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HIMNOS
A LA IGLESIA
r
H im r
no s a la Iglesia
E ediciones ¿ 1
encuentro ~\
© 1995
Ediciones Encuentro, Madrid
2. a edición revisada
Traducción
Valentín García Yebra
1. Contexto
5
lo rechaza. Su libro Lo Santo (1917) fue traducido por Ortega en Enumeramos sólo algunas obras significativas de este renaci
la Revista de Occidente poco después. miento eclesiológico: F. Kattenbusch, El hontanar de la Iglesia (la
Fue una de las primeras mujeres que estudió teología en la Eucaristía), en Homenaje a Harnack (1921); O. Dibelius, El siglo
Universidad. En Heidelberg siguió los cursos de teología sistemá de la Iglesia (1926); Karl Barth publica en 192 7 el prime r volu
tica impartidos por Troeltsch y los cursos de Historia de la Iglesia men de una Dogmática cristiana que en su redacción definitiva
de l Prof Hans von Schubert. Del primero pudo percibir la com d e 1 9 3 2 s e l l a m a r á Dogm ática de la Iglesia ( K i r c h l i c h e
plejidad de la historia, la relatividad de casi todas las creaciones Dogmatik); K.L. Schmidt, La Iglesia del cristianismo primitivo
humanas, la dificultad del cristianismo para afirmarse con su pre (1928) y R. Guardini, El sentido de la Iglesia (1923), que se abría
tensión de ser la revelación absoluta y definitiva de Dios a la his con estas palabras: «Un acontecimiento religioso de alcance tras
toria humana. H. von Schubert, por el contrario, la abrió a los cendental ha hecho su aparición: la Iglesia nace en las almas».
enigmas de una Iglesia pobre, pecadora, pero a la vez santa y fuer Ese mismo año M. Scheler publicaba: De lo eterno en el hombre
te por su arraigo en el Señor que la funda de una vez para siempre (1923) y Martin Buber: Yo y tú. En 1922 se había convertido al
y por su Espíritu Santo que la renueva en cada generación. catolicismo la filósofa, procedente del judaismo, Edith Stein.
Sus Himnos a la Iglesia son el inicio de su carrera literaria y de Otras conversiones habían tenido un eco considerable por esas
su afincamiento creador en la vivencia de la fe cristiana. Gertrud fechas.
descubre cómo la fe sólo es real y vivible en comunidad, y cómo Gertrud escribe Him nos a la Iglesia en 1924 y se convierte ofi
esa comunidad expresada en la forma que la quiso Jesús existe en cialmente al catolicismo en 1925. Años más tarde nos ofrece un
la Iglesia católica. Una confesión de fe en la Iglesia como ésta relato indirecto de su conversión en su obra El velo de Verónica
nace de muchos afluentes. Ante todo de la misteriosa madura (1928), a la que seguirá una segunda parte con La corona d e los ánge
ción personal, que nunca podemos descifrar. Pero en el ambiente les (194 6). Com o todos los conversos y como todo s los poetas,
estaba aconteciendo un giro histórico: del positivismo a la feno Gertrud se ha sabido llamada y traída por el Dios que nos busca.
menología, del subjetivismo a la verdad de las cosas, del indivi Ella misma escribe: «No ocurren así las cosas como si nosotros
dualismo a la comunidad. En una palabra, la ruptura del asedio luchásemos por llegar hasta Dios, sino que es Dios quien lucha por
kantiano en que el individuo había vivido, separado de la reali llegar hasta nosotros, y finalmente todo sucede con nosotros como
dad objetiva y de la comunidad. más allá de nosotros» 1 .
El decenio 1920-1930 es el decenio de recuperación de la Else Lasker-Schüler había llevado al límite esta convicción
Iglesia frente al subjetivismo de la fe, cuyo exponente supremo cuando escribe: «Los críticos me han supravalorado. Soy sólo una
había sido Harnack con su obra La esencia de l cristianismo (1900) y poetisa, o mejor, los poemas ocurren en mí; son ellos los que se
en nuestras tierras hispánicas Unamuno con El sentimiento trágico componen en mí». Es la convicción de todo verdadero creador.
de la vida (1912) y El Cristo de Velázquez (1922). Es un redescu Así Mahler afirma: «Yo no compongo, soy compuesto» 2 . Platón
brimiento que va unido a la comprobación de que la Iglesia es escribió su diálogo Io n solamente para poner en boca de Sócrates
anterior a la Biblia y que la Biblia nace, rem ite y es real-realizada esta afirmación: «El poeta es una cosa leve, alada y sagrada... por-
en la Iglesia. Va unido también a la comprobación de que la
Iglesia funda la Eucaristía pero que la Eucaristía funda la Iglesia. 1
Esta idea, junto con la realidad de la Iglesia, y el camino por el que
Y consecuentemente que no hay cristianismo real sin Iglesia, sin Dios nos conduce hasta ella, están en el fondo de sus dos novelas: El velo de
Eucaristía y sin ministerio que la instaura con fidelidad y con la Verónica y La corona
de los ángeles.
1
Cit. por F. V. Grundfeld, Profetas malditos. El mundo trágico de Freud
autoridad de Cristo. Mahler Einsteiny Kafka. Barcelona, 1980, p. 155.
6 7
< < no es por mía ciencia o técnica por lo que dice las cosas que 2. Contenido
3
• IK c sino por un don divino y una especie de posesión» .
