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Universidad de Chile Profesores: Marco Antonio Rosas Z.

y
Facultad de Derecho Mariana Tupper S.
Derecho Civil V – Responsabilidad civil extracontractual 2° Semestre 2021

MATERIAL I
Introducción y hecho voluntario

A. Lecturas obligatorias

1. Corte de Apelaciones de Concepción, 6 de octubre de 2008, “Concha Villagrán, Ramón Jesús y otros con Palma Barra, Francisco Javier y
otros”.

2. Código Civil, art. 2284 y arts. 2314 a 2334.

3. BARROS, Enrique. Tratado de responsabilidad extracontractual. 2da ed., Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 2020. pp. 17-80
Corte de Apelaciones de Concepción, 06/10/2008, rol 2228-2004
“Ramón Jesús Concha Villagrán y otros con Francisco Javier Palma Barra y otros”

Concepción, seis de octubre de dos mil ocho.

Vistos:

En cuanto al recurso de casación en la forma interpuesto por los actores en lo principal del escrito
de fojas 520:

1º) Que los actores han deducido el recurso de casación en la forma en contra de la sentencia
definitiva de primera instancia, escrita a fojas 498 y siguientes, de 5 de mayo de 2004, alegando
que ésta habría omitido decidir la acción interpuesta por aquéllos en contra de Áridos y
Transportes La Cabaña Limitada, de manera que el fallo impugnado no reuniría el requisito
previsto en el numeral 6 del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, que impone la
necesidad de emitir decisión respecto de todas las acciones que se hayan hecho valer en el juicio,
circunstancia que le haría formalmente anulable, en razón de la causal contemplada en el numeral
5 del artículo 768 del mismo cuerpo legal.

2º) Que el recurso de nulidad formal debe ser desestimado sin más consideración que la de tener
en cuenta que la sentencia impugnada, en su decisión III, resolvió que “se rechaza la demanda de
fojas 1, de modo que su parte resolutiva es clara y completa, habiendo desestimado todas las
acciones contenidas en la demanda de fojas 1, entre las que se encuentra la interpuesta contra
Áridos y Transportes La Cabaña Limitada.

3º) Que la circunstancia que el fallo impugnado pueda haber omitido formular consideraciones de
hecho o de derecho, que le sirvieran para sustentar la desestimación de la acción enderezada
contra Áridos y Transportes La Cabaña Limitada, cuestión ésta que también se esgrime por los
recurrentes, pudiere implicar infracción al requisito previsto en el numeral 5 del artículo 170 del
Código de Procedimiento Civil; pero esta regla no fue esgrimida en el arbitrio de nulidad formal,
de manera que, siendo el de casación formal un recurso extraordinario y de derecho estricto, en
que la competencia del órgano judicial que lo conoce y resuelve queda circunscrita por el
contenido de la impugnación jurídica, de todos modos debe ser rechazado el recurso de casación
en la forma deducido en lo principal de fojas 520.

En cuanto al recurso de apelación interpuesto por los actores en el primer otrosí del escrito de
fojas 520:

De la sentencia en alzada se reproducen sus partes expositiva y considerativa, con excepción de


sus motivos 16º, 17º, 21º, 23º, 24º, 25º y 26º, que se eliminan, y se tiene en su lugar y además
presente:

4º) Que, con arreglo a nuestro ordenamiento jurídico, es regla general que “cada cual corre con
sus propios riesgos de daño, a menos que haya una razón jurídica para atribuirlo a un tercero; en
otros términos, a menos que se cumplan los requisitos de la responsabilidad, el principio general
es que la pérdida de un accidente debe quedar donde caiga (Barros, E., Tratado de
Responsabilidad Extracontractual, Editorial Jurídica de Chile, página 24).
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5º) Que, en consecuencia, para emitir pronunciamiento acerca de las peticiones concretas
contenidas en el recurso de apelación deducido por los actores a fojas 520 en contra de la
sentencia definitiva de primera instancia que desestimó su demanda indemnizatoria, corresponde
a esta Corte examinar las alegaciones de hecho contenidas en la demanda de fojas 1 y siguientes,
así como los medios legales de prueba rendidos durante el proceso, de manera de determinar si
éstos permiten verificar la efectividad de aquéllas; y, finalmente, decidir acerca de si los hechos
probados satisfacen alguna de las normas legales que, excepcionalmente, permiten trasladar la
significación económica de los daños esgrimidos, desde las víctimas demandantes, a los
patrimonios de los demandados o de algunos o alguno de ellos.

6º) Que, en cuanto al régimen legal de reparación cuyos supuestos de hechos son invocados en la
demanda, no cabe duda que corresponde al de responsabilidad extracontractual contenido en el
Título XXXV del Código Civil; en particular, en su especie de responsabilidad por hechos
propios de cada uno de los demandados, en razón de comisión de cuasidelito civil, excepción
hecha de la propietaria del vehículo que intervino en los hechos; en efecto, a fojas 8 se lee, en
explicación conclusiva: “Los hechos descritos sin duda que tipifican en la especie la comisión de
un cuasidelito civil que obliga a todos y cada uno de los demandados de autos a la
indemnización.

7º) Que la invocación anterior, contenida en la demanda, es sin perjuicio y además de la


circunstancia que el libelo, a fojas 10, atribuya responsabilidad indemnizatoria a Ingetal
Ingeniería y Construcción S.A. en la calidad que tendría, según los actores, de responsable por el
hecho ajeno de Áridos y Transportes La Cabaña Limitada; así como de la circunstancia que el
mismo libelo atribuya responsabilidad indemnizatoria a la I. Municipalidad de Lota en virtud del
estatuto de derecho público contenido en la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades.
Como se verá más adelante, estos supuestos de responsabilidad reparatoria no serán acogidos en
la forma planteada.

