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DISCRIMINACIÓN BASADA EN EL ESTATUS SOCIOECONÓMICO

Para contextualizar la temática, es preciso abordar las relaciones entre lo


que es exclusión social, racismo, desigualdad y discriminación, de acuerdo con
Dorival (2018), indica que existen tres categorías analíticas que por su interrelación
permiten entender la dinámica social de la discriminación; siendo estas: la exclusión
social, etnia, raza y el racismo. La autora destaca que es a partir de la década de
los 90, cuando se aclara la relación de exclusión, pobreza y desigualdad, iniciando
medidas de inclusión por parte de los organismos tanto internacionales como del
Estado, gracias a la formulación de metodologías que pueden medir las brechas de
inequidad y su vinculación con la discriminación.

En ese contexto, Rosa Dorival hace énfasis en que la discusión teórica sobre
la discriminación, recién empieza y que todavía faltan enfoques por aclarar, no
obstante, afirma que existe un cumulo de esfuerzos que están bien encaminados,
y coincide en que el tema es complejo, considerando que en la vida real se hacen
presente e interactúan distintas formas de discriminación. (Dorival, 2018)

Desde los distintos horizontes, tanto en el norte como en el sur, han estallado
protestas masivas, alimentadas por una combinación de problemas económicos,
crecientes desigualdades e inseguridad laboral. Según la Organización de las
Naciones Unidas, en su Informe de 2020, sobre “La desigualdad en un mundo que
cambia rápidamente”; las disparidades de ingresos y la falta de oportunidades están
creando un círculo vicioso de desigualdad, frustración y descontento entre
generaciones. En algunas partes del mundo, las divisiones basadas en la identidad
se están volviendo más pronunciadas. Mientras tanto, están surgiendo brechas en
áreas más nuevas, como el acceso a tecnologías móviles y en línea. A menos que
se acelere el progreso, la promesa central de la Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible (no dejar a nadie atrás) seguirá siendo una meta aún lejana para 2020.
(ONU, 2020)

El desafío de la desigualdad es global y está íntimamente relacionado con


otros problemas apremiantes de nuestro tiempo: no solo el rápido cambio
tecnológico, sino también la crisis climática, la urbanización y la migración. En
muchos lugares, la creciente ola de desigualdad podría aumentar aún más bajo la
fuerza de estas mega tendencias. Los gobiernos son actores clave en la creación
de sociedades más equitativas, protegiendo a los más vulnerables de los efectos
negativos de estas tendencias y asegurando que sus beneficios, así como los
costos de adaptación, se compartan de manera amplia y equitativa. Pero, en
nuestro mundo cada vez más interconectado, las decisiones de otros países
pueden limitar la formulación de políticas nacionales. (ONU, 2020)

Sobre el punto de la desigualdad, a nivel mundial, actualmente en la Agenda


2030 se han incluido metas para reducir la desigualdad basada en ingresos, sin
embargo, esta ha aumentado en la mayoría de los países desarrollados y en
algunos países de ingresos medios, incluidos China e India, desde 1990. Los
países donde ha aumentado la desigualdad albergan a más de dos tercios (70%)
de la población mundial. No obstante, la creciente desigualdad no es una tendencia
universal. El coeficiente de desigualdad de ingresos de Gini ha disminuido en la
mayoría de los países de América Latina y el Caribe y en varios países africanos y
asiáticos durante las últimas dos décadas. (ONU, 2020)
A pesar del progreso en algunos países, los ingresos y la riqueza se
concentran cada vez más en la parte superior. La proporción de los ingresos que
va al 1% más rico de la población mundial aumentó en 46 de los 57 países y áreas
con datos de 1990 a 20151. Mientras tanto, el 40% más pobre ganó menos del 25%
de los ingresos en los 92 países con datos (ONU, 2019).

