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Logoterapia: Viktor E.

Frankl,
En 1926 empleó el concepto de “logoterapia”. Frankl decía que los problemas que movían
a las personas a solicitar asesoramiento y a ponerse en tratamiento psicoterapéutico
cambiaron de manera notable durante los más de cincuenta años de su permanencia en
Viena: al comienzo del siglo se trataba de problemas sexuales, pero después cobraron
prominencia los problemas suicidas, «un no a la pregunta por el sentido», siguiéndoles en
orden de importancia los problemas sexuales y de adicción.

Neurosis noógena/noogénica: tipo de trastorno mental que surge como resultado de la


falta de sentido y significado en la vida de una persona.

Según Frankl, la neurosis noogénica es diferente de las neurosis tradicionales, que se


originan en conflictos psicológicos y emocionales subyacentes. En cambio, la neurosis
noogénica surge cuando una persona siente que su vida carece de propósito y significado,
y se siente abrumada por una sensación de vacío existencial. Puede ser tratada mediante
la búsqueda y el descubrimiento del sentido y el propósito en la vida.

La logoterapia de Frankl ha sido utilizada para tratar una variedad de trastornos mentales,
incluyendo la depresión, la ansiedad y la adicción.

• Neurosis noógena.
• Neurosis somatógenas, responden a causas físicas con efectos en el dominio
psíquico;
• Enfermedades psicosomáticas, que son de desencadenamiento psíquico, pero se
acompañan de noxas físicas
• Neurosis reactivas, que de igual modo son soportadas en común por la psique y el
cuerpo, y cuyos síntomas principales, a diferencia de lo que ocurre en el caso de las
enfermedades psicosomáticas, son de naturaleza psíquica.
• Neurosis psicógenas, son de causa psíquica.

Esta clasificación deja ver con claridad en Frankl al médico más bien conservador que se
pronuncia decididamente, en la conceptuación de las enfermedades, en favor de una
separación en «causas» y «efectos.

La logoterapia ha elaborado diversos abordajes terapéuticos para estas cinco formas de la


neurosis.

Modulación de la actitud: «Conversaciones de búsqueda del sentido» o «diálogos


socráticos» en los que son interpeladas ciertas posiciones del paciente por medio de
preguntas atinadas. Lo esencial es la capacidad del buen terapeuta, de improvisar y no
confiar en métodos estereotipados.

• Neurosis noógena, objetivo principal: descubrir un sentido.


• Neurosis reactiva, objetivo: modificar las definiciones negativas de sí mismo.
• Neurosis somatógena, objetivo: dominar el sufrimiento.

Perturbaciones funcionales psicosomáticas (y del insomnio), así como de algunas neurosis


psicógenas -en particular las neurosis sexuales-, la intervención en logoterapia se rige por
la llamada «derreflexión»; en efecto, problemas sexuales, insomnios y síntomas semejantes
con frecuencia se producen por prestar atención desmedida a ciertos fenómenos, o sea, a
causa de una «hiperreflexión».

Derreflexión: No prestar atención al síntoma, desviándola de él. Desde luego que esto no
es posible por empeño directo, puesto que el designio de no pensar en algo traería como
consecuencia justamente lo contrario en un círculo vicioso semejante al de la perturbación
misma. Más bien la atención se tiene que volcar sobre otra cosa, con lo cual obligadamente
se descuidarán los síntomas.

El contenido de representación al que se dirija la atención debe tener un carácter muy


significativo, pues «sólo entonces podrá desprender los pensamientos del paciente fijados
a su problemática y, con ello, "disolver" esta misma».

En un caso de insomnio, p.ej., se aconsejará al paciente no preocuparse por dormir, sino


por organizar su próximo fin de semana o una sorpresa agradable para otra persona.
Intención paradójica: se debe impartir de la manera más humorística posible: el humor es
un recurso notable para lograr que el ser humano tome distancia de sí mismo y, por lo tanto,
del ahogo de sus angustias.

La eficacia de las intervenciones logoterapéuticas ha sido comprobadas en numerosas


investigaciones.

