terremoto de Cataluña del 2 de febrero de 1428, conocido en catalán como terratrèmol
de la candelera debido a que tuvo lugar durante la Candelaria, azotó la región de Cataluña, sobre todo el Rosellón y el norte en general, con el epicentro cerca de Camprodón, en los Pirineos. El sismo fue una serie de eventos sísmicos asociados que sacudió a Cataluña en un solo año. A partir del 23 de febrero de 1427, los temblores se sintieron en marzo, abril, 15 de mayo en Olot, en junio y en diciembre. Causaron daños visibles relativamente menores a las propiedades, especialmente al monasterio de Amer, pero probablemente causó un grave debilitamiento de la construcción. Esto explicaría la destrucción masiva y generalizada que acompañaron a los siguientes terremotos.1
martes, 18 de febrero de 2014
1428: el año que el Pirineo tembló
El geólogo Valentí Turull y el historiador Carles Gascón localizan en la Vall del Valira trazas documentales del terremoto más devastador jamás registrado en el noreste peninsular.
El historiador Joan Lluís Ayala ha pasado recientemente lista a las
catástrofes naturales registradas en nuestro rincón de mundo a partir del siglo XVI: inundaciones, grandes nevadas, lluvias torrenciales, incendios, ventisqueros y ventoleras. Algunas de las cuales de fatales consecuencias, como el alud que en abril de 1718 causó cinco víctimas mortales en la zona de la Portelleta, a la entrada de Soldeu. Y otras auténticamente devastadoras, como la crecida del Valira en 1772, que destruyó el puente de la Tosca, en Escaldes, y que Ayala no duda en calificar -aunque no consta el número de víctimas- como el peor desastre natural jamás registrado en el país. Sorprendía en esta inquietante relación de desgracias naturales la ausencia de terremotos: sobre todo, que el del 2 de febrero de 1428, el más devastador registrado en Cataluña, y el del 1 de noviembre de 1755 -el que destruyó Lisboa- pareciesen haber pasado de largo. O no haberse atrevido ni a entrar en estos predios. Como si un extraño, caprichoso designio divino hubiese preservado nuestro pedazo de Pirineo de los periódicos accesos de ira de la madre Naturaleza. Qué raro. Ya entonces advertía Ayala de la posibilidad de que sí, que se hubieran producido en tiempos más o menos recientes seísmos que no dejaron no obstante huella en los archivos que él ha podido consultar, y que por lo tanto habían escapado a su olfato. Ábside de la iglesia de Sant Serni de Tavèrnoles en el primer tercio del siglo XX: la torre, inicialmente circular, se había reconstruido con planta cuadrada. Fotografía: Archivo Comarcal del Alto Urgel (Fondo Plandolit). Exterior del antiguo monasterio de Sant Serni de Tavèrnoles, parcialmente arruinado a causa del terremoto de 1427. Fotografía: Tony Lara / El Periòdic d'Andorra. Interior de la iglesia del monasterio, restaurada en los años 70. Un documento de 1534 afirma que ya no se puede celebrar la Misa en el templo "a causa del seismo que hundió y arrasó el cenobio". Fotografía: Tony Lara / El Periòdic d'Andorra.
Pues tenía razón. Porque Andorra no es territorio libre de terremotos,
por si alguien se lo había creído. En absoluto. El geólogo Valentí Turull y el historiador Carles Gascón han documentado los efectos que el seísmo de 1428 tuvo en la Vall del Valira: el hundimiento de las naves, del campanario y de la torre de la iglesias de Sant Serni de Tavèrnoles. El monasterio no se recuperó jamás de semejante golpe, hasta el punto de que un siglo y medio después, en 1592, el papa Clemente VIII suprimía el cenobio y convertía lo que quedaba del templo en la parroquial de la localidad vecina de Anserall. Una tesis que defienden en el artículo Pont Trencat: la seqüència sísmica del 1427-1428 a la Vall de la Valira, publicado recientemente en el primer número de la revista Interpontes. Una tesis que obligará a revisar la interpretación académica del terremoto de 1428, con epicentro en Caprodón y cuyos efectos se percibieron incluso en Zaragoza. Hasta ahora, dice Gascón, se creía que Puigcerdà marcaba el límite del área donde el seísmo exhibió todo su poder destructivo. Según las crónicas, en esta villa causó entre 100 y 300 víctimas al hundirse la bóveda del convento de San Francisco donde en el momento de producirse el terremoto se estaba celebrando Misa. En cambio, no hay noticias de las consecuencias del movimiento desde Puigcerdà hacia aquí.
