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Oportunidad en medio de la Crisis (Hch 8:1-4)

Persecución, dispersión y predicación

¿Ustedes sabía que el fútbol fue una vez ilegal? El que probablemente
sea el deporte más popular del mundo hoy en día, el fútbol, fue prohibido por el
rey Eduardo II de Inglaterra en 1314. Claro que en ese tiempo era totalmente
diferente a la forma en que se juega hoy, ya que podían jugar hasta un pueblo
contra otro pueblo a través de campos y carreteras en una distancia de un
kilómetro, la meta era golpear con un balón una rueda de molino. El "deporte"
era muy popular entre la gente común, pero el edicto real del Rey lo convertía en
ilegal y se imponían duras penas de prisión a quienes eran sorprendidos
violando la ley.

A lo largo de los años, se prohibió no solo el fútbol sino también el golf. ¿Por
qué estos dos deportes molestaron tanto a los gobernantes reales? La razón
era porque los reyes creían que estaban distrayendo a los hombres de la
práctica del tiro con arco. Y, sin una nación de buenos arqueros, no era posible
formar buenos ejércitos en tiempos de crisis, pero fue el amor de la gente por
los dos deportes lo que los mantuvo vivos a pesar de la persecución real. La
gente siguió utilizándolos a pesar de las fuertes sanciones hasta que
finalmente se olvidaron las leyes que los prohibían.

Con esta historia iniciamos nuestra predicación de esta mañana, ya que


permite introducirnos a un evento que fue clave para entender la prohibición y
persecución que experimentaron los primeros cristianos por su fe en
Jesucristo. El amor de los cristianos en Jesús y su valor de compartir lo que
habían aprendido de los apóstoles fue lo que permitió un nuevo horizonte en
medio de su crisis. De hecho, tendríamos que preguntarnos si siempre los
tiempos de comodidad son los más propicios para generar cambios,
crecimiento y avance en los proyectos de fe, de vida o de empresa, ¿Podría ser
que con la crisis una vez superada venga la reinvención? Nuestro tema de esta
mañana lo he titulado: Oportunidad en medio de la Crisis (Hch 8:1-4) acompáñenme
en esta mañana.

8 Y Saulo estaba allí, aprobando la muerte de Esteban. Aquel día se desató
una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos, excepto los
apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. 2 Unos
hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. 3 Saulo,
por su parte, causaba estragos en la iglesia: entrando de casa en casa,
arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel. 4 Los que se habían
dispersado predicaban la palabra por dondequiera que iban. (Hechos 8:1-4)

Según nuestro relato, se necesitó el martirio de Esteban, la persecución y


dispersión de los creyentes, especialmente los judíos extranjeros biculturales
(11:19-20), para que la iglesia comenzara a hacer lo que Jesús les había
ordenado en Hechos 1:8 ¿Recuerdan ustedes que dice Hechos 1:8?


Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán
mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los
confines de la tierra.

¿En el relato hay un evento que marcó un antes y un después de la misión


cristiana? La muerte de Esteban, ella marcó el comienzo de una persecución
violenta de la comunidad cristiana y de sus miembros helenistas en particular
(judíos cristianos influidos por la cultura griega), pero “lejos de disminuir el
valor de los discípulos, la muerte de Esteban la incrementó. Los cristianos en su
dispersión difundieron la palabra en Judea y Samaria, que fue el cronograma
original que les comisionó Jesús.

Pero ¿por qué debió suceder algo como la muerte de esteban para que
ocurriera este avance? ¿Por qué no lo hicieron antes los apóstoles y los demás
discípulos? ¿Estaban cómodas las comunidades cristianas que no tenían
necesidad, de compartir su fe más allá de su ciudad, más allá de su etnicidad,
más allá de su comunión interna? ¿Tenía algún valor su fe, podría esta fe hacer
algún aporte a la sociedad?

La dispersión de los discípulos no es simplemente huir del peligro, es también


generadora de crisis, desarraigo, pero increíblemente es ahí, en medio de los
problemas que los cristianos aprovecharon esa situación para servir a Dios y al
Evangelio. “La huida, lejos de implicar cobardía, requirió más coraje que no
huir”.

Siempre que pienso en la persecución y dispersión de estos primeros


cristianos, pienso en el desplazamiento forzado de mis padres en Guatemala,
pienso en los millones de personas que debieron salir de sus países por
diversos motivos, pero cualquiera fuere su origen, indiscutiblemente traerá
consigo el desarraigo, el dolor, el distanciamiento de los seres queridos. Pienso
en las migraciones por diversos motivos de italianos, senegaleses,
guatemaltecos, argentinos o las migraciones venezolanas más recientes.

Al experimentar diversas crisis, estas pueden llevarnos a reconstruir nuestros


objetivos, nuestras ideas, nuestras practicas o aún más profundamente nuestro
sentido de vida; pero de lo que sí puedo estar seguro es que a pesar del caos y
la crisis que podamos vivir, Dios nos acompaña, para que en el lugar donde
estés, podas levantarte, podas avanzar, podas crecer, podas renacer y para
quienes tenemos la fe puesta en Dios, podamos ser usados y bendecidos por
Él. El lugar donde estés cualquiera sea la raíz del cambio, podes estar seguro/a
que Dios camina con vos, y quiere darte la posibilidad de un futuro y una
esperanza.