8º) Que del examen de la demanda de fojas 1, interpuesta por Ramón Concha Villagrán, Cristina
Navarro Díaz y Myryam (sic) Concha Navarro, y de las contestaciones de fojas 45 (I.
Municipalidad de Lota), fojas 66 (Ingetal Ingeniería y Construcción S.A.) y fojas 69 (Francisco
Palma Barra y Áridos y Transportes La Cabaña Limitada), así como de la ponderación de las
absoluciones de posiciones producidas por la actora a fojas 180 (Francisco Palma Barra), fojas
184 (Áridos y Transportes La Cabaña Limitada), fojas 188 (Ingetal Ingeniería y Construcci 3n
S.A.) y fojas 478 (I. Municipalidad de Lota), todo ello en relación con el Informe Técnico de
Perito Mecánico (fojas 98) y el Informe Técnico N° 048 C 2002 de la Subcomisaría
Investigadora de Accidentes del Tránsito (fojas 103), que a los efectos de esta consideración son
tenidos en cuenta únicamente en sus aspectos no discutidos, del Decreto Alcaldicio Nº 2.309 de
29 de noviembre de 2001 (fojas 115), aprobatorio del contrato de obra pública de 26 de
noviembre de 2001 (fojas 119), fluye que son hechos establecidos en el proceso –sin
controversia– los siguientes:

1. Aproximadamente a las 11:30 horas del día 20 de marzo de 2002, el camión patente KT 3481
K, marca Ford, modelo Cargo 1622, conducido por Francisco Palma Barra, de propiedad de
Áridos y Transportes La Cabaña Limitada, dentro del área urbana de la comuna de Lota,
transitaba por la vía pública conformada por el pasaje de ripio denominado Las Araucarias, para
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ingresar a un predio en que Ingetal Ingeniería y Construcción S.A. ejecutaba una obra material
inmueble (“Ampliación Liceo Politécnico A 46, Rosauro Santana Ríos, Lota ) por encargo
contractual de la I. Municipalidad de Lota, por un acceso cuyo portón se encontraba, a ese
momento, abierto.

2. El tercio medio de la sección lateral derecha del camión precedentemente aludido tiene
ganchos, que se observan en fotografías (fojas 102 y 113), cuya finalidad funcional es fijar la
carga.

3. Al aproximarse al referido acceso, el conductor Francisco Palma Barra percibió que, en el


sector derecho del pasaje de ripio, que carecía de delimitación entre calzada y aceras, se hallaba
un conjunto de jóvenes, uno de los cuales resultó ser Fabián Concha Navarro, de 17 años de edad.

4. El conductor Francisco Palma Barra avanzó el camión que conducía hacia el acceso, abierto,
sobrepasando al conjunto de jóvenes, llegando éstos a quedar situados junto al tercio medio de la
sección lateral derecha del camión, dejando de ser observados por el conductor, que no los
percibía en su visión frontal, ni tampoco por medio de los espejos laterales retrovisores del móvil.

5. Al efectuar el camión la maniobra de ingreso al acceso abierto en estas condiciones, esto es,
sin retrovisualizar por los espejos laterales a los aludidos jóvenes, con el tercio medio de la
sección lateral derecha impactó a Fabián Concha Navarro, de 17 años de edad, atropellándolo con
su rueda trasera derecha, circunstancia de la que el conductor Francisco Palma Barra sólo se
percató por medio de la audición de gritos de las personas presentes en el lugar.

6. Fabián Concha Navarro quedó momentáneamente vivo, pero falleció poco más tarde.

9º) Que, en cambio, no se encuentra establecido en el proceso, con la absoluta certeza que puede
derivarse de la producción de prueba plena a través de medios legales, el fenómeno físico o
naturalístico específico que motivó que Fabián Concha Navarro, después de haber sido
sobrepasado por el camión conducido por Francisco Palma Barra, fuere no obstante impactado
por el tercio medio lateral derecho del camión y posteriormente arrollado por su rueda derecha
trasera.

En efecto, a este respecto, sólo existe en el proceso la versión expresada a la Subcomisaría


Investigadora de Accidentes del Tránsito por Jorge Jarpa Carrillo, de 17 años de edad, en calidad
de “informante , quien indicó que el atropello habría obedecido a que “el camión con el lado
derecho enganchó a mi amigo de la mochila, arrastrándolo para posteriormente soltarse y ser
aplastado por la rueda trasera (fojas 108), versión que, pese a exhibir verosimilitud, puesto que el
camión tenía ganchos en su tercio medio lateral derecho (fotografías de fojas 102 y 113), no
forma plena prueba, toda vez que una versión de tercero prestada a un órgano policial, que no ha
declarado en el proceso como testigo, no constituye ninguno de los medios admitidos,
respectivamente, en el inciso segundo del artículo 1698 del Código Civil y 341 del Código de
Procedimiento Civil.

10º) Que, sin perjuicio de lo que se acaba de expresar, es útil consignar que el proceso
jurisdiccional civil de atribución de responsabilidades reparatorias, en cuanto a nexo causal entre
conducta y daño, cuya concurrencia es exigida por los distintos regímenes legales
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indemnizatorios, no tiene por objeto lograr una reconstrucción detallada y puntual de todas las
circunstancias y matices de los hechos ocurridos, sino que, contrariamente, concierne a la
determinación de causas jurídicas del daño, una o más (con causas), para resolver si a partir de
ella o ellas es posible imputar o atribuir el deber legal reparatorio a un tercero distinto de la
víctima.

En este orden, la relación de causalidad exige que entre el hecho y el daño exista una vinculación
necesaria y directa, expresiones que destacan, respectivamente, los elementos determinantes de la
causalidad, que son, copulativamente, el naturalístico y el normativo; el primero exige una
relación natural de causalidad entre la conducta imputada y el daño inferido, que se expresa en un
nexo de causa a efecto, desde un punto de vista físico; el segundo requiere que el daño resulte
atribuible a la conducta ejecutada u omitida, desde un punto de vista normativo; en este último
sentido, la responsabilidad por culpa supone infracción a un deber de cuidado, bien genérico, bien
puntualmente impuesto por la legalidad, por lo que la calificación reparatoria requiere que el
responsable haya incurrido en un hecho ilícito, en términos tales que la contravención de un
deber jurídico de cuidado haya originado el daño, es decir, que si esa contravención jurídica no
hubiere tenido lugar, el daño no se habría generado.

Estos son los elementos de la relación de causalidad en materia reparatoria civil, según lo ha
resuelto recientemente la Excma. Corte Suprema (fallo de 26 de enero de 2004 dictado en autos
Rol Nº 2.947/2002).

Así las cosas, para atribuir a uno de los demandados de autos la responsabilidad civil reparatoria,
el órgano jurisdiccional debe ponderar si los hechos establecidos en el proceso permiten
imputarles alguna conducta, activa u omisiva, cuya concurrencia explique físicamente la
causación del daño, de manera que, de no haber mediado tal conducta, el daño no se habría
originado; y examinar, además, si tal conducta es constitutiva de una contravención a un deber
jurídico de cuidado, que haya incidido decisivamente en el resultado, en términos tales que éste
pueda imputarse al autor de dicha conducta.

