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Personas Jurídicas1

SUMARIO:
I. Introducción histórica. II. Concepto. Mapa conceptual. III. Sujetos de derecho. IV.
Naturaleza jurídica. A) Teoría de la ficción (doctrinal). B) Teoría dela ficción (legal). C)
Teoría de la personalidad jurídica como realidad técnica. D) Teoría normativa de Kelsen. V.
Atributos de las personas jurídicas. A) Extrapatrimoniales. B) Patrimoniales. VI. Personas
jurídicas sin fines de lucro reguladas en el Código Civil. A) Antecedente normativo vigente.
B) Fuentes y contexto histórico. C) Definiciones de corporación y fundación y normativa
aplicable. 1. Corporación. 2. Fundación. 3. Normativa aplicable. VII. Nacimiento de las
personas jurídicas. 1. En virtud de la ley. 2. Por depósito del acto constitutivo. 2.1. Acto
constitutivo. 2.2. Registro o depósito. 2.3. Examen. 3.- Estatutos. 4.- Órganos de la
corporación o asociación. 4.1. La asamblea. 4.2. El directorio. 4.2.1. Responsabilidad de los
directores. 4.2.2. Extensión de la responsabilidad. 5.- Responsabilidad de las
corporaciones y fundaciones. 5.1.- Responsabilidad civil. 5.1.1. Responsabilidad civil
contractual. 5.1.2. Responsabilidad civil extracontractual. 5.1.3. Responsabilidad penal. 6.-
Potestad disciplinaria. 7. Fiscalización del Ministerio de Justicia. VIII. Extinción de las
personas jurídicas: Causas de la extinción. 1.- Regulación normativa. 2.- Efectos de la
disolución. IX. Regla supletoria del régimen jurídico de las corporaciones aplicable a las
fundaciones. X. Situación jurídica de las iglesias. XI. Bibliografía.

I.- Introducción histórica

Como ya hemos señalado reiteradas veces en el transcurso de esta asignatura, los seres
humanos somos seres sociales, y como tales, nos desarrollamos e interactuamos con los
demás con la finalidad de alcanzar nuestros fines. Consecuentemente, nos hemos visto en
la necesidad de regular dicha actividad.
Desde la época del inicio de las civilizaciones (en el Cercano Oriente y en el sur y este de
Asia, hacia el año 6.000 A.C. surgieron las primeras civilizaciones superiores), el avance
hacia la civilización estuvo marcada por el uso de los metales, el crecimiento de los
centros urbanos, la división del trabajo, la organización de las sociedades en gobiernos, en
el desarrollo de la escritura, etc. Esto llevó, ineludiblemente, al intercambio y regulación
de la actividad humana, y, a su vez, a la imposibilidad de alcanzar todos los fines que las
personas querían perseguir por sí solas.

1
Apunte realizado por profesor Francisco Lara Roloff, Magíster en Cultura Jurídica, UACH, U. de Girona y U.
de Génova.
Siguiendo con este orden de ideas, en cuanto fuentes formales de nuestro Derecho Civil
concierne, sin duda, el Derecho Romano se erige como una de las principales influencias.
El desarrollo del Derecho durante ese período se basó en la creación de los jurisconsultos,
en un primer momento- creación privada; en un segundo momento, en las leges o
constituciones imperiales- creación pública; y, por último, en la costumbre (con la
particularidad a que se hará referencia más adelante).
El Derecho pasó de ser creado a ser descubierto. Esto fue un producto de la disgregación
del Imperio de Occidente, así como de la ausencia del aparato público (o su debilidad). Es
decir, desde el siglo V d.C. se camina hacia una vida social contraída a pequeñas
comunidades, que van a descubrir el Derecho desde los hechos y su repetición constante
por la comunidad. Este fenómeno es el que da origen a la costumbre, como producto de la
nota predominante del período postclásico, la escisión de la armonía que aunaba la
tradición culta y la práctica jurídica, para que aflore así esta nueva fuente del Derecho: la
consuetudo2. Cabe recalcar aquí, que, tal como señala el profesor Dr. Manuel Vial-
docente de la Universidad de Girona y de la Universidad Oberta de Catalunya, creador y
editor del Portal Euroamericano de Historia y Antropología Jurídica, y el profesor Dr.
Alejandro Guzmán Brito, las etapas no se pueden separar inflexiblemente una de la otra,
sino que son procesos históricos que se entrelazan y que paulatinamente van cambiando.
Por lo tanto, se puede concluir que la costumbre sí tiene rasgos del Derecho Romano.
En cuanto a la capacidad de adaptación del Derecho a las nuevas necesidades, en la
antigüedad, esa tarea era realizada, justamente, por los jurisprudentes. Ellos daban la
flexibilidad y adaptaban el Derecho escrito a la realidad de cada momento. Sin embargo,
su influencia comenzó a verse mermada ya desde el S. III d.C., y, sobre todo, a partir de la
dictación de la Ley de citas en el siglo V, limitándose la cita de los juristas sólo al “tribunal
de los muertos”. El resultado fue el predominio de la creación pública del Derecho
mediante las constituciones imperiales y el cese de la actividad de los juristas.
Es importante destacar que los juristas no eran nombrados en sus cargos sino que lo
ejercían de acuerdo al reconocimiento y aceptación social. De allí provenía su
legitimación. Y, la valoración que recibía este ius vetus se mantendrá durante la cultura
jurídica occidental desde la Antigüedad tardía en adelante; hay una nostalgia, durante ese
período, del pasado.
Finalmente, una vez instaurada la costumbre como mecanismo de descubrimiento de
normas, fue ésta el mecanismo de adaptar el derecho a las nuevas necesidades; asumió el
rol que alguna vez correspondió a los juristas durante el Imperio.
Ahora bien, el Derecho Romano no formuló una teoría general de las personas jurídicas,
sin embargo, en cierta etapa de su desarrollo, y respondiendo a las nuevas necesidades