Si te fijas en nuestro texto bíblico, es muy interesante que hace referencia a que
“unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él”.
Morir sin enterrar fue la mayor deshonra posible en el antiguo mundo
mediterráneo. Los hijos adultos o los más cercanos al fallecido se encargarían
del entierro… Aunque el judaísmo requería el entierro y llorar públicamente por
los muertos, la ley judía prohibía el duelo público por un criminal condenado.
Los piadosos amigos de Esteban ignoraron el fallo ilegal del tribunal judío más
alto y decidieron honrar a su amigo. Así que el valor no solo fue de quienes
fueron dispersados, también de aquellos que quedaron en Jerusalén y sus
alrededores.

La actitud valerosa de todos estos hombres y mujeres, me hace pensar


en James Corbett (1866-1933) que fue uno de los grandes boxeadores
estadounidenses de inicios del siglo XX. Después de ganar una pelea esto fue
lo que dijo sobre lo que se necesita para ser un campeón: "Pelea un raund más.
Cuando tus pies estén tan cansados que tengas que arrastrar los pies hacia el
centro del ring, pelea un raund más. Cuando tus brazos estén tan cansados que
apenas puedas levantar las manos para ponerte en guardia, pelea un raund
más. Cuando tu nariz sangre y tus ojos están morados y estás tan cansado que
deseas que tu oponente te noquee, pelea un raund más, recuerda que el
hombre que siempre pelea un raund más, nunca es derribado." Cualquiera sea
tu situación, cualquiera sea la crisis en que estés, siempre pelea un raund más
que la victoria está cerca.

Saulo, por su parte, causaba estragos en la iglesia: entrando de casa en casa,
arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel. 4 Los que se habían
dispersado predicaban la palabra por dondequiera que iban. (Hechos 8:3-4)

A lo largo de 7 capítulos hemos estado hablando de los apóstoles, de Pedro, de


Juan, y un grupo de servidores que fueron vitales para el establecimiento de la
iglesia en Jerusalén, pero ahora se introduce un personaje super importante en
la historia de los Hechos ¿Quién es este personaje? Saulo/Pablo. Quien hace
una gran entrada a escena, porque detiene tanto a hombres como a mujeres y
esto sugiere que fue más celoso de lo que la mayoría de sus contemporáneos,
porque las represiones por lo general estaban dirigidas a los hombres, pero las
mujeres se incluyeron durante las represiones más severas. Esto habla de la
gravedad de lo que estos primeros cristianos vivieron, y no podemos decir
porque el texto no lo dice, no podemos decir que ellos no querían salir de su
comodidad, lo que si es cierto que en medio de su persecución, de sus crisis, de
sus problemas, en medio del caos y el miedo… su fe, fue el elemento vital que
los sostuvo y que la Oportunidad en medio de la Crisis generaría nuevos horizontes,
nuevos comienzos y el avance de la Palabra de Dios.

La famosa composición musical de Georg Friedrich Haendel (1685-


1759) titulada El Mesías y concretamente la parte de su «Aleluya» es una de las
piezas de música clásica más conocida en el mundo. Lo que quizás no sea tan
conocida es la historia detrás de esta maravillosa pieza musical, ya que
Haendel compuso esta magistral obra en un difícil momento de su vida.

Una profunda crisis económica asoló Inglaterra y, a Haendel le resultaba muy


difícil vender sus composiciones, por lo que se vio acosado por los
acreedores… Haendel se volvió intratable y desanimado, y la inspiración le
desapareció. Se sumió en un estado depresivo hasta que un día alguien llamó a
su puerta. Le traían una carta de un poeta (Charles Jennens) que ya había
escrito la letra de otras composiciones de Haendel y que ahora le pedía
que compusiera una ópera para el texto que le enviaba.

Haendel, por algún motivo, no se tomó a bien la propuesta y, en un acceso de


rabia, rompió y pisoteó el libreto. Más tarde, ya acostado, reflexionó y algo hizo
que se levantara y volviera a leer la carta. También recogió del suelo el primer
trozo del libreto que había destruido y lo primero que leyó le
sorprendió: (‘¡Consuelen!’). Siguió recogiendo pedazos y, según los
iba recomponiendo, iban surgiendo palabras que Haendel interpretó como
mensajes de esperanza y fe dirigidos directamente a él.

Cuando el compositor descubrió además que lo que contaba aquella obra era la


vida de Jesús, algo cambió en su interior. Entró en una inspiración y comenzó a
componer sin parar. Se encerró en sus aposentos sin querer ver ni hablar con
nadie. Apenas dormía y lo poco que comía lo hacía sin dejar de escribir a la vez.
Se le escuchaba gritar y cuentan que, sobre todo, se le oía decir
constantemente «¡Aleluya!». Tras pasar así tres semanas, concluyó su gran
obra, el Mesías. Su estreno oficial tuvo lugar el 13 de abril de 1742 con un
enorme éxito que auguraba el carácter mítico que hoy tiene.

Esta historia me hace pensar en cómo las desgracias de los primeros


cristianos, la adversidad que experimentaron y el aparente golpe mortal para el
evangelio jugó un papel decisivo para la difusión del evangelio, hoy nosotros no
tenemos una persecución con en aquel momento, pero ¿será necesaria una
persecución para que nuestra fe impacte a nuestra sociedad? ¿Será necesaria
una persecución para entender el valor de lo que tenemos en nuestras manos,
en nuestras vidas… Nuestra fe? De lo que si podemos estar seguro es que Dios
puede darnos la una Oportunidad en medio de la Crisis, para que experimentemos
una cosecha, una cosecha aun mas rica porque cuando el grano cae y muere, también
renace y se multiplica para bendición.

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