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Texto: Daniel 3:1-18

Tema: Brilla con tu vida


Proposición: El creyente puede brillar en medio de las tinieblas
Interrogante: ¿Cómo el creyente puede brillar en medio de las tinieblas?
Oración de transición y palabra clave:

Introducción
El rey Nabucodonosor en tiempos anteriores (de dice alrededor de 20 años), había reconocido a
Dios, como “Dios de dioses, Señor de reyes y revelador de misterios, esto a causa de la
interpretación que Daniel junto a sus amigos (Ananías, Misael y Azarías) realizaron de un
sueño que él tuvo. Pero no sin antes mandar a matar a todos los sabios y videntes del reino,
porque ninguno pudo revelar e interpretar el sueño.
En este contexto del sermón de hoy, la actitud del rey Nabucodonosor fue de completo olvido,
pese a haber reconocido a Dios como el único Dios, pasado el tiempo se le olvido.

Divisiones y desarrollo
I. Nabucodonosor mando hacer una estatua de oro y ordeno que todos sus súbditos la
adoren, el olvido dramático del rey. (vv.1-7)
1. Es erigida una imagen de oro para ser adorada (1).
Babilonia estaba llena de ídolos, pero quienes han abanado al único Dios
vivo y comienzan a erigir muchos dioses falsos, hallan que esos dioses no
les satisfacen en modo alguno, por lo que andan constantemente en
búsqueda de otros.
2. Todos los estamentos de la sociedad caldea son convocados a rendir adoración
a la imagen (2,3).
Se emprenden largos viajes con un objetivo tan necio; pero como los
ídolos son cosas sin sentido, así también sus adoradores carecen de
sentido.
3. El pregonero del rey hace la proclamación de edicto, y manda a todos a que se
postren y adoren a la imagen del rey, bajo pena de ser arrojados dentro de un
horno de fuego, encendido previamente para este fin.
Con la cobardía y el servilismo masivos de tanta gente, iba a contrastar la
valentía y fidelidad de tres varones judíos.

II. Le informan que ciertos dignatarios judíos se niegan a rendir adoración a la estatua
(vv.8-12).
1. Ciertos caldeos informan al rey de que los tres judíos a quienes el rey había
confiado el gobierno de la provincia de Babilonia (trabajo secular), no respetan
al rey, no sirven a sus dioses ni adoran la estatua de oro. Vemos 2 posibles
motivos.
A. Celos: Eran judíos (cristianos) y habían sido promovidos a tan alto cargo con
preferencia a todos los caldeos.
B. Desprecio: Entre los hechos del capitulo anterior y los de este existe un
periodo de tiempo durante el cual Nabucodonosor ha consumado la
destrucción de Jerusalén y de su templo.
III. Ellos persisten en con toda constancia en su negativa, a pesar de las amenazas del rey
(vv.13-18)
1. El rey ordena que los 3 judíos sean conducidos a su presencia y les pregunta si
es verdad que han decidido deliberadamente no servir a los dioses caldeos ni
adorar a la estatua que el erigió.
2. La respuesta de los tres hombres es una obra maestra de valentía, humildad y
confianza (vv.16-18)
A. Su desprecio a la muerte: no necesitamos darte una respuesta sobre este
asunto.
a) No necesitan deliberar sobre lo que habían de responder.
b) No necesitan presentar escusas.
c) No les permite la conciencia obrar o proceder de otro modo.
B. Su confianza en Dios y su total dependencia de El (v.17). Contra la
arrogancia del rey (v.15), al final: ¿y que dios será aquel que os libre de
mis manos? Y ellos responden: “He aquí nuestro Dios a quien servimos
puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano oh rey, nos
librara”.
C. Su firme resolución de adherirse a sus principios religiosos sea cual sea la
consecuencia (v.18).
¡Que firmeza tan digna, tan solemne y majestuosa la de estos varones
judíos al responder al rey! “Y si no, que te sea sabido, oh rey, que no
serviremos a tus dioses ni tampoco adoraremos la estatua que has
levantado”.
Ellos no le imponen a Dios lo que ha de hacer, sino que se someten a Su
santa voluntad, ya que “la liberación o el martirio eran igualmente
posible en Su plan”.
¡Cuan diferente es el carácter de estos héroes del de sus antepasados de
las diez tribus, quienes sin que nadie de fuera los provocara ni les
amenazara, habían adorado al becerro de oro en Dan y en Betel!

Alguien habría pensado que actuaron imprudentemente, pues con un


pequeño acto de respeto, ofrecido en un minuto al rey en su imagen,
habían podido salvar su propia vida, y estar así en condiciones de hacer
muchos y grandes servicios a sus hermanos de raza. Pero hay mas que
suficiente en aquellas palabras de Dios en el segundo mandamiento del
Decálogo (no tomaras en nombre del Señor en vano), para dar respuesta
y hacer callar a estos y a muchos otros razonamientos carnales. Antes
morir que pecar.
No se pueden hacer males para que surjan bienes (Romanos. 3:8)

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