Psicodrama: Jacobo Moreno


Fundó la primera compañía de teatro improvisado o “teatro espontáneo”

El Psicodrama es un método psicoterapéutico donde se explora, en acción, dimensiones


de acontecimientos psicológicos no abordados habitualmente (pensamientos no
verbalizados, encuentros con quienes no están, fantasías, futuros posibles imaginados). Se
actúan acontecimientos relevantes de su vida.

Elementos

• Escenario
• Protagonista
• Director
• Yo Auxiliar(es)
• Participantes

Momentos

• Caldeamiento
• Dramatización
• Comentarios

Algunas técnicas y recursos

• Cambio o inversión de roles: Consiste en que el protagonista interprete el rol de


otro.
• El doble: En esta técnica, el Yo-auxiliar se ubica al lado del Protagonista tratando
de adoptar al máximo la actitud postural y afectiva de este último
• El espejo: no agrega nada, ni verbal ni físicamente, a lo mostrado por el
protagonista en la escena, reproduciendo lo más fielmente posible sus conductas
corporales y verbales.
• Soliloquio: expresión en voz alta y sin dirigirse a nadie en particular, de aquello que
el personaje (o la persona) está viviendo en ese momento. La escena se detiene, la
acción se congela y de uno en uno los participantes expresan su sentir.
• Silla vacía: disponer de dos lugares diferenciados y de frente (normalmente
cojines), uno de ellos es la silla vacía donde la persona proyecta imaginariamente
una parte de su personalidad, una persona, un sentimiento, una situación
inacabada, un conflicto… y a partir de ahí establece un diálogo.

Modelo Sistémico
La familia como sistema, este concepto deriva de la Teoría General de los sistemas. Se
refiere a que la conducta de un miembro de la familia no se puede entender separada del
resto de sus miembros. En concreto se asume que considerar a la familia como sistema
implica:

Los miembros de la familia funcionando en interrelación donde la causas y efectos son


circulares y cada familia tiene características propias de interacción que mantiene su
equilibrio y matiza los márgenes de sus progreso o cambio.

Foster y Gurman consideran cuatro aspectos centrales del funcionamiento familiar: la


estructura, regulación, información y capacidad de adaptación.

• La estructura: grado de claridad de los limites familiares (quienes pueden acceder


a discutir y decidir sobre determinados temas o decisiones), las jerarquías y tareas
(quién está a cargo de quién y de qué) y la diferenciación (el grado en que sus
miembros tienen identidades y roles separados manteniendo al mismo tiempo la
unión familiar).
• Triangulación: intento de resolver un conflicto familiar de dos personas
involucrando a una tercera.
• La regulación: secuencia típica de interacción o de relación familiar, que suele ser
habitual y predecible. Conforma una pauta de causas-efectos circular (Causalidad
circular) y sirve a la finalidad de mantener el equilibrio u homeostasis familiar. En las
secuencias relacionales disfuncionales suele aparecer el llamado paciente
identificado que es aquella persona etiquetada por la familia como raro u anormal y
que contribuye a mantener un equilibrio precario en el sistema familiar.
• La información se refiere a la manera en que se comunican los miembros de la
familia que también suele ser habitual. Aspectos disfuncionales de esta
comunicación son los fenómenos del doble vinculo, la escalada simétrica (aumento
de la frecuencia o intensidad de la comunicación), y la complementariedad donde
cada parte en la relación toma roles que se complementan (p.e padre negligente y
niño desobediente, padres autoritarios y rígidos y niño sumiso, etc.).
• La capacidad de adaptación: para manejar las crisis o retos a su estabilidad a lo
largo del ciclo vital. Cuando una familia tiene una pobre capacidad de adaptación
suele recurrir a generar un paciente identificado que mantiene su equilibrio a costa
de disminuir el grado de singularidad de sus miembros y de impedir la evolución del
sistema.

La psicoterapia sistémica: Estudia los fenómenos relacionales y comunicacionales que


se dan en los grupos, analizando los efectos que se desarrollan a partir de ella. Las
personas que forman parte del grupo se interrelacionan entre sí creando distintos colectivos
denominados sistemas. Cada grupo que se crea en la vida de un individuo será un sistema
diferente para él. Pareja, familia, trabajo, grupos de ocio, la manera como se relacione cada
individuo con su entorno conformará su desarrollo y crecimiento personal.

