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Comunidad Apostólica Hosanna

Redes de Discipulado
Lección del 11 al 17 de junio de 2023
Apóstol Edwin Álvarez
Página Web: www.edwinalvarez.org

LA ORACIÓN DE PROMESAS.
“Hágase tu voluntad”. (Mateo 6:10)

LA VOLUNTAD DE DIOS

En nuestro amplio estudio que hemos venido desarrollando sobre cómo


orar, partiendo de las bases que sienta la Oración Modelo El Padre Nuestro,
damos continuidad a la enseñanza anterior sobre la tercera petición de la
misma: “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. (Mateo 6:10)
Hemos visto lo vital que es vivir según la voluntad de Dios. Entonces surge
la pregunta: ¿Cómo conocer la voluntad de Dios? La respuesta nos lleva a
considerar las vías por medio de las cuales Dios nos revela su voluntad.

Uno de los dilemas más inquietantes para todo cristiano es conocer, para
luego procurar hacer, la voluntad de Dios. Jesús no nos pedirá que oremos
a Dios que “haga su voluntad”, si no tuviéramos la forma de cómo
conocerla. De aquí que es necesario que reconozcamos las vías o medios
que Dios utiliza para revelarnos su voluntad.

- La Palabra de Dios. “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi


camino”. (Salmos 119:105). Todo lo que Dios quiere para nosotros está en su
Palabra. Nada que esté fuera de la Palabra es la voluntad de Dios. Si tú
quieres conocer la voluntad de Dios, debes conocer la palabra de Dios.

- El Espíritu Santo. “Jesús dijo: El consolador, el Espíritu Santo, a quien el


Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que
yo les he dicho.” (Juan 14:26) El Espíritu Santo habla de muchas maneras:
Recuerde que si es el Espíritu Santo el que nos habla, lo que diga debe
estar plenamente de acuerdo a la Palabra de Dios.

- El Ministerio Profético. Dios habla y muestra su voluntad por medio


del ministerio de sus profetas. El Señor constituyó: “a unos apóstoles, a otros
profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros”. (Efesios 4:11)

- Visiones. El Señor nos revela su voluntad a través de visiones. A


través de toda la Biblia, usted puede encontrar una gran cantidad de
personajes a quienes Dios le reveló su voluntad por medio de visiones,
comenzando con Abraham (Génesis 15) y concluyendo con Juan,
(Apocalipsis).

Una visión es un cuadro sobrenatural, captado por el corazón y la mente


humana, producto de una experiencia espiritual, por la cual Dios revela lo
desconocido, el futuro y /o su voluntad, que marca a quien la recibe.

Concluiremos esta semana con el mismo espíritu inquisidor reconociendo


las vías que el Señor utiliza para revelarnos su voluntad.

SUEÑOS

“Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios… por sueño, en visión nocturna,
cuando el sueño cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre el lecho, entonces
revela al oído de los hombres, y les señala su consejo”. (Job 33:14-16) La Biblia está
llena de ejemplos a través de los cuales Dios dio a conocer sus propósitos y
sus planes por medio de sueños. Está el caso de José, los sueños de Daniel,
los sueños de José, el esposo de María, y tantos otros. En Joel 2:28, la Biblia
da una promesa para estos días postreros: “Y después de esto derramaré mi
Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros
ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones”.

Otra vez acudimos a la Biblia, en este caso para extraer algunos textos
ilustrativos. “Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta
de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él”. (Números12:6)
“Entonces me asustas con sueños, y me aterras con visiones”. (Job 7:14) “El profeta
que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi
palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? Dice Jehová. (Jeremías
23:28) “Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en la tierra, y su extremo
tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí,
Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre,
y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia”.
(Génesis 28:12-13) “En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, tuvo
Nabucodonosor sueños, y se perturbó su espíritu, y se le fue el sueño”. (Daniel 2:1) “Y

estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir: No tengas nada que ver con
ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños pro causa de él”. (Mateo 27:19)

ÁNGELES MENSAJEROS

Dios también utiliza sus ángeles para revelarnos su voluntad. A la mujer de


Manoa le apareció el ángel de Jehová y le anunció el nacimiento de un
hijo, y le reveló la voluntad de Dios para ese niño. “Ese niño será nazareo a
Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos”.
(Jueces 13:5) Zacarías también recibió la voluntad de Dios, para su hijo
Juan el Bautista, por medio de un ángel (Lucas 1:15-17). Felipe estaba en
un avivamiento en Samaria, pero un ángel le dijo que se fuera al desierto
(Hechos 8:26). El apóstol Pablo naufragaba en el mar, con una tripulación,
pero de noche se le apareció un ángel para infundirle aliento, y decirle
que no perecería ni él ni ninguno, porque era necesario que se cumpliese
la voluntad de Dios. “Pablo, no temas, es necesario que comparezcas ante César; y he
aquí Dios te ha concedido todos los que navegan contigo”. (Hechos 27:24)

El ministerio de los ángeles como mensajeros de Dios no ha cesado, sino,


que continúa activo y creciente hoy.