2
Cfr., Samper P., Francisco, Derecho Romano, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2003, p. 51.
referidas más arriba, aparece con nitidez el concepto de la “personalidad jurídica”,
reconocida a los municipios, las colonias, las ciudad, etc.3.
Sucesivamente, el Derecho Germánico igualmente reconoció la existencia y necesidad de
regular la personalidad jurídica para alcanzar fines que son imposibles para los individuos
aisladamente considerados.
Posteriormente, es durante la Edad Media (Siglo V a XV), donde se plantea con mayor
énfasis la cuestión de las personas jurídicas, entre otros motivos (tales como la mutación
desde la economía rural y cerrada, propia de la época feudal, hacia una economía abierta
y comercial. Lo que se debió, fundamentalmente, al aumento de la producción agrícola, a
la paz en Europa, al aumento de la población, y a las nuevas rutas comerciales marítimas y
terrestres abiertas tras Las Cruzadas), debido al desarrollo del Derecho Canónico.
De esta manera, según lo señalan Alessandri, Somarriva y Vodanovic, la teoría de la
personalidad jurídica se ha formado por la influencia de tres Derechos: el romano, el
germánico y el canónico, siendo el más importante el romano. Además, y como dato
relevante, el primer Código en regular la persona jurídica fue el Austríaco, y en segundo
lugar, el chileno (Título XXXIII y final del Libro I, artículos 545 y siguientes) 4.
Así las cosas, podemos afirmar que no siempre los individuos somos capaces de alcanzar
los fines que individualmente nos proponemos. Asimismo, esta afirmación encuentra
diversas explicaciones. Una de ellas, es la económica. Ocurre que, con mucha frecuencia,
las personas naturales, individualmente consideradas, se ven enfrentadas a una idea -un
fin a alcanzar- que implica recursos económicas que no disponen, y que podrían obtenerse
si se unieran con otras personas, mediante la creación de una persona jurídica
(sociedades). Otra explicación, está vinculada con la responsabilidad. A menudo, mediante
la creación de personas jurídicas, las personas que las constituyen pretenden evitar el
riesgo de tener que responder por sus obligaciones contraídas con sus propios
patrimonios personales. En otras ocasiones, lo que se busca es destinar bienes materiales
al logro de un fin común.
Ahora bien, las razones y necesidades de constituir personas jurídicas son múltiples y
probablemente inagotables, y en ese sentido, la referencia hecha en el párrafo anterior,
sólo tiene por finalidad enunciar un par de motivos que frecuentemente motivan a
constituirlas.
Por último, cabe precisar, antes de entrar al estudio del concepto de “persona jurídica”,
que lo que nos convocará en este apunte va a ser el estudio de las personas jurídicas sin
fines de lucro, pues aquellas con fines de lucro, son materia de la asignatura de Derecho
Comercial. En ese sentido, nos avocaremos al estudio de las fundaciones (un tipo
particular de persona jurídica, organizada en torno a un conjunto de bienes destinados a
un fin determinado de interés general y que son administrados con miras a la consecución

3
Cfr. Alessandri, Arturo; Somarriva, Manuel; y Vodanovic, Antonio, Tratado de Derecho Civil, Parte
Preliminar y general, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2005, pp. 499-500.
4
Cfr. Ibid, p. 502.
de ese fin) y de las corporaciones o asociaciones (formadas por una pluralidad de
personas, con un rol activo, que utilizan los medios materiales destinados al logro del fin
común y de esta manera cooperan activamente en la consecución de ese fin. Además, se
rigen por sí mismas con voluntad propia).

II.- Concepto

Nuestro Código Civil, en el artículo 545, inciso 1°, establece: “Se llama persona jurídica una
persona ficticia, capaz de ejercer derechos y contraer obligaciones civiles, y de ser
representada judicial y extrajudicialmente”.
Sin embargo, se ha criticado esta definición, en el sentido de que no precisa la esencia de
la persona jurídica, sino que se limita más bien a indicar sus atributos. En ese sentido, se
ha propuesto definirla como “todo ente abstracto que persigue fines de utilidad colectiva
y al cual, como medio para la consecución de éstos, la ley (en definitivas cuentas, el
Estado) le reconoce capacidad de goce y de ejercicio”5.
En relación a la definición de la persona jurídica, cabe destacar que la doctrina nacional no
ha ahondado en su elaboración. Por este motivo, nos parece pertinente avanzar en el
estudio de esta institución teniendo en consideración la propuesta de los tratadistas6.
La terminología de “persona jurídica” fue acuñada por Savigny 7. También, se le suele
denominar a la “persona jurídica”: persona moral; ficticia; incorporal, colectiva, etc.
Requisitos básicos para la existencia de una persona jurídica (según los tratadistas)
1. Que la persona jurídica surja como una entidad distinta e independiente de las
personas que la componen o dirigen; y
2. Que a esta entidad le sean reconocidos por el Estado derechos y obligaciones
propias de ella y no privativas de los elementos o miembros componentes. En
otras palabras, se caracterizan por ser ellas mismas personas, esto es, sujetos de
derecho. Las razones de esto son: por una parte, porque pueden ser titulares de
derechos y obligaciones; y, por otra, porque pueden actuar en el tráfico jurídico
por medio de sus órganos y representantes (art. 545 C.C.).

5
Ibid, p.498.
6
No obstante, otros autores, como Ducci Claro, Carlos, Derecho Civil. Parte General, Cuarta Edición, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 2010, p. 157, sostiene que las personas jurídicas se tratan de “entidades
colectivas que tienen una personalidad propia, independiente de la personalidad individual de los seres que
la componen”.
7
De Castro y Bravo, Federico, La persona jurídica, Editorial Civitas S.A., Madrid, 2ª ed., pág. 172, señala que
SAVIGNY “critica la expresión persona moral diciendo que con ella no se atiende a la esencia del sujeto y
porque la referencia a la moralidad lleva a un orden de ideas distinto del jurídico; probablemente, aunque
no lo diga, repugnaba la tendencia filosófica de donde procedía. Prefiere el término persona jurídica, porque
manifiesta que ésta no existe sino para fines jurídicos y que así aparece al lado del hombre como sujeto de
relaciones jurídicas”.
Mapa conceptual8

*Además de las personas jurídicas de Derecho privado sin fines de lucro indicadas en el
mapa conceptual, existen otras que no regula nuestro Código Civil:
a) Juntas de vecinos y demás organizaciones comunitarias reguladas en la Ley N° 19.418;
b) Asociaciones gremiales regidas por el DL N° 2.757; c) Cooperativas reguladas en el DFL
N° 5; d) Organizaciones sindicales normadas en la Ley N° 19.069; y e) Organizaciones
intermedias de capacitación, reguladas en la Ley N° 19.518.

8
Cfr. López D., Carlos, Curso de Derecho Civil. Esquemas para estudiantes de Derecho, Tomo I, Parte General.
Acto Jurídico, Editorial El Jurista, Santiago, 2014, p.81.
III.- Sujetos de derecho

Sujetos de derecho son todos los seres que el Ordenamiento Jurídico considera capaz de
adquirir derechos y contraer obligaciones. En esta idea de sujeto de derecho, no sólo se
comprende a las personas naturales individualmente consideradas, sino también a las
personas jurídicas.
Las personas jurídicas son sujetos de derecho no en sentido propio, sino figurado, de
acuerdo a lo dispuesto en el inciso primero del artículo 545 del Código Civil.
Se ha dicho en forma autorizada que “el afán sistematizador de los pandectistas, llevó a
clasificar a todos los sujetos de derecho, llamando persona natural al hombre y persona
jurídica a cualquier sujeto de derechos distinto del hombre”9. En efecto, la “moderna
concepción de persona jurídica arranca del movimiento sistematizador del pandectismo
alemán. Con él se difunde e impone el término de persona jurídica […]”10.

