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El burro y las riatas

En una tarde como cualquiera en la quebrada de Tururumi 1 un grupo de


arrieros a caballo se dirigían hacia la gran feria en Andahuaylas. En eso tan
rápido calló la noche que obligó a los arrieros a acampar en una cueva
cercana, probablemente la casa de un puma solitario. Los arrieros aseguraron
a los caballos atándolos en algunos árboles con las “riatas” ya para así ir
tranquilos a dormir en la cueva donde acamparon.

Pero en aquella noche de luna media sucedería un hecho de hurto. Un grupo


de zorros, ya cerca a la amanecida, desataron a los caballos para robarse las
“riatas” así dejando a la intemperie y libremente a los caballos, que feliz mente
por ser muy dóciles se quedaron en el mismo lugar alimentándose con el
delicioso forraje verde de Tururumi.

Ala, mañana siguiente Gabriel, fue a por los caballos, que por suerte los
encontró en el mismo lugar, pero al querer desatar de la mano la riata a un
caballo se percató de que la riata de ese caballo no estaba en su mano, se fue
corriendo al árbol donde lo había amarrado, y la riata no estaba. Así
sucesivamente buscando, buscando en cada mano de los caballos en cada
árbol, pero ninguna riata. Gabriel muy preocupado recurrió hacia un burro que
dormitaba a lo lejos, cerca a las orillas del río. Al llegar Gabriel donde el burro
le preguntó si es que había visto algunas riatas, a lo que le respondió el burro:
a ver, a ver, a ver, y suspiró un poco con cansancio y a la misma ves con
paciencia. sí deseas te traigo las riatas extraviadas, pero con la condición de
que me den un par de mantadas de alfalfa verde y fresca. A lo que Gabriel
estuvo de acuerdo.

El burro en aquella noche del robo de las riatas el era el testigo, entonces
conocía el paradero de los zorros, ósea de donde se encontraba el botín de
aquella noche de luna entonces el burro con su astucia ideo un plan para
recuperar las riatas robadas. El plan consistía en hacerse el muerto orillado a la
puerta de la cueva de los zorros para que lo jalaran con las riatas y en eso
cuando los zorros hagan fuerza y tiren de él jalándolo, el se levante para correr
con las riatas en su cuerpo para así recuperarlas, nada podía fallar ese era el
plan del burro.

Entonces en la noche el burro se hecho como un muerto a la puerta de la


cueva de los zorros, un zorrito que aún era un niño aviso a su mamá que había

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Un valle de pastizales ubicado en San Pedro de Larcay, donde habitan los pumas, “los dueños de monte
y pradera”.
un burro tirado en el suelo de la puerta de la cueva entonces su mamá con
sumo cuidado lo vio al burro y se dirigió a avisar a su esposo el zorro para que
examine al burro, para asegurarse si es que ya estaba muerto o se hacia el
muerto, o simplemente estaba durmiendo. Zorro al ver al burro, lo examino,
primero vio si es que respiraba luego le toco su pata, le jaló una oreja, pero el
burro nada ni se movía. Zorro convencido de que el burro había muerto de
fatiga, entro a la cueva para llamar a sus amigos, a que lo ayuden jalar a ese
burro.

Sus amigos llegaron, entonces uno de ellos saco las riatas y las amarró, una en
las patas, otra en el cuello otra en la panza, y así en casi todo su cuerpo
hicieron nudos, tras nudos, encima exclamando: ¡jejejeje, para que este
seguro! Al terminar de supuestamente asegurar al burro tiraron de él con toda
su fuerza, lo estaban arrastrando, ellos decían: ¡huk, iskay, kimsa…CHUTAY!
¡chutay2 carajo, chutay, chutay falta poco! Con mucha fuerza, pero en eso el
burro de levantó, los miró y con el corazón en la boca, se hecho a correr como
un loco, jalando sin repulsión a los zorros que no pudieron aguantar la fuerza
del burro bien alimentado con forraje verde, los zorros gritaban ¡hay suelten la
riata, suéltenla! Pero lastimosamente ya era muy tarde, se habían enredado
con la riata y el burro los estaba arrastrando. Algunos zorros se quedaron
atracados en algunas piedras del camino, pero la mayaría terminó como una
trucha dentro de una atarraya, asfixiados, y ya sin vida. El burro que llego a su
arbolito de sombra, se quedo un rato peleando con las riatas, desatándolas y
dejando caer a los zorros que no pudieron soltar la riata, el burro con mucha
empatía, escarbo una fosa común con sus cascos de sus patas y allí enterró a
los zorros que pretendieron darse un festín con su carne.

En aquella noche doña Atuq la jefa y esposa de don Atoq ya finado por ese
grandísimo burro, en aquella noche las mujeres zorras, hicieron un velorio por
sus maridos fallecidos por culpa del burro, en esa noche hubo una pequeña
reunión en el que acordaron levantar una queja a su compadre el Puma, y que
mañana doña Atuq se acercaría a la cueva de su compadre para que le tire
cuello a ese maldito burro que le quito a su pareja, a su amado Atoq, que dejó
a mucho huérfanos de padre, ya que ellos nomas eran una gran familia. En
aquella noche juraron venganza en contra del burro, y se juraron que el burro
pagaría con sangre la perdida de sus esposos.

Desde muy temprano enterraron a sus esposos llevándolos en camillas de


totorita, que frágilmente trenzado estaba siendo sostenido a los palos en ,
después de muchos llantos de ayer y de hoy con las lágrimas se fue junto a un
grupo de jefas de la comisión de la venganza, al llegar a la casa de su
compadre el puma, doña Atuq exclamó: - compadrito, compadrito, estoy muy
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Jalar o tirar en quechua.
triste, demasiado… ¿Por qué? Le pregunto el Puma – hay, hay, hay, que dolor,
que dolor, gemía entre sollozos Atoq a muerto y por culpa de ese maldito burro,
ese burro de Tururumi es un daño, por su culpa de ese condenado muchos
zorros han muerto, y han dejado a muchos huérfanos de padre… compadritoy
puma… ese burro, ese maldito burro ¡a matado a tu amigo a hecho un gran
daño a los zorros! Entonces en ese momento el puma soltó unas lágrimas, al
enterarse de que su hermano del alma había dejado mundo, que ya no
compartirían más, juntos las cacerías de venado, o cuando juntos saltaron un
río muy caudaloso, en ese preciso momento se le avecinaron una ola de gratos
recuerdos, con quien ayer fue y siempre será su gran amigo.

¡¿Qué?! En serio exclamó el puma, ¡ese burro de mierda a matado a Atoq! Ja,
ja, ja… medito en silencio, hasta que gritó lleno de la cueva ¡lo va a pagar muy
caro! ¡mierda, mierda, mierda, te jodiste burro, te jodiste!... ¡te voy a
DESTRIPAR!...

Después de aquel desfogue tan explosivo, de toda su cólera, la comisión de la


venganza se marchó hacia la cueva, donde muy ansiosas esperaban
impacientemente que el puma trajera el corazón vivo y sangrante del burro,
como un acto de justicia.

El burro que ya había recibido su mantada de alfalfa verde y fresca entregó las
riatas, tal y como habían pactado, después de la negociación el burro se hecho
un festín con toda la mantada llena de alfalfa. El día estaba soleado entonces
después de estar con la panza llena el burro decidió tomar el sol en las orillas
del río mientras allí plácidamente pasaría toda la tarde descansando y tomando
el sol en la orilla de arena fina del río. En eso apareció el Puma, con tono muy
molesto y fiero, le hablo con un tono amenazador al burro – ¡oye tu burro
maldito, por tu culpa mi compadre Atoq a muerto! ¡ahora me las pagaras, y con
sangre, tal y como la empleaste contra mi mejor amigo! – así, exclamó el burro
con un tono muy despreocupado, y le dijo – oye Puma, mira yo estoy armado
¿Con qué? Le replicó el puma – a veo que quieres que te lo muestre... ¡habla
maldito, habla! Le exigía al burro – bueno tú lo pediste… mirad: ¡estas son mis
capsulas y esta es mi escopeta! dijo el burro señalando a su aparato, ¡a conque
pendejo te crees! Le dijo el puma y replicó ¡prepárate que ahora te voy a
destripar! – bueno entonces voy a dar un disparo al aire, dijo el burro, en eso el
burro suelta un gas tan fuerte, que hiso tronar a toda la quebrada, – uno más
dijo el burro. En eso el Puma cuando estaba a punto de abalanzarse contra el
burro el burro soltó una bala, para el puma y el puma del susto gritó -
¡rrruuuaaauuu!, cuando el burro soltó otra bala, retrocedió el Puma, al ver que
el Puma retrocedía el burro soltó la última bala que le quedaba y con esa última
bala retrocedió totalmente para echarse a la fuga. Al regresar donde la cueva
de las zorras, las zorras le preguntaron sobre el burro, a lo que
el puma respondió: ¡con ese maldito no se puede! ¿Por qué? Le preguntaron -
¡porque ese maldito burro es armado!

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