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POR QUÉ SOY ARMINIANO Y NO CALVINISTA

Para dar comienzo a este debatido asunto empezaré por definir los
cinco puntos principales en que se basan ambas doctrinas. Así,
tenemos que arminianismo se basa en los puntos siguientes:

1.- Libre albedrío o habilidad humana. Aunque la naturaleza humana


fue totalmente afectada por la caída, sin embargo, Dios en su gracia
capacita la voluntad del pecador para que libremente se arrepienta y
crea, o rehúse hacerlo. Cada pecador, capacitado por la gracia de Dios,
tiene libertad para creer o rehusar creer, y su destino eterno depende
de cómo use dicha libertad. La libertad con la que Dios capacita al
hombre caído consiste en poder escoger libremente entre el bien y el
mal en la esfera de lo espiritual. El pecador puede cooperar con el
Espíritu de Dios y ser regenerado o resistir la gracia de Dios y perderse
para siempre. El pecador necesita la asistencia del Espíritu Santo, pero
no tiene que ser regenerado por el Espíritu antes de que pueda creer,
ya que la fe es un don de Dios que el hombre puede recibir o rechazar
libremente, y precede al nuevo nacimiento. La fe es un don de Dios; y
el hombre lo puede recibir y ejercer para vida eterna, o rechazarlo
para condenación.
2.- Elección condicional. Dios escogió para salvación, antes de la
fundación del mundo, a todas aquellas personas que, asistidas por su
gracia habilitadora, creen en Cristo. Esto se debe al hecho de que Dios
vio de antemano que dichos individuos habrían de responder
positivamente a su llamado, arrepintiéndose y creyendo en Cristo.
Dios escogió solo a aquellos que él vio de antemano que
voluntariamente creerían en el evangelio, asistidos por su gracia
resistible.
3.- Redención universal o expiación general. La obra redentora de
Cristo brinda a todos los hombres la oportunidad de ser salvos, y

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garantizó la salvación de todos los que habían creído y preservado
hasta la muerte de Cristo, y también garantizó la salvación de todos
los que habrían de creer y perseverar después de la muerte de Cristo.
A pesar de que Cristo murió por todos los hombres, solo los que creen
en él son salvados. Su muerte es suficiente para la salvación de todos
los hombres, pero solo eficaz en los que creen.
4.- El Espíritu Santo puede ser resistido eficazmente. Él Espíritu Santo
convence de pecado al mundo, y hace todo lo que se ha determinado
para traer a cada pecador a la salvación. El llamado del Espíritu, sin
embargo, puede ser resistido, ya que el hombre es hecho libre por la
gracia de Dios. El Espíritu no regenera al pecador hasta que éste cree;
la fe (que es un don de Dios que el hombre puede recibir o rechazar
libremente) precede al nuevo nacimiento. Dios ha determinado que
su llamado, a través del Espíritu Santo, pueda ser libre y
voluntariamente aceptado o resistido. El Espíritu Santo obra
eficazmente trayendo a Cristo solo a aquellos que no le resisten. El
Espíritu no imparte vida hasta que el pecador responde,
arrepintiéndose y creyendo voluntariamente en Cristo. Dios, por
tanto, ha determinado que Su gracia no actúe de forma irresistible;
sino que la misma puede ser resistida por el hombre.
5.- El caer de la gracia o el perder la salvación. Algunos arminianos
creen que el ser humano, una vez salvo, no perderá su salvación y
otros piensan que la salvación pueda perderse por no perseverar en la
fe.

En tanto que los otros cinco puntos del calvinismo son:


Depravación total
Un punto fundamental en el asunto de la salvación es proceder a una
evaluación correcta de la condición del individuo que se debe salvar,
y no infravalorar el pecado. A la luz de las Escrituras, el estado natural
del hombre es de depravación total y, por consiguiente, una
inhabilidad total de parte del hombre para ganar, o contribuir a su

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salvación. El catecismo de Heidelberg en su pregunta 8 dice: ¿Estamos
tan corrompidos que somos totalmente incapaces de hacer el bien e
inclinados a todo mal? RESPUESTA: Ciertamente, si no hemos sido
regenerados por el Espíritu de Dios7
Cuando se habla de depravación total, sin embargo, no se refiere a
que cada hombre es tan malvado como pueda ser, ni a que el hombre
sea incapaz de reconocer la voluntad de Dios; ni tampoco a que sea
incapaz de hacer algún bien hacia su prójimo o aún dar lealtad externa
a la adoración de Dios. Lo que sí se quiere decir, es que cuando el
hombre cayó en el Jardín de Edén, cayó en su ‘totalidad’. La
personalidad completa del hombre ha sido afectada por la caída, y el
pecado se extiende a la totalidad de las facultades, la voluntad, el
entendimiento, el afecto y todo lo demás.

