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INTRODUCCIÓN
La guerra del Pacifico se produjo en el Desierto de Atacama, entre los añ os 1879 y 1883. En
esta guerra participaron los países de Perú , Bolivia y Chile.
Machismos añ os de paz aun no logran borrar definitivamente las cicatrices de esta guerra.
El Clarín de guerra sonó en los pueblos, ciudades y caseríos de tres Patrias- Chile, Perú y
Bolivia- Llamando a sus hijos a reconocer cuartel. Miles de campesinos, mineros y
ciudadanos se transformaron en soldados para escribir con su sangre derramada, gloriosas
paginas de historia.
a) Defectuosa delimitació n fronteriza, entre las repú blicas de Chile y Bolivia.
b) Difícil situació n econó mica de las repú blicas de Bolivia y Perú .
c) Explotació n de riquezas por capitales Chilenos, en la zona cuyos limites no estaban
bien precisados.
f) Confiscació n de los bienes de las compañ ías mineras chilenas y remates de las
salitreras ordenado por el presidente de Bolivia general Hilarion Daza.
Zarparon con direcció n al norte las unidades de la armada chilena, Cochrane y Blanco
Encalada, ademá s la corbeta O'Higgins con un contingente militar a cargo del coronel
Emilio Sotomayor, el que debía ocupar la ciudad de Antofagasta el día de la subasta, el 14
de febrero.
Esta acció n llevó a la declaració n de guerra por parte de Bolivia a Chile . Perú hizo lo propio
en virtud del tratado de 1873. Chile respondió declarando la guerra a ambos países el 5 de
abril de 1879.
Una vez declarada la guerra, el presidente Aníbal Pinto , designó al general Justo Arteaga
como Jefe del Ejército de Operaciones del Norte, en abril de 1879, oficial que tenía vasta
experiencia y gran ascendiente en el ejército. Sus subalternos
inmediatos eran los generales Erasmo Escala y Manuel Baquedano . En ese momento Chile
contaba con cuatro regimientos de infantería, un regimiento de artillería, dos de caballería
y un batalló n de zapadores, una fuerza operativa total de 2.595 soldados.
LA CAMPAÑA MARÍTIMA (1879)
Desde el comienzo hubo serias diferencias entre el gabinete del ministro Belisario
Prats y el propio presidente Pinto , quien se inclinaba por una solució n pacífica al conflicto.
El Ministro tenía el plan de atacar directamente al Callao, pero Juan Williams , comandante
de la Escuadra, quería bloquear Iquique, zona de abastecimiento de los aliados, este plan
consistía en que le privaran de recursos a Perú y con esto obligar a su escuadra a batirse en
alta mar. Con dicha acció n comenzó la campañ a marítima. El bloqueo se hizo efectivo desde
comienzos de mayo.
Un gran espíritu de patriotismo había Chile. Con entusiasmo y valentía, miles de jó venes se
dispusieron a defender los intereses de la patria: "Vencedores nosotros en el mar, el campo
de batalla será el Perú ", estas fueron las palabras del presidente Pinto... y así sucedió .
La escuadra chilena que se componía de los barcos blindados Cochrane y Blanco má s unos
cuantos buques de madera, viejos y lentos, entre los cuales estaban La Esmeralda y La
Cobardona y estaban muy debilitados en comparació n al enemigo.
Perú tenía un mejor ejército humano que Chile (en cuanto a nú mero), contaba con cuatro
barcos blindados que conformaban una armada muy poderosa y tenían un histó rico
predominio sobre Chile, ya que Perú heredó el virreinato.
EL FIN DE LA ESMERALDA
Grau espoloneó nuevamente. Ahora saltó al abordaje el teniente Ignacio Serrano con
algunos hombres, pero fue abatido igual que su comandante. Los cañ ones peruanos
proferían mortales heridas al débil casco de la corbeta. Un tercer espolonazo mandó a
pique a la vieja mancarrona desde la proa, con la bandera al tope. La Esmeralda se hundía a
las 12:10 del 21 de mayo. Los sobrevivientes fueron recogidos por el Huá scar. Los
cadá veres de Prat y sus hombres fueron enterrados en Iquique y las pertenencias
mandadas por Grau a su esposa en un gesto de caballerosidad sin par.
