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Ferro y Rodríguez – Del acontecimiento al evento: los ardides de la memoria

Estudian las diferentes formas de construcción social de los hechos de protesta, la hipótesis que las
guía es que las narrativas periodísticas construyen cada una de las protestas como “acontecimiento”
ubicándolas en línea de una lógica de irrupción espasmódica en el espacio de lo público, mientras que
los relatos de las experiencias de los actores involucrados se inscriben como eventos en una serie
histórica de tiempos largos, ligada a la memoria de una(s) experiencia(s) de la dominación y de la
contestación.

Abordan dos tipos de corpus: el análisis discursivo de textos de medios de comunicación dedicados a
la protesta y, por otro lado, entrevistas a protagonistas de acciones de protestas populares. Se
permiten dar a conocer dos hipótesis provisorias: la construcción del acontecimiento realizado por los
medios y la construcción del evento producido por los practicante portadores de una memoria popular.
Sostienen que ambos registros difieren no sólo en las articulaciones de cada uno con diversas
continuidades y rupturas. Intentan dar cuenta de tres puntos

I. Dos momentos de la investigación, dos cursos de acción

Entrevistan a protagonistas de las jornadas del 19 y 20 de diciembre, residentes de Cap. Fed. Y las
analizan el conjunto de medios gráficos de alcance nacional entre el 15 y el 23 de diciembre. La
construcción massmediática de dic/01 y la reconstrucción subjetiva de los “caceroleros” expresaban
una isotopía organizada a partir de los sigiuentes campos semánticos:

 sujetos: despersonalizados/personalizados

Por ej. Clarín da cuenta, el 20 de diciembre de ciertos actores pacíficos y acciones violentas. En los
medios, la vertebración de los popular a partir de una interpelación democrática desplaza el conflicto
estrucutral a posiciones políticas que suponen sujetos activos, autónomos y que son capaces de darse
a sí mismos un espacio y una identidad politizados. Esta interpelación coloca a los actores “populares”
como protagonistas de unas reivindicaciones que no perteneccen al repetorios de desigualdades
producida por la expansión capitalista, sino a diferencias tratables y dirimibles hegemónicamente. En
esta particular representación de lo popular, la acción política aparece disociada de la situación social y
lo popular traduce una condensación de distintos estratos sociales agrupados por diversas
experiencias no vinculadas necesariamente con la posición en la estructura.

Se refueza la hipótesis de que los actuales consensos construidos en la relación entre actores políticos
y mediáticos ha desplazado la puesta en debate del conflicto de clases hacia la cuestión de la mera
diferencia cultural y el discurso político subalterno a simples reclamos ligados a necesidades
elementales. Las clases medias se erigieron en dic/01 en una suerte de actor épico.

 motivos: necesidades inmediatas/objetivos políticos

Para Crónica se levantan los necesitados de la sociedad y ganan las calles de la ciudad y del
conurbano bonaerense.

 territorios: Capital Federal/Gran Buenos Aires

En Página 12 lo noticiable parece ser el hecho de la cercanía de los saqueos con la Capital Federal.

En las entrevistas realizadas a los protagonistas del 19 de diciembre, se observa una isotopía respecto
de los presupuestos del lector modelo de los medios gráficos de alcance nacional, lo que presupone la
representación de un sujeto democrático y no sesgado por el eje de clase.

II. Las puntuaciones de la secuencia de los hechos

Cuando se focalizan en las entrevistas sobre las representaciones subjetivas de los protagonistas de
un tipo de acción colectiva contenciosa y contínua como son los cortes de ruta de movimientos
piqueteros y registran que lo que se observa como evento de ruptura es la experiencia del 26 de junio
de 2002.
La primera hipótesis es que los hechos que son tomados como ACONTECIMIENTOS por los medios,
no coinciden, necesariamente, con la puntuación que producen los sectores populares de su
experiencia. Además, la mirada de los entrevistados registra los hechos de protesta organizados no
sólo en torno a lo local (barrio, comunidad, distrito) sino que también son definidos como prácticas
situadas.