Basta con ello, aunque los exactos hechos ocurridos no puedan ser reconstruidos de un modo
preciso y detallado en todas sus circunstancias y matices.

11º) Que, en este sentido, es forzoso poner atención en lo expresado por el conductor Francisco
Palma Barra en la absolución de posiciones cuya acta corre a fojas 180, quien expresó, al
responder la posición decimotercera, “Sí, me percaté de ello (presencia del estudiante Fabián
Concha), vi cuando claramente ellos se allegaron al costado derecho, del pasaje donde yo después
me detuve para hacer el ingreso a la obra, y estos jóvenes quedan atrás de la parte derecha del
camión, donde el guardia en ese momento me hace ingresar, y por adelante del camión no había
ninguna persona ; agregando, al término de la diligencia, con relación a la posición tercera, lo
siguiente: “Yo ese día, en el momento del atropello mismo, estos jóvenes a mí y al guardia, se
nos pierden de vista, por encontrarse ellos en el costado derecho del camión y con la inclinación
de la pendiente del pasaje y entrada a la obra, el camión se inclina de forma que los espejos del
camión quedan visualizando el cielo, no el pasaje .

12º) Que, en consecuencia, debe tenerse por establecido el hecho que, durante la maniobra de
ingreso del camión con carga, por un acceso abierto, al predio en que se ejecutaba la obra, desde
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el Pasaje Las Araucarias, el conductor Francisco Palma Barra, quien había constatado la
presencia, en el sector derecho del Pasaje, de un conjunto de jóvenes, entre los que se hallaba
Fabián Concha Navarro, a los que había sobrepasado, dejó de visualizarlos al efectuar la
maniobra de ingreso, porque –en razón de las condiciones físicas e inclinación del pasaje y
acceso– el camión se inclinó, de manera que el respectivo espejo lateral quedó “visualizando el
cielo.

13º) Que esta misma circunstancia fáctica es admitida por la demandada Ingetal Ingeniería y
Construcción S.A. en su contestación de fojas 66 (punto 4: “…en pendiente descendente, lo que
le impide ver por los espejos retrovisores hacia atrás, puesto que éstos se orientan hacia el cielo
por la pendiente ) y por la demandada Áridos y Transportes La Cabaña Limitada en su
contestación de fojas 69 (“…los espejos retrovisores en ese momento apuntan la visión hacia el
cielo porque la pendiente produce ese efecto al mirar hacia atrás y el camión debía virar
inmediatamente de ingresado al recinto ya que hay un barranco en línea recta… ).

14º) Que, establecido el hecho que el conductor Francisco Palma Barra continuó con el avance
del camión –que a mayor abundamiento tenía ganchos en su tercio medio lateral derecho–
consciente de la presencia de un conjunto de jóvenes precisamente al lado derecho del vehículo,
sin detenerse, pese a haber perdido la retrovisualización de esos jóvenes, porque el espejo lateral
y retrovisor derecho se orientó hacia el cielo, no hay duda de su responsabilidad en el accidente
que terminó con la vida de Fabián Concha Navarro.

En efecto, si manejaba un camión, habiendo dejado en su lado derecho a jóvenes, a los que perdió
de vista, y tampoco contaba con alguna persona que le asistiera en la maniobra de ingreso y
pudiere advertirle de peligros, el conductor, necesariamente, debió detenerse; si se hubiere
detenido, el daño no hubiere acaecido.

No puede admitirse que un conductor de un camión, durante una maniobra de ingreso a un


predio, en un sector de condiciones físicas complejas, que es consciente de la existencia de
jóvenes al lado derecho del camión, a los que deja de observar, continúe de todos modos la
marcha, sin contar con asistencia de orientación de ningún tercero.

15º) Que el reproche recién formulado surge claramente de la aplicación de las prescripciones
legales que rigen el tránsito por “los caminos, calles y demás vías públicas, rurales o urbanas,
caminos vecinales o particulares destinados al uso público, de todo el territorio de la República
(inciso primero del artículo 1º de la Ley Nº 18.290).

En efecto, el inciso segundo de su artículo 114 dispone que “los conductores estarán obligados a
mantenerse atentos a las condiciones del tránsito del momento y su artículo 172 Nº 2 previene
que “en los accidentes del tránsito, constituyen presunción de responsabilidad del conductor, los
siguientes casos: 2. No estar atento a las condiciones del tránsito del momento .
A su turno, el artículo 79 Nº 3 establece que “tratándose de los vehículos de carga, de
movilización colectiva o de características que hagan imposible la retrovisual desde el interior del
mismo, llevarán dos espejos laterales externos.

En consecuencia, un vehículo de carga debe contar con espejos laterales externos, puesto que,
mediante la retrovisualización que con ellos puede lograrse, al conductor le es posible mantener
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atención a las condiciones del tránsito, observándolas, precisamente en lo que concierne a los
sectores laterales, en uno de los cuales se hallaban los jóvenes en cuestión.

Así las cosas, el conductor que pierde la retrovisualización por medio de los espejos laterales, por
inclinación en virtud de pendiente del camino o por cualquier causa y que está consciente de
existir jóvenes justamente al lado de su vehículo, sin contar con asistencia de orientación de
terceros que permitieren sustituir esa retrovisualización, debió necesariamente detenerse; si lo
hubiere hecho, el daño no se hubiere producido; en cambio, al no detenerse, por voluntad propia,
dejó de estar atento a las condiciones del tránsito del momento como lo exige la ley.

16º) Que la relatada conducta del conductor Francisco Palma Barra fue causa jurídica del daño;
desde un punto de vista físico, porque si hubiera obrado del modo que, según se ha dicho, era
exigible, el atropello y posterior fallecimiento de Fabián Concha Navarro no hubieren acaecido;
desde un punto de vista normativo, porque al dejar de mantenerse atento a las condiciones del
tránsito del momento, no sólo infringió un deber general de cuidado, sino que, además, incurrió
en culpa contra la legalidad, puesto que violó las reglas legales que le obligaban a mantenerse
atento a las condiciones del tránsito, en el caso, por medios de espejos laterales de
retrovisualización.

