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NOMBRE: Eva María Galindo Alvarez FECHA:23/11/2022

MATERIA: Desarrollo Capitalismo DOCENTE: Rolando M.


OPINION SOBRE EL FUTURO DEL CAPITALISMO
En mi opinión, este futuro del capitalismo se verá afectado y actualizado por generaciones dentro de un
sistema económico y social basado en los medios de producción y su prioridad en la propiedad privada
y el mercado, sirve como mecanismo para asignar los recursos escasez de manera satisfactoria y el
capital servirán como fuente para generar riqueza, que ya cambiara en lo social, entonces este
capitalismo moderno tiene el potencial de elevarnos a todos a un nivel de prosperidad sin
precedentes para un futuro, pero actualmente está en bancarrota por las deudas entre países.
“El capitalismo moderno tiene un potencial que elevamos a todos a nivel una prosperidad sin
precedentes, pero actualmente está en bancarrota moral y va encaminado hacia una tragedia.” En 2018
el economista de desarrollo Paul Collier, en su libro El futuro del capitalismo.
Debido a su reforma o regenerar el capitalismo será por los debates que existió antes de la pandemia,
esto incluso empuja a los capitalistas más incondicionales a unirse al coro de voces que piden cambios
de calado. Ahora si hablamos de los lideres empresario tienen trabajo por delante ya que la nueva
generación hereda un sistema necesitado de reformas, pero ellos se imponen a la reflexión sobre el
futuro del capitalismo. Este doble diagnóstico en forma de ausencia de alternativas y de presencia de la
catástrofe está, claro, íntima y fatalmente relacionado, como si la imposibilidad de imaginar
alternativas al capitalismo nos llevara a formas de pesimismo capaz de integrar la catástrofe en nuestras
estructuras de sentimientos e imaginarios del futuro. Como si nos hubiésemos silenciado del
desplazamiento del optimismo de los mundos posibles al pesimismo de la inevitabilidad y la
resignación. Claro que un mundo irreformable es, quizá, un mundo demasiado frágil y, por tanto,
demasiado amenazado.

Por tanto, repetirse se ha convertido en un slogan más que en un novedoso diagnóstico de época, pero
permite empezar estas breves reflexiones con una frase que, está en cargada de este sentido: «Es más
fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo». Atribuida por igual a Fredric
Jameson y a Slavoj Zizek, sino que su inevitabilidad parecería estar acompañada de una percepción de
colapso que afectaría al futuro mismo del mundo. Si, podemos incluso imaginar el fin del mundo sin
duda será porque quizás normalizará un cierto aire apocalíptico de los tiempos.
Si el capitalismo se podía separar de una idea al futuro abierto como continente ilusionante de múltiples
posibilidades aún no realizadas, si esta apertura moderna de los horizontes de sentido y de la libertad
que prometían, era parte de su propia gramática y de las formas de imaginación que desplegaba, hoy
parece una operación de un régimen sin tiempo, sin horizontes esperanzador de transformación social,
vale decir, sin un futuro que resuelva (porque permita imaginar superados) los conflictos,
desigualdades o sufrimientos que sin duda genera en el presente. Así que un capitalismo sin capacidad
para imaginar un futuro y sin el ambivalente impulso modernizador que siempre lo acompañó es,
seguramente, un capitalismo debilitado o afectado por alguna forma de crisis.
Es posible que el futuro del capitalismo pase necesariamente por la capacidad de imaginar alternativas;
sino al capitalismo de sí mismo para una forma naturalista que adopta hoy o ser cancelado por la crisis
del futuro abierto que promete. Tras esta síntesis extrema de lo que podría definirse como capitalismo,
cabe pensar que su futuro pasa necesariamente por dar una nueva respuesta a la forma que pueda
adoptar en las próximas décadas. Y creo que ha de hacerlo bajo, las cuatro constataciones ineludibles:

 En primer lugar, una crisis irreversible del trabajo, tanto de su progresiva


automatización e informatización (y por tanto escasez) como de su dificultad creciente para
dar sentido a las poblaciones, para proporcionar goznes firmes en los que apoyar los relatos
que todos nos hacemos de nosotros mismos. El futuro del capitalismo dependerá en buena
medida de cómo responda a este dilema.
 En segundo lugar, está relacionada con esta crisis del trabajo asalariado que vengo a
señalar, nos encontramos con otra forma de desestabilización en la ordenación del
tiempo social y del equilibrio forzado que ha acompañado a los diferentes espíritus del
capitalismo, y esto establecía una frontera entre el tiempo de la producción y el de la
reproducción social, vale decir que el tiempo del trabajo y el tiempo del cuidado. Cuando
exista una distribución entre producción y reproducción, entre hombres y mujeres que
lleva tiempo saltando por los aires sin hallar lo podemos encontrar de otras formas para el
reparto del tiempo social, así como de nombrarnos más allá de un dualismo de género
resultado de una equivalencia forzada.
  En tercer lugar, otra crisis del tiempo, esta vez la ecológica que lleva, a la pregunta por
el futuro mismo del planeta, por la continuidad del mundo tal y como lo conocemos, y por la
lógica perteneciente que define en el capitalismo la productividad sin límites, la idea de un
futuro como extensión infinita de las posibilidades presentes. ¿No está hoy en cuestión la
posibilidad de que el capitalismo asegure en el futuro las mismas o similares libertades de
las que hoy gozamos en el presente? Si pretendemos que las generaciones futuras dispongan
de las mismas libertades que hemos disfrutado nosotros. Pero, ¿cómo hacer compatible el
capitalismo, y la democracia en la que se asienta, con las libertades de las futuras
generaciones? ¿No obliga la crisis ecológica a una profunda transformación de la relación
que habíamos conocido hasta la fecha entre capitalismo, libertad y democracia? ¿Qué
capitalismo surgirá de esta transformación?
  En cuarto lugar, hay una lección que, si bien conocíamos desde largo tiempo, la
pandemia de la Covid-19 ha vuelto ineludible: un mundo de sincronizado, atravesado
por distintas temporadas en las formas de desarrollo económico y social, un mundo
profundamente desigual, no es solo que puede ser moralmente rechazable, sino que se
vuelve fuente de amenazas, inseguridades y miedos incompatibles con el propio futuro del
capitalismo, o con la posibilidad de que el capitalismo proporcione un futuro confiable, es
incompatible con el equilibro que habíamos alcanzado entre nuestros sistemas democráticos
y nuestras economías capitalistas. Sabemos, sí, que la desincronización que define el sistema
mundo globalizado en el que vivimos, que las distintas temporalidades que lo recorre con
una profunda desigualdad interna, es incompatible con los propios horizontes de confianza y
seguridad deseables, y seguramente también necesarios, para países del norte rico como el
nuestro.

Cómo respondamos a estos cuatro dilemas, y sin duda a muchos otros que no puedo enumerar
aquí, definirá no solo el futuro del capitalismo, sino algo aún más inquietante, si el capitalismo
tiene o no futuro. Como menciona que las generaciones del mundo y el futuro del capitalismo
serán vinculadas y en base de eso su sistema económico y social basado en los medios de
producción y son de propiedad privada y el mercado sirve como mecanismo para asignar los
posibles recursos de escasez con la manera satisfactoria para los distintos y nuevos integrantes.
Así que el futuro del capital servirá como fuente para generar riqueza, ya no sería social
entonces un capitalismo moderno tiene el potencial de elevarnos a todos a un nivel de
prosperidad sin precedentes por lo que tendrán una perspectiva nueva, pero actualmente está en
bancarrota por las deudas entre países y eso no beneficia para un buen futuro capitalismo

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