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Elección incondicional
La actitud de los hombres hacia la depravación total, como una
declaración bíblica de la condición natural del hombre, determina, por
ello, la actitud hacia la doctrina de elección incondicional. Ésta sigue a
la doctrina de depravación completa. Si el hombre en verdad está
muerto, prisionero y ciego, etc., entonces el remedio para todas estas
condiciones debe descansar fuera del hombre mismo (esto es, en
Dios). ¿Puede el muerto levantarse a sí mismo?, la respuesta
inevitablemente debe ser: “por supuesto que no”. Sin embargo,
hombres y mujeres son levantados de su muerte espiritual “nacidos
de nuevo”, como lo proclama el evangelio según San Juan; y como son
incapaces de llevar a cabo esta obra por ellos mismos, se puede
concluir que es Dios quien los levantó. Por otro lado, como muchos
hombres y mujeres no han sido vivificados, se puede igualmente
concluir que eso es porque Dios no los ha levantado. Si el hombre es
incapaz de salvarse a sí mismo, siendo la caída de Adán una caída total,
y si solo Dios puede salvar, y si no todos son salvos, entonces la
conclusión debe ser que Dios no ha escogido salvar a todos.
Expiación limitada

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Este tercer punto es el central de los cinco, el propósito de la muerte
de Cristo en la cruz. Esto no es accidental, porque la enseñanza de la
Biblia ha puesto al hombre bajo del título general de depravación
total, o inhabilidad total. Segundo, como algunos hombres y mujeres
son indudablemente salvos, entonces tiene que haber sido Dios
mismo quien los salvó en distinción del resto de la humanidad. Esto es
elección: “Para que el propósito de Dios conforme a la elección
permaneciese…” [Rom 9:11]. Sin embargo, esta elección solo “marcó
la casa, a la cual la salvación debe viajar”, y una expiación completa,
perfecta y satisfactoria todavía era requerida para los pecados de los
elegidos, para que Dios fuera no solamente un Salvador, sino un Dios
justo, y un Salvador”. Esta expiación fue realizada por la sumisión
voluntaria de Cristo a la muerte en la cruz, donde sufrió bajo la justicia
de este Dios justo, y procuró la salvación que Él, como Salvador, había
ordenado. En la cruz, entonces y, sin duda, todos aceptamos esto,
Cristo soportó el castigo y procuró la salvación. Ahora se plantea la
pregunta: ¿por quién soportó el castigo?, y ¿para quién procuró la
salvación? Hay tres caminos por los cuales se puede viajar respecto a
esto: 1. Cristo murió para salvar a todo hombre, sin distinción. 2. Cristo
murió para salvar a nadie en particular. 3. Cristo murió para salvar a
cierto número.
El primer punto de vista es el sostenido por “Universalistas”, a saber:
Cristo murió para salvar a todos los hombres, y así, muy lógicamente,
asumen que todos los hombres serán salvos. Si Cristo ha pagado la
deuda del pecado, ha salvado, rescatado, dado Su vida, por todos los
hombres; entonces, todos los hombres serán salvos.
El segundo punto de vista implica que Cristo procuró una salvación
potencial para todos los hombres. Cristo murió en la cruz, pero,
aunque pagó la deuda de nuestros pecados, su obra en la cruz no es
eficaz hasta que el hombre se “decida por” Cristo y, de ese modo, sea
salvo.
El tercer punto de vista dice que Cristo murió positiva y efectivamente
para salvar a cierto número de pecadores que merecían el infierno, en
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quienes el Padre había puesto su libre elegible amor. El Hijo paga la
deuda por estos elegidos, hace satisfacción por ellos a la justicia del
Padre, e imputa Su propia justicia a ellos, para que sean completos en
Él.

