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En donde Φm es el flujo del campo magnético. Por tanto, para que
aparezca una fuerza electromotriz (fem) inducida debe variar el flujo
del campo magnético a través de la superficie delimitada por el
conductor. De la definición de flujo:
se deduce que hay tres formas de variar el flujo del campo magnético:
variar el módulo del campo, la superficie que lo atraviesa o el ángulo
que forman ambos.
En la siguiente animación se muestra un ejemplo: la superficie
delimitada por la espira rectangular va aumentando o disminuyendo al
desplazarse la varilla; se produce entonces una variación del flujo
magnético con lo que se genera una corriente. El sentido de la
corriente generada es tal que tiende a compensar la variación de flujo
que la ha originado.
Cuando el lado móvil de la espira deja de moverse no hay variación del
flujo del campo magnético, por lo que desaparece la corriente.
Pilas o baterías. Son las fuentes de FEM más conocidas del gran público.
Generan energía eléctrica por medios químicos. Las más comunes y
corrientes son las de carbón-zinc y las alcalinas, que cuando se agotan no
admiten recarga. Las hay también de níquel-cadmio (NiCd), de níquel e
hidruro metálico (Ni-MH) y de ión de litio (Li-ion), recargables. En los
automóviles se utilizan baterías de plomo-ácido, que emplean como
electrodos placas de plomo y como electrolito ácido sulfúrico mezclado con
agua destilada.
Máquinas electromagnéticas. Generan energía eléctrica
utilizando medios magnéticos y mecánicos. Es el caso de las
dinamos y generadores pequeños utilizados en vehículos
automotores, plantas eléctricas portátiles y otros usos diversos,
así como los de gran tamaño empleados en las centrales
hidráulicas, térmicas y atómicas, que suministran energía
eléctrica a industrias y ciudades.