
actuación administrativa, o bien en aquellas propias del orden judicial. V. gr., las
certificaciones emitidas por autoridades públicas o copias de sentencias emitidas por
los funcionarios judiciales competentes, como lo serán generalmente los secretarios
de tribunales o ministros de fe de los mismos.
Lo cierto es que esta estéril discusión queda zanjada por dos vertientes:
a) En razón de la realidad, que deja entrever con prístina claridad que unas y otras
persiguen fines distintos. Las escrituras se relacionan con los negocios jurídicos; las
actas, en cambio, sólo persiguen acreditar hechos. Constituyen una necesidad
probatoria ante la existencia de hechos, sean de la naturaleza o del hombre, de los
cuales es preciso dejar constancia para futuro. Las escrituras, en cambio, se refieren a
acuerdos de voluntad de las personas y se revelan a través de actos y negocios
jurídicos.
Así, en la escritura los actores principales son las partes; en el acta, en cambio, el
actor, generalmente único, es el notario.
No cabe duda hoy de que las actas constituyen un todo aparte de las escrituras
públicas.
A partir de lo afirmado fluye que, con más o menos adeptos, ya nadie recuerda la
vieja discusión teórica, habida en la doctrina española, que impugnaba la distinción
entre dos clases de instrumentos públicos notariales, cuales eran escrituras y actas y
de la cual hemos dado cuenta. En nuestro entender, luego de las clarificaciones
realizadas por Núñez Lagos —"Efectos sustantivos de las actas notariales"— y las
mencionadas entre otros autores por De la Cámara y Giménez Arnau, sólo cabe
concluir que la realidad fáctica impone necesariamente una diferencia entre estos dos
especiales tipos de instrumentos públicos notariales y que atienden a solucionar dos
aspectos de la realidad jurídica, totalmente diferentes: el de dar forma al instrumento
negocial —las escrituras— y el deber de dejar constancia de hechos que, por ser
efímeros, desaparecen en el transcurso del tiempo, o el de dejar establecidas
circunstancias que al notario constan y que deben ser precisadas a través del
documento.
IV. C
e) La audiencia podrá ser practicada por el notario sin la concurrencia del requirente,
si por su objeto no fuere necesario;
g) No es necesario que conste la firma de los interesados para la autorización del
acta.
Es posible efectuar toda una enumeración de ellas, para lo cual nos serviremos de
aquellas que son consideradas por el Reglamento notarial español, en la sección 4a,
relativa a las actas notariales, artículos 198 y siguientes. Según ella es posible
considerar las siguientes actas:
a) Actas de presencia, artículos 199 y 200 del Reglamento. Entre ellas encontramos:
a') Actas de remisión de documentos por correo del artículo 201 del RNE;
b') Actas de notificación y requerimiento, previstas en los artículos 202 a 206 del
RNE;
3) Considera además los documentos extraprotocolares del artículo 93, los cuales
"Deberán ser extendidos en las hojas de actuación notarial que para caso determine el
Colegio de Escribanos, excepto en los supuestos cuya facción en otro soporte
documental fuere impuesta por las leyes de fondo. Serán entregados en original a los
interesados".
V. P
Los principios por los cuales se guía la realización de un acta están establecidos,
para España, en el artículo transcrito, y en el caso de la República Argentina, lo están
para la Ciudad de Buenos Aires en el Decreto Nº 404/2000, artículo 83. Sin perjuicio
de lo indicado en ellos, es no menos cierto que las actas igualmente se guían por las
formalidades propias de las escrituras públicas en lo que pueda ser atingente a ellas.
Es por ello que el notario debe observar y tener en consideración aquellas formas, aun
cuando no las enumeradas, en ambos casos, en los respectivos artículos.
1. Principio de legalidad
En razón del cargo que ostenta el escribano no podrá jamás dejar de considerar la
legalidad de los actos respecto de los cuales actúa o dejar de intervenir en
actuaciones contra ley, moral y buenas costumbres.
En este sentido, es un buen ejemplo el caso del numeral 9º del artículo 198 del RNE,
"en que habiendo incidencias en actos públicos", el notario solicitado para dar fe deberá
abstenerse de intervenir y ponerlo en conocimiento de quien presida el acto, pero, una
vez en conocimiento, no podrá éste impedir que el notario "ejerza las funciones
propias de su ministerio".
"Un caso revelador —señalaba— es aquel por el cual se pretende levantar un acta en
una estación de servicios, lugar que en la práctica carece de cierros, pero que
constituye una propiedad privada, generalmente delimitada por jardines y las
necesarias entradas para vehículos; el acta en cuestión solamente podrá tener lugar
previa autorización del dueño, administrador o quien detente título suficiente para
otorgarla, aun cuando lo que se pretenda comprobar esté a la vista o pueda ser
visualizado desde fuera del área de protección; existe, en efecto, una esfera de
privacidad y resguardo que el escribano debe observar y respetar bajo sanción de
quedar responsable por los perjuicios que, eventualmente o directamente pudiesen
ser causados".
En estos u otros casos similares será preciso, para que el notario pueda levantar
acta, el "permiso correspondiente", en espacios o recintos privados, no así en los
públicos, en los cuales podrá actuar libremente, v. gr., en una calle. Pero en los
recintos privados requiere la autorización, la cual no es necesariamente formal,
otorgada por el dómine, sino simplemente legal, esto es, por el administrador del local,
el dueño, el locatario, y sin que sea preciso que acompañe la documentación de su
personería; a nuestro juicio, nos parece que basta con la individualización del
personero, si es posible, bajo su firma, y dejando la constancia en acta530.
Una sentencia —esta vez del Tribunal Constitucional español531—, ante un caso de
grabación fonográfica de una conversación de un interlocutor sin su consentimiento,
efectúa una amplia exposición de pruebas ilegítimamente logradas en materia de
confección de actas de oído. Sostiene Núñez Lagos que tales actas de oído carecen
de valor. Señala en una conferencia532que, dentro de los modos de aprehensión de
los hechos, el escribano los capta a través de su percepción sensible y que para ello
emplea esencialmente dos órganos sensoriales, la vista y el oído; los demás sentidos,
"... el tacto o el olfato, tienen valor de cortejo...", pero será siempre a través de la vista
que se interioriza de los hechos. Como explicáramos antes533, el oído no es
suficiente, no basta con oír, es necesario ver hablar. Es la vista la que produce
evidencia, vide, ver. Por tanto, carece de validez la obtención de pruebas de oído
levantadas en modo de acta por un notario. Ello es lo que señala la mencionada
sentencia, pues, faltando la evidencia, no hay fe pública y, por ende, no hay prueba.
Es por ello que pueden haber legítimamente actas de vista —de evidencia—, o bien
de vista y oído, pero nunca solamente de oído.
Diferente situación tiene lugar en el caso de las actas de control y percepción, en las
cuales por definición se requiere de un permiso o autorización para la realización del
acto, como ocurre en las rifas y sorteos535. Por su parte, en lo relativo a las actas de
notificación —v. gr., actas de protestos— su inobservancia implica nulidad del acto o,
respecto de las de protocolización, falta de autenticidad536.
En mi libro "Teoría general de actas notariales", antes citado, hago presente algunos
casos que resultan reveladores en materias tributarias y de cómo a través de actas en
ocasiones se producían verdaderas burlas a la tributación de ciertos actos. Veamos,
pues, lo que escribía sobre ello:
"Tal vez los casos más complejos puedan presentarse en relación con las actas de depósito,
las que por su propia naturaleza, permiten que en ocasiones, a su través, se disfracen
auténticos negocios jurídicos mutándolos en inocentes actas. El típico ejemplo proviene de
las actas insertas en los denominados 'Libros de Instrucciones Notariales' que contienen
muchas veces sobres cerrados siendo su contenido de carácter secreto y que deben ser
entregados por el notario a un tercero cumplidas ciertas condiciones de las cuales se da
cuenta en el acta, y sin que le sea posible al ministro de fe enterarse de su contenido.
Generalmente se trata de la entrega de saldos de precios de compraventas e incluso de
sobre precios de tales contratos y que no figuran no solamente en el libro de instrucciones,
sino tampoco en la correspondiente escritura de compraventa que dio origen a la
instrucción respectiva, acto este último, evidentemente ilícito, ya que generalmente oculta
algún tipo de evasión tributaria. Antiguamente esta situación era más corriente por cuanto
en Chile quedaban gravadas con impuesto de timbres, estampillas y papel sellado, de
acuerdo con el artículo 1º numeral 8º de la Ley Nº 16.272 de 26 de junio de 1965,
reguladora de la materia la 'Compraventa, permuta, dación en pago, o cualquiera otra
convención que sirva para transferir el dominio de bienes corporales inmuebles o de cuotas
sobre los mismos, excluidos los aportes a sociedades, las donaciones y las expropiaciones',
actos todos los cuales pagaban un impuesto equivalente al '4% sobre el valor del contrato,
con mínimo del avalúo vigente'. Se excluían, 'las ventas que haga el Fisco o la Corporación de
la Reforma Agraria de conformidad con la Ley Nº 13.908, de 21 de diciembre de 1959'.
Asimismo este impuesto se aplicaba '... al comunero que, por acto entre vivos que no sea
donación, se adjudique o adquiera nuevas cuotas de un bien raíz común, en la parte
correspondiente a la mayor parte adjudicada o adquirida'. Resultaba entonces de amplia
conveniencia para las partes ponerse de acuerdo en un menor precio a objeto de evadir al
menos en parte el impuesto a satisfacer por el contrato correspondiente. Hoy ya no es
necesario, por cuanto el impuesto se encuentra derogado por el Decreto Ley Nº 619 de 22
de agosto de 1974, y la actual ley de timbres no lo considera. A mayor abundamiento si a
ello se agrega que no existían en la época los medios computacionales de que se encuentra
dotado el Servicio de Impuestos Internos y otras entidades contraloras de las actuaciones
inmobiliarias que impiden hoy en gran medida la evasión tributaria y lavados de activos,
resultaba en aquel entonces que proliferaban actuaciones de orden oscuro dejando
instrucciones en sobres cerrados. En la actualidad a través del formulario 2890 del Servicio
de Impuestos Internos que los notarios y conservadores deben enviar a dicho servicio se
mantiene totalmente controlado el régimen tributario de los interesados, particularmente de
los compradores de inmuebles. De lo anterior se puede colegir que el principio de legalidad
de que el escribano debe hacer gala se encuentra plenamente fiscalizado desde el punto de
vista tributario, mientras que funcionariamente se ve controlado por las visitas bimensuales
y anuales que los ministros y jueces fiscalizadores realizan respecto de cada Oficio notarial,
a las cuales se agrega la obligación funcionaria de enviar a la respectiva Corte de
Apelaciones o Tribunal correspondiente, dentro de los cinco primeros días de cada mes de
las actuaciones que han tenido lugar en el mes inmediatamente anterior en el libro
repertorio notarial del artículo 430 del Código Orgánico de Tribunales. Recordemos además
que el Notario conforme a dicho artículo debe llevar un libro repertorio en la forma allí
indicada, el que cerrará diariamente. Lo anterior a objeto de evitar ante dataciones de
escrituras públicas, cuestión que con anterioridad a la Ley Nº 18.181 de 27 de octubre de
1982 se realizaba con profusión. La existencia del Libro Repertorio de cierre diario y la
obligación de enviarlo dentro de los primeros cinco días de cada mes ha terminado por
erradicar la corruptela de ante datar escrituras públicas"537.
Son matices sutiles de lo que el notario debe hacer sin extralimitarse en sus
funciones y, a la vez, sin negar su concurso.
En el caso argentino, la tan mentada Ley Nº 404/2000 para la ciudad de Buenos
Aires, en el artículo 29 considera el principio de inexcusabilidad de la función,
obligando al escribano a "prestar sus servicios toda vez que se le solicite"540.
Para el caso chileno, debemos considerar que no existe una disposición que en
forma expresa establezca este principio, no obstante lo cual se estima que él emana
de la aplicación por extensión del artículo 10 del Código Orgánico de Tribunales541,
precepto de aplicación general al poder judicial, por encontrarse situado dentro del
Título I, relativo al poder judicial y a la administración de justicia en general, entre los
cuales se ubican, dentro del escalafón secundario del mismo, los notarios y otros
funcionarios, conforme al artículo 269 del citado Código.
En estricta consonancia con este principio, los notarios deberán considerar para
actuar la existencia de una justa causa que los motive para ello, y tener la competencia
necesaria y suficiente. En otros términos, los escribanos están habilitados para negar
sus funciones en mérito de existir para ello una justa causa, o bien ser incompetentes
en razón de la materia (incompetencia funcional) o del territorio (incompetencia ratio
loci).
a) Que el objeto del acta sea ilícito, reñido con la moral, las buenas costumbres o el
orden público
Por ello, es preciso hacer la salvedad de que, en cada uno de estos casos, "moral",
"buenas costumbres" y "orden público", existen elementos subjetivos que llevan a
apreciaciones equívocas según quién haga las consideraciones correspondientes. Las
consideraciones morales de cada persona son diferentes según los valores que
detente, de la misma manera que las costumbres, que para algunos pueden ser
"buenas" en tanto para otros son reprobables. Ese mismo principio puede ser
considerado respecto de una comunidad o de un grupo social. Tal vez el elemento
más objetivo pueda ser el de orden público, en cuanto él esté determinado por las
estructuras legales que correspondan, sea a través de la propia ley, de
reglamentaciones o resoluciones específicas.
Al respecto, una sentencia de la Corte Suprema de Colombia542, refiriéndose a tales
parámetros, ha señalado:
"El término moral social o moral pública es un concepto indeterminado. No obstante existe
un grado de indeterminación que es aceptable constitucionalmente, y de otro lado, puede
ser válido en el contexto específico en que es utilizado, y atendiendo a los derechos
involucrados, sea dable dotar de contenido su alcance, con referencia a otros parámetros
normativos", continuando más adelante, en consideraciones relativas al plano penal de tales
conceptos, expresando que "sin embargo esta ponderación de principios varía en función
del escenario normativo que se enfrente. Aún en el ámbito sancionatorio, pero ahora de
naturaleza disciplinaria, el principio de tipicidad se torna menos riguroso, sin dejar de ser
relevante. Aún en este ámbito el uso de conceptos indeterminados también genera dudas
iniciales de constitucionalidad, pues resulta razonable exigir un nivel de certeza mínima
sobre las líneas de conducta admisibles para los funcionarios y empleados del Estado, y las
sanciones disciplinarias impactan también derechos constitucionales como el acceso a los
cargos públicos, el trabajo y el mínimo vital. Sin embargo, quien se vincula al Estado tiene el
deber de mostrar estándares de cuidado más altos, definidos a partir de los principios de la
función pública y, frente al principio según el cual, lo que no está prohibido debe entenderse
permitido, que privilegia la libertad de los ciudadanos, sus actuaciones deben encauzarse
en el principio que indica que, en el ejercicio de funciones públicas, lo que no está
expresamente permitido, debe considerarse prohibido (...). La moral social —continúa la
sentencia— entendida como las pautas de conducta que, en efecto, hacen parte de un
código social que se considera importante en el seno de una comunidad, pero que además
debe estar acorde con principios y valores relevantes en un contexto constitucional
pluralista y multicultural, constituye un criterio que, en principio, tiene la potencialidad de
limitar válidamente el ejercicio de los derechos".
"Cuando hablamos de derecho y moral ¿de qué estamos hablando? Resulta que en toda
sociedad existe una serie de reglas. La mayoría de estas reglas son seguidas con toda
naturalidad (...). El derecho moderno tiene la posibilidad de que las normas sean dictadas,
de modo que los contenidos de las reglas jurídicas de derecho puedan ser absolutamente
aleatorios. Lo que es válido hoy, puede dejar de ser válido mañana. A lo que estamos
obligados hoy, puede llegar a estar prohibido mañana (...) las normas valen en tanto
corresponden a nociones generalizadas de deber...".
Para Barros existen dos conceptos de moral: aquella propia del deber y la moral de
aspiración. La primera es relativa a establecer "las reglas básicas sin las cuales la
sociedad, orientada a ciertos fines no puede funcionar" (pág. 12 in fine) y persigue
formar ciudadanos atentos a los requerimientos básicos de una sociedad, al
establecimiento de valores necesarios para la sociedad. Así, no se enaltece en el
medio social el altruismo, la verdad u otros valores, sino que el valor moral proscribe
el abuso, la mala fe, las malas costumbres. Por el contrario, conceptos como las
buenas costumbres o la buena fe resultan claros ejemplos de esta moral de deber. Es
por ello que el artículo 1546 del Código Civil expresa que
"Los contratos deben ejecutarse de buena fe y por consiguiente obligan no sólo a lo que en
ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la
obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella".
De esta forma —continúo yo—, las relaciones entre moral y derecho se forjan a
través de este último, como receptor de la moral de deber, mientras que la moral
aspirativa está más bien dirigida a la política que al derecho.
Dentro de esta concepción dinámica, puede entenderse que atentan contra el orden
público todos los actos contrarios a la seguridad pública, al normal funcionamiento de
los servicios públicos, los tumultos y disturbios públicos, el pillaje, el vandalismo, la
subversión, la apología de la violencia, los atentados contra la salud pública y, en
general, los que alteran la paz pública o la convivencia social546.
En Chile, el marco legal relativo a evitar la vulneración de estos conceptos está dado
por los artículos 1461 y 1462 del Código Civil y el artículo 416 del Código Orgánico de
Tribunales, que impide la protocolización de documentos en los cuales se consignen
actos o contratos con causa u objeto ilícitos.
c) Que se ejerza fuerza física o vis mayor, para impedir el levantamiento de un acta
notarial
Obviamente el ejercicio de fuerza o vis mayor impedirá el levantamiento del acta, ya
que el notario no estará obligado a hacerlo. Se trata de la hipótesis de que sea
requerido para realizar el levantamiento de un acta de entrega de un inmueble
arrendado, por parte del arrendatario, y éste, intempestivamente, se niega a devolverlo
e impide la consecución del acta, cerrando la puerta, impidiendo el acceso físico del
escribano u otra situación similar. En tal caso, el ministro de fe cumplirá dejando
constancia en el acto de la negativa a cumplir por parte del requerido. Recuérdese que
el artículo 1546 del Código Civil, ubicado dentro del Título II del Libro IV, relativo a los
actos y declaraciones de voluntad, refiriéndose a la fuerza en su artículo 1456, permite
—a contrario sensu— que vicie el consentimiento si es capaz de producir una
impresión fuerte en una persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y
condición. Se mira —continúa— como una fuerza de este género todo acto que
infunde a una persona un justo temor de verse expuesta ella, su consorte o alguno de
sus ascendientes o descendientes a un mal irreparable y grave.
d) Que se ejerza una presión indebida en el ánimo del notario, destinada a forzar su
voluntad respecto de los hechos que deban constar en acta
Esta circunstancia puede ser asimilada a casos de fuerza con una connotación más
bien intelectual que física. Se puede considerar la presión indebida como casos de
justo temor o impresión fuerte, ya que recae sobre el ánimo del ministro de fe y no
sobre la persona física del mismo, como ocurría en el caso de la letra c) anterior.
f) En aquellos casos en que deba ejecutar simultáneamente dos o más actuaciones
Será por tanto en tales materias —que, mutatis mutandi, son amplísimas— en las que
el escribano realizará sus actuaciones. Dentro de ellas, un plano importante
corresponde a sus actividades en el levantamiento de actas.
Conforme al artículo 401 del COT, dentro de sus funciones se contemplan los
siguientes casos de levantamiento de actas:
Ello motivó que en el año 2003 se dictara la Ley Nº 19.866 de 11 de abril de ese año,
modificatoria de la Ley Nº 18.101 que fijó normas especiales sobre arrendamientos
urbanos, por cuyo artículo primero agregó un inciso segundo al antiguo artículo sexto
de la ley, según el cual se vino a solucionar un antiguo problema, como lo era el de la
recuperación por el propietario del inmueble. 'Si el arrendatario abandonare el inmueble
sin restituirlo al arrendador, éste podrá solicitar al juez de letras competente que se lo
entregue, sin forma de juicio, con la sola certificación del abandono por un ministro de
fe. Dicho funcionario levantará acta del estado en que se encuentre el bien raíz al
momento de su entrega al arrendador y remitirá copia de ella al tribunal'".
En este aspecto rige para todas las actuaciones notariales la norma del artículo 400
del COT, que establece su competencia territorial, según el cual "ningún notario podrá
ejercer sus funciones fuera del territorio para el cual ha sido nombrado", y el artículo 442
del mismo cuerpo legal, que establece las sanciones en caso de inobservancia, según
el cual "El notario que ejerciere funciones de tal, fuera del territorio para el que hubiere
sido nombrado, sufrirá la pena de reclusión menor en cualquiera de sus grados", sin
perjuicio de la penalidad accesoria contemplada en el artículo 445 del mismo texto.
Comenté en mi obra ya citada un interesante caso que se le planteó a este autor con
ocasión de haber sido requeridos sus servicios por una empresa del Estado que
solicitaba se efectuara un acta de percepción destinada a determinar las filtraciones
que sufría un túnel de ferrocarril, por efecto de dos canales de regadío que pasaban
por encima de éste, para lo cual era preciso que se examinase el túnel en toda su
longitud. En la especie, el túnel pertenecía en su mitad norte a la jurisdicción del
suscrito, mientras su mitad sur correspondía al territorio de otro notario; siendo
preciso que fuese examinado en su totalidad hubo de realizarse dos actas, una por
cada notario, y cada uno debió levantarla en la mitad correspondiente a su propia
jurisdicción.
La objetividad de que debe hacer gala el escribano plantea algunos escollos con
relación a las actas de percepción, de control y percepción y las de hechos propios del
notario, toda vez que en ellas adquiere especial relevancia la observación de las
formas exigidas por la ley.
Si bien, por una parte, deberá apreciar los hechos haciendo gala de sus mejores
cualidades de observación, es no menos cierto que, por otra parte, al redactar el acta
debe hacerlo manteniendo un sentido de objetividad agudizado al máximo, sin que le
corresponda destacar mayormente unos aspectos en detrimento de otros;
simplemente debe someterse totalmente a lo observado y luego reflejarlo en la
redacción del documento.
VI. A ,
En general, los requisitos para levantar un acta son —mutatis mutandi— los mismos
que se requieren para la celebración de las escrituras públicas, y a los cuales ya nos
hemos referido en los capítulos XXXI y XXXII de esta monografía, relativos al
instrumento público y a la escritura pública, respectivamente.
Sin perjuicio de ello, las actas poseen un régimen legal menos formal que las
escrituras, por lo cual no requieren de dación de fe de conocimiento, unidad de acto y
otras formas solemnes.
c) Del mismo modo, no requieren las actas de unidad de acto ni de contexto, por lo
que pueden ser extendidas in actum, o bien con posterioridad a la audiencia.
f) Las actas —ya lo hemos dicho— no pueden ser contrarias a la ley o al orden
público.
Este artículo es de orden genérico respecto de las actas y sienta principios
generales con respecto a ellas, sin perjuicio de las normas particulares que puedan
afectar a determinadas clases de actas; cada una de ellas —y tendremos ocasión de
referirnos al respecto, infra— tiene sus propias particularidades y normativa especial,
que iremos viendo en cada caso. En lo inmediato, nos basta con lo reseñado, por el
momento. Es de hacer notar que, en toda acta, el notario deberá emplear su
sagacidad, capacidad de observación, agudizar sus sentidos, prudencia, buen juicio y
conocimientos generales sobre la materia acerca de la cual versa el acta, recurriendo
en ocasiones a la elaboración jurisprudencial y doctrinaria que exista al respecto.
Así, pues, de una parte, el escribano deberá tener presentes los requisitos generales
de los instrumentos públicos y aquellos especiales relativos a las actas, que —como
hemos dicho— en España están en el artículo 198 del RNE y en Chile no están
sistematizados. En cada caso, además, para cada clase de actas, están determinados
sus requisitos particulares, de los cuales, en Chile, sí existen y están dispersos en
cada una de las normas particulares de cada acta. Así, las relativas a las actas de
protesto de letras estarán establecidos en la Ley Nº 18.092, modificatoria del Código
de Comercio, mientras que los de las actas de testamentos cerrados (sobre escrito) lo
están en los artículos 1023 y 1026 del Código Civil.
Tal como ocurre respecto de las escrituras públicas, en el caso de las actas,
igualmente existen etapas de la confección material de las actas. Tales etapas
comienzan con el requerimiento de la misma551, la cual, como lo hemos dicha supra,
requiere de menor solemnidad que la propia de las escrituras matrices, toda vez que
no es necesario determinar la capacidad de los rogantes, en virtud del numeral 1º del
artículo 198 del Reglamento notarial español, situación similar, v. gr., a la planteada
por el Decreto Nº 404, Ley notarial para la ciudad de Buenos Aires, el cual en su
artículo 83, letra a), expresa que se hará constar el requerimiento, pero que no será
necesaria "la acreditación de personería ni la del interés de terceros que alegare el
requirente".
En Chile, la fórmula se encuentra establecida en los artículos 399 y 401, numeral 1º,
del Código Orgánico de Tribunales. En tanto el artículo 399 define a los notarios,
señalando que están encargados de "autorizar los instrumentos que ante ellos se
otorgasen, de dar a las partes los testimonios que pidieren...", el artículo 401 señala
como funciones propias de éstos "1º. Extender los instrumentos públicos con arreglo a
las instrucciones que de palabra o por escrito les dieren las partes otorgantes";
asimismo, en el numeral 6º se establece: "En general dar fe de los hechos para que
fuesen requeridos y que no estuvieren encomendados a otros funcionarios".
Hemos hecho presente que esta situación está prevista por los artículos 198 del
RNE, 83 de la Ley notarial para Buenos Aires y 429 del COT. El notario, al no poder
actuar de oficio, requiere en todo caso de rogación, pudiendo ésta ser simplificada,
como en el caso de las actas, o más solemne, como en las escrituras. Puede ocurrir
igualmente que la rogación esté dada por un interesado, o bien obligatoriamente por
un tribunal555, o incluso en casos previstos por la propia ley, en los cuales será la
disposición legal la que ordene el levantamiento del acta, como ocurre v. gr. en los
casos previstos en los artículos 430 y 431 del COT, al certificar el ministro de fe las
constancias legales previstas en los libros repertorios notariales.
c) En cuanto a la forma que puede revestir el requerimiento, es aceptable que pueda
ser escrito —fórmula más solemne— u oral, en los términos más simples del artículo
198 del RNE. Cabe hacer presente que en ocasiones —como ocurre en la ley notarial
bonaerense— se exije que el requerimiento conste por escrito —artículo 83 de la
misma—, a través de escritura pública u otro medio, siempre que se trate de actas
protocolares; no así en el caso de las extraprotocolares.
En cuanto a su capacidad, bastará al notario que quien requiere sea capaz para
comparecer de acuerdo a las reglas generales, sin que corresponda exigir capacidad
específica de ciertos actos o contratos. No hay en el caso de las actas un juicio de
capacidad, atendido que la declaración de voluntad que debe expresarse —querer y
saber— no es la del compareciente, sino la del notario, razón por la cual no es exigible.
Hemos señalado ya que, en el caso de las actas, la ley es menos exigente en orden a
la manifestación de conocimiento de la o las personas que debe hacer el notario, por lo
que basta con una individualización somera de las mismas. En este sentido,
Rodríguez Adrados556 manifiesta que "si el notario no hace salvedad alguna, implica
que ha identificado a la persona que designa; pero solamente que ha formado un juicio
positivo acerca de su identidad, conforme a la verdadera naturaleza de juicio que la
identificación tiene y con el mero valor de presunción 'iuris tantum' sin haber elevado por
tanto ese juicio a la categoría de hecho, con su mayor eficacia y mayor responsabilidad
notarial...", y agrega: "el notario hará generalmente la salvedad correspondiente 'el que
dice ser y llamarse', ya que en verdad, aparte del rogante, los demás son simples
sujetos pasivos del acta.
Por otra parte, en relación con la unidad de acto557, tan necesaria en materia de
escrituras públicas, ella se manifiesta con una notoria menor vehemencia en materia
actuarial. En efecto, el RNE o la ley bonaerense 404/2000 no la exigen; tampoco lo
hace la ley colombiana en su artículo 9 del Decreto Nº 2.148, modificatorio del
Decreto Ley Nº 960 de 1970; la ley mexicana, artículo 130 de la Ley del Notariado para
Ciudad de México, de 11 de junio de 2018. En Chile se permite la diversidad de acto
conforme se infiere de los artículos 406, inciso 2º, 410 y otros del Código Orgánico de
Tribunales.
Para desempeñar esta labor de narración, es preciso que se ciña a un orden lógico,
coherente entre los hechos y lo que se narra; comenzará por consignar lo visto y oído
por él, los hechos que ha captado por sus sentidos y los expondrá objetivamente; se
apoyará en caso necesario en ciertos elementos probatorios como documentos en
general, testigos, fotografías, grabaciones y otros medios modernos de expresión,
como filmaciones, medios electrónicos y todos aquellos que estime necesarios para
ello y que estén destinados a preconstituir pruebas.
El Notario que conozca un idioma extranjero podrá traducir los documentos escritos en el
mencionado idioma, que precise insertar o relacionar en el instrumento público".
En Chile, la situación es diversa, ya que se mantiene la obligatoriedad del uso del
idioma castellano, pudiendo usarse palabras en otro idioma cuando se trate de
términos que sean generalmente usados, o bien pertenezcan a una determinada
ciencia o arte, de acuerdo al artículo 404 del COT.
Con referencia a nuestro país, son aplicables a las actas todas las normas que el
Código Orgánico de Tribunales establece en relación con las escrituras públicas,
artículos 403 al 428, en lo atingente y que no se contrapongan a ellas.
De acuerdo con el artículo 405 del Código Orgánico de Tribunales, las actas pueden
ser extendidas manuscritas, mecanografiadas o en cualquier otra forma autorizada
por la ley. Así, se comprenden diferentes formas de manuscripción, sean de puño y
letra del notario como las escritas por terceros, amanuenses, secretarios y empleados
de notaría; además, se comprenden las mecanografiadas, las provenientes de
máquinas de escribir mecánicas y eléctricas, como asimismo aquellas provenientes
de computadores y otras formas electrónicas de escritura.
En España, la situación es similar, pues de acuerdo al artículo 261 del RNE, "El
notario podrá legitimar las firmas electrónicas reconocidas puestas en los
documentos en formato electrónico comprendidos en el ámbito del artículo 258. Esta
legitimación notarial tendrá el mismo valor que la que efectúe el notario respecto de
documentos en soporte papel".
VII. F
VIII. A 564
1. Concepto
En ellas, el ministro de fe narra los aspectos de la realidad que ha podido percibir por
sus sentidos ante la observación personal efectuada de un hecho o circunstancia
determinado, a requerimiento de parte interesada.
La percepción sensible se verifica de dos maneras: por la vista y por el oído. Esto no
excluye el empleo accesorio por el funcionario de otros medios: tacto u olfato, pero
como parte integrante de una percepción sensible principal por medio de la vista y el
oído. Incluso, respecto del oído, no habiendo una percepción sensible por la vista, tal
vez por un residuo de la stipulatio, no basta con oír, hay que además ver hablar. Los
demás sentidos, por ejemplo, el tacto o el olfato tienen valor de cortejo, de
acompañante de los actos de vista y de los actos de oído, que son los verdaderos
protagonistas.
Se me preguntó alguna vez si el notario podía recibir una declaración por teléfono, y
contesté: No, porque el notario no puede trasladar al papel un simple acto de oído que
no es acto de vista a la vez; el ver el aparato telefónico no basta. La vista es el sentido
fundamental para el notario porque precisamente la vista es lo que produce la
evidencia. La evidencia es la consecuencia de la visión. Sin esta evidencia primera, no
hay fe pública, no hay autenticidad. Por eso, la diferencia fundamental que hay entre
un documento público y un certificado, es que el certificado hace cierta una cosa que
no es perceptible por la vista. Certificado médico: el médico por sus conocimientos
técnicos dice: Certifico que fulano de tal tiene tal o cual enfermedad. Esto no es un
acto de vista, es juicio que hace; él ve al enfermo y cree que éste tiene esa
enfermedad. Es un juicio que el médico efectúa: la enfermedad puede ser otra distinta
a la que él supone. No es un acto de evidencia. El documento notarial narra lo que el
notario ve. En esa evidencia, y sólo en esa evidencia, reside la autenticidad".
En relación con los otros sentidos, que gráficamente denomina Núñez Lagos como
de "cortejo", de acompañamiento, ellos por sí solos no producen fe pública. No es
posible certificar los gustos de determinados productos alimenticios o la suavidad de
un paño. De ello no hay evidencia, la suavidad o la aspereza no se ve; se aprecia
solamente, lo cual no basta para producir fe pública, por falta de evidencia569.
Es, pues, la evidencia la que produce fe pública respecto de los actos que tienen
lugar en el mundo exterior. Son las actas de percepción, frente a las cuales se
encuentran las de declaraciones o de manifestaciones, las que son captadas por el
oído del notario, se "dicen por el interesado", se declara a través de la palabra hablada,
son las llamadas "actuaciones in verbis", sin perjuicio de que al levantar el acta sea
dejada por escrito.
Las percibidas a través de los restantes sentidos, tacto, gusto, olfato, no producen fe
pública por sí mismas, sin perjuicio de existir casos límite de los cuales el notario
podrá efectuar apreciaciones. Al respecto, dos experiencias personales:
¿Es posible medir y dejar constancia de los decibeles que genera la música de una
discoteca? ¿Puede el ministro de fe levantar un acta del exceso de decibeles
producidos por la música demasiado estridente en una discoteca? Dos precisiones, la
primera, en cuanto no puede medirse sólo por la audición si la música es demasiado
"fuerte", contiene muchos decibeles, más allá de los permitidos por las ordenanzas
municipales. A simple apreciación, no será posible captarlo, lo que sí se capta es la
estridencia. La segunda precisión se refiere a que, para realizar una captación técnica
de los decibeles, se requerirá de un perito que haga una medición de ellos.