Esto se basa en la Teoría de sistemas planteada por el biólogo Ludwig von Bertalanffy, que
tiene por objetivo de estudio los principios aplicables a los sistemas en cualquier campo de
investigación. Tomando en cuenta que un sistema es definido como una entidad con límites
y con partes que se relacionan entre sí, que dependen unas de las otras y reciben
retroalimentación del ambiente externo como interno.

Y pese a que se desarrolló desde el punto de vista biológico, esta teoría influenciará
fuertemente las ciencias sociales. En el lugar de la psicoterapia sistémica se considera a la
familia como un sistema donde interviene una retroalimentación que influye en las
conductas individuales. Dicho patrón de retroalimentación se evidencia en el llamado
“paciente índice” o, bien, el individuo que está en el sistema familiar que expresa el malestar
psíquico.

Por ende, la influencia de la familia en el proceso terapéutico es clave en el mismo.

Escuelas del enfoque sistémico

Todas las escuelas están de acuerdo en poner el foco en la familia no en el paciente, es


decir, comparten que no se puede entender una patología desde la interioridad psicológica
del consultante sino dentro de un sistema y que el síntoma es una forma disfuncional de
relacionarse y comunicarse.

1. Escuela de Palo Alto (California): De esta podemos indicar a autores como Gregory
Bateson, John Weakland, Jay Harley y John D. Jackson. Aportarían al modelo sistémico la
“Teoría de la comunicación humana”, se centra en los patrones de comunicación. Según
Gregory Bateson, la comunicación es mucho más que un traspaso de información, es un
proceso que integra múltiples modos de comportamiento: la palabra, el gesto, la mirada,
etc. Existen, en cada cultura, códigos que regulan el comportamiento personal e
interpersonal de sus miembros, estableciendo lo que es y no es adecuado. Su principal
aportación a la terapia fue el concepto de doble vínculo (Bateson, Jackson., Haley y
Weakland, 1956), que surgió con el ambicioso objetivo de explicar la esquizofrenia como
una estrategia adaptativa en un entorno comunicacional paradójico, para lo cual, estudió la
dinámica de distintas familias donde había un miembro con esquizofrenia.
Paul Watzlawick, del estudio de la Comunicación propone 5 axiomas que explicaban
diferentes fenómenos relacionales:

• La imposibilidad de no comunicar: Todo comportamiento es una forma de


comunicación.
• Los niveles de contenido y relaciones de la comunicación: toda comunicación
tiene, además del significado de las palabras en sí, más información sobre cómo
quiere ser entendido quien habla y, lo que es más importante, cómo esta persona
define la relación que tiene con el receptor.
• La puntuación de la secuencia de hechos: Ambos protagonistas de la interacción
estructuran el flujo de la comunicación de diferente forma, e interpretan su propio
comportamiento como mera reacción ante el otro
• Comunicación digital y analógica: Digital (verbal), lo que se dice. Y Analógica (no
verbal), cómo se dice.
• Interacción simétrica y complementaria: complementaria (padre-hijo, profesor-
alumno) y la simétrica (hermanos, amigos, amantes, etc.)

2. La Escuela de Milan, (Italia). Fundada por Mara Selvini-Palazzoli y en colaboración


con su equipo se centraron en trastornos como la anorexia o la psicosis, patología que
según sus hallazgos suelen surgir en el entorno de familias rígidas. Trabajando sobre todo
con los significados de la familia en relación a los síntomas y del paciente identificado.
Creando un programa de intervención que consiste en dar la misma tarea a toda la familia,
para desmantelar las facciones dentro del sistema que se consideraban como el malestar
del mismo.

3. Escuela Estructural Estratégica, se centra en los roles y jeraquias dentro de la


estructura familiar. Jay Haley y Salvador Minuchin, consideran la dinámica interaccional que
se dan en los sistemas tríadicos, aseguran que los sistemas se organizan en forma de
alianzas y coaliciones. Haley habla de triángulos perversos para referirse a las coaliciones
de distinta generación, lo que dificulta el crecimiento del hijo; para Minuchin los procesos
del sistema familiar se reflejan temporalmente en sus estructuras. El objetivo terapéutico es
crear una estructura jerárquica eficiente, protección psicosocial de los miembros de la
familia, acomodación de una cultura y transmisión de esta. Si no se tienen una organización
jerárquica bien estructurada el sistema familiar colapsara, cada miembro de la familia tiene
un rol.