IV.- Naturaleza Jurídica

La cuestión sobre la naturaleza jurídica de la persona jurídica radica, por una parte, en que
el hecho de que puedan existir entidades distintas de los seres humanos que puedan
adquirir derechos y contraer obligaciones, es por sí sola, un problema de difícil explicación
teórica. Y, por otra parte, en que (y tal como majaderamente hemos sostenido) las
concepciones doctrinarias sobre las instituciones jurídicas siempre dependen del
momento histórico en que nos situemos.
En este sentido, la percepción que se tenga del Derecho estará ligada a un momento
histórico dado, y ello tendrá como consecuencia el surgimiento de diversas explicaciones
o teorías sobre la naturaleza de la persona jurídica.
Es así, como se ha planteado que algunas de estas teorías sostienen que la persona
jurídica es una ficción (teoría de la ficción legal); otras, que es una realidad (teoría de la
realidad), técnica (teoría de la realidad técnica) en unos casos, objetiva (teoría de la
realidad objetiva), en otros11.
Así las cosas, nos encontramos, a grandes rasgos, con dos aproximaciones sobre la
concepción de la persona jurídica.
La primera, como una realidad social existente en la sociedad, sin importar el
reconocimiento que el Estado haga de ella. Esta idea se corresponde con el concepto

9
De Castro, F., La persona jurídica, op. cit., pág. 22.
10
De Castro, F., La persona jurídica, pág. 170.
11
Ducci, Carlos, Derecho Civil. op. cit., p.158.
medieval del municipio, gremio profesional, etc. Prevalece, entonces, lo comunitarios, por
sobre los fines individuales (se puede relacionar con la idea de fundación a la que nos
referiremos más adelante).
La segunda, como un instrumento o realidad técnica, que tiene por finalidad alcanzar
propósitos que los individuos aisladamente considerados no pueden alcanzar por sí solos.
Pues bien, a partir de esta segunda concepción, encontramos la teoría de la ficción legal.

A) Teoría de la ficción (doctrinal)


Siguiendo a la doctrina clásica nacional, los partidarios de esta teoría estiman que si bien
la realidad palpable sólo induce a reconocer como sujetos de derecho a los seres
humanos, no puede negarse que admitir ficticiamente como personas a entes
configurados por la doctrina, es un artificio cómodo, útil y hasta necesario para
determinar el titular del derecho cuando se juntan muchos individuos y no es fácil su
determinación.
El artículo 545 del Código Civil acoge la teoría de la ficción legal.
Críticas: han sido diversas las críticas que la doctrina discordante ha planteado. Unas, se
han basado en motivos relacionados con la inexistencia de los derechos subjetivos12;
otras, en la propiedad colectiva13; y, por último, en la propiedad o patrimonios de
afectación14.

12
En relación a la discusión sobre los derechos subjetivos, baste señalar lo siguiente, en consideración a que
el estudio en profundidad sobre la cuestión, escapa a los resultados de aprendizaje esperados para este
curso. El concepto de Derecho Subjetivo, ineludiblemente, debe estudiarse desde una mirada histórica.
Asimismo, y de manera inevitable, el pasado siempre se estudia con preconcepciones del presente. En ese
sentido, la pregunta sobre qué se entiende por derecho subjetivo que caracteriza al presente encuentra la
siguiente respuesta: en filosofía del derecho existen dos corrientes. La primera: Filosofía analítica del
Derecho, que es una forma de investigación que se pregunta por la estructura conceptual de algo. Es decir,
no hace encuestas ni experimentos; en definitiva, no se trata de una ciencia social que trabaje sobre pruebas
empíricas, sino que realiza categorías conceptuales. La segunda, la Filosofía analítica contemporánea, que
defiende dos teorías sobre la naturaleza de los derechos subjetivos: A) Idea de Interés: Los derechos
subjetivos son intereses jurídicamente protegidos. (R. von Ihering). Beneficio a determinado bien. Teoría
individualista. Y b) Formas de protección que el Ordenamiento Jurídico da a la voluntad. (B. Windscheld) Se
apoya en el hecho de que muchos derechos son renunciables. No se protege el beneficio. Aquí se da espacio
a voluntad del sujeto para decidir.
13
Planiol fue quien postuló esta teoría de la Propiedad colectiva. A grandes rasgos, sostiene que la
personalidad ficticia es una concepción simple, pero superficial y falsa, que oculta la persistencia de la
propiedad colectiva al lado de la propiedad individual. Resulta interesante destacar, desde ya, que nuestro
Código Civil no ve con buenos ojos a la propiedad colectiva o común, al contrario de lo que sucede con la
propiedad individual, que sí la ve con buenos ojos; la protege.
14
Representantes de esta postura son los autores Brinz y Bekker. Señalan que los derechos y obligaciones no
tienen necesariamente por base a las personas. Sostienen que existirían patrimonios sin dueño, es decir,
patrimonios de afectación. Agregan, además, que esa afectación no implica el nacimiento de un nuevo
B) Teoría de la ficción (legal)15
Según esta teoría, se ha sostenido que las únicas personas que realmente existen son los
seres humanos. Las personas jurídicas, cuya existencia es meramente ideal, son ficciones
creadas por el legislador, fundado en razones de interés general, social, económico, etc16.
El representante más ilustre de esta teoría es el jurista alemán Friedrich Karl Von Savigny
(primera mitad del S. XIX), fundador de la escuela histórica del Derecho alemán. Para él,
las personas jurídicas son sujetos creados artificialmente capaces de tener un patrimonio.
El concepto de persona jurídica se vincula con las relaciones patrimoniales. El que las
personas colectivas sean seres ficticios no significa que carezcan de realidad; quiere decir
solamente que aunque este ente real carezca de voluntad, la ley se la atribuye
ficticiamente al otorgarle personalidad jurídica17.
La personalidad jurídica es concebida como una creación técnica del Derecho18.
En efecto, la concepción de la categoría de persona jurídica de nuestro Código Civil resultó
claramente influida por la opinión de Savigny que podía leerse en su Tratado de Derecho
Romano (Traité de Droit Romain), que se iniciaba con la siguiente declaración:
“He tratado de la capacidad de derecho, como respondiendo a la idea de individuo; la
considero aquí como extendida artificialmente a seres ficticios. Se les llama personas
jurídicas, es decir, personas que no existen más que para fines jurídicos, y estas personas
se nos presentan al lado del individuo, como sujetos de relaciones de derecho”19.

C) Teoría de la personalidad jurídica como realidad técnica


Es una teoría de origen francés que afirma que el hecho de considerar el Estado a las
asociaciones, las sociedades, etc., es una realidad que se impone y que explica la
atribución de derechos; sería una realidad puramente técnica, por la utilidad de crear
seres sobre los cuales se hacen descansar derechos determinados, a fin de cuentas, para

sujeto de derecho ni constituye persona jurídica. Ejemplo de patrimonio sin dueño, o que transitoriamente
carece de sujeto, son los “patrimonios autónomos”, entre ellos: la herencia yacente.
15
Es ésta teoría la que acepta nuestro Código Civil. Esta afirmación se sostiene, por una parte, del artículo
545 C.C., y por otra, de la historia de la ley. Tal como señalan los tratadistas (p. 509), en una nota que
aparece en el Proyecto de 1853, se dan como antecedentes del Código en este punto, a Pothier y a Savigny.
16
Cfr. Tratadistas, p. 508.
17
Citado por Ducci, p. 158. Federico Carlos de Savigny, Sistema di diritto romano. Págs. 239 y ss.
18
Algunos autores como Alessandri, Somarriva y Vodanovic sostienen que esta creación se debe a la
doctrina y no al legislador. Para más detalle, Cfr. su Tratado Derecho Civil, p.503 y ss.
19
Así se indica en el Código Civil, t. I (Edición concordada con observaciones históricas, críticas, dogmáticas y
jurisprudenciales, a cargo de Javier Barrientos Grandon), Legal Publishing. Thompson Reuters, Santiago de
Chile, 2014, pág. 541.
beneficiar a los propios individuos. Entre los autores que mantienen esta posición se
encuentran Michoud, Saleilles, Gény, Ferrara, Colin y Capitant20.-
En efecto, Ferrara, procede a delinear el concepto de persona jurídica en los siguientes
términos: “Las personas jurídicas pueden definirse como asociaciones o instituciones
formadas para la consecución de un fin y reconocidas por la ordenación jurídica como
sujetos de derecho”.
“Las personas jurídicas son una realidad y no una ficción […] son reales en el mismo
sentido y del mismo modo que son reales las demás formas jurídicas, como es real una
obligación, una herencia, un contrato. Realidad ideal jurídica, no realidad corporal
sensible. ¿Existen, por consiguiente, las personas jurídicas? Si las personas jurídicas se
conciben como entes ficticios caídos del cielo legislativo u organismos naturales que
brotan de una sociedad, una nueva especie de superhombres, ciertamente no existen más
que en la fantasía de los juristas románticos… Pero si por persona jurídica se entienden las
formas jurídicas de que están revestidas ciertas congregaciones o establecimientos
sociales, la respuesta no puede ser otra que ésta: sí”21.