Gracia irresistible
" Gracia irresistible ", también llamada "gracia eficaz", afirma que la
gracia salvadora de Dios se aplica eficazmente a aquellos a quienes él
ha determinado salvar (es decir, los elegidos) y supera la resistencia
de ellos a obedecer la llamada del evangelio, trayéndolos a una fe
salvadora. Esto significa que cuando Dios se propone soberanamente
salvar a alguien, ese individuo ciertamente será salvo. La doctrina
sostiene que esta influencia intencionada del Espíritu Santo de Dios
no se puede resistir, sino que el Espíritu Santo, "hace que el pecador
elegido crea, se arrepienta y venga libre y voluntariamente a Cristo".
Perseverancia de los santos
Si el hombre no se puede salvar a sí mismo, entonces, Dios tiene que
salvarlo. Si todos no son salvos, entonces Dios no ha salvado a todos.
Si Cristo ha hecho satisfacción por los pecados, entonces es a través
de Él que somos salvos. Si Dios intenta revelar la salvación en Cristo a
los corazones de esos a quien él escogió salvar, entonces, Dios
proveerá el medio de hacerlo efectivamente. Si, por consiguiente,
habiendo ordenado para salvar, murió para salvar, y llamó a la
salvación a esos quienes nunca podrían salvarse a sí mismos, él
también preservará a los salvos para la vida eterna para la Gloria de
Su Nombre.

Para mí, el arminianismo es el sistema teológico que expone


claramente la verdad de los principios que predica. Para ello,
empezaré apoyando que la expiación es ilimitada: “Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque
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no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para
que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado;
pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el
nombre del Unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:16-18).

¿Cómo pueden creer los calvinistas que la expiación es limitada a un


número indeterminado de personas, cuándo acabamos de ver en el
evangelio de Juan que Dios ha enviado a su Hijo a salvar todo el
mundo? Juan Bautista proclama ante el pueblo “He aquí el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Los habitantes de
Samaria cuando conocen a Jesús le decían a la mujer “Ya no creemos
solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y
sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el
Cristo”. (Juan 4:42). “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no
solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”.
(1ª Juan 2:2)

¿Por qué tienen que pensar otros por cada uno de nosotros?, hay que
poner a trabajar la materia gris (que también nos la ha dado Dios) y
llegar a la conclusión que la tesis de Juan Calvino (calvinismo) no se
sostiene ante un estudio exhaustivo, amplio y profundo de la Palabra
de Dios, ¿por qué? Pues porque la mente del Padre Eterno nunca
albergo la doble predestinación, esto es, que iba a escoger a muchos
(¿cuántos?) para la salvación y los que no hubiera escogido, se sugiere
la posibilidad que los habría escogido para la condenación, pero ¡esto
no es así! (asunto éste que repugna a la razón y a la fe) precisamente,
por lo mismo, porque por la fe todos pueden entrar en el Reino de los
cielos, lo cual por otra parte no quiere decir que todos vayan a entrar
al final, porque si no quieren salvarse, si prefieren la condenación
eterna en el infierno, entonces Dios ya no puede hacer nada más por
ellos, sino condenarlos por toda la eternidad. No les parece a Vds.
¿Que el Señor ha hecho mucho más de lo que cualquiera de nosotros
hubiera pensado jamás en su momento más álgido de su
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imaginación?, pero... si no quieren, se quedarán a las puertas sin
poder entrar.

El mismo Señor Jesucristo ya anunció durante su ministerio que podría


pasar esto mismo: “Y no queréis venir a mí para que tengáis vida”.
(Juan 5:40)

Aunque también proclamó “Venid a mí todos los que estáis trabajados


y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
“Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón.
Esta es la palabra de fe que predicamos: que, si confesares con tu boca
que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de
los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia,
pero con la boca se confiesa para salvación”. (Romanos 10:8-10).
Y por si todo esto fuera poco, Nuestro Padre celestial, el Eterno nos
dice y nos repite en muchas ocasiones que para él no hay acepción
de personas. (Hechos de los apóstoles 10:34; Romanos 2:11; Efesios
6:9; Colosenses 3:25; Santiago 2:1; 2:9) por poner algunas citas
bíblicas.

Algunas cuestiones referentes al arminianismo y al calvinismo.