De esta forma, estimo que el notario podrá levantar un acta de oído, en el sentido de
señalar que la música es estridente en su apreciación, lo que sí es posible, pero no
constituye prueba suficiente del exceso de ruido. Es solamente una apreciación, pero
no una plena prueba.
b) Caso de una percepción olfativa
2. La narración
"En el tiempo se sitúan: a) El hecho jurídico, que hemos llamado hecho histórico;
b) Su medio de prueba; y c) el pleito o proceso a que acceden ambos. A) Hecho
histórico. El hecho histórico se produce en un momento temporal; y se sitúa en el
tiempo. En el momento de su acaecer tiene su presente; una vez acaecido, su
pretérito; como hecho por probar en el ulterior litigio, tiene su futuro". "B) Medio de
prueba. En el medio de prueba hay que distinguir su forma o clase (documental,
testifical, etc.) o medio de prueba propiamente dicho; y su contenido, que no es otro
que el hecho histórico por probar..." "... es decir el medio de prueba en sí mismo, es un
hecho jurídico que en el litigio, también debe ser probado". "En la prueba, pues, hay
dos hechos jurídicos que se llevan al proceso. La prueba formal o medio de prueba,
que en el proceso, o acaece dentro de él —confesión judicial— o es un hecho por
probar; y la prueba substancial o 'hecho histórico' contenido en el medio de prueba;
esto es, el medio de prueba, no en sí, sino como fuente de prueba del hecho histórico".
C) El proceso, también se origina en el tiempo. Ordinariamente, en un momento
posterior a la producción del hecho histórico...".
Una primera clasificación dice relación con la realidad sobre la cual recae el acta. Es
la división que hace Rodríguez Adrados572, atendiendo a las cosas en general, a los
documentos de manera específica y a las personas.
Son aquellas que permiten que el notario narre la realidad de una cosa corporal, esto
es, la realidad que recae sobre ella, sea ésta mueble o inmueble, previo requerimiento.
Son las que el artículo 199 del RNE denomina "actas de presencia" y "acreditan la
realidad o verdad del hecho que motiva su autorización".
"Reafirmando lo señalado, he expuesto que en alguna ocasión recibió este autor una solicitud
de parte de una empresa agrícola para que levantase un acta de que determinados productos
agrícolas eran íntegramente regados con agua de pozo mediante el sistema de riego por
goteo, que en aquellos tiempos —década de los años ochenta del siglo XX— recién comenzaba
a extenderse por los campos, cuando hasta esa época lo tradicional era la aplicación del
llamado riego tendido a través de canales y canaletas en las plantaciones. Desde luego el
sistema de goteo permitía efectuar aplicaciones de nutrientes destinados a las plantas y el
agua —que era lo fundamental— provenía de pozos de profundidad, no de norias abiertas, lo
que traía como consecuencia que se tratase de un sistema de regadío muy aséptico. Quien
escribe se constituyó en el predio examinando los dos pozos de los cuales se extraía el agua
mediante tuberías cerradas y bombas ubicadas al interior de ellos, de tal manera que el único
contacto del agua con la superficie exterior se producía a través del gotero ubicado anexo a la
planta. Todo ello quedó verificado en el acta, procediendo posteriormente la empresa a
utilizarlo como un medio probatorio en una campaña publicitaria a nivel nacional, durante
varios años".
"Desde el punto de vista notarial, dicha acta cumplió las exigencias hechas para su
levantamiento, a saber: que se contase con un perito (ingeniero acuícola) que fuese detallando
explicativamente el proceso acuícola desde su alumbramiento en las profundidades hasta su
salida por los sistemas de goteo; el sistema automático de riego mediante la aplicación del
bombeo; el análisis químico hecho en laboratorios universitarios de la composición del agua, y
la comprobación en las plantas de las bacterias y parásitos que ellas contenían, todo lo cual
quedó debidamente plasmado en el acta con indicación y consentimiento notarial de que ella
sería utilizada en una campaña publicitaria"574.
3.2.1. Generalidades
Existe de esta manera una relación amplia entre los hechos que se representan y el
documento. Así, el concepto puede ser analizado desde un punto de vista genérico y
otro restringido, más ligado al aspecto instrumental, de instrumento del mismo,
considerado este último como "escritura, papel o documento que instruye al
entendimiento humano y se aplica a aquellas cosas que dejan constancia de una
comunicación de conocimiento. Instrumento proviene de "instruere", instruir, esto es,
un conocimiento de algún hecho577.
Será el notario quien deba dilucidar si tal o cual medio de representación —correos
electrónicos, mensajes de WhatsApp y otros— son o no documentos, y si deben ser
tratados como tales para los efectos de extender un acta de percepción documental.
Habrá otras fotografías que, sin embargo, dejarán constancia de lo ocurrido con
posterioridad al hecho y estarán destinadas a probar los daños ocasionados. Caso
típico de un incendio, el cual podrá ser grabado, filmado, fotografiado durante su
ocurrencia, pero que, para los efectos de los daños a probar, igualmente puede
constar el hecho con posterioridad a su finalización, porque allí estarán patentes los
daños ocasionados.
a) Actas de cotejo.
h) Actas de legalización.
i) Actas de archivo.
Curiosa resulta la situación prevista en la Ley del Notariado del Distrito Federal de
México, de 2000, la cual en su artículo 128, numeral VII, establece que los hechos que
el notario debe asentar en acta pueden serlo de "toda clase de hechos positivos o
negativos, estados y situaciones sean lícitos o no que guarden las personas y cosas que
puedan ser apreciados objetivamente y relacionados por el notario". Al respecto, en
"Teoría general de actas notariales" efectuaba en su momento el siguiente reparo582:
"Por lo anterior, debe tenerse especial cuidado con la lesión a los bienes jurídicos del honor, la
esfera de privacidad de las personas e incluso los derechos garantizados por la Constitución
Política del Estado, particularmente los relativos a la vida privada y pública de las personas,
integridad física y psíquica, honra de las personas y de sus familias, a la inviolabilidad del
hogar y comunicaciones, libertad de emitir opiniones y de información, derecho de reuniones,
de presentar peticiones, derecho de propiedad, incluso el intelectual y en fin, todo tipo de
garantías constitucionales. En este sentido no se podrán levantar actas de seguimiento de un
ciudadano para averiguar sus actividades, verdadera labor detectivesca.
Sí en cambio, a través de ellas podrá consignarse que una determinada persona realiza
actividades en una propiedad del requirente o simplemente se encuentra dentro de ésta o está
ejecutando un acto indebido que afecte al requirente, como por ejemplo cuando se demuele un
inmueble vecino que amenace derrumbe sobre el propio o se levanta una muralla por el tercero
en terrenos de propiedad del requirente.
En general se trata de supuestos lícitos —salvedad hecha de la ley para el Distrito Federal de
México— que causen un daño o impliquen inmiscuirse en la propia esfera del requirente. En
tales casos podrá lícitamente levantarse acta.
Por último en lo que se refiere a las actas que solicita un interesado relacionadas con hechos
de terceros, por las cuales es posible hacer constar circunstancias o hechos del tercero que
afecten de algún modo al requirente. Es el caso de una persona a la cual se le niegue el
acceso al trabajo".
Al efecto debe tenerse presente que las actas pueden ser narradas en tiempo
presente o en tiempo pretérito, según sea el momento en que el notario narre los
hechos en el acta. Puede en efecto hacerlo en el momento mismo en que están
ocurriendo, o bien más tarde en la tranquilidad de su oficina y ayudado por otros
elementos que le permitan un mejor desarrollo del acta, como elementos
documentales, peritajes, testigos y otros.
Se trata de situaciones límite que, en doctrina, se discuten como válidas o no, pero
que en la actualidad es posible realizarlas. En general, la doctrina tradicional las
rechaza (Núñez Lagos, Giménez Arnau y otros), pero que, enfrentadas a los más
modernos medios técnicos, nos parece que no es posible negarse a ellas a priori. En
Chile, parece que fuese posible realizarlas, ya que no existen normas que lo prohíban
expresamente, no habiéndose aún pronunciado la jurisprudencia al respecto,
especialmente al tenor de lo dispuesto en el artículo 401, numeral 6º, del Código
Orgánico de Tribunales, que establece como función de los notarios "En general, dar fe
de los hechos para los que fueren requeridos y que no estuvieren encomendados a otros
funcionarios", disposición de carácter amplio, que no contempla limitaciones, salvo la
de ser de competencia de otros funcionarios.
IX. A
1. Concepto
Así, por ejemplo, en las actas de sorteos o rifas será preciso para su realización que
se cuente con el permiso previo de la autoridad administrativa, autorizándolas. Será
dicha autorización la que permita su levantamiento, procediendo a asistir al acto de la
audiencia, que en la práctica está constituido por la sesión en la cual tiene lugar la rifa
o sorteo indicado por el requirente. Así, el artículo 1º del Decreto Supremo Nº 955 de
1974, de Interior, establece para Chile que "El Ministerio del Interior podrá conceder
autorización para efectuar rifas, sorteos o colectas...", quedando, por una parte,
prohibidas "las rifas cuyos boletos no cumplan con los requisitos..." y, por otra parte,
"prohibidas las colectas que no cumplan con los requisitos que establece el presente
Reglamento", conforme a sus artículos 20 y 29.
Tal autorización es la que valida el sorteo o rifa realizados, que de otro modo queda
prohibido, por lo que, si se procede sin ella, el acto es nulo y la actuación notarial
inválida.
En España, rige el artículo 198 del RNE, que no considera necesario afirmar la
capacidad de los requirentes, fe de conocimiento, ni identificación de las personas,
salvo que, por su naturaleza, el acto exija la identificación y capacidad de los
intervinientes.
b) Deberá cumplirse con la determinación de la licitud del objeto, esto es, que lo
solicitado por el requirente no sea contrario a la ley o al orden público. En torno a la
licitud del objeto, se plantea un interesante caso en la ley mexicana para el Distrito
Federal de 29 de marzo de 2000, cuyo artículo 128, al tratar de las actas, establece
que "entre los hechos por los que el notario debe asentar un acta, se encuentra... VII. En
general toda clase de hechos positivos o negativos, estados y situaciones, sean lícitos o
no... siempre y cuando con esta dilación (relativa al hecho de que el notario puede
levantar el acta en los dos días siguientes a que los hechos tuvieron lugar), no
perjudique los derechos de los interesados o se violen disposiciones legales de orden
público".
En efecto, "En México, la ley del mercado de valores número 24/1988, disposición adicional
tercera, presupone que 'La suscripción o transmisión de valores requiere la intervención de
fedatario público cuando, no estando admitidos a negociación en un mercado secundario
oficial, estén representados mediante títulos al portador y dicha suscripción o transmisión
no se efectúe con la participación o mediación de una sociedad o agencia de valores o de
una entidad de crédito', por lo que perfectamente se puede recurrir a notario público para
que deje constancia en acta del traspaso o cesión de dichas acciones. Lo que ocurrirá es
que normalmente el ministro de fe no se enterará de la posición privilegiada y procederá a
hacer constar el traspaso en acta.
En Chile, se supo de la proyectada fusión de una aerolínea chilena con una línea extranjera,
a fines de 2011; más tarde cuando se produjo la autorización de la fusión y el hecho de que
las acciones de la primera serían tomadas a un valor de 0,9 acciones por una de la línea
extranjera, fijándose su valor en $ 11.000 cada acción LAN. De acuerdo a lo señalado en un
diario importante nacional de 30 de octubre de 2014, la aerolínea chilena, fue una de las
estrellas del mercado bursátil de Chile en la primera década del siglo XXI. Los inversionistas
tienen aún fresco en su cabeza los recuerdos de una acción cuyo valor se multiplicó 25
veces entre 2001 y 2010, llegando a valer $ 15.000; hoy, 2018, se cotiza a alrededor de
$ 7.200. Como puede verse, quien haya sido dueño de acciones a valor de 2010, habría
hecho una gran ganancia vendiendo a ese momento, en conocimiento de una posición
privilegiada. Extrapolado a la realidad del artículo 128.VII in comento de la Ley Notarial del
Distrito Federal de México, surge la pregunta ¿Hay ilícito? ¿No hay ilícito? Es algo aún no
dilucidado totalmente, pero evidentemente, lo recomendable es admitir que un ministro de
fe no debe participar levantando acta, en un caso límite.
"Para la legislación española, señala al respecto Giménez Arnau, luego de hacer un profuso
examen de las dos posiciones existentes, esto es si se puede levantar acta, porque, entre
otras razones, aún si es antijurídico un hecho, siempre produce efectos, y aún para efectos
civiles indemnizatorios, o bien que no es posible dejar constancia en acta de un ilícito
porque el notario no puede levantarla y aún más debe denunciar el hecho a la autoridad
competente, concluye que el ministro de fe debe proceder con gran prudencia, ya que si lo
que se pretende es impedir o prevenir la comisión de un hecho delictivo, podrá hacerse
constar en acta para fines de prueba en un juicio criminal.
En Chile, la situación es igualmente compleja en cuanto el notario puede levantar acta de los
hechos lícitos y a contrario sensu, no podrá hacerlo respecto de los ilícitos, pero en nuestro
entender tiene validez lo sostenido por Giménez Arnau para la realidad española, aun
cuando siempre deberá hacerlo con suma prudencia".
f) Actas de publicidad;
Tal enunciación se hace sólo a título ejemplar, ya que habrá tantas actas como
actividades humanas existan y estén permitidas por la ley585.
X. A
1. Concepto
Se entiende por este tipo de actas aquellas en las que se hacen constar actuaciones
del ministro de fe a requerimiento de interesado, siendo distintas de las actas de
certificaciones, en las cuales se hacen constar hechos asentados en los registros
notariales. En las primeras, en cambio, se trata de hechos realizados por el escribano
correspondientes a actividades propias.
Ejemplo de ello son los protestos de letras de cambio, los cuales en su etapa material
de realización consisten en una actividad notarial de confección de los mismos —
etapa de notificación y levantamiento del acta—, actividades todas que configuran
"hechos propios del notario", en tanto que, una vez asentado el protesto en el
correspondiente registro, es posible solicitar acta de certificación del mismo.
a) Actas de depósitos;
c) Actas de protocolización;
a) Actas de depósito
Definidas en el artículo 2211 del Código Civil, ellas constituyen la expresión material
del contrato de depósito, esto es, aquel "en que se confía una cosa corporal a una
persona que se encarga de guardarla y de restituirla en especie".
b) Con relación al notario, éste deberá llevar un Libro de Instrucciones, en el cual
dejará constancia numerada y por fecha de las instrucciones recibidas. Asimismo, por
aplicación extensiva de los artículos 404 y 405 del COT, ellas serán extendidas en
castellano, en estilo claro y preciso, no pudiendo emplearse abreviaturas, cifras ni
otros signos que los caracteres de uso corriente, ni contener espacios en blanco,
pudiendo ser manuscritas, mecanografiadas o adoptar alguna forma diferente, como
ser llevadas computacionalmente. Deben indicar fecha y lugar de otorgamiento,
individualización del notario y de el o los comparecientes, con expresión de su cédula
de identidad y rol único tributario.
De otra parte, siendo el escribano responsable por ellas, las instrucciones deben ser
redactadas por él, cumpliendo los requerimientos del solicitante, pero efectuándolo en
un estilo preciso, sin dejarlas sujetas a modalidades, estableciendo plazos y
redactándolo todo de manera objetiva, sin intercalar imprecisiones ni términos sujetos
a duda.
Por otra parte, respecto del notario, se genera la obligación de que ellas no pueden
ser alteradas unilateralmente, ya que, otorgadas, no pueden las partes depositantes
alterarlas, modificarlas o interpretarlas. A contar de ese momento, sólo el notario
podrá interpretarlas y las partes deberán limitarse a cumplir las condiciones
impuestas en ellas, por ellas mismas. La ya varias veces invocada sentencia así lo ha
dicho en su considerando tercero, que ya hemos examinado. Asimismo, las
instrucciones deben ser claras y precisas, no pudiendo ser contradictorias con lo
acordado por las partes en el contrato principal. Ello es lógico, toda vez que el
depósito de los efectos o valores que se confían al notario mediante las
correspondientes instrucciones es un contrato accesorio cuyo cumplimiento depende
de uno principal, que podrá ser una compraventa, permuta, arrendamiento, etc.
Las instrucciones tienen pleno valor probatorio, en cuanto sirven para probar o
justificar lo aseverado por alguna de las partes en el contrato principal y su valor
probatorio depende en cada caso de la existencia o no de otras pruebas, y de la
calidad de éstas, ya que ellas se considerarán instrumentos públicos en la medida en
que consten debidamente en el Libro de Instrucciones del Notario y se encuentren
autorizadas por éste. De allí la importancia que tendrá —entre otras razones— que tal
libro sea llevado de buena forma por el notario.
b) Actas de subsanaciones
Se trata de actas realizadas por el notario, con el objeto de hacer constar errores,
omisiones o defectos de forma existentes en sus registros. En Chile, ellos no están
previstos en el estatuto notarial, esto es, el Código Orgánico de Tribunales, pero sí lo
están en el artículo 88 del Reglamento Conservatorio de Bienes Raíces, expresamente.
Tal vez, aplicando la analogía, podría estimarse que el artículo 411 del COT, al permitir
que el notario salve "las adiciones, apostillas, entre renglonaduras, raspaduras o
enmendaduras u otra alteración en las escrituras originales", facultaría a éste para a
su vez salvarlas mediante un acta de subsanación, por la cual se certifique por el
fideidante que tal o cual error se entenderá subsanado, salvando dicho error y
corrigiéndolo.
XI. A
Debe tratarse de hechos que las personas conozcan y tengan carácter civil o
comercial, no penal; se trata de testimonios en los cuales las personas actúan a
sabiendas, en conocimiento de una circunstancia. Intrínsecamente, se trata de
deposiciones de testigos, realizadas extrajudicialmente y con el fin de otorgarle fecha
cierta a lo declarado.
I. P
En principio, es la voluntad del individuo la que condiciona todo acto jurídico desde
el ámbito del querer. De su consentimiento, de su prestación, se seguirán una serie de
efectos en el mundo del derecho, que permitirán que su actuar le sea oponible de un
modo obligatorio. No obstante, no basta, no le es suficiente a la persona, la simple
expresión de su voluntad hecha de cualquier modo. Es preciso, para que el
consentimiento sea expresado válidamente, ceñirse a las formas que el propio
derecho ha creado para que su expresión tenga valor en el plano valorativo-jurídico;
así, cuando se hace un testamento, es necesario que se observen estrictamente las
solemnidades prescritas para éste por el derecho civil, porque de lo contrario ese
testamento carecerá de valor. Así, contenido y forma son como las dos caras del dios
Jano: la una mirando hacia el contenido del acto, la otra haciéndolo hacia la
observancia de las formas exigidas594.
Con todo, el derecho reserva el formalismo para los actos más importantes que se
realizan en sociedad. En un plano valorativo, no todas las actuaciones humanas tienen
el mismo valor y, así, habrá algunas que por su trascendencia en la vida de una
persona, o bien para la sociedad misma, requieren que ellas sean establecidas de un
modo más permanente e, incluso, dotándolas no sólo de fijeza, sino también de
seguridad, con un doble objetivo: que pueda quedar constancia del acto, del hecho que
es la fuente de la expresión de la voluntad, y, por otra parte, que ella constituya —a
través de la observancia de las formas— un medio de prueba de lo acontecido y de la
expresión del consentimiento.
En el plano de los hechos que interesan al derecho —que no lo son todos—, esto es,
en lo que respecta a los hechos jurídicos, es preciso considerar su existencia, su
prueba y su valoración.
Frente a estos hechos, que Núñez Lagos denomina patentes599, se sitúan aquellos
inmateriales, que pertenecen por entero al mundo ideal y que, en lo pertinente, se
traducen en las prestaciones de consentimiento, ejercicio de la voluntad, animus
societatis, etc., que, para poder ser valorizados, deben ser exteriorizados eficiente y
suficientemente.
Las formas, expresivas del hecho jurídico, admiten diversas clasificaciones, desde
varios puntos de vista.
Atendida su naturaleza601, habrá formas de ser y formas de valer. Las formas de ser
son aquellas constitutivas del acto y que, como hemos dicho, serán necesarias o
voluntarias de conformidad con la obligatoriedad que emana de éste. Formas de valer,
en cambio, son aquellas cuya observancia otorga un grado de eficacia al documento,
sin cuya existencia éste, o carece de valor, o bien vale de una manera diversa. Esta
última transformación recibe la designación de conversión, cuando un instrumento
público, por defectos de forma, pasa a tener valor de instrumento privado. Así lo
consagran los artículos 1701, inciso 2º, del Código Civil chileno, 987 del argentino y
1223 de su símil español602.
Las formas de ser tienen por objeto establecer una manera de confeccionar un
documento y, siendo ellas necesarias, deberán atenerse estrictamente a lo establecido
por la ley. Es, pues, negocio formal aquel que exige el cumplimiento de una forma
determinada, ya sea para que el negocio mismo pueda existir —formas ad substantiam
—, o bien para que éste se desarrolle instrumentalmente —formas ad probationem—. Si,
en cambio, se trata de formas libres, éstas quedarán entregadas al querer de las
partes, las que determinarán libremente que el acto exista o no con dichas formas; en
materia de formas de valer, en tanto, aunque se trate de un acto de formas de ser
libres, éste deberá sujetarse a las formalidades probatorias, si se desea que tenga
valor cuando es la ley la que exige determinadas formalidades probatorias603.
Así formas de ser y de valer son distintas. Las primeras son constitutivas, dan su ser
al acto; forma dat esse rei, dice el antiguo brocardo, refiriéndose precisamente a ésta y
no al acto; es ésta la que le da existencia al segundo, y no solamente a aquellos que la
ley ordena, sino también a los denominados de formas libres. Las formas de valer son
probatorias. Las primeras pertenecen a la existencia misma del acto; las segundas se
refieren a la valoración del hecho jurídico.
El documento —en el cual han sido observadas las formas de valer— se constituye,
así, en un documento propiamente probatorio, es en sí mismo un medio de prueba. Por
tanto, en este caso las formas existen, no para que exista el negocio jurídico, sino para
que éste adquiera valor604.
Frente a éstos, se alzan —con más frecuencia de lo que sería deseable— aquellos
que más que documentos probatorios son pruebas documentadas605, es decir,
pruebas preconstituidas, que, al decir de Gómez Orbaneja606, son preexistentes al
proceso, mediante las cuales se lleva a éste una representación ya formada a fin de
comunicar al juez por ese medio y fijar en la sentencia la existencia del hecho
representado. Tales pruebas se fijan en documentos confesorios, testimoniales,
actuaciones, etc., que, independientemente de la desaparición de la fuente de prueba
—el hecho a probar—, quedan preestablecidas, pudiendo luego ser acompañadas a
juicio.
Desde un punto de vista formal, los efectos tienen lugar en relación ya no con el
contenido, sino con su continente, el documento. Éste es, desde un punto de vista
puramente civilístico, en principio, una cosa, pero además se entiende que esta cosa
puede contener un hecho ocurrido en el mundo real y que se presentará como un acto
jurídico —esto es, un contenido de derecho material, sustantivo—, que, frente a un
tribunal, dará lugar a un problema de interpretación del contenido de la voluntad de los
otorgantes, pero que no se traducirá en la determinación acerca de la eficacia del
instrumento, entendiendo que tal es el valor que éste tendrá por haberse dado pleno
cumplimiento a las formas que éste debe contener.
Con todo, en aquellos casos en que el instrumento es exigido por la ley, por la vía de
solemnidad, y éste es nulo formalmente, o defectuoso, o bien no se hubiere otorgado,
el negocio jurídico, por aplicación de la máxima forma dat esse rei, el negocio jurídico
será igualmente nulo, o bien no llegará a existir, según el caso610.
4. En cuarto lugar, será preciso considerar que el documento puede venir exigido por
la ley en cuanto constitutivo o dispositivo, y no ad solemnitatem.
Pero su mérito estriba no tan solamente en su valor en juicio, sino que, fuera de él,
su valor es aún mayor, ya que está dotado de eficacia plena, tiene fuerza de resolución
judicial, tiene fuerza probante, pero también fuerza ejecutoria.
II. L
1. Concepto
2. Objeto de la prueba
Objeto de la prueba será el hecho que debe ser verificado y respecto del cual ha
surgido el juicio y sujetos de la misma, las personas que proceden a la verificación. La
prueba se constituye así en una relación entre uno y otros, es el equivalente sensible
del hecho, y permite al sentenciador percibir el hecho sujeto a verificación617. Esta
relación puede ser mediata o inmediata, según si el hecho a probar cae o no
directamente bajo los sentidos del sustanciador. La prueba será, así, directa o
indirecta, según si el verificador aprecia por sí mismo los hechos, o bien los aprecia a
través de un hecho diverso de aquel que se ha de probar, sumadas al cual las reglas
de la experiencia le permitirán formarse un juicio. En la prueba indirecta interviene un
elemento o hecho destinado a facilitar la probanza; tal es la fuente o medio de
prueba618.
El juicio de razón formado como resultado del proceso probatorio podrá ser el
mismo intentado primitivamente como objeto de la prueba, o bien podrá diferir; su
equivalencia sólo es eventual, ya que una cosa es el objeto y otra el resultado619.
Hay, de esta manera, un hecho por conocerse, cuyo establecimiento tendrá lugar en
el futuro y que será consecuencia de la mayor o menor efectividad de la prueba
rendida; este hecho por conocerse podrá coincidir o no con el objeto de la prueba, y
constituye en sí mismo un hecho, el llamado tema de la prueba; de allí que no pueda
haber nunca una prueba sin tema, pero tampoco un tema sin que medie una prueba.
Dentro del objeto de la prueba —que versa sobre hechos— será necesario precisar
algunos aspectos:
2.1. El derecho
Se considera una situación normal que las legislaciones de los Estados presuman
conocido el derecho interno, vigente para sus habitantes, mas no el derecho
extranjero, el cual requiere ser probado en juicio. A pesar de ello, la Convención de
Montevideo de 1889 estableció que el derecho de las altas partes contratantes no
necesita de prueba, siendo suficiente la ilustración del juez con respecto a él626. El
Código de Bustamante627, a su vez, en los artículos 408 a 411 establece reglas
especiales sobre prueba de leyes extranjeras628, debiendo el juez acreditarlas de
oficio.
En España, en tanto, el artículo 12 del Código Civil, parágrafo último, establece que
quien invoque el derecho extranjero deberá acreditar su contenido y vigencia por los
medios de prueba contemplados por la ley española, sin perjuicio de que el juez se
valga de los instrumentos de averiguación que estime convenientes, dictando al efecto
las resoluciones oportunas631. Corresponde, pues, la carga de la prueba a quien la
alega, y no al juez su conocimiento, como ocurre en el derecho americano. Así lo ha
declarado reiteradamente por lo demás la jurisprudencia632.
Son los hechos los que constituyen el objeto de la prueba; con todo, no siempre es
preciso probarlos, pues hay casos en que la ley exime de rendir prueba a su respecto:
a) Hechos no controvertidos
Son aquellos que las partes expresamente aceptan y que, por ende, se tienen por
admitidos. Quedan definidos una vez contestada la demanda, una vez determinada la
cuestión controvertida.
En la Argentina se refieren a ello los actuales artículos 359, 360 y 481 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación, complementado en la actualidad por la Ley
Nº 24.573, de 25 de octubre de 1995.
b) Presunciones legales
De acuerdo al Código Civil chileno634, se entiende por presunción legal aquel hecho
deducido de ciertos antecedentes o circunstancias conocidas y que son
determinadas por la ley. Es posible probar la no existencia del hecho que legalmente
se presume, salvo que la propia ley rechace expresamente esta prueba.
El Código Civil español, por su parte, adopta una postura similar, en sus artículos
1249 a 1253, permitiendo excepcionar las presunciones legales de prueba, pero
reconociendo que admiten prueba en contrario635.
El Código Civil argentino, a su vez, las considera en el artículo 1190, al establecer los
modos por los que se prueban los contratos.
Los hechos evidentes, en tanto, son igualmente conocimientos generales del saber
privado del juez, pero constituidos por principios prácticos de la vida y experiencias
del diario acontecer. Igualmente, permiten prueba en contrario, ante la existencia de
variaciones de tales principios y experiencias.
d) Hechos notorios
Por tener una divulgación de carácter general, el hecho notorio no requiere de prueba
y es posible fijarlo directamente en la sentencia. Importa en absoluto que sea el propio
juez quien fije esos hechos en la sentencia con base en su conocimiento privado642.
3. Valoración de la prueba
La valoración de la prueba dice relación con el grado de eficacia de la misma, esto es,
de qué manera los diversos medios de prueba influyen en la decisión del tribunal643.
Consiste en el establecimiento material de los hechos644 a través de los medios
probatorios que permite la ley.
Para la República Argentina, la Ley Nº 24.573, modificatoria de la Ley Nº 17.454,
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, en relación con el artículo 365 de
dicho código, establece que cualquier hecho que llegase con posterioridad a la
presentación de la demanda o a su contestación, a conocimiento de las partes, podrá
ser alegado hasta cinco días después de celebrada la audiencia de mediación y
conciliación prevista por la ley, pudiendo incluso llegar a celebrarse una nueva
audiencia de conciliación645. De acuerdo a la Ley de Enjuiciamiento Civil española,
artículo 286, en tanto, terminados los actos de alegación y antes de comenzar a
transcurrir el plazo para dictar sentencia, si ocurriese o se tomase conocimiento de
cualquier hecho relevante para la resolución del litigio, se podrá hacer valer,
alegándolo de inmediato, a menos que la alegación pudiera hacerse en el acto del juicio
o vista646.
Pruebas legales son aquellas respecto de las cuales la ley les ha señalado
previamente, el grado de eficacia correspondiente a cada medio probatorio y su
apreciación comparativa. Son denominadas igualmente como de pruebas tasadas. Se
encuentran en franca regresión en los sistemas procesales nacionales y, como ocurre
en España, se aplica el sistema de la sana crítica, el cual no es sino una variante de los
sistemas de pruebas libres.
Pruebas libres son, en cambio, aquellas que permiten una amplia facultad al juez
para apreciarlas, estableciendo los hechos y estimándolos según su libre convicción,
sin que quede obligado a expresar en la sentencia el razonamiento de cómo se llegó a
ella. Se denominan igualmente de libre convencimiento o libre convicción. El país
donde mayormente se aplica este sistema es en los Estados Unidos de Norteamérica.
"una vez... 2. practicadas las pruebas, las partes formularán oralmente sus conclusiones sobre
los hechos controvertidos, exponiendo de forma ordenada, clara y concisa, si, a su juicio, los
hechos relevantes han sido o deben considerarse admitidos y, en su caso, probados o
inciertos. A tal fin, harán un breve resumen de cada una de las pruebas practicadas sobre
aquellos hechos, con remisión pormenorizada, en su caso, a los autos del juicio. Si entendieran
que algún hecho debe tenerse por cierto en virtud de presunción, lo manifestarán así,
fundamentando su criterio. Podrán, asimismo, alegar lo que resulte de la carga de la prueba
sobre los hechos que reputen dudosos. En relación con el resultado de las pruebas y la
aplicación de las normas sobre presunciones y carga de la prueba, cada parte principiará
refiriéndose a los hechos aducidos en apoyo de sus pretensiones y seguirá con lo que se
refiera a los hechos aducidos por la parte contraria. 3. Expuestas sus conclusiones sobre los
hechos controvertidos, cada parte podrá informar sobre los argumentos jurídicos en que se
apoyen sus pretensiones, que no podrán ser alteradas en ese momento. 4. Si el tribunal no se
considerase suficientemente ilustrado sobre el caso con las conclusiones e informes previstos
en los apartados anteriores, podrá conceder a las partes la palabra cuantas veces estime
necesario para que informen sobre las cuestiones que les indique".
Respecto del primer sistema —prueba legal o tasada—, cabe tener presente su
excesiva rigurosidad, la desconfianza que, en gran medida, revela respecto del
juzgador, aspirando el legislador, como ha señalado Couture647, a regular de
antemano la actividad mental del juez en el análisis de la prueba. En relación con el
segundo —prueba en conciencia—, es preciso criticar la excesiva libertad del juez para
apreciar la prueba, la cual por desconocimiento o mala fe puede llegar a ser mal
utilizada y, más que quedar entregada la prueba a su íntimo convencimiento, queda en
verdad entregada a su voluntad.
Por último, el sistema de sana crítica le entrega al juez amplias facultades para
apreciar la prueba, pero le impone el deber de establecer los hechos a través de un
razonamiento lógico a partir de las pruebas rendidas, debiendo expresar en la
sentencia razonadamente el proceso lógico por el cual ha llegado a sus convicciones.
Está constituido por reglas de entendimiento humano, en las cuales confluyen, por
una parte, las reglas lógicas y las de experiencia del sentenciador, por la otra. Permite
que el juez analice la prueba, decidiendo, no en forma arbitraria, sino de acuerdo a las
reglas de la sana crítica, esto es, unión de lógica y experiencia.
La sana crítica se aplica, entre otros, en España, Uruguay, Italia, Francia, Alemania,
Austria, Brasil, México y Chile, siendo el sistema que en la actualidad goza de una
cada vez mayor acogida.
Es, en gran medida, el sistema que también se aplica en Argentina, aun cuando en
determinadas materias —instrumentos— se sigue el régimen de la prueba legal.
De la misma manera, el artículo 425 del mismo cuerpo legal consagra una regla de
sana crítica, al establecer que la fuerza probatoria del dictamen de peritos será
apreciado conforme a ellas.
La Ley Nº 16.618, sobre Protección de Menores, de 3 de febrero de 1967, en su
artículo 36 establece la facultad del juez para apreciar la prueba en conciencia.