17º) Que la conclusión a que se viene arribando es coherente con la contenida en el Informe de la
Subcomisaría Investigadora de Accidentes del Tránsito, cuyo texto, evacuado por orden del
Juzgado del Crimen de Lota, corre a fojas 103 y siguientes, que determina que la causa basal del
accidente que terminó con la vida de Fabián Concha Navarro consistió en que el conductor
Francisco Palma Barra realizó con su móvil una maniobra negligente y descuidada al desviar la
trayectoria del vehículo, dentro de un pasaje, atropellando al peatón; en efecto, la referida
maniobra, ejecutada para acceder al predio en que se ejecutaba la obra, en la medida en que el
conductor Francisco Palma Barra la realizó sin retrovisualizar a peatones que sabía que se
hallaban al costado derecho del camión, fue negligente y descuidada.

En este sentido, cabe tener en consideración que esta clase de informes, conforme a lo dispuesto
en el artículo 188 de la Ley Nº 18.290, “serán estimados por el juez como una presunción
fundada respecto de los hechos que afirmen y de las conclusiones técnicas que establezcan , en
términos tales que “su concordancia con los demás hechos establecidos en el proceso o con otras
pruebas o elementos de convicción que él ofrezca, apreciada de conformidad con las reglas de la
sana crítica, permitirá al juez atribuirle el mérito de plena prueba .

Esta Corte otorga al mencionado informe el mérito de plena prueba, en cuanto a la conclusión
técnica de haber obedecido el accidente a una maniobra negligente y descuidada del chofer,
puesto que esa deducción es concordante con los demás hechos establecidos en el proceso y
probanzas producidas, que han sido analizadas precedentemente.

Se deja constancia, no obstante, que incluso sin considerar la conclusión técnica de la


Subcomisaría Investigadora de Accidentes del Tránsito, con los demás medios legales de prueba
rendidos en esta causa, anteriormente ponderados, cabe arribar a la misma deducción fáctica.

18º) Que esta deducción fáctica es igualmente coherente con el Informe de Perito Mecánico,
evacuado por orden del Juzgado del Crimen de Lota, que rola a fojas 97 y siguientes, que
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concluye: “Este accidente se produjo en el Pasaje Las Araucarias, donde el camión circula por
este pasaje de oriente a poniente con una carga de material para la Escuela Industrial, antes de
ingresar al recinto se encontraban unos estudiantes y uno de ellos fue impactado con la carrocería
metálica del lado derecho y tiene unos ganchos para fijar la carga, uno de estos impactó al
estudiante y perdió su estabilidad y pasar la rueda del móvil sobre el cuerpo. En el área del
accidente se encuentra con una pendiente y terreno en menos que regular estado, la entrada al
recinto provisoria tiene un ancho de 2,90 mts., según muestra fotografías. Este accidente no se
produjo por fallas mecánicas, pero sí manejo descuidado.

19º) Que, por todas las razones expresadas, el conductor Francisco Palma Barriga debe responder
de los daños causados con su conducta a los actores, como autor de cuasidelito civil, puesto que
la regla especial contenida en el artículo 170 de la Ley Nº 18.290 dispone que “Toda persona que
conduzca un vehículo en forma de hacer peligrar la seguridad de los demás… infringiendo las
reglas de circulación o de seguridad establecida en esta ley, será responsable de los perjuicios que
de ello provengan ; amén de lo previsto en los artículos 1437 (“las obligaciones nacen a
consecuencia de un hecho que ha inferido injuria o daño a otra persona, como en
los…cuasidelitos ), 2314 (“el que ha cometido un… cuasidelito que ha inferido daño a otro, es
obligado a la indemnización ) y 2316 (“es obligado a la indemnización el que hizo el daño… ) del
Código Civil.

20º) Que, además, la demandada Áridos y Transportes La Cabaña Limitada debe responder
solidariamente de los daños causados a los actores por la conducta del conductor Francisco Palma
Barriga, porque es pacífico que aquélla es propietaria del camión conducido por éste, en tanto que
el inciso segundo del artículo 174 de la Ley Nº 18.290 así lo dispone respecto del propietario del
vehículo en relación con los daños o perjuicios que se ocasionen con su uso.

21º) Que, en lo concerniente a las situaciones jurídicas de la I. Municipalidad de Lota y de Ingetal


Ingeniería y Construcción S.A., es preciso recordar que aquélla es mandante, y ésta contratista
ejecutora, de la obra denominada “Ampliación Liceo Politécnico A 46, Rosauro Santana Ríos,
Lota , cuya construcción originó el constante arribo de camiones, con carga, a través del pasaje
Las Araucarias, al predio en que se ejecutaba la obra, accediendo tales camiones por un acceso de
2,90 metros, siendo dicho pasaje de una vía pública en que era previsible la presencia habitual de
personas, entre ellos, de jóvenes; dicho acceso presentaba complejidades físicas notorias, entre
las que se hallaba la circunstancia, ya anotada y explicada en lo precedente de este fallo, en el
sentido que los espejos laterales retrovisores de los camiones, en razón de pendiente, durante la
maniobra de acceso a la obra, quedaban orientados hacia el cielo, impidiendo la
retrovisualización de los conductores.

22º) Que, en tales circunstancias, tanto la I. Municipalidad de Lota, cuyas decisiones


administrativas y contractuales originaron la ejecución de la obra que exigía el ingreso de
camiones con carga, como Ingetal Ingeniería y Construcción S.A., cuyas decisiones contractuales
y actividades de su giro generaron la necesidad de ingreso de camiones con carga, en virtud de
las reglas de derecho que obligan a comportarse de manera de no causar daño al prójimo,
debieron examinar reflexivamente las condiciones en que, pese a las dificultades físicas ya
descritas del acceso, pudieren de todos modos ingresar los camiones cargados, de un modo
seguro, durante las maniobras de acceso.

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Este necesario examen debió conducirles, precisamente en razón de la pendiente cuya inclinación
motivaba la orientación al cielo de los espejos retrovisores de los camiones, a considerar la
presencia, durante toda maniobra de ingreso de camiones, de un asistente que orientare en todo
momento al chofer, para evitar el atropello de personas, entre ellos de jóvenes estudiantes que,
con toda evidencia, circularían por el sector.

La complejidad del acceso se advierte claramente de las declaraciones de la testigo presentada


por la demandada Áridos y Transportes La Cabaña, Yanhira Angélica Hermosilla Toro, quien
declaró a fojas 291: “Es un camino angosto de tierra por donde accedían los camiones que traían
materiales y áridos a la obra, tenía una pequeña pendiente hacia el acceso, hacia el portón ; a ello
debe agregarse lo admitido por la demandada Áridos y Transportes La Cabaña Limitada en su
contestación de fojas 69 (“…el camión debía virar inmediatamente de ingresado al recinto ya que
hay un barranco en línea recta… ).

