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Tema4 Trastornos Motores en El Niño
Tema4 Trastornos Motores en El Niño
Principales trastornos y
dificultades motores en el
niño
Índice
Esquema 3
Ideas clave 4
4.1. Introducción y objetivos 4
4.2. Trastorno del desarrollo de la coordinación 5
4.3. Trastornos del tono muscular 13
4.4. Trastornos del equilibrio 16
4.5. Tics y estereotipias 19
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4.6. Hiperactividad 20
4.7. Trastornos de la dominancia lateral 22
4.8. Caso práctico resuelto 25
4.9. Referencias bibliográficas 29
A fondo 31
Test 33
Esquema
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Objetivos:
Por otra parte, hay muchos niños que no se desenvuelven tan bien y que incluso se
les puede definir de «torpes». Su manejo con los objetos es mucho menos preciso,
pueden derramar algo de zumo cada vez que lo vierten en el vaso, a menudo se les
cae el lápiz de las manos, cuando caminan entre los pupitres en el aula suelen
tropezar con algún mueble y en los deportes nunca son elegidos los primeros para
formar un equipo. A pesar de esta falta de precisión en la habilidad motora, estos
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niños pueden llevar una vida totalmente normal sin que ello les suponga un gran
inconveniente en su desarrollo.
Este retraso puede afectar a su motricidad gruesa, a la motricidad fina o las dos. Estas
dificultades aparecen desde las primeras fases del desarrollo del niño y en ausencia
de cualquier trastorno físico y neurológico que pudiera justificarlas. Aunque el nivel
intelectual de estos niños está dentro de la normalidad, su desempeño académico se
ve afectado, así como el correcto desempeño de las actividades que forman parte de
la vida diaria y que para la edad del niño son esperadas que realice correctamente,
como pueden ser vestirse, atarse los cordones, hacerse el desayuno o preparar la
mochila para ir al colegio (consulta en la Tabla 1 los criterios diagnósticos según DSM-
V).
En etapas más tempranas se pueden observar en niños con este trastorno un retraso
en la adquisición de los hitos del desarrollo motor como en la aparición del gateo, el
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Etiología
No se conoce todavía una etiología precisa y esto es porque no existe una única causa,
dada la heterogeneidad que nos podemos encontrar dentro del trastorno, pero sí
existen algunas aproximaciones a las posibles causas.
Por un lado, encontramos aquellos autores que defienden que los problemas en el
desarrollo de la coordinación se deben a un mal procesamiento e integración
sensorial. El niño puede tener problemas en el análisis de la información que se
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Un último cuerpo de teorías son las hipótesis del déficit del modelado interno, que
sugieren que los niños con trastorno del desarrollo de la coordinación presentan
dificultades en su capacidad para representar acciones mentales. Un control motor
exitoso resulta de una representación mental interna que de forma precisa predice o
hace cálculos de las consecuencias sensoriales de la actividad motora. Se puede decir
que antes de realizar un movimiento este ya ha sido planificado mentalmente, de
ahí la representación mental del movimiento. Si esta representación mental no
coincide con el movimiento efectivo habrá una desadaptación o desfase. Estas
representaciones se van haciendo cada vez más exactas gracias a la experiencia, los
niños con trastorno del desarrollo de la coordinación parece que no reciben el
feedback que les permite mejorar de una ocasión a otra.
Lo que sí que parece claro es que tanto para la hipótesis del déficit de la
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automatización como para la del modelado interno existe una explicación a nivel
neurológico. Disfunción en ciertas áreas cerebrales, entre las que destaca el
cerebelo, subyacen a la etiología de estos problemas descritas en ambas hipótesis
(Cantin et al., 2007).
Tropieza con los muebles, parece que no se fija por dónde va, se le caen las
cosas, se le califica a menudo de ser «torpe».
Está inquieto en clase, se levanta del pupitre con frecuencia.
Su apariencia es desaliñada (cordones desatados, camisa por fuera o mal
abotonada, etc.).
Le cuesta utilizar los instrumentos en clases como geometría o ciencias (reglas,
compás, balanza, microscopio, etc.).
Tanto las más orientadas a la tarea como aquellas que están más orientadas a los
procesos cognitivos subyacente, ayudando al niño a desarrollar estrategias para la
resolución de problemas, la adquisición de destrezas o entrenamiento en habilidades
motoras orientadas a las tareas específicas, entrenamiento en aprendizaje sesorio-
motor, trabajo del desarrollo de la conciencia espacial y corporal. Teniendo, siempre,
en cuenta las características individuales del niño.
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En el apartado A fondo puedes visitar la web de las asociaciones del trastorno del
desarrollo de la coordinación donde podrás encontrar múltiples recursos
interesantes.
Salvo en momentos concretos del día, como durante la fase MOR (movimientos
oculares rápidos) del sueño, nuestros músculos, aunque se encuentren en reposo,
mantienen cierto nivel de contracción o de tensión. Esta contracción pasiva y
continua nos permite por ejemplo que podamos mantener la postura del cuerpo, es
a lo que se denomina tono muscular.