Por su parte, la Ley Nº 18.287, de 7 de febrero de 1984, artículo 14, permite al
tribunal apreciar la prueba según las reglas de la sana crítica tratándose de los
procesos por contravenciones y faltas de orden civil, que sean de la competencia de
los juzgados de policía local; para ello, el juez deberá expresar las razones jurídicas y
las simplemente lógicas, científicas o técnicas, en cuya virtud les asigne valor o las
desestime. En general, tomará en especial consideración la multiplicidad, gravedad,
precisión, concordancia y conexión de las pruebas y antecedentes del proceso que
utilice, de manera que el examen conduzca lógicamente a la conclusión que convence al
sentenciador648.
En resumen,
"... en el sistema de la sana crítica, el tribunal debe asesorarse por sus conocimientos
técnicos, su experiencia personal, la lógica, el sentido común, el buen juicio, y la recta
intención"654.
El juez frente a la sentencia debe seguir el camino que el legislador le indica para
establecer los hechos, su comprobación, valoración y la forma de arribar a las
conclusiones en el fallo656; en una palabra, debe darle una conformación. Por ello,
cuando el sentenciador se sale del camino indicado por la ley para valorar la prueba,
se produce una violación de la normativa legal reguladora de ésta, debido a que esta
violación conduce a una deformación de los hechos apreciados en el fallo, lo que a su
vez se traduce en una indebida influencia en lo dispositivo del fallo.
Ahora bien, las leyes reguladoras de la prueba solamente pueden ser infringidas en
aquellos casos en que, como se ha dicho, existen normas que señalan la actividad del
juez; si, por el contrario, la ley le otorga plena libertad para apreciar los hechos en
conciencia, evidentemente no habrá infracción a las leyes reguladoras de la prueba.
"Apreciar la prueba en conciencia significa la atribución de los jueces del fondo para
considerar la que producen las partes o reúne el propio tribunal de la instancia, sin sujeción a
las reglas del Derecho Procesal, en cuanto a su naturaleza o mérito comparativo. En
consecuencia es inadmisible el recurso de casación en el fondo sustentado en infracción de
las leyes reguladoras de la prueba, si ésta, en el caso, podía el tribunal apreciarla en
conciencia"664.
La apreciación en conciencia debe ser realizada por el juez "con recta intención, con
el conocimiento exacto y reflexivo de los hechos y de acuerdo con la lógica y la equidad
(llegando) a la conclusión que su prudencia y criterio les dicten"665.
Como los jueces carecían de la existencia de una ley obligatoria y cierta, y atendido
que, por su reducido número, la necesidad los hacía agruparse para tener una
comunicación constante a fin de aplicar uniformemente el derecho, fueron utilizando
en ese afán las costumbres locales existentes y transformándolas en principios
generales a objeto de poder aplicarlas a toda la nación. En 1285, por lo que se sabe,
comenzó la anotación de los argumentos que las partes realizaban en los juicios, así
como las actuaciones de los jueces tanto en el tribunal de asiento en Westminster
como cuando impartían justicia fuera de allí. Estas anotaciones darán origen a los
Year Books, que se constituirían en parte esencial de la literatura jurídica británica. Allí,
en tales libros, que comenzaron siendo hojas que circulaban en el mundo del foro y
que posteriormente se empastaron, se encontraban los argumentos de los abogados,
las razones de los jueces, sus resoluciones y sentencias, las razones invocadas,
generalmente la analogía671.
b) La equity
Es fuente del derecho inglés a partir del siglo XV y vino en verdad a morigerar los
excesos propios del common law, a llenar sus lagunas y a suplir las rigideces propias
del anterior sistema. La equidad se aplicaba en un principio por el Tribunal del
Canciller y, posteriormente, devino en una suerte de cuerpo de doctrina jurídica cuyas
fuentes estaban constituidas o por derecho romano o por derecho canónico, i. e., en
materia matrimonial, y finalmente otras partían de la "práctica del buen ciudadano".
Durante el curso del siglo XIX se unifican los tribunales y, en la actualidad, equity y
common law se aplican indistintamente.
d) La ley
Será finalmente la última fuente del derecho inglés. Incorporada desde la época de
los sajones, a través de las anglo-saxons laws, se convirtió en una práctica regular a
partir de la generación de los Parlamentos durante el curso del siglo XIII. Ellas han
influido en la interpretación de los tribunales676.
a) La evidence
b) El estoppel
Se trata de una rule of evidence, de una doctrina de origen procesal según la cual si
previamente se ha aseverado algo sobre una determinada cuestión, no podrá la parte
posteriormente denegar tal estado de cosas679; de esta manera establecida una
cuestión en el mismo caso o en otro, o incluso en un deed, por una de las partes, ésta
no podrá denegar o afirmar lo contrario en un juicio posterior.
c) Stare decisis
La regla de stare decisis et quieta non movere o stare decisis más simplemente, está
constituida por una norma valórica —aun cuando se discute si se trata simplemente
de una técnica judicial— según la cual una sentencia precedente pasa a tener validez
definitiva erga omnes, como fuente del derecho, frente a un caso futuro, similar, y que
vaya a ser juzgado por jueces de la misma jurisdicción de la misma o inferior
jerarquía680. La aplicación de esta regla da lugar al precedente, que está
precísamente constituído por aquel caso decidido previamente y que es reconocido
como una autoridad para el juzgamiento de futuros casos. Constituyen, en el common
law, la mayor fuente del derecho681.
III. F
Lo que ocurre en el proceso, en materia probatoria, es que el juez tiene dos formas
de adquirir, percibir, el conocimiento de los hechos que se alegan; es decir, de dos
fuentes de prueba: o los percibe directamente —inspección personal—, o bien obtiene
su convicción a través de la percepción que otros han hecho de los hechos. Esta
última es eminentemente una percepción indirecta y, si es objetiva, será documental, y,
si subjetiva, testimonial.
Así, pues, inmediatez y permanencia son los caracteres que permiten que el
documento sea calificado como un medio de prueba plenamente eficaz, ya que tiene
su momento constitutivo, no al tiempo de su utilización en el proceso, sino al tiempo
de la ocurrencia del hecho acaecido, lo cual permite dotarlo de toda efectividad, por
tratarse de una prueba preconstituida. Por otra parte, el documento queda disponible,
en cuanto implica publicidad, erga omnes, a partir del momento de su constitución, y
quedará disponible precisamente para la prueba del hecho representado, en el
momento en que sea necesario para su utilización en juicio.
a) Representación de un hecho
La representación del hecho jurídico debe ser hecha a través de un medio material o
corpus y a través de la utilización de una grafía. Desde el comienzo de esta obra, hemos
señalado, repetitivamente, que desde un punto de vista estructural el documento es
una cosa, que contiene como elementos principales el corpus y la grafía. A ello nos
remitimos, insistiendo en este momento sólo en que, en la actualidad, es posible
incluir los modernos sistemas de reproducción documentaria, en las formas de
representación admitidas a prueba, en calidad de documentos.
Pero, más aún, en su parágrafo final el artículo acentúa el deseo del legislador de ir
hacia el establecimiento de medios de prueba abiertos, esto es, que —sea por el
natural desarrollo de las técnicas y métodos, sea porque con el devenir aparezcan
nuevos medios— permitan que "por cualquier otro medio no expresamente previsto en
los apartados anteriores de este artículo, pudiera tenerse certeza sobre hechos
relevantes, el tribunal a instancia de parte, lo admitirá como prueba...".
A la luz del artículo 378 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, se
establece una concepción amplia de los medios de prueba, más allá de la
enumeración del artículo 1190 del Código Civil y que, junto con reconocer los medios
de prueba "previstos expresamente por la ley", establece la facultad del juez para
"disponer" tales medios, siempre que "no afecten la moral, la libertad personal de los
litigantes o de terceros o no estén expresamente prohibidos para el caso". Tales
medios no previstos "se diligenciarán aplicando por analogía las disposiciones de los
que sean semejantes o en su defecto, en la forma que establezca el juez".
Por otra parte, teniendo los jueces la facultad de apreciar la prueba en forma
conjunta, se ha otorgado en diferentes ocasiones valor a las fotocopias siempre que
se encuentren debidamente autenticadas, pero aún en forma restringida, sin que, en
general, gocen de gran valor691. En todo caso, a través de la apreciación probatoria
conjunta puede el tribunal otorgar valor a medios probatorios que, no encontrándose
expresamente considerados, no se hallan, sin embargo, prohibidos por la ley. Así, la
jurisprudencia ha señalado que
"la selección del material probatorio constituye una facultad privativa de los jueces de las
instancias de mérito, y tal prerrogativa conlleva la posibilidad de inclinarse hacia los elementos
probatorios, descartando otros, sin que sea necesario expresar en la sentencia la valoración de
todos ellos, sino únicamente de los que resulten necesarios para el fallo de la litis"692.
Se trata de un elemento procesal del documento que dice relación con el objetivo del
mismo. El fin documental es permitir una convicción del juez; es un problema de
fehaciencia del instrumento y que, como tal, importa una revisión de su contenido.
La prueba documental para que pueda ser valorada debidamente dentro del proceso
debe previamente ser introducida a él; esto es, debe ser aportada al mismo. Necesario
es tener presente que, conforme lo dispone el artículo 264 de la LEC —para España—,
los poderes, representaciones legales y personerías y los que acrediten el valor de la
cosa litigiosa no constituyen prueba propiamente tal, sino que se trata de documentos
acreditativos y que no dicen relación con el fondo del asunto controvertido. Atingen
solamente a la forma del proceso y al correcto desempeño de las partes en él694.
Las leyes procesales exigen que los documentos sean aportados en tiempo y forma
por las partes. En tiempo, los documentos en que las partes fundan sus derechos
deben ser acompañados a toda demanda o contestación de la misma, conforme al
artículo 265 de la LEC española695. De la misma forma han de acompañarse los
medios de reproducción de la palabra, el sonido y la imagen, así como los instrumentos
que permiten archivar y conocer o reproducir palabras, datos, cifras y operaciones
matemáticas llevadas a cabo con fines contables o de otra clase, relevantes para el
proceso, cuando se funden en ellos las pretensiones de alguna de las partes. Del
mismo modo deben ser acompañados todos otros documentos propiamente
probatorios, como certificaciones, informes y dictámenes periciales, contemplados en
los numerales 3º, 4º y 5º del apartado 1º del artículo recién citado. Sólo
excepcionalmente podrán ser acompañados en forma posterior, cuando —conforme al
artículo señalado— las partes no puedan disponer de los documentos, medios e
instrumentos a que se refieren los tres primeros números del apartado anterior, en
cuyo caso podrán designar el archivo, protocolo o lugar en que se encuentren, o el
registro, libro registro, actuaciones o expediente del que se pretenda obtener una
certificación. En todo caso, si lo que se pretende aportar al proceso se encontrara en
archivo, protocolo, expediente o registro del que se puedan pedir y obtener copias
fehacientes, se entenderá que el actor dispone de ello y deberá acompañarlo a la
demanda, sin que pueda limitarse a efectuar la designación a que se refiere el párrafo
anterior. Además de estos documentos, el actor sólo podrá presentar posteriormente
en la audiencia previa al juicio los documentos, medios, instrumentos, dictámenes e
informes relativos al fondo del asunto, cuyo interés o relevancia sólo se ponga de
manifiesto a consecuencia de alegaciones efectuadas por el demandado en la
contestación a la demanda, todo ello de acuerdo a los apartados 2 y 3 del artículo 265
de la LEC. En todo caso, a las partes les queda aún una oportunidad posterior para la
práctica de actuaciones probatorias, contemplada en el artículo 435 de la LEC, que
permite, a solicitud de parte, que el tribunal acuerde a título de diligencias finales la
práctica de alguna de las pruebas previamente admitidas, siempre que, por causas
ajenas a la parte que las propuso, éstas no hubieren podido practicarse antes, las
relativas a hechos nuevos o de nueva noticia y aquellas acordadas de oficio o a
petición de parte referidas a hechos relevantes, oportunamente alegados, pero que no
hubieren resultado conducentes, por motivos independientes de la voluntad y
diligencia de las partes y siempre que haya motivos fundados para estimar que ellas
permitirán adquirir certeza sobre los hechos controvertidos696.
5º Aquellos otros documentos que esta u otra ley exija expresamente para la
admisión de la demanda.
La sanción por no acompañar estos documentos la prevé el artículo 269 del citado
cuerpo legal y consiste en que la demanda no será admitida a trámite.
1º Las escrituras públicas antiguas que carezcan de protocolo y todas aquellas cuyo
protocolo o matriz hubiese desaparecido.
1º) Documentos originales;
3º) Las copias obtenidas sin tales requisitos y que no sean objetadas de inexactas
por la parte contraria dentro de tercero día de aquel en que se le dio conocimiento de
ella;
4º) Las copias objetadas, pero debidamente cotejadas y halladas conforme con sus
originales o con otras copias que hagan fe respecto de la contraria;
5º) Los testimonios que el tribunal mande agregar durante el juicio debidamente
autorizados y sacados de sus originales o copias que reúnan los requisitos indicados
en el número anterior.
Tanto las partes como los terceros en cuyo poder se encuentren documentos
esenciales para la solución del litigio, de conformidad con lo preceptuado por los
artículos 387 y siguientes, quedan obligados a exhibirlos.
El artículo 393 del Código considera como documentos indubitados los siguientes:
3) El impugnado, en la parte en que haya sido reconocido como cierto por el litigante
a quien perjudique;
2. Si la parte sólo posee copia simple del documento privado, podrá presentar ésta,
que surtirá los mismos efectos que el original siempre que la conformidad de aquélla
con éste no sea cuestionada por cualquiera de las demás partes.
1º. Cuando lo haya declarado así en el juicio la persona a cuyo nombre aparece
otorgado el instrumento o la parte contra quien se hace valer;
2º. Cuando igual declaración se ha hecho por instrumento público o en otro juicio
diverso;
Ahora bien, si el que aparece haberlo suscrito negare su firma o sus sucesores
declarasen que no la conocen, tendrá lugar el procedimiento de cotejo y comparación
de letra, pudiendo admitirse incluso otras pruebas al respecto, de acuerdo al artículo
1033 del Código Civil, como la de testigos u otra.
Se trata de un tema, si bien no tan nuevo —lleva ya algo más de veinte años de
desarrollo—, lo cierto es que se hace preciso tratarlo en forma específica, por
separado e integrado a la séptima parte de esta obra, relativa a la teoría del documento
electrónico notarial, en la cual tendremos ocasión de introducirnos plenamente en los
modernos medios digitales y electrónicos documentales y su valor probatorio.
Chile no fue país firmante del mismo sino hasta el 30 de agosto de 2016, fecha en
que comenzó a regir la Ley Nº 20.711, su reglamento y la vigencia del Tratado de
Apostilla de La Haya.
En Chile, el artículo 345 del CPC establece que los instrumentos públicos
provenientes del extranjero deberán presentarse debidamente legalizados,
entendiéndose que lo están cuando en ellos conste el carácter público y la verdad de
las firmas de las personas que los han autorizado, atestiguadas en la forma que dicho
artículo señala703. Con todo la Ley Nº 20.711, de 20 de diciembre de 2013, estableció
el artículo 345 bis, mediante el cual hizo suyas las disposiciones del Tratado de
Apostilla de La Haya, que rige desde el 30 de agosto de 2016, el cual establece que
respecto de los Estados Partes en el Tratado, los instrumentos públicos otorgados por
éstos "no deberán ser sometidos al procedimiento de legalización", siempre bajo la
condición de que la autoridad competente de dichos Estados haya otorgado
apostillas. Cabe hacer presente que la ley y su Reglamento, dictado mediante Decreto
Supremo 81 de 28 de noviembre de 2015, cobraron vigencia a partir de la fecha de
vigencia internacional del Tratado de La Haya, que para nuestro país rige desde el 30
de agosto de 2016.
Dicha traducción podrá ser hecha privadamente y, en tal caso, si alguna de las
partes la impugnare dentro de los cinco días siguientes desde el traslado,
manifestando que no la tiene por fiel y exacta y expresando las razones de la
discrepancia, se ordenará, respecto de la parte que exista discrepancia, la traducción
oficial del documento, a costa de quien lo hubiese presentado.
3. Las partes, sus procuradores y abogados, así como los testigos y peritos, podrán
utilizar la lengua que sea también oficial en la comunidad autónoma en cuyo territorio
tengan lugar las actuaciones judiciales, tanto en manifestaciones orales como
escritas.
En Chile, el artículo 347 del CPC ordena que tales instrumentos sean mandados
traducir por el perito que el tribunal designe, no obstante lo cual, si al tiempo de la
presentación del documento se acompaña traducido, vale esta traducción, a menos
que la contraria exija, dentro de sexto día, su revisión por un perito.
IV. L .E
1. Instrumentos públicos
1.2. Valor probatorio
En Chile, la doctrina ha seguido un derrotero similar, toda vez que el artículo 1700 del
Código Civil733 ha distinguido entre las verdades impuestas, las supuestas y las
declaraciones de las partes. En este sentido, la jurisprudencia ha delimitado con
precisión el efecto probatorio que a cada una de ellas corresponde734 y, así, ha
precisado el alcance de las declaraciones con su real contenido intencional735, ha
señalado la facultad privativa que tiene el tribunal para calificar el grado de convicción
probatoria de la declaración instrumental, pudiendo incluso buscarla más allá del
propio documento736, y en relación con terceros, ha señalado que las declaraciones
de las partes tienen respecto de ellos, el mismo valor que les alcanza a los
interesados737.
En Argentina, luego de la dictación del nuevo Código Procesal de 1967, con sus
reformas de la Ley Nº 22.434, de 1 de julio de 1981, se ha seguido el derrotero de
considerar como esencial la apreciación conjunta de la prueba, pudiendo inclusive
preferir unas y descartar otras, lo que constituye una facultad privativa de los
jueces738. Sin perjuicio de ello, el instrumento público hace plena prueba, en la
medida en que no aparezca desvirtuado, siguiendo los razonamientos de la sana
crítica, y en mérito de la apreciación conjunta, por otros medios probatorios. Gozan de
autenticidad y prueban su contenido por sí mismos, ha señalado la jurisprudencia739, y
su valor probatorio permite distinguir, al igual que en Chile y España, entre verdades
impuestas, supuestas y dichos de las partes740.
2. Instrumentos privados. Valor probatorio
Para que el documento privado posea valor probatorio es preciso que sea
legalmente reconocido743, circunstancia que permite que se asuma su contenido por
las partes en el acto judicial del reconocimiento. De esta manera, al decir de Núñez
Lagos744, el contenido, el hecho o acto reconocido pasará a tener valor y carácter de
auténtico, pero no el documento. Los alcances que tal reconocimiento implique en
cuanto al contenido es un tema sujeto a la libre apreciación del tribunal de la
instancia, y no del de casación.
Ahora bien, respecto de ciertos documentos privados, que por su naturaleza carecen
de firma, la jurisprudencia chilena no ha dudado en otorgarles valor, y así lo ha hecho
respecto de las fotografías763 y de los telegramas764, y tan tempranamente que
llama atención: 1926, respecto de las fotografías, y 1919, en relación con los
telegramas.
En la República Argentina, conforme al artículo 1012 del Código Civil, la firma de las
partes es de la esencia del documento privado, sin la cual éste no puede existir, por lo
que, a partir de ella, es posible lograr su reconocimiento, voluntario o forzado.
Reconocido el documento, de acuerdo al artículo 1026 del citado cuerpo legal, pasa a
tener valor de instrumento público entre quienes lo han suscrito y sus sucesores.
Siguiendo a Claro Solar765, el problema que se presenta en relación con los efectos
del documento privado respecto de terceros es el relativo a la fecha, en cuanto, como
es obvio, ésta no puede empecer a los extraños, puesto que pueden ser fácilmente
antedatados; de allí las exigencias que hace el Código Civil, en orden a dotar de una
cierta certeza a su fecha, para que ésta pueda ser considerada. La jurisprudencia en
Chile ha señalado que el instrumento privado reconocido emanado de terceros —en
virtud del artículo 346, Nºs. 1, 2 o 4, del CPC— tiene valor probatorio de escritura
pública en virtud de lo preceptuado por el 1702 de la ley sustantiva. Por ello, el
instrumento privado autenticado, en la especie, hace plena prueba respecto de las
partes que litigan en cuanto a la verdad o sinceridad de las declaraciones que
contiene, pero, con dos limitantes, la primera es que la fecha cierta queda fijada a
partir de la protocolización y la segunda consiste en que el acto o contrato contenido
en el instrumento privado no obliga si acaso la parte a quien se le opone no ha
consentido en él766.
V. I
En cuanto al artículo 1705 —similar al 1229 del Código Civil español—, señala estar
tomado al igual que el anterior del Proyecto español de 1851, y de allí, del artículo
1332 del Código Civil francés, consagratorio de la doctrina de Pothier sobre el
particular. La regla básica establecida por dicha disposición se refiere a que las notas
o menciones escritas o firmadas al margen o al dorso de una escritura que acredita
una obligación, poseen obligatoriedad, limitada es cierto, a lo favorable para el deudor.
Ahora bien, si en la misma escritura se contiene algo desfavorable para éste, también
hace fe a su respecto, en este último aspecto.
Los siguientes requisitos son necesarios para que la nota haga fe en lo favorable al
deudor:
3. Que la escritura original haya estado siempre en poder del acreedor o el duplicado
en poder del deudor.
En torno al artículo 1704 del Código Civil chileno, la jurisprudencia ha dicho que
comprende todos aquellos papeles, apuntes, cuentas, etc., con lo cual otorga una
amplia delimitación a los efectos que comprende, y que deben tener las
características de: a) ser constitutivos de obligaciones; b) no ser instrumentos
privados estrictamente; c) estar dirigidos a la información propia y uso privado de su
dueño, en el desenvolvimiento normal de sus propios negocios775, a tal punto que
deben llevarse materialmente en forma personal, directamente, por éste, o bien por
sus dependientes directos776. En suma, un documento privado cualquiera sea su
forma, si cumple los requisitos anteriores, podrá ser considerado efecto de los
previstos en el artículo 1704.
La valoración de la prueba hecha por los jueces del fondo, en torno a tales asientos,
registros o papeles, es una cuestión de hecho, que, por ende, no puede ser revisada en
casación777.
I. P
Que un documento otorgado por notario público tenga validez internacional implica
que podrá ser plenamente reconocido en el extranjero y, por otra parte, será ejecutado
directamente ante autoridades y tribunales extranjeros e internacionales. Se produce
al respecto una dualidad de facultades de las que se encuentra premunido el
instrumento público, esto es, la una, su reconocimiento de validez en el plano
internacional, y la otra, la fuerza ejecutoria de que está dotado en virtud de tratarse —
tal como ocurre con las sentencias de los tribunales— de instrumentos cuyo
reconocimiento y validez plena está dada por la garantía del sello estatal que
representa.
Conforme a las conclusiones adoptadas en Buenos Aires 1948, "En general se está
de acuerdo en la validez internacional de las escrituras públicas (...). La delegación de
Suiza, apoyada por la de Cuba, declara... (que) es necesario distinguir con claridad el
concepto de fuerza probatoria del de fuerza obligatoria del acto, quedando incluido en
el concepto de esta última el de fuerza ejecutiva"782.
A la vista de tal conclusión, es preciso considerar que la aplicación internacional del
documento público notarial presenta dos aristas diferentes; de una parte, es necesario
determinar su validez internacional y las reglas de derecho internacional privado que lo
rigen, para determinar su fuerza probatoria y, de otra, su aplicación igualmente válida
ante las autoridades y tribunales extranjeros, e incluso internacionales, denominada
fuerza ejecutoria.
Carácter principal de los actos notariales es su autenticidad. Que lo sea significa que
es y debe ser reconocido dentro del Estado, sin que se pueda dudar de su existencia y,
por ende, tenga plena aplicación y validez de tal. Por ello, el artículo 1698 del Código
Civil chileno expresa que
"Instrumento público o auténtico es el autorizado con las solemnidades legales por el
competente funcionario".
Podemos, entonces, ahora distinguir con mayor certeza qué aspectos del
documento se verán beneficiados con la autenticidad para su cumplimiento
internacional y plena validez en su aplicación.
Es por ello que el Código Civil argentino, a su vez, en su artículo 993 expresa que "El
instrumento público hace plena fe hasta que sea argüido de falso, por acción civil o
criminal, de la existencia material de los hechos, que el oficial público hubiese anunciado
como cumplidos por él mismo o que han pasado en su presencia", con lo cual se
enuncia su evidente autenticidad, hasta que un tribunal declare su falsedad.
II. V
1. Los conflictos de normas y soluciones dadas por el derecho internacional privado
En general, desde mediados del siglo XIX existió entre las naciones un gran
desconcierto en torno a cómo enfrentar el cumplimiento de sentencias extranjeras y
otorgar validez a los instrumentos provenientes del extranjero y que debían cumplirse
al interior de un Estado. El tema planteó grandes inquietudes en Europa, mientras que
en América se solucionó sobre la base de dos grandes tratados o convenciones: la
Convención de Montevideo de 1889, sobre derecho internacional privado, y la
Convención de La Habana de 1928, denominada oficialmente como Código de
Bustamante. Chile adhirió a la segunda y hasta la fecha no lo ha hecho en relación con
la primera, y ello debido a que ambas se contraponen en materia de aplicación de
normas, ya que mientras la primera adscribe a la ley del domicilio, es decir, que será
aquel que las partes indiquen en un instrumento lo que determine la aplicación
normativa correspondiente, la segunda lo hace a la lex locus regit actum, lo que
permite que la forma de los instrumentos públicos se rija por la ley del Estado en que
han sido otorgados. Como ambas convenciones se contraponen, Chile ha firmado y
rige a su respecto la Convención de La Habana.
En la materia que nos concierne, esto es, lo relacionado con la forma de los
instrumentos públicos y la aplicación de leyes contractuales, así como su
reconocimiento probatorio, fundamentalmente los problemas que se presentan dicen
relación, en un primer aspecto, con la extraterritorialidad de las leyes que rigen la
situación de los bienes y que definen el estatuto por el que se guiará el cumplimiento
del contrato.
En materia contractual, el estatuto que se admite es el mixto, esto es, aquel que
considera que los requisitos de fondo de éste —capacidad, consentimiento, objeto y
causa— se determinan por el estatuto personal —que afecta al estado de las personas
y a su capacidad para proceder en la relación jurídica—, mientras que sus requisitos
de forma —o manifestación exterior del acto— lo hacen por el estatuto real, es decir,
aquel relativo a las cosas, determinando su naturaleza y los modos en que éstas
pueden ser habidas por el hombre.
En Chile, las normas referentes a las formas de los actos se guían por el principio lex
locus regit actum, establecido en el artículo 17 del Código Civil787, según el cual la
forma de los instrumentos públicos queda determinada por la ley del país en que han
sido otorgados.
Las excepciones a este principio son: a) si la ley chilena exige instrumento público
probatorio, no valen las escrituras privadas, cualquiera sea la fuerza que a ellas se
otorguen en el país de otorgamiento (art. 18 del Código Civil); b) los testamentos
verbales otorgados en otro país, cualquiera sea el valor que en tal país se les otorgue
(art. 1027 del mismo cuerpo legal).
En lo relativo a los requisitos internos de los actos y a sus efectos, éstos se rigen por
la ley del país en que han sido otorgados; con todo, si se trata de actos que miran al
estado o capacidad de las personas, ellos se guían por el estatuto personal, mientras
que si se refieren a los bienes, se rigen por el estatuto real.
Por otra parte, si el acto va a producir efectos en Chile, los chilenos quedan sujetos a
la ley chilena (art. 15 del Código Civil) y los extranjeros al estatuto vigente en su
Estado, siempre que se trate de actos relativos al estado o capacidad de las personas.
La lex loci se aplica a la forma de todos los actos jurídicos, con excepción de:
a) aquellos celebrados con las formas y solemnidades exigidas por la ley aplicable a
su contenido, y si ésta las exigiere de una forma o solemnidad determinadas, éstas
serán siempre aplicadas para su validez, aun si el acto se otorgare en el extranjero;
b) aquellos que se rigen por el estatuto personal del disponente, o bien por el estatuto
personal común de los otorgantes, y que están constituidos por los relativos al estado
o capacidad de las personas; c) los actos y contratos recaídos sobre inmuebles y que
se otorguen de acuerdo a las formas y solemnidades del lugar en que tales inmuebles
están situados (lex rei sitae).
Este aspecto revela toda su importancia en relación con las diferentes normativas
que se han dictado en el último tiempo sobre los contratos y muy especialmente, en la
actualidad, con la contratación electrónica, la mayoría de las cuales provienen de
estados norteamericanos. La más antigua de las cuales, la ley de UTAH, Digital
Signature Act, aplica el estatuto territorial en su máxima expresión, otorgando valor
solamente a aquellos contratos electrónicos que sean refrendados conforme a sus
disposiciones y que lleven la firma digital en la forma establecida por ella. Sin el
cumplimiento de tales requisitos, carecen de efecto legal en dicho estado792.
"Los diferentes países de la Unión reconozcan a los notarios de todos ellos una competencia
que les permita expedir documentos auténticos, reconocidos como válidos sin exequátur en
los países de la Unión y que constituyan una prueba suficiente...".
En verdad, como señala este autor, la fuerza probatoria en el extranjero emana del
reconocimiento de las formas del instrumento público que los Estados recíprocamente
hacen entre sí, en tanto la fuerza ejecutoria no es reconocida de pleno derecho, sino a
través del procedimiento de legalización del documento y no, como alguna vez
equivocadamente se sostuvo, mediante el exequatur797, ya que naturalmente este
último acto se encuentra previsto para verificar sentencias judiciales de otros Estados
y determinar si ellas son compatibles con las leyes del país receptor, por lo que no
cabe aplicar este procedimiento a los actos notariales. Para éstos se prevén los
procedimientos de recepción del documento extranjero en el derecho interno, que
consisten básicamente en establecer para ellos el procedimiento de legalización.
Necesario es reconocer que en algunas legislaciones, sin embargo, el documento
proveniente de otras naciones puede ingresar libremente por permitirlo el derecho
interno. Este requisito —la legalización798— tiene por objeto otorgar al Estado
receptor del documento la facultad de reconocerlo como documento auténtico de la
sustantividad del acto con jurisdicción suficiente para ello. En este sentido,
comentando el valor del documento foráneo en la legislación italiana,
Santarcangelo799 sostiene que la actividad del notario
"... tanto en la formación de la escritura pública como en la certificación de la escritura
privada certificada tiene la función de otorgar certidumbre acerca de los hechos
documentados (...) la intervención del notario no se limita a otorgar fe pública a todo el
contenido del negocio (para la escritura pública) o al origen de las firmas (para las
escrituras privadas certificadas) sino que se extiende al contenido sustancial del
documento, siendo tarea del notario no permitir que sean introducidas en el tráfico jurídico
acciones contrarias al orden público, a las buenas costumbres o a las normas imperativas".
Y razona luego que lo mismo ocurre respecto de los documentos extranjeros, los
cuales para su eficacia deben ser legalizados y protocolizados ante un notario, actos
que constituyen la forma de llevar a cabo un control de la conformidad sustancial del
negocio con los principios legales del Estado receptor, con el objeto de impedir que
ingresen documentos contrarios al ordenamiento jurídico interno.
b) Documentos administrativos;
c) Documentos notariales;
Cada uno de los Estados contratantes deberá designar las autoridades con
competencia suficiente para expedir la apostilla, cuya designación será registrada por
el Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos, debiendo tales autoridades
llevar un fichero o registro en el cual serán anotadas las apostillas expedidas, con su
número de orden y fecha de éstas, nombre del signatario del documento público y
calidad de su actuación. Tratándose de documentos que no lleven firma, nombre de la
autoridad que haya puesto el timbre o sello. Todo lo anterior conforme a lo dispuesto
en los artículos 6 y 7 de la Convención.
Así, por lo demás ya en el mismo año 1961, concorde con lo anterior, el VI Congreso,
habido en Montreal en ese mismo año, encareció el estudio de las
"recomendaciones o los procedimientos propios para desarrollar o promover, entre los
diversos países de la Unión, la firma de tratados para la simplificación de las legalizaciones
administrativas o diplomáticas del acto público notarial, a fin de facilitar su utilización
internacional y reducir el costo y las demoras de tales formalidades"804.
Una vez legalizado o apostillado, según sea el caso, el instrumento público notarial, y
específicamente la escritura pública, pasa a ser plenamente reconocido dentro del
ordenamiento jurídico del Estado receptor, ya que a su respecto se ha producido una
incorporación del documento extranjero, pasando a transformarse en un instrumento
interno, con las mismas calidades que corresponden a este último. Por ello, obtiene
pleno valor probatorio y el mismo valor que tenía dentro de su ordenamiento jurídico
de origen.
Por ello, todo documento extranjero deberá utilizarse en conjunto con un documento
alemán. De esta forma, cuando, por ejemplo, se quiere usar un mandato otorgado en
un tercer Estado para actuar en una compraventa, se deberá aplicar el derecho de tal
Estado, para determinar si dicho poder es válido o no, y luego determinar si
formalmente ha ingresado de manera válida al Estado receptor, sea mediante una
legalización, o bien una apostilla. Habrá a continuación de observarse si ha sido
válidamente otorgado en el Estado emisor, y debidamente legalizado o apostillado
para su plena validez. El notario del Estado receptor podrá de esa forma utilizar el
poder, siempre que lo permita su legislación.