Si bien la desigualdad económica ha aumentado dentro de muchos países,


la desigualdad entre países está disminuyendo en términos relativos. El fuerte
crecimiento económico de China y otras economías emergentes de Asia ha sido el
principal impulsor de esta caída. Sin embargo, esta convergencia no está distribuida
uniformemente y las diferencias entre algunos países y regiones aún son
considerables. El ingreso promedio de las personas que viven en América del Norte
es 16 veces mayor que el de las personas en el África subsahariana, por ejemplo.
Alcanzar las metas y objetivos de la Agenda 2030 “para todas las naciones y
pueblos” requiere reducir estas marcadas disparidades. (ONU, 2020)

La Agenda 2030 busca cerrar la brecha de la discriminación


socioeconómica, también llama a garantizar la igualdad de oportunidades y llama
la atención sobre los atributos y circunstancias que afectan el acceso a las
oportunidades, a saber, la edad, el sexo, la discapacidad, la raza, el origen étnico,
el origen, la religión y la situación económica o de otro tipo. Si bien la alta y creciente
desigualdad de ingresos está alimentando debates políticos polarizados en todo el
mundo, de hecho, ha surgido un consenso de que todos deben disfrutar del mismo
acceso a las oportunidades, que las posibilidades de tener éxito en la vida no deben
estar determinadas por circunstancias que escapan al control de un individuo.
(ONU, 2020)

La pobreza es un calvario cotidiano para el individuo y una crisis endémica


y constante para la sociedad. Si bien la pobreza suele verse como una serie de
privaciones, la discriminación que experimentan los afectados es menos conocida.
Sin embargo, las personas en situación de pobreza se enfrentan a diario a
violaciones de sus derechos a causa de su pobreza: dificultades para obtener citas
médicas, empleo, vivienda, matricular a los niños en guarderías o escuelas. Muy a
menudo, las razones de esta falta de acceso a los derechos están ligadas a
obstáculos específicos debido a la situación de pobreza, ya la forma en que estas
personas son percibidas y tratadas. (ATD Cuarto Mundo, 2021)

Sin embargo, la discriminación específica que sufren las personas que viven
en la pobreza ha sido objeto de estudios científicos que han reconocido esta
realidad. Por ejemplo, varias encuestas han demostrado que, en Francia, los
pacientes que reciben CMU (cobertura médica universal) tienen menos
posibilidades que otros de obtener una cita con un médico, especialmente un
especialista. Esta realidad ha sido reconocida en algunos países de la Unión
Europea, que han adaptado su legislación. Francia, por ejemplo, reconoció la
discriminación por motivos de vulnerabilidad económica como el criterio 21 de
discriminación en junio de 2016. En Bélgica, el artículo 10 de la Constitución belga
y el artículo 3 de la Ley del 10 de mayo de 2007 protegen contra la discriminación
basada en riqueza y el origen social. A principios de octubre de 2020, el gobierno
irlandés anunció el lanzamiento de una consulta pública para ilegalizar la

1 Base de datos de desigualdad mundial. Disponible en https://wid.world/data [acceso el 15.08.2022].


discriminación socioeconómica en virtud de la Ley de igualdad de estatus de
Irlanda. (ATD Cuarto Mundo, 2021)

La organización ATD Cuarto Mundo, enfatiza en la necesidad de reconocer


la discriminación basada en el estatus socioeconómico y tener en cuenta la pobreza
en todas sus dimensiones. Afirman que la pobreza es mucho más que la falta de
dinero. Si bien ahora se percibe ampliamente como una realidad multidimensional,
sus contornos no están bien definidos. Un reciente proyecto de investigación
participativa iniciado por ATD Cuarto Mundo y la Universidad de Oxford ha ayudado
a definir mejor las diversas dimensiones de la pobreza. Se llevó a cabo en seis
países e involucró a investigadores, profesionales y personas en situación de
pobreza. El estudio destacó nueve dimensiones de la pobreza, divididas en tres
categorías. Para empezar, están las carencias que muchas veces vienen a la mente
cuando se habla de pobreza: falta de trabajo digno, ingresos insuficientes e
inseguros, carencias materiales y sociales. Sin embargo, también hay dimensiones
relacionales. Esto se refiere a las dificultades que enfrentan los pobres en sus
relaciones con los demás: abuso social, abuso institucional y falta de
reconocimiento de sus contribuciones. (ATD Cuarto Mundo, 2021)