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Los trastornos del tono muscular no son una enfermedad en sí, sino más bien un
síntoma que puede deberse a numerosas causas, por lo que es importante observar
con detalle ciertos aspectos como la intensidad y la frecuencia de los síntomas, el
momento de aparición y otras características por si fuera necesario realizar exámenes
complementarios al niño.
Como ocurre con otros aspectos ya expuestos anteriormente, las alteraciones del
tono muscular pueden situarse a lo largo de un continuo según su gravedad.
Así podemos encontrar casos de niños que presenten ciertas dificultades de carácter
leve que les ocasionen poca interferencia con el desarrollo normal de su vida diaria y
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las cuales puedan ser resueltas de manera sencilla, hasta casos de niños con
trastornos del tono muscular consecuencia de algunas situaciones patológicas
altamente invalidantes que deban ser tratados clínicamente. Son los primeros casos
en los que nosotros centraremos nuestro estudio ya que son los que con mayor
probabilidad nos encontraremos en el contexto escolar.
Las sincinesias también pueden ser de dos tipos en función del movimiento que se
realice. Las sincinesias de imitación, cuando el movimiento es un esbozo o
Hipotonías: son el caso opuesto a las hipertonías, es decir, la diminución del tono
muscular, apreciándose flacidez y debilidad muscular, así como incapacidad para
mantener la postura.
Los trastornos del equilibrio crónicos no son muy habituales en niños, pero diferentes
situaciones como infecciones en el oído, reacciones a ciertos medicamentos, bajadas
de presión arterial o un golpe en la cabeza pueden provocar problemas en el
equilibrio de tipo transitorio que conviene no subestimar. Por otra parte, los
síntomas de los niños con trastorno del equilibrio pueden ser confundidos con otras
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equilibrio.
Tortícolis paroxística benigna infantil: afecta sobre todo a los lactantes y los niños
pequeños. Se desconocen las causas, pero los niños con esta afección suelen tener
la cabeza inclinada porque se sienten mareados. También pueden tener dolores
Fístula perilinfática: una fuga del líquido del oído interno al oído medio. Provoca
inestabilidad que suele aumentar con la actividad, además de mareo y náuseas.
Un tic una vez que se ha iniciado ya no puede interrumpirse, los tics motores simples
pueden ser movimiento o sacudidas de la cabeza o de alguna parte de la cara como
parpadeos, muecas, movimientos de la boca o los labios. Como tics vocales podemos
encontrar como los más usuales el carraspeo de garganta, suspiros, risa nerviosa,
chasquidos con la lengua, tos, ronquidos, silbidos, coprolalia o ecolalia.
Los tics pueden ser de carácter transitorio o crónicos. Alrededor del 15 % de los niños
han presentado algún tipo de tic transitorio a lo largo de su vida que luego ha
desaparecido sin mayores consecuencias (Jankovic y Fahn, 1986). Es más frecuente
en niños que en niñas.
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4.6. Hiperactividad
Por otra parte, un zurdo contrariado es aquel que ha sido entrenado para el uso de
la mano derecha en actividades como comer y escribir por algún tipo de
convencionalismo social, cuando su lateralidad manual era claramente zurda.
Afortunadamente esta práctica está cada vez más en desuso, ya que es importante
respetar el predominio lateral de los niños.
Por último, también han surgido muchas teorías acerca de las diferencias en la
capacidad cognitiva entre diestros y zurdos. Lo cierto es que no se ha podido
demostrar ninguna diferencia significativa a nivel intelectual, a nivel creativo, en el
desempeño académico ni respecto a ninguna otra capacidad.
Sin embargo, es evidente que el mundo en general está diseñado para las personas
diestras y los zurdos pueden encontrar muchas dificultades con las que los diestros
no deben lidiar a lo largo de su vida, como el diseño de ciertos pupitres, el uso de
algunos objetos o la forma en la que aprendemos a escribir, mucho menos práctica
cuando se hace con la mano izquierda. La escritura en espejo no está asociada
tampoco a la zurdería como se ha tendido a considerar en otros momentos.
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El niño zurdo tiende a adoptar una posición de barrido por encima de la línea cuando
aprende a escribir, es decir, rota en exceso el hombro izquierdo y la muñeca para
poder ver lo que está escribiendo sin que la mano se lo tape. Si la escritura tuviera
Con niños que comienzan a escribir, podemos ayudarles a corregir este problema
instruyéndoles a que adopten posturas más cómodas girando el papel ligeramente
hacia el lado izquierdo y colocando el trazo por debajo de la línea, sin que tengan que
girar tanto el hombro y la muñeca.
Juan Diego tiene 11 años y acaba de entrar en sexto curso de Educación Primaria. La
verdad es que no le ha sido nada fácil llegar hasta aquí. En especial, los dos últimos
años han supuesto un gran esfuerzo para él y también para sus padres que han tenido
que costear continuas clases particulares durante el curso. Juan Diego ha crecido
escuchando decir de él mismo que es «un poco vago», aunque nunca ha entendido
el porqué, cuando siempre intenta esforzarse.
