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Esta misma diversidad del mismo Espíritu se aplica también a los es-
tados y las experiencias visionarias. De hecho, el Antiguo Testamento usa
una variedad de palabras griegas para expresar diferentes estados visiona-
rios. Ninguno de esos estados es "superior" o "mejor" que ninguno de los
otros. Simplemente son diferentes, y el Espíritu Santo los usa con distin-
tas personas para distintos propósitos.
Echemos una mirada más de cerca sobre algunos de estos estados vi-
sionarios. Examinar cada uno de ellos nos brindará una mayor compren-
sión y apreciación, por la amplia diversidad de esta forma de unción
profética del vidente. Investiguemos ocho palabras que nos desplegarán
ocho expresiones complementarias.
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El vidente
l. üNAR
Es la palabra griega comúnmente usada para "sueño". Se refiere
simplemente a la clase de sueños que todos tenemos cuando dormi-
mos. Los sueños de todos los días son visionarios por naturaleza, ya
que nuestras mentes generan imágenes que "vemos" mientras estamos
dormidos. Como La Biblia muestra claramente, Dios puede y usa estos
sueños comunes para comunicarse con la gente común. Veamos tres
ejemplos.
Según Mateo, Dios le habló a José, el padre terrenal de Jesús, a través
de sueños, no una, sino tres veces:
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La diversidad de los estados visionarios
2. ENUPNION
Como onar, la palabra enupnion se refiere a una visión o un sueño re-
cibido mientras se está durmiendo. La diferencia con enupnion es que in-
terviene un factor sorpresa en el sueño. Un ejemplo de esta palabra se
halla en el libro de judas:
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El vidente
3. HüRAMA
Horama es otro término general para visión, que significa: "Lo que es
visto". Lleva consigo el sentido particular de un "espectáculo, vista o apa-
riencia". Los ejemplos del Nuevo Testamento comúnmente asocian esta
palabra con despertar visiones.
Mateo usa horama para describir la visión que Pedro, juan y jacobo tu-
vieron en la transfiguración de jesús:
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La diversidad de los estados visionarios
El apóstol Pablo no era ajeno a las visiones. Hubo tiempos en los que
Pablo recibió instrucciones para su ministerio en un estado visionario.
Un ejemplo tal llevó el evangelio a Europa del este por primera vez:
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El vidente
En otra ocasión Dios usó una visión para animar a Pablo y para ins-
truirle a detenerse en la ciudad de Corinto y predicar por un tiempo:
Usted también puede ser un candidato para visiones horama. Solo dí-
gale al Señor su deseo de ser una persona que recibe el espíritu de reve-
lación y ve visiones. Está en su Palabra. Es para hoy. i Está aHí para el que
lo solicite!
4. HüRA515
Esta palabra, la cual se usa solo dos veces en el Nuevo Testamento
griego, se refiere a la vista o visión tanto en un sentido interno como ex-
terno. El lenguaje griego no hace distinción entre la percepción del ojo
físico y el no físico; tanto la visión interna como la externa son conside-
radas percepciones igualmente genuinas.
Todos tenemos dos pares de ojos: nuestros ojos naturales o físicos y los
"ojos" de nuestro corazón, con los cuales vemos en el mundo espiritual.
A este segundo par de ojos se refería Pablo en Efesios L18, cuando dijo:
"Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento ... " Éstos son los "ojos" a
través de los cuales vemos y entendemos las verdades espirituales. La Bi-
blia dice que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo. Todos los tem-
plos tienen puertas y ventanas. Cuando el Señor viene a habitar en
nuestro "templo", le gusta asomarse y mirar por sus "ventanas". Nuestros
ojos -físicos y espirituales- son las ventanas de nuestra alma.
La primera vez que aparece horasis en el Nuevo Testamento se encuen-
tra en Hechos 2: 17, en la frase: "... vuestros jóvenes verán visiones ... "
Apocalipsis 4:3 contiene el otro ejemplo de esta palabra griega: "Y el
aspecto del que estaba sentado [horasisl era semejante a piedra de jaspe y de
cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la
esmeralda". En este caso, la palabra es usada en su sentido externo de as-
pecto o apariencia.
Dicho simplemente, una visión -una horasis- ocurre cuando el Espí-
ritu que vive dentro de nosotros mira a través de las "ventanas" de nues-
tros ojos y nos permite ver lo que Él ve. ¿Estamos viendo lo natural o lo
espiritual? A veces es difícil de distinguir; a veces la respuesta es ambas.
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La diversidad de los estados visionarios
5.0PTASIA
Otro estado visionario que se encuentra en el Nuevo Testamento se de-
nota por la palabra optasia: literalmente significa: "Visualidad", o en for-
ma concreta "aparición". Optasia tiene la connotación específica de un
autodescubrirse o dejarse ver por otros. La palabra aparece tres veces en
el Nuevo Testamento, siempre en el contexto de alguien viendo un per-
sonaje divino o espiritual.