D) Teoría normativa de Kelsen


Para Kelsen la personalidad jurídica no es una realidad o un hecho, sino una categoría
jurídica, un producto del Derecho y, ello no supone necesariamente ninguna condición de
corporalidad o espiritualidad de quien la reciba.
En la concepción normativa y formal del Derecho de Kelsen la “persona”, tanto “natural”
como la “jurídica”, sería únicamente un centro ideal de imputación de normas jurídicas,
una representación unitaria de una pluralidad de normas. Kelsen niega la dualidad
Derecho Objetivo-Derecho Subjetivo. Por eso, para él, persona, tanto la natural como la
jurídica, sería una expresión unitaria personificadora de un haz de deberes y facultades
jurídicas, es decir, un complejo de normas. Para él todas las personas son “jurídicas”. No
hay más persona que la “jurídica”, es decir, la creada por el Derecho Objetivo.
En suma, la persona natural, a su parecer, es individual y la “jurídica” de existencia ideal
colectiva22. “Ser persona” o “tener personalidad jurídica” es idéntico a tener obligaciones
jurídicas y derechos subjetivos.

20
Así lo señala Ruz Lártiga, Gonzalo, Explicaciones de Derecho Civil. Parte General y Acto Jurídico, t. I,
Thompson Reuters. La Ley, Santiago, 2011, pág. 219.
21
Ferrara, Francisco, Teoría de las personas jurídicas, traducida de la segunda edición revisada italiana por
Eduardo Ovejero y Maury, Editorial Comares, Granada, 2006, págs. 268-269.-
22
Kelsen, Hans, Teoría pura del Derecho, traducción de la segunda edición en alemán de Roberto J.
Bernengo, de la obra “Reine Rechtslehre”, Universidad Nacional Autónoma de México, Editorial Andrómeda
S.A., 1982, México D.F., págs., 186 y ss.
Señala Kelsen: “La persona física o jurídica que ‘tiene’, como su portador, obligaciones
jurídicas y derechos subjetivos; es un conjunto de obligaciones jurídicas y derechos
subjetivos, cuya unidad se expresa metafóricamente en el concepto de persona. La
persona no es más que la personificación de esa unidad”23. Más adelante, añade: “La
denominada persona física [o natural] es, por lo tanto, no un hombre, sino la unidad
personificada de las normas jurídicas que obligan y facultan a uno y el mismo hombre. No
se trata de una realidad natural, sino de una construcción jurídica creada por la ciencia del
derecho; de un concepto auxiliar para le exposición de hechos jurídicamente relevantes.
En este sentido, la denominada persona física es una persona jurídica”24.

V.- Atributos de las personas jurídicas

A) Extrapatrimoniales
1. Nombre: es dado por los fundadores en el acto constitutivo o fundacional y debe estar
incorporado en los estatutos. Véase Art. 548-2 de la Ley N° 20.500. Además, según
dispone el artículo 548-3 de la ley recién citada, el nombre no podrá coincidir o tener
similitud susceptible de provocar confusión con ninguna otra persona jurídica u
organización vigente, sea pública o privada, ni con personas naturales, salvo con el
consentimiento expreso del interesado o sus sucesores, o hubieren transcurrido veinte
años desde su muerte.
2. Domicilio: Art. 59 CC. Parte de la doctrina estima que las personas jurídicas no tienen
domicilio porque no viven ni residen en ninguna parte. Concluyen que la sede del
establecimiento hace las veces de domicilio. No obstante, nuestro Código Civil, en su Art.
548-2 señala que los estatutos deben indicar el domicilio de la corporación o fundación. Si
los estatutos nada dicen, se entiende que el domicilio es el asiento principal; la sede
principal. Asimismo, el Código Orgánico de Tribunales dispone en su Art. 142: “cuando el
demandado fuere una persona jurídica, se reputará por domicilio, para el objeto de fijar la
competencia del juez, el lugar donde tenga su asiento la respectiva corporación o
fundación. Y si la persona jurídica demandada tuviere establecimientos, comisiones u
oficinas que la representen en diversos lugares, como sucede con las sociedades
comerciales, deberá ser demandada ante el juez del lugar donde exista el establecimiento,
comisión u oficina que celebró el contrato o que intervino en el hecho que da origen al
juicio”. Consecuentemente, al igual que sucede respecto de la personas naturales,
también se admite la pluralidad de domicilio respecto de las personas jurídicas.

23
Op. cit., anteriormente, pág. 183.-
24
Op. cit., pág. 184.-
3. Nacionalidad: se discute si las personas jurídicas pueden tener, efectivamente,
nacionalidad. A favor: no habría problema, ya que esta se funda en la idea de dependencia
respecto de la autoridad que gobierna determinado país. En contra: sostienen que el
concepto supone sentimientos y afectos que solo son capaces de tener las personas
naturales. Y, además, este vínculo (persona-Estado) surge de la filiación, del nacimiento o
de la voluntad, y genera relaciones de derecho público o político que las personas jurídicas
no pueden cumplir; por ejemplo, el servicio militar.
Cabe tener presente, que nuestro Ordenamiento jurídico no contempla la nacionalidad de
las personas jurídicas en forma general. Sin embargo, hay leyes especiales que se refieren
a “empresas nacionales” y “extranjeras”. Ejemplo: Ley de S.A., Ley de bancos, etc.