Los elementos que sirven para evaluar la estructura familiar:

• Limites: Reglas que definen quienes participan y de qué manera, protegen la


diferenciación del sistema.
• Jerarquías: Definición del rol de cada miembro
• Alianzas: Uniones por beneficios.
• Coaliciones: Uniones para dañar

La práctica en la psicoterapia sistémica

Con la finalidad de encontrar un equilibrio. De esta manera, el proceso terapéutico sistémico


consta de tres fases:

• Primera fase: La apertura: Dentro de la terapia sistémica se toma en cuenta como


parte del proceso desde el primer contacto que se realiza con el terapeuta. La forma
más común de realizar esta apertura es mediante una llamada telefónica o mensaje
de texto.
• Segunda fase: El intermedio: En la primera parte del proceso terapéutico se
culminaba con el establecimiento de un contrato. Ahora procede la labor de entender
lo que le sucede a la familia, qué es lo que le ha llevado a terapia. Es decir, se
comienza la evaluación y diagnostico familiar. Sin embargo, la palabra diagnóstico
en la terapia sistémica tiene un concepto diferente que en otras corrientes
terapéuticas. Puesto que se le considera como un elemento que da pistas sobre las
cuales se pueden trabajar.
Pero no es un componente estático, sino que puede modificarse conforme va a
cambiando la familia durante el proceso. De esta forma, la evaluación y diagnóstico
en esta fase se basa en la estructura del sistema familiar, que comprende al conjunto
de individuos, sus interrelaciones, roles, jerarquías y reglas internas.
Una vez realizado el diagnóstico familiar y llevada a cabo una hipótesis, se procede
a implementar las técnicas terapéuticas. Las cuales pueden ser muy variadas y
provienen de gran diversidad de fuentes. Pero que se utilizan para construir algo
nuevo con el sistema familiar.
• Tercera fase: El cierre: El final del proceso terapéutico confronta a los integrantes
del sistema a la problemática de la separación. Sin embargo, esta se vuelve algo
necesario cuando las expectativas de los consultantes han sido respondidas.
También existen otros motivos por los cuales se cierra un proceso. Como la
deserción de los pacientes, sea porque encontraron satisfacción desde la primera
consulta o porque no encontraron lo que estaban buscando.

Método terapéutico: Aunque los métodos terapéuticos empleados por estos enfoques
varían en cada escuela, podemos encontrar unos elementos más o menos comunes a todas
ellas.

En primer lugar, el terapeuta intenta de hacerse un diagnóstico del sistema familiar


implicado en el paciente identificado. Unos terapeutas se centrarán en el tipo de secuencia
problema, solución intentada (Watzlawick) y quiénes son los implicados; otros investigaran
las alianzas o coaliciones familiares (Haley, Minuchin) y el grado en que la familia está
desligada (limites rígidos entre sus subsistemas de componentes que conlleva una excesiva
individualidad y una acrecentada dificultad para compartir la vida afectiva) o está aglutinada
(limites muy difusos entre sus miembros donde es difícil mantener la individualidad de sus
miembros y el compromiso con el mundo externo) y otros analizaran la demanda(quien y
como se decide quién es el paciente) y la función que cumple el síntoma del miembro
identificado para cada componente de la familia(en la línea de Selvini-Palazzoli).

Este proceso diagnostico suele conllevar entrevistas con toda la familia (aunque a veces se
considera de manera no rígida quien está dispuesto a venir a terapia como información y
elemento "comprometido").

