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Evaluación primaria
Trauma muscular esquelético
Trauma de tórax
Trauma abdominal
Desarrollo
Evaluación primaria
La evaluación primaria es una aproximación estructurada e indiferenciada al paciente con
patología aguda potencialmente grave que permite la pesquisa oportuna y el tratamiento de
aquellas condiciones que ponen en riesgo la vida o funcionalidad de los enfermos. Y que
sigue un orden prioritario son a) manejo de vía aérea con control columna cervical b)
respiración (ventilación) c) circulación y control de hemorragias d) déficit neurológico. E)
exposición y proteger del entorno.
El objetivo principal es identificar aquellas lesiones con riego vital inminente y su rápida
Resolución. Se debe asegurar la permeabilidad de la vía aérea e inmovilizar el cuello.
Posteriormente hay que evaluar la función
Del sistema respiratorio para detectar signos
Las estructuras musculo esqueléticas, como sostén y efectores de movimiento del cuerpo,
nos permiten realizar las más diversas actividades, las cuales según energía y mecanismo
involucrado pueden generar lesiones en estructuras específicas y de distinta severidad, que
sumado a las características propias de cada individuo, responden a mecanismo
fisiopatológicos distintos que revisaremos a continuación para cada lesión:
Esguince
Grado I: distensión ligamentosa con lesión leve del ligamento, observándose desgarros a
nivel microscópico los que no son visibles a nivel macroscópico.
Producida la lesión comienza la curación del tejido, siendo importante conocer ciertos
factores que dificultarán este proceso y que nos orientarán en cuanto a pronóstico, como
son: lesión de ligamento intraarticular, edad avanzada, inmovilización, tabaquismo, AINES,
diabetes, ingesta de alcohol.
Fractura
Se produce por aplicación de una cantidad de energía que supera la resistencia del hueso
resultando en la perdida de continuidad ósea y lesión de tejidos vecinos. Existen múltiples
mecanismos lesionales, pero se distinguen dos en forma general: traumatismos directos e
indirectos. Los traumatismo directos se producen por una fuerza aplicada sobre el hueso,
esto en forma perpendicular al mismo, generando una fractura transversa al eje del hueso, o
por aplastamiento que producirá una fractura de rasgo mas compleja con mas de dos
fragmentos resultantes. Los traumatismos indirectos, por su parte, se producen por una
fuerza tangencial al hueso que genera un movimiento rotatorio forzados o tracción por
contracción violenta de un músculo que resulta en fractura ósea, reconociéndose en estos
casos fracturas de rasgo helicoidal o por avulsión respectivamente.
Fractura por estrés: producida por fuerza compresiva o tensil repetitiva que supera la
capacidad de remodelación del hueso.
Fractura en hueso patológico: fractura en sitio especifico de hueso afectado por alguna
patología focal, tumoral o infecciosa que altera estructura anatómica y funcional del hueso
sano disminuyendo con esto la resistencia al estrés mecánico.
Fractura por insuficiencia: se produce en huesos con resistencia estructural disminuida
como ocurre en la osteoporosis, osteomalacia u osteogénesis imperfecta, produciéndose
lesiones con energía menor a la que lesionaría un hueso sano.
Independiente del tipo de fractura, desde el momento en que se lesiona el tejido se inicia un
proceso de curación que se ha estudiado en 3 fases: la fase de inflamación, en la cual se
forma un hematoma que permite la concentración de células inflamatorias y factores de
inflamación y crecimiento que activan la proliferación de fibroblastos y osteoblastos que
permitirán organización de nuevo tejido óseo; seguida de la fase de reparación, dentro de
las 2 primeras semanas de ocurrida la lesión, donde ocurre la diferenciación de osteocitos y
condrocitos formando el callo óseo, de un callo blando (rico en fibroblastos ) a un callo
duro; y por último la fase de remodelación, que se superpone a la fase de reparación y
continua posterior a la unión clínica, de meses a años de duración, en la cual condrocitos
entran en apoptosis, se produce invasión por nuevos vasos sanguíneos y el hueso se
reorganiza mediante actividad osteoblástica y osteoclástica, pasando de hueso fibrilar a
hueso laminar trabecular, esto último estimulado por estrés mecánico al que es sometido
normalmente el hueso.
La reparación del tejido óseo requerirá una buena vascularización y nutrición existiendo
ciertos factores que pueden intervenir negativamente, reconociéndose: un estado nutricional
deficiente, comorbilidades (diabetes) , el habito tabáquico, el consumo de alcohol y el uso
de ciertos fármacos como los AINES y anticoagulantes.
