Está en la página 1de 2

CONSTRUIMOS EN NUESTRO ENTORNO LA

CIVILIZACIÓN DEL AMOR

La crisis por la COVID-19 ha disparado en el mundo y, desde luego, en nuestro país, el número de
las separaciones y de divorcios, provocando que los jóvenes lleguen a considerar que el amor
no pasa de ser un sentimiento efímero y caduco. Tal impresión se acentúa cuando en su ámbito
más cercano, el de su familia, por ejemplo, se sufren estas rupturas, fortaleciendo la percepción
de que es imposible establecer una relación seria y para toda la vida. A esto se le debe añadir el
comportamiento de algunos personajes de la televisión, que relativizan este sentimiento
privándolo de su valor e importancia. De este modo vemos a jóvenes que sin el menor criterio
establecen relaciones sentimentales ocasionales que empiezan y terminan con celeridad. Esto
provoca, como es obvio, graves consecuencias que van desde la autoagresión hasta los
embarazos precoces y que contribuyen a aumentar, cada vez más, la desazón y desconcierto de
nuestros jóvenes. Frente a esta situación nos preguntamos, ¿qué actitudes deberé promover para
impedir la desvalorización del amor y qué acciones deberé realizar para que mis relaciones
interpersonales estén cimentadas sobre la base de este valor?
Reflexionamos y respondemos
1. ¿Cuál es el principal problema que se plantea en esta situación?
2. ¿Crees, como muchos hoy en día, que el amor es un sentimiento efímero y caduco?
Identificado el problema, el reto sería el siguiente… ¿qué
actitudes deberé promover para impedir la desvalorización del
amor y qué acciones deberé realizar para que mis relaciones
interpersonales estén cimentadas sobre la base de este valor?

RECONOCEMOS QUE EL AMOR FUNDAMENTA NUESTRAS VIDAS


MIRANDO A NUESTRO ALREDEDOR
Aunque su expresión llevaba consigo la timidez de una escolar que aparentemente no había
cumplido con la tarea de la maestra, sin embargo, su respuesta muestra que, a su corta edad,
había entendido qué es el amor. Una mirada atenta a sus actitudes nos permite percibir que para
ella el amor es generosidad, que no es posesivo y que es extraordinariamente misericordioso.

U na maestra pidió a sus alumnos que trajesen lo que más


despertase en ellos el sentimiento del amor. Al retornar, el
primero dijo: Yo traje esta flor. El segundo: Yo traje esta
mariposa. El tercero: Yo traje este pichón de pajarito. La maestra notó
que una no había traído nada. La maestra se dirigió a ella y le
preguntó: Muy bien: ¿y tú? La alumna, tímidamente, respondió:
Disculpe, maestra. Vi la flor y sentí su perfume; pensé en arrancarla, pero preferí dejarla para
otros también la puedan disfrutar. Vi la mariposa, con sus bellos colores, pero parecía tan feliz
que preferí dejarla libre. Vi también el pichoncito caído entre las hojas, pero su mamá volaba
cercana y preferí dejarlos juntos. Por lo tanto, maestra, traigo conmigo el perfume de la flor, la
sensación de libertad de la mariposa y la gratitud de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo
mostrar lo que traje?

También podría gustarte