La siguiente fase consiste en introducir un cambio en la estructura y funcionamiento familiar,


que se supone aumentara la capacidad del sistema para manejar la nueva situación. Dicho
cambio se dirige a modificar patrones de relación familiares disfuncionales. Para ello el
terapeuta dispone de una serie de recursos técnicos, entre los que destacan:

• La reformulación del problema: Se trata de explicar, adaptándose al lenguaje de


la familia y sus creencias, de un modo diferente lo que está sucediendo en la
secuencia de relaciones familiares, de modo que posibilite un cambio.
• El uso de la resistencia: Si el terapeuta intenta de manera lógica persuadir a la
familia a cambiar una secuenciase puede encontrar con una oposición de esta
debido a su propia homeostasis. Una alternativa es aliarse con esa oposición y
plantear la pregunta del estilo "¿Por qué tienen ustedes que cambiar X?", de modo
que al sistema solo le queda la alternativa de seguir lo indicado o su opuesto. En
ambos casos el terapeuta lleva el control del cambio.
• Intervención paradójica: Consiste en proponer de manera controlada aquello que
constituye el problema con ciertos matices, de modo que se rompa la secuencia
habitual. Puede tomar la forma de pedir un cambio lento, el peligro de cambiar y la
prescripción del síntoma.
• Prescripción de tareas: Consiste en pedir y modelar con la familia determinadas
pautas conductuales.
• Ilusión de alternativas: El terapeuta siguiere que solo hay dos posibilidades de
manejo de un problema, indicando que no son posibles otras vías.
• Uso de analogías: El terapeuta expone un caso similar mediante una metáfora al
problema de la familia que está tratando para observar sus reacciones y abordar la
resistencia.
• Cuestionamiento circular: Consiste en un estilo de preguntar a las familias donde
el terapeuta pone los hechos en interrelación en la secuencia familiar (P.e "¿Cuándo
X actuó asicamos reaccionó Y a esa conducta...y Z ante la reacción de Y?").
Actualmente en la terapia sistémica existen dos grandes corrientes: Una de tipo más
"conductual o pragmática" centrada en el estudio de las secuencias internacionales y en
su modificación (su representante más fuerte es Haley) y otra de tipo más "cognitivo o
constructivista" centrada en las creencias familiares, sus estilos de construcciones
narrativas comunes y el desarrollo de narraciones alternativas (Procter, Anderson).

Psicoterapia del diálogo de Rogers


Las concepciones básicas fueron elaboradas por Rogers ya en los años de 1938 a 1950,
primero bajo la designación de «terapia no directiva» («non directive therapy») y sólo
después (Rogers, 1951) de «psicoterapia centrada en el cliente».

Esta psicoterapia privilegia conceptos como encuentro humano, crecimiento de la


personalidad o tendencia a la actualización, confianza en las tendencias de autocuración,
libertad personal, etc.

El desarrollo de la psicoterapia de diálogo

• Fase de la terapia no directiva (década de 1940)

Ocupa el primer plano el «asesoramiento no directivo»; en él se trata de ofrecer al cliente


una situación en que se pueda sentir seguro y amparado. Las intervenciones terapéuticas
se caracterizan principalmente por la permisividad o no directividad y se sustentan en la
calidez, la simpatía y la aceptación como actitudes básicas.

El modelo médico sobre todo en sus aspectos «diagnóstico de una perturbación»,


«especificidad del tratamiento» y «empeño curativo»- no se admite en esa forma; en este
contexto, el concepto de «paciente» es sustituido por el de «cliente». Las perturbaciones
no se consideran tantas enfermedades cuanto déficit de percatación y, por igual motivo,
falta de crecimiento. Se destaca la responsabilidad del cliente sobre sí mismo: el terapeuta
crea un clima en que pueda hacer sus propios descubrimientos y tomar sus propias
decisiones; en manera alguna se debe sentir objeto del tratamiento.

• Fase de la verbalizacián de sentimientos (década de 1950 hasta mediados de la


década de 1960)

La tarea del terapeuta es, principalmente, asistir al cliente para que alcance una
acrecentada percepción de sí y una reflexión sobre su mundo de sentimientos
(autoexploración). Con este propósito, en las intervenciones del terapeuta los intentos de
obtener un esclarecimiento cognitivo de los problemas del cliente ceden el paso a una
verbalización de sentimientos (y de actitudes valorativas y percepciones ligadas con ellos).