Luxación
Es la perdida de contacto entre los extremos articulares de los huesos que componen una
articulación, con lesión capsulo-ligamentosa, muscular y de estructuras vecinas (vasculares,
nerviosas) que estabilizan la misma. Esto desencadenado por una fuerza externa, de
magnitud variable, aunque por lo general intensa e indirecta que genera tracción, rotación o
angulación sobre la articulación. Existen circunstancias que favorecerán una luxación,
como son: una contención articular anatómicamente precaria como ocurre en la articulación
glenohumeral donde las superficies de contacto articular son muy dispares; laxitud
ligamentosa y debilidad de la musculatura estabilizadora de la articulación.
Trauma de tórax
El traumatismo torácico supone la segunda
Causa de muerte en la infancia, tras el traumatismo craneoencefálico. Suele aparecer en el
Contexto de un politraumatismo (4-8%), debido principalmente a accidentes de tráfico,
bicicleta, atropellos y maltrato o agresión. Presenta picos de incidencia a los 8-9 años y a
los 14-15 años. La contusión pulmonar es la lesión más frecuente, seguida de fracturas
costales, neumotórax simple y hemitórax.
Clasificación
• Traumatismo cerrado (85-95%): ocurren
Como consecuencia de un traumatismo directo, por mecanismos de compresión y
Deceleración. Suelen ser secundarios a accidentes de tráfico, atropellos y/o caídas de
Bicicleta. Tienen mayor incidencia en niños
Pequeños, y las lesiones más frecuentes
Son las fracturas costales y la contusión
Pulmonar.
• Traumatismos abiertos (10-15%): habitualmente están producidos por heridas de
Arma blanca o de fuego. Son frecuentes el
Neumotórax, el hemitórax, la laceración
Pulmonar y la lesión de grandes vasos. La
Edad media de los niños es mayor que la de
Los cerrados y tiene mayor mortalidad.
Trauma abdominal
El trauma abdomen puede ser lesionado en muchos tipos de traumatismos; la lesión puede
limitarse al abdomen o estar acompañada de graves traumas, multisistémicos. La naturaleza
y la gravedad de las lesiones abdominales varían ampliamente dependiendo del mecanismo
y las fuerzas involucradas, por lo tanto, las generalizaciones sobre la mortalidad y la
necesidad de una reparación quirúrgica tienden a ser engañosas.
Las lesiones a menudo se clasifican según el tipo de estructura que está dañado:
Pared abdominal
De órganos sólidos (hígado, bazo, páncreas, riñones)
Víscera hueca (estómago, intestino delgado, colon, los uréteres, la vejiga)
Vasos
Algunas lesiones específicas debido a traumatismo abdominal se analizan en otros
apartados, incluyendo aquellos en el hígado, el bazo y del tracto genitourinario.
Cerrado
Penetrante
El traumatismo cerrado puede involucrar un golpe directo (p. ej., patada), el impacto con un
objeto (p. ej., caen en el manillar de la bicicleta), o desaceleración repentina (p. ej., la caída
desde una altura, accidente de tráfico). El bazo es el órgano dañado más comúnmente,
seguido por el hígado y una víscera hueca (típicamente el intestino delgado).
Las lesiones penetrantes pueden o no penetrar en el peritoneo y, aunque lo hagan, pueden
no causar lesiones orgánicas. Las heridas de arma blanca son menos propensas que las
heridas de bala que dañan las estructuras intraabdominales; en tanto, cualquier estructura
puede verse afectada. El traumatismo penetrante en el tórax por debajo del cuarto espacio
intercostal (o línea del pezón) también debe evaluarse como una posible herida abdominal
debido a la ubicación de los órganos abdominales dentro del tórax durante el ciclo
respiratorio.
Clasificación
Las escalas de lesiones se han ideado para clasificar la gravedad de la lesión de órganos
desde grado 1 (mínimo) hasta grados 5 o 6 (masiva); la mortalidad y la necesidad de la
reparación quirúrgica aumenta a medida que aumenta el grado. Existen escalas para el
hígado (véase tabla Grados de lesión hepática), bazo (véase tabla Grados de lesión
esplénica) y los riñones (véase Clasificación de las lesiones renales).
Lesiones asociadas
La lesión cerrada o penetrante que afecta a las estructuras intraabdominales también puede
dañar la columna vertebral, las costillas y/o la pelvis. Los pacientes que experimentan
desaceleración significativa a menudo tienen lesiones en otras partes del cuerpo, incluyendo
la aorta torácica.