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UNA EDUCACIÓN EN EL MALESTAR

Carlos Alberto Vázquez López

A lo largo de la historia los seres humanos se han enfrentado a diferentes obstáculos, tanto
en la manera de relacionarse como en la manera de protegerse ante los infortunios de la
vida y de la naturaleza que los rodea, sus esfuerzos, en la mayoría de los casos han dado
lugar a la mejora de las condiciones de vida. Cabe aclarar que cuando hablamos de mejores
condiciones de vida nos referimos a la mejora de la salud física y a la invención de
utensilios para facilitar las tareas domésticas y laborales, sin embargo, estos beneficios no
son gratuitos y de alguna manera hay que pagar el precio.

A continuación, dialogaremos respecto a algunas ideas expuestas en “El malestar en la


cultura” de Sigmund Freud y del texto “Malestar en la cultura, malestar en la educación,
educación en el malestar” de Daniel Gerber. Estos textos refieren las incomodidades que
sin tregua aquejan al ser humano del presente.

En primer lugar, Freud (2017) sostiene que unas de las causas del estado de insatisfacción
de los seres humanos, tiene sus orígenes en la incapacidad para hacer frente a la supremacía
de la naturaleza, es decir a los fenómenos que ponen en riesgo al hombre, en segundo lugar,
está la caducidad del cuerpo, y en tercer lugar está la incapacidad para regular las relaciones
en familia y en sociedad.

Estas tres fuentes de sufrimiento llevan al hombre a buscar formas de soportar la vida, y
entre ellas Freud destaca tres: las distracciones que hacen parecer pequeñas nuestras
tragedias, las satisfacciones sustitutivas que aparentan reducir el sufrimiento y, por último,
los narcóticos que distraen los pensamientos. El trabajo por evitar el dolor y experimentar
placer, parece no ser efectivo en la búsqueda de armonía y de aminorar el sufrimiento
cuando la pulsión predominante es el instinto de muerte, que se manifiesta en primer
instante, en forma de violencia.
Por otro lado, podemos mencionar el sentimiento de insatisfacción hace que el hombre
desarrolle neurosis, respecto a esto, Freud menciona que “el ser humano cae en neurosis
porque no logra soportar el grado de frustración que le impone la sociedad en aras de sus
ideales de cultura […]” (2017, p. 85), en este sentido se menciona a la cultura como una
fuente de insatisfacción y sufrimiento porque representa una antítesis a las aspiraciones de
felicidad de los sujetos, esta aspiración a la felicidad se puede categorizar como egoísmo;
antítesis del altruismo, que una de sus manifestaciones es el anhelo de fundirse con los
demás.

Una vez que, a grades rasgos hemos mencionado el malestar de los seres humanos, es
momento de cuestionarnos cuál es el papel que juegan las instituciones educativas en la
canalización de las fuerzas internas de los sujetos, pues si bien sabemos, la escuela cumple
diversas tareas sociales como la función socializadora y la función de control (Coll, 1996).

Si tomamos como referencia la primera función de la escuela, es importante decir que el


profesorado de los distintos niveles debería reconocer cuáles son males que aquejan a la
sociedad y no intentar regularlos sin antes identificarlos, de acuerdo a esto Gerber refiere
que no hay “nada más inútil que pretender controlar el deseo y nada simultáneamente más
peligroso para la cultura” (1986, p. 84), ya que en los sistemas educativos formales se
pretende controlar de manera absoluta el comportamiento de los sujetos.

Para clarificar la idea anterior, es importante mencionar que es común entrar a las aulas
escolares y observar cómo el profesorado pretende dar alguna clase sin contemplar las
características y particularidades de los estudiantes, se ignora que la escuela sea un espacio
de tensión y que esta tensión deba ser tomada en cuenta como lo que es: un proceso
dialectico en donde lo que se busque sea la superación y la síntesis, y no el control obsesivo
del comportamiento.

De acuerdo a lo anterior, Gerber argumenta que “la educación resulta funesta en la medida
que no quiere saber nada de los deseos y los conflictos entre estos deseos” (1986, p. 91), ya
que es menos complicado reproducir un sistema de control que el de una socialización que
permita el reconocimiento de sí mismos y de los otros, a partir del intento de alcanzar cierto
balance entre los deseos individuales y de la búsqueda del bienestar colectivo.

Las posibles soluciones ante el malestar en la cultura parecen nulas, porque consideramos
que las instituciones que sean creado han sido rebasadas por el exceso de población, es
decir que la sobrepoblación es un factor que influye directa o indirectamente en la
regulación que las instituciones puedan ejercer sobre la sociedad. En esta parte nos
encontramos ante una dicotomía en la función de las instituciones educativas, porque por
un lado pueden dar una educación en y para el malestar, pero para que esto suceda sus
actores deben estar enterados de los problemas de raíz y eso sugiere arduo trabajo.

Referencias:

Coll, C. (1996). Constructivismo y educación: ni hablamos siempre de lo mismo ni lo


hacemos siempre de la misma perspectiva epistemológica. Anuario de Psicología
No. 69. pp. 153-178.
https://revistes.ub.edu/index.php/Anuario-psicologia/article/view/9094/11604

Freud, S. (2017). El malestar en la cultura. Madrid: Alianza Editorial.

Gerber, D. (1986). Malestar en la cultura, malestar en la educación, educación en el


malestar. Revista interamericana de educación de adultos, Vol. 9, núm. 1 y 2, pp.
77-93.

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