El arminianismo fue dado a conocer por Jacobo Arminio en 1609.,
aunque Balthasar Hubmaier, anabaptista ya lo predicaba un siglo
antes.
John Wesley, fundador del metodismo es arminiano, pues el
metodismo tiende a ser arminiano.
Iglesias arminianas son:
. Iglesia del Nazareno
. Asambleas de Dios

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. Bautistas libres o generales
. Hermanos (Bethren)
. Restauraacionistas
. Iglesias de Cristo
. Cristianos independientes
Se utiliza el nombre de arminianos para distinguirlos de los calvinistas
y los luteranos que creen en el monergismo que es la creencia de que
la salvación no implica una cooperación entre Dios y el pecador, sino
que Dios salva sin el libre consentimiento del pecador (?).
Los arminianos no son un movimiento, ni un partido, o una “tribu”
de cristianos. Ellos son simplemente cristianos protestantes que, a
diferencia de otros, creen en la libertad de la voluntad restaurada por
la gracia para resistir o aceptar la gracia salvífica.

Algunas respuestas dadas por el teólogo Roger E. Olson sobre


cuestiones referentes al arminianismo.
¿Es el libre albedrío el primer principio del arminianismo?
No, no lo es. El primer principio es Dios revelado en Jesucristo, o, para
decirlo de otra manera, Jesucristo como la plena y perfecta revelación
del carácter de Dios. Los arminianos sólo creen en el albedrío libertario
(poder de elección contraria) porque 1. Está implícito en toda la
Escritura, 2. Sólo él impide que Dios sea retratado como monstruoso,
y 3. Es una realidad de la experiencia necesaria para la
responsabilidad. Podría añadirse aún, que él (el libre albedrío
libertario) era dado por cierto por todos los Padres de la Iglesia antes
de Agustín.
¿Qué hace que una persona sea arminiana?

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La etiqueta arminiana es poco utilizada fuera de los círculos
wesleyanos. Muchos teólogos (y otros) que creo que son arminianos
(en el sentido de que la soteriología de los mismos encaja en el perfil
del arminianismo clásico) se esquivan de la etiqueta o lo niegan por
completo. Sospecho que esto se da en razón de las maneras que el 10
arminianismo ha sido distorsionado por sus críticos (principalmente)
calvinistas. Hace algunos años me encontré con Thomas Oden y
conversamos sobre eso. Él rechazaba el rótulo "arminiano" aunque
era metodista y su libro El poder transformador de la gracia (The
Transforming Power of Grace) presenta una de las mejores
exposiciones de la teología arminiana que he leído. Mi fallecido amigo
Stanley Grenz me admitió que era arminiano, pero me pidió que no
dijese eso a nadie. (En aquella época él era colega de J. I. Packer que
fuertemente se oponía al arminianismo). A lo largo de los años he
escuchado a metodistas libres, pentecostales y otros diciéndome que
no son arminianos, pero en contrapartida, ellos afirman todos los
elementos históricos del arminianismo clásico. Esto, para mí, es como
el presbiteriano que afirma la Confesión de Fe de Westminster y, al
mismo tiempo, dice que no es calvinista, (y, de hecho, he oído esto
recientemente). Por lo tanto, a mi ver, cualquier persona es arminiana
si: 1. es clásicamente protestante, 2. Afirma la depravación total (en
el sentido de incapacidad de salvarse a sí misma, o contribuir
meritoriamente a su salvación, de suerte que el pecador es totalmente
dependiente la gracia preventiva para incluso la primera inclinación
de la voluntad a Dios), 3. Afirma la elección condicional y la
predestinación basada en la presciencia, 4. Afirma la expiación
universal, 5. Afirma que la gracia siempre es resistible, y 6. Afirma que
Dios de ningún modo o forma alguna, es el autor del pecado y del mal,
pero afirma que éstos son permitidos por la voluntad consecuente de
Dios.
¿Dónde se enseña la gracia preveniente en la Santa Biblia?