En esta virtud, una sentencia del 2° Juzgado civil de Santiago, en causa rol V-102-
2018, ante negativa del Conservador de Santiago para inscribir una escritura pública
de compraventa suscrita mediante un mandato otorgado en país extranjero y sujeto al
régimen de apostilla, dio razón al mencionado Conservador, en cuanto basa su
negativa en la existencia de los mencionados artículos 63 y 64, plenamente vigentes y
que perentoriamente establecen un procedimiento para otorgar valor a los
instrumentos públicos, no considerándose el régimen de apostilla, entre los casos
reputados legales contemplados en el artículo 64, particularmente si se considera que
el artículo 345 bis constituye una excepción al régimen general contemplado en el
anterior artículo 345, ambos del Código de procedimiento civil, lo que torna a la Ley
20.711 inaplicable en materia de inscripciones conservatorias de instrumentos
públicos. La Sentencia negó la correspondiente inscripción estableciendo la
necesidad de que, no siendo válido el régimen de apostilla, deba ser un tribunal quien
califique la legalidad de forma y la autenticidad del instrumento otorgado en el
extranjero.
255 Bibliografía para el presente capítulo: C , Francesco, Sistema de derecho procesal civil. Dos tomos, ob. cit. C , Eduardo, El concepto de fe
pública, ob. cit. D O , Andrés, y F , Miguel Ángel, Derecho procesal civil. Madrid, 1994, t. II. E , Alfredo, Derecho Penal, ob. cit. IV G
G , Eugenio, Instrumento notarial electrónico. Edición 2009, ob. cit. G O , J. Derecho procesal civil, Madrid, 1975, t. I. G A , Enrique, ob.
cit. N . Urkundenfilschung, 1951, t. II. N ,S , y entre otros N L , Rafael, ob. cit., Perfiles de fe pública, t. I. N L , Rafael, Concepto y
clases de documentos, ob. cit. P , Carlos, El documento notarial. P , Eduardo. Origen Historia del notariado..., ob. cit. R A , Antonio, Naturaleza
jurídica del documento auténtico notarial. VII Congreso Internacional del Notariado Latino. Bruselas, 1963. Revista de Derecho Notarial, Madrid, julio-diciembre 1963,
págs. 161 y sgtes. S , Die privatrechlichen funktionen der urkunde. 1914.
256Vid. P , Carlos, El documento notarial, pág. 3. N L , Rafael, Concepto y clases de documentos, ob. cit.
257B , Heinrich, Zur Rechtsgeschichte der römischen und germanischen Urkunde. 1880, pág. 44. Cit. por R , Oswald, ob. cit., Presencia y esencia...,
pág. 1.
259Vid. reproducción del texto de dichas novelas en P , Eduardo, Origen..., ob. cit. Apéndice, págs. 575 y sgtes.
269R A , Antonio, "Naturaleza jurídica del documento auténtico notarial". VII Congreso Internacional del Notariado Latino. Bruselas, 1963.
Revista de Derecho Notarial, Madrid, julio-diciembre 1963, págs. 161 y sgtes.
270E , Alfredo, Derecho Penal, ob. cit. IV, pág. 141, in fine. G , Bernardo, cit. por Rodríguez Adrados en ob. cit.
272S . Die privatrechlichen funktionen der urkunde. 1914, pág. 5. Nagler. Urkundenfilschung, 1951, t. II, pág. 284.
275 R.D.L. 14/1999, de 17 de septiembre, artículo 3. "Efectos jurídicos de la firma electrónica. 1. La firma electrónica avanzada, siempre que esté basada en un
certificado reconocido y que haya sido producida por un dispositivo seguro de creación de firma, tendrá, respecto de los datos consignados en forma electrónica,
el mismo valor jurídico que la firma manuscrita en relación con los consignados en papel y será admisible como prueba en juicio, valorándose ésta según los
criterios de apreciación establecidos en las normas procesales. Se presumirá que la firma electrónica avanzada reúne las condiciones necesarias para producir los
efectos indicados en este apartado, cuando el certificado reconocido en que se base haya sido expedido por un prestador de servicios de certificación acreditado y
el dispositivo seguro de creación de firma con el que ésta se produzca se encuentre certificado, con arreglo a lo establecido en el artículo 21. 2. A la firma
electrónica que no reúna todos los requisitos previstos en el apartado anterior, no se le negarán efectos jurídicos ni será excluida como prueba en juicio, por el
mero hecho de presentarse en forma electrónica".
1116
Ley de Enjuiciamiento Civil española, artículo 326: "Fuerza probatoria de los documentos privados. 1. Los documentos privados harán prueba plena en el
proceso, en los términos del artículo 319, cuando su autenticidad no sea impugnada por la parte a quien perjudiquen. 2. Cuando se impugnare la autenticidad de
un documento privado, el que lo haya presentado podrá pedir el cotejo pericial de letras o proponer cualquier otro medio de prueba que resulte útil y pertinente al
efecto. Si del cotejo o de otro medio de prueba se desprendiere la autenticidad del documento, se procederá conforme a lo previsto en el apartado tercero del
artículo 320. Cuando no se pudiere deducir su autenticidad o no se hubiere propuesto prueba alguna, el tribunal lo valorará conforme a las reglas de la sana crítica".
Ley de Enjuiciamiento Civil española, artículo 382: "Instrumentos de filmación, grabación y semejantes. Valor probatorio. 1. Las partes podrán proponer como
medio de prueba la reproducción ante el tribunal de palabras, imágenes y sonidos captados mediante instrumentos de filmación, grabación y otros semejantes. Al
proponer esta prueba, la parte podrá acompañar en su caso, trascripción escrita de las palabras contenidas en el soporte de que se trate y que resulten relevantes
para el caso. 2. La parte que proponga este medio de prueba podrá aportar los dictámenes y medios de prueba instrumentales que considere convenientes.
También las otras partes podrán aportar dictámenes y medios de prueba cuando cuestionen la autenticidad y exactitud de lo reproducido. 3. El tribunal valorará las
reproducciones a que se refiere el apartado 1 de este artículo según las reglas de la sana crítica".
278 Artículo 1701 del Código Civil: "La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos y contratos en que la ley requiere esa
solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados aun cuando en ellos se prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto plazo, bajo una
cláusula penal: esta cláusula no tendrá efecto alguno.
Fuera de los casos indicados en este artículo, el instrumento defectuoso por incompetencia del funcionario o por otra falta en la forma, valdrá como
instrumento privado si estuviere firmado por las partes".
279 Artículo 1682 del Código Civil chileno: "La nulidad producida por un objeto o causa ilícita y la nulidad producida por la omisión de algún requisito o
formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos, en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas
que los ejecutan o acuerdan son nulidades absolutas".
282 Tales verdades impuestas están establecidas, en Chile, en los artículos 407, 408 y 409 del Código Orgánico de Tribunales y, en España, en artículos 193,
194 y 195 del Reglamento notarial, modificado por Real Decreto Nº 45/2007 de 19 de enero, artículos 1.97 y 1.98.
283 Artículo 1218 del Código Civil español: "Los documentos públicos hacen prueba, aún contra tercero, del hecho que motiva su otorgamiento y de la fecha de
éste.
También harán prueba contra los contratantes y sus causahabientes, en cuanto a las declaraciones que en ellos hubiesen hecho los primeros".
Á
284D O , Andrés, y F , Miguel Ángel. Derecho procesal civil. Madrid, 1994, t. II, págs. 311 y sgtes.
289 Bibliografía particular para el presente capítulo: A , Hans, Les tabellions romains, ancetres directs des notaires modernes. Atlas du notariat. Kluwer,
Amsterdam (1989), págs. 40-41. Barron's Law Dictionay, ob. cit. D G , Aurelio, ¿Constituye la unidad de acto elemento indispensable en la celebración de la
escritura pública? Consejo General del Notariado. Madrid (1993). Impreso en Guadalajara. México, págs. 209 y sgtes. Enciclopedia Salvat, Madrid, 1965, tomo V,
pág. 2675. F C , Antonio, Tratado de notaría, Madrid, 1898, t. I. G , Carlos Nicolás, Manual de derecho notarial. Depalma. Buenos Aires, 1988.
G A , Enrique, ob. cit. G P , José, Negocio jurídico y documento. Estudios Jurídicos de Arte Menor. Vol. III, Madrid (1976). L S
M , Jorge, "Formalidades de los contratos. Doctrinas esenciales de derecho civil. Contratos", t. I, pág. 45. Revista de Derecho y Jurisprudencia. Edición
Bicentenario. Thomson Reuters-PuntoLex. 2010, Rep. Argentina. M , Francesco, Trattato di Diritto Civile e Commerciale. Vol. XXI, t. I, pág. 143, Giuffre, Milán,
1968. N , Argentino, Tratado teórico y práctico de derecho notarial. Depalma, Buenos Aires, 1981, t. III. N L , Rafael, Hechos y derechos en el documento
público, ob. cit. Estudios..., I. N L , Rafael, El documento medieval y Rolandino, ob. cit., tomo I, págs. 179-181. N L , Rafael, ob. cit. Esquemas
conceptuales del instrumento público, II. P F C , Bernardo, Doctrina..., ob. cit. R A , Antonio. Persistencia de la oralidad en...,
ob. cit. S G C , Ignacio, Comentarios del Código Civil. Editorial Bosch, Barcelona, t. 6, págs. 588 y sgtes.
Sentencias. Chile: Sentencia de la Corte Suprema. 19 de noviembre de 1915. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XIII, sección 1a, pág. 225. Sentencia de
Corte de Apelaciones de Santiago. 11 de noviembre de 1930. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXX, secc. 1a, pág. 362. 1943. Revista de Derecho y
Jurisprudencia, tomo XXX, sección 1a, pág. 413. Corte de Apelaciones de Santiago. Revista de Derecho y Jurisprudencia, 1963, tomo LX. Segunda parte, sección
primera, pág. 382. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXVIII, secc. I, pág. 224. 1971. Corte Suprema.
Argentina: Cita Westlaw Chile 14017/1970. 23.11.1970, Rossetti, José contra Moreno, Marta. Cámara de Apelaciones 2a, Sala II, La Plata. Cit. por Armella,
Cristina, ob. cit., págs. 531-533.
291 Recuérdese que históricamente fue representado en papiros, tabletas de arcilla, seda, dípticos de madera, pergaminos, dípticos, trípticos y polípticos de piel
o papel, en diferentes civilizaciones y épocas. Al respecto, ver esta monografía, capítulos II y III.
295 XXI Congreso de Berlín de 1995. Tema I. P F C , Bernardo, ob. cit., id, pág. 29.
296 Artículo 979, Código Civil argentino: "Son instrumentos públicos respecto de los actos jurídicos: 1º. Las escrituras públicas hechas por escribanos públicos
en sus libros de protocolo, o por otros funcionarios con las mismas atribuciones, y las copias de esos libros sacadas en la forma que prescribe la ley; 2º. Cualquier
otro instrumento que extendieren los escribanos o funcionarios públicos en las formas que las leyes hubieren determinado...". En sus numerales siguientes —3º a
10º— se señalan distintos instrumentos públicos no notariales.
301R E , Emilio. La prueba ante la jurisprudencia. Derecho civil y procesal civil. Editorial Jurídica de Chile, Santiago de Chile (1995), tomo I, pág. 267.
304N L , Rafael, ob. cit. Esquemas conceptuales del instrumento público, II, pág. 16.
307 Artículo 1258 del Código Civil español: "Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento, y desde entonces obligan, no sólo al cumplimiento de lo
expresamente pactado, sino también a todas las consecuencias que, según su naturaleza, sean conformes a la buena fe, al uso y a la ley".
308S G C , Ignacio, Comentarios del Código Civil. Editorial Bosch, Barcelona, t. 6, págs. 588 y sgtes.
309 Artículo 1327 del Código Civil español: "Para su validez las capitulaciones habrán de constar en escritura pública".
Artículo 1801, inciso 2º, Código Civil chileno: "La venta de los bienes raíces, servidumbres y censos, y la de una sucesión hereditaria, no se reputan perfectas
ante la ley, mientras no se ha otorgado escritura pública".
310 Artículo 1258 para España, artículo 1546 para Chile, ambos del Código Civil.
318Ego hanc cartulam a me factam subscripsi. Signum manus NN qui hanc cartulam fieri rogavit. Vid. R , Oswald, ob. cit., págs. 24 y sgtes.
319Ego NN scriptor hujus cartulae rogatus a supra scripto MM complevi et dedi. Vid. N L , Rafael, Vid. nota 827.
320 Partida III, Título XVIII, Ley LVI, in fine: "fecha la carta en tal lugar, tal día, en tal mes, e en tal era: testigos llamados e rogados, Fulano e Fulano: yo, Fulano,
Escriuano de tal lugar, fuy presente a todas estas cosas que son escritas en esta carta, e por ruego de Fulano vendedor, e de Fulano comprador, los sobredichos,
escreui esta publica carta, e puse en ella mi signo". Vid. Códigos españoles concordados y anotados, ob. cit., tomo III, pág. 215.
323G P , José. Negocio jurídico y documento. Estudios Jurídicos de Arte Menor. Vol. III, Madrid (1976), pág. 166.
324 Artículo 3 del Reglamento notarial español: "El Notariado, como órgano de jurisdicción voluntaria, no podrá actuar nunca sin previa rogación de sujeto
interesado, excepto en casos especiales, legalmente fijados".
325 Conforme al artículo 3 del Reglamento notarial español, parágrafo 3º, "la prestación del ministerio notarial tiene carácter obligatorio siempre que no exista
causa legal o imposibilidad física que lo impida".
326 Cámara de Apelaciones 2a, Sala II, La Plata. Cit. por A , Cristina, ob. cit., págs. 531-533.
327G , Carlos Nicolás, Manual de derecho notarial. Depalma. Buenos Aires, 1988, págs. 94 y 95.
330 Artículo 413 del Código Orgánico de Tribunales: "Las escrituras de constitución, modificación, resciliación o liquidación de sociedades, de liquidación de
sociedades conyugales, de partición de bienes, escrituras constitutivas de personalidad jurídica, de asociaciones de canalistas, cooperativas, contratos de
transacciones y contratos de emisión de bonos de sociedades anónimas, sólo podrán ser extendidas en los protocolos notariales sobre la base de minutas
formadas por algún abogado". "Asimismo el notario dejará constancia en las escrituras del nombre del abogado redactor de la minuta. La omisión de esta
exigencia no afectará la validez de la escritura". "Las obligaciones establecidas en los incisos anteriores, no regirán en los lugares donde no hubiere abogados en
un número superior a tres". "El notario autorizará las escrituras una vez que éstas estén completas y hayan sido formadas por todos los comparecientes".
332 Para un más detallado estudio, vid. G A , Enrique, ob. cit., págs. 667 y sgtes.
333N L , Rafael, Los esquemas conceptuales del instrumento público, ob. cit., tomo II, págs. 49 y sgtes.
334Passatio, de passare; dar a conocer, manifestar. De allí, la voz pasar, pasó ante mí...; en francés, passation del acte, fait et passé.
335Señalemos en primer término y a priori que, en Chile, los testigos escriturarios, de cualquier clase que sean, ya no existen; ellos desaparecieron con la
Reforma Notarial de 1982, Ley Nº 18.181, de 26 de noviembre, según la cual, de acuerdo al artículo 414 del COT, solamente se mantuvieron para el caso de los
testamentos. No existen otras excepciones. En España, la situación es diferente, en cuanto los testigos instrumentales en la actualidad no son necesarios, en virtud
de lo dispuesto en el artículo 180 del RNE, a menos que los reclame el notario autorizante o cualquiera de las partes, o cuando alguno de los otorgantes no sepa o no
pueda leer ni escribir. Al igual que en Chile, en España se mantienen para los testamentos. En Argentina, en cambio, la institución de los testigos se encuentra
vigente dentro del Código Civil, en cuanto el artículo 1002 aún contempla los de conocimiento y el artículo 3654 del mismo cuerpo legal a los testamentarios. Los
instrumentales, en cambio, han sido suprimidos por Ley Nº 15.875, a menos que el escribano o cualquiera de la partes lo juzgue pertinente (artículo 1001 in fine del
Código Civil). Por lo señalado, en la actualidad esta institución carece de importancia, fundamentalmente porque la fe pública debe ser suficiente para cubrir con
su manto todo el acto público, su valor probatorio no puede estar sujeto —como en USA— a la evidencia, sino que, tratándose de una prueba documental, ella debe
bastarse a sí misma, y su eficacia debe basarse en la fides publica, y no en la prueba testifical. Por lo demás, en la mayoría de los países la concurrencia de testigos
a la escritura pública ha sido derogada.
338 Artículo 407 del COT: "Cualquiera de las partes podrá exigir al notario que antes de firmarla, lea la escritura en alta voz, pero si todos los otorgantes están
de acuerdo en omitir esta formalidad, leyéndola ellos mismos, podrá procederse así". Art. 1001 del C.C. argentino: "... El escribano debe dar fe de que conoce a los
otorgantes, y concluida la escritura, debe leerla a las partes...". Art. 193, RNE, parágrafo 1º: "Los notarios darán fe de haber leído a las partes y a los testigos
instrumentales la escritura íntegra o de haberles permitido que la lean, a su elección, antes de que la firmen, y a los de conocimiento lo que a ellos se refiera, y de
haber advertido a unos y a otros que tienen el derecho de leerla por sí".
339N L , Rafael, Los esquemas conceptuales del instrumento público, ob. cit., tomo II, pág. 65.
340N L , Rafael, en su obra El documento notarial y Rolandino hace un exhaustivo examen de la situación de la lectura instrumental en el Medioevo.
Vid., Ob. cit., tomo I, pág. 174.
344P . Digesto 45.1. 140. Cit. por R A , Antonio. Persistencia..., ob. cit., pág. 59.
345 Partida V, Título 5, Ley VI, De las compras e de las vendidas: "Compra e vendida se puede facer en dos maneras. La una es con carta, e la otra sin ella. E la
que se face por carta es cuando elcomprador dice al vendedor: quiero que sea desta vendida carta fecha. E la vendida que desta guisa es fecha maguer se avengan
en el precio el comprador, o el vendedor, no es acabada, fasta que la carta sea fecha, e otorgada; porque ante desto puédese arrepentir cualquier dellos. Mas
después que la carta fuese fecha, e acabada con testigos, non se podría ninguno dellos arrepentir, nin ir contra la vendida para desfacerla. E sin carta, se podría
facer la vendida, cuando el comprador, e el vendedor se avienen en el precio, e consienten ambos en ello; assi que el comprador e el vendedor se pagan cada uno de
la cosa, e del precio, non faciendo mención de carta. Ca entonces decimos que sería acabada la vendida que assi ficiessen, maguer non diesse señal ninguna el
comprador al vendedor porque serían amos tenudos de complir el pleito, que assi oviesen puesto".
349Vid. capítulo XVIII de esta monografía. Asimismo, véase G G , Eugenio, Teoría general de actas notariales, ob. cit., capítulo VII, integración
notarial del Derecho, en el cual me refiero al tema relacionándolo con la vigencia en Chile de antiguas disposiciones del derecho hispano, de las cuales rigió, a falta
de ley nacional, la Recopilación de Leyes de Indias de 1680 y sucesivamente en los siguientes lugares, en orden inverso, las leyes hispanas de derecho común
posteriores a la Novísima Recopilación, la Novísima Recopilación de 1805, la Nueva Recopilación de 1567, las Leyes de Toro de 1505, las Ordenanzas Reales de
Castilla de 1484, el Ordenamiento de Alcalá de 1348, las Leyes del Estilo, Fuero Real y Fueros Municipales, y, en uso probado, las Siete Partidas.
Fue el Ordenamiento de Alcalá al cual, dentro del orden observado, le correspondió referirse a la stipulatio dentro de las Partidas (Partida V, Título XI, Ley 1º) y
que creó lo que N L —Ob. cit., II, 242— tilda de un "gravísimo error, ocasionando inconvenientes de tal entidad, que sin exageración, puede decirse que, por
haber incurrido en él, se ha llegado a confundir toda la materia de contratos de nuestro derecho". La stipulatio no perdió su eficacia, como fue sostenido por ciertos
autores, sino que dejó de ser indispensable, de manera que, si alguien se acogía a ella voluntariamente, mantenía su validez. Por definición exigía la presencia
simultánea de las partes. Junto a ella coexistió lo que Núñez Lagos llama versión popular de la stipulatio, que fue recogida en las Partidas, por la cual, conforme a
la interpretación dada por el "Formulario Notarial Castellano del siglo XV", se va transformando en un consentimiento "porque, por lo visto, era suficiente el 'rogare' o
rogito notarial para que el acto valiera como stipulatio". En Valencia, de derecho castellano aplicable en dicha ciudad, por abolición de sus fueros, encontramos la
stipulatio verbal. "Y prometieron guardar en todo tiempo quanto va dicho...", "Y en esta forma prometo que este afirmamiento será cumplido". Estas citas y otras que
señala el insigne Núñez Lagos, en su estudio "La estipulación en las Partidas", ya citado, permiten estimar que la estipulación se mantuvo verbal y en ella fue
predominando como consentimiento oral. Termina su planteamiento señalando que a través de toda su evolución la stipulatio terminó trasladando su eficacia
constitutiva a la escritura, integrándose a ella.
Digamos finalmente que la stipulatio pasa posteriormente a la Nueva Recopilación y desde allí a la Novísima y se torna aplicable en Chile, según el orden ya
indicado de aplicación del derecho común. Con todo, nunca existió la preocupación de hacerla explícita como consentimiento en nuestros sucesivos
ordenamientos notariales.
350 Corte Suprema. Cita Westlaw Chile 14017/1970. 23 /11/1970, Rossetti, José contra Moreno, Marta.
351 El artículo 413 del COT fue modificado por Ley Nº 18.181 de 1982 y, en su antiguo texto —al que se refiere la sentencia—, señalaba: "Se considera que una
persona firma una escritura o documento, no sólo cuando lo hace por sí misma en la forma corriente, sino también en los casos en que no sabiendo o no pudiendo
hacerlo, supla esta falta en la forma establecida en el artículo 408".
352 Una disquisición en este punto: ¿qué ocurrirá si hubiere sido suscrito no por otra de las partes, sino por su cónyuge autorizante? Imaginemos el caso de una
compraventa, comparece el vendedor y firma la escritura; posteriormente comparece la mujer del vendedor (caso primero) o la mujer del comprador (caso
segundo), conforme al artículo 1749 del Código Civil. Nos parece sin lugar a dudas que, aun con cualquiera de ambas cónyuges que hayan estampado su firma,
todavía es posible el retiro unilateral de la firma, en cuanto los cónyuges no son partes, sino que cumplen únicamente una formalidad exigida por la ley. El término
utilizado por el artículo 406, "otorgantes", se refiere sin duda a quien está "otorgando", haciendo dejación de un derecho a favor de otra persona (conforme al
"Diccionario" de Larousse es la parte que contrata en un documento público); por ende, solamente las partes otorgan, porque son contratantes. Los autorizantes no
son partes, ni son otorgantes. Son "autorizantes", que es diferente. Concurren al acto para permitir, autorizar que se celebre, por una exigencia legal. Por ello no
trepidamos en estimar que sí es posible el retiro unilateral mientras no concurra la otra parte y, eventualmente, si lo hayan hecho estampando su firma, los
cónyuges.
357A , Hans. Les tabellions romains, ancetres directs des notaires modernes. Atlas du notariat. Kluwer, Amsterdam (1989), págs. 40-41.
359 El documento más antiguo del Archivo Estatal de Florencia, es una Carta Privada de Compraventa inmobiliaria, fechada en el año 726, entre Filiberto, clérigo
y Gaidualdo, médico a Pistoia, en la cual se distingue la firma autógrafa y el <signa crucis> trazado por el rogatario, el cual se califica de notario o de scriptor,
indistintamente. Vid., Signa et Insignia, ob. cit., pág. 27.
360 Sentencia de la Corte Suprema.19 de noviembre de 1915. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XIII, sección 1a, pág. 225. "Colocar una firma en un
documento significa que el suscriptor acepta su contenido, de suerte que la firma es solemnidad esencial de la escritura pública y su omisión produce la nulidad de
ésta, pero no ha especificado la ley cómo debe firmarse".
361 Sentencia de la Corte Suprema. 19 de noviembre de 1915. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XIII, sección 1a, pág. 239. "Si bien la firma de las partes
en la matriz de una escritura pública es requisito esencial en la validez del otorgamiento, el hecho de que una de las partes al firmar suprima una letra en su
apellido y la rúbrica que acostumbraba usar no importa falta de expresión de su voluntad en el acto, ni acarrea la nulidad de la escritura".
365 Artículo 413, inciso final, COT: "El Notario autorizará las escrituras una vez que éstas estén completas y hayan sido firmadas por todos los comparecientes".
Artículo 196, párrafo segundo, RNE: "El Notario, a continuación de las firmas de otorgantes y testigos, autorizará la escritura y, en general, los instrumentos
públicos, signando, firmando y rubricando. Deberá estampar al lado del signo el sello oficial de su Notaría".
Artículo 1001 Código Civil argentino: "... La escritura (...) debe ser firmada por los interesados y autorizada al final por el escribano...".
367 En relación con este aspecto, vid. S I , ob. cit., págs. 25 y 26. Asimismo, G A , Enrique, ob. cit., pág. 714.
369Partida III, Título 18, Ley LIV: "e quando todo esto ouiese escrito, deue dexar un poco de espacio en la carta e donde ayuso facer y su signo e escriuir y su
nome".
370N L , Rafael. Hechos y derechos en el documento público, ob. cit., I, págs. 614 y sgtes.
371Vid. en torno a la unidad de acto: N L , Rafael, Hechos y derechos en el documento público, en ob. cit., I, págs. 487, 497 y 498; 614 y sgtes. G
A , Enrique, ob. cit., págs. 686 y sgtes; D G , Aurelio, ¿Constituye la unidad de acto elemento indispensable en la celebración de la escritura pública?
Consejo General del Notariado. Madrid (1993). Impreso en Guadalajara. México, págs. 209 y sgtes. N , Argentino, Tratado teórico y práctico de derecho notarial.
Depalma, Buenos Aires, 1981, t. III, págs. 819 y sgtes.
372 Código Civil español, artículo 699: "Todas las formalidades expresadas en esta sección se practicarán en un solo acto que comenzará con la lectura del
testamento, sin que sea lícita ninguna interrupción, salvo la que pueda ser motivada por algún accidente pasajero".
373 Código Civil chileno, artículo 1017, inciso 3º: "Mientras el testamento se lee, estará el testador a la vista, y las personas cuya presencia es necesaria oirán
todo el tenor de sus disposiciones".
Artículo 1023, inciso final: "Durante el otorgamiento estarán presentes, además del testador, un mismo escribano y unos mismos testigos, y no habrá
interrupción alguna sino en los breves intervalos que algún accidente lo exigiere".
374G , Carlos Nicolás, Manual de derecho notarial, Depalma, Buenos Aires, 1988, págs. 133 y sgtes.
375 Código Civil español, artículo 1091: "Las obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza de ley entre las partes contratantes, y deben cumplirse al
tenor de los mismos".
Código Civil chileno, artículo 1545: "Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento
mutuo o por causas legales".
En Argentina, en cambio, siguiendo la línea del Código prusiano, Vélez Sarsfield vuelve al rigorismo formalista, adoptando una línea ecléctica entre
consensualismo y formalismo. Vid. arts. 913 a 918 del Código Civil.
376N L , Rafael, ob. cit., Hechos y derechos en el instrumento público, tomo I, págs. 614-615.
377N L , Rafael, ob. cit., Los esquemas conceptuales del instrumento público, tomo II, pág. 51.
379La notitia dorsal era un conjunto de apuntes que tomaba el notario para redactar el documento; estas notas, alrededor del siglo XII, comienzan a ser
tomadas en un pergamino de tela, aparte, que era llamado scheda. Ella se hacía en presencia de las partes, en el momento de la ceremonia, y constituían —en
términos actuales— verdaderas notas taquigráficas de lo acontecido; ellas se pasaban luego a la imbreviatura, de donde se pasaba en limpio la chartae.
383 La renuntiatio, o renuncia a las leyes, implica que las partes en una cláusula depongan el régimen legal al cual deben quedar naturalmente sujetas y
establezcan, para ellas, un régimen normativo convencional, pactado. Es, en el plano de la personalidad de la ley, lo que hoy es, procesalmente, la designación de
un juez árbitro, sustrayendo el conocimiento del negocio a la jurisdicción ordinaria. Vid. N L , Rafael, ob. cit., idem, pág. 60.
384 Institución propia del Derecho Canónico, el juramento promisorio consistía en aquel que se hacía a efectos de respetar el contrato. Primero tenía un efecto
de conciencia y luego en jurisdicción eclesiástica. Por último, pasó a producir un efecto civil, originando una acción y una excepción. Vid. idem, pág. 60.
388 Ley única, Título XIX: "Con el Escribano público deben ser presentes a lo ver y otorgar tres testigos a lo menos" (en relación con los testamentos).
389 Código Civil español, art. 699: "Todas las formalidades expresadas en esta sección —relativa a los testamentos abiertos— se practicarán en un solo acto
que comenzará con la lectura del testamento, sin que sea lícita ninguna interrupción, salvo la que pueda ser motivada por algún accidente pasajero".
390 Código Civil chileno, art. 1023, inciso final: "Durante el otorgamiento estarán presentes, además del testador, un mismo escribano y unos mismos testigos, y
no habrá interrupción alguna sino en los breves intervalos que algún accidente lo exigiere".
Código Civil chileno, art. 1017: "El testamento abierto podrá haberse escrito previamente. Pero sea que el testador lo tenga escrito, o que se escriba en uno o
más actos, será todo él leído en alta voz, por el escribano, si lo hubiere, o a falta de escribano por uno de los testigos, designado por el testador a este efecto.
Mientras el testamento se lee, estará el testador a la vista, y las personas cuya presencia es necesaria oirán todo el tenor de sus disposiciones".
391 Corte de Apelaciones de Santiago. Revista de Derecho y Jurisprudencia, 1963, tomo LX, segunda parte, sección primera, pág. 382. "La unidad del acto del
otorgamiento de la escritura pública que emana del precepto del artículo 406... del Código Orgánico de Tribunales, ha sido limitada o destruida en parte por otras
disposiciones legales y por impedimentos prácticos. El artículo 426 Nº 10 permite a las partes firmar la escritura hasta sesenta días después de su fecha y
diversas disposiciones legales han prohibido al notario autorizarla mientras no estén cumplidas ciertas exigencias tributarias o administrativas (artículo 6º de la
Ley de Timbres, Estampillas y Papel Sellado, Nº 11.575)".
392 Bibliografía particular para el presente capítulo: A , Jorge, Marco legal chileno de la minería del cobre.www.archivonacional.gob.cl. B , José, ob. cit.,
tomo I, volumen 1. C E , José Luis, y V B , Alejandro, "Informe en Derecho", Revista de Derecho de la Universidad Austral de Chile. Vol. 2, Nºs. 1-2,
dic. 1991. Códigos españoles concordados y anotados, ob. cit., tomo III. C , Eduardo, ob. cit. F C , Antonio, Tratado de notaría, Madrid, 1895,
tomo I. G G , Eugenio A., "Le notariat Chilien". Le Gnomon. Revue Internationale d&'histoire du notariat, decémbre 1995, Nº 101, París, págs. 23 y sgtes.
G G , Alfonso, Anuario de historia del derecho español. Madrid, tomo 46. M M , José María, Elementos de derecho notarial. Bosch,
Barcelona, 1933, tomo II, vol. II. M , José María, Tratado teórico y práctico de derecho notarial. Ediar S.A. Editores. Buenos Aires, 1955, tomo I. N
A , Fausto, "El conocimiento notarial de los otorgantes en España, antes de la ley del notariado de 1862". Revista Notarial, Provincia de Buenos Aires. La Plata,
Nº 755, 1964, pág. 901. N , Argentino, ob. cit., tomo III. N L , Rafael, Contenido sustantivo de la escritura pública, ob. cit., t. II. ONPI. Recomendaciones de
los Congresos Internacionales I al XV. Compendio. P F C , Bernardo, Doctrina notarial internacional, ob. cit., pág. 58. Conclusiones del XIV
Congreso Internacional del Notariado Latino, Guatemala, 1977. P , Eduardo B., Origen e historia..., Ob. cit., Apéndice. P , Eduardo B., Tríptico notarial, ob.
cit. R A , Antonio, "La persistencia histórica de la oralidad en la escritura pública", Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, Madrid, 1996.
Sentencias: Chile: Instrucción de la Corte de Apelaciones de Santiago. 16 de agosto de 1971. Sentencia de la Corte Suprema. Gaceta de los Tribunales, 1931; 1er
semestre. Sentencia 14, pág. 103. Corte Apelaciones de Concepción. 29 de abril de 1963. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 60, secc. 2a, pág. 49.
Argentina: Cámara 1a de Apelaciones de Mercedes. Autos "Aráuz de Corbatta, J. A. y otros c/ Bracco /8/ 69". Armella, C. N., ob. cit., tomo I, pág. 787. Santiago y
otros s/ cobro hipotecario. Cámara Nacional Civil. Sala "F. Autos Pagonessa, Juan Carlos y otros c/ Sebastiani de Vasallo, Susana Beatriz s/ejecución". 26.3.68.
"No se reconoce como título ejecutivo a las copias carbónicas de las escrituras...". Cámara 1a de Apelación Bahía Blanca. "González C.c/ Félix, Adolfo I. 4/7/69".
"La copia simple de la escritura hipotecaria no es título hábil para promover la ejecución del crédito". Cámara Nacional Civil. Sala F. Autos "Vijnovich Boris c/
Benmaman, León y otros". 21.10.96. A . N., Ob. cit., tomo I, pág. 786. (970). Idem. pág. 830. A , C. N., ob. cit., tomo I, pág. 787. "Santiago y otros s/
cobro hipotecario".
393 Véase las tres primeras partes de esta obra, capítulos primero a decimoctavo.
396 Es el viejo tema de la unidad de acto material y formal del instrumento público.
397Artículo 412 del Código Orgánico de Tribunales de Chile: "Serán nulas las escrituras públicas:
1. Que contengan disposiciones o estipulaciones a favor del Notario que las autorice, de su cónyuge, ascendientes, descendientes o hermanos".