AUTORIDAD

Dios también utiliza a la autoridad para revelar su voluntad. No


desobedezcas a tu autoridad porque “el que se opone a la autoridad, a lo
establecido por Dios resiste”. (Romanos 13:2) Dios respeta el principio de
autoridad y actúa por medio de quienes ha establecido como tales. Sean
autoridades familiares, como los padres, autoridades espirituales como los
pastores y líderes denominacionales, civiles como los gobernantes,
laborales, como los gerentes y administradores u otro, etc. Dios actuará en
consecuencia con el principio de autoridad para revelar su voluntad.
María obedeció a José, el hombre que tenía los sueños por medio de los
cuales Dios le guiaba. “Sara obedecía a Abraham llamándole señor”. (1ª Pedro
3:6)

Los hijos de los patriarcas que obedecieron a sus padres fueron


grandemente bendecidos. Lo mismo puede decirse de Josué, respecto de
Moisés, de Eliseo, respecto de Elías, y de Timoteo, respecto de Pablo. Por el
contrario, los rebeldes como Caín, Core, Datán, Abiram, Demas, Alejandro,
acarrearon juicio y condenación para sí mismos. Dios censura y condena
la rebeldía y la rebelión.

Recordemos que es de importancia superlativa asimilar lo fundamental


que es para nosotros hacer la voluntad de Dios, y que la voluntad divina se
busca a través de la oración. Sin oración jamás vamos a conocer la
voluntad de Dios. Aceptar y cumplir esta voluntad, requiere entrega,
renuncia y rendición. Dios nos revela su voluntad por medio de Su Palabra,
por la voz de su Espíritu, por medio nuestras autoridades.

LA VOZ DE DIOS AL CORAZON.

“Me levanté de noche, yo y unos pocos varones conmigo, y no declaré a hombre alguno
lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén; ni había cabalgadura
conmigo, excepto la única en que yo cabalgaba”. (Nehemías 2:12) Es evidente que
Nehemías había viajado a Jerusalén, con la misión de reconstruir los muros
destruidos de la ciudad, obedeciendo a “lo que Dios había puesto en su
corazón”.

Una de las vías y maneras por las cuales Dios revela su voluntad es
poniendo un sentir poderoso y distintivo en el corazón.

Nehemías no tuvo una experiencia espiritual como Moisés y la zarza


ardiente, ni como las visiones sobrenaturales de Abraham, ni como las
apariciones de ángeles, ni las manifestaciones sobrenaturales que
rodearon a otros hombres de Dios como Samuel, Elías, Eliseo, Isaías,
Jeremías, Ezequiel o Daniel. Nehemías, al igual que Esdras, entendieron la
voluntad de Dios por algo especial que sentían que Dios había puesto en
su corazón.

Ahora bien, conviene recordar que antes de esto, Nehemías estuvo en


oración, ayuno, silicio y quebranto delante de Dios a favor de Jerusalén. 
“Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré
delante del Dios de los cielos. Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste
con tu gran poder, y con tu mano poderosa”. (Nehemías 1:4,10)

Dios hablará a un corazón y pondrá su sentir muy especial, el que será


claramente distinguido y asimilado por el discípulo que procure una vida
espiritual profunda y se consagre al servicio de Dios. Dios comenzó a
manifestar su respuesta a Nehemías y a darle señales de su dirección, tan
pronto como como el copero del rey humilló su corazón para buscar a
Dios. “Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus
caminos”. (Salmos 84:5)

Nuestra relación debe estar dirigida a pedir a Dios un corazón limpio,


nuevo y sensible a la voz de Dios. Recordemos qué: “engañoso es el corazón, y
perverso, más que todas las cosas; quien lo conocerá?” (Jeremías 17:9)

Si buscamos a Dios con sinceridad y profundidad el colocará en nuestro


corazón lo que represente su sagrada voluntad. Abraham descendió a
Egipto, fuera de la voluntad de Dios. Isaac quiso ir a Egipto, pero Dios lo
detuvo en el camino y le dijo: no desciendas a Egipto, mora en la tierra que
yo te diré. Jacob pensó en Egipto, pero antes de hacerlo, consultó a Dios
en oración, y el Señor le reveló que fuera a Egipto, porque allá Dios tendría
un plan para él y para su descendencia. “Hubo entonces hambre en la
tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el
hambre en la tierra”. (Génesis 12:10)
“Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de
Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar. Y se le apareció Jehová, y le
dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré”. (Génesis 26:1-2)
“Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí. Y
dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti
una gran nación”. (Génesis 46:2-3) En los tres casos observamos la necesidad
de colocar el deseo de nuestro corazón en las manos de Dios, a fin de que
seamos sensibles para entender su sagrada voluntad. Amén

Aplicación personal:

Te invito a que memorices los siguientes versículos:

Isaías 30:21
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Salmos 119:105
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Juan 16:13
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1ª Pedro 1:19
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