No obstante, si bien los antecedentes del proceso muestran actividades generales orientadas a la
evitación de daños (informe que rola entre fojas 218 y fojas 223, reglamento que rola a fojas 224,
actas e informes que obran entre fojas 225 y 288 y declaraciones de los testigos Hermosilla Toro
a fojas 291 y Pineda Cortes a fojas 293), lo cierto es que el riesgo concreto que se viene
analizando, siendo previsible, no fue en concreto previsto.

Las demandadas tampoco han rendido prueba que acredite haber considerado la presencia
constante y necesaria de un asistente orientador durante las maniobras de ingreso de camiones,
puesto que sólo contemplaron la existencia de un guardia en el acceso (declaración de la testigo
Hermosilla Toro a fojas 291), pero no se consagró, como función necesaria de éste, la orientación
al conductor durante la maniobra de ingreso.

Esta omisión fue, evidentemente, causa jurídica del atropello y muerte de Fabián Concha
Navarro, desde un punto de vista físico, porque si las demandadas se hubieren comportado del
modo indicado, tales sucesos no habrían tenido lugar, y, desde un punto de vista normativo,
porque tales demandadas son obligadas por las reglas de derecho a comportarse de un modo que
no cause daño al prójimo y tales reglas de derecho, en la situación concreta que se examina, les
obligaban a prever los riesgos previsibles y adoptar las pertinentes medidas de seguridad, según
ha quedado ya analizado; lo que no hicieron.

23º) Que, conforme se ha venido analizando, las demandadas I. Municipalidad de Lota, mandante
de la obra, e Ingetal Ingeniería y Construcción S.A., contratista de la obra, incurrieron en una
defectuosa organización de las faenas, que, habiendo sido concebidas y ordenadas por aquélla,
fueron ejecutadas por ésta: ambas omitieron adoptar medidas de seguridad de terceros en un
acceso de camiones que, en virtud de condiciones físicas susceptibles de constatación y análisis,
presentaba evidente riesgo a personas en general y a jóvenes estudiantes en particular.

24º) Que, en este orden, esta Corte tiene en consideración que rola en autos, a fojas 117, el texto
de una declaración pública, suscrita por los profesores Juan Palma y María Cecilia Molinet, de
fecha 21 de marzo de 2002, que deja constancia de haberse advertido, con antelación al hecho,
acerca de la necesidad de diseñar un plan de seguridad y prevención de riesgos, ante los peligros
que generaba la ejecución de la obra en un sector de circulación de personas y estudiantes.

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Atendido lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 426 del Código de Procedimiento Civil,
esta Corte otorga el mérito de plena prueba al referido documento, en el sentido que forma una
presunción judicial grave y precisa, en cuanto al hecho de haber tenido lugar, con anterioridad al
accidente sujeto a esta litis, una advertencia clara y expresa de riesgos y de necesidad de diseño
de un plan de prevención de peligros para personas y estudiantes, emanada de profesionales
educadores, advertencia que no aparece de los autos que haya sido objeto de consideración
suficientemente eficaz por las personas jurídicas por cuya orden y actividad se realizaban las
faenas respectivas.

25º) Que, a mayor abundamiento, el inciso primero del artículo 2329 del Código Civil dispone
que “por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona,
debe ser reparado por ésta, conteniendo, así, una presunción legal de responsabilidad por el hecho
propio, aplicable al caso en que el daño proviene de una actividad caracterizada por una especial
peligrosidad, cuya ejecución requiere de medidas de extremo resguardo por quienes tienen el
control de los hechos (Barros, citado, páginas 147 y siguientes).

En el caso examinado en este fallo no cabe duda que la I. Municipalidad de Lota, en cuanto
mandante, e Ingetal Ingeniería y Construcción S.A., en cuanto contratista ejecutor, realizaban
faenas que involucraban el ingreso de camiones por un acceso complejo, en que los camiones
accedían de una manera en que, por pendiente, perdían la retrovisualización de los espejos
laterales que es legalmente obligada en vehículos de carga, en un sector en que la presencia de
personas y estudiantes constituía un riesgo previsible, de manera que debieron adoptar las
correspondientes medidas de seguridad.

Así las cosas, habiéndose debido el atropello y fallecimiento de Fabián Concha Navarro,
precisamente, al ingreso de un camión con carga, en esas peligrosas circunstancias, que se
encontraban bajo el control y dominio de la I. Municipalidad de Lota y de Ingetal Ingeniería y
Construcción S.A., que no adoptaron las exigibles medidas de resguardo, sus respectivas
responsabilidades civiles reparatorias, por sus hechos propios, deben ser legalmente presumidas,
al tenor de lo dispuesto en el inciso primero del artículo 2329 del Código Civil; las demandadas
no han producido en la causa pruebas plenas que permitan desvirtuar la presunción legal de
responsabilidad.

26º) Que actualmente no puede discutirse que las personas jurídicas son jurídicamente capaces de
comisión de cuasidelitos civiles, pudiendo incurrir en responsabilidad por hechos propios, en
virtud de conductas culposas, activas u omisivas, de sus órganos, representantes y agentes en
general, pudiendo imputárseles culpa organizacional en aquellos casos en que no es posible
individualizar a una persona específica que haya incurrido en la acción u omisión reprochada, sin
que quepa duda, sin embargo, que ésta es imputable a las respectivas personas jurídicas, cuyo es
el caso de autos (Barros, citado, páginas 68 y siguientes).

27º) Que, en consecuencia, Ingetal Ingeniería y Construcción S.A. y la I. Municipalidad de Lota


deben responder solidariamente de los daños causados con sus respectivas conductas omisivas a
los actores, como autoras de cuasidelito civil, en razón de lo previsto en los artículos 1437 (“las
obligaciones nacen… a consecuencia de un hecho que ha inferido injuria o daño a otra persona,
como en los… cuasidelitos ), 2314 (“el que ha cometido un… cuasidelito que ha inferido daño a
otro, es obligado a la indemnización ) y 2316 (“es obligado a la indemnización el que hizo el
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daño… ) del Código Civil; por otra parte, deben responder solidariamente, porque concurrieron,
con el conductor Francisco Palma Barriga, a la causación de idénticos daños, y, en este orden, el
artículo 2317 del mismo cuerpo legal dispone: “si un… cuasidelito ha sido cometido por dos o
más personas, cada una de ellas será solidariamente responsable de todo perjuicio procedente del
mismo… cuasidelito… .