A finales del curso pasado sus padres empezaron a preocuparse porque las exigencias
de algunas asignaturas empezaron a hacérsele muy cuesta arriba y parecía que iba
repetir curso. Tras una reunión con su tutora, siguiendo el consejo de esta, decidieron
pedir ayuda profesional, ya que, además de problemas académicos, Juan Diego
llevaba tiempo desmotivado y triste.
padres han venido a la escuela a comentar la situación con el nuevo tutor: «nuestro
hijo tiene un trastorno dispráxico, le cuesta más que al resto aprender los
movimientos y coordinar su cuerpo», comenta el padre. «Siempre hemos pensado
que era bastante torpe, pero pensábamos que se debía a que no prestaba atención
a lo que hacía porque era algo perezoso», refiere la madre.
Respuesta
Hay que asegurarse que el asiento sobre el que pasa la mayor parte del día es
adecuado para él, a veces hay sillas o taburetes (como las que nos encontramos en
el laboratorio de prácticas) muy incómodos y en los que no es fácil para todos los
niños mantenerse en equilibrio. Hay que identificar estas dificultades y buscar
alternativas, lo ideal son asientos con respaldo y reposabrazos.
Por otra parte, Juan Diego no está situado en el lugar óptimo para él en el aula. Lo
sentaremos cerca de la pizarra, en las primeras filas, así nos aseguramos de que
pueda verla bien y evitamos que se distraiga con facilidad. También el docente podrá
controlar mejor su conducta. En clases en las que los pupitres forman hileras es mejor
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A veces a los niños con trastorno del desarrollo de la coordinación les cuestan estar
sentados durante mucho tiempo y se ponen inquietos y nerviosos. Si a Juan Diego le
ocurre esto, podemos negociar con él que pueda levantarse y dar una vuelta por el
También hay que prestar atención a los instrumentos cuyo uso requiera habilidad
(compás, tijeras, instrumentos de geometría, etc.). Debería estar disponible
equipamiento adaptado y fácil de usar (lápices con sujeciones especiales, reglas
imantadas, papel cuadriculado, etc.).
Juan Diego presenta dificultades en la escritura fluida, por lo que habría que intentar
gestionar el número de apuntes que debe tomar por escrito acorde a su habilidad, se
le pueden facilitar fotocopias con los apuntes y en los exámenes también para que le
diera tiempo a terminarlos. Si fuera necesario puede recurrirse al uso de ayudas
técnicas como ordenadores, teclados o grabadoras que eliminen la dificultad para
escribir y así pueda concentrarse en el contenido. En los exámenes se le puede dejar
un tiempo extra para que pueda organizar sus respuestas o disponer de alguna ayuda
o adaptación para la escritura.
El trabajo en grupo puede ayudarle a relacionarse. El docente debe formar los grupos
con miembros que tengan habilidades complementarias entre sí, así evitamos la
ansiedad de Juan Diego de que nadie le elija. Se asignarán roles dentro de los grupos
en el que todos tengan algo que aportar de forma activa. Se debe vigilar cualquier
actitud de acoso.
Se ha comprobado que asignarle un compañero que actúe como «mentor» puede ser
una estrategia con buenos resultados. Por ejemplo, alguien encargado de ayudarle a
llevar la bandeja con la comida en el comedor o acompañarle al aula de gimnasia
unos minutos antes que el resto para que puede ir cambiándose de ropa.
El docente debe ser consciente de las limitaciones de Juan Diego para así poder
brindarle los apoyos que necesite evitando así la sensación de frustración por no
conseguir logros y su desmotivación y tristeza. Es importante identificar cualquier
situación de burla o acoso por parte de los compañeros y erradicarla completamente.
Se puede conversar en privado con los niños que se burlen de él y explicarles cómo
Juan Diego se siente y cómo sus burlas le pueden afectar.
Gilberg, C. (2003). Deficits in attention, motor control and perception: a brief review.
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Martin, N. C., Piek J. P. y Hay, D. (2006). DCD and ADHD: a genetic study of their
shared aetiology. Hum Mov Sci, 25, 110-124.
Moreno-Murcia, J. A., Martínez-Galindo, C., Ruiz Pérez, L. M., García Coll, V. y Martín-
Albo, J. (2011). Validation of the Spanish version of the children’s self-
perceptions of adequacy in and predilection for physical activity (CSAPPA)
questionnaire. Psychology, Society, & Education, 3(2), 113-132.
3. Las teorías que defienden como posible etiología del trastorno del desarrollo de la
coordinación que el niño presenta dificultades en su capacidad para representar
acciones mentales son las conocidas como:
A. Teorías del procesamiento e integración sensorial.
B. Teorías del déficit de automatización.
C. Teorías del déficit del modelado interno.
cuerpo.