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Del Amor A La Amistad en La Psicosis Es-ES
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Rev. l atinoam. Psicopat. F und., São Paulo, v. 13, n. 1, p. 87-101, marzo 2010
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SALUD MENTAL
Recibir aquello que le fue dirigido localiza la producción psicótica, y puede dejar al
sujeto más libre para encontrar nuevas formas de vinculación con lo social.
En el plano de la transferencia, el amor es la condición de producción de un
tratamiento, ya sea de la neurosis o de la psicosis (B rousse, 1999). Pero cuando se
trata de psicosis, esta observación no hace que la tarea sea menos compleja, ya
que el amor también suele ser mortificante. En ausencia de regulación previa, la
relación de pareja puede ser la base de un desencadenamiento o de una
desestabilización. La dualidad que suele establecerse entre el sujeto y el otro en la
psicosis deja poco espacio para la entrada de terceros o de cualquier elemento que
ocupe su lugar. En la imposibilidad de encontrar algo que actúe como mediación,
se puede experimentar el amor no como agente, sino como víctima de él. El exceso
del Otro hace que el sujeto no encuentre otro lugar que el de convertirse en su
objeto.
Si hay dificultades para el psicótico en el lado del amor, ¿qué pasa con el
mantenimiento del vínculo transferencial? ¿Cómo puede entonces llevarse a cabo
el tratamiento del sujeto psicótico? Tales preguntas son pertinentes en la medida
en que -por la estructura de inversión propia de la lógica de la psicosis y que se da
principalmente en sus verten- tiones paranoica y paranoide (Z enoni, 2006)- la 89
transferencia se ubica principalmente del lado del Otro y no del lado del sujeto.
Erotomanía y persecución son, pues, riesgos concretos en el horizonte de este tipo
de tratamiento. El sujeto no vive la pasión como agente y puede ser, por tanto,
amado, traicionado u odiado por aquel que acepta ponerse en el lugar del Otro.
Las virtualidades mortales del amor se materializan entonces en tres riesgos: la
destrucción de la pasión, del sujeto o de su objeto.
La maniobra clínica apunta a efectuar un desplazamiento de esta primera
posición en la que uno se ve urgido a ocupar por la transferencia. Como señala L
eguil (2007), es necesario tener en cuenta la transferencia para no perjudicar al
síntoma, aunque esta constatación no basta para resolver las dificultades
derivadas de su gestión. Si el método clínico de la neurosis fracasa cuando se
aplica a la psicosis, la transferencia puede tomar la forma de una erotomanía
mortificante (L acan, 1966). Hay que esquivar la posición del Otro entero, sin
agujero, manteniéndose, a l mismo tiempo, a distancia del lugar del igual, dado el
riesgo de un deslizamiento inadvertido en el lugar no deseado del rival.
É evidente quanto delicado pode tornar-se o apoio ao cotidiano de um
serviço, e quanto as dificuldades decorrentes da convivência podem materializar
um risco persecutorio. Invirtiendo para que el psicótico adquiera un lugar de
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1. Según B enveniste (1976 ), la palabra philos, que designaba en primer lugar todo lo que es
"querido", se asimiló al posesivo "mi", teniendo su significado unido en la expresión "mi
querido". La posesión se expresa así de dos formas inmediatas: pertenencia y proximidad.
Philos tiene un carácter jurídico: un objeto se califica de philos por su propiedad.
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tario. Tratar bien a alguien es philein, es decir, no significa necesariamente que se le tenga un
gran afecto, sino que se le presten los cuidados necesarios, cumpliendo las acciones positivas
que implica el pacto de hospitalidad. En la misma línea, Milner (1999) muestra que philos se
refiere originalmente a una relación institucional no afectiva.
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Un paciente del PSC , de unos treinta años, sitúa el inicio de sus problemas a
los 14 años, cuando se enamora de una chica de su clase. Empieza a sentir que
92 exhala un mal olor que le lleva a apartarse de las chicas y del colegio y a intentar
suicidarse repetidamente. Hay numerosas automutilaciones, enormes
dificultades para vincularse a actividades terapéuticas, para trabajar o incluso para
asistir a la vida cotidiana en el PSC. Hay constantes quejas de que el mundo, pero
principalmente sus vecinos, técnicos y usuarios le humillan por su olor. Siente que
no es bien visto en su barrio y en el CPS , cree que todo lo malo que sucede se le
atribuye a él.