Al respecto, cabe distinguir entre persona jurídica de Derecho público: nacionalidad del
Estado de que emanan; persona jurídica de Derecho privado: a) nacionalidad de los
miembros que la componen. (el punto débil: es que puede darse el caso que los miembros
sean de distinta nacionalidad); b) territorio donde están los bienes (crítica: los bienes
pueden estar en distintos Estados); c) sede social principal o intereses de la persona
jurídica (falencia: solo determina domicilio y no nacionalidad); d) Estado que autoriza o la
reconoce o donde se celebre el acto constitutivo (crítica: existen Estados que no exigen un
acto del poder público que autorice o reconozcan a la persona jurídica); e) Algunos
señalan que la nacionalidad debe ser apreciada como una cuestión de hecho, teniendo en
cuenta, según las circunstancias, la mayor parte de los elementos señalados. Y
nacionalidad de corporaciones y fundaciones: la nacionalidad de origen de ambas, se
determinará por la ley del Estado que la autorice o apruebe.
En el Derecho moderno se ha reconocido el derecho al honor de las personas jurídicas.-
B.- Patrimoniales
4. Patrimonio: La persona jurídica, en virtud del principio de la separación, tiene un
patrimonio propio e independiente del de sus miembros. Al respecto, véase Art. 556 CC.
Las deudas de una corporación o fundación no dan derecho a nadie para demandarlas, en
todo o parte, sobre los bienes de ninguno de los individuos que la componen.
Pero hay que tener presente lo prescrito en el Art. 549, inc. 2° CC: “Sin embargo, los
miembros pueden, expresándolo, obligarse en particular, al mismo tiempo que la
corporación se obliga colectivamente; y la responsabilidad de los miembros será entonces
solidaria, si se estipula expresamente la solidaridad”.
Por último, el patrimonio puede ser indispensable para la existencia de la sociedad. Véase
el art. 564 CC.
5. Capacidad: Sí se ha reconocido por el Código Civil, en su artículo 545, en cuanto la
persona jurídica “es capaz de ejercer derechos y contraer obligaciones civiles y de ser
representada judicial y extrajudicialmente”; esto es, tiene capacidad de goce o aptitud de
adquirir derechos y obligaciones, y de ejercicio, actuando válidamente a través de sus
órganos o representantes.
Las limitaciones a este atributo, en relación a las personas jurídicas, vienen dadas por los
derechos de familia y los derechos patrimoniales que son consecuencia de las relaciones
de familia. En este sentido, no podría la persona jurídica ser titular de derechos
personalísimos, como el derecho de uso o habitación y el derecho de alimentos.

VI.- Personas jurídicas sin fines de lucro reguladas en el Código Civil

A) Antecedente normativo vigente


El inciso segundo del artículo 545 del Código Civil dispone: “Las personas jurídicas son de
dos especies: corporaciones y fundaciones de beneficencia pública. Las corporaciones de
derecho privado se llaman también asociaciones”25.-
“Una asociación se forma por una reunión de personas en torno a objetivos de interés
común a los asociados. Una fundación, mediante la afectación de bienes a un fin
determinado de interés general”26.
“Hay personas jurídicas que participan de uno y otro carácter”.
Por consiguiente, dentro de las personas jurídicas de Derecho Privado sin fines de lucro,
nuestro Código Civil regula: 1) Las corporaciones o asociaciones; 2) Las fundaciones; y 3)
Aquellas personas jurídicas que son mixtas, es decir, aquellas que participan de los
caracteres de una corporación y de una fundación.
En este último caso, en que las personas jurídicas participan de uno y otro carácter,
pueden encontrarse dificultades para discernir de un modo claro ambas clases y si
predominará un carácter sobre otro. En este sentido, podrán existir corporaciones con
carácter de fundación o fundaciones de tipo corporativo. En definitiva, habrá que estarse
al sustrato de la persona jurídica.

25
Este inciso fue modificado por la letra a) del número 1 del artículo 38 de la Ley N° 20.500, publicada en el
Diario Oficial de 16 de febrero de 2011, en el sentido de incorporar su frase final. La disposición segunda
transitoria de la mencionada ley, establece que esta modificación entrará en vigencia, doce meses después
de su publicación en el Diario Oficial. Vigencia: 16 de febrero de 2012.-
26
Inciso agregado por el artículo 38, N° 1, letra b) de la Ley N° 20.500, de 16 de febrero de 2011. Vigencia:
16 de febrero de 2012.-
B) Fuentes y contexto histórico
El texto original anterior a la modificación del inciso segundo disponía únicamente:

“Las personas jurídicas son de dos especies: corporaciones y fundaciones de beneficencia


pública”.
Dicho texto recibió en su redacción la influencia de Savigny con una primera gran
distinción:
“Las unas [corporaciones] tienen una existencia natural o necesaria, las otras
[fundaciones] artificial o contingente” y entre las primeras mencionaba a las comunas, las
ciudades y villas y, en relación con las segundas, escribía: “tienen una existencia artificial o
contingente, todas las fundaciones o asociaciones a las que se da el carácter de personas
jurídicas. En efecto es evidente que no existen más que por la voluntad de uno de muchos
individuos” e inmediatamente explicaba la distinción entre corporaciones y fundaciones al
decir: “Algunas veces cierto número de individuos constituyen por su reunión la persona
jurídica; otras veces ella no tiene esta apariencia visible, su existencia es más ideal y
reposa sobre un fin general que le es asignado. Se llama a las primeras, corporaciones, y a
las segundas, fundaciones. Tienen principalmente por objetivo el ejercicio de la religión,
que abraza a las fundaciones pías de cualquier naturaleza, el cultivo de la ciencia y artes o
de caridad”. Por último, se añade que “las universidades eran, en su origen, verdaderas
corporaciones de profesores o escolares, según los países. En los tiempos modernos,
tienden a devenir establecimientos del Estado. No figuran más, pues, como corporaciones,
pero siempre como personas jurídicas, es decir, hábiles para poseer”27.

C) Definiciones de corporación y fundación y normativa aplicable


1.- Corporación:

Es aquella formada por una pluralidad de personas físicas (con rol activo) determinadas,
que aplican los medios materiales destinados al logro del fin común y de esta manera
cooperan activamente en la consecución del fin. Se rigen por sí mismas con voluntad
propia.
Sus estatutos son elaborados por sus socios que suministran el patrimonio. Ejemplos:
COANIL, COANIQUEM, Universidad Austral de Chile.

27
Así se indica en el Código Civil, t. I, op. cit., pág. 541.-
2.- Fundación:
Son aquellas constituidas por una masa de bienes; un patrimonio, destinado por la
voluntad de una persona –el fundador- a prestar servicios a una pluralidad de personas
indeterminadas. En este caso, la pluralidad de personas tiene un rol pasivo. Sólo se limitan
a recibir los beneficios. En suma, es un patrimonio adscrito a un fin.
Puede llevarse a cabo por intermedio de una declaración de voluntad, acto entre vivos,
que se reduce a escritura pública. También, mediante un testamento, a través de una
asignación testamentaria, como es el caso de la Universidad Federico Santa María.
El fundador establece los estatutos y el objeto de la fundación.
El Código Civil en el inciso segundo del artículo 963 prevé el acto fundacional a través de
una asignación testamentaria que tenga por objeto la fundación dejando un legado; por
su parte, el artículo 1089 contempla que en un testamento se establezca una asignación
modal “con la obligación de aplicarla a un fin especial, como el de hacer ciertas obras o
sujetarse a ciertas cargas, esta aplicación es un modo y no una condición suspensiva. El
modo, por consiguiente, no suspende la adquisición de la cosa asignada”.
Ello no obsta a que la fundación tenga como fuente una declaración unilateral de voluntad
por parte del fundador y, en último término, el acto fundacional puede traer causa de una
donación modal; es decir, mediante la celebración de un contrato de donación en que se
impone al donatario una carga o modo.-

3.- Normativa aplicable


Para constituir una corporación o una fundación se ha de tener presente las normas
pertinentes del Título XXXIII De Las personas jurídicas del Libro I Código Civil; el Decreto N°
110 (Reglamento sobre concesión de personalidad jurídica a corporaciones y fundaciones,
publicada en el Diario Oficial de 20 de marzo de 1979); y, por último, la Ley N° 20.500,
publicada en el Diario Oficial de 16 de febrero de 2011, sobre asociaciones y participación
ciudadana en la gestión pública, que desarrolla el derecho de asociación.