28º) Que, la responsabilidad reparatoria solidaria de la I. Municipalidad de Lota queda impuesta


en virtud de la normativa de responsabilidad extracontractual prevista en el Código Civil, que es
perfectamente aplicable a los órganos públicos en la medida en que concurran sus supuestos
legales (Barros, citado, página 507, nota 70); la concurrencia de estos supuestos legales ha
quedado demostrada precedentemente.

29º) Que no obsta a esta aplicación la circunstancia que, respecto de la I. Municipalidad de Lota,
la demanda de fojas 1 y siguientes haya esgrimido un estatuto reparatorio de derecho público,
porque la responsabilidad de derecho común surge claramente de los hechos invocados en el
libelo; en lo demás, hemos de estarnos al principio general de derecho: juria novit curia.

30º) Que, a consecuencia de los hechos culposos establecidos en este fallo, tuvo lugar el
fallecimiento de Fabián Concha Navarro, de 17 años de edad, quien, conforme se acreditó con el
instrumento público, no objetado, que corre a fojas 96, era hijo de los actores Ramón Jesús
Concha Villagrán y Cristina Magaly Navarro Díaz.

31º) Que no puede ponerse en duda que la pérdida de un hijo constituye el más mortificante de
todos los dolores que puede enfrentar un ser humano durante toda su existencia, de manera que
esta Corte, con arreglo a lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 426 del Código de
Procedimiento Civil, sobre la base del hecho que se ha tenido por establecido en la consideración
precedente, presume judicialmente, con gravedad y precisión suficientes para formar su
convicción, esto es, con mérito de plena prueba, que los actores Ramón Jesús Concha Villagrán y
Cristina Magaly Navarro Díaz, que vieron interrumpida la vida de su hijo común de 17 años de
edad, han padecido atroces aflicciones y pesares; este hecho no requiere de otras probanzas.

32º) Que el instrumento público que, no objetado, corre a fojas 128, demuestra que la actora
Miriam Jeannette Concha Navarro era hermana del occiso Fabián Eduardo Concha Navarro, de
manera que tampoco cabe duda en orden a que, habiendo perdido a quien se unía con ella en ese
vínculo, ha enfrentado, a una edad muy temprana, graves dolores humanos y pesares emotivos,
con causa jurídica en hechos culposos de los demandados.

33º) Que, en consideración a lo que se viene razonando, estima esta Corte que, en reparación de
los daños morales sufridos por los actores Ramón Jesús Concha Villagrán, Cristina Magaly
Navarro Díaz y Miriam Jeannette Concha Navarro, es equitativo que sean indemnizados con las
cantidades de $40.000.000, $40.000.000 y $15.000.000, respectivamente; aunque sea evidente
que ninguna cantidad de dinero podrá compensarles suficientemente las mortificantes aflicciones
que han sufrido.

34º) Que, en lo que concierne a las alegaciones contenidas en la contestación evacuada a fojas 46
por la I. Municipalidad de Lota, cabe expresar lo siguiente:

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1. La circunstancia que Fabián Concha Navarro, al momento de los hechos, se haya dispuesto a
ingresar a clases, o que haya egresado anormalmente de éstas, es del todo irrelevante, en el
sentido que no constituye causa jurídica de los daños; en efecto, las normas de derecho
infringidas por los demandados protegen la seguridad en la circulación de toda clase de personas,
independientemente de cuáles sean las actividades que se encuentren realizando, en la medida en
que éstas no puedan serle objetadas desde el punto de vista del libre tránsito público, que es un
derecho de todas las personas; y en la medida, también, que su actividad no haya consistido en
una agresión al camión en cuestión o en una falta propia, circunstancias que no se encuentran
probadas en la causa.

2. La circunstancia que la I. Municipalidad de Lota se haya encargado de obligar a la contratista


Ingetal Ingeniería y Construcción S.A. a la adopción de medidas de prevención de riesgos y de
seguridad en general, no le excusa de controlar los adecuados diseños y ejecución de tales
medidas, puesto que, en cuanto mandante de las obras, mantiene control y dominio sobre los
hechos en curso de realización.

3. En cuanto a concurrencia de culpa en la I. Municipalidad de Lota, ha quedado demostrada en


las reflexiones precedentes de este fallo.

4. La supuesta imprudencia de Fabián Concha Navarro no se encuentra establecida en el proceso.

35º) Que, en lo que respecta a las alegaciones contenidas en la contestación evacuada a fojas 66
por Ingetal Ingeniería y Construcción S.A., cabe expresar lo siguiente:

1. La culpa de la referida demandada se halla establecida en conformidad a lo razonado en las


consideraciones anteriores de esta sentencia; lo propio cabe afirmar del nexo causal entre su
conducta culposa y los daños demandados.

2. Ingetal Ingeniería y Construcción S.A. será condenada a reparar daños morales en esta
sentencia como responsable por el hecho propio suyo y no como responsable por hechos ajenos.

3. No se encuentra establecida una supuesta culpa de la víctima.

4. El pronunciamiento administrativo que haya recaído en un sumario sanitario, que corre a fojas
192, no es vinculante para los órganos jurisdiccionales; lo propio cabe expresar de los contenidos
de las actuaciones realizadas durante ese procedimiento administrativo, que en copia corren entre
fojas 193 y 217; sin perjuicio, debe dejarse constancia que del mérito de los documentos aludidos
en este numeral fluye que la autoridad administrativa no ponderó con detalle las cuestiones
esenciales abordadas en esta sentencia como hechos generadores de responsabilidad civil.

5. No se ha acreditado que, respecto de los hechos en que incide esta causa civil, haya recaído un
pronunciamiento de órganos jurisdiccionales del orden criminal, que pueda producir cosa juzgada
refleja en el presente juicio civil indemnizatorio; a fojas 496 vuelta está certificado que, al día 5
de abril de 2004, los autos Rol N° 51.507, del Juzgado del Crimen de Lota, se encontraban en
estado de sumario.

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6. La circunstancia que el accidente se haya producido fuera del predio en que se ejecutaban las
obras, es decir, en la vía pública, no excusa la responsabilidad de la ejecutora de las obras, en la
medida que la realización de éstas suponía el ingreso de camiones con carga, precisamente desde
el Pasaje Las Araucarias, de manera que le correspondía adoptar medidas de prevención para que
las maniobras de ingreso de camiones se realizaran de manera segura para las personas que, por
cualquier causa, se situaren en dicha vía pública.

