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La seguridad alimentaria es asunto que preocupa cada día más tanto a productores,
autoridades y consumidores. Para ofrecer los mejores niveles de seguridad y calidad se han
desarrollado diferentes normas para identificar las causas de posibles problemas y
solucionarlos.
La norma BRC es una de ellas y si bien no es obligatoria es una gran ayuda para ingresar en
el mercado inglés y ganar la confianza del público y proveedores a nivel mundial.
La certificación BRC recibe su nombre de las siglas British Retail Consortium (Consorcio
Británico de Minoristas en español) y fue elaborada por las cadenas de gran distribución
británicas (como Tesco, Asda, Sainsbury’s y Waitrose) en el año 1992. En la actualidad es
uno de los estándares de seguridad a nivel mundial.
Una de las características más destacables de la creación de la norma BCR es que gracias a
su sistema común de evaluación es posible reducir el número de auditorías necesarias para
lograr la certificación. Además es garantía de transparencia durante toda la cadena de
suministro.
Cualquier organización sin importar su tamaño o ubicación geográfica puede aplicar para la
norma BRC. Esto requiere un alto grado de compromiso de todos los trabajadores de la
empresa y llevar a cabo las siguientes acciones:
Desarrollo de proveedores.
Informe en la auditoría.
Estos certificados deben ser expedidos por empresas acreditadas por algún Organismo
Nacional de Acreditación.
La norma IFS Food Standard fue publicada por la unión alemana de cadenas de
supermercados HDE en la cual se encuentran Carrefour, Auchan, Aldi, entre otros. También
aplica a la logística, almacenamiento, transporte y comercialización.
La certificación BRC puede ser obtenida aunque exista una disconformidad que pueda
modificar en un plazo de 28 días, algo que con la norma IFS sería imposible. Se puede decir
que la norma italiana es mucho más exigente que la inglesa.