VII.- Nacimiento de las personas jurídicas

1.- En virtud de la ley


El artículo 546 del Código Civil establece: “No son personas jurídicas las fundaciones o
corporaciones que no se hayan establecido en virtud de una ley, o que no se hayan
constituido conforme a las reglas de este título”; es decir, con arreglo al Título XXXIII De
las Personas Jurídicas del Libro Primero.
2.- Por depósito del acto constitutivo
2.1. Acto constitutivo
El artículo 548 del Código Civil, en su inciso primero, dispone: “El acto por el cual se
constituyan las asociaciones o fundaciones constará en escritura pública o privada suscrita
ante notario, oficial del Registro Civil o funcionario municipal autorizado por el alcalde”.

2.2. Registro o depósito

El inciso segundo, señala: “Copia del acto constitutivo, autorizada por el ministro de fe o
funcionario ante el cual fue otorgado, deberá depositarse en la secretaría municipal del
domicilio de la persona jurídica en formación, dentro del plazo de treinta días contado
desde su otorgamiento. Este plazo no regirá para las fundaciones que se constituyan
conforme a disposiciones testamentarias”.-

2.3. Examen

El inciso quinto del artículo 548 del Código Civil dispone: “Si el secretario municipal no
tuviere objeciones a la constitución, o vencido el plazo para formularlas, de oficio y dentro
de quinto día, el secretario municipal archivará copia de los antecedentes de la persona
jurídica y los remitirá al Servicio de Registro Civil e Identificación para su inscripción en el
Registro Nacional de Personas Jurídicas sin Fines de Lucro, a menos que el interesado
solicitare formalmente hacer la inscripción de manera directa. La asociación o fundación
gozará de personalidad jurídica a partir de esta inscripción”.

3.- Estatutos

Los estatutos son el conjunto de normas que regulan de un modo abstracto y para el
futuro la estructura interna de la asociación o fundación, la forma de funcionamiento y su
actividad o fin en el exterior.

El estatuto determinará: el nombre, domicilio, el fin, duración, a menos que sea por
tiempo indefinido, los derechos y obligaciones de los asociados, condiciones de
incorporación y de exclusión, el patrimonio inicial y la forma de los aportes, la
organización, esto es, los órganos de administración con sus funciones y competencias; las
normas de modificación de los estatutos, disolución y suerte del patrimonio en caso de
extinción (véase el artículo 548-2 del Código Civil).

En el caso de las fundaciones, sus estatutos deben precisar, además, los bienes o derechos
que aporte el fundador a su patrimonio, así como las reglas básicas para la aplicación de
los recursos al cumplimiento de los fines fundacionales y para la determinación de los
beneficiarios (inciso final del artículo 548-2 del Código Civil).-

La reforma o modificación de los estatutos se debe acordar por la asamblea especialmente


citada con ese propósito. La disolución o fusión con otra asociación deberán ser
aprobadas por dos tercios de los asociados que asistan a la respectiva asamblea.

Los estatutos de una fundación sólo podrán modificarse por acuerdo del directorio, previo
informe favorable del Ministerio de Justicia, siempre que la modificación resulte
conveniente al interés fundacional. No caben modificaciones si el fundador lo hubiera
prohibido. Así lo dispone el artículo 558 del Código Civil.

En todo caso, deberá cumplirse con las formalidades del artículo 548; es decir, los mismos
de la constitución de la persona jurídica.

4.- Órganos de la corporación o asociación

4.1. La asamblea

La asamblea o reunión legal de la corporación entera es “la mayoría de los miembros de la


corporación, que tengan según sus estatutos voto deliberativo” (inciso 1° del artículo 550
del Código Civil).

La asamblea se reunirá ordinariamente una vez al año, y extraordinariamente cuando lo


exijan las necesidades de la asociación.

La voluntad de la mayoría de la asamblea es la voluntad de la corporación. Todo ello, sin


perjuicio de las modificaciones que los estatutos prescriban al respecto (artículo 550, in
fine, Código Civil).

4.2. El directorio

El directorio es un órgano compuesto de tres miembros y cuyo mandato puede extenderse


hasta por cinco años, está a cargo de la dirección y administración de la asociación (véase
el art. 551 del Código Civil).-
Los condenados a penas aflictivas no pueden ser directores; si durante su mandato es
condenado por crimen o simple delito, o igualmente por alguna inhabilidad o
incompatibilidad establecida por ley o los estatutos, cesará en sus funciones, debiendo el
directorio nombrar un reemplazante que durará el tiempo que reste para completar el
período del director reemplazado.

El presidente del directorio lo será también de la asociación, la representará judicial y


extrajudicialmente y tendrás las demás atribuciones que los estatutos señalen (inciso 4°
del art. 551 del Código Civil).

El directorio sesionará con la mayoría absoluta de sus miembros y sus acuerdos se


adoptarán por la mayoría absoluta de los asistentes, decidiendo en caso de empate el
voto del que presida.

El directorio rendirá cuenta ante la asamblea de la inversión de los fondos y de la marcha


de la asociación durante el período en que ejerzan sus funciones. Cualquiera de los
asociados podrá pedir información acerca de las cuentas de la asociación, así como de sus
actividades y programas (art. 551, in fine, Código Civil).

4.2.1. Responsabilidad de los directores

En el ejercicio de sus funciones los directores responderán solidariamente hasta de la


culpa leve por los perjuicios que causaren a la asociación.

El director que quiera salvar su responsabilidad por algún acto o acuerdo del directorio,
deberá hacer constar su oposición, debiendo darse cuenta de ello en la próxima asamblea
(artículo 551-2 del Código Civil).-

4.2.2. Extensión de la responsabilidad

Los actos del representante de la corporación, en cuanto no excedan de los límites del
ministerio que se les ha confiado, son actos de la corporación; en cuanto excedan de estos
límites, sólo obligan personalmente al representante (art. 552 CC).
5.- Responsabilidad de las corporaciones y fundaciones

5.1 Responsabilidad civil

Respecto de la responsabilidad civil, baste señalar que no caben dudas de que,


efectivamente, las corporaciones y fundaciones pueden ser objeto de una demanda de
indemnización de perjuicios de manera similar a la persona natural28.

5.1.1. Responsabilidad civil contractual

En relación a esta clase de responsabilidad, hay que tener presente lo establecido en los
artículos 545 y 552 del Código Civil.

El primero, establece, en lo pertinente, que las personas jurídicas son capaces de contraer
obligaciones civiles y de ser representadas judicial y extrajudicialmente.

El segundo, dispone: “Los actos del representan de la corporación, en cuanto no excedan


de los límites del ministerio que se le ha confiado, son actos de la corporación; en cuanto
excedan de estos límites, sólo obligan personalmente al representante”. Norma esta
última, que resulta aplicable a las demás sociedades.

De las disposiciones transcritas, se puede concluir que sí pueden contraer responsabilidad


civil contractual.