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Claramente, hay pasajes individuales que se refieren a ella, pero el
término propiamente dicho no está en la Biblia. Es un concepto
teológico construido (así como la palabra "Trinidad") para expresar un
tema encontrado en toda la Escritura, y para explicar aquello que, de
lo contrario, permanecería aparentemente contradictorio. Juan 12:32
tal vez sea la expresión escriturística más clara de gracia previniente,
que es la gracia resistible que convence, llama, ilumina y capacita a los
pecadores, de modo que ellos son capaces de arrepentirse, creer en
Cristo y ser salvos. En el pasaje en cuestión, Jesús dice que cuando Él
sea levantado, atraerá a todas las personas hacia Sí. La palabra griega
traducida como "todos" es pantas y ella claramente se refiere a todos
de forma inclusiva, y no a "algunos" (ej. "Los elegidos"). La palabra
griega traducida como "atraer" es muy debatida. Los calvinistas a
menudo defienden que ella debería ser mejor traducida como
"obligar". Sin embargo, si ese fuera el sentido de la palabra en ese
pasaje, el resultado parecería ser el universalismo. Con todo, la
creencia en la gracia preveniente no depende de textos-prueba. El
concepto se enseña en todos los lugares de manera implícita en la
Biblia. 11 la gracia preveniente es la única explicación para la siguiente
cadena de ideas claramente bíblicas: 1. Nadie busca a Dios
(depravación total), 2. La iniciativa de la salvación es de Dios, 3. Toda
la habilidad de ejercer una buena voluntad para con Dios es de Dios,
4. La salvación es un don de Dios, no una realización humana, y 5. Las
personas son capaces de resistir la oferta divina de salvación. Todas
estas ideas se resumen en la expresión "gracia preveniente". Los
arminianos no tienen una postura uniforme entre sí acerca de los
detalles, tal como quién es afectado por la gracia preventiva y bajo
qué condiciones específicas. Todos concuerdan que la cruz de
Jesucristo misteriosamente realizó algo en relación a la gracia
preveniente, pero hay cierto desacuerdo acerca de la necesidad del
evangelismo (comunicación del evangelio) para que la plenitud de la
gracia preveniente ejerza su impacto sobre los pecadores.

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¿El arminianismo clásico realmente dice lo mismo que el calvinismo
cuando se trata de soberanía? Después de todo, si Dios previó todo
lo que sucedería y, de todos modos, creó el mundo de esta forma, Él
no estaba preordenando todo simplemente por la virtud de crear?
Esa es una pregunta muy buena, pero que está basada en un concepto
errado de la presciencia divina. El arminianismo clásico no se imagina
que Dios "previó" todos los mundos posibles y entonces eligió crear
este mundo. Dios eligió crear un mundo e incluir en él criaturas
creadas a su propia imagen y semejanza, criaturas con libre albedrío
para amarle y obedecerlo, o para desobedecerlo. El conocimiento de
Dios de lo que sucede en este mundo corresponde (a falta de una
palabra mejor) a lo que acontece; no lo causa, ni los torna realidad.
Reconocemos que no podemos explicar plenamente la presciencia de
Dios sin caer en el determinismo. Pero los misterios del libre albedrío
(el poder de elección contraria) y la presciencia divina no
determinante son mucho más fácilmente aceptados que cualquier
determinismo divino que, dado la forma de este mundo,
inevitablemente arrojaría sombras sobre el carácter de Dios
¿Un arminiano puede explicar a los laicos las pocas ideas cruciales
que diferencian el arminianismo del calvinismo.?
Sí. Hay tres ideas cruciales. Primero, Dios es absoluta e
incondicionalmente bueno de una manera que podemos entender
cómo es bueno. (En otras palabras, la bondad de Dios no viola
nuestras intuiciones básicas concedidas por Dios acerca de la bondad).
12 Segundo, la voluntad consecuente de Dios no es la voluntad
antecedente de Dios, excepto que Dios de manera antecedente (a la
Caída) decide permitir la rebelión humana y sus consecuencias. Todos
los pecados y males específicos son permitidos por Dios de acuerdo
con Su voluntad consecuente, y no son proyectados, ni ordenados, ni
convertidos en realidad de acuerdo con la voluntad antecedente de
Dios. [N.T. Aquí, el autor se refiere a la “voluntad antecedente” de
Dios, como lo que Dios desea – Él desea y manda que el hombre no
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peque, ni se rebele, ni muera por culpa de esto, es decir, desea que el
pecador se arrepienta y viva. La “voluntad consecuente” de Dios
consiste en lo que Él permite – Dios permite que el hombre peque, se
rebele y muera por ello, pero ni lo desea, ni lo proyecta, ni lo
determina irresistiblemente, ni fuerza al hombre a ninguna de estas
cosas. La Soberanía de Dios abarca tanto su voluntad antecedente y
su voluntad consecuente, sin conflicto entre sí, ni son causa de
menoscabo para dicha Soberanía.] Tercero, la salvación de individuos
no es determinada por Dios, sino que es proporcionada (expiación y
gracia preventiva) y realizada por Dios (regeneración y justificación
por la gracia mediante la fe).

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