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Una vida de odio

-Todo va estar bien hijo, corre y no mires atrás, no importa lo que pase, vas a ser un gran hombre-

-Esas fueron las ultimas palabra de mi madre antes de que unos soldados la asesinaran a disparos, que proclamaban
¡muerte a los monstruos!, esos desgraciaos me arrebataron todo lo que tenía, le quitaron la vida a mi madre-

- ¡Todos nosotros hemos perdido algo!: ¡nuestras casas, nuestros hogares, nuestras tierras, nuestras familias! -

- ¡Vamos a demostrarles el significado del miedo, del terror! -

- ¡¿Quién está conmigo?!-

Los gritos y los aplausos ensordecieron el dolor de tantos años

Unas semanas después fui electo presidente, ahora mi misión era regresarle el honor a mi patria, a mi gente, vengar a todos
los que murieron y sufrieron a causa de los demonios

Durante unos meses descuide a mi pueblo para maximizar el poder de mi ejército, desde ahora todo quien quisiera podría
unirse a la fuerza, el olor a acero de las armar invadía todos los rincones del país, en un momento llago hasta las puertas del
país vecino, que asustado declaró ante los países Aliados, aunque sin mucho éxito, que estaba violando el Tratado de
Versalles y que lo que estaba haciendo era peligroso

Unos meses después declare la guerra a ese país , al principio todo fue bien , las ciudades eran arrasadas , cada demonio
que alguna vez humillo a mi pueblo fue esclavizado y asesinado como los monstros que eran, por lo mismo no todas las
personas estaban a favor de la crueldad a los demonios , las fuerzas y el ánimo de las hombres en la guerra estaban bajando
, así que aprovechando que estábamos tomando mi cuidan natal decidí a ejecutar uno de esos demonios por mi propia
mano , dio la casualidad de que era la misma calle donde asesinaron a mi madre , era una madre y su hija , la niña estaba
escapando cuando yo llegue , sin mucho titubeo , tome mi arma y le dispare a la madre

Di unos de los mejores discursos de mi vida, sobre poder, venganza, justicia, sobre el porqué los demonios debían ser
asesinados, los gritos y alabanzas casi callaron los sentimientos de culpa, pero no podía mostrarme débil ante mi pueblo, no
ahora, no en el mejor momento de mi país; ya en la noche una ola pensamientos inundo mi mente.

-Eres un monstro-, -Esa niña eres tu-, -Te convertiste en aquello que juraste destruir-, -Ahora tu eres los soldados, tu eres
los Demonios-

-¡¡NOOO!!-, las voces se callaron, aunque los sentimientos de culpa seguían ahí. No pude dormir esa noche, ni la siguiente,
no pude dormir en muchas noches

Seguí escuchando las voces durante un tiempo, hasta que un día entendí que todas las muertes no eren por venganza u
odio, eran por liberación, y que, si quería acabar con este ciclo de muerte y odio, debía matar a todo los que recordasen el
pasado, no debía hacerles lo mismo que ellos nos hicieron, debía exterminarlos, así fue como tome la decisión de no solo
acabar con los demonios, sino con todo el mundo que no fuese parte de mi pueblo

Tras unos años, decidí invadir el país más grande del mundo, si lo tomaba, todos caerían ante mis pies, no habría nadie que
se me opusiera, esa fue la peor decisión que puede haber tomado, unos meses después estaba rodeado por los enemigos,
al borde de la derrota y mi consecuente ejecución, ¡Pero nadie pue acabar conmigo, si esos soldados no pudieron, nadie
podrá! Soy el único con el derecho de acabar conmigo, escribo esto mientras veo mi arma aun lado, la misma con la que
acabe con la vida de aquella mujer.

Tiempo después se ve a una joven dando un discurso de como unos soldados le arrebataron a su madre

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