5.1.2. Responsabilidad civil extracontractual

Una interpretación sistemática de nuestro Ordenamiento jurídico, nos permite concluir


que, efectivamente, las personas jurídicas sí pueden ser responsables en sede
extracontractual. De la lectura de los artículos 545 y 2314 y 2320 y 2322 del Código Civil, e
incluso de los artículos 58 y 59 del Código de Proceso Penal, se desprende dicha
conclusión.

La doctrina mayoritaria nacional sostiene que la que explica mejor el fenómeno de la


responsabilidad extracontractual de la persona jurídica es la de la teoría del órgano a
través del cual se manifiesta su voluntad, o sea, la mayoría de la sala, el directorio o la
asamblea según el caso, siempre que obre en el ámbito de sus funciones. “El órgano es la

28
Cfr. Pizarro W., Carlos, La responsabilidad civil en las personas jurídicas sin fines de lucro, p. 105 y ss.,
Disponible en:
http://derecho.udp.cl/wpcontent/uploads/2016/08/responsabilidad_sinfineslucro_carlospizarro.pdf
encarnación de la persona jurídica: Los actos del órgano son, por tanto, actos de la
persona jurídica misma” 29. En consecuencia, podrían responder por hechos propios30.

La otra teoría es la de la representación. El representante obliga a la persona jurídica sólo


si obra en el ámbito de sus facultades o poderes.

Como afirma el profesor Corral, en el contexto de la teoría del órgano, y sin perjuicio de la
responsabilidad por hechos propios, ello “no empece a que la persona jurídica responda
también en virtud de los artículos 2320 y 2322, es decir, por los delitos o cuasidelitos que
cometan los empleados o dependientes”31; es decir, por el hecho ajeno.

En suma, la persona jurídica podrá devenir legitimada pasiva para responder tanto por
hechos propios en virtud de la teoría del órgano, como por hecho ajeno o indirecta, esto
es, por el hecho de sus empleados o dependientes32.

Las personas jurídicas pueden ser asimismo titulares activos de una acción civil
extracontractual (legitimación activa) para reclamar el daño que afecte a la persona
jurídica como un todo, y será hecha valer por sus respectivos representantes legales.- Por
ejemplo, sin un vehículo de propiedad de una corporación sin fines de lucro es dañado por
el conductor de otro vehículo quien resulta condenado por el Juzgado de Policía Local por
sentencia ejecutoriada. La corporación podrá demandar civilmente, en sede
extracontractual, ante el tribunal civil correspondiente los daños y perjuicios causados al
automóvil de su propiedad por intermedio de sus representantes.

29
Alessandri Rodríguez, Arturo, De la responsabilidad civil en el Derecho civil chileno, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago, reimpresión, 2005, págs. 112-113; Zelaya Etchegaray, Pedro: “Sobre la responsabilidad
extracontractual de las personas jurídicas en el Código Civil chileno”, en Revista Chilena de Derecho, vol. 13,
1986, págs. 525-540, especialmente, págs. 537 y 538.
30
Véase, al respecto, en el sentido del texto, Sentencia de 16 de noviembre de 1999, publicada en Revista de
Derecho y Jurisprudencia, t. XCVI, sec. 1ª, pág. 192.-
31
Corral Talciani, Hernán, Lecciones de Responsabilidad Civil Extracontractual, 2ª ed., actualizada, Thompson
Reuters La Ley, Santiago, 2013, pág. 369.-
32
Plantea Ferrara, Francisco, Teoría de las personas jurídicas, op. cit., pág. 623, en cuanto al interrogante de
si se trata de responsabilidad por el hecho propio o por el hecho ajeno, lo siguiente: “Muchos hablan de
responsabilidad directa, en cuanto conciben el hecho de los agentes o funcionarios como hecho propio del
ente, operando ya sobre el concepto de organicidad o de representación. Esto me parece inexacto, porque
de una parte yo he rechazado el concepto de organicidad, como relación de compenetración con el ente, y
por otra parte la responsabilidad por el hecho de los representantes es siempre responsabilidad por el
hecho ajeno, porque si el derecho refleja los efectos de la obra, del representante sobre el representado, no
es verdad que se tenga en sentido técnico una acción propia del ente […]. Otros dicen también que hay
responsabilidad directa o por el hecho propio cuando el funcionario permanece en los límites de su encargo,
ya sea ente público o privado, mientras que si rebasa el círculo de sus funciones hay responsabilidad por el
hecho ajeno”. En todo caso, Ferrara señala que “las corporaciones e instituciones que obran y desarrollan su
obra, sirviéndose de órganos o representantes, están en el mismo modo y forma expuestos a extraviarse, a
hacerse culpables, a producir daños a otros, y por lo mismo deben sufrir la responsabilidad de sus actos […]
no sólo en el campo de lo lícito, sino de lo ilícito, y por esto, del mismo modo y en el mismo sentido en que
las personas jurídicas tienen capacidad de querer, tienen también capacidad de delinquir”.
Por el contrario, la persona jurídica será legitimada pasiva, en el caso contrario, es decir,
cuando sea el vehículo de propiedad de la persona jurídica el que colisiona y causa daños
al otro automóvil. Por ello, adquirirá la calidad de demandada civil sobre la base de una
sentencia condenatoria en lo infraccional dictada por el Juzgado de Policía Local, y, por
tanto, será sujeto pasivo de la acción indemnizatoria de perjuicios tanto la persona
jurídica como el conductor, ambos responsables solidarios conforme a la Ley de Tránsito
(texto refundido, DFL N° 1, de 2009).

Se aplicarán, por consiguiente, los criterios de responsabilidad civil por el hecho ajeno
conforme los artículos 2320 y 2322 del Código Civil. La persona jurídica propietaria del
vehículo resulta, por consiguiente, en este caso, legitimada pasiva por responsabilidad
extracontractual por el hecho ajeno (de su conductor).

5.1.3. Responsabilidad penal

La responsabilidad penal de las personas jurídicas, a diferencia de la civil, es una


innovación reciente en nuestro Ordenamiento jurídico y que tuvo como fuente la
dictación de la Ley N° 20.393, publicada en el Diario Oficial con fecha 2 de Diciembre del
año 2009, y que fue modificada con fecha 5 de Julio del año 2016.

El Código Procesal Penal, publicado con fecha 12 de Octubre del año 2000, establece en su
artículo 58, inciso segundo, lo siguiente: “La responsabilidad penal sólo puede hacerse
efectiva en las personas naturales. Por las personas jurídicas responden los que hubieren
intervenido en el acto punible, sin perjuicio de la responsabilidad civil que las afectare”.

No obstante, la Ley N° 20.393, estableció la responsabilidad penal de las personas


jurídicas, únicamente, en los delitos de lavado de activos, financiamiento del terrorismo y
delitos de cohecho que indica.

Puntualmente, resulta interesante destacar, por una parte, lo prescrito en su artículo 1°,
inciso 3°, a cuyo tenor: “Para los efectos de esta ley, no será aplicable lo dispuesto en el
inciso segundo del artículo 58 del Código Procesal Penal”. Y, por otra, lo ordenado en su
artículo 2°: “Alcances. Las disposiciones de esta ley serán aplicables a las personas jurídicas
de derecho privado y a las empresas del Estado”.

Por último, resulta oportuno indicar las consecuencias de la declaración de


responsabilidad penal de la persona jurídica.

