Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La Hechiceria Como Rebelión
La Hechiceria Como Rebelión
será mejor que comencemos a buscar la otra. Si hay hechicería, habrá rebelión. Si hay rebelión,
carne; segundo, como un poder espiritual maligno. Vemos el efecto de este maligno poder
Espiritual en Gálatas 3:1. Pablo dice: ¡Oh gálatas insensatos, ante cuyos ojos Jesucristo fue
presentado como crucificado! ¿Quién os hechizó?" (RVA). Un poder espiritual maligno había caído
sobre los gálatas, cegándolos a la obra de la cruz, de manera que comenzaron a confiar en su
propio carácter de judíos y su circuncisión en lugar de experimentar la gracia que viene por confiar
en Jesucristo.
En Gálatas 5:19, 20, Pablo incluye las hechiceras y la idolatría con las obras de la carne, junto con
el adulterio, la fornicación, los odios, los homicidios, y las borracheras. Tales obras de la carne son
poder ilegal para dar fuerza a su gobierno. Su poder ilegal es hechicería. Por eso la rebelión y la
hechicería son gemelas. La esencia de la rebelión es el rechazo del gobierno justo, legal, legitimo,
de Dios sobre la vida, la iglesia o cualquier otro ámbito. Es necesario que se invoque un cierto
poder o gobierno sobre las personas para mantener las cosas en orden. Si ese gobierno o poder o
gobernante no está sometido al justo gobierno de Dios, es un gobierno maligno e ilegítimo. Los
medios de poder que utiliza para dar validez a su gobierno son llamados hechicería. Como
acabamos de estudiar, la hechicería es una obra de la carne, y todos los creyentes pueden estar
expuestos a ella.
En el plan original de Dios para la humanidad, antes de la caída, el hombre recibió un mandato:
sojuzgar a toda la tierra, y poseerla (ver Génesis 1). Dios tenía el propósito de que el hombre
gobernara bajo su autoridad como representante suyo, o embajador suyo, sobre la tierra. Por ello,
En el Huerto, Adán rechazó la legítima autoridad de Dios, y se convirtió en un rebelde. Aún hoy,
como sucesores del primer Adán, los seres humanos tienen en su interior el deseo innato de