Artículo 985 del Código Civil argentino: "Son de ningún valor los actos autorizados por un funcionario público en asunto en que él, o sus parientes dentro del
cuarto grado fuesen personalmente interesados; pero si los interesados lo fueren sólo por tener parte en sociedades anónimas, o ser gerentes o directores de
ellas, el acto será válido".
Artículo 139 del Reglamento Notarial español, parágrafo 1º: "Los Notarios no podrán autorizar escrituras en que se consignen derechos a su favor...". Parágrafo
3º: "No podrán en cambio, autorizar actos jurídicos de ninguna clase que contengan disposiciones a su favor o de su esposa o parientes de los grados
mencionados (hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad), aun cuando tales parientes o el propio Notario intervengan en el concepto de
representantes legales o voluntarios de un tercero". Concordancia: artículo 22 de la ley notarial española. Sanción: la nulidad, artículo 27 de la LNE.
398 Artículo 400 del Código Orgánico de Tribunales de Chile, inciso final: "Ningún notario podrá ejercer sus funciones fuera de su respectivo territorio".
399Art. 401 del Código Orgánico de Tribunales de Chile: "Son funciones de los notarios:" y a continuación se enumera un listado no exhaustivo de actos, siendo
su numeral 11 y final: "Las demás que les encomienden las leyes".
Artículo 980 del Código Civil argentino: "Para la validez del acto, como instrumento público, es necesario que el oficial público obre en los límites de sus
atribuciones, respecto a la naturaleza del acto y que éste se extienda dentro del territorio que se le ha asignado para el ejercicio de sus funciones".
Por su parte, el artículo siguiente, 981, consagra el principio del error communis facit ius. Cont. Vid. en este tema: G G , Eugenio. Actas notariales, ob.
cit., capítulo IV. Competencia notarial y actuación en materia de actas, págs. 89 y sgtes.
Artículo 1 de la ley notarial española: "El Notario es el funcionario público autorizado para dar fe, conforme a las leyes, de los contratos y demás actos
extrajudiciales".
Artículo 2 del Reglamento Notarial español: "Al Notariado corresponde íntegra y plenamente el ejercicio de la fe pública, en cuantas relaciones de Derecho
privado traten de establecerse o declararse sin contienda judicial".
Artículo 414 del Código Orgánico de Tribunales de Chile: "En cuanto al otorgamiento de testamentos se estará a lo establecido en el Código Civil (...) debiendo el
Notario dejar constancia de la hora y lugar en que se otorgue".
Artículo 695 del Código Civil español para el testamento abierto y 707, Nº 6, para el cerrado.
Artículo 116 del Reglamento Notarial español: "Los notarios carecen de fe pública fuera de su respectivo distrito notarial, salvo en los casos de habilitación
especial".
400 Así, en el artículo 414 del Código Orgánico de Tribunales, respecto del otorgamiento de testamentos, se exige que el notario deje constancia "de la hora y
lugar en que se otorguen".
401 Artículo 410 del Código Orgánico de Tribunales de Chile: "no será obligatorio insertar en la escritura documentación de ninguna especie, a menos que
alguno de los otorgantes lo requiera (...). Si en virtud de una ley debe insertarse en la escritura determinado documento, se entenderá cumplida esta obligación con
su exhibición al Notario, quien dejará constancia de este hecho, antes o después de la firma de los otorgantes indicando la fecha y número del documento, si los
tuviere, y la autoridad que lo expidió; y el documento será agregado al final del protocolo".
Artículo 1003 del Código Civil argentino: "Si los otorgantes fuesen representados por mandatarios o representantes legales, el notario expresará que se le han
presentado los poderes y documentos habilitantes, que anexará a su protocolo. Si fuese menester la devolución de los mismos, o se tratare de poderes generales,
hará constar la circunstancia y agregará copia autenticada al protocolo. En caso que los poderes o documentos se hubieren otorgado en su oficina, o se hallaran
protocolizados en su registro, expresará este antecedente, indicando el folio y año respectivo. La protocolización de documentos exigida por ley, se hará por
resolución judicial previa. El documento a protocolizarse será entregado al escribano público que haya de realizar la diligencia, para que lo agregue a su protocolo,
mediante un acta que contenga solamente los datos necesarios para precisar la identidad del documento protocolizado. El escribano público que haya efectuado
la protocolización, dará a los interesados los testimonios que se le pidieren" (modificado por Ley Nº 15.875, de 1961).
Artículo 166 del RNE: "El Notario insertará en el cuerpo de la escritura en cuanto sea posible, o incorporará a ella, originales o por testimonio, los documentos
fehacientes que acrediten la representación.
Bastará con que de dichos documentos se inserte lo pertinente, aseverando el notario que en lo omitido no hay nada que amplíe, restrinja ni, en forma alguna,
modifique o condicione la parte transcrita.
Si el documento que hubiere de insertarse total o parcialmente, lo mismo en este caso que en otro de complemento de la matriz, figurase en protocolo
legalmente a cargo del Notario autorizante, bastará con que éste haga la oportuna referencia en aquella para luego practicar la inserción en las copias.
El Notario podrá también reseñar en la matriz, los documentos de los que resulte la representación, haciendo constar que se acompañarán a las copias que se
expidan".
403Texto del antiguo artículo 56 de la ley del Colegio de Abogados de 1923 "Los notarios, archiveros y conservadores y los empleados de estos funcionarios no
podrán encargarse de ninguna clase de gestiones ante los tribunales, ni de tramitar inscripciones o legalizaciones, ni, en general, de efectuar ningún acto o diligencia
que, aunque se relacione con escrituras o actuaciones realizadas en la notaría o que sean consecuencias de tales escrituras o actuaciones, deban completarse en otras
reparticiones del servicio judicial o administrativo". "Las escrituras de constitución, modificación, disolución o liquidación de toda clase de sociedades, de liquidación de
sociedades conyugales, de partición de bienes, capitulaciones matrimoniales, escrituras constitutivas de personalidad jurídica, de asociaciones de canalistas, estatutos
de comunidades, cooperativas, fideicomisos, usufructo, uso o habitación, servidumbres, censos y rentas vitalicias, donaciones, cuentas corrientes comerciales,
convenios judiciales, contratos de emisión de bonos de sociedades anónimas, pactos de avío, transacciones e hipotecas sobre naves, sólo podrán ser extendidas en los
protocolos notariales sobre la base de minutas firmadas por algún abogado en ejercicio". "Únicamente estos abogados podrán encargarse de toda clase de
legalizaciones ante las autoridades y oficinas judiciales o administrativas". "La contravención a este artículo será sancionada con arreglo al inciso 1º del artículo 53".
El texto hoy vigente del artículo 413 del COT señala: "Las escrituras de Constitución, modificación, resciliación o liquidación de sociedades, de liquidación de
sociedades conyugales, de partición de bienes, escrituras constitutivas de personalidad jurídica, de asociaciones de canalistas, cooperativas, contratos de
transacciones y contratos de emisión de bonos de sociedades anónimas, sólo podrán ser extendidas en los protocolos notariales sobre la base de minutas
firmadas por algún abogado".
405G G , Eugenio Alberto. Actas notariales, ob. cit., primera edición, pág. 68.
406N L , Rafael, ob. cit., tomo II, Estudios sobre el valor jurídico del documento notarial, págs. 155-156.
407 Sentencia de la Corte Suprema. 16 de mayo de 1988. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXXV, sec. 1a, pág. 85.
408N , José Adrián (1893-1961), La fe de conocimiento. Obras de José A. Negri. Tres tomos. Colegio de Escribanos Capital Federal. Buenos Aires, 1966,
volumen I, págs. 254 y sgtes.
409 Artículo 412, COT: "Serán nulas las escrituras públicas... 2. Aquellas en que los otorgantes no hayan acreditado su identidad en alguna de las formas
establecidas en el artículo 405...".
410 Artículo 27, LNE.: "Serán nulos los instrumentos públicos... 3º. Aquellos en que el Notario no de fe del conocimiento de los otorgantes, o no supla esta
diligencia en la forma establecida en el artículo 23 de esta ley...".
Art. 405, COT: "Las escrituras públicas... deberán indicar... el nombre de los comparecientes, con expresión de su nacionalidad, estado civil, profesión, domicilio
y cédula de identidad, salvo en el caso de extranjeros y chilenos radicados en el extranjero, quienes podrán acreditar su identidad con e pasaporte o con el
documento de identificación con el que se les permitió su ingreso al país".
Artículo 23, LNE: "Los Notarios darán fe en las escrituras públicas y en aquellas actas que por su índole especial lo requieran de que conocen a la partes o de
haberse asegurado de su identidad por los medios supletorios establecidos en las leyes y reglamentos.
Serán medios supletorios de identificación, en defecto del conocimiento personal del Notario:
a) La afirmación de dos personas, con capacidad civil, que conozcan al otorgante y sean conocidas del Notario, siendo responsables de la identificación.
b) La identificación de una de las partes contratantes por la otra, siempre que de esta última dé fe de conocimiento el Notario.
c) La referencia a carnets o documentos de identidad con retrato y firma expedidos por las autoridades públicas, cuyo objeto sea identificar a las personas.
El Notario en este caso responderá de la concordancia de los datos personales, fotografía y firma estampados en el documento de identidad exhibido, con las
del compareciente.
El cotejo de firma con la indubitada de un instrumento público anterior en que se hubiere dado por el Notario fe de conocimiento del firmante.
El Notario que diere fe de conocimiento de alguno de los otorgantes, inducido a error sobre la personalidad de éstos por la actuación maliciosa de los mismos o
de otras personas, no incurrirá en responsabilidad criminal, la cual será exigida únicamente cuando proceda con dolo; pero será inmediatamente sometido a
expediente de corrección disciplinaria con la obligación de indemnizar los daños y perjuicios que se hayan producido por tal error a terceros interesados".
411Vid. artículos 187 a 192 del Reglamento Notarial español, que versan sobre la fe de conocimiento.
412 Cámara Nacional Civil. Sala F. Autos "Blanic Eugenio, J. M. y otros c/ Beltrán, Juan A. A.". 16/10/62. A , C. N., ob. cit., tomo I, pág. 591 en adelante.
La fe de conocimiento es un tema que ha sido producto de gran debate en la Argentina, de una manera casi permanente. Sin ser nuestra pretensión
introducirnos en él, solamente quisiéramos señalar el estado actual del debate: a) la fe de conocimiento va desde una afirmación calificada de conocer el
escribano al compareciente hasta llegar a la declaración de testigos prevista en el art. 1002 del Código Civil; b) desde la existencia de la cédula nacional de
identidad, es posible que esta última pueda ser comprobada a través de tal documento.
413P , Eduardo Bautista. Tríptico notarial. Ediciones Depalma. Buenos Aires, 1977, págs. 155 y sgtes.
414 Así, acordes: P , ob. cit., pág. 159; N , ob. cit., págs. 257 y sgtes.; Q S , Eduardo. "Sistemas de identificación". Revista Notarial, La Plata,
Nº 719, pág. 1229; S S , ob. cit., pág. 456; M , José María, ob. cit., tomo I, pág. 202.
416 El primer documento en que figura tal denominación data del 1107. Cfr. N L , Rafael, ob. cit., pág. 154.
417P , Rolandino, La Aurora. Publicación del Colegio Notarial de Madrid, con ocasión del II Congreso Internacional del Notariado Latino, Imprenta
Góngora, Madrid, 1950.
420N A , Fausto, "El conocimiento notarial de los otorgantes en España, antes de la ley del notariado de 1862". Revista Notarial, Provincia de
Buenos Aires. La Plata, Nº 755, 1964, pág. 901.
421Vid. Los códigos españoles concordados y anotados, ob. cit., tomo I, Libro IX, Título XII, Ley XI.
422Fuero Real. Los Códigos Españoles concordados y anotados, ob. cit., tomo I, Libro I, Título VIII, Ley VII. "Ningun escribano público no faga carta entre ningunos
homes, menos de los conoscer, è de saber sus nombres, si fueren de la tierra: è si no fueren de la tierra, los testigos sean de la tierra, è homes conoscidos...".
423Partidas. Los códigos españoles concordados y anotados, ob. cit., tomo III, Partida III, Título XVIII, Ley LIV: "... e deue ser muy acucioso el Escriuano, de
trabajarse de conscer los omes a quien faze las cartas, quien son, e de que lugar, de manera que non pueda y ser fecho ningund engaño...".
425Pragmática de Alcalá. Los códigos españoles concordados y anotados, ob. cit., tomo V. Capítulo II: "Cuando el escribano no conosciere a las partes, haga la
diligencia en esta ley contenida. Otrosí, nos mandamos que si, por ventura, el tal escribano no conosciere a alguna de las partes que quisiere otorgar el tal contrato o
escritura, que no la haga ni resciba; salvo si las dichas partes, que así no conosciere, presenten dos testigos que digan que los conoscen i que hagan mencion dello en
fin de la tal escritura, nombrando testigos y assentando sus nombres i donde son vecinos i si el escribano conosciere al otorgante de fee en la suscripción que le
conosce".
427 Ley de 25 de Ventoso del año XI. Artículo 11. Vid. en Apéndice, P , Eduardo B., Origen e historia del notariado, ob. cit., págs. 608 y sgtes.
428Vid. Code Civil. París, Dalloz, 1993-4. Notas al artículo 1317, pág. 894.
429G G , Eugenio A., "Le notariat Chilien". Le Gnomon. Revue Internationale d'histoire du notariat, decémbre 1995, Nº 101, París, págs. 23 y sgtes., y
"Rol del Derecho Consuetudinario en la determinación del derecho notarial (2a Parte)", Revista Internacional del Notariado, Nº 93, 1997, Buenos Aires, págs. 166 y
sgtes.
430 Así, en España, Francia, Italia, Ley de 25 de julio de 1875, art. 43, inc. 4º, reemplazada por la Ley de 16 de febrero de 1913, art. 49, y establecida en la
actualidad en el artículo 2703, in fine, del Código Civil: "... Il pubblico ufficiale debe previamente accertare l'identitá della persona che sottoscrive". En América,
Argentina, arts. 1.001 y 1.002 del Código Civil y Ley de Organización de los Tribunales de Justicia, Ley Nº 1893, art. 208; Bolivia, artículos 21 y 22 de la Ley de 5 de
marzo de 1858, reemplazada por ley del notariado plurinacional de 25 de enero de 2014; Chile, art. 405 del Código Orgánico de Tribunales; México, Nueva Ley del
Notariado para el Distrito Federal de 14 de febrero de 2000 art. 100, Nueva Ley para Ciudad de México, denominada Ley del Notariado de 11 de junio de 2018;
Uruguay, art. 65, Nº 8, de la Ley Notarial, Decreto Ley de 13 de diciembre de 1878, y art. 135 del Reglamento Notarial de 22 de febrero de 1971, reemplazado este
último por Reglamento Notarial de 2004.
431 Ley Nº 6.880, de 15 de abril de 1941, artículo 6º, inciso 2º: "En el otorgamiento de escrituras públicas, en los trámites aduaneros, en la concesión de
salvoconducto para cambios electorales y en los hoteles y casas de pensión, será obligatorio exhibir la cédula de identidad personal, salvo a las personas recién
llegadas al país, que podrán exhibir su pasaporte".
432 Sentencia de la Corte Suprema. Gaceta de los Tribunales, 1931; 1er semestre. Sentencia 14, pág. 103.
433 Antiguo artículo 412, Nº 3, del COT: "Serán igualmente nulas las escrituras públicas: (...) 3º Y aquellas en que el notario no dé fe del conocimiento de los
otorgantes, o no supla esta diligencia en la forma establecida en el artículo 405...".
434 Artículo 409 del COT: "Siempre que alguno de los otorgantes o el notario lo exijan, los firmantes dejarán su impresión digital en la forma indicada en el
artículo anterior".
435 Artículo 425 del COT: "Los notarios podrán autorizar las firmas que se estampen en documentos privados, siempre que den fe del conocimiento o de la
identidad de los firmantes y dejen constancia de la fecha en que se firman. Se aplicará también en este caso la regla del artículo 409".
436M M , José María, Elementos de derecho notarial. Bosch, Barcelona, 1933, tomo II, vol. II, pág. 149.
439N L , Rafael, Estudios sobre el valor jurídico..., en ob. cit., tomo II, pág. 156.
443Vid. capítulos XXVI y XXVII, en relación con la competencia notarial tanto en cuanto a la materia como al territorio.
444 Artículo 426, inciso 1º, COT: "No se considerará pública o autentica la escritura: 1. Que no fuere autorizada por persona que no sea notario, o por notario
incompetente, suspendido o inhabilitado en forma legal".
447 Ver capítulo XXVIII de esta obra. Responsabilidad penal y disciplinaria del notario.
448Ley Nº 20.848, de 25 de junio de 2015, artículo 2º. "Para efectos de lo dispuesto en el párrafo 2º de este Título se entiende por inversión extranjera directa la
transferencia al país de capitales extranjeros o activos de propiedad de un inversionista extranjero o controlado por éste, por un monto igual o superior a cinco
millones de dólares de los Estados Unidos de Norteamérica o su equivalente en otras monedas, que se efectúe a través de moneda extranjera de libre
convertibilidad, bienes físicos en todas sus formas o estados, reinversión de utilidades, capitalización de créditos, tecnología en sus diversas formas susceptible
de ser capitalizada, o créditos asociados a la inversión extranjera proveniente de empresas relacionadas.
Asimismo se considerará inversión extranjera directa, aquella que, dentro de los montos a que se refiere el inciso anterior, se transfiera al país y se materialice a
través de la adquisición o participación respecto del patrimonio de la empresa o en el capital de la sociedad receptora de la inversión, constituida en Chile
conforme a la ley chilena, en forma directa o indirecta, que le otorgue control de al menos el 10% del derecho a voto de las acciones de la sociedad, o de un
porcentaje equivalente de participación en el capital social si no se tratare de una sociedad por acciones o en el patrimonio de la empresa de que se trate".
449 Ley Nº 20.848. Artículo 9º: "Los inversionistas extranjeros se sujetarán al régimen jurídico común, aplicable a los inversionistas nacionales, sin que pueda
discriminarse arbitrariamente respecto de ellos, sea de manera dircta o indirecta".
451 Decreto con Fuerza de Ley Nº 83, de 1979, del Ministerio de RR.EE. Artículo 1º. Sustitúyense los artículos 7º, 8º y 9º del Decreto Ley Nº 1.939, de 1977, por
los siguientes:
"Artículo 7º. Por razones de interés nacional se prohíbe adquirir el dominio y otros derechos reales o ejercer la posesión o tenencia de bienes raíces situados
total o parcialmente en las zonas del territorio nacional, actualmente declaradas fronterizas en virtud del Decreto con Fuerza de Ley Nº 4, de 1967, del Ministerio de
Relaciones Exteriores, a los nacionales de países limítrofes en donde se contemplen prohibiciones, restricciones o limitaciones similares para los chilenos.
La prohibición a que se refiere el inciso anterior se extenderá a las sociedades o personas jurídicas con sede principal en el país limítrofe, o cuyo capital
pertenezca en un 20% o más a nacionales del mismo país o cuyo control efectivo se encuentre en manos de nacionales de esos países.
Artículo 8º. Los Notarios y los respectivos Conservadores de Bienes Raíces serán responsables del fiel cumplimiento de las disposiciones del artículo anterior,
en los actos que ellos autoricen o ejecuten, debiendo los primeros exigir una declaración escrita bajo fe de juramento de la nacionalidad y lugar de nacimiento de
los comparecientes.
En caso de incumplimiento por parte de los Notarios y Conservadores de Bienes Raíces de las exigencias a que se refiere el inciso anterior, serán sancionados
en la forma establecida en el artículo 441 del Código Orgánico de Tribunales y, con la pérdida de su empleo, en caso de reincidencia.
El que valiéndose de documentos falsos, simulación de contrato o cualquier otro engaño semejante, transgrediera la prohibición establecida en el artículo 7º,
será castigado con la pena de extrañamiento menor en su grado mínimo a medio.
Artículo 9º. Cuando fuere aplicable la prohibición a que se refiere el artículo 7º, los extranjeros podrán adquirir por sucesión por causa de muerte para el solo
efecto de enajenar el respectivo inmueble, dentro del plazo de un año contado desde la muerte del causante. Vencido este plazo sin que la enajenación se hubiere
efectuado, el inmueble se entenderá declarado de utilidad pública y autorizado el Presidente de la República para expropiarlo a beneficio fiscal, de acuerdo con las
normas correspondientes".
"Artículo 2º. Agrégase en el artículo 6º, del Decreto Ley Nº 1.939, de 1977, a continuación del inciso segundo, después del punto seguido, la siguiente frase:
'Con todo no podrán enajenarse a ningún título los terrenos de playas fiscales, dentro de una faja de 80 metros de ancho medidos desde la línea de más alta
marea de la costa del litoral, los cuales sólo serán susceptibles de actos de administración por parte de la citada Subsecretaría del Ministerio de Defensa Nacional
y sujetos a las restricciones establecidas en este artículo'".
"Artículo transitorio. Decláranse de utilidad pública y autorízase al Presidente de la República para que, previo informe de la Dirección Nacional de Fronteras y
Límites del Estado, pueda expropiar los predios que a la fecha de vigencia de la presente ley sean objeto de dominio por parte de nacionales de los países a que se
refiere el artículo 7º".
452 Véase capítulo XXVIII de esta monografía, sobre responsabilidad del notario.
454G P , José, Negocio jurídico y documento. Estudios Jurídicos de Arte Menor. Vol. III, Madrid (1976), págs. 82-84. Cit. por G A , ob.
cit., pág. 483.
456Idem, págs. 193-194.
457 Así, artículo 342 del Código de Procedimiento Civil chileno; artículos 1219, 1220 y 1221 del Código Civil español; artículos 1012 y siguientes del Código Civil
argentino.
458Vid. al respecto G G , Eugenio, "Actividad notarial y escritura pública". Gaceta Jurídica de Chile. Nº 193, Santiago de Chile (1996), págs. 7 y sgtes.
Se trata de un informe en derecho realizado para un tribunal de la ciudad de Arica, de acuerdo al cual me pronuncio en el sentido de que, existiendo dos clases de
solemnidades legales en la escritura pública, las formales y las sustantivas, las primeras dejarán responsable normalmente al notario por su cumplimiento;
respecto de las segundas, su cumplimiento atinge a las partes, afectándoles a ellas las nulidades que generan.
460N L , Rafael, ob. cit. I, Concepto y clases de documentos, págs. 289- 291, y ob. cit. II, Documento público y autenticidad de fondo, págs. 195-199.
461P F C , Bernardo. Doctrina notarial internacional, ob. cit., pág. 58. Conclusiones del XIV Congreso Internacional del Notariado Latino,
Guatemala, 1977.
463N L , Rafael, ob. cit., t. I, Clasificación y efectos de los documentos, pág. 317.
464 En Clasificación y efectos de los documentos, ob. cit., t. I, págs. 320 y sgtes., Rafael N L se detiene latamente al respecto, señalando que el
escribano en el caso de las escrituras —a diferencia de las actas— perfecciona su acto, la redacción, a través de ciencia propia, por reflexión, mientras que en las
actas lo hace por percepción sensible. Para él, actos de ciencia propia son aquellos que "dan nuevas objetividades que no podían ser dadas por simple acto de
aprehensión sensible. Son actos compuestos de varios datos o hechos relacionantes o unificantes, presentes o pasados, conexos entre sí". Y ejemplifica con la
presencia física del compareciente, destinada a su identificación y, a la vez, a evitar los supuestos de suplantación de personalidad. De allí la importancia de la fe
de conocimiento o de identidad. Asimismo, la exhibición de documentos (por ejemplo, de los planos de un inmueble) es también un acto de ciencia propia, a través
de los cuales puede conocer la realidad del bien raíz propio y materia de la compraventa.
Es por ello que el principio de inmediación es la ratio essendi del acto escriturario, principio que se satisface básicamente por la vista y el oído.
466Téngase presente como error fundamental del legislador chileno el haber dictado una ley, la Nº 20.957, de 29 de octubre de 2016, que "permite que
personas en situación de discapacidad puedan ser nombradas en cargos de juez o notario", que procedió a derogar los artículos 256, numerales 2º, 3º y 4º
(relativos a los jueces) y el numeral 2º del artículo 465 del COT, que preveía que "No pueden ser notarios: 2º: los sordos, los ciegos y los mudos".
Ello es simplemente una aberración legislativa, puesto que se permite a un notario ciego que de fe, que deje constancia de su evidencia en torno a un acto de fe.
Simplemente absurdo y que prueba una vez más la simpleza y falta de seriedad con que se legisla en la actualidad. Me parece que una escritura pública autorizada
por notario que tenga esta incapacidad no podrá nunca ser válida, porque el acto no le consta al notario, ya que no ha visto a los comparecientes y, por ende, su
actuación no produce evidencia y, consecuencialmente, no hay plena fe en dicho acto. Probablemente, con muchas dudas, los sordos y los mudos puedan llegar a
actuar válidamente, en cuanto estén en condiciones de realizar su actividad por escrito y a través de la vista, pero un ciego jamás, y consecuencialmente su acto
será nulo.
Necesario nos parece dejar constancia que el Tribunal Constitucional se pronunció únicamente sobre la modificación relativa al artículo 256, en materia de
examen preventivo de constitucionalidad, no haciéndolo sobre la modificación del artículo 465, por no incidir en materias propias de Ley Orgánica Constitucional.
467 Véase capítulo III, la forma de los negocios jurídicos romanos y el documento. Se hace allí un amplio análisis de las diversas fórmulas y sus derivaciones en
el tiempo.
468 Existen dos autores que se han preocupado del estudio del tema en profundidad, y con la cualidad que se trata de eximios notarios, N L , Rafael,
"Documento en Roma"; "El documento medieval y Rolandino"; "La estipulación en las Partidas y el Ordenamiento de Alcalá", y "Hechos y derechos en el Documento
público"; todos ellos en ob. cit., I. R A , Antonio, La persistencia histórica de la oralidad en la escritura pública, Real Academia de Jurisprudencia y
Legislación, Madrid, 1996.
470 Véase capítulo XXXI de esta monografía, los requisitos del otorgamiento.
471 Artículo 407, COT. "Cualquiera de las partes podrá exigir al notario que antes de firmarla, lea la escritura en alta voz, pero si todos los otorgantes están de
acuerdo en omitir esta formalidad, leyéndola ellos mismos, podrá procederse así".
472 Nos remitimos en este acápite a lo ya señalado en el capítulo XXXI de esta obra, relativo al instrumento público y el consentimiento.
473 Artículo 408, COT. "Si alguno de los comparecientes o todos ellos no supieren o no pudieren firmar, lo hará a su ruego uno de los otorgantes que no tenga
interés contrario, según el texto de la escritura o una tercera persona, debiendo los que no firmen poner junto a la del que la hubiere firmado a su ruego, la
impresión del pulgar de la mano derecha o, en su defecto, el de la izquierda. El notario dejará constancia de este hecho o de la imposibilidad absoluta de
efectuarlo.
Se considera que una persona firma una escritura o documento no sólo cuando lo hace por sí misma, sino también en los casos en que supla esta falta en la
forma establecida en el inciso anterior".
474 En Chile, en los últimos tiempos —alrededor de cinco años— se ha producido una gran cantidad de falsificaciones de escrituras públicas de compraventa o
de mandatos destinadas a lograr transferencias espurias de bienes raíces mediante tales falsedades, a objeto de inscribir ante los respectivos conservadores de
bienes raíces las propiedades a nombre de terceros. Ante ello, tanto los notarios como las cortes de apelaciones del país han recurrido a tomar una gran cantidad
de precauciones para evitarlas. Las comunicaciones hechas por estas últimas, hemos estimado pertinentes transcribirlas en sus partes resolutivas o
recomendativas a los señores notarios. Así, la Corte de Apelaciones de Antofagasta, con fecha 11 de julio de 2016, establece la obligación a los notarios de la
jurisdicción de generar una copia de los instrumentos públicos, privados y documentos protocolizados, con firma electrónica avanzada para qué pueda ser comprobada
su autenticidad en el Repositorio de la Asociación de notarios, Conservadores y Archiveros Judiciales de Chile, particularmente si se otorgan para ser presentados
ante el Conservador de Bienes Raíces; del mismo modo la Corte de Apelaciones de Santiago instruyó a los notarios de la jurisdicción, con fecha 13 de marzo de
2015, mediante Oficio Nº 379 de la fecha; la Corte de Apelaciones de Rancagua, con fechas 29 de abril de 2015 (Oficio Nº 1249-15) y 17 de junio (Oficio Nº 433-
15) del mismo año, implementó además la obligación a los notarios de otorgar todas las copias de escrituras públicas mediante firma electrónica avanzada. Por su
parte, la Corte de Apelaciones de Concepción, mediante Acuerdo de Pleno de fecha 29 de agosto de 2016, tomó similar acuerdo, mientras que la Corte de
Apelaciones de Valparaíso, por medio del Oficio Nº 535 de 2019, acordó una recomendación a los notarios de la jurisdicción en orden a que implementen en los
oficios notariales "los medios tecnológicos necesarios para comprobar la identidad de los usuarios mediante el sistema de huella biométrica u otro sistema análogo".
Asimismo, a los conservadores de bienes raíces para otorgar seguridad a las personas y a los bienes raíces les resulta del todo recomendable, a los efectos de
inscripción, requerir dicha copia a las partes y dejar constancia de su existencia en el Repositorio, una vez comprobada su autenticidad, en el texto de la inscripción
correspondiente.
476 En lo relativo a la autorización de la escritura pública, nos remitimos a lo dicho en el capítulo XXXI, del instrumento público.
479Ley del Notariado para Ciudad de México, de 11 de junio de 2018, art. 76: "Protocolo es el conjunto de libros formados por folios numerados y sellados en los
que el notario, observando las formalidades que establece la presente ley, asienta y autoriza las escrituras y actas que se otorguen ante su fe, con sus respectivos
apéndices; así como por los libros de registro de cotejos con sus apéndices electrónicos".
480 Reglamento Notarial Uruguayo. Asociación de Escribanos del Uruguay. Montevideo, 2004. Acordada Suprema Corte de Justicia, 22 de octubre de 2004.
Art. 45.
483Código Civil argentino, arts. 979, 997, 998, 1003, 1005 y 1011.
484 Novela XLIV, Capítulo II: "También añadimos a la presente ley que los Notarios no escriban los documentos en papel en blanco, sino en el que al principio
tenga (lo que se llama protocolo) el nombre del que a la sazón sea...". Vid. P , Eduardo B., Origen e historia..., ob. cit., Apéndice, pág. 576.
487N L , Rafael, ob. cit., tomo I, El derecho notarial en el doctorado de la Facultad de Derecho, pág. 12.
488M , José María, Tratado teórico y práctico de derecho notarial. Ediar S.A. Editores. Buenos Aires, 1955, tomo I, pág. 148.
489G G , Alfonso, Anuario de historia del derecho español. Madrid, tomo 46, págs. 621-629.
490Partida Tercera, Título XVIII, leyes LIV, "Como deben ser fechas las Notas, e las Cartas de los Escriuanos públicos", y LV, "Que deuen fazer, quando el
Escriuano publico que fizo la nota de la Carta, enfermare o muriere". Vid. Los códigos españoles concordados y anotados, ob. cit., tomo III, págs. 213-214.
9. Facilitar a cualquiera persona que lo solicite, el examen de los instrumentos públicos que ante ellos se otorguen y documentos que protocolicen".
494Instrucción de la Corte de Apelaciones de Santiago. 16 de agosto de 1971. "Instrucciones a los notarios para la apertura de un libro repertorio sobre
transferencia de vehículos motorizados. En conocimiento el Tribunal de las irregularidades que se producen en el comercio de automóviles usados, acordó
dirigirse a los notarios de la jurisdicción, a fin de que abran un Libro Repertorio en el que anotarán diariamente, por orden de otorgamiento y con numeración
correlativa, todos los contratos privados de compraventa de vehículos motorizados. Las anotaciones serán cerradas diariamente con la expresión de la hora, de
puño y letra del notario. La anotación de cada contrato deberá contener el nombre y apellido de los otorgantes, la marca del vehículo, el número del motor, el
número de inscripción en el Registro de Vehículos Motorizados en el Conservador, el de la patente municipal y la fecha en que pagó el impuesto a la
compraventa...".
495C E , José Luis, y V B , Alejandro, "Informe en Derecho", Revista de Derecho de la Universidad Austral de Chile. Vol. 2, Nºs. 1-2, dic. 1991,
págs. 101-114.
496 Art. 276, apartado 3º: "En el lomo del protocolo se pondrá la siguiente inscripción: 'Protocolo. Año de...' (en guarismo), y expresión de la residencia del
Notario".
498N L , Rafael. Contenido sustantivo de la escritura pública, ob. cit., t. II, págs. 281 y sgtes.
499 Corte Apelaciones de Concepción. 29 de abril de 1963. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 60, secc. 2a, pág. 49.
500 Artículo 420, Nº 2, del COT: "Una vez protocolizados valdrán como instrumentos públicos: (...) Nº 2. Los testamentos solemnes abiertos que se otorguen en
hojas sueltas, siempre que su protocolización se haya efectuado a más tardar, dentro del primer día siguiente hábil al de su otorgamiento".
501 Artículo 420, número 5, del Código Orgánico de Tribunales, párrafo agregado: "Sin perjuicio de lo anterior, los documentos públicos que hayan sido
autenticados mediante el sistema de apostilla, según lo dispuesto en el artículo 345 bis del Código de Procedimiento civil, no requerirán de protocolización para tener el
valor de instrumentos públicos. La apostilla no requerirá certificación de ninguna clase para ser considerada auténtica". Este párrafo fue agregado por el artículo 2º de
la Ley Nº 20.711 de 20 de diciembre de 2013.