En esta fase, se elaboran las tres variables básicas como condiciones necesarias y
suficientes de una terapia lograda a saber:

✓ apreciación positiva y calidez emocional (aceptación)


✓ autenticidad (congruencia consigo mismo)
✓ comprensión empática (con insistencia técnica en la verbalización de
contenidos vivenciales emocionales).
• Fase del centramiento en la vivencia (desde mediados de la década de 1960)

Bajo el supuesto de las actitudes y variables básicas de las fases primera y segunda, el
centro de gravedad de la intervención terapéutica se pone ahora en no arruinar el contacto
intenso entre terapeuta y cliente, pero sobre todo del cliente consigo mismo, es decir, sus
marcos vivenciales, la forma y modalidad de sus percepciones, sentimientos, actitudes y
reacciones. Con este propósito se integran en la psicoterapia de diálogo más y más formas
de intervención que promueven lo vivencial.

• Fase de ampliación e integración (desde la década de 1970)

Una obra importante es sin duda el volumen de Wexler y Rice, “Innovations in client-
centered therapie”, en el que diecisiete autores discuten modificaciones y ampliaciones de
los puntos de vista de Rogers. Ampliaciones sustanciales han sido propuestas por Martin
con respecto a la teoría del conflicto, por Tscheulin en orden a la integración de aspectos
de la teoría de la comunicación de la escuela de Palo Alto para nociones de teoría de la
información o de psicología cognitiva. También, con miras a una reanimación de la
psicoterapia de niños centrada en el cliente se ampliaron las bases de Rogers y los
tempranos abordajes de la terapia de niños de Axline, sobre todo, con perspectivas tomadas
de la psicología social y del desarrollo.

Imagen del hombre y teoría de la personalidad según Rogers: En 1951 Rogers expuso
más explícitamente sus ideas sobre la teoría de la personalidad en la forma de diecinueve
tesis.

Uno de los constructos centrales es el «sí-mismo», que se diferencia sólo en el curso del
desarrollo de la primera infancia a partir de percepciones corporales en interacción con el
ambiente. El sí-mismo organiza y estructura por una parte experiencias, y por la otra las
desmiente o desfigura, a saber, cuando no guardan relación con él (con la autoimagen). No
menos importante es la tendencia a la actualización, que «mueve al ser humano en
dirección a lo que se define como crecimiento,' maduración, enriquecimiento vital». Pero
ella necesita que el medio le ofrezca un clima psíquico y físico adecuado, porque de lo
contrario puede agostarse. El tercer concepto central es la «incongruencia», la
discrepancia entre la vivencia del organismo y su autoimagen. Si la incongruencia es alta,
la tendencia a la autoactualización produce conflictos: por una parte, ella sostiene la
autoimagen, embellece la imagen que uno tiene de sí mismo, pero, por otra parte, el
organismo aspira a hacer justicia a sus necesidades.

Algunas tesis de Rogers:

1. Todo individuo existe en un mundo de experiencia que cambia permanentemente,


cuyo centro es él.
2. El organismo reacciona frente al campo tal como él lo experimenta y percibe. Este
campo perceptivo es «realidad» para el individuo.
3. El organismo reacciona al campo perceptivo, como un todo organizado.
4. El organismo tiene una tendencia básica a actualizarse, conservarse y acrecentarse
en tanto organismo que hace experiencias.
5. La conducta es en principio el intento del organismo, orientado hacia metas, de
satisfacer sus necesidades según lo consiga dentro del campo así percibido.
6. El mejor punto de partida para la comprensión de la conducta es el sistema de
referencia interno del propio organismo.
7. Como resultado de la interacción con el medio y, en particular, de la interacción de
orden valorativo con otros, se forma la estructura del sí-mismo; se trata de una
estructura organizada, fluyente pero plenamente intelectiva, de percepciones de
características y relaciones del «sí-mismo», junto con los valores que corresponden
a esos esquemas.
8. La conducta en muchos casos puede ser causada por necesidades y experiencias
orgánicas que no han sido simbolizadas. Esta conducta se puede situar en
contradicción con la estructura del sí-mismo, pero en estos casos la conducta no es
«propia» del individuo.
9. Cualquier experiencia que no concuerde con el organismo o con la estructura del sí-
mismo puede ser percibida como una amenaza, y mientras más frecuentes sean
estas percepciones, más rígidamente se organizará la estructura del sí-mismo a fin
de conservarse.
10. Si el individuo percibe todas sus experiencias sensoriales y corporales, y las recoge
dentro de un sistema consistente e integrado, necesariamente será más
comprensivo con los demás y en su conducta aceptará más a los otros en tanto
individuos.