III. Noticiabilidad y enmarcado emocional

Según Le Breton mientras las emociones son la traducción íntima de un acontecimiento (real o
imaginario), los sentimientos suponen una producción discrusiva de valores compartidos
comunitariamente que “ordenan” esos momentos y/o acontecimientos. La identidad está constituida
por un sentimiento que se desarrolla en la pluralidad de resonancias de las experiencias, de modo que
es necesario que este sentimiento sea confrontado con los modelo simbólicos que dan forma al flujo de
emociones y le atribuyen significación social. Dichas guías son, para Geertz, imágenes públicas que
trafican el sentido en ese sentimiento.

Para los medios de comunicación la noticiabilidad responde a un “conjunto de elementos a través de


los cuales el aparato informativo controla y gestiona la cantidad y el tipo de acontecimientos de los que
seleccionar las noticias” en función de determinados valores que, aunque medianamente estabilizados,
varían histórica y culturalmente.

Los sujetos que participan de acciones colectivas conteniosas y contínuas, experesa una movilización
emocional frente a las jornadas del 26 de junio del 2002. Este sentimiento guía puede operar como
sostén de un desplazamiento en función de la propia construcción subjetiva de la memoria.

La segunda hipótesis es que los procesos de enmarcado del evento que posee la memoria popular son
disímiles respecto de las modalidades de construcción del acontecimiento de los medios. Mientras que
la experiencia popular de la dominación, por tratarse de un escadenamiento de tácticas enlazadas con
la memoria práctica, se desenvuelve en zonas de alta concentración emocional (temor/confianza,
soledad/contención, grupal, incertidumbre/certezas, etc.), las estrategias de las narrativas de control
social están atravezadas por la tensión de re-incorporar todo acontecimiento excepcional en una
codificación que le dé significado.

IV. Articulación y estallido

El hecho de que el 26 de junio sea el evento recordado, el que la memoria popular registra como
ruptura de una cotidianidad que se enlaza con la experiencia de la dominación donde aparecen los
índices de discriminación de antagonismos efectivos, permite inducir otra zona de indagación.

a) La construcción mítica de los mártires a partir de la cercanía emocional con la experiencia


compartida: Darío Santillán y Máximiliano.

b) El descreimiento respecto de los medios a partir de la vivencia, del “estar allí”

c) El eje temporal del “antes” y el “después”, sostenido en la emoción del evento y no en la


construcción massmediática del acontecimiento.

La tercera hipótesis es que estamos asistiendo a la construcción de una experiencia, si la entendemos,


como Thompson como el proceso por el cual “las gentes que se encuentran en una sociedad
estructurada en modos determinados (en relaciones de producción), experimentan la explotación,
identifican puntos de interés antagónico, comienzan a luchar por esas cuestiones y en el proceso de
lucha se descubran como clase, y llegan a conocer ese descubrimiento como conciencia de clase.

No sostienen que la conciencia de clase ya esté conformada, sino que ésta se construye en la
experincia y esta experiencia posee un sentido de algún modo irreversible, anque no anticipable. Este
sentido difícilmente puede ser escenificados por los medios no sólo por su atravesamiento desde las
lógicas comerciales de producción de la noticia, sino también, por su propia pertenencia al campo
político, entendiéndolo, como Bourdieu, como un “campo de fuerzas y de luchas que tiene por objeto
transformar las relaciones de fuerza que confiese a este campo su estructura en un momento dado”,
donde los MMC son actores decisivos.
V. Conclusión

Si el campo político es “el lugar en el ue se generan, en la concurrencia entre los agentes que se
hallan involucrados con él, productos políticos, problemas, programas, análisis, comentarios,
conceptos, acontecimientos, entre los cuales los ciudadanos comunes, reducidos al estatus de
'consumidores', deben escoger, los medios de comunicación se ofrecen como lugar clave para estudiar
los procesos de construcción del sentido de lo político.

La lucha se da entre los representantes, que son los que otorgan una representación y los
representados agentes acciones y situaciones. La operación que los primeros hacen implica una lucha
de poder y por el derecho a hablar “en nombre de una totalidad de profanos”. Los medios de
comunicación no se pueden entender sólo como narradores o comentadores de la agenda política,
sino ellos mismos como “partícipes” o actores del conflicto político, siendo su papel el de intervenir
directamente en la decisiones políticas de las audiencias.

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