503Artículo 250 del RNE: "Los Notarios darán copias simples sin garantía por la transcripción de los documentos de su protocolo, pero solamente a petición de
parte legítima. Igualmente podrán dar lectura del contenido de documentos de su protocolo a quienes demuestren, a su juicio, interés legítimo".
505 Cámara Nacional Civil. Sala F. Autos "Vijnovich Boris c/ Benmaman, León y otros". 21.10.96. A , N., ob. cit., tomo I, pág. 786. (970). Idem, pág. 830.
Cámara 1º de Apelaciones de Mercedes. Autos "Aráuz de Corbatta, J. A. y otros c/ Bracco /8.69". A , C. N., ob. cit., tomo I, pág. 787. "Santiago y otros s/
cobro hipotecario".
506 Ley Nº 404, de fecha 15 de junio de 2000, denominada Ley Notarial de Ciudad de Buenos Aires.
507 En el primer sentido: Cámara Nacional Civil. Sala F. Autos "Pagonessa, Juan Carlos y otros c/ Sebastiani de Vasallo, Susana Beatriz s/ejecución". 26.03.68.
"No se reconoce como título ejecutivo a las copias carbónicas de las escrituras...". Cámara 1º de Apelación Bahía Blanca. "González C.c/ Félix, Adolfo I.". 4.7.69.
"La copia simple de la escritura hipotecaria no es título hábil para promover la ejecución del crédito".
En el segundo aspecto: "Ninguna disposición legal determina las formalidades que deben observarse en las copias a que se refiere el inciso 1º del artículo 979
del Código Civil. La única que se conoce o sea la ley impositiva referida a la utilización de papel sellado, si bien implica infracción de disposiciones fiscales no quita
al instrumento el carácter de público. El artículo 46 del Reglamento notarial de la provincia de Buenos Aires, en tanto establece que las copias simples que sólo
tengan la firma y el sello del escribano sirven únicamente para indicar con carácter meramente informativo la existencia del original, no es en los términos del
recordado artículo 979 inc. 1º del Código Civil, ley susceptible de reglar —menos restrictivamente— el valor de instrumento público que cabe atribuir a la copia
simple...". Cámara 1º de Apelaciones de Mercedes. Autos "Aráuz de C , J. A. y otros c/ Bracco /8/69". A , C. N., ob. cit., tomo I, pág. 787. "Santiago y
otros s/ cobro hipotecario".
508 Consejo Directivo Colegio de Escribanos de Capital Federal. "El testimonio o copia de la escritura matriz debe ser reproducción íntegra de ésta para que
surta todos los efectos que la ley le atribuye". Vid. N , Argentino, ob. cit., tomo III, pág. 1084.
509 La materia relativa a las actas notariales ha sido tratada en mi obra Teoría general de actas notariales, Ediciones Prolibros, Valparaíso, Chile, 1919, 406
págs., y a ella nos remitimos para un estudio más profundo.
510 Bibliografía para el presente capítulo XXXIII: B , Enrique, Curso de magíster en derecho penal, Facultad de Derecho Universidad de Chile, noviembre,
1982. Conferencia de Derecho y Moral. C , Francesco, Sistema de derecho procesal civil. Uteha, Buenos Aires, 1944. E E , Juan, "El orden
público y las buenas costumbres en la experiencia jurídica nacional". Revista Ius et Veritas Nº 24, s./f., págs. 302-313. Pontificia Universidad Católica del Perú.
G G , Eugenio, Actas notariales. Editorial La Ley. Santiago de Chile, 1992. G A , Enrique, ob. cit. INAPI.cl. Signos contra el orden público, la
moral o las buenas costumbres. Capítulo: Prohibiciones de registro. M . Manual de derecho civil y comercial, t. II, Buenos Aires, EJEA, 1979. N , Argentino,
ob. cit., tomo III. N L , Rafael, ob. cit., tomo II "Los esquemas conceptuales del instrumento público". N L , Rafael, "Hechos y derechos en el
documento público", en ob. cit., Estudios, tomo I. N L , Rafael, Clasificación y efectos de los documentos, en ob. cit. R A , Antonio,
Cuestiones de técnica notarial..., ob. cit. S S , José María, Tratado de derecho notarial. I.
Sentencias: Chile: Auto Acordado de 17 de octubre de 2006, Excma. Corte Suprema de Chile. Corte Suprema. Revista Fallos del Mes, marzo, 1990, págs. 32 y
sgtes. Corte Suprema. Fallos del Mes Nº 229, págs. 353 y sgtes. Revista de Derecho y Jurisprudencia, 1961, tomo LVIII, 2ª Parte, sección 2ª, pág. 26. Revista de
Derecho y Jurisprudencia, 1961, tomo LVIII, 2ª Parte, sección 2ª, pág. 26.
Colombia: Corte Suprema de Colombia. Sentencia C 113/17. REF: Expediente D-11576. "Acción pública de inconstitucionalidad...". 22 de febrero de 2017.
512G G , Eugenio, Actas notariales. Editorial La Ley. Santiago de Chile, 1992; Teoría general de actas notariales. Editorial Prolibros. Valparaíso, 2018.
518 En efecto, el artículo 17 de la ley notarial de 1862 establecía: "El notario redactará escrituras matrices, expedirá copias y formará protocolos. Es escritura
matriz la original que el notario ha de redactar sobre el contrato o acto sometido a su autorización...".
519M , "Función notarial en la ley orgánica y en la actualidad". Revista de Derecho Notarial, abril-junio, 1973 (cit. por Giménez Arnau, Enrique, pág. 412).
521 Artículo 17, numeral 1, Ley del notariado de 1862, modificada por Ley Nº 36/2006, art. 6.1: "El notario redactará escrituras matrices, intervendrá pólizas,
extenderá y autorizará actas, expedirá copias, testimonios, legitimaciones y legalizaciones y formará protocolos y Libros-Registros de operaciones".
522N L , Rafael, "Hechos y derechos en el documento público", en ob. cit., Estudios, tomo I, pág. 483.
524G A , ob. cit., págs. 405 y sgtes. N , Argentino, ob. cit, tomo III, págs. 1100 y sgtes.
525Esta clasificación es principalmente importante en la doctrina y ley argentinas, en cuanto en la actualidad se les reconocen a ambas diversos grados de
eficacia. El Decreto Nº 404/2000, Ley notarial para la ciudad de Buenos Aires, en su artículo 82, establece dos tipos de actas, las que se extienden dentro de
protocolo "... siempre que no exista disposición legal que establezca otra formalidad" (texto actualizado conforme al artículo 26, Ley Nº 3.933, de 17.11.2011). Estas
segundas son aquellas extraprotocolares. Esta distinción ha surgido en Argentina en la doctrina, pues hasta antes de la dictación de la Ley Nº 404/2000, la materia
no estaba consultada en la ley. Surgió la diferenciación en virtud del Anteproyecto de Ley del Instituto Argentino de Cultura Notarial de 1976, ya que distinguió entre
ambos tipos de actas. De allí pasó al Chaco (Ley Nº 2.212), Buenos Aires (Ley Nº 9.020) y Entre Ríos (Ley Nº 6.200).
528 Artículo 198 del RNE: "Los notarios, previa instancia de parte en todo caso, extenderán y autorizarán actas en que se consignen los hechos y circunstancias
que presencien o les consten, y que por su naturaleza no sean materia de contrato. Serán aplicables a las actas notariales los preceptos de la sección segunda,
relativos a las escrituras matrices, con las modificaciones siguientes: 1º En la comparecencia no se necesitará afirmar la capacidad de los requirentes, ni se
precisará otro requisito para requerir al notario al efecto, que el interés legítimo de la parte requirente y la licitud de la actuación notarial, salvo que por tratarse del
ejercicio de un derecho el notario deba hacer constar de modo expreso la capacidad y legitimación del requirente a los efectos de su control de legalidad. 2º. No
exigen tampoco la dación de fe de conocimiento con las excepciones previstas en el párrafo anterior, y salvo el caso de que la identidad de las personas fuere
requisito indispensable en consideración a su contenido. 3º. No requieren unidad de acto ni de contexto, pudiendo ser extendidas en el momento del acto o
posteriormente. En este caso se distinguirá cada parte del acta como diligencia diferente, con expresión de la hora y sitio, y con cláusula de suscripción especial y
separada. 4º. Las diligencias, salvo que habiendo medios para ello, la persona con quien se entiendan pida que se redacten en el lugar, las podrá extender el
notario en su estudio con referencia a las notas tomadas sobre el terreno, haciéndolo constar así, y podrá aquella persona comparecer en la notaría para enterarse
del contenido de la diligencia. Cuando se extienda la diligencia en el lugar donde se practique, invitará el notario a que la suscriban los que en ella tengan interés,
así como a cualquiera otra persona que esté presente en el acto. 5º. Las manifestaciones contenidas en una notificación o requerimiento y en su contestación
tendrán el valor que proceda conforme a la legislación civil o procesal, pero el acta que las recoja no adquirirá en ningún caso la naturaleza ni los efectos de la
escritura pública. No será necesario que el notario de fe de conocimiento de las personas con quienes entienda la diligencia ni de su identificación, salvo los casos
en que la naturaleza del acta exija la identificación del notificado o requerido. 6º. En todo caso y cualquiera que sea el tipo de acta, el notario deberá comprobar
que el contenido de la misma y de los documentos a que haga referencia, con independencia del soporte utilizado no es contrario a la ley o al orden público. 7º.
Las manifestaciones verbales percibidas por el notario durante la realización de un acta sólo podrán ser recogidas en ésta previa advertencia al autor por el notario
de la existencia y finalidad del acta, del carácter potestativo de la manifestación y de la posibilidad de diferirla a la comparecencia en la notaría en los dos días
hábiles siguientes a la entrega de la cédula o copia del acta que las insta. El requerimiento para levantar el acta no podrá referirse en ningún caso a conversaciones
telefónicas, ni comprender la realización de preguntas por parte del notario. Cuando el acta deba ser realizada en el interior de un establecimiento el notario deberá
advertir a la persona responsable, o que juzgue más idónea de su condición y del objeto del acta y no consignará hecho alguno sino los que compruebe una vez
comenzada su actuación. Si le fuere negada se limitará a hacerlo constar así. 8º Las actas notariales se firmarán por los requirentes y se signarán y rubricarán,
salvo que alguno de aquellos no pudiere o no supiere firmar, en cuyo caso, se hará constar así. Quedarán a salvo aquellos supuestos de urgencia libremente
apreciados por el notario. 9º. Los notarios se abstendrán de dar fe de incidencias ocurridas en actos públicos sin ponerlo en conocimiento de la persona que los
presida, pero ésta no podrá oponerse a que aquellos, después de cumplido este requisito, ejerzan las funciones propias de su ministerio; si ésta se opusiere, se
limitará a hacerlo constar así. 2. Cuando un notario sea requerido para dejar constancia de cualquier hecho relacionado con un archivo informático, no será
necesario la transcripción del contenido de éste en soporte papel, bastando con que en el acta se indique el nombre del archivo y la identificación del mismo con
arreglo a las normas técnicas dictadas por el Ministerio de Justicia. Las copias que se expidan del acta, deberán reproducir únicamente la parte escrita de la
matriz, adjuntándose una copia en soporte informático no alterable según los medios tecnológicos adecuados del archivo relacionado. La Dirección General de los
Registros y del Notariado, de conformidad con el artículo 113.2 de la Ley Nº 24/2001, de 27 de diciembre, determinará los soportes en que deba realizarse el
almacenamiento, y la periodicidad con la que su contenido debe ser trasladado a un soporte nuevo, tecnológicamente adecuado, que garantice en todo momento
su conservación y lectura".
Es preciso dejar constancia de que, conforme a su texto, la sentencia del Tribunal Supremo de 20 de mayo de 2008 declaró la nulidad de aquellos párrafos
marcados en negrilla y subrayados. Este artículo fue modificado al texto transcrito por el artículo 1.108 del Real Decreto Nº 45/2007, de 19 de enero. BOE-A-2007-
1810.
531 Sentencia Tribunal Constitucional 114/1984, de 29 de noviembre. Cit. por R A , Antonio, Cuestiones de técnica notarial..., ob. cit. pág. 27.
532 Conferencia pronunciada en Montevideo el 17 de agosto de 1956 y publicada en dicha ciudad, en Revista de la Asociación de Escribanos del Uruguay,
tomo XLIII, Nºs. 3-4, marzo-abril, 1957, y en N L , Rafael, ob. cit., t. I, pág. 299. Clasificación y efectos de los documentos.
534 Deberá obtenerse autorización escrita, ya que en derecho administrativo todo acto de autoridad requiere de una resolución previa que así lo disponga. Con
todo, si bien lo anterior es preciso, nos parece un tanto exagerado esperar la resolución previa —que de suyo demorará— para el levantamiento del acta, toda vez
que podrían desaparecer los hechos que se trata de preservar como prueba.
535 En relación con las actas de control y percepción en Chile, debe considerarse el Decreto Supremo Nº 455 de 1974, de Interior —posteriormente modificado,
según veremos infra—, que exige permisos previos e incluso publicaciones oficiales para la realización de rifas y sorteos.
538 Artículo 2º, Ley del notariado de 1862, actualmente vigente: "El notario que requerido para dar fe de cualquier acto público o particular extrajudicial negare
sin justa causa la intervención de su oficio, incurrirá en la responsabilidad a que hubiere lugar con arreglo a las leyes".
540 Ley Nº 404/2000 para la ciudad de Buenos Aires, artículo 29: "... son deberes de los escribanos de registro: b) prestar sus servicios toda vez que se les
solicite, dentro de los límites de su competencia, salvo que se encontrare impedido por otras obligaciones profesionales de igual o mayor urgencia o cuando el
acto para el cual hubiere sido requerido fuere contrario a la ley, a la moral o a las buenas costumbres o su intervención fuere excusable conforme a las
disposiciones de la reglamentación de esta ley...".
541 Artículo 10 del Código Orgánico de Tribunales: "Los tribunales no podrán ejercer su ministerio sino a petición de parte, salvo los casos en que la ley los
faculte para proceder de oficio. Reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su autoridad ni aún
por falta de ley que resuelva la contienda sometida a su decisión".
542 Corte Suprema de Colombia. Sentencia C 113/17. REF: Expediente D-11576. "Acción pública de inconstitucionalidad...". 22 de febrero de 2017.
543B , Enrique, Curso de magíster en derecho penal, Facultad de Derecho Universidad de Chile, noviembre, 1982. Conferencia de derecho y moral.
544E E , Juan. "El orden público y las buenas costumbres en la experiencia jurídica nacional". Revista Ius et Veritas, Nº 24, s./f., págs. 302-313.
Pontificia Universidad Católica del Perú.
545M , Manual de derecho civil y comercial, t. 2, Buenos Aires, EJEA, 1979, pág. 480.
546 INAPI.cl. Signos contra el orden público, la moral o las buenas costumbres. Capítulo: Prohibiciones de registro. Directrices de Marcas. Lo anterior en
relación con el artículo 20, letra k), de la Ley de Propiedad Industrial.
547 Véase capítulo XXVI, en lo relativo a la competencia en cuanto a la materia, y capítulo XXVII, con relación a la competencia territorial.
549 Tendremos ocasión de referirnos detalladamente al proceso de la audiencia, infra, en este capítulo.
550Vid. capítulo XXXI, con relación al instrumento público, y XXXII, en cuanto se refiere a la escritura pública.
551 Al respecto, vid. capítulo XXXI, el instrumento público. En él se describen en detalle las etapas de rogación, redacción, otorgamiento, lectura,
consentimiento, firma y autorización de los instrumentos, por lo que en el presente acápite nos limitaremos a referirnos sucintamente a los aspectos específicos
relacionados con las actas.
555 Como es el caso que me ocurrió hace muchos años atrás (1974), en que un tribunal de la jurisdicción dictó de oficio una resolución para que yo actuase
con motivo del fallecimiento de un ciudadano extranjero, sin herederos conocidos, ordenándome que levantase acta de sus bienes a objeto de precaver eventuales
derechos de posibles herederos existentes en el extranjero. Sin pronunciarme acerca de las facultades del juez para actuar de oficio, procedí en virtud de la
resolución judicial que lo ordenó a levantar la correspondiente acta. Vid. G , Teoría general de..., ob. cit., pág. 154.
557 Una detallada descripción de la unidad de acto en G G , Eugenio, Teoría general..., 2ª edición, págs. 161-166, y en "Instrumento público...", 3ª
edición, págs. 167, y 386 y sgtes.
558 Artículos 198, RNE; 83, Ley Nº 404 bonaerense; art. 131, Ley de Ciudad de México de 2018.
559N L , Rafael, ob. cit., tomo II. Los esquemas conceptuales del instrumento público, págs. 80-81.
560Revista de Derecho y Jurisprudencia, 1961, tomo LVIII, 2ª Parte, sección 2ª, pág. 26. G G , Eugenio, Teoría general..., 2ª edición, pág. 168.
561N L , Rafael, ob. cit., tomo II, Los esquemas conceptuales del instrumento público, pág. 75.
563 Artículo 198, numeral 8º, RNE; art. 137, Ley notarial para Ciudad de México; art. 83, letra g), Decreto Nº 404/2000, para Buenos Aires.
564 Al igual que en lo relativo a las actas en general, en relación con las actas de percepción, de control y percepción, de hechos propios del notario y de
manifestaciones, en particular, nos referiremos a ellas de un modo sucinto, sin profundizar demasiado en los temas de cada una de ellas, por cuanto todo lo
relativo a las actas y las clases de ellas ha sido analizado en mi libro "Teoría general de actas notariales", 2ª edición, 403 págs., Ediciones Prolibros, Valparaíso,
2019.
565R A , Antonio, "Cuestiones de técnica...", ob. cit., pág. 25. Se refiere a denominaciones dadas en la UINL, Congreso de Montevideo, 1969;
también Ley notarial de Entre Ríos de 1978.
566R A , Antonio, Prólogo a mi monografía Instrumento público electrónico, 1ª edición, 1998, Editorial Bosch, Barcelona, pág. 15.
568 Según consta de su texto, dicha ley se originó en moción de los senadores Isabel Allende, Carolina Goic, Adriana Muñoz, Alberto Espina y Felipe Harboe.
574Idem, pág. 272.
576C , Francesco, Sistema de derecho procesal civil. Uteha, Buenos Aires, 1944, pág. 414.
577N , Argentino, Tratado teórico y práctico de derecho notarial, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1980, vol. 2, pág. 4.
580G G , Eugenio, Instrumento..., ob. cit., 3ª edición, págs. 94-95. Esta acta constituye el basamento sobre el cual se ha desarrollado la firma
electrónica en las naciones de la UE.
581 Auto Acordado de 17 de octubre de 2006, numeral cuarto. Excma. Corte Suprema de Chile.
585 En mi monografía Teoría general de actas notariales, 2ª edición, 2019, págs. 300 y sgtes., realizo un estudio pormenorizado de las actas enumeradas, a
objeto de presentar sus requisitos particulares.
587 El artículo 2219 del Código Civil establece que "Si se estipula remuneración por la simple custodia de una cosa, el depósito degenera en arrendamiento de
servicio, y el que presta el servicio es responsable hasta de la culpa leve...".
588 En este sentido, mediante fallo de la Corte Suprema se ha señalado que el notario "asume la obligación de ajustar su conducta a la forma establecida en ese
momento por las partes". Corte Suprema. Revista Fallos del Mes, marzo, 1990, págs. 32 y sgtes.
590Artículo 153, Reglamento Notarial Español: "Los errores materiales, las omisiones y los defectos de forma padecidos en los documentos notariales inter
vivos podrán ser subsanados por el Notario autorizante, su sustituto o sucesor en el protocolo, por propia iniciativa o a instancia de la parte que los hubiera
originado o sufrido. Sólo el Notario autorizante podrá subsanar la falta de expresión en el documento de sus juicios de identidad o de capacidad o de otros
aspectos de su propia actividad en la autorización.
Para realizar la subsanación se atenderá al contexto del documento autorizado y a los inmediatamente anteriores y siguientes, a las escrituras y otros
documentos públicos que se tuvieron en cuenta para la autorización y a los que prueben fehacientemente hechos o actos consignados en el documento
defectuoso. El Notario autorizante podrá tener en cuenta, además, los juicios por él formulados y los hechos por él percibidos en el acto del otorgamiento.
La subsanación podrá hacerse por diligencia en la propia escritura matriz o por medio de acta notarial en las que se hará constar el error, la omisión o el defecto
de forma, su causa y la declaración que lo subsane. La diligencia subsanatoria extendida antes de la expedición de ninguna copia no precisará ser trasladada en
éstas., bastando transcribir la matriz conforme a su redacción rectificada. En caso de hacerse por acta se dejará constancia de ésta en la escritura subsanada en
todo caso y en las copias anteriores que se exhiban al notario.
Cuando sea imposible realizar la subsanación en la forma anteriormente prevista, se requerirá para efectuarla el consentimiento de los otorgantes o una
resolución judicial".
591 En el derecho chileno, existen las "declaraciones para perpetua memoria", las cuales tienen lugar en sede judicial y poseen valor probatorio. Artículo 909 del
Código de Procedimiento Civil.
592 El tema de la prueba por documentos ha sido tratado extensamente en mi obra Instrumento público electrónico. Editorial Bosch, 3ª edición, 2009. Barcelona.
593 Bibliografía especial del presente capítulo: Sentencias: Chile: Corte Suprema de Chile. 13 de septiembre de 1913. Revista de Derecho y Jurisprudencia,
tomo XII, sección 1ª, pág. 73. Corte de Apelaciones de Iquique. 3 de julio de 1919. Gaceta de los Tribunales, 1921, 2º semestre, Nº 65, pág. 267. Corte de Apelaciones
de Talca. 10 de septiembre de 1926. Gaceta de los Tribunales, 1926, 2º semestre, Nº 119, pág. 535. Corte Suprema de Chile. 23 de diciembre de 1928, Revista de
Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXI, sección 2ª, pág. 78. Corte de Apelaciones de Valdivia. 7 de julio de 1934. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XVI,
sección 1ª, pág. 456. Corte Suprema de Chile. 29 de noviembre de 1937. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXV, sección 1ª, pág. 225. Corte Suprema de
Chile. 30 de mayo de 1953. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo L, sección 1ª, pág. 173. Corte Suprema de Chile. 19 de noviembre de 1969. Revista de Derecho
y Jurisprudencia, tomo LXVI, sección 1ª, pág. 291. Corte Suprema de Chile. 20 de agosto de 1979. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXVI, sección 1ª,
pág. 122. Corte de Apelaciones de Santiago. 29 de octubre de 1980. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXVII, sección 2ª, pág. 163. Corte Suprema de Chile.
5 de enero de 1982. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXIX, sección 1ª, pág. 1.
España: Tribunal Supremo español. A.C. 53/86. 26 de octubre de 1985. Tribunal Supremo español. A.C. 967/86. 11 de julio de 1986. Tribunal Supremo español.
A.C. 796/87. 2 de junio de 1987. Sentencia del Tribunal Supremo español. A.C. 903/88. 12 de julio de 1988. Sentencia del Tribunal Supremo español. A.C. 466/89. 1
de febrero de 1989. Tribunal Supremo español. A.C. 72/92. 26 de septiembre de 1991. Tribunal Supremo español. A.C. 615/92. 17 de febrero de 1992. Tribunal
Supremo español. A.C. 851/92. 12 de marzo de 1992. Sentencia del Tribunal Supremo español. A.C. 204/93. 29 de octubre de 1992.
Argentina: Sentencia de la Cámara Nacional Civil. Sala C. 2 de abril de 1970. Sentencia de la Cámara Nacional Civil, Sala B. 13 de octubre de 1983. A , C.
N., ob. cit., tomo II, pág. 293.
Francia: 1er. Chambre Civil de la Cour de Cassation. 15 juillet 1957. Bulletin Civil I, Nº 331. Tribunal d&'instance: Sète. 9 mai 1984. Recueil Dalloz, 1985, page 359.
1er. Chambre Civil de la Cour de Cassation. 15 juillet 1957. Bulletin Civil I, Nº 331.
594N L , Rafael, ob. cit., tomo II, Los esquemas conceptuales del instrumento público, págs. 3-5.
595A , René. Las obligaciones. López Biancos, Santiago de Chile, 1971, pág. 57.
596 Se acostumbra a establecer como fuente de la autonomía de la voluntad el art. 1545 del Código Civil chileno: "Todo contrato legalmente celebrado es una ley
para los contratantes y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales". Con todo, no es el único, y así es posible considerar que el
ordenamiento íntegro se adhiere al consensualismo, toda vez que el Código Civil, por su fecha de dictación —1855—, se origina en plena época de auge de esta
doctrina, surgida al amparo de las ideas racionalistas de la Revolución francesa de 1789. Es posible citar, además, el art. 1444, que distingue las cosas de esencia,
naturaleza y accidentales de los contratos, y el art. 1546, que establece el principio de la bona fide; el 1560, sobre interpretación, y en fin el art. 12, que permite la
renuncia de los derechos, con tal de que mire al interés individual del renunciante y que ella no esté prohibida.
597 El Código Civil español reconoce su fuente en la doctrina señalada en el art. 1255: "Los contratantes pueden establecer los pactos, cláusulas y condiciones
que tengan por conveniente, siempre que no sean contrarios a las leyes, a la moral ni al orden público". Se infiere, a contrario sensu, del 1280, que enumera aquellos
actos que deben constar por escritura pública; art. 1271, "objeto del contrato, todas aquellas cosas que no están fuera del comercio de los hombres...", y aún de
varios otros.
599N L , Rafael, ob. cit., Documento público y autenticidad de fondo, tomo II, pág. 186.
600 En Chile, apartándose del Código Civil napoleónico, que fuera su fuente, don Andrés Bello estableció para la compraventa de inmuebles que ella se
perfeccionaría por el título —la escritura pública— y el modo, la inscripción en el Registro Conservatorio de Bienes Raíces, sirviendo esta última de tradición. Arts.
1801, inc. 2º; 686, y 687 del Código Civil.
601 En esta parte seguimos a N L ("Documento público y autenticidad de fondo") y a G P ("Negocio jurídico y documento"), aun
cuando tenemos presente la posición sustentada por C -F (El negocio jurídico) y R A (Persistencia histórica de la oralidad en la
escritura pública), quienes son partidarios de la inexistencia de las formas ad probationem, en cuanto ellas no son sino variedades de las formas necesarias,
exigidas por la ley, no para la constitución del acto, sino para su prueba.
602 Véase capítulo XXXI de esta monografía. Concepto del instrumento público.
603G P , José. Negocio jurídico y documento. Estudios jurídicos de arte menor. Vol. III. Madrid, 1976, pág. 483.
604N L , Rafael, ob. cit., Documento público y autenticidad de fondo, tomo II, pág. 188.
606O N , Santiago. La prueba de documentos en el proceso civil. Estudio jurisprudencial. Actualidad ·Editorial, S.A. Madrid (1996), pág. 32.
608Vid. sentencia del Tribunal Supremo español. A. C. 10/86. 15 de octubre de 1985: "... escrituras de la clase y contenido de la que aquí se considera no tienen
otra significación que la de medios de reconocimiento de un acto o contrato preexistente...".
Sentencia del Tribunal Supremo español. A. C. 511/90. 20 de febrero de 1990. En el documento "... no se contiene una declaración de voluntad constitutiva de un
negocio jurídico, sino que su contenido es confesorio dirigido a poner en conocimiento de terceras personas...".
Sentencia de la Corte Suprema, de 29 de agosto de 1958. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LV, 2ª parte, sección primera, pág. 230: "Acto e instrumento
se confunden cuando éste es exigido por la ley por vía de solemnidad".
609 Sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago. 25 de mayo de 1981. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXVIII, 2a parte, sección 2a, pág. 60.
Formalidades ad probationem: "... no existe impedimento para acreditar la firma del traspaso (de acciones transadas en bolsa) mediante autorización notarial...".
Sentencia de la Suprema Corte de Buenos Aires. 27 de abril de 1995. Albremática. Record Lógico BA-SUM-144171: "La forma o solemnidad puede requerirse
para la validez del contrato o para su prueba, y un contrato es 'ad solemnitatem' cuando la exteriorización es requerida bajo sanción de nulidad. Omitida la forma el
negocio jurídico queda privado de sus efectos propios, sin perjuicio de producir otros efectos diferentes. La forma es entonces exigida ad substantiam actus, es
decir que tiene valor constitutivo".
N L , Rafael, ob. cit. Los esquemas conceptuales del instrumento público, tomo II, pág. 16.
610C S , Luis, Derecho civil. Nascimento. Div. Fechas. Santiago de Chile, tomo XII, págs. 582-585.
611N L , Rafael, ob. cit., Hechos y derechos en el documento público, tomo I, págs. 624-626.
612G A , Enrique, ob. cit., págs. 491-493; N L , Rafael, ob. cit., idem, pág. 626.
616C , Francesco, Sistema de derecho procesal civil, Uteha, Buenos Aires, 1944, tomo II, pág. 398.
617C , Francesco, Teoría general del derecho, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1942, pág. 485.
621C , Eduardo, Fundamentos del derecho procesal civil. Universidad de Montevideo, 1954, pág. 220.
622Código Civil chileno, art. 2º: "La costumbre no constituye derecho sino en los casos en que la ley se remite a ella".
Código Civil argentino, art. 17: "Los usos y costumbres no pueden crear derechos sino cuando las leyes se refieren a ellos o en situaciones no regladas
legalmente".
Código Civil español, art. 1º, Nº 3: "La costumbre sólo regirá en defecto de ley aplicable, siempre que no sea contraria a la moral o al orden público y que resulte
probada. Los usos jurídicos que no sean meramente interpretativos de una declaración de voluntad tendrán la consideración de costumbre".
623Código de Comercio de Chile, art. 4º: "Las costumbres mercantiles suplen el silencio de la ley, cuando los hechos que las constituyen son uniformes,
públicos, generalmente ejecutados en la República o en una determinada localidad, y reiterados por un largo espacio de tiempo, que se apreciará prudencialmente
por los juzgados de comercio".
624Sentencia de la Suprema Corte de Buenos Aires. 27 de diciembre de 1990. Albremática. Record Lógico BA-SUM 115915. "Con relación a los usos y
costumbres, su valor se encuentra determinado por el capítulo V del Título Preliminar del Código de Comercio, resultando inaplicables en el supuesto en que no se
ha probado el contrato alegado".
626Convención de Montevideo de 1889, sobre Derecho procesal internacional y Protocolo adicional de 3 de febrero de dicho año, suscrita por Argentina, Bolivia,
Brasil, Chile, Colombia, Paraguay, Perú y Uruguay. Art. 1: "Las leyes de los Estados contratantes serán aplicadas en los casos ocurrentes, ya sean nacionales o
extranjeras las personas interesadas en la relación jurídica de que se trate". Art. 2: "Su aplicación será hecha de oficio por el juez de la causa sin perjuicio de que
las partes puedan alegar y probar la existencia y contenido de la ley invocada". Este tratado, hasta la actualidad, no ha sido ratificado por Chile.
627 El Código de Bustamante es la denominación del Código de Derecho Internacional Privado vigente para la mayoría de los países americanos —ratificado por
Bolivia, Brasil, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Haití, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela—. Fue
aprobado en la Sexta Conferencia Internacional Americana, celebrada en La Habana en 1928. Tiene un ámbito de vigencia mayor que el del Tratado de Montevideo,
siendo ambos excluyentes, pues adoptan principios diferentes, particularmente en lo relativo a ley del domicilio, ley del pabellón, aspectos de extradición y otros.
Ello explica por qué unos Estados americanos —Argentina, Uruguay y Paraguay— han adherido al Tratado de Montevideo y otros, la mayoría, lo han hecho al Código
de Bustamante. Ello explica, además, por qué Chile no ha ratificado el Tratado de Montevideo.
628 Código de Bustamante, art. 408: "Los jueces y Tribunales de cada Estado contratante aplicarán de oficio, cuando proceda las leyes de los demás, sin
perjuicio de los medios probatorios a que este capítulo se refiere". Art. 409: "La parte que invoque la aplicación del derecho de cualquier Estado contratante en uno
de los otros, o disienta de ella, podrá justificar su texto, vigencia y sentido, mediante certificación de dos abogados en ejercicio en el país de cuya legislación se
trate, que deberá presentarse debidamente legalizada". Art. 410: "A falta de prueba o si el juez o el Tribunal por cualquier razón lo estimaren insuficiente, podrán
solicitar de oficio, antes de resolver, por la vía diplomática, que el Estado de cuya legislación se trate proporcione un informe sobre el texto, vigencia y sentido del
derecho aplicable".
629 Artículo 411, Nº 2, del Código de Procedimiento Civil. La jurisprudencia chilena refiriéndose a la prueba del derecho extranjero ha expresado: "es un hecho
cuya demostración debe hacerse de acuerdo con las leyes chilenas...". Sentencia de la Corte Suprema, 16 de diciembre de 1941. Revista de Derecho y Jurisprudencia,
tomo XXXIX, sección 1a, pág. 388. "Probada la existencia del texto o norma jurídica extranjera, y cuando la ley chilena se remite a ella, obliga al juez nacional a aplicarla
correctamente..."; de lo contrario, "... se produce de inmediato la infracción de la ley nacional...". Sentencia de la Corte Suprema. 31 de mayo de 1966. Revista de
Derecho y Jurisprudencia, tomo LXIII, sección 1a, pág. 180. Como puede colegirse, la apreciación de la jurisprudencia frente al tema no es pacífica, existiendo las
dos corrientes que las sentencias anteriores reseñan: la aplicación automática del derecho extranjero —Iura novit curia— conforme al Código de Bustamante, si éste
forma parte del ordenamiento vigente en algún Estado signatario del Tratado; si se trata de un tercer Estado no signatario de dicho convenio internacional, la
prueba del derecho extranjero corresponde a las partes. Vid. P A , Daniel, La prueba en materia sustantiva civil. Parte general. Editorial Jurídica de
Chile, Santiago (1993), págs. 70 y 71.