PISAGUA
Luego de la victoria en el mar, en octubre de 1879, las tropas chilenas avanzaron sobre el
territorio de Tarapacá , aun cuando no era su intenció n anexarla sino mantenerla como
indemnizació n de guerra. Para ello se efectuó un desembarcó en la costa de Pisagua, una
operació n complicada por lo difícil del terreno. Bajo el mando del general Erasmo Escala se
movilizó un contingente cercano a los diez mil hombres, el 2 de noviembre de 1879.
Después de silenciar los fuertes mediante los cañ oneos de los buques de guerra se produjo
el desembarco bajo una fuete balacera de los aliados que se hallaban escondidos en
trincheras, en las rocas de los cerros de la costa, en la maestranza del ferrocarril, en la
aduana y en los rimeros de salitre. La operació n, de cará cter de mar y agua, fue precisa y
exitosa. En poco tiempo se izaba la bandera chilena en el fuerte de Alto Hospicio.
LA BATALLA DE DOLORES
Después de Dolores se avanzó hacia Iquique, a reunirse con los fugitivos en el oasis de
Tarapacá por lo que Chile quedaba en posesió n de un territorio rico en recursos. El error
de no cerciorarse del nú mero del enemigo, motivó a que se enviara una divisió n de dos mil
hombres, cabe destacar que estos hombres contaban con escaso provisiones y municiones
y falta totalmente de agua, un elemento indispensable en toda operació n en el desierto. El
peruano Buendía había logrado juntar en Tarapacá cinco mil hombres, incluyendo los
defensores de Iquique, que le aportaron abundantes municiones. El mayor chileno Jorge
Wood intentó contraatacar, pero la falta de municiones y agua, ademá s del cansancio, hizo
que el éxito inicial de esta carga se desvaneciera. La llegada de Baquedano alivió en algo la
desastrosa situació n.
Para asegurar la ofensiva del mando militar después de cavilaciones que habían
inmovilizado al ejército, el gobierno entendió que era necesario establecer un mando
político en la ciudad de Iquique, que había sido ocupada por Latorre . Patricio Lynch
ejerció la jefatura del gobierno político con gran eficacia, comenzando por organizar los
servicios locales y un municipio con có nsules, de una eficacia admirable
El plan de Baquedano era detener el frente del coronel Andrés Gamarra, que se dirigía a
Arequipa con dos mil hombres de la artillería y la infantería. Pretendía hacerlo en la
quebrada de Tumillaca, para cortar la retirada, y escalar con el regimiento Atacama el
acantilado del norte por el camino de Guaneros. La maniobra resultó exitosa. El día 22 de
marzo los soldados treparon por el escarpado y sorprendieron a los peruanos indefensos,
los que retrocedieron desbandados. Los chilenos protegían de esa forma su retaguardia,
inflingiéndole a sus enemigos una fuerte derrota.
Como bastió n de la defensa peruana, el morro de Arica era fá cil de proteger. Su acceso era
complicado, ya que tiene una altura de 133 metros sobre el mar, y ademá s estaba protegido
por 2.000 hombres, al mando del coronel francisco Bolognesi. Y dominaba buena parte del
plan y el puerto. La planicie del morro se fortificó previendo un ataque marítimo, ú nico
posible hasta ese momento. No obstante, la importancia del morro para las comunicaciones
entre las fuerzas chilenas hacía vital su captura. Se designó al coronel Lagos . Se fabricó un
puente sobre el río Lluta, para acceder má s libremente al morro, y una vez cercado se pidió
la rendició n del general Bolognesi.