7. La circunstancia que el guardia de la empresa, Luis Sánchez Hernández, pudiere ausentarse del
lugar de ingreso de camiones, durante dicho acceso, sin necesidad de asistir al respectivo
conductor en la maniobra de acceso, pese a la imposibilidad de retrovisualización por espejos
laterales, hechos ambos que la contestación admite, son demostrativos, precisamente, de la
conducta culposa de la demandada Ingetal Ingeniería y Construcción S.A.

8. No se encuentra acreditado que Fabián Concha Navarro se haya expuesto imprudentemente al


daño; la circunstancia que, al momento de los hechos, haya egresado anormalmente de las aulas,
es del todo irrelevante, en el sentido que no constituye causa jurídica de los daños; en efecto, las
normas de derecho infringidas por los demandados protegen la seguridad en la circulación de
toda clase de personas, independientemente de cuáles sean las actividades que se encuentren
realizando, en la medida en que éstas no puedan serle objetadas desde el punto de vista del libre
tránsito público, que es un derecho de todas las personas; y en la medida, también, que su
actividad no haya consistido en una agresión al camión en cuestión o en una falta propia,
circunstancias que no se encuentran probadas en la causa; tampoco se encuentra establecido en
autos el hecho que la víctima “se acercó al camión o trató de abordarlo , como se alegó a fojas 68.

36º) Que, en lo pertinente a las alegaciones contenidas en la contestación evacuada a fojas 69 por
Francisco Palma Barra y Áridos y Transportes La Cabaña Limitada, cabe expresar lo siguiente:

1. La culpa del conductor Francisco Palma Barra está establecida en conformidad a las
reflexiones precedentes de este fallo.

2. En lo demás, deben entenderse reproducidas las consideraciones contenidas en el motivo


precedente de este fallo.

37º) Que las cantidades indemnizatorias que serán objeto de condena deberán ser satisfechas con
más reajustes que se calcularán en conformidad a la variación que experimente el índice de
precios al consumidor entre la fecha de esta sentencia y el efectivo pago y con más intereses
corrientes para operaciones reajustables que se devengarán a partir de la fecha de este fallo hasta
que ocurra la efectiva solución, todo ello según liquidación que habrá de practicar en su
oportunidad la secretaria del a quo; procediéndose de esta manera porque la entidad de la cifra
reparatoria del daño moral ha sido valorada por estos sentenciadores del fondo al momento de
pronunciar esta sentencia, y habida consideración, además, del parecer de la doctrina y
jurisprudencia usuales (Barros, citado, páginas 886, 887 y 891).

38º) Que ni las declaraciones de los testigos Alexis Inzunza Acuña, Ananías Sanzana Valenzuela,
y Ricardo Ceballos Concha, cuyas actas corren a fojas 469 y siguientes, ni las bases
administrativas generales para contratos a suma alzada, que rolan a fojas 129, alteran lo
concluido en este fallo.
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Por estas consideraciones y teniendo además presente lo dispuesto en las reglas legales citadas, se
resuelve:

1. Que se desestima, sin costas, el recurso de casación en la forma interpuesto en lo principal del
escrito de fojas 520.

2. Que se revoca, en lo apelado, la sentencia definitiva de primera instancia, escrita a fojas 498 y
siguientes, de cinco de mayo de dos mil cuatro, en cuanto por su decisión III rechazó la demanda
de fojas 1 y se declara que se acoge la referida demanda, condenándose a los demandados
Francisco Palma Barra, Áridos y Transportes La Cabaña Limitada, Ingetal Ingeniería y
Construcción S.A. e I. Municipalidad de Lota, a pagar, solidariamente, al actor Ramón Jesús
Concha Villagrán, la cantidad de $40.000.000 (cuarenta millones de pesos), a la actora Cristina
Magaly Navarro Díaz, la suma de $40.000.000 (cuarenta millones de pesos), y a la actora Miriam
Jeannette Concha Navarro, la cifra de $15.000.000 (quince millones de pesos); cantidades que
deberán ser satisfechas con más reajustes que se calcularán en conformidad a la variación que
experimente el índice de precios al consumidor entre la fecha de esta sentencia y el efectivo pago
y con más intereses corrientes para operaciones reajustables que se devengarán a partir de la
fecha de este fallo hasta que ocurra la efectiva solución, todo ello según liquidación que habrá de
practicar en su oportunidad la secretaria del tribunal a quo.

3. Que no se condena en costas a los demandados, ni de la causa, ni del recurso de apelación, por
haber tenido motivos plausibles para litigar y para oponerse a dicha impugnación.

Regístrese y devuélvase, con su agregado.

Redacción de la Ministro Suplente, doña Flora Adriana Sepúlveda Rivas.

No firma la Ministro Suplente doña Flora Sepúlveda Rivas, por haber concluido el lapso de
suplencia y haberse reintegrado a sus funciones en el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de
Concepción.

Se deja constancia que la sentencia se dicta con esta fecha atendido que la Ministro señora Sara
Herrera Merino hizo uso de licencia médica a contar del 22 de septiembre a la fecha.

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Artículos del Código Civil

Art. 2284. Las obligaciones que se contraen sin convención, nacen o de la ley, o del hecho voluntario de
una de las partes. Las que nacen de la ley se expresan en ella.

Si el hecho de que nacen es lícito, constituye un cuasicontrato.

Si el hecho es ilícito, y cometido con intención de dañar, constituye un delito.

Si el hecho es culpable, pero cometido sin intención de dañar, constituye un cuasidelito.

En este título se trata solamente de los cuasicontratos.

Título XXXV

DE LOS DELITOS Y CUASIDELITOS

Art. 2314. El que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, es obligado a la
indemnización; sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o cuasidelito.

Art. 2315. Puede pedir esta indemnización no sólo el que es dueño o poseedor de la cosa que ha sufrido
el daño, o su heredero, sino el usufructuario, el habitador o el usuario, si el daño irroga perjuicio a su
derecho de usufructo o de habitación o uso. Puede también pedirla en otros casos el que tiene la cosa con
obligación de responder de ella; pero sólo en ausencia del dueño.

Art. 2316. Es obligado a la indemnización el que hizo el daño, y sus herederos.