630Vid. Código Civil, con las notas de Vélez Sarsfield. Edit. Claridad, Buenos Aires, 1969, pág. 11, nota 13.
631Código Civil español, art. 12, parágrafo último: "La persona que invoque el derecho extranjero deberá acreditar su contenido y vigencia por los medios de
prueba admitidos en la ley española. Sin embargo, para su aplicación, el juzgador podrá valerse además de cuantos instrumentos de averiguación considere
necesarios, dictando al efecto las providencias oportunas".
632 "... según tiene declarado este Tribunal... la cuestión relativa al derecho extranjero, y concretamente a su vigencia, es cuestión de hecho, y como tal precisa
acreditación por la parte que lo alegue, siempre que ambas partes no estén conformes con la vigencia y contenido de la norma extranjera aplicable". Sentencia del
Tribunal Supremo, 4 de octubre de 1982 (RAJ 5537).
"... la aplicación del derecho extranjero es cuestión de hecho y como tal ha de ser alegado y probado por la parte que lo invoque... siendo necesario acreditar, no
sólo la exacta entidad del Derecho vigente, sino también su alcance y autorizada interpretación, de suerte que su aplicación no suscite la menor duda razonable a
los Tribunales españoles, y todo ello mediante la pertinente documentación fehaciente". Sentencia del Tribunal Supremo, 11 de mayo de 1989 (RAJ 3758).
"... La carga de la prueba, en todo caso, debe incumbir a la misma...". Sentencia del Tribunal Supremo, 13 de abril de 1992 (RAJ 3101).
( ) ( )
Es posible citar además otras sentencias del Tribunal Supremo: 17 de febrero de 1991 (RAJ 9717) y 17 de marzo de 1992 (RAJ 2195).
635 Es preciso considerar especialmente el artículo 1253 del Código Civil: "Para que las presunciones no establecidas por la ley sean apreciables como medio
de prueba, es indispensable que entre el hecho demostrado y aquel que se trate de deducir haya un enlace preciso y directo según las reglas del criterio humano".
Por su parte, el artículo 1251 del C.C. se refiere a las presunciones establecidas por la ley: "... pueden destruirse por la prueba en contrario excepto en los casos en
que aquella expresamente lo prohíba".
636 Así, la buena fe, la diligencia del buen padre de familia, constituyen estándares o medidas para el razonamiento del juez.
637R E , Emilio, La prueba ante la jurisprudencia. Derecho civil y procesal civil. Editorial Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 1995, tomo I, pág. 118.
Citando a Carnelutti.
638P A , Daniel, La prueba en materia sustantiva civil. Parte General. Editorial Jurídica de Chile. Santiago de Chile, 1993, pág. 78.
639 Sentencia de la Corte Suprema. 2 de abril de 1981. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXVIII, sección 1ª, pág. 25.
Sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago. 14 de enero de 1963. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LX, sección 4ª, pág. 47.
640 Sentencia de la Corte Suprema. 5 de noviembre de 1962. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LIX, sección 1ª, pág. 415.
641 Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, Ley Nº 17.454, de 7 de noviembre de 1967, modificada, entre otras, por Ley Nº 24.573, de 25 de octubre de
1995, sobre mediación y conciliación.
642 Tribunal Supremo. 4 de diciembre de 1964. Cfr. C D , Valentín, ob. cit., pág. 164.
644 Sentencia de la Corte Suprema. 22 de junio de 1966. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXIII, sección 1ª, pág. 209.
645 Ley de procedimiento para la justicia federal, art. 182, Código de Procedimiento Civil y Comercial de Capital Federal. Compañía Impresora Argentina S.A.,
Buenos Aires (1944), pág. 280.
646Código de Procedimiento Civil chileno, art. 430: "Vencido el término de prueba, y dentro de los diez días siguientes, las partes podrán hacer por escrito las
observaciones que el examen de la prueba les sugiera".
Ley de Enjuiciamiento Civil española, art. 670: "Los escritos de conclusión se limitarán a lo siguiente:
1º. En párrafos numerados se expresarán con claridad, y con la posible concisión, cada uno de los hechos que hayan sido objeto del debate, haciendo un breve
y metódico resumen de las pruebas que a juicio de cada parte los justifiquen o contradigan.
2º. En párrafos también numerados y breves, y siguiendo el mismo orden de los hechos, se apreciará la prueba de la parte contraria.
3º. Se consignará después lisa y llanamente, si se mantienen, en todo o en parte, los fundamentos de derecho alegados respectivamente en la demanda y
contestación, y, en su caso, en la réplica y dúplica.
Podrán alegarse también en este lugar otras leyes o doctrinas legales en que pueda fundarse la resolución de las cuestiones debatidas en el pleito, pero
limitándose a citarlas sin comentarios ni otra exposición que la del concepto positivo en que se estimen aplicables al caso.
647C , Eduardo, ob. cit., pág. 268; P A , Daniel, ob. cit., págs. 18 y 19, y 270.
648 El párrafo en cursiva fue agregado por el Nº 6 del artículo 2º de la Ley Nº 18.597, de 29 de enero de 1987.
650 Argentina: Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, artículo 351: "Vencido el plazo con o sin respuesta, el juez designará audiencia dentro de diez
días para recibir la prueba ofrecida, si lo estimare necesario. En caso contrario, resolverá sin más trámite".
España: Ley de Enjuiciamiento Civil, artículo 414: "1. Una vez contestada la demanda y, en su caso, la reconvención, o transcurridos los plazos correspondientes,
el tribunal, dentro del tercer día, convocará a las partes a una audiencia, que habrá de celebrarse en el plazo de veinte días desde la convocatoria. Esta audiencia se
llevará a cabo, conforme a lo establecido en los artículos siguientes, para intentar un acuerdo o transacción de las partes que ponga fin al proceso, examinar las
cuestiones procesales que pudieran obstar a la prosecución de éste y a su terminación mediante sentencia sobre su objeto, fijar con precisión dicho objeto y los
extremos, de hecho o de derecho, sobre los que exista controversia entre las partes y, en su caso, proponer y admitir la prueba".
651F S , Eduardo, El dictamen de peritos y el reconocimiento judicial en el proceso civil. Editorial La Ley, Barcelona, 2000, págs. 15 y sgtes.
652 Budinich con Cerda, 1996, pág. 76. Citada por G C , Joel, "La fundamentación de las sentencias y la sana crítica". Revista Chilena de Derecho,
Vol. 33, Nº 1, págs. 93-107. 2006. www.scielo.conicyt.cl.
653 Cía. Salitrera Anglo Chilena, 1933, pp. 502-503. Citado por G C , Joel. En ob. cit. www.scielo.conicyt.cl.
654Idem.
655Ibidem.
656 La historia de la casación se remonta a la segunda mitad del siglo XVI y primera época del siglo XVII en Francia, país en el que se produjo una larga lucha
entre el poder del rey y los Parlamentos, los que, comenzando por denegar la inscripción de ordenanzas reales, terminaron después por oponerse en cuerpo al
monarca. En estos Parlamentos rebeldes tendrá su origen remoto la Revolución; en lo judicial, traerán como consecuencia el tratar de establecer un control
constitucional sobre el rey. Nace, como contrapartida, el poder real de casar las sentencias de los Parlamentos por violación de alguna norma procesal establecida
por el soberano bajo pena de nulidad y, por ende, el recurso procesal de la casación. Las infracciones debían corresponder a errores in procedendo. Las
declaraciones de nulidad reales se aplican por vez primera en la Ordenanza de Blois de 1579, artículo 208, y luego de varias otras órdenes reales quedan
establecidas definitivamente por la Ordenanza de 1667, la cual señaló la nulidad como sanción: "Déclarons tous Arrests et Jugements qui seront donnés contre la
disposition de nos Ordonnances, Edits et Declarations, nuls et des nul effect et valeur; et les Juges qui les auront rendus, responsables des dommages et intérests des
parties,ainsi qu'il sera par nous avisé". Esta disposición es mantenida hasta la Revolución de 1789. Evidentemente, estas ordenanzas reales nunca distinguieron
entre errores in procedendo e in iudicando. Esto trajo como consecuencia que, al momento del establecimiento del recurso procesal de la casación, mediante
Decreto de la Asamblea Constituyente de 27 de noviembre, 1 de diciembre de 1790, y poco después con la llegada de las codificaciones, se introdujera la confusión
entre los aspectos de nulidad propiamente tales y los de errores de contenido. Por ello, y con fundamento, señala Couture (ob. cit., pág. 345) que a los códigos el
instituto ingresó pleno de equívocos en cuanto a los límites entre el fondo y la forma en la actividad jurisdiccional. Cfr. Calamandrei, Piero, ob. cit., págs. 289-376.
659T O , Raúl, Recursos de casación y queja. Nuevo régimen. Editorial Jurídica ConoSur Ltda. Santiago de Chile, 1996, pág. 53.
660 Sentencia de la Corte Suprema. 1 de octubre de 1980. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXVII, sección 1ª, pág. 141.
661 Sentencia de la Corte Suprema. 21 de noviembre de 1972. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XIX, sección 4ª, pág. 184.
662C , Piero, La casación civil. Tres tomos. Editorial Bibliográfica Argentina. Buenos Aires, 1961, tomo II, págs. 306 y sgtes.
663Idem, pág. 308.
664 Sentencia de la Corte Suprema. 14 de mayo de 1980. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXVII, sección 4ª, pág. 72.
665 Sentencia de la Corte Suprema. 30 de enero de 1978. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXV, sección 1ª, pág. 104.
668 Sentencia del Tribunal Supremo. 27 de febrero de 2001. (Actualidad Civil Nº 26, 25 de junio al 1 de julio 2001).
669O N , Santiago, La prueba de documentos en el proceso civil. Actualidad Editorial S.A. Madrid, 1996, págs. 28-29.
671J , Edward, El derecho inglés. Trad. José Paniagua. Reuis, Madrid, 1930, págs. 47 y sgtes.
673E , Melvin Aron, The nature of the Common Law. Harvard University Press. 1991, USA, pág. 47.
675 Así, v. gr., se dice en el caso West Rand Mining Company v. the King, que data de 1905: "Todo aquello que ha recibido el consentimiento común de las
naciones civilizadas debe haber recibido el asentimiento de nuestro país, y aquello a que hemos asentido con otras naciones en general puede ser llamado
propiamente Derecho Internacional, y, como tal será reconocido y aplicado por nuestros Tribunales cuando a dichos Tribunales se les presente la ocasión legítima
de decidir cuestiones en que sean relevantes las doctrinas de derecho Internacional". Vid. G G , Eugenio, "Derecho internacional y derecho de los
Estados". Revista Chilena de Derecho. Universidad Católica de Chile, volumen 23, Nºs. 2 y 3, mayo-agosto de 1996, pág. 262.
677 United Kingdom Notarial Forum. The organization and function of the profession of Notary in the United Kingdom. Rapport sur le notariat de Londres.
Conseil Permanent de Paris, Mai, 1998. Union International du Notariat Latin, pág. 1.
679G , Steven. Barron's, Law Dictionary. Collateral Estoppel: "The doctrine recognizing that the determination of facts litigated between two parties in a
proceeding is binding on those parties in all futures proceedings against each other"; en tal sentido, equivale a la cosa juzgada, res judicata. Desde el punto de vista
de la preclusión, el estoppel es "a bar which precludes a person form denying the truth of a fact which has, in contemplation of law, become settled by the facts and
proceedings of judicial or legislative officers, or by the act of the party himself, either by conventional writing, or by representations expressed or implied. An
Estoppel arises where man has done some act which the policy of the law will not permit him to gainsay or deny". 51 south eastern reporter 514,521.
680C R , Julio César, El "Common Law". Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1997, págs. 89-90.
681G , Steven, Barron's. Law Dictionnay: Precedent. Una excelente descripción de su funcionamiento en Cueto Rúa, Julio César, ob. cit., capítulo III. El Stare
decisis.
683N L , Rafael, Clasificación y ob. cit., t. I, págs. 301 y sgtes.; Documento público y autenticidad de fondo, ob. cit., t. II, págs. 185 y sgtes.
684N L , Rafael, Documento público y autenticidad de fondo, ob. cit., tomo II, pág. 193.
685 Partida III, Título 18, Ley 1º: "Escritura, de que nace aueriguamiento de prueua, es toda carta que sea fecha por mano de escriuano público... Ca es
testimonio de las cosas passadas...". Códigos españoles, ob. cit., pág. 178.
687 Sentencia del Tribunal Supremo Español. A. C. 356/93. 30 de noviembre de 1992: "Efectivamente los medios probatorios documentales aparecen regulados
en los artículos 1216 y siguientes del Código Civil y 596 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Se suele equiparar documentos a escritura, artículos 1223 y
1224 del Código Civil, y no se prevén las aportaciones derivadas de los importantes avances y descubrimientos técnicos de estos tiempos, como sucede con las
cintas magnéticas, videos y cualquier otro medio de reproducción hablada o representación visual del pensamiento humano, contrario a lo que sucede en el Código
Civil italiano, cuyo artículo 2712 (sección cuarta, Título segundo, Libro sexto), en relación al precepto 261 del Código de Procedimiento Civil, sí recoge tales
instrumentos de prueba, tanto en forma general como específica. La falta de atención de labor de hacer el derecho más próximo y útil a los hombres por su
adecuación a la realidad histórico social presente y complementaria del Ordenamiento Jurídico (Arts. 1.6º y 3 del Código Civil). No se da prohibición expresa de
utilización de esta clase de medios probatorios y los artículos 578 de la Ley de Enjuiciamiento Civil y 1215 del Código Civil no han de reputarse herméticamente
cerrados al efecto, en cuanto aquellos reflejan más que propiamente expresan los pensamientos humanos. En todo caso su utilización probatoria exige siempre la
necesaria y precisa adveración y certificación de autenticidad, veracidad y fidelidad que encuentra cauce procesal adecuado mediante el reconocimiento judicial,
sometido a las reglas de procedimiento y valoración previstas. En esta línea aperturista es significativa la antigua sentencia de 25 de mayo de 1945 que reconoció
el valor probatorio a reproducciones fotográficas, al no presentar en pugna con la ley y concretamente con el precepto procesal 504, estableciendo la resolución los
requisitos para lograr eficacia".
688 Sentencia del Tribunal Supremo español. A.C. 347/89, de 12 de diciembre de 1988: "... Documentos propiamente dichos, esto es, aquellos en que haya
constancia material, generalmente escrita de hechos acaecidos fuera del proceso a él traídos con designio casacional..." (considerando segundo).
689 Sentencia del Tribunal Supremo español. A.C. 1013/89, de 3 de julio de 1989: "Las fotografías de que se trata, dado el reconocimiento que le prestó la
contraparte, cabe entenderlas comprendidas en la categoría de documento privado a que se refiere los artículos 1225 y 602 del Código Civil y Ley de
Enjuiciamiento Civil respectivamente, siéndoles de aplicar, por tanto, la reiterada doctrina mantenida por esta Sala respecto a que 'el documento ha de ser
contundente e indubitado per se, siendo preciso que las afirmaciones o negaciones' sentadas por el juzgador estén en abierta y franca contradicción con
documentos que, por sí mismos y sin acudir a deducciones, interpretaciones o hipótesis, evidencien cosa contraria a lo afirmado o negado en la sentencia
recurrida" (considerando tercero).
690 Me refiero a las técnicas computacionales, telemáticas, informáticas, de firmas electrónicas y otras. Ver, infra, séptima parte de esta monografía.
691 Lo cierto es que no se acepta que la copia autorizada formal sea reemplazada por la fotocopia, salvo que ésta se encuentre debidamente autenticada por
funcionario competente. Vid. A , C. N., ob. cit., tomo I, págs. 787-790.
692 Sentencia de la Suprema Corte de Buenos Aires. 2 de noviembre de 1989. Albremática. Record Lógico BA-SUM 140495.
694D O , Andrés et ali., Derecho procesal civil. Madrid. 1994, t. 2, pág. 358.
695 Ley de Enjuiciamiento Civil, artículo 265: "Documentos y otros escritos y objetos relativos al fondo del asunto.
1º Los documentos en que las partes funden su derecho a la tutela judicial que pretenden.
2º Los medios e instrumentos a que se refiere el apartado 2 del artículo 299, si en ellos se fundaran las pretensiones de tutela formuladas por las partes.
3º Las certificaciones y notas sobre cualesquiera asientos registrales o sobre el contenido de libros registro, actuaciones o expedientes de cualquier clase.
4º Los dictámenes periciales en que las partes apoyen sus pretensiones, sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 337 y 339 de esta Ley. En el caso de que
alguna de las partes sea titular del derecho de asistencia jurídica gratuita no tendrá que aportar con la demanda o con la contestación el dictamen, sino
simplemente anunciarlo de acuerdo con lo que prevé el apartado 1 del artículo 339.
5º Los informes, elaborados por profesionales de la investigación privada legalmente habilitados, sobre hechos relevantes en que aquéllas apoyen sus
pretensiones. Sobre estos hechos, si no fueren reconocidos como ciertos, se practicará prueba testifical.
2. Sólo cuando las partes, al presentar su demanda o contestación, no puedan disponer de los documentos, medios e instrumentos a que se refieren los tres
primeros números del apartado anterior, podrán designar el archivo, protocolo o lugar en que se encuentren, o el registro, libro registro, actuaciones o expediente
del que se pretenda obtener una certificación.
Si lo que pretenda aportarse al proceso se encontrara en archivo, protocolo, expediente o registro del que se puedan pedir y obtener copias fehacientes, se
entenderá que el actor dispone de ello y deberá acompañarlo a la demanda, sin que pueda limitarse a efectuar la designación a que se refiere el párrafo anterior.
3. No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, el actor podrá presentar en la audiencia previa al juicio los documentos, medios, instrumentos,
dictámenes e informes, relativos al fondo del asunto, cuyo interés o relevancia sólo se ponga de manifiesto a consecuencia de alegaciones efectuadas por el
demandado en la contestación a la demanda.
4. En los juicios verbales, el demandado aportará los documentos, medios, instrumentos, dictámenes e informes a que se refiere el apartado 1º en el acto de la
vista".
1. Sólo a instancia de parte podrá el tribunal acordar, mediante auto, como diligencias finales, la práctica de actuaciones de prueba, conforme a las siguientes
reglas:
1ª No se practicarán como diligencias finales las pruebas que hubieran podido proponerse en tiempo y forma por las partes, incluidas las que hubieran podido
proponerse tras la manifestación del tribunal a que se refiere el apartado 1 del artículo 429.
2ª Cuando, por causas ajenas a la parte que la hubiese propuesto, no se hubiese practicado alguna de las pruebas admitidas.
3ª También se admitirán y practicarán las pruebas pertinentes y útiles, que se refieran a hechos nuevos o de nueva noticia, previstos en el artículo 286.
2. Excepcionalmente, el tribunal podrá acordar, de oficio o a instancia de parte, que se practiquen de nuevo pruebas sobre hechos relevantes, oportunamente
alegados, si los actos de prueba anteriores no hubieran resultado conducentes a causa de circunstancias ya desaparecidas e independientes de la voluntad y
diligencia de las partes, siempre que existan motivos fundados para creer que las nuevas actuaciones permitirán adquirir certeza sobre aquellos hechos.
En este caso, en el auto en que se acuerde la práctica de las diligencias habrán de expresarse detalladamente aquellas circunstancias y motivos".
961
Ley de Enjuiciamiento Civil, artículo 286: "Hechos nuevos o de nueva noticia. Prueba.
1. Si precluidos los actos de alegación previstos en esta Ley y antes de comenzar a transcurrir el plazo para dictar sentencia, ocurriese o se conociese algún
hecho de relevancia para la decisión del pleito, las partes podrán hacer valer ese hecho, alegándolo de inmediato por medio de escrito, que se llamará de ampliación
de hechos, salvo que la alegación pudiera hacerse en el acto del juicio o vista. En tal caso, se llevará a cabo en dichos actos cuanto se prevé en los apartados
siguientes.
2. Del escrito de ampliación de hechos se dará traslado a la parte contraria, para que, dentro del quinto día, manifieste si reconoce como cierto el hecho alegado
o lo niega. En este caso, podrá aducir cuanto aclare o desvirtúe el hecho que se afirme en el escrito de ampliación.
3. Si el hecho nuevo o de nueva noticia no fuese reconocido como cierto, se propondrá y se practicará la prueba pertinente y útil del modo previsto en esta Ley
según la clase de procedimiento cuando fuere posible por el estado de las actuaciones. En otro caso, en el juicio ordinario, se estará a lo dispuesto sobre las
diligencias finales.
4. El tribunal rechazará, mediante providencia, la alegación de hecho acaecido con posterioridad a los actos de alegación si esta circunstancia no se acreditase
cumplidamente al tiempo de formular la alegación. Y cuando se alegase un hecho una vez precluidos aquellos actos pretendiendo haberlo conocido con
posterioridad, el tribunal podrá acordar, mediante providencia, la improcedencia de tomarlo en consideración si, a la vista de las circunstancias y de las alegaciones
de las demás partes, no apareciere justificado que el hecho no se pudo alegar en los momentos procesales ordinariamente previstos. En este último caso si el
tribunal apreciare ánimo dilatorio o mala fe procesal en la alegación, podrá imponer al responsable una multa de veinte mil a cien mil pesetas" (120 a 600 euros).
Real Decreto 147/2001, de 27 de diciembre, sobre conversión de pesetas a euros.
697 Téngase presente la Ley Nº 20.886, de 18 de diciembre de 2015, que modifica el Código de Procedimiento Civil y establece la tramitación digital de los
procedimientos judiciales. Vid., infra, séptima parte. "Artículo 348 del Código de Procedimiento Civil chileno: 'Los instrumentos podrán presentarse en cualquier
estado del juicio hasta el vencimiento del término probatorio en primera instancia, y hasta la vista de la causa en segunda instancia.
La agregación de los que se presenten en segunda instancia no suspenderá en ningún caso la vista de la causa; pero el tribunal no podrá fallarla, sino después
de vencido el término de la citación, cuando haya lugar a ella'".
698 La Ley Nº 24.573, de 4 de octubre de 1995, de la República Argentina, sobre mediación y conciliación obligatoria, ha modificado importantes disposiciones
del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, y es aplicable a todos los juicios con excepción de aquellos que la propia ley señala en su artículo 2º y que no
son otros que las causas penales, separación, divorcio, nulidad de matrimonio, filiación y patria potestad, a excepción de las cuestiones patrimoniales que se
deriven, declaraciones de incapacidad y rehabilitación, causas en que sea parte el Estado o sus entidades descentralizadas, amparos, habeas corpus e interdictos,
medidas cautelares, diligencias preliminares y prueba anticipada, juicios sucesorios y voluntarios, concursos preventivos y quiebras y juicios del trabajo.
"El procedimiento tiene carácter obligatorio, y modifica sustancialmente las aportaciones de pruebas, en tiempo, así como el procedimiento del juicio, al cual
debe necesariamente precederle la mediación y conciliación, de acuerdo a los nuevos artículos 359, 360, 360 bis, 360 ter, 361 y 362 del Código de Procedimiento
Civil y Comercial nacional. Posteriormente con fecha 20 de mayo de 2002, se dictó la Ley Nº 25.488 que introdujo nuevas modificaciones al Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación y que modificó a su vez el artículo 360 de dicho código".
699 Cámara Nacional Civil IV - Sala D - 8 de noviembre de 1996. Albremática, Record Lógico 101804.
Cámara Nacional Civil IV - Sala F - 27 de agosto de 1996. Albremática, Record Lógico 102705.
700Código Civil, artículo 1221: "Cuando hayan desaparecido la escritura matriz, el protocolo o los expedientes originales harán prueba: 1º Las primeras copias,
sacadas por el funcionario público que las autorizara. 2º. Las copias ulteriores, libradas por mandato judicial, con citación de los interesados. 3º Las que sin
mandato judicial, se hubiesen sacado en presencia de los interesados y con su conformidad. A falta de las copias mencionadas, harán prueba cualesquiera otras
que tengan la antigüedad de treinta o más años, siempre que hubiesen sido tomadas del original por el funcionario que lo autorizó u otro encargado de su
custodia. Las copias de menor antigüedad o que estuviesen autorizadas por funcionario público en quien no concurran las circunstancias mencionadas en el
párrafo anterior, sólo servirán como un principio de prueba por escrito. La fuerza probatoria de las copias de copia será apreciada por los tribunales según las
circunstancias".
703 Artículo 345 del Código de Procedimiento Civil chileno: "Los instrumentos públicos presentados fuera de Chile deberán presentarse debidamente
legalizados, y se entenderá que lo están cuando en ellos conste el carácter público y la verdad de las firmas de las personas que los han autorizado, atestiguadas
ambas circunstancias por los funcionarios que, según las leyes o la práctica de cada país, deban acreditarlas. La autenticidad de las firmas y el carácter de estos
funcionarios se comprobará en Chile, por algunos de los medios siguientes:
1º. El atestado de un agente diplomático o consular chileno acreditado en el país de donde el instrumento procede, y cuya firma se compruebe con el respectivo
certificado del Ministerio de Relaciones Exteriores;
2º. El atestado de un agente diplomático o consular de una nación amiga acreditado en el mismo país, a falta de funcionario chileno, certificándose en este
caso la firma por conducto del Ministerio de Relaciones Exteriores del país a que pertenezca el agente o del Ministro Diplomático de dicho país en Chile, y además
por el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República en ambos casos; y
3º. El atestado del agente diplomático acreditado en Chile por el Gobierno del país en donde se otorgó el instrumento, certificándose su firma por el Ministerio
de Relaciones Exteriores de la República".
704Artículo 345 bis del Código de Procedimiento Civil chileno: "Los instrumentos públicos otorgados en un Estado Parte de la Convención de La Haya que
Suprime la Exigencia de Legalización de Documentos Públicos Extranjeros, no deberán ser sometidos al procedimiento de legalización, si respecto de éstos se ha
otorgado apostillas por la autoridad designada por el Estado de que dimana dicho instrumento.
Las certificaciones oficiales que hayan sido asentadas sobre documentos privados, tales como menciones de registro, comprobaciones para la certeza de una
fecha y autenticaciones de firmas, podrán presentarse legalizadas o con apostillas otorgadas, con arreglo al artículo precedente y a éste, respectivamente. Pero en
estos casos la legalización o apostilla sólo acreditará la autenticidad de la certificación, sin otorgar al instrumento el carácter de público.
Según lo dispuesto por la Convención a que se refiere el inciso primero, no podrán otorgarse apostillas respecto de los documentos expedidos por agentes
diplomáticos o consulares y los documentos administrativos que se refieren directamente a una operación mercantil o aduanera".
705 Cámara Civil 1a, Capital Federal. Sentencia de 10 de diciembre de 1944. A , C. N., ob. cit., tomo II, pág. 1066.
707 Contestes en ello, F L ,R S yV C , Derecho procesal práctico, Madrid, (1993), tomo IV, pág. 640.
714Así, Tribunal Supremo español. A.C. 270/87. 31 de diciembre de 1986: "... conviene recordar y declarar como base de desestimación del presente motivo,
que es numerosísima la jurisprudencia de la Sala, según la cual el valor o eficacia probatoria de los documentos públicos no se extiende al contenido de los
mismos relativos a cualidades o apreciaciones jurídicas que, en caso de pleito, están reservadas siempre al Juez de Instancia y Tribunal 'a quo' que han ponderado
y valorado aquellos junto con el resto de la prueba practicada, con plena coincidencia en este caso en ambas instancias que han estimado que, con independencia
de a quien corresponda la titularidad del terreno donde estaba emplazada la farola, la instalación de ésta fue ordenada por el Ayuntamiento y llevada a cabo por
personal a su servicio, sobre el que recaía la obligación de mantenimiento y conservación al objeto (no cumplido desde hacía tiempo) de iluminar la zona destinada
al aparcamiento de vehículos pesados..." (la cursiva es mía).
Tribunal Supremo español. A.C. 642/90. 2 de abril de 1990: "Quinto. A la misma solución desestimatoria es de llegar en lo que se refiere al motivo cuarto, que al
amparo del Nº 5 del artículo 1692 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, fundamentan los relacionados recurrentes en error de derecho en la apreciación de la prueba,
que tratan de deducir de falta de aplicación del artículo 1218 del Código Civil, porque si es cierto que tal precepto dispone 'que los documentos públicos hacen
prueba, aún contra tercero, del hecho que motivó su otorgamiento' sin embargo esa normativa en manera alguna quiere decir que lo consignado en documento
público tenga certeza absoluta, puesto que, como tiene declarado esta Sala en Sentencias de 8 de mayo de 1973, 9 de mayo de 1980, 15 de febrero de 1982, 14 de
febrero y 14 de marzo de 1983, el valor o eficacia del documento público aunque se extiende al contenido del mismo, o a las declaraciones que en ellos se
contengan, su veracidad intrínseca puede ser desvirtuada por prueba en contrario, porque como ponen de manifiesto las sentencias de 21 de abril de 1961, 8 de
marzo, 27 de mayo de 1983 y 25 de enero, 25 de marzo, 8 de julio y 10 de octubre de 1988, la prueba documental pública no es necesariamente superior a otras, y
más aún cuando que tiende a demostrar hechos, pero no cualidades o apreciaciones jurídicas, como indica la sentencia de 24 de octubre de 1983; y de otra parte,
por sí solo tal medio de prueba no basta para enervar una valoración probatoria conjunta, cual la realizada en la sentencia recurrida, como expresan las sentencias
de 24 de mayo, 15 de julio, 30 de septiembre y 27 de noviembre de 1985, 7 de julio de 1986 y 10 de octubre de 1988, lo que tanto quiere decir si vincula al órgano
jurisdiccional respecto al hecho de su otorgamiento y fecha, el resto de su contenido puede ser sometido a apreciación con otras pruebas" (la cursiva es mía).
716Tribunal Supremo español. R.J. 1990/1723. 23 de marzo de 1990: "Primero. Los tres motivos de que consta este recurso de casación se apoyan en el Nº 4º
del artículo 1692 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Este Nº 4º determina que el recurso de casación 'habrá de fundarse' en 'error en la apreciación de la prueba
basado en documentos que obren en autos que demuestren la equivocación evidente del Juzgador sin resultar contradichos por otros elementos probatorios'. Es
necesaria esta transcripción literal del precepto básico del presente recurso para comprobar seguidamente que los recurrentes no se atienen en absoluto a los
términos que imperativamente determina tal norma. El primero de los motivos se limita a decir que se formula 'por error en la apreciación de la prueba', que resulta
según su opinión de los doce documentos que enumera anexos a la demanda, que consisten en sendas notas de entrega, de los que, interpretándolos, el recurso
deduce que las entregas no las hizo la entidad ahora recurrida 'Fibracril. S.A.' sino otra entidad ('Cofitex, S.A.'). Después se hace una apreciación probatoria de los
albaranes, interpretándolos según su interés, y después en el propio motivo se examina, incluso la prueba testifical y la pericial. En vista de todo ello el motivo
decae sin duda alguna por las siguientes consideraciones: a) Las alegaciones del recurso están lejos de acreditar error alguno del fallo deducido de manera directa
de los documentos aducidos, sino que los aprecia haciendo unas deducciones que este motivo 4º del artículo 1692 no permite. b) El recurso examina la prueba
documental y otras, pero no las demás en que se apoyó la Sala para estimar la demanda, con lo que se viene a desvirtuar el conjunto de la prueba, que fue lo que
tuvo en cuenta la sentencia recurrida, que llega a conclusión contraria que los recurrentes; en cuanto dedujo que, efectivamente, la entidad Jorge P. C. recibió los
géneros cuyo importe se reclama en la demanda, y no ha tenido en cuenta que el criterio del recurso está contradicho por otras pruebas obrantes en autos que
fueron examinadas con mayor imparcialidad por la Sala de apelación. c) El integrar en la apreciación del recurso, además de la prueba documental, a la que
atendió la Sala, la testifical y pericial denota que el recurso quiere hacer una tercera instancia de este recurso extraordinario, lo que es inadmisible. d) Lo expuesto
es corroborado por la doctrina reiterada de esta Sala de casación, en el sentido de que la Ley de reforma de la de Enjuiciamiento Civil de 6 de agosto de 1984 (RCL
1984\2040 y ApNDL 1975-85, 4257), no introdujo una impugnación abierta de lo acordado por el Tribunal de apelación, que es soberano en la apreciación de la
prueba —Sentencia de 30 de mayo de 1987 (RJ 1987\3854)—; sin que se pueda pedir que en casación sean sopesadas y sometidas a consideración todas las
pruebas practicadas en la instancia, pues ello supone absoluto olvido de lo que la casación implica y transformarla en una tercera instancia —Sentencia de 30 de
junio de 1987 (RJ 1987\4832)—; no se puede desarticular la prueba para apoyarla en una sola o en varias cuando el Tribunal la apreció en conjunto con otras —
Sentencias de 12 de febrero, 3 de marzo, 5 de mayo y 1 de junio de 1987 (RJ 1987\708, RJ 1987\1412, RJ 1987\3177 y RJ 1987\4021), entre otras—; además, los
documentos que se aduzcan han de ser literosuficientes, en el sentido de que por sí mismos evidencien el error del fallo recurrido sin deducciones ni
interpretaciones, ni han de haber sido examinados por la Sala de apelación —Sentencias de 1 de junio, 3 de noviembre de 1987 (RJ 1987\4021 y RJ 1987\8134), 10
de octubre y 2 de diciembre de 1988 (RJ 1988\7405 y RJ 1988\9293), entre otras—; por último, es de resaltar que los informes periciales, en los que también se
apoya este recurso, no tienen carácter de prueba documental a los efectos del Nº 4º del artículo 1692 de la LEC, en cuanto dicha prueba es apreciable conforme a
las reglas de la sana crítica por el Tribunal 'a quo' —Sentencia, entre otras muchas, de 16 de noviembre de 1987 (RJ 1987\8404)—; reglas que no constan en
precepto legal alguno que pueda estimarse infringido".