La organizació n de las fuerzas para ir en expedició n contra Lima fue dirigida por el propio
presidente Pinto y José Francisco Vergara. El ejército aumentó su dotació n en 42.000
hombres. Con la derrota del ejército peruano del sur, el presidente Piérola intentó
reorganizar sus tropas en la defensa de la capital en una línea fortificada que cortaba todos
los accesos a la ciudad por el sur y que se creía impenetrable. El nú mero de sus fuerzas, con
la ausencia de sus mejores cuadros y jefes llegaba a 26.000 soldados de línea y tenía una
reserva de segunda línea de 13.000 hombres.
El mando chileno decidió atacar de frente con 22.000 hombres y 80 cañ ones, a la larga
línea defensiva que había tendido Piérola para proteger la capital. Con gran esfuerzo en
Chorrillos, al mismo tiempo que en el morro Solar, se luchaba por tomar ese balneario. La
defensa fue tenaz, pero a las 14:00 horas todo había terminado: el triunfo de los chilenos
era absoluto. De los chilenos que participaron en la toma, hubo una baja de una quinta
parte y entre los peruanos seis mil de los veinte mil hombres fueron muertos y heridos. Del
resto, varios cientos fueron hechos prisioneros, otros se reagruparon en Miraflores y
huyeron.
Las acciones fueron rá pidas, luego de una breve tregua. Barceló , apoyado por la artillería de
la Escuadra, atacaba por el flanco derecho de los peruanos. Urriola retrocedía combatiendo.
Lagos , a pesar de sus escasos hombres, apoyó eficientemente a las fuerzas de Urriola y
Barceló , con lo que se aseguraba el flanco derecho. Lagos aprovechó el buen á nimo de sus
soldados y lanzó un ataque contra el fuerte y la doble línea de trincheras. Barceló cayó
abatido y fue reemplazado por el comandante Demó filo Fuenzalida, logrando el triunfo
final de los chilenos.
LA CAMPAÑA DE LA SIERRA:
Después de la ocupació n de Lima, Cá ceres y otros jefes peruanos se retiraron a las sierras,
donde organizaron montoneras formadas en gran parte por indios crueles y salvajes, o por
mestizos sin disciplina militar
EL COMBATE DE SANGRA. (26 DE JUNIO DE 1882)
Las batallas finales de la guerra fueron muy desiguales. Pequeñ os destacamentos en
alejadas aldeas fueron atacados como fue el caso de La Concepció n. Un grupo de 77
soldados chilenos al mando del capitá n Ignacio Carrera Pinto resistió hasta la muerte a una
montonera de cientos de hombres, el 9 de julio de 1882. La defensa fue tenaz y só lo al día
siguiente los ú ltimos cuatro sobrevivientes fueron ultimados. La batalla final fue la de
Huamachuco, exactamente un añ o después, en la que se derrotó definitivamente a los
peruanos.
CONSECUENCIAS
Perú cedía a Chile, a perpetuidad, el territorio de Tarapacá .
Perú cedía a Chile, temporalmente, los territorios de Tacna y Arica. Luego, en 1929,
los gobiernos de Carlos Ibañ ez y Augusto Leguía celebraron un tratado que
adjudicó Tacna al Perú y Arica a Chile (línea de la concordia).
Se fijaron diversas disposiciones sobre la venta de un milló n de toneladas de guano
que había ordenado el gobierno chileno, cuyo producto líquido debía ser dividido
por mitades entre Chile y las empresas extranjeras acreedoras del gobierno
peruano.
Con Bolivia se hizo un simple pacto de tregua que declaró terminada la guerra
(1884). Segú n este, Chile mantendría la ocupació n del territorio de Antofagasta,
ejerciendo plena soberanía. Ademá s se fijaron algunas disposiciones comerciales y
aduaneras
Chile amplió su territorio con las actuales provincias de Tarapacá y
Antofagasta.
El país quedó convertido en una potencia militar de primer orden en
Latinoamérica.
La posesió n del salitre significó disfrutar de una riqueza extraordinaria.
El Fisco aumentó sus entradas y creció la fortuna de los círculos mineros,
comerciales y bancarios.
La població n proletaria de los distritos del norte aumentó y adquirió mayor
Importancia
Se acentuó la influencia del capital inglés.