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PERDÓN Y ARREPENTIMIENTO
1. ORACIONES
Páginas: 1. Oraciones | 2. Oraciones para ir a confesar I
3. Oraciones para ir a confesar II

SALMO MISERERE [1]

Tenme piedad, oh Dios, según tu amor,


por tu inmensa ternura borra mi delito,
lávame a fondo de mi culpa,
y de mi pecado purifícame.
Pues mi delito yo lo reconozco,
mi pecado sin cesar está ante mí;
contra Ti, contra Ti solo he pecado,
lo malo a tus ojos cometí.

Por que aparezca tu justicia cuando hablas


y tu victoria cuando juzgas.
Mira que en la culpa ya nací,
pecador me concibió mi madre.
Cristo con los pecadores arrepentidos Mas Tú amas la verdad en lo íntimo del ser,
de Otto Van Veen, 1607 y en lo secreto me enseñas la sabiduría.
Landesmuseum, Mainz Rocíame con el hisopo, y seré limpio,
lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Si el ladrón obtuvo la gracia del paraíso, ¿por qué el cristiano no ha de obtener el Devuélveme el son del gozo y la alegría,
perdón? exulten los huesos que machacaste Tú.
Retira tu faz de mis pecados,
San Máximo de Turín
Sermón 53 borra todas mis culpas.
Crea en mí, oh Dios, un puro corazón,
No dudéis del perdón, pues, por grandes que sean vuestras culpas, la magnitud de su un espíritu dentro de mí renueva;
misericordia perdonará, sin duda, la enormidad de vuestros muchos pecados no me rechaces lejos de tu rostro,
no retires de mí tu santo espíritu.
San Jerónimo
Coment. sobre el profeta Joel Vuélveme la alegría de tu salvación,
y en espíritu generoso afiánzame;
Dios no se escandaliza de los hombres. Dios no se cansa de nuestras infidelidades. enseñaré a los rebeldes tus caminos,
Nuestro Padre del Cielo perdona cualquier ofensa, cuando el hijo vuelve de nuevo a El, y los pecadores volverán a Ti.
cuando se arrepiente y pide perdón
Líbrame de la sangre, Dios, Dios de mi salvación,
Beato José Mª Escrivá de Balaguer y aclamará mi lengua tu justicia;
Es Cristo que pasa, 64 abre, Señor, mis labios,
y publicará mi boca tu alabanza.
Pues no te agrada el sacrificio,
si ofrezco un holocausto no lo aceptas.
El sacrificio a Dios es un espíritu contrito;
un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias.
¡Favorece a Sión en tu benevolencia,
reconstruye las murallas de Jerusalén!
Entonces te agradarán los sacrificios justos,
--holocausto y oblación entera--
se ofrecerán entonces sobre tu altar novillos.

__________

YO PECADOR
(CONFITEOR)

Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles
Pedro y Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que pequé gravemente con el pensamiento, palabra y obra; por mi culpa, por mi culpa, por mi gravísima culpa. Por tanto, ruego a la
bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos, y a vosotros,
hermanos, que roguéis por mí a Dios nuestro Señor. Amén.

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ACTO DE CONTRICIÓN I

¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón
haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la
penitencia que me fuere impuesta. Amen.

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ACTO DE CONTRICIÓN II

Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor.

1. Se trata del más famoso de los salmos penitenciales (nº 51) y la expresión más perfecta de un corazón verdaderamente arrepentido. Se atribuye al rey David, el cual lo pronunció tras su
arrepentimiento por el adulterio cometido con Betsabé. A próposito de él comenta San Pedro de Alcántara (1499-1562): Misericordia, Dios mío, por tu bondad. Porque si en todas tus obras
eres incomparable, en la misericordia te superaste a ti mismo... Te encarnaste por misericordia, naciste, viviste, moriste por misericordia. Tan natural te es tener misericordia como al fuego
quemar y al sol alumbrar; y antes dejará el fuego de quemar y el sol de alumbrar, que tú de tener misericordia. ¿Acaso te faltará misericordia para un pobre como yo, que con tanta insistencia
te la pide?. (Fuente: Directorio franciscano). [Volver]

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