Por ejemplo, en el primer capítulo de Lucas, el sacerdote Zacarías tiene
una visión del arcángel Gabriel mientras llevaba a cabo las tareas del tem-
plo. Gabriel le informa a Zacarías que él y su esposa Elizabet tendrán un
hijo, a quien debían llamar Juan. Su hijo crecería hasta convertirse en Juan
el Bautista. Como Zacarías tuvo dificultad en creerle a Gabriel, el ángel le
dijo que no podría hablar hasta que lo dicho sucediera. Sin duda, Zacarías
fue profundamente conmovido por esta visión:
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El vidente
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6. EK5TA515
Ahora llegamos a la palabra ekstasis, de donde deriva la palabra caste-
llana: éxtasis. Ekstasis se usa siete veces en el Nuevo Testamento y, depen-
diendo de cómo es utilizada, significa: asombro, sorpresa o trance.
Literalmente, ekstasis significa: "Desplazamiento de la mente" o "perple-
jidad". Cuando se traduce como "trance", ekstasis se refiere a ser tomado
cautivo en el Espíritu para recibir una revelación de Dios. Es muy simi-
lar al estado al que Juan se refiere en Apocalipsis 1:10, cuando dice: "Yo
estaba en e! Espíritu en e! día de! Señor, y oí detrás de mí una gran voz co-
mo de trompeta".
Un buen ejemplo del primer significado de ekstasis se encuentra en
Lucas 5:26: "Y todos, sobrecogidos de asombro [ekstasis} , glorificaban a
Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas". Este versículo
describe la respuesta de la multitud que veía cómo Jesús sanó al paralíti-
co, cuyos amigos lo habían bajado por el techo para acercarlo a Él.
El tercer capítulo de Hechos registra un caso similar cuando Pedro sa-
nó al mendigo que había nacido cojo: "Y todo el pueblo le vio andar y ala-
bar a Dios. Y le reconocían que era e! que se sentaba a pedir limosna a la
puerta de! templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto [ekstasis}
por lo que le había sucedido" (Hechos 3:9-10).
En ambos casos el pueblo que era testigo de esos milagros estaba tan
asombrado, que fue subyugado en una clase de experiencia extática.
En la mañana de la resurrección de Jesús, tres de las mujeres que
lo habían seguido fueron a la tumba para ungir su cuerpo. En vez de
ello, encontraron la tumba vacía y a un ángel de Dios que les dijo que
Él había resucitado de entre los muertos, y que lo encontrarían nue-
vamente en Galilea. ¿ Cómo respondieron ellas a esta visitación ange-
lical? "Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado
temblor y espanto [ekstasis]; ni decían nada a nadie, porque tenían mie-
do" (Marcos 16:8).
Ekstasis también significa "trance", como en Hechos 10: 10, cuando
Pedro tuvo la visión en la terraza en Jope, antes de la visita a Camelia:
~Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le
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El vidente
7. APOCALUPSIS
Con apocalupsis, llegamos a la palabra que con más frecuencia se usa
en el Nuevo Testamento para describir un estado visionario. La palabra
aparece unas 18 veces: una vez en Lucas, una vez en Apocalipsis, tres ve-
ces en 1 Pedro, y el resto en seis de las cartas de Pablo. Generalmente se
traduce como "revelación". Apocalupsis significa, literalmente: "descu-
brir", una "aparición" o "venida", una "manifestación". Lleva específica-
mente el sentido de algo oculto que ahora ha sido descubierto o revelado.
Este sentido de la palabra es claro en el capítulo 16 de Romanos, en
donde Pablo escribe:
Pablo usa la misma palabra en Efesios 1:17, cuando ora para "que e!
Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espÍlitu de sabidu-
ría y de revelación [apocalupsis] en el conocimiento de Él".
En varias instancias apocalupsis aparece en conexión con la revelación
o aparición de Cristo en su regreso. Pedro usa la palabra especialmente
en este contexto:
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El vidente
jesús, lleno del Espíritu Santo [pneunatos hagiou pleres], volvió del
jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y
era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados
los cuales, tuvo hambre (Lucas 4:1-2).
Note que el Espíritu Santo llevó a Jesús al desierto, donde fue tentado
por el diablo. Ese hecho nos abre por completo una nueva dimensión. El
Espíritu puede traernos a una nueva dimensión espiritual con el propó-
sito no solo ver los reinos celestiales, o discernir las intenciones y moti-
vos que yacen en los corazones de las personas, sino también ver los
dominios demoníacos que se preparan para la batalla.
Esto nos lleva a un principio que es sumamente importante para to-
dos nosotros, sea que nos estemos movamos o no en una unción visio-
naria en particular: siempre debemos enfrentar al diablo en los
términos y condiciones de Dios, no en los nuestros. Nunca debemos in-
teractuar con el diablo en sus términos. Como siempre, Jesús es nues-
tro ejemplo. En el desierto estaba lleno del Espíritu; desde esa posición
Jesús obtuvo la victoria sobre el diablo. La única manera en que pode-
mos tener esperanzas de enfrentarnos con el diablo y salir triunfantes,
es siendo llenos de y guiados por el Espíritu Santo. Esto significa que
no debemos buscar el tener encuentros con el enemigo. A quien debe-
mos buscar es a Dios. Si estamos fielmente deseando vivir para Cristo,
esos encuentros vendrán a nosotros porque el diablo mismo nos busca-
rá. Somos una amenaza para el reino de las tinieblas. Podemos entrar
en el combate en la llenura y el poder del Espíritu, y entonces juntos
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