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NOMBRE: OMAR MERLO

GESTION: 2022-11-23
LIC: ROLANDO MARIN
EL FUTURO DEL CAPITALISMO

El futuro del capitalismo es incierto como cualquier otra corriente económica que
pueda existir, pues no tenemos una bola de cristal para saber a ciencia cierta lo que
pasaría con el capitalismo como tal

Pero si tenemos datos, hechos que demuestran que el capitalismo esta mas latente
que otro años y que quizá lo siga estando por muchísimos años más, si es que no
es por siglos., incluso algunos personajes del tema en cuestión se animaron a decir
que el capitalismo estaba camino a la destrucción, así por el ejemplo lo hizo conocer
Paul Collier

El capitalismo moderno tiene el potencial de elevarnos a todos a un nivel de


prosperidad sin precedentes, pero actualmente está en bancarrota moral y va
encaminado hacia una tragedia”, fue lo que alertaba en 2018 el economista de
desarrollo Paul Collier, en su libro El futuro del capitalismo, a cuatro años de tan
increíble pero equivocada afirmación, cabe duda alguna de que el capitalismo
seguirá existiendo por lo menos en lo que resta de este SIGLO XXI?.

El capitalismo está enraizado en la sociedad como tal, pues difícilmente otra


corriente u orientación económica puede reemplazarlos, tuvo ciertos intentos como
el socialismo económico, pero cabe recordar simplemente la caída del muro de
Berlín en 1989,que si bien tenía un componente con alta dosis ideológico y político,
lo económico no está fuera de sí.

Si Bien China, Cuba, Corea del Norte son países por definición socialistas, en el
caso de china por ejemplo su economía es un “capitalismo salvaje” como la mayoría
de pensadores económicos lo definen y razones para apoyar dicha afirmación
siguen existiendo hoy por hoy, Pues China es una país que consume muchísimo en
términos de bienes y consumo, también es un país exportador de tecnología China
y mal no les fue.
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En base a esta primera parte compartimos lo que decía pensadores como por
ejemplo de la talle de Zizek «Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin
del capitalismo». Atribuida por igual a Fredric Jameson y a Slavoj Zizek,

Superar el realismo capitalista como una destino de resignación ante la falta de


alternativas (al capitalismo o a las formas que adopta en la actualidad) o, dicho si
se prefiere al revés, volver a situar la disputa ideológica en el centro de nuestros
órdenes sociales, se vuelve seguramente una necesidad tanto para la supervivencia
del capitalismo como para los que siempre hemos creído en la posibilidad (acaso la
necesidad) de pensar más allá de él.

Si, además y haciendo uso de la célebre expresión de Max Weber, el capitalismo


necesita de alguna forma de «espíritu» que le prebenda de legitimidad y dinamismo,
y si acordamos que ha entrado en una profunda crisis de legitimidad, eso que los
sociólogos Eve Chiapello y Luc Boltanski identificaron como el «nuevo espíritu del
capitalismo» tras los distintos mayos del 68 que acompañaron a la crisis de la
socialdemocracia y los consensos sociales tras la segunda Guerra Mundial,
podemos seguramente afirmar que el futuro del capitalismo pasa hoy por reavivar
la ambivalente figura de alguna forma de alteridad o negación de sí mismo. Pensar
alternativas antagonistas a, y por tanto superadoras de, el capitalismo es, quizá y
paradójicamente, aquello en que deberíamos estar de acuerdo capitalistas, anti-
capitalistas y altercapitalistas. Alternativas de las que, con toda probabilidad y como
ha sucedido hasta la fecha, pueda alimentarse para sobrevivir.

Tengo serias dudas y escasa confianza en que podamos demarcar o anticipar hoy
los contornos y contenidos de lo que pueda acabar concordando un nuevo espíritu
del capitalismo, pero sí me parece posible señalar los objetos de debate, los dilemas
fundamentales, que tendrá que afrontar. Tienen todos ellos, además, algo en
común: el tiempo en sus distintas formas de estructurarse socialmente. El tiempo,
sí, porque si algo puede definir al capitalismo es, y sin una mínima definición de lo
que entendemos por capitalismo poco podemos seguramente
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avanzar, precisamente, una forma históricamente fresca de articular el tiempo de
los sujetos con el tiempo de la historia.

Tanto de su progresiva automatización e informatización (y por tanto escasez) como


de su dificultad creciente para dar sentido a las poblaciones, para proporcionar
goznes firmes en los que apoyar los relatos (o identidades) que todos nos hacemos
de nosotros mismos. Esta crisis, y la forma en la que la abordemos, esto es, el
debate de cómo pensemos el tiempo de vida en su relación con un tiempo de trabajo
cada vez más escaso e incapaz de darnos seguridad e identidad, será una disputa
ideológica fundamental. ¿Es el capitalismo compatible con una sociedad donde el
tiempo liberado del trabajo sea el que nos diga y ordene socialmente, el que genere
nuevas formas de reconocimiento, de identidad y construcción de las trayectorias
de vida? ¿No debemos asumir que el consumo se está convirtiendo en un espacio
social demasiado estrecho para ocupar esta función esencial? La incapacidad del
trabajo para seguir operando como vínculo social general es, creo, un destino
inevitable ante el que carecemos hoy de perspectivas suficientes. El futuro del
capitalismo dependerá en buena medida de cómo responda a este dilema.

En consecuencia el futuro del capitalismo seguirá latente y seguirá siendo necesario


para el mundo entero, difícilmente y así lo creemos podemos no estar viviendo sin
el capitalismo, que puede haber muchas injusticias dentro de dicho sistema, es
verdad como el sector de los asalariados, pero de un momento a otro se han ido
reivindicando ciertos derechos como establecer las 8 horas laborales, pues siempre
se va a necesitar mano de obra que es uno de los elementos del capitalismo o con
el que se trabaja.

El triunfo del capitalismo, afirma Branko Milanovic, ha sido transformar aquello que
era impensable mercantilizar en una mercancía. El deseo de acumular, el amor por
el dinero nos lleva a fraccionar hasta el último minuto de nuestro tiempo libre en algo
que nos permita obtener alguna ganancia. La gig economy es el ejemplo más
palpable de esto, no contentos con un trabajo ahora podemos seguir trabajando en
nuestro tiempo libre repartiendo comida o manejando para alguien más.

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