El artículo 8° de la Ley ya citada, regula las consecuencias o penas. Al efecto, dispone, a


grandes rasgos, las siguientes penas: 1. Disolución de la personas jurídica o cancelación de
la personalidad jurídica. 2. Prohibición temporal o perpetua de celebrar actos y contratos
con los organismos del Estado. 3. Pérdida parcial o total de beneficios fiscales o
prohibición absoluta de recepción de los mismos por un período determinado. 4. Multa a
beneficio fiscal. 5. Las penas accesorias previstas en el artículo 13.

6.- Potestad disciplinaria

La potestad disciplinaria que le corresponde a una asociación sobre sus asociados se


ejercerá a través de una comisión de ética, tribunal de honor u otro organismo de similar
naturaleza, que tendrá facultades disciplinarias respecto de los integrantes de la
respectiva asociación, las que ejercerá mediante un procedimiento racional y justo, con
respeto de los derechos que la Constitución, las leyes y los estatutos confieran a sus
asociados. En todo caso, el cargo en el órgano de administración es incompatible con el
cargo en el órgano disciplinario. Las sanciones que se puedan imponer deben estar
establecidas en los estatutos (véase el artículo 553 CC).

7.- Fiscalización del Ministerio de Justicia

Las corporaciones y fundaciones sin fines de lucro quedan sometidas a la fiscalización del
Ministerio de Justicia, por expresa disposición del artículo 557 CC.

Así, estarán obligadas a llevar contabilidad y confeccionar una memoria explicativa de sus
actividades y balance aprobado por la asamblea o, en las fundaciones, por el directorio.

Las personas jurídicas cuyo patrimonio o cuyos ingresos totales anuales superen los
límites definidos por resolución del Ministerio de Justicia, deberán someter su
contabilidad, balance general y estados financieros al examen de auditores externos
independientes designados por la asamblea o por el directorio de la fundación de entre
aquellos inscritos en el registro de auditores externos de la Superintendencia de Valores y
Seguros (art. 557-1 CC).

Además, las asociaciones y fundaciones podrán realizar actividades conforme con sus fines
e invertir recursos de la manera que decidan sus órganos de administración.- Las rentas
que se perciban de esas actividades sólo deberán destinarse a los fines de la asociación o
fundación o a incrementar su patrimonio (art. 557-2 CC).
VIII.- Extinción de las personas jurídicas: causas de la extinción

1. Regulación normativa

El artículo 559 del Código Civil dispone:

“Las asociaciones se disolverán:

a) Por el vencimiento del plazo de su duración, si lo hubiera;


b) Por acuerdo de la asamblea general extraordinaria, cumpliendo los requisitos
establecidos en el artículo 558;
c) Por sentencia judicial ejecutoriada, en caso de:
1) Estar prohibida por la Constitución o la ley o infringir gravemente sus estatutos;
2) Haberse realizado íntegramente su fin o hacerse imposible su realización, y
d) Por las demás causas previstas en los estatutos y en las leyes.

La sentencia a que se refiere la letra c) precedente sólo podrá dictarse en juicio incoado
a requerimiento del Consejo de Defensa del Estado, en procedimiento breve y sumario,
el que ejercerá la acción previa petición fundada el Ministerio de Justicia. En el caso a
que se refiere el número 2 de la letra c) precedente, podrá también dictarse en juicio
promovido por la institución llamada a recibir los bienes de la asociación o fundación
en caso de extinguirse”.

Por otra parte, se ha de tener presente que “las fundaciones perecen por la
destrucción de los bienes destinados a su manutención” (art. 564 CC).

2. Efectos de la disolución

De acuerdo al artículo 561 del Código Civil: “Disuelta una corporación, se dispondrá de sus
propiedades en la forma que para este caso hubieren prescrito sus estatutos y si en ellos
no se hubiere previsto este caso, pertenecerán dichas propiedades al Estado, con la
obligación de emplearlas en objetos análogos a los de la institución. Tocará al Presidente
señalarlos”.

IX.- Regla supletoria del régimen jurídico de las corporaciones aplicable a las fundaciones

El artículo 563 del Código Civil dispone: “Lo que en los artículos 549 hasta 561 se dispone
acerca de las corporaciones y de los miembros que las componen, se aplicará a las
fundaciones de beneficencia y a los individuos que las administran”. Es decir, son
aplicables tanto a las corporaciones como a las fundaciones.

Con todo, sin perjuicio de la supletoriedad señalada, existen dos disposiciones legales
particulares relativas a las fundaciones que se aplican de modo directo. Me refiero a los
artículos 562 y 564 del Código Civil.

El primero, dispone: “Las fundaciones de beneficencia que hayan de administrarse por


una colección de individuos, se regirán por los estatutos que el fundador les hubiere
dictado; y si el fundador no hubiere manifestado su voluntad a este respecto, o sólo lo
hubiere manifestado incompletamente, se procederá en la forma indicada en el inciso
segundo del artículo 558.

El segundo, establece: “Las fundaciones perecen por la destrucción de los bienes


destinados a su manutención”.-

X.- Situación jurídica de las iglesias

La situación de las iglesias se encuentra regulada en la Ley N° 19.638, publicada en el


Diario Oficial de fecha 14 de Octubre de 1999, junto a su reglamento (Decreto Supremo de
Justicia N° 303, publicado en el Diario Oficial de 26 de mayo de 2000).

Lo particular de las iglesias, es que dicha ley las faculta para crear personas jurídicas.

Así, el artículo 8 dispone:


“Las entidades religiosas podrán crear personas jurídicas de conformidad con la legislación
vigente. En especial, podrán:
a) Fundar, mantener y dirigir en forma autónoma institutos de formación y de estudios
teológicos o doctrinales, instituciones educacionales, de beneficencia o humanitarias, y
b) Crear, participar, patrocinar y fomentar asociaciones, corporaciones y fundaciones, para
la realización de sus fines”.

Además, el artículo 9 establece:

“Las asociaciones, corporaciones, fundaciones y otros organismos creados por una iglesia,
confesión o institución religiosa, que conforme a sus normas jurídicas propias gocen de
personalidad jurídica religiosa, son reconocidos como tales. Acreditará su existencia la
autoridad religiosa que los haya erigido o instituido.
Las entidades religiosas, así como las personas jurídicas que ellas constituyan en
conformidad a esta ley, no podrán tener fines de lucro”.
Sin embargo, según establece su artículo 10, inciso final, y artículo 12 del reglamento, a las
iglesias se les podrá reconocer personalidad jurídica de Derecho Público. Al efecto,
dispondrá de dicha personalidad, por el solo ministerio de la ley, desde que la inscripción
en el registro público, del Ministerio de Justicia, de entidades religiosas quede firme. Esto
es, desde la publicación del extracto en el Diario Oficial del acto constitutivo y de los
estatutos.
De este modo, en el plano de la libertad religiosa y de culto, se reconoce existencia legal a
las iglesias como personas jurídicas de Derecho Público y su plena autonomía para
desarrollar sus fines propios, quedando facultadas para crear personas jurídicas de
Derecho Privado sin fines de lucro, conforme a la legislación vigente, entre ellas,
corporaciones y fundaciones para la realización de sus fines.
Llama la atención que el Ministerio de Justicia no tenga facultades legales para
supervigilar y fiscalizar a las iglesias o confesiones en tanto personas jurídicas de Derecho
Público.-
XI.- Bibliografía

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