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JESSICA PAOLA MAYEN BEDOLLA

DISCURSO MOTIVACIONAL.

La vida no es fácil, no lo es, no intentemos que lo sea, la vida no es justa, nunca lo fue, no

lo es y no lo será jamás. No caigamos en la trampa, en la trampa del derecho de sentirnos

una víctima, debemos supéralo y seguir adelante. Y si, la mayoría de las cosas son más

gratificantes cuando tenemos que sudar para conseguirlas, y eso nos llenara de

satisfacción. Así que seamos valientes, tengamos coraje, cuando lo hacemos nos volvemos

más fuertes, más consciente, más respetuoso con nosotros mismo y con aquello a que le

tememos.

Seamos exigentes, elijámoslo porque queremos, hagámoslo porque queremos, porque

depende de nosotros la elección.

Seamos resilientes y optimistas hacia lo que viene, como el saber que podemos tomar

decisiones hoy que más tarde nos recompensará la vida. No dejemos escapar

oportunidades, porque talvez en 3,6,8 o 10 años, estaremos, quietos, estancados, sin

hacer nada, diciendo ¨voy a encontrar otra cosa mejor¨. Pero ya dejamos pasar una

década, sólo hagamos lo que nos gusta hacer, que tal vez no tengamos la gratificación que

nos gustaría, pero al menos estuvimos haciendo algo y a lo mejor nos hubiera llevado a

recibir una gratificación 5 veces mayor de lo que imaginábamos, así que a veces no se

trata ni siquiera de lo que escojamos, sólo hay que tomar una decisión, comprometernos y

sumergirnos en ella.
JESSICA PAOLA MAYEN BEDOLLA

Entonces mientras estemos aquí, vamos a hacer un lugar donde tengamos que

esforzarnos, que podamos crear y disfrutar el proceso de tener éxito, en los lugares que

estamos cómodos, donde no tengamos que mirar por encima del hombro, porque

estamos demasiado ocupados trabajando en lo que somos buenos. Manteniendo nuestro

propio consejo porque queremos, viajando hacia líneas de metas inmortales, escribiendo

nuestro propio libro, superando nuestros miedos, haciéndonos amigos de nosotros

mismos, y ese es el lugar del que hablo.

Desde la planta de los pies con cada gota de sangre que tenemos, pongámoslo en juego

hasta que suene el silbato final y si lo hacemos, no podemos perder.

No seamos hijos del futuro, porque el presente se nos morirá en las manos, no

esperemos el momento perfecto, porque del mañana nada nos pertenece.

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