El que recibe provecho del dolo ajeno, sin ser cómplice en él, sólo es obligado hasta concurrencia de lo
que valga el provecho.

Art. 2317. Si un delito o cuasidelito ha sido cometido por dos o más personas, cada una de ellas será
solidariamente responsable de todo perjuicio procedente del mismo delito o cuasidelito, salvas las
excepciones de los artículos 2323 y 2328.

Todo fraude o dolo cometido por dos o más personas produce la acción solidaria del precedente inciso.

Art. 2318. El ebrio es responsable del daño causado por su delito o cuasidelito.

1
Art. 2319. No son capaces de delito o cuasidelito los menores de siete años ni los dementes; pero serán
responsables de los daños causados por ellos las personas a cuyo cargo estén, si pudiere imputárseles
negligencia.

Queda a la prudencia del juez determinar si el menor de dieciséis años ha cometido el delito o cuasidelito
sin discernimiento; y en este caso se seguirá la regla del inciso anterior.

Art. 2320. Toda persona es responsable no sólo de sus propias acciones, sino del hecho de aquellos que
estuvieren a su cuidado.

Así el padre, y a falta de éste la madre, es responsable del hecho de los hijos menores que habiten en la
misma casa.

Así el tutor o curador es responsable de la conducta del pupilo que vive bajo su dependencia y cuidado.

Así los jefes de colegios y escuelas responden del hecho de los discípulos, mientras están bajo su cuidado;
y los artesanos y empresarios del hecho de sus aprendices o dependientes, en el mismo caso.

Pero cesará la obligación de esas personas si con la autoridad y el cuidado que su respectiva calidad les
confiere y prescribe, no hubieren podido impedir el hecho.

Art. 2321. Los padres serán siempre responsables de los delitos o cuasidelitos cometidos por sus hijos
menores, y que conocidamente provengan de mala educación, o de los hábitos viciosos que les han dejado
adquirir.

Art. 2322. Los amos responderán de la conducta de sus criados o sirvientes, en el ejercicio de sus
respectivas funciones; y esto aunque el hecho de que se trate no se haya ejecutado a su vista.

Pero no responderán de lo que hayan hecho sus criados o sirvientes en el ejercicio de sus respectivas
funciones, si se probare que las han ejercido de un modo impropio que los amos no tenían medio de prever
o impedir, empleando el cuidado ordinario, y la autoridad competente. En este caso toda la
responsabilidad recaerá sobre dichos criados o sirvientes.

Art. 2323. El dueño de un edificio es responsable a terceros (que no se hallen en el caso del artículo 934),
de los daños que ocasione su ruina acaecida por haber omitido las necesarias reparaciones, o por haber
faltado de otra manera al cuidado de un buen padre de familia.

Si el edificio perteneciere a dos o más personas proindiviso, se dividirá entre ellas la indemnización a
prorrata de sus cuotas de dominio.

Art. 2324. Si el daño causado por la ruina de un edificio proviniere de un vicio de construcción, tendrá lugar
la responsabilidad prescrita en la regla 3.a del artículo 2003.

2
Art. 2325. Las personas obligadas a la reparación de los daños causados por las que de ellas depende,
tendrán derecho para ser indemnizadas sobre los bienes de éstas, si los hubiere, y si el que perpetró el
daño lo hizo sin orden de la persona a quien debía obediencia, y era capaz de delito o cuasidelito, según
el artículo 2319.

Art. 2326. El dueño de un animal es responsable de los daños causados por el mismo animal, aun después
que se haya soltado o extraviado; salvo que la soltura, extravío o daño no pueda imputarse a culpa del
dueño o del dependiente encargado de la guarda o servicio del animal.

Lo que se dice del dueño se aplica a toda persona que se sirva de un animal ajeno; salva su acción contra
el dueño, si el daño ha sobrevenido por una calidad o vicio del animal, que el dueño con mediano cuidado
o prudencia debió conocer o prever, y de que no le dio conocimiento.

Art. 2327. El daño causado por un animal fiero, de que no se reporta utilidad para la guarda o servicio de
un predio, será siempre imputable al que lo tenga, y si alegare que no le fue posible evitar el daño, no será
oído.

Art. 2328. El daño causado por una cosa que cae o se arroja de la parte superior de un edificio, es imputable
a todas las personas que habitan la misma parte del edificio, y la indemnización se dividirá entre todas
ellas; a menos que se pruebe que el hecho se debe a la culpa o mala intención de alguna persona
exclusivamente, en cuyo caso será responsable esta sola.

Si hubiere alguna cosa que, de la parte superior de un edificio o de otro paraje elevado, amenace caída y
daño, podrá ser obligado a removerla el dueño del edificio o del sitio, o su inquilino, o la persona a quien
perteneciere la cosa o que se sirviere de ella; y cualquiera del pueblo tendrá derecho para pedir la
remoción.

Art. 2329. Por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona, debe
ser reparado por ésta.

Son especialmente obligados a esta reparación:

1º. El que dispara imprudentemente un arma de fuego;

2º. El que remueve las losas de una acequia o cañería en calle o camino, sin las precauciones necesarias
para que no caigan los que por allí transitan de día o de noche;

3º. El que, obligado a la construcción o reparación de un acueducto o puente que atraviesa un camino lo
tiene en estado de causar daño a los que transitan por él.

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Art. 2330. La apreciación del daño está sujeta a reducción, si el que lo ha sufrido se expuso a él
imprudentemente.

Art. 2331. Las imputaciones injuriosas contra el honor o el crédito de una persona no dan derecho para
demandar una indemnización pecuniaria, a menos de probarse daño emergente o lucro cesante, que
pueda apreciarse en dinero; pero ni aun entonces tendrá lugar la indemnización pecuniaria, si se probare
la verdad de la imputación.

Art. 2332. Las acciones que concede este título por daño o dolo, prescriben en cuatro años contados desde
la perpetración del acto.

Art. 2333. Por regla general, se concede acción popular en todos los casos de daño contingente que por
imprudencia o negligencia de alguien amenace a personas indeterminadas; pero si el daño amenazare
solamente a personas determinadas, sólo alguna de éstas podrá intentar la acción.

Art. 2334. Si las acciones populares a que dan derecho los artículos precedentes, parecieren fundadas,
será el actor indemnizado de todas las costas de la acción, y se le pagará lo que valgan el tiempo y diligencia
empleados en ella, sin perjuicio de la remuneración específica que conceda la ley en casos determinados.

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