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LA GUERRA GAUCHA

La guerra gaucha, llevada a cabo por milicias rurales, consistió en la defensa


de las fronteras del norte de lo que es la actual Argentina frente a la avanzada
del Ejército Realista. Dichas milicias, comandadas por el general Martín Miguel
de Güemes, se enfrentaron constantemente a los realistas. Incluso aunque
eran indisciplinados y escaseaba en ellos la formación militar, gracias a sus
características aguerridas lograron expulsar a los españoles del territorio luego
de años de lucha.

Contexto histórico
El 25 de mayo de 1810, se conformó en Buenos Aires la Primera Junta de
gobierno en clara rebeldía con las disposiciones monárquicas que prohibían la
ocupación de cargos públicos a la población criolla. Así, a partir de ese
momento, las fuerzas patrióticas se enfrentaron constantemente a las fuerzas
realistas que buscaban reinstaurar el virreinato. En ese contexto, si bien el
ejército patriota logró desarmar a los focos realistas que se habían conformado
en lo que es el actual territorio argentino, también era preciso defender las
fronteras para evitar la avanzada militar de los españoles.

Así, en noviembre de 1810, el ejército revolucionario liderado por el salteño


Martín Miguel de Güemes, logró su victoria en la primera expedición auxiliadora
al Alto Perú en la Batalla de Suipacha. No obstante, en junio del año siguiente,
el ejército revolucionario fue derrotado en la Batalla de Huaqui y así finalizó
aquella primera expedición de auxilio. De esta forma, las fronteras se volvieron
endebles.

Para febrero de 1812, el Primer Triunvirato nombró al general Manuel Belgrano


como jefe del Ejército del Norte y se dio inicio a la segunda expedición
auxiliadora al Alto Perú. El general, al asumir, envió a Güemes a la ciudad de
Buenos Aires, acusándolo de indisciplina.

En un principio, la expedición auxiliadora de Belgrano fue exitosa debido a las


tácticas de combate y defensa aplicadas. No obstante, con la derrota en la
Batalla de Ayohuma en noviembre de 1813, su autoridad como jefe del ejército
comenzó a ser cuestionada y fue forzado a abandonar su puesto, siendo
reemplazado por el general José de San Martín quien nombró a Güemes,
primero como jefe de las fuerzas de caballería del ejército del Norte y luego, en
mayo de 1815, como comandante del mismo.
Desde que ingresó en el Ejército del Norte, Güemes buscó reunir milicias
rurales en lo que es la actual zona del noroeste argentino. Debido a la
composición social de ese ejército, los realistas llamaron de forma peyorativa
“gauchos” a los soldados. No obstante, el concepto fue adoptado con orgullo y
los milicianos de Güemes se apropiaron del mismo, reconociéndose como
tales.

Por otro lado, el general rápidamente ganó el cariño de los sectores populares,
a los cuales dio reconocimiento desde sus inicios en el ejército. De esta forma,
cuando el gobierno central representado por el Directorio nombró como
gobernador de Salta al coronel Hilarión de la Quintana, el pueblo salteño
desconoció su autoridad y fue nombrado Güemes en su lugar, manteniendo el
título de gobernador desde mayo de 1815 hasta su muerte.

Desde ese lugar de poder, Güemes solicitó al gobierno que enviara un ejército
para contener la frontera, pero no recibió respuesta. Por lo tanto, creó su propio
ejército conformado por milicianos rurales, al cual se les dio el nombre de
“Infernales”. Ellos fueron quienes llevaron a cabo la guerra gaucha. Es de
destacar que, si bien nunca contó con el apoyo del gobierno central situado en
Buenos Aires, este ejército tuvo un importante rol en la defensa de la frontera
norte, ya que contuvo siete de los diez ataques que el Ejército Realista llevó a
cabo sobre la región. De hecho, los defensores del realismo nunca pudieron
instalarse en la zona. Respecto de su accionar, los Infernales se caracterizaron
por seguir ciegamente a su caudillo sin cuestionar su autoridad. Asimismo,
aunque no contaban con formación en la disciplina militar, de igual modo fueron
habilidosos luchadores ecuestres.

Finalmente, el General Güemes falleció el 17 de junio de 1821 producto de una


herida propiciada por el Ejército Realista. No obstante, sus soldados
continuaron siendo fieles a su figura y la guerra gaucha se extendió hasta
1825, momento en que se logró expulsar por completo a los realistas del
territorio nacional.

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