719Artículo 428 del Código de Procedimiento Civil chileno: "Entre dos o más pruebas contradictorias, y a falta de ley que resuelva el conflicto, los tribunales
preferirán la que crean más conforme con la verdad".
Artículo 429 del Código de Procedimiento Civil chileno: "Para que pueda invalidarse con prueba testimonial una escritura pública se requiere la concurrencia de
cinco testigos, que reúnan las condiciones expresadas en la regla segunda del artículo 384 (contestes en el hecho y en sus circunstancias esenciales, sin tacha,
legalmente examinados y que den razón de sus dichos) que acrediten que la parte que se dice haber asistido personalmente al otorgamiento, o el escribano, o
alguno de los testigos instrumentales, ha fallecido con anterioridad o ha permanecido fuera del lugar en el día del otorgamiento y en los setenta días
subsiguientes.
Esta prueba, sin embargo, queda sujeta a la calificación del Tribunal, quien la apreciará según las reglas de la sana crítica.
La disposición de este artículo sólo se aplicará cuando se trate de impugnar la autenticidad de la escritura misma, pero no las declaraciones consignadas en
una escritura pública auténtica".
720Sentencia de la Corte Suprema. 17 de diciembre de 1964. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXI, sección 4a, pág. 123: "En la parte considerativa la
sentencia debe hacer un examen completo de la prueba rendida y una exposición detallada de los fundamentos que deben servir para acogerla o rechazarla,
haciendo, en caso necesario, la apreciación correspondiente de la prueba de autos, conforme a las reglas generales, sin que sea suficiente expresar que se aceptan
unas o se desestiman otras, sin fundar esta determinación dentro de las normas que rigen el sistema probatorio de nuestra legislación".
721Sentencia de la Corte Suprema. 13 de octubre de 1937. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXV, sección 1a, pág. 111: "No cumple con el requisito
del Nº 4 del artículo170 del Código de Procedimiento Civil y es nulo por incurrir en la causal del Nº 5 del artículo 768 del mismo Código, el fallo que hace una
estimación global o general de la prueba para referirse a todos los hechos y deducir de ahí una conclusión también general relativa a la materia en estudio, ya que
considerar implica la idea de reflexionar detenidamente sobre algo determinado, es decir, concreto".
722Sentencia de la Corte Suprema. 20 de junio de 1978. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXV, sección 1a, pág. 203: "Las consideraciones
contradictorias que se destruyen recíprocamente y que conllevan la carencia de fundamentos de un veredicto, son aquellas que involucran una anulación de
antecedentes y de raciocinio, en forma tal que la determinación que se extraiga como consecuencia resulta estar claramente desposeída de motivaciones y
fundamentos".
723Sentencia de la Corte Suprema. 30 de agosto de 1967. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXIV, sección 1ª, pág. 283: "No cumple con la exigencia del
Nº 4 del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil e incurre en la causal de casación del Nº 5 del artículo 768 del mismo Código la sentencia que hace una
estimación general de la prueba, que no analiza detalladamente las probanzas o que considera inoficioso pronunciarse sobre ellas.
El tribunal debe examinar y aquilatar la totalidad de las pruebas rendidas siempre que sean pertinentes y tengan importancia para ser estudiadas
individualmente con el objeto de producir el convencimiento de la justicia del fallo y deducir de su estudio los hechos que sirven de fundamento a las acciones y
excepciones debatidas en el juicio".
724R E , Emilio. La prueba ante la jurisprudencia. Derecho civil y procesal civil. Edit. Jurídica de Chile. Santiago de Chile, 1995, tomo I, pág. 217.
725 Sentencia de la Suprema Corte de Buenos Aires. 1 de septiembre de 1994. Albremática, Record Lógico BA-SUM 156389.
726 Sentencia de la Suprema Corte de Buenos Aires. 5 de noviembre de 199. Albremática. Record Lógico BA-SUM 125968.
729N L , Rafael, ob. cit., tomo II, Documento público y autenticidad de fondo, págs. 198-199.
730 Tribunal Supremo español. A.C. 72/85. 30 de septiembre de 1985: "... además de que, por lo que importa a la fuerza demostrativa de los documentos
públicos, es harto reiterada la doctrina jurisprudencial en el sentido de que las manifestaciones de los interesados allí contenidas no son fehacientes en cuanto a su
intrínseca veracidad pudiendo ser combatidas por los restantes medios a que alude el artículo 1215 del Código Sustantivo...".
731 Tribunal Supremo español. A.C. 178/86. 27 de noviembre de 1985: "Porque es doctrina de esta Sala, reiteradamente sostenida, entre otras en Sentencias de
27 de octubre de 1966, 27 de enero de 1967, 2 de junio de 1969, 30 de abril de 1970, 27 de enero de 1976 y 7 de julio de 1981, que 'el documento público sólo
prueba en cuanto a que las manifestaciones lo han sido ante notario, pero no la veracidad intrínseca de tales declaraciones, cuya falta de correspondencia con la
verdad puede evidenciarse por los medios que el artículo 1215 del Código Civil señala, por lo que la manifestación vertida en la escritura de venta de que una
determinada parcela se hallaba en ese momento arrendada ni es plena prueba, ni puede imponerse al criterio valorativo de la Sala "a quo" que, apreciando en
conjunto la prueba practicada, llega a la conclusión contraria a la expresada en el documento público".
732 Tribunal Supremo español. A C. 178/86, 27 de noviembre de 1985: "La escritura pública no alcanza su vinculación para el Juez sino a su fecha y al hecho de
su otorgamiento, no al resto de su contenido sometido a la apreciación judicial en combinación con el resto de las pruebas".
733Artículo 1700 del Código Civil chileno: "El instrumento público hace plena fe en cuanto al hecho de haberse otorgado y su fecha, pero no en cuanto a la
verdad de las declaraciones que en él hayan hecho los interesados. En esta parte no hace plena fe sino contra los declarantes.
Las obligaciones y descargos contenidas en él, hacen plena prueba respecto de los otorgantes y de las personas a quienes se transfieran dichas obligaciones y
descargos por título universal o singular".
734 Corte Suprema, 24 de octubre de 1939. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXVII, sección 1ª, pág. 383: "El artículo 1700 del Código Civil impone al
Juez la obligación de distinguir entre las declaraciones que emanan del Notario y las que provienen de las partes. Respecto a las primeras no atribuye el valor de
plena prueba a todas las afirmaciones del notario, sino a aquellas que se refieren al hecho del otorgamiento y a su fecha; del mismo modo obliga, con relación a las
declaraciones de los interesados a tener presente de qué parte emanan y, según el artículo 1706, a examinar si ellas se refieren a lo dispositivo del instrumento o a
lo meramente enunciativo" (la cursiva es mía).
735 Corte Suprema. 4 de enero de 1922. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXI, sección 1ª, pág. 461: "Los errores en que una de las partes incurra en las
declaraciones hechas en un instrumento público no empecen a aquella que no intervino en ellas, y que si bien suscribió ese instrumento fue para aceptar otras de
las declaraciones efectuadas por su contraparte, pero no las que contienen esos errores".
736 Corte Suprema. 15 de noviembre de 1951. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XLVIII, sección 1ª, pág. 553: "La fe del instrumento público es completa
en cuanto a los hechos que alcanzan la actuación personal del funcionario que lo autoriza, esto es, en cuanto a haberse otorgado, a su fecha y a que las partes
hicieron las declaraciones en él contenidas; pero en cuanto a la verdad de estas declaraciones su valor es relativo y puede contradecirse con otros antecedentes.
En especial es relativo, si es que no carece en absoluto de valor, en cuanto el documento calla sobre antecedentes o circunstancias que debiera contener. Ha
podido pues, el Tribunal y debía hacerlo, buscar tales antecedentes fuera del instrumento sin que con ello ofenda o menoscabe el mérito legal del mismo
instrumento".
737 Corte de Apelaciones de Santiago. 28 de mayo de 1984. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXXI, sección 2a, pág. 50: "Las declaraciones
enunciativas que formulan las partes en una escritura pública y que están directamente relacionadas con lo dispositivo de la misma, en relación a terceros, tienen
una presunción de sinceridad y les alcanza lo dispuesto por el artículo 1706 del Código Civil".
738 Sentencia de la Suprema Corte de Buenos Aires. 26 de mayo de 1988. Albremática. Record Lógico BA-SUM 156195: "Los jueces no tienen la obligación de
expresar en la sentencia la valoración de todas las pruebas producidas sino únicamente de aquellas que estimen fundamentales y decisivas para fallar la causa,
pudiendo inclusive preferir unas y descartar otras. Es facultad de los jueces inclinarse hacia unos elementos probatorios descartando otros sin que sea necesario
expresar en la sentencia la valoración de todas ellas, sino únicamente de las que resultan necesarias o esenciales para el fallo de la causa".
739 Sentencia de la Cámara Nacional Civil. Sala G. 22 de mayo de 1990. Vid. A , C. N., ob. cit., tomo II, pág. 427.
740 Así, Sentencia de la Suprema Corte de Buenos Aires. 24 de marzo de 1987. A , C. N., ob. cit., tomo II, pág. 429: "Los instrumentos públicos sólo hacen
plena fe con respeto a los hechos que el oficial público anuncia como cumplidos por él mismo, o que han pasado en su presencia, en cuanto a las manifestaciones
que hacen las partes, no gozan de ese valor probatorio, porque el escribano solamente da fe de que ellas se efectuaron, no de su sinceridad".
741Códigos españoles concordados y anotados, ob. cit. en nota 23, t. III, Partida Tercera, Título XIX, Ley CXIX.
742N L , Rafael, ob. cit., tomo II, Documento público y autenticidad de fondo, pág. 197.
743 Artículo 1225 del Código Civil español, artículo 1702 del Código Civil chileno.
745En el derecho chileno, es cuestión reiterada y absolutamente indiscutida que el documento privado no reconocido carece de todo valor, y así lo han
sostenido invariablemente tanto los autores como la jurisprudencia. Al respecto, cfr. C S , Luis, Derecho civil, ob. cit., tomo XII, págs. 705 y sgtes. Por su
parte, la jurisprudencia ha señalado: "Ningún instrumento privado, ni aún agregado por un Notario al final de su protocolo con posterioridad a su otorgamiento,
hace fe, ni tiene valor mientras no sea reconocido por la parte contra quien se presenta, o se haya mandado tener por reconocido en los casos y con los requisitos
prevenidos por la ley, ya se trate de las personas que aparecen o se reputan haberlo suscrito, ya de aquellas a quienes se han transferido las obligaciones y
derechos de éstas". En este sentido, Corte de Apelaciones de Santiago, 30 de agosto de 1913. Gaceta de los Tribunales, 1913, 2º semestre, Nº 790, pág. 2342; Corte
de Apelaciones de Valparaíso, 31 de julio de 1935, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXIII, sección 2ª, pág. 65; Corte de Apelaciones de Valdivia, 18 de abril
de 1935, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXV, sección 2ª, pág. 12; Corte de Apelaciones de Valdivia, 4 de octubre de 1935, Gaceta de los Tribunales,
1935, 2º semestre, Nº 170, pág. 579; Corte de Apelaciones de Tacna, 8 de marzo de 1905, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo III, sección 2ª, pág. 141.
En el derecho argentino, por su parte, la falta de reconocimiento priva al documento privado de todo valor probatorio, de conformidad a los artículos 1026, 1027,
1028, 1030 y 1031 del Código Civil, cuestión que la jurisprudencia ha hecho plenamente suya: "El instrumento privado carece de valor probatorio, mientras la firma
que lo suscribe, no ha sido reconocida por el interesado o declarada debidamente reconocida por juez competente". Sentencia de la Cámara Nacional Civil, Sala B.
13 de octubre de 1983. A , C. N., ob. cit., tomo II, pág. 293.
746 Sentencia del Tribunal Supremo español. A.C. 204/93. 29 de octubre de 1992.
747Sentencia del Tribunal Supremo español. A.C. 466/89. 1 de febrero de 1989: "El artículo 1225 del Código Civil no impide otorgar la debida relevancia a un
documento privado, aunque no haya sido adverado, conjugando su contenido con los demás elementos de juicio".
748Sentencia del Tribunal Supremo español. A.C. 903/88. 12 de julio de 1988: "Segundo: El motivo primero, al amparo del número 4º del artículo 1692 de la Ley
de Enjuiciamiento Civil denuncia error de hecho en la apreciación de la prueba, que basa en documentos que obran en autos, cifrándose el error en la valoración
que se hace de la operación de venta hecha por el actor a Hermanos Enrubia S.A. de la totalidad de la cosecha de 'satsuma' que se encontraba en el árbol en la
finca San Antonio, y señalando como documento del de que resulta el error el unido al folio 93, cuando es lo cierto que en modo alguno resulta del mismo el error
en que haya podido incurrir el juzgador de Instancia al valorarlo, máxime cuando, además, coinciden la cifra de lo vendido con el recibo del pago, que obra al folio
94, todo lo cual nos lleva a la desestimación de este primer motivo, y arrastra la del quinto, que, ya al amparo del número quinto del artículo 1692 de la ley de
enjuiciamiento civil, por infracción del artículo 1225 del Código Civil, pretende desconocer el valor probatorio de repetido documento, valor que puede ser atribuido
por la Sala sentenciadora, en unión con otros que lo corroboran, y ello pese a su debatida adveración por el representante de la finca compradora" (la cursiva es
mía).
749 Artículo 1226 del Código Civil español: "Aquel a quien se oponga en juicio una obligación por escrito que aparezca firmada por él, está obligado a declarar si
la firma es o no suya.
Los herederos o causahabientes del obligado podrán limitarse a declarar si saben que es o no de su causante la firma de la obligación.
La resistencia, sin justa causa, a prestar la declaración mencionada en los párrafos anteriores podrá ser estimada por los Tribunales como una confesión de la
autenticidad del documento".
750 El artículo 326 ha sido complementado en su apartado 3º por la disposición adicional décima de la Ley Nº 59/2003, sobre firma electrónica, en España.
752No olvidemos que el Código francés denomina auténticos a los instrumentos públicos: "Article 1317: L'acte authentique est celui qui a été reçu par officiers
publics ayant le droit d'instrumenter dans le lieu où l'acte a été rédigé et avec les solemnités requises".
755 1er Chambre Civil de la Cour de Cassation. 15 juillet 1957. Bulletin Civil I, Nº 331.
756 Tribunal d'instance: Sète. 9 mai 1984. Recueil Dalloz, 1985, page 359, note Bènavent.
757 Tribunal Supremo español. A.C. 615/92. 17 de febrero de 1992: "El reconocimiento de firma lo es de un hecho pretérito y acredita no sólo la intervención y
admisión de lo que el documento refiere, sino que también es la prueba endógena de lo que contiene, porque al integrarse en el documento, lo autentifica en cuanto
lo finaliza, cierra y ratifica en lo que expresa, por la función que representa en cuanto grafica externamente el contenido documental (sentencia de 2 de octubre de
1980)".
758 Corte Suprema de Chile. 29 de noviembre de 1937. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXV, sección 1ª, pág. 225: "Colocar una firma en un
documento significa que el suscriptor acepta su contenido".
759 Corte de Apelaciones de Santiago. 29 de octubre de 1980. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXVII, sección 2ª, pág. 163.
760Tribunal Supremo español. A.C. 796/87. 2 de junio de 1987: "Cuarto: El tercero de los motivos del recurso que acusa la infracción de la normativa que
atribuye a la jurisprudencia valor complementario del Ordenamiento Jurídico, se limita, en su desarrollo a afirmar el deber de los Tribunales de aplicar la normativa
legal con preferencia a la doctrina interpretadora, afirmación tan cierta como intrascendente aquí, una vez que se ofrece huérfana de cuál sea el precepto legal
concretamente pospuesto lo que le hace decaer y de igual modo el desarrollo como ordinal cuarto, en el que se replantea, desde la perspectiva de los artículos
1218 y 1225, el valor del repetido documento de 24 de julio de 1962 que, correctamente interpretado en la Instancia, como se ha dicho, es expuesto en este motivo
por el recurrente, eludiendo el elemento intencional, que la Sala Sentenciadora tomó muy en consideración, resaltando que fue la voluntad del padre de los
suscribientes del mismo y no la de éstos la reflejada en él, como resulta de su análisis en conjunción con la del resto de las probanzas aportadas, de las que, en el
quinto, igualmente condenado a claudicar, se entresacan determinados extremos de las confesiones prestadas en autos, desarticulando la prueba, de las que se
escogen aquellas afirmaciones, relativas a la existencia del tan repetido documento, que nadie ha negado en su realidad física pero sin contradecir eficazmente la
interpretación negativa como portador de la voluntad de los firmantes y su inefectividad consiguiente, que es lo que constituye el núcleo de la declaración de
instancia".
761 Tribunal Supremo español. A.C. 53/86. 26 de octubre de 1985: "Cuarto. Es doctrina general, ciertamente, de acuerdo con lo establecido en el artículo 1257
del Código Civil, que los contratos sólo producen efectos entre las partes, que los otorgan y sus herederos, no respecto de terceros, cualidad que, normalmente, es
predicable de la persona o personas que no han intervenido en el acto, contrato o documento, aunque si pierde esa condición de ajeno e inmune al pacto o contrato
el sucesor a título universal o particular, en el caso concreto el que adquiere por trasmisión los derechos y ocupe la situación jurídica del transferente o causante. A
primera vista, pues, el recurrente que compró a los primeros arrendadores es sucesor de ellos por trasmisión a título particular, es decir, por compra, y como tal
sustituye y asume su posición jurídica, perjudicándole los actos jurídicos de aquellos. Pero es también sabido que no toda conclusión basada en la técnica jurídica
—en principio y en abstracto correcta— puede ser siempre aplicada sin discriminar casos y circunstancias.
Quinto. Efectivamente, las salvedades que se apuntan en el anterior fundamento tiene ya no sólo su lógica jurídica razonable, sino un precedente jurisprudencial
referido a la sucesión en el contrato arrendaticio urbano y que matiza, desde la justicia del caso, el rigor legal, y así, la sentencia de 13 de octubre de 1962, que
declaró que si bien es cierto que según el artículo 57 de la L.A.U. el adquirente por compra de una finca arrendada no es tercero por cuanto trae causa del
propietario anterior, en cuyos derechos y obligaciones se subroga, también lo es que esa cualidad se refiere exclusivamente al contrato de arrendamiento tal y
como aparezca reflejado en el documento del que se le hizo entrega, pero no ocurre lo propio en relación con aquellos otros documentos que, sin su conocimiento,
pudo otorgar su causante para alterar las condiciones de dicho contrato, pues en cuanto a ellos es tercero, conforme a lo prevenido en el artículo 1224 del Código
Civil, y puede válidamente impugnar su eficacia, porque de otra suerte quedaría indefenso frente a un posible fraude o simulación".
762 Corte Suprema de Chile. 5 de enero de 1982. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXIX, sección 1ª, pág. 1: "Son partes en un contrato los que
contraen las obligaciones que genera o adquieren los derechos correspondientes. La mera comparecencia de una persona al acto bilateral no le confiere la calidad
de parte, por lo cual no puede afectarle el compromiso suscrito por aquellas".
763 Corte de Apelaciones de Talca. 10 de septiembre de 1926. Gaceta de los Tribunales, 1926, 2º semestre, Nº 119, pág. 535: "Pueden reconocerse las firmas de
un documento fotografiado del original".
764 Corte de Apelaciones de Iquique. 3 de julio de 1919. Gaceta de los Tribunales, 1921, 2º semestre, Nº 65, pág. 267: "El telegrama debe tenerse por verdadero
respecto del firmante si la oficina del telégrafo certifica que es auténtico y que aparece depositado por dicho firmante según inscripción de su libro de despacho".
766 Corte Suprema de Chile. 20 de agosto de 1979. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXVI, sección 1a, pág. 122: "El hecho de que un contrato sea
inoponible a una de la partes del juicio, implica que el mismo no empece, ni obliga a esa parte, pero si la misma no lo objeta por falta de autenticidad debe
considerarse como auténtico y darle valor suficiente para comprobar la efectividad del arriendo que estipula. Dicho documento no debe valorarse de acuerdo con
el artículo 1702 del Código Civil, aplicable sólo a los que lo suscriben, sino en virtud del principio del onus probandi, que expresa que lo normal no es necesario
probarlo, y resulta normal considerar que un documento sea real y sincero en sus declaraciones".
767 Corte Suprema de Chile. 19 de noviembre de 1969. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXVI, sección 1ª, pág. 291: "Si los documentos privados no se
presentaron para hacerlos valer contra las personas que los suscriben, ni como comprobante del cual se desprenda directamente una responsabilidad para la
parte contraria a aquella que los ha exhibido, sino como un testimonio de la efectividad de los hechos en que se funda la demanda, pueden servir de elementos de
juicio suficientes para deducir de ellos las presunciones judiciales que correspondan".
768 Tribunal Supremo de España. A.C. 72/92. 26 de septiembre de 1991: "Tampoco es aplicable el artículo 1227 del Código Civil, alegado como infringido, ya
que el mismo en ningún caso confiere el carácter de escritura pública a un documento privado frente a terceros, limitando su eficacia a la fecha en supuestos en
que no existan pruebas en contrario, como son en este caso las escrituras públicas de propiedad...".
769 Tribunal Supremo de España. A.C. 851/92. 12 de marzo de 1992: "El perecimiento de las tres motivaciones se produce: I) En cuanto a la primera, dado que
si bien es cierto lo que en el artículo 1227 C.C., se dice en orden a las fechas de los documentos privados, extremo perfectamente conocido por la Sala de
apelación, no debe olvidar (como parece haberlo hecho I., S.L.) que es doctrina reiterada de esta Sala la posibilidad de tener por cierta la fecha de esta clase de
documentos, incluso contra terceros, cuando su autenticidad —o veracidad— venga determinada por otras pruebas, que es precisamente lo que aquí ha acontecido
y lo que ha dado lugar a que el Tribunal de Apelación lo haya tenido en cuenta (vid. sentencias de 2 de diciembre de 1952, 20 de octubre de 1964, 26 de febrero de
1969, 22 de diciembre de 1973, 17 de mayo de 1974, 6 de julio de 1982, 12 de junio de 1986 y 6 de febrero de 1992)".
770 Sentencia de la Cámara Nacional Civil. Sala C. 2 de abril de 1970. Vid. A , C. N., ob. cit., tomo II, pág. 320.
771Vid. C D , Valentín, ob. cit., tomo II, pág. 200; O N , Santiago, ob. cit., pág. 74.
772 Partida III, Título XVIII, Ley CXXI: "Escriuen los omes en sus quadernos por remenbrança las cosas que les deuen, e otrosi lo que ellos deuen; e a las vezes
escriuen verdad, e a las vezes el contrario por oluindança, o maliciosamente: porende dezimos, que si fallaren en algún quaderno de algun ome finado, que le deue
dar, o fazer otro alguno alguna cosa; que tal escritura como esta non deue ser creyda, nin faze preua, maguer paresciesse buen ome, aquel que lo fiziesse escreuir,
e ouiesse jurado que era verdadera. Ca seria cosa sin razon, e contra derecho, de auer ome poderio de fazer a otros sus debdores, por sus escrituras, quando el se
quisiesse". Vid. Códigos españoles anotados y concordados, ob. cit., tomo III, pág. 257.
773Instrumenta domestica seu privata testatio, seu adnotatio... ad probationem sola non sufficiunt... exemplo perniciosum est, ut ei scripture credatur qua
unusquisque sibi adnotatione propria debitorem constituit. Digesto, L.5-7, Tit. 19, libro 4.
775 Corte Suprema de Chile. 30 de mayo de 1953. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo L, sección 1ª, pág. 173: "Los instrumentos a que se refiere el
artículo 1704 del Código Civil, son todos aquellos papeles, apuntes, cuentas, etc., que sin ser constitutivos de obligaciones, ni ser instrumentos privados en el
verdadero sentido jurídico, porque no están destinados a actuar en la órbita de los negocios jurídicos, se caracterizan por dirigirse a la propia información y uso
privado de su dueño para llevar el curso de sus negocios.
Al no tener un nexo jurídico efectivo con los hechos a que dicen referirse, no pueden hacer fe contra terceros sino únicamente contra el que los ha escrito o
firmado, pero sólo en aquello que aparezca con toda claridad.
Si el tercero quiere aprovecharse de ellos, adquieren inmediatamente un mérito probatorio indivisible y harán fe en lo favorable y en lo desfavorable".
776Corte Suprema de Chile. 23 de diciembre de 1928. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XVI, sección 1ª, pág. 456: "No pueden considerarse asientos,
registros o papeles domésticos de la parte, que pudieran hacer fe en su contra, aquellos que se han llevado en una oficina anexa a la de la parte, ya que ello no
puede importar aceptación de tales libros".
777 Corte Suprema de Chile. 13 de septiembre de 1913. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XII, sección 1a, pág. 73: "Es cuestión de hecho, no revisable
en casación, la apreciación que hacen los jueces del fondo sobre el valor probatorio que contra los socios tienen las anotaciones de los libros de contabilidad de la
sociedad, respecto de aquellos".
778 Tribunal Supremo español. A.C. 967/86. 11 de julio de 1986: "Quinto: Lo anteriormente expuesto lleva aparejada la desestimación de los restantes motivos
del recurso, apoyados todos ellos en el ordinal 5º del artículo 1692 y dirigidos a atacar el citado pronunciamiento segundo, y así: a) el motivo 7º en el que se acusa
la infracción de los artículos 1225 y 1228 del Código Civil, debe rechazarse porque el primero de dichos preceptos hace referencia a aquellos documentos que son
expresión de un acto constitutivo de una obligación, no a los relativos a personas extrañas al pleito, pues las manifestaciones escritas de éstas únicamente tienen
el carácter de prueba testifical, si, como en el caso de litis, son ratificados en juicio, con todas las garantías procesales establecidas para la práctica de tal medio
probatorio por quien hizo tales manifestaciones, prueba testifical que es apreciada por el Juzgador de Instancia según las reglas de la sana crítica, y porque el
segundo de tales preceptos se refiere a asientos, registros y papeles privados escritos por alguno de los litigantes, no por terceras personas ajenas al proceso,
respecto de las cuales debe estarse a lo dicho anteriormente".
779 Corte de Apelaciones de Valdivia. 7 de julio de 1934. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXI, sección 2ª, pág. 78: "No tratándose de una causa
mercantil, los libros de comercio no hacen fe, aunque ambas partes sean comerciantes".
780 Bibliografía particular del capítulo: D , René, Validité internationale des Actes Notaries. Force probante. Force executoire. I Congreso Internacional
del Notariado Latino, ob. cit. G G , Eugenio Alberto, Las normas arbitrales. Anuario Universidad Internacional SEK. Nº 2. Santiago de Chile, 1996.
Memorias del XX Congreso Internacional del Notariado Latino, Cartagena de Indias, Colombia, 27 de abril-2 mayo de 1992. Tema 4º. Ponencia del Dr. Roberto
Blanquer Uberos (España). P F C , Bernardo, UIN. Doctrina notarial internacional, ob. cit. Primer Congreso Internacional del Notariado Latino.
Buenos Aires 1948. Edición del Colegio de Escribanos de Buenos Aires. S , Giovanni, Valore ed effetto di un documento estero ricevuto dal notaio.
Casa Editrice Stamperia Nazionale, Roma, 1992. Uncitral. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Comercial Internacional. Ley Tipo de Arbitraje Comercial
Internacional. 21 de junio de 1985. W , Helmuth, Valor y efecto de un documento extranjero para el notario nacional. Informes de la delegación alemana. XX
Congreso Internacional del Notariado Latino. Cartagena de Indias, 1992.
Sentencias: Chile: Sentencia de la Corte Suprema, de 14 de enero de 1927. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXV, 2a Parte, sección primera, pág. 106.
Sentencia de la Corte Suprema, de 21 de diciembre de 1927. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXV, 2a parte, sección primera, pág. 544.
España: Tribunal Supremo español. A. C. 72/85, 30 de septiembre de 1985. Vid. capítulo XXXIV, valor probatorio de los instrumentos públicos.
781Así, es posible citar, durante el curso del siglo XX, que ya en 1907, en el congreso de notarios austríacos y alemanes, habido tal año, relativo a unificar el acto
auténtico sobre la base del documento notarial francés, la preocupación tendiente al reconocimiento internacional de los actos notariales.
782 Véase "Primer Congreso Internacional del Notariado Latino". Buenos Aires 1948. Edición del Colegio de Escribanos de Buenos Aires.
783 Véase Memorias del XX Congreso Internacional del Notariado Latino, Cartagena de Indias, Colombia, 27 de abril-2 de mayo de 1992. Tema 4º. Ponencia del
Dr. Roberto Blanquer Uberos (España).
785 Tribunal Supremo español. A. C. 72/85, 30 de septiembre de 1985. Vid. capítulo XXXIV, valor probatorio de los instrumentos públicos.
786 Es lo que en la actualidad reconoce la Convención de Apostilla de La Haya de 1961, de la cual, como hemos dicho supra, Chile es Estado signatario y parte.
787 Art. 17, Código Civil chileno: "La forma de los instrumentos públicos se determina por la ley del país en que hayan sido otorgados. Su autenticidad se
probará según las reglas establecidas en el Código de Enjuiciamiento" (art. 345 del Código de Procedimiento Civil). "La forma se refiere a las solemnidades
externas y la autenticidad al hecho de haber sido realmente otorgados y autorizados por las personas y de la manera que en los tales instrumentos se exprese".
788 Sentencia de la Corte Suprema, de 21 de diciembre de 1927. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXV, 2ª parte, sección primera, pág. 544. Asimismo,
sentencia de la Corte Suprema, de 14 de enero de 1927. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXV, 2ª parte, sección primera, pág. 106.
789 Artículo 11, Código Civil español: "1. Las formas y solemnidades de los contratos, testamentos y demás actos jurídicos se regirán por la ley del país en que
se otorguen. No obstante, serán también válidos los celebrados con las formas y solemnidades exigidas por la ley aplicable a su contenido, así como los
celebrados conforme a la ley personal del disponente o la común de los otorgantes. Igualmente serán válidos los actos y contratos relativos a bienes inmuebles
otorgados con arreglo a las formas y solemnidades del lugar en que éstos radiquen...
2. Si la ley reguladora del contenido de los actos y contratos exigiere para su validez una determinada forma o solemnidad, será siempre aplicada, incluso en el
caso de otorgarse aquellos en el extranjero.
3. Será de aplicación la ley española a los contratos, testamentos y demás actos jurídicos autorizados por funcionarios diplomáticos o consulares de España en
el extranjero".
790Artículo 10.1, Código Civil español: "La posesión, la propiedad y los demás derechos sobre bienes inmuebles, así como su publicidad, se regirán por la ley
del lugar donde se hallen.
A los efectos de la constitución o cesión de derechos sobre bienes en tránsito, éstos se considerarán situados en el lugar de su expedición, salvo que el
remitente y el destinatario hayan convenido, expresa o tácitamente, que se consideren situados en el lugar de su destino".
792 Tendremos ocasión de referirnos a este estatuto en la séptima parte de esta obra. A partir de tal ley, la Ley de Utah los restantes estatutos norteamericanos
han, en general, mantenido el principio territorial, por lo que es dable pensar que otras normativas tenderán a mantener esta forma de control sobre los actos
telemáticos a distancia, máxime si se tiene en cuenta el factor económico y el desarrollo informático de los Estados Unidos de Norteamérica; por ello, resulta
conveniente llamar la atención de los Estados de derecho continental, para que no se dejen llevar por esta doctrina extraña y ajena al pensamiento jurídico de
tronco romano-germánico, manteniendo a ultranza el principio de lex locus regit actum.
793G G , Eugenio Alberto, Las normas arbitrales. Anuario Universidad Internacional SEK. Nº 2. Santiago de Chile, 1996.
794 Uncitral. Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Comercial Internacional. Ley Tipo de Arbitraje Comercial Internacional. 21 de junio de 1985.
796D , René, Validité internationale des Actes Notaries. Force probante. Force executoire. I Congreso Internacional del Notariado Latino, ob. cit.,
págs. 447 y sgtes.
797Idem, pág. 458.
798 Se trata de un procedimiento por el cual un Estado permite el ingreso de un documento extranjero fundamentalmente por razones de necesidad de
reconocer la libre circulación de éste, la reciprocidad y la necesidad de los particulares de realizar actuaciones documentales en otros Estados; así, otorgamiento
de poderes; reconocimientos de hijos, declaraciones, autorizaciones, consentimientos, negocios jurídicos y otros. Ello ha permitido que se pueda, mediante la vía
de preceptos legales, tratados internacionales, por convención de las partes y por aplicación de principios de derecho internacional, aplicar la ley extranjera dentro
de otro Estado.
799S , Giovanni, Valore ed effetto di un documento estero ricevuto dal notaio. Casa Editrice Stamperia Nazionale, Roma, 1992, pág. 85.
800Idem, pág. 86.
801 Artículo 420, Nº 5, del COT: "Una vez protocolizados valdrán como instrumentos públicos: 5. Los instrumentos otorgados en el extranjero... que sirvan para
otorgar escrituras en Chile". Mediante la Ley Nº 20.711, que rige desde el 30 de agosto de 2016, quedó vigente en Chile la Convención sobre Apostilla de La Haya
de 1961. Véase capítulo XXXIV, la prueba instrumental. Aportación de documentos provenientes del extranjero.
802 Véase idem, capítulo XXXIV.
807W , Helmuth, Valor y efecto de un documento extranjero para el notario nacional. Informes de la delegación alemana. XX Congreso Internacional del
Notariado Latino. Cartagena de Indias, 1992, pág. 163.