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SÍNTESIS JURÍDICA

Rosa Elvira Cely

Era una mujer de 35 años que vivía en Bogotá, tenía una hija de 12 años, trabajaba en un
puesto ambulante en la calle durante el día y por la noche estudiaba en una escuela pública
para terminar su secundaria. Un excompañero de esa escuela la asesinó la madrugada de un
jueves en un parque central de Bogotá. Esa noche, casi milagrosamente, Cely alcanzó a
marcar a un número de emergencias. “Estoy en el Parque Nacional. Me están violando”, le
gritó a la policía y les dijo su ubicación. Las autoridades no llegaron a tiempo. Cuando la
encontraron, estaba tirada en el suelo con hipotermia, herida en varias partes del cuerpo y
con señas de estrangulamiento. Un análisis posterior reveló que el asesino había
introducido un objeto por su ano, posiblemente un palo, con el que destruyó su útero y
trompas de Falopio. Rosa Elvira Cely fue llevada a un hospital y murió tras cuatro días en
cuidados intensivos.
El Estado no solo le falló esa noche. El diario nacional El Espectador encontró que Javier
Velasco, el asesino, ya había había sido condenado previamente por matar otra mujer en
2002 (solo cumplió 19 meses de condena); que tenía una denuncia penal por abuso sexual
de sus dos hijastras y que algunas autoridades habían advertido el riesgo de que Velasco
volviera a asesinar a una mujer. La historia, efectivamente, se repitió.

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