Actitudes básicas del terapeuta

• Estimación positiva y calidez emocional: Medida en que el terapeuta puede y


quiere vivir al cliente como un prójimo y entregarse a un encuentro existencial con
él, sin incluirlo en categorías valorativas o de utilidad sobre la base de sus acciones,
cualidades y palabras. Se refiere al hecho de poder sentir, más allá de estas
estructuras de superficie, un hondo respeto frente a la vida humana y su diversidad,
tal como se manifiesta en el ser-así individual del cliente. La estimación positiva y la
calidez emocional se manifiestan en el plano de la conducta siquiera en el hecho de
que no se intente imponer al cliente las opiniones y valoraciones del terapeuta, no
se le den consejos ni se le hagan recomendaciones, etc.
• Autenticidad: posibilita la confianza de parte del cliente, puesto que aquel se vuelve
trasparente y el cliente puede experimentar de manera no verbal/analógica lo que
oye de verbal/digital en las comunicaciones
• Comprensión empática: El terapeuta se empeña en comprender al cliente en su
vivencia y sentir.

Deterioros psíquicos y el proceso terapéutico: En un clima de respeto, autenticidad y


comprensión, el cliente, gracias a la liberación de esas fuerzas, desarrolla más autonomía
(en lugar de dependencia), autoaceptación y autorrespeto (en lugar de autorrechazo y
denigración), percatación de su vivenciar (en lugar de desfiguración), flexibilidad (en lugar
de rigidez) y creatividad osada (en lugar de una restricción conservadora angustiada y una
adaptación excesiva).

Puntos de vista esenciales:

• Un sentimiento positivo puede existir mientras la estructura del sí-mismo, es decir,


«la organización de hipótesis para el encuentro con la vida», resulta lograda en
correspondencia con el ambiente.
• Puede suceder que los conflictos interiores aumenten porque la estructura del sí-
mismo existente deje de ser adecuada.
• El cliente experimenta una liberación de la amenaza, se siente aceptado en sus
dudas, en sus vagas percepciones de sí mismo y en sus inseguridades.

Experiencing» y focusing: Experiencing caracteriza una escala con la que se procura


reducir el proceso terapéutico a un aspecto central, la vivencia afectiva inmediata del
cliente. Designa el vivenciar concreto de un individuo, en que la atención se dirige a un
objeto vivencial sentido, subyacente.

• Niveles 1 a 3: los roles del hablante en el sentido del experiencing no se registran


o el punto de vista del hablante queda fuera de su vivenciar inmediato (como si otra
persona fuera la que informara).
• Niveles 4 a 7: la consideración de los contenidos mencionados se hace desde un
punto de vista interior, es decir, situado en el sentir y vivenciar inmediatos. Se
describe una medida creciente de intensidad y cambio del significado sentido.

El cliente es exhortado a profundizar en su vivencia. Este proceso, caracterizado por


Gendlin como focusing, se divide en las cuatro fases que siguen:

• Referencia directa: el cliente dejará de lado su juicio «sobre sí mismo y sobre cómo
es él»» y se concentrará en algo que vivencia inmediatamente. Esto vivenciado no
puede ser todavía expresado con claridad por el cliente, quien a menudo se refiere
de manera vaga a «esto».
• Despliegue: desde ese vago «esto» nace un sentimiento de «yo tengo esto», que
a menudo produce sorpresa en la persona. Aun en los casos en que el objeto
vivencial no es apreciado de manera positiva, los informes del cliente y las
mediciones fisiológicas muestran que sobreviene una reducción de la tensión:
análogo esto a la expectativa angustiada, con frecuencia se prefiere una vivencia
desagradable antes que soportar la incertidumbre.
• Aplicación global: el cliente obtiene un acceso directo a diversos dominios
vivenciales. Objetos del sentimiento que antes parecían separados tal vez se
enlacen por obra de la modificación del significado sentido.
• Cambio del marco de referencia: se rastrean nuevos contenidos implícitos de
significación del objeto vivencial, los antiguos pasan a un segundo plano. Se
presenta un nuevo significado sentido, y el proceso de las cuatro etapas puede
volver a comenzar.

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