Existen diversas formas de discriminación, el objetivo del derecho a la no


discriminación es proteger a las personas garantizándoles un acceso justo y
equitativo a las oportunidades disponibles para ellas. La discriminación es, por
tanto, la falta de respeto a la igualdad de trato. Se trata de una diferencia de trato,
que no puede justificarse. Es importante conocer las diversas formas o mecanismos
de discriminación: discriminación directa, discriminación indirecta y discriminación
sistémica y estructural. Además, varios motivos de discriminación pueden
combinarse y crear una discriminación multidimensional e interseccional. La
discriminación indirecta o sistémica y estructural es menos visible y más compleja,
pero probablemente más frecuente e igual de dolorosa que la discriminación
directa. La discriminación indirecta o sistémica y estructural es menos visible y más
compleja, pero probablemente más frecuente e igual de dolorosa que la
discriminación directa. (ATD Cuarto Mundo, 2021)

Para comprender mejor las interacciones entre la pobreza y la


discriminación, es necesario recalcar los “Principios Rectores sobre la Pobreza
Extrema y los Derechos Humanos” de las Naciones Unidas brindan orientación
centrada en los derechos de las personas que viven en la pobreza. Identifica la
pobreza como una de las principales preocupaciones de derechos humanos. La
ONU a menudo ve la pobreza como un círculo vicioso, que consta de muchos
factores interrelacionados. Los afectados ven regularmente violados sus derechos
civiles, políticos, económicos, sociales y culturales y su dignidad negada. Sin
embargo, la dignidad es la base misma de los derechos humanos y es uno de los
valores fundamentales de la Unión Europea2. (ATD Cuarto Mundo, 2021)

La discriminación es a la vez causa y consecuencia de la pobreza3. De


hecho, la pobreza es a menudo el resultado de prácticas discriminatorias, ya sean
abiertas u ocultas. Las personas en cuestión también se enfrentan a
comportamientos discriminatorios a diario y a la estigmatización simplemente
2Artículo 2° del Tratado de la Unión Europea.
3 Artículo 18°, “Principios Rectores sobre la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos”, julio de 2012. En:
https://daccess-ods.un.org/TMP/1264193.80307198.html
porque son pobres, lo que a menudo conduce a su marginación. Sufren de falta de
relaciones positivas, participación y responsabilidad en la vida pública. Muchos de
ellos, debido al prejuicio en su contra, no aprovechan sus derechos sociales por
temor a ser estigmatizados aún más. Temen no ser considerados ciudadanos de
pleno derecho. Las víctimas de este prejuicio terminan viviendo con un sentimiento
de inferioridad y quedan encerradas en esta identidad asignada por la sociedad.
Algunas de las personas afectadas por la pobreza y la discriminación pertenecen a
grupos que también son discriminados por otros motivos. Este puede ser el caso,
por ejemplo, de las personas con discapacidad, las personas de la comunidad
LGBT o las personas de minorías étnicas y religiosas. Las mujeres de las
comunidades afectadas por la pobreza se ven impactadas de manera
desproporcionada en comparación con otras. (ATD Cuarto Mundo, 2021)

La discriminación basada en el estatus socioeconómico es rutinaria,


además, se viene observando que los empleadores seleccionan a los solicitantes
por dirección residencial y descartan a las personas que viven en vecindarios
notoriamente pobres. Los municipios promulgan reglas de zonificación con el fin de
excluir a los residentes de bajos ingresos. Las escuelas ubican a los estudiantes
más ricos en clases más avanzadas con maestros más experimentados. Los
estados requieren que los votantes muestren documentos de identificación que las
personas pobres tienen más dificultades para obtener. (Evans, 2018)

En los Estados Unidos, los estatutos de discriminación reflejan un


compromiso con los ideales de movilidad social y autodeterminación. En
consecuencia, protegen rasgos que están sujetos a prejuicios sociales
generalizados e ilegítimos. La raza es el ejemplo paradigmático de tal rasgo, pero
los legisladores han determinado que otros rasgos se ajustan a esta descripción,
incluidos el sexo, el origen nacional, la edad, la discapacidad y la religión. (Tirado,
2017)