La pasión de verdad, la necesidad de realidad absoluta y la El libro de Gertrud es una palabra dirigida a la Iglesia por
alguien que está en camino hacia ella y la saluda de lejos, tras
fidelidad a la gracia hacen posible a un hombre o mujer la entre
ga a Cristo y la adhesión a la Iglesia. No acaban las cuestiones haberla descubierto. Es el canto alborozado de quien viene de una
larga navegación, que ha avanzado muchas millas entre la niebla,
pero empieza la verdad. La conversión a la fe cristiana o a la
Iglesia católica no es el resultado de la clarificación de todos los emitiendo largos gemidos sonoros con la sirena para evitar cho
problemas posibles. Ya San Agustín decía: «Quien piensa acabar ques y lanzando ráfagas de luz desde sus propios faros, para ver si
todas las cuestiones del humano linaje antes de hacerse cristiano, divisa tierra 6 . Por fin la tierra aparece en su figura, espesor y lumi
piensa muy poco en la condición humana y en su avanzada edad. nosidad. Es el saludo jubiloso de quien ya la ve real y se dispone a
Hay innumerables problemas que no pueden terminarse antes desembarcar en ella, aun cuando todavía esté a una distancia. Esta
de creer, bajo pena de terminar la vida sin fe» 4 . El hombre, que es la situación vital en que está escrito el libro. Saludo a la Iglesia
es relativo, tiene capacidad de Absoluto y, siendo temporal, católica de quien todavía no pertenece a ella.
tiene capacidad de anticipar y encontrarse con el Eterno en el No se lea como el canto ingenuo de poetisa desocupada o de
tiemp o, si quiere. endeble alma nostálgica, que busca acogimiento, calor y seguri
dad. Es todo lo contrario. Ella viene de lejos; de un largo empe
En el borde de los cincuenta años escribe este libro como
ño por la verdad y de un discernimiento de la diferencia. Ha
canto agradecido y razón poética anticipada de su conversión al
vivido en el triángulo de tres universidades alemanas pioneras:
catolicismo. Lo mismo que Newman tras su conversión el ocho
Heidelberg, München, Marburg. Entre otros pensadores, ha creci
de octubre de 1845 inmediatamente escribe su Ensayo sobre el
do al lado de tres cumbres de la cultura alemana: Cohén, Troeltsch,
desarrollo de la doctrina cristiana. No vio en ello una traición ni a
Weber. Este último vivía en la misma casa que Troeltsch, y ambos,
la piedad heredada en familia ni a la mejor teología aprendida en
desde la diferencia religiosa, cultivaban el trato y la reflexión com
Heidelberg, ni a la Iglesia en la que había crecido, sino la necesa
partida 7 . Para ambos el tema de la Iglesia fue fundamental como
ria consumación de todo aquello: «Heidelberg significa también
historiadores y sociólogos. Les preocupó saber cómo la fe había
la etapa más importante y decisiva de mi vida y no, como afir
determinado el surgimiento y consolidación de las sociedades,
man algunas interpretaciones, un estadio de mi vida espiritual
sobre todo en el judaismo, cristianismo primitivo y protestantism o
superado después de mi conversión. Apenas se ha entendido en
m o d e r n o 8 . Ellos forjaron la sociología de la religión. Y lejos
qué medida mi conversión a la Iglesia católica está codetermina-
de simplificar el fenómeno eclesial lo pensaron, hasta querer
d a s por el tiempo pasado en Heidelberg. Se necesitaba toda la
arrancarle su secreto. Troeltsch distinguía entre la Iglesia como
amplitud de mirada, tanto histórica como teológica, de mis
maestros de Heidelberg para hacer posible el camino hacia el que 6
Cfr. el poema de Hans Carossa: Ins Nebelhorn (Palabras dirigidas a la
tendía mi interioridad, ordenada desde mi juventud a la unidad Sirena de la niebla) en: Amapola y memoria. M a d r i d , 1 9 8 5 , p . 8 8 .
de la Iglesia» 5 . 7
«Su última radicación en el cristianismo dificultaba a veces su relación
con Max Weber, a quien por lo demás admiraba. Ambos vivían en un marco
maravilloso, junto al Neckar, en la misma casa rodeada de árboles, junto al
3
Ion 534; 536. puente viejo y al lado del castillo; una vivienda, en la que se sueña cuando se
4
Carta 102,38
(BAC VIII, p. 743). piensa en Heidelberg». Halfte des Lebens p. 89.
5 8
Gertrud von Le Fort, Halfte des Lebens. Erinrterungen. M ü n c h e n , 1 9 6 5 , D ie Bedeutung des Protestantismo für die Entstehung der modernen Welt
p p . 8 3 - 8 4 . ( 1 9 0 6 ) ; Die Soziallehren der christlkhen Kirchen und Gruppen ( 1 9 1 2 ) .
8 9
institución sacramental de salvación, y la secta. Siguiendo a Tras esta introducción sigue un prólogo que es una presenta
Weber 9 , comprendía al «místico» como exponente de un indivi ción de la propia alma ante la Iglesia. Como en toda relación
personal, nada se puede imponer desde un lado. Nadie sale de su
sencia y gracia de Dios en figura histórica institucional, sacra soledad si otro no le dirige una mirada, proyecta una sonrisa,
mental y misionera. Y en obediencia a esa decisión de Dios por tiende una mano. Nadie puede desechar los cerrojos del propio
los hombres, suscitando la figura de la Iglesia, se convirtieron. corazón, ya que sólo el prójimo tiene la llave. La clave de cada
El libro se compone de una introducción, un prólogo y dos corazón humano está colgada de otro corazón.
partes. Está estructurado como un diálogo entre el alma, que se
dirige a la Iglesia, y la Iglesia, que le responde. El alma todavía «¡Estoy asediada com o por ejércitos,
vive prendida en sus propias redes, aun cuando ya desatadas por estoy encerrada en mi soledad eterna »
el anhelo de una verdad divina que la llama y por la convicción
de que se le entrega en la Iglesia católica. Verdad sobrenatural, «Mi amor es como escalas en el alma:
que rompe sus esquemas y hace estallar sus trojes. Surge una ¡siempre, siempre quedo dentro de mí » 1 1
lucha entre el alma, que se deshace y desazona a la vez. En deseo
y pregunta primero, después en entrega confiada a esa verdad Desde esta soledad tiende su vuelo para posarse en el tejado
de la Iglesia y allí proferir su palabra de anhelo y oír la respuesta
pasa del deseo que ella tiene al sobresalto que le producen las de la propia Iglesia, que le desvelará su misterio.
palabras de la Iglesia, para acabar en el júbilo y la acción de gra En la prim era parte : «R etorno a la Iglesia» describe las peripecias
cias. El alma le ha narrado a la Iglesia su deseo. La Iglesia le ha de la búsqueda, el anhelo de plenitud última, el deseo de una pala
narrado al alma su misterio, su historia, su promesa, que son el bra proporcional al infinito fondo de su alma, la desproporción de las
misterio, la historia y la promesa de Dios para los hombres. Al palabras de los homb res. Estas son absolutame nte insuficientes:
principio prevalece la palabra del alma que busca, exige, teme,
espera. Sigue luego la audición y meditación en su corazón, para «¿Quién salvará a mi alma de las palabras de los hombres?
terminar en el silencio de quien se entrega para acoger y obede ¡Hemos muerto de sed ante vuestras fuentes,
cer la voz de la Iglesia. Silencio del alma que imita el silencio hemos mu erto de hambre ante vuestros manjares,
audiente y obaudiente de la Iglesia. Silencio de la Iglesia que hemos enceguecido ante vuestras lámparas » 12 .
revive el consentimiento, la meditación y la obediencia de
María, para que el Verbo se haga carne en sus entrañas y aparez La Iglesia es pura mediación de Dios. Por ello, su palabra, y
ca en el mundo la salvación: sobre todo su silencio y su faz, quieren ser sólo reflejo del
Encarnado. La innovación suprema de la Iglesia en el mundo es
«Ahora sé que el Señor habla por tu boca, su «santidad». Ella no porta en su seno ante todo virtud o hero
¡pues tú entiendes su silencio » 10 ísmo, moral o producción, realidades todas de las que el hombre
es responsable, sino la misericordia de Dios. Otro apartado de
9
M . W e b e r , Gesammelte Aufsatze zur Religiomsoziologie I- I I I ( 1 9 2 0 - 1 9 2 1 ) . esta primera parte es «La oración de la Iglesia». Oración que es
En el volumen I se encuentra el famoso texto sobre la influencia de la ética
calvinista en el capitalismo moderno: Di e protestantische Ethik und der Geist des
Kapitalismus. 11
Id p. 25.
10
Himnos p. 44. 12
Id p. 35.
10 11
el zumo y rezumar de la propia palabra que Dios nos ha dado ella para decidir y programar; o puede ir a ella como al lugar
para que se la devolvamos como súplica. Oración de Dios y ora donde Dios nos convoca porque allí se ha decidido por nosotros
ciones de todos los hermanos que con ellas han orado. Por eso y decide de nosotros. De ahí que la Iglesia sea decisiva para
son como encinas milenarias y traen el aliento de los mares. A la nuestro destino, temporal y eterno. La gran cuestión desde la
autora, que viene de la filosofía y de la universidad, esa oración que llega Gertrud a la Iglesia católica es la pregunta por la pala
le parecerá más perforadora de la realidad que todos los sistemas bra que Dios ofrece; por la santidad con que Dios santifica al
filosóficos: «¡Tus oraciones son más osadas/que todas las monta hombre superando su pecado; por la libertad que arrastra pero
ñas de los pensadores ». Se cierra esta primera parte con cuatro trasciende nuestra razón; por el amor que no se puede forjar; por
poemas agrupados bajo el título: «Corpus Christi mysticum». la soledad que es sólo puente hacia la comun ión, pero q ue puede
La segunda parte se titula: «El año de la Iglesia». La recupera consolidarse como patria definitiva, esterilizadora y condenativa.
ción de la Iglesia en esos decenios tuvo lugar fundamentalmente Las ideas fundamentales que de terminan esta lectura del miste
desde la Liturgia y por ella desde la Biblia. En el correr del año, rio de la Iglesia son: objetividad de la comunidad, presencia y pro
asistimos al despliegue del misterio de Cristo en unas celebracio cedencia divinas de lo que es esencial en la vida de la Iglesia, histo
nes que nos acercan sus actos sal víricos. Estos per dur an pere nne ria que nos ensancha más allá de la pobreza de nuestros pensares,
mente abiertos mientras los hombres peregrinamos. La celebración oración comunitaria que apoyada en la palabra de Dios se devuelve
sacramental es el espacio de eternidad accesible a los mortales para unida a su cabeza Cristo, quien ora en n osotros, con nosotros y por
adentrarnos en los misterios que vivió Cristo en este mundo y nosotros; realidad crística de la Iglesia que, siendo material agrega
compartir su eficacia salvífica. La autora va siguiendo los tiempos ción de seres libres para oír la palabra del evangelio y repetir los
litúrgicos, uniendo sus palabras de alabanza a la alabanza que es la signos de amor que él nos dejó, es sobre todo cuerpo de Cristo;
propia liturgia. Hay dos textos sobrecogedores. Su Te Deum nos ha anticipación en pobreza y debilidad pero por ello en mayor traspa
hecho pensar en los acordes de An tón Bruck ner y su «Letanía para rencia y credibilidad de la realidad última, del amor albergador y
la fiesta del Sagrado Corazón» de Jesús nos ha parecido un poético de la eternidad divina, afirmadora de nuestra pobreza.
anticipo de los textos teológicos más bellos de Karl Rahner 13 . El El género literario de este libro es el himno. ¿No es significa
libro se cierra con un capítulo sobre «Los novísimos». Aquí el tivo que los textos centrales del Nuevo Testamento para com
alma no habla, oye sólo las palabras de la Iglesia, que mira al futu prender tanto a Cristo como a la Iglesia sean himnos? La Carta a
ro desde la promesa que su Señor le dejó para el presente: los Efesios hace arrancar el misterio de la Iglesia de la predesti
nación divina en Cristo, de su bendición, de su acción en la his
«Esconde su espíritu bajo corazones mortales, toria y de su capitalidad, suscitando un cuerpo que es su pleni
esconde su amor bajo pan y vino.» 1 4 tud, con la que él plenifica todo en el mundo. La Iglesia es un
cuerpo —el de Cristo—; una familia —la que suscitada por el amor
La Iglesia puede ser vista desde fuera y desde dentro. Desde del Santo Espíritu se extiende por siglos y geografías dándonos
los hombres que la formamos y desde Dios, que por la palabra y hermanos en todos los tiempos y lugares—; es una compañía —la
los sacramentos forma los hombres en ella. Puede uno dirigirse a de Jesús, que supera nuestra soledad, porque El nos abre al abis
mo de comunión eterna, el misterio trinitario—. Toda la realidad
pobre y pecaminosa de la Iglesia apenas puede nada frente a esta
13
Entre otros, aquellas brevísimas y admirables: Hora Santa y Siete sobrecogedora posibilidad que nos ofrece: saber con el sabor y
Palabras. Madrid, 1956.
14
Himnos p. 89.
amar con el amor del Eterno.
12 13
ticos y abrirnos a tierra de objetividad: aquella que viene dada Prólogo a la primera edición
por la voluntad divina en la historia, por la acción del Espíritu
en la comunidad anterior, por el misterio que nos precede por
detrás y por delante y al que sólo nos despertamos cuando la
oración y el silencio, a la vez que el amor y la solidaridad , sostie
nen nuestra vida.
Quien es hem os crecido y pensado con los maestros de la sospe
cha necesitamos pensar y crecer también con los maestros de la
confianza. Confianza frente al recelo, amor frente al rencor, acogi
miento frente a la sospecha. Y esto no como retorno a tiempos
pasados, sino como avance hacia capas más profundas del ser y
hacia aspiraciones irrestañables de la persona. La Iglesia es la
comunidad una, santa, católica y apostólica que Dios suscita. El nombre de G ertrud von Le Fort no es enteramen te desconoci
Poder ser miembro de ella es un honor de hombre y una gracia de do para los lectores españoles. En los últimos años se han puesto en
Dios. De esa comunión a su propia vida, que Dios instaura con la castellano algun as de sus obras: E l velo de Verónica El Papa del Ghetto
humanidad en el cuerpo de Cristo, surge la comunidad de los La mujer eterna (lástima que de este libro se haya hecho una tirada
conformados con él por el bautismo, para extenderse luego crean tan reducida -cien ejemplares en edición de bibliófilo-) y, en perió
do comunión entre todos los hombres. Estos tres círculos concén dicos y revistas, algunos de estos Him nos a la Iglesia que ahora se
tricos (1. Comunión de Dios con la humanidad en Cristo, 2. De publican íntegramente por vez primera. No es, pues, imprescindi
Cristo con los creyentes en la Iglesia, 3- De la Iglesia con todos los ble una presentación de la ilustre escritora alemana 1 . Con todo,
hombres hijos de Dios) son inseparables, se interaccionan entre sí acaso no sea inoportuno decir unas palabras acerca del carácter fun
y cada uno en cuentra su ple nitud abriéndose a los otros. La Iglesia damental de su producción literaria.
es así el lugar de intersección (unas veces encuentro fecundo y
Quien haya leído alguna de las obras de Gertrud von Le Fort
otras choque frontal) entre Dios y el mundo. Se dejará arrastrar
habrá quedado, sin duda, impresionado por el hondo sentimiento
hacia uno u otro, pero no puede prescindir de los dos. Ser de
religioso que en ellas alienta. Un carácter de religiosidad profunda
ambo s y deberse a ambos es su gloria y su pesad umb re.
es, en efecto, el signo que distingue las creaciones de esta ilustre
La intensidad poética y religiosa de este libro ayudará a des escritora, ya más que septuagenaria; o acaso, mejor que signo,
cubrir, celebrar y realizar el misterio de la Iglesia: ese misterio pudiéramos decir, de la religiosidad, que es la sustancia de que se
que engloba el destino de Dios en el mundo y el destino de cada nutren todas sus obras, la base roqueña en que todas ellas se asien
uno de nosotros en Dios 15 . tan. Lo que Von Le Fort ha dicho de Claudel, puede con toda ver
dad afirmarse de ella: su obra entera «se distingue de toda la litera-
30 de diciembre de 1994 1
N ació Gert rud von Le Fort el 11 de octu bre de 187 6 en Mind en
(Westfalia) y vive en el castillo de Konradshohe (Baviera). Entre sus obras no
15
Para una exposición más detenida de los temas tocados en esta traducidas al castellano sobresalen Die Letzte am Schafott ( 1 9 3 1 ) , Hymnen an
Introducción, especialmente los históricos, remitimos al lector a nuestro Deutschland ( 1 9 3 2 ) , Die Magdehurgische Hochzeit ( 1 9 3 8 ) , Das Gericht des Meeres
artículo: «Los Himnos a la Iglesia de Gertrud von Le Fort. Significación teoló ( 1 9 4 1 ) y , c o m o c o n t i n u a c i ó n d e El velo de Verónica Der Kranz der Engel
gica de un texto poético», en: Salmanticensis 1 (1995) . (1946).
16 17
tura contemporánea, más aún, de casi toda la producción literaria duce, con más fuerza que la del varón, la impresión de una voca
de los últimos siglos, por el hecho de estar determinada no sólo por ción carismática». Y explica que lo carismático supone en la per
pensamientos genéricamente cristianos y religiosos, sino precisa sona que es su portadora no sólo un carácter extraordinario, sino,
mente por el dogma». El dogma es, en efecto, la fuente en que se ante todo, el carácter religioso. En otro lugar afirma que «la obra
abreva de continuo el espíritu artístico de Ge rtrud von Le Fort. femenina que está fuera de lo carismático es siempre de segunda o
Esta religiosidad que informa decisivamente toda su obra es tercera catego ría». «Por eso no es casualidad —añade en otro sitio—
—no podía ser de otro modo— fiel reflejo de la que impregna su que el auténtico genio femenino se manifieste siempre exclusiva
vida y su persona. mente en la esfera religiosa».
Gertrud von Le Fort nació en el seno de una familia profunda
mente cristiana, aunque no católica. El padre, sin ser lo que suele
llamarse piadoso, «poseía en alto grado —nos lo dice su misma
hija- el respeto por todo lo religioso y la madurez suficiente para Tratar de hacer ver aquí el carácter esencialmente religioso de
aceptar sus manifestaciones tradicionales». Era el señor Von Le lo s Himnos a la Iglesia 2 s e r í a l a b o r a b s o l u t a m e n t e o c i o s a .
Fort hombre esencialmente serio y entero; su religiosidad carecía Igualmente inoportuno sería cualquier análisis de su contenido:
de sentimentalismos; era una religiosidad fundamentalmente mas la breve introducción que su autora les ha puesto es la puerta que
culina. Pero el espíritu auténticamente religioso de la casa de los nos ofrece el mejor acceso.
Von Le Fort estaba vinculado, como sucede casi siempre, a la
madre. Además de la Biblia y de la Imitación de Cristo —aquí nota VALENTÍN GARCÍA YEBRA
mos ya una tendencia «catolizante» de la madre de Gertrud, ten
dencia que alcanzará en la hija pleno desarrollo—, alimentaba la
piedad de la señora Von Le Fort otro libro, titulado Tesoro de
Canciones
oración matinal de mi madre -nos cuenta Gertrud- consistía en
recitar, junto con sus hijos, una de aquellas canciones»; y añade
que, entre ellas, «las había bellísimas».
Fue esta religiosidad de la mad re, religiosidad suave y perfumada
con el hálito de la poesía, la que trazó decisivamente el rumbo que
había de seguir el alma de Gertrud von Le Fort hasta llegar a la
Iglesia Católica. Nos lo dice tam bién la misma G ertrud : « En la fe de
Cristo, cuyo nombre fue lo primero que [mi madre] nos enseñó a
2
pronunciar, se basa la línea continua d e mi p ropia vida de creyente». Lo s Himnos a la Iglesia fueron escritos en 1924, antes de que su autora se
convirtiera al catolicismo. En ellos se manifiesta ya un anhelo profundísimo
Es , pues, la religiosidad el carácter fundam ental, el cimiento y de catolicidad, que sólo podía saciarse con el paso decisivo que poco después
la sustancia misma de la obra de Gertrud von Le Fort; y en esto llevó a G. von Le Fort al seno de la Eterna Roma. Antes de estallar la segunda
reside el primordial valor de su producción literaria. Ella misma guerra mundial habían sido traducidos: al holandés, por el P Norberto de
parece haberlo comprendido así. Hablándonos de la intervención Amberes; al francés, por Paul Petit con prólogo de Paul Claudel; al inglés, por
de la mujer en el terreno de la cultura, nos dice: «Cuando la obra Margaret Chanler.
de la mujer alcanza verdadera originalidad y altura decisiva, pro- La presente traducción castellana se llevó a cabo en los meses de mayo y
junio de 1945.
18 19
20
INTRODUCCIÓN
23
PRÓLOGO
25
A LA IGLESIA
RETORNO A LA IGLESIA
29
II
III
30
31
IV V
32 33
VI VII
Y HE AQUÍ que me habla la voz de tu ley: ¿QUIÉN salvará a mi alma de las palabras de los hombres?
«¡Lo que yo rompo no está roto, Suenan, desde lejos, como trompetas;
y lo que yo abato hasta el polvo, lo levanto pero, si se acercan, no traen más que campanillas.
¡Fui inclemente contigo por misericordia, Se abren paso hacia mí con banderas y gallardetes;
y despiadada por com pasión: pero, cuando se alza el viento, se desinfla su pompa.
Te deslumbre para que tus límites se diluyeran; Oíd, vosotros, los ruidosos e insolentes;
Te envolví en sombras vosotros, vanos equilibristas del espíritu,
para que nunca volvieras a encontrar tus límites y vosotros, hijos de vuestro capricho:
Como el mar se traga una isla, ¡Hemos muerto de sed ante vuestras fuentes,
así te sumergí en mí, hemos mu erto de hamb re ante vuestros m anjares,
para sacarte a flote en lo eterno. hemos enceguecido ante vuestras lámparas
Me hice oprobio a tu entendimiento ¡Sois como un camino que nunca llega,
y violencia a tu naturaleza, sois como pasos pequeños en torno a vosotros mismos
Para romper tus cadenas como las de una cárcel ¡Sois como aguas tumultuosas;
y llevarte, arrebatada, hasta las puertas de tu espíritu. siempre está en vuestra boca vuestro propio m urm ullo
Pues donde la profundidad de tu profundidad está sedienta, ¡Hoy sois la cuna de vuestra verdad,
no manan ya las fuentes de este mundo, y mañana seréis también su tum ba
Y donde tu última nostalgia se diluye, ¡Ay de vosotros, que nos agarráis con mano s:
se paran todos los relojes del tiempo. a un alma sólo se la puede apresar con Dios
Mira, ¡llevo sobre mis alas ¡Ay de vosotros, que nos dais de beber en copas:
las blancas sombras de lo Otro, a un alma se le debe dar la eternidad
Y sobre mi frente ventean las orillas del más allá ¡Ay de los que, como doctrina, enseñáis vuestro vano corazón
Por eso tengo que ser desierto en tu entendimiento Un sacerdote ante el altar no tiene rostro,
y exterminio en tus labios, y los brazos que alzan al Señor están sin adorno y sin polvo,
Mas para tu alma soy partida y camino hacia la patria Pues, a quien Dios manda hablar, ordénale callar,
y el arco de su paz con Dios sobre las nubes». y se apaga aquel a quien su espíritu enciende.
34 35
VIII S A N T I D A D D E L A IGLESIA
36 37
II III
¡ERES como una roca que se precipita hacia la eternidad; TIENES un manto de púrpura
pero la generación de mis días es como arena que no ha sido tejido en este mundo.
que cae en la nada Tu frente está adornada con un velo
Es como polvo que se arremolina. que han llorado para ti nuestros ángeles:
Ha hecho de su sangre la ley del espíritu, Pues manifiestas amor a todos los que te guardan rencor,
y el nombre de su pueblo lo ha convertido en Dios. manifiestas gran amor a los que te odian.
Por eso tú eres como escarcha sobre los bosques de sus sueños Tu descanso es siempre sobre espinas,
y como nieve sobre los altos abetos de su orgullo; porque te acuerdas de sus almas.
Pues no te dejas uncir al yugo de los hombres Tienes mil heridas, de las que brota a raudales tu misericordia;
y no prestas tu voz a su caducidad. bendices a todos tus enemigos.
¡Abates ante ti las naciones, a fin de salvarlas; Bendices, inc luso, a los que ya no lo saben.
Les ordenas que se levanten ante ti, La misericordia del mundo es tu hija pródiga,
para que operen su salvación y toda la justicia de los hombres ha recibido de ti.
He aquí que sus fronteras son como muros
de sombra ante tu faz, Tú eres la escritura oculta bajo todos sus signos.
y el bramar de su odio, como una carcajada. Tú eres la corriente ocu lta en la profund idad de sus aguas.
Sus armas son como un tintineo de cristales, Tú eres la fuerza secreta de su perseverancia.
y sus victorias, como luces en cámaras pequeñas. Los extraviados no perecen porque aún sabes tú el camino,
Pero tu victoria llega desde la mañana hasta la noche, y los pecadores son perdonados porque todavía oras.
y tus alas se extienden sobre todos los mares. Tu sentencia es la última gracia para los empedernidos.
Tu abrazo acoge a negros y blancos, Si tú enmudecieras sólo un día, se extinguirían ellos,
y tu hálito sopla sobre todas las razas; y si te durmieras una noche, perecerían.
¡Ninguna hora marca tu hora, ¡Pues a causa de ti no deja el cielo
y tus límites no tienen límites, que la tierra caiga:
pues llevas en tu seno la misericordia de l Señor todos los que te ultrajan viven sólo de ti
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IV V
40
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LA ORACIÓN DE LA IGLESIA II
I
42
43
III
IV
44
45
¡COMO el azul amor del cielo sobre todos los seres, PUES por doquiera sopla el viento del desamparo:
así abovedas tu tabernáculo sobre los dispersos ¡escucha los lamentos en los campos del mundo
¡Como el áureo mar del sol de campiña a campiña, ¡Doquiera hay uno solo y nunca dos
así tus ondas de alma a alma ¡Doquiera hay un grito en cautiverio
Eres como un torrente universal. y una mano detrás de puertas tapiadas
Eres como un abrazo en abismos de bienaventuranza. ¡Doquiera hay uno enterrado en vida
Eres como un florecer de nuestra tierra. Nuestras m adres lloran y nuestros amados enm udecen,
Eres como un esclarecimiento de nuestra oscura razón. pues nadie puede ayudar al otro: ¡todos están solos
Pues yacíamos en el seno de la divinidad, uno dentro de otro; Se llaman de silencio a silencio,
yacíamos dormidos en el misterio de nuestro Creador; se besan de soledad a soledad.
Estábamos más próximos qu e el amor; Se aman a una distancia de mil dolores de sus almas.
éramos uno antes de todo alborear de las formas: Pues toda proximidad de los hombres es como flores
¡Y he aquí que te levantas que se marchitan sobre tumbas,
como una catedral del recuerdo desde el crepúsculo, y todo consuelo es com o una voz de fuera...
te levantas como una torre poderosa Pero tú eres una voz en medio del alma.
de entre los escombros del tiempo
Celebras nuestro origen con todas las campanas,
anuncias día y noche nuestro eterno regreso a casa.
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III IV
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EL AÑO DE LA IGLESIA
EL A N O S A N T O
HABLA tu voz:
«¡Inclinaos, años; deteneos, lunas
¡Descalzad vuestros pies, días peregrinos
Pues la eternidad habla a mi alma:
¡Mira, hay exceso de hoy en este mundo;
excesiva distancia entre los hijos de los hombres
¡Debes abrirme como se abre una puerta;
debes romper mis blancos sellos cual una pared liviana
Pues yo estoy cerca, como un susurro ante el oído;
sólo tardaré un amor en irrumpir adentro.
Sólo un arrodillarse, y os tendr é abraza dos:
¡Caed todos de hinojos, seres efímeros
¡Mira, quiero de scender a vosotros desde el cielo;
quiero, como la Palabra del Increado,
cubrirme con el pobre velo del tiempo
¡Ya no quiero llamarme eternidad;
quiero tomar el nombre de vuestras campanas;
quiero que se me taña como se tañe el Ángelus
¡Quiero andar por los tiempos de los hombres,
como las grandes fiestas de la Fe;
quiero elevarme sobre las horas de los pueblos,
como el astro de la Navidad
¡Quiero que se me invoque:
paz, paz en la tierra
¡Quiero que se me cante
como se canta el aleluya
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Y HABLA tu voz:
«¡Pliega tus alas, oh alma; torna de la lejanía;
baja del cielo a tu pequeña casa
¡Oh, tú, mártir del Escondido,
paciente del Dios oculto,
excelsa añoradora del Invisible
¿Es que también se puede caminar sin pasos,
y asentar el pie sobre el aire d esnud o?
¿Se puede am ar también
hacia el silencio eterno?
¡Haz que regresen tus pies,
que vuelva tu corazón,
que tornen a tu pobre humanidad
¡Pues he aquí que avanzo jubilosa por tus campiñas;
voy delante de ti con alegre premura
por el otoño pardo
Hay ángeles de viaje,
hay grandes astros de camino
hacia esta tierra.
¡Brizad, madres, brizad;
a todo parvulillo se mostrará su luz »
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II
NAVIDAD
Y HABLA tu voz:
«¡Cantadlo mientras se espera la alborada; HABLA
cantadlo suavemente, dulcemente, «¡Niño recién nacido de la eternidad,
al oído del mundo en sombras quiero cantar ahora a tu Madre ¡Mi canto
Cantadlo de rodillas; cantadlo como bajo velos; ha de ser hermoso, como nieve teñida de arrebol matinal
cantadlo como cantan las mujeres en estado de esperanza: ¡Alégrate, Virgen María, hija de mi tierra,
Pues se hizo débil el Fuerte, hermana de mi alma;
pequeño el Infinito, manso el Poderoso, alégrate, alegría de mi alegría
humilde el Encumbrado. ¡Yo soy peregrinar a través de las noches;
Tiene espacio en el seno de una virgen; pero tú eres morada bajo estrellas
el trono estará en su regazo... ¡Yo soy copa sedienta; pe ro tú eres mar ab ierto del Señor
¡le es loor bastante una canción de cuna ¡Alégrate, Virgen María; sean bienaventurados
He aquí que los días no quieren ya, piadosos, levantarse quienes te proclaman bienaventurada
y oscuras se han tornado las noches de la tierra ¡Ya nunca debe desesperar ningún humano
en hondo acatamiento. Yo soy un amor concorde;
Quiero encender luces, oh alma;
quiero encender alegría ¡a una de entre vosotros ha ensalzado el Señor
en todos los confines de tu humanidad. ¡Alégrate, Virgen María,
¡Yo te saludo, oh tú que llevas al Señor en tu vientre » alas de mi tierra, corona de mi alma;
alégrate, alegría de mi alegría
¡Sean bienaventurados
quienes te proclaman bienaventurada »
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PASIÓN II
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III IV
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V PASCUA FLORIDA
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II PENTECOSTÉS
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Corazón profundo
como las noches que ya no tienen semblante:
¡Sé amado
Corazón fuerte
como las olas que ya no tienen riberas:
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LETANÍA A LA REINA DE LA PAZ Para que todas las heridas por fin, por fin, vuelvan a cerrarse,
Consigúenos la paz.
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EL himno del Rey comienza con el amor, CANTEMOS el himno del amor en honor de la Novia,
con el amor rezado por la novia del Rey. ante todos los corazones de la tierra:
¡Despierta, mundo, pues eleva su voz la más hermosa sobre su cabeza posa el beso del C oronado.
Abandona tu lecho, pues llama tu bienaventuranza... Su alma se ha extasiado
¿Por qué tan silenciosos, hombres alborotadores; en la magnificencia del Rey.
por qué tanta desgana, hombres activos? Su cuerpo es el misterio del amor del Rey.
Oigo vuestros gritos de gloria en todas las callejas; El le adorna las manos con su gracia,
hacéis ostentación sobre todos los mares que inunda todos nuestros límites.
y festejáis el triunfo sobre todas las cumbres: Le adorna la cabeza con una estrella de e speranza,
¿No queréis saludar a la novia del Altísimo? que alumbra hasta más allá de las tumbas.
¡En verdad, quien ve su semblante, contempla al Rey ¡Pedid para ella, y El le otorga la paz de los pueblos,
y como posesión las puertas del cielo
Le otorga todas las almas de su dominio;
le otorga, incluso, las almas perdidas,
para la bienaventuranza.
El muestra su poder en las palabras de ella,
manifiesta su fuerza en su silencio;
Sufre la soledad en su abandono,
y se glorifica en el honor de ella:
¡Cantemos el himno del amor en honor de la Novia,
ante todos los corazones de la tierra;
elevémosla al trono del alma ...
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LOS NOVÍSIMOS
HABLA tu voz:
«Yo vi la inquietud del mundo alejarse en un a nube:
La quietu d de la tarde
era como tormenta en su velamen;
huyó antes de la puesta del sol,
como en grandes congojas.
Pues ¿a dónde po drá dirigirse
cuando llegue el poderoso sueño,
y dónde buscará refugio
cuando la expulse de su tienda?
En vano hostigará a los hombres
y azuzará contra él la avidez de su pasión:
¡El, imperturbable, les prepara el brebaje
por el que enmudecen
Dura aún un momento el estrépito de las ciudades;
pero el gran silencio traspasa ya sus muros.
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II
Todos se hunden en el seno de la necesidad,
allí su orgullo se torna simple arena.
Llegan allí a ser todos como un día en sus tumbas...
¡Señor, ten compasión de las pobres almas »
Y HABLA tu voz:
«¿Quién eres tú, mundo, para infundirme miedo?
¡Yo muero de mil modos con mis hijos
¿Dónde está el juicio tuyo que pueda doblegarme?
¡Mi alma lucha con el tribunal del Eterno
Mira, yo soy la última
sobre el gran puente de la despedida;
yo recibo en mis brazos
a todos los rechazados por la vida.
En mis oídos sonarán siempre sus lamentos,
y mi rostro está pálido por sus angustias;
Mis pies están cubiertos de ceniza hasta los tobillos,
y mis ropas no quieren secarse
del húmedo aliento de las tumbas.
En verdad, estoy cansada del espanto,
y mi temor se ha vuelto débil
como las manos de un parvulillo.
¡Mi amor lo ha sometido;
lo ha hecho caer de hinojos;
ya nunca volverá a levantarse
¡Ay de ti, mundo, que crees en la muerte,
porque eres frío:
hallarás una muerte cual no te la imaginas
Hallarás una muerte de agonía eterna.
Consolaos los que lloráis,
alegraos los que no olvidáis.
¡Pues conve rtiré en prom esa vuestra fidelidad;
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IV
de mi celestial herencia.
Pues, en lo que no ves, has de reconocerme
y, en aquello que te da miedo,
ha de creerme tu alma».
Y HABLA tu voz:
«Pero, cuando un día se inicie
el gran fin de todos los misterios,
Cuando el Escondido surja como un relámpago
en las tremendas tempestades
del amor desencadenado,
Cuando su regreso suene como tormenta
por el universo,
y dé gritos de júbilo la soterrada añoranza
de su creación,
Cuando los globos de los astros estallen en llamas
y surja de su ceniza la luz liberada,
Cuando se rompan los sólidos diques de la materia
y se abran todas las esclusas de lo invisible,
Cuando los milenios vuelvan con rumor de águilas,
y regresen a la eternidad
las escuadras de los eones,
Cuando se rompan los recipientes de los idiomas
y se precipiten las aguas torrenciales de lo nunca dicho,
Cuando las almas más solitarias salgan a la luz,
y se manifieste lo que ninguna de sí misma sabía:
Entonces el Revelado levantará mi cabeza
y, ante su mirada, mis velos se alzarán en fuego,
Y yo estaré postrada
cual espejo desnudo ante la faz de los mundos.
Y los astros reconocerán en mí su luz glorificante,
y los tiempos reconocerán en mí lo que tienen de eterno,
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Introducción 5
Prólo go a la prim era edición 17
No ta para esta nueva edición 20
HI M NO S A LA IGLESIA 21
INTRODUCCIÓN 23
PRÓLOGO 25
A LA IGLESIA
R E T O R N O A L A I GL E S IA :
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II 30
III 31
IV 32
V 33
VI 34
VII 35
VIII 36
SANTIDAD DE LA IGLESIA:
1 37
II 38
III 39
IV 40
V 41
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Pdgs- Pdgs.
III 44
LETANÍA PARA LA FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓ N. 71
IV 45
VIGILIA DE LA ASU NCIÓ N DE MARÍA 75
LETANÍA A LA REINA DE LA PAZ 76
ni s II 81
IV
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LOS NOVÍSIMOS
EL ANO DE LA IGLESIA 1 85
II 87
ADVIENTO:
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II 56
NAVIDAD 57
PASIÓN:
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II 59
III 6
IV 61
V 62
PASCUA FLORIDA 63
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