Pero lo cierto es que el terremoto de 1428 no pasó de largo. Ni mucho
menos. La pista la dio Turull, que al estudiar las terrazas fluviales del Valira localizó en la zona del Pont Trencat, en el antiguo trazado de la N-260 de la Seo a Andorra, un desprendimiento de origen sísmico que fechó entre 1424 y 1456. Una horqiulla temporal que coincidía con la serie de terremotos de 1427 y 1428. Con esta prueba geológica en el zurrón, Gascón se puso manos a la obra. Pero, ¿dónde buscar el rastro documental, si se han perdido -ya es mala suerte- las actas de las visitas parroquiales giradas en el obispado de Urgel entre 1312 y 1545, actas que son la fuente canónica para seguir las huellas del terremoto porque -dice el historiador- dan exacta constancia del estado de conservación de las iglesias de la diócesis? Con ojo clínico, Gascón buscó una institución susceptible de haber dejado documentación de este período. Descartado el archivo municipal de la Seo, pendiente de catalogación, se sumergió en el diplomatario de Sant Serni de Tavèrnoles publicado por Cebrià Baraut. Y la clavó: un documento de 1500 indica que hay que reparar la parte de la iglesia que quedó en pie después del seismo. Otro papel de 1534 insiste que no se puede decir Misa en el templo "a causa del terremoto que hundió y arruinó el cenobio". Es verdad, admite el historiador, que ni el uno ni el otro concreta la fecha del seismo que "arruinó" Sant Serni. Pero también lo es que desde 1430 -dos años después de la catástrofe- abundan las referencias al pésimo estado de conservación del monasterio benedictino, con noticia de las bóvedas hundidas y del colapso del claustro y de las dependencias monacales. En 1441 sólo reside en Sant Serni el guardián, y el altar mayor está a la intemperie. En 1479 consta el colapso de la torre del campanario.
Lo que dura un Avemaría
Otros indicios avalan la tesis de que en el primer tercio del siglo XV se produjo en la zona un seismo catastrófico. El Manual de protocolos del capítulo de la catedral de la Seo conserva una nota fechada el 29 de septiembre de 1437 en que el notario Lluís Martí apela a la protección divina ante los terremotos que, dice, "han sacudido la Seo repetidamente, de día y de noche". Tampoco el notario Martí especifica, es cierto, si se refiere al terremoto de 1427 o a otro. Pero la localización histórica localizada por Gascón y las pruebas geológicas efectuadas por Turull permiten a los investigadores sugerir que el movimiento de tierras de Pont Trencat y la ruina de Sant Serni "podría haber sido ocasionados por el seismo del 2 de febrero de 1428". Un seismo con la potencia suficiente para hundir una construcción tan sólida como lo era el monasterio de Sant Serni. La pregunta obvia es: ¿se percibió el terremoto en Andorra? Gascón argumenta por inducción: si tuvo consecuencias tan catastróficas en el tramo final del Valira, es muy probable que llegase al otro lado de la frontera. Aunque tampoco ha quedado constancia documental. Pero si el terremoto de 1428 se sintió por el este en Puigcerdá, por el sur en la Seo y Sant Serni, y por el norte en Pamiers y otras localidades del condado de Foix, la prudencia y el sentido común, aparte de los indicios indirectos, "invitan a pensar que Andorra también fue víctima del seismo", concluye.
El Templo Romano de La Ermita de La Encarnación (Caravaca de La Cruz, Murcia) - Informe Preliminar de La Primera Campaña de Excavaciones Arqueológicas Ordinarias (Julio de 1990)