A la menor acción o interferencia del equipo sale corriendo, para volver, en
una segunda ocasión, todo cortado y ensangrentado: "La gente quiere que vaya al
PSC , pero no entienden que mi caso es muy grave. Ya he intentado suicidarme
varias veces". La comprensión de que en su caso el colectivo podía tener un efecto
muy dispersivo e incluso devastador hizo que el equipo intentara mantenerse cada
vez más al margen de sus proyectos, diciéndole únicamente que era "bienvenido"
y que el CPS estaba a su disposición para ayudarle. Además, el equipo
2. Las situaciones clínicas descritas se refieren al seguimiento de dos casos atendidos en una APS y
en un ambulatorio de la red pública de salud de la ciudad de Rio de Janeiro, respectivamente.
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Amor mortificante
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De la amistad al conocimiento
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conoce los embates del Otro, que pueden presentarse, por ejemplo, en forma de
amor, goce desenfrenado o alucinación.
Ser advertido sobre el carácter pasional que el vínculo con el otro puede
tener en la psicosis puede ser útil en el trabajo con la transferencia. Esta
observación es fundamental, ya que no es raro asumir, en la práctica institucional,
conductas disciplinarias basadas en la errónea suposición de que los temas pasivos
son exclusivos o incluso determinantes de un funcionamiento neurótico. El
sujeto es así llamado a subordinarse a la ley, muchas veces encarnándola y
exigiéndole que deje de promulgar su sufrimiento. El psicoanálisis muestra que
llamar a la razón a un sujeto psicótico puede, paradójicamente, forzar una
desconexión y propiciar una desconexión del sujeto con el mundo.
Si el amor en la psicosis apunta al sujeto y lo constriñe, la amistad de
transferencia puede impulsarlo en el camino de la construcción de una invención
de saber que dé cuenta de los embates insensatos del Otro, o en la creación de un
artefacto que actúe como barrera a sus abusos. Es posible que el psicótico se
proponga construir una teoría sobre el amor, pero si el amor en cuestión aquí no
está marcado por la coraza fálica, el vínculo insólito con el saber puede situarlo del
lado de la creación, como invención particular y original del saber. 97
En el libro L a pareja y el amor, los autores del campo freudiano discuten las
posibilidades del amor en la psicosis. Muestran que si, por un lado, la experiencia
del amor a menudo fracasa, puede liberar al sujeto en la dirección del
conocimiento y hacer posible el establecimiento de un vínculo de transferencia.
Miller (2003) propone a este respecto la fórmula siguiente: "Fracaso del amor,
éxito del saber" (p. 274). También aclara que este saber tiene el estatuto de un
saber hacer, y nos corresponde a nosotros ayudar al sujeto a decidir qué caminos
transitar, y con qué pensamientos y problemas no ocuparse, es decir, cómo
mantener cierta distancia del Otro y de sus obstáculos.
Esta perspectiva aporta una nueva luz al lugar de secretario del alienado
señalado por L acan (1955-1956), y muestra que ser el destinatario del testimonio
del psicótico es algo más que desempeñar la función de simple "tomador de
notas". Al aceptar y privilegiar ciertas cosas en detrimento de otras, se adopta una
determinada posición clínica (Laurent, 1997). Es necesario, por tanto, que a través
de una apuesta se reciba y reconozca un determinado signo como producto de un
abordaje. Una orientación colectiva sobre la práctica sirve entonces, al menos,
para no obstaculizar el trabajo individual y espontáneo de la psicosis, ya que las
soluciones estarán siempre de su lado.
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98 R eferencias
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Resúmenes
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NUR IA MAL AJ OV IC H MUÑOZ
Doctor en Teoría Psicoanalítica por el Instituto de Psicología de la Universidad Federal de
Río de Janeiro - UFR J (Río de Janeiro, Brasil); Profesor Adjunto del Departamento
Interdisciplinar de Río de las Ostras de la Universidad Federal F ighense - UFF (Río de las
Ostras, B r a s i l ).
R ua General Glicério 326/603
22245-120 R io de Janeiro, R J, B rasil
e-mail: nuria@rio.com.br
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