Desde la perspectiva de Evans (2018), argumenta que los valores que


animan estas leyes se aplican a Discriminación por Estatus Socioeconómico (DES)
en la misma medida en que lo hacen con otros rasgos protegidos. En consecuencia,
los legisladores deben agregar DES a la lista de características protegidas por las
leyes contra la discriminación. Para el propósito específico de la ley contra la
discriminación, definiendo DES simplemente como la situación financiera presente,
pasada o percibida de una persona. Situación financiera significa los recursos
financieros de una persona medidos en términos de ingresos y patrimonio. Por lo
tanto, las leyes contra la discriminación parecen ser una alternativa más
prometedora para abordar la discriminación basada en el Nivel Socioeconómico
(NSE) y las prácticas que la refuerzan de manera involuntaria pero innecesaria.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la


protección social es un derecho y, como política pública, tiene como objetivo
garantizar un nivel de bienestar adecuado para el desarrollo de todas las personas,
al mismo tiempo que facilita el acceso a los servicios sociales y promueve el trabajo
digno (Cecchini y Martínez, 2012). Por tanto, juega un papel fundamental para
impulsar el desarrollo social inclusivo y es clave para erradicar la pobreza y no dejar
a nadie atrás en los esfuerzos por cumplir los Objetivos de la Agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible. (CEPAL, 2019)
En las últimas dos décadas, la región de América Latina y el Caribe ha
avanzado en la implementación de políticas y sistemas integrales de protección
social basados en derechos. No obstante, la capacidad efectiva de los Estados para
garantizar la protección social universal a lo largo del ciclo de vida sigue siendo
limitada. Las personas y las familias pueden acceder a los beneficios de la
protección social de dos maneras. En primer lugar, es posible que ya hayan
realizado aportes a través de deducciones de salarios u otros ingresos laborales
obtenidos en el mercado laboral formal; las prestaciones en este caso suelen
denominarse protección social contributiva (o seguridad social). En segundo lugar,
el acceso puede basarse en criterios de necesidad, que están vinculados a los
riesgos que enfrentan en las diferentes etapas del ciclo de vida o al nivel
socioeconómico de las personas y familias en cuestión; el término protección social
no contributiva (o asistencia social) se utiliza para referirse a estos beneficios.
(CEPAL, 2019)

Antes de abordar la situación en Perú, hay que mencionar que la


desigualdad socioeconómica a nivel global, incide directamente en la
discriminación, donde el capitalismo viene mostrando una expansión diferenciada,
considerando que el trabajo asalariado en los países desarrollados tanto de
América como Europa, en promedio absorben el 85% de la fuerza laboral; los de
mediano desarrollo como Chile, México, Argentina, Uruguay y Brasil registran cifras
entre el 65% y 70%; mientras que el grupo de países de menor desarrollo entre los
que se encuentran Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, registran cifras entre 35% y
55%. (Alarco y Castillo, 2021)

Por otro lado, la desigualdad social horizontal, en el caso de Perú, es otro


factor que índice de forma directa y proporcional en la discriminación, en ese
sentido, este tipo de desigualdad social existe “cuando la distribución diferencial del
poder y el prestigio afecta a colectividades tales como, comunidades, grupos
sociales, localidades, regiones y clases sociales en forma permanente” (Jurado,
2021, p. 30). Al respecto, Pellicer, 2009 citado por Jurado, 2021), explica que la
desigualdad social horizontal es donde se registran el mayor numero de delitos y
violencia social debido a que la población se encuentra marginada, y su movilidad
social es limitada tanto ascendente como descendente. Asimismo, la discriminación
y vulnerabilidad social se agrava potencialmente cuando los criterios de exclusión
social se desprenden de raíces por diferencias de tipo étnico racial, siendo el caso
de los pobladores de la región andina y se la selva, aunado al deterioro de sus
expectativas de progreso se frustran por las limitaciones de movilidad social
ascendente siendo el caso de las clases medias (Chilt y Triplett, 2015 citados en
Castells, 2020).

Al respecto de las limitaciones y rigidez de la segmentación social en Perú,


el autor Joel Jurado (2021), hace énfasis en la distribución de los Niveles
Socioeconómicos (NSE) desde 2007 al 2019, donde la clase social media se
encuentra enmarcada en el NSE “C”, la cual dentro de las sociedades de mayor
desarrollo, relativamente esta por encima del 50%, sin embargo, en el país para el
año 2019 solo creció un 3%, por el contrario, los estratos NSE “D” y “E”, se
redujeron 3% cada uno, en la siguiente tabla se ilustra la situación:
Tabla. Estructura social del Perú: 2007 y 2019

Año
Nivel socioeconómico
2007 2019
NSE A 2 2
NSE B 11 10
NSE C 24 27
NSE D 24 27
NSE E 39 34
Total 100 100

Fuente: IPSOS. Perfiles Socioeconómicos. (en Jurado, 2021)

En lo referente a la desigualdad étnico racial en Perú, según Jurado (2021),


es la que afecta a las poblaciones, comunidades y clases sociales, mucha antes
que a las personas individualmente, implica un gran cumulo de tensiones y
conflictos sociales que conllevan a la violencia extrema. Además, es una herencia
recibida por la sociedad peruana desde la época prehispánica contenida de una
especie de jerarquización social que se hace presente a través de las diferencias
étnico racial y de forma conexa a la mano de obra barata de la fuerza laboral. En
ese sentido, la raza es un factor determinante en las otras formas de discriminación
en lo respecta al género, etnicidad, linaje y patriarcado. De acuerdo con Bauer
(2016), este tipo de desigualdad horizontal, en su dimensión cultural es un factor
determinante desde la perspectiva de los agresores, considerando que todos los
genocidios presentan un elemento común, y es precisamente la ideología racista,
la jerarquización, y que “según el darwinismo social, el mas fuerte debe gobernar y
destruir las razas inferiores que se amparan en utopías redentoras, como el
fascismo y el nazismo, que son semillas de asesinatos masivos” (p. 145).

En la doctrina peruana, esta sustentado el principio constitucional de


igualdad y no discriminación, en la Constitución Política del Perú (1993), en el
artículo 2°, inciso 2, reza: “Toda persona tiene derecho a la igualdad ante la Ley,
nadie puede ser discriminado por motivo de raza, sexo, idioma, religión, opinión,
condición económica o de cualquier índole”. En ese sentido, Avalos Jara (2012)
destaca que, en los modelos de Estado Social y Democrático de Derecho, como es
el caso de Perú, “los derechos fundamentales son manifestaciones de valores y
principios que vienen exigidos necesariamente por la naturaleza humana, como lo
es la dignidad humana, la libertad e igualdad; valores o principios que no tienen una
existencia limitada al campo moral o axiológico…”, agrega que “sino que
trascienden en él y se instalan en el ámbito jurídico de modo que la sola existencia
del hombre hace que sea exigible su reconocimiento y consecuente tratamiento
como ser digno, libre e igual que es” (p. 22).

La discriminación racial en Perú, se evidencia a través de distintas


modalidades de segregación y exclusión; una minoría que se considera blanca, aria
(5.9% del total de la población) la cual se siente superior a la mayoría que es
mestiza (60.2% del total de la población), y ambos grupos discriminan a la población
“amerindia” que son descendientes directos de los pobladores originarios de los
Andes y de la Selva (25.7% del total de la población). (Jurado, 2021)
Recientemente, en noviembre de 2021 fue realizada la II Encuesta Nacional
de Derechos Humanos (Ipsos, 2021), en la cual se abordó el tema sobre el derecho
a la no discriminación y trato digno, siendo este el derecho mas vulnerado de forma
transversal en los Grupos Especiales de Protección, con una mayor acentuación
en la población LGBT con un 45%; en relación a la situación de los DDHH en
general, los ciudadanos peruanos reconocen como un derecho humano el de la
educación (81%), y la salud (78%), considerandos mas importantes, el 70%
perciben que los DDHH son muy poco o nada protegidos, además, consideran que
los derechos están menos o peor protegidos que hace 5 años (51%). Por último, en
Perú, la población percibida con mayor discriminación según los encuestados, son
las personas LGBTI y los contagiados con VIH. (Ipsos, 2021)

Para concluir, el común denominador en la discriminación basada en el


estatus socioeconómico en todos los países del mundo, es la pobreza, es decir,
donde hay pobres siempre habrá un margen de discriminación, así lo podemos
inferir de acuerdo a la literatura revisada y descrita, desde Francia con las personas
que reciben asistencia médica a través de las pólizas de cobertura universal, los
cuales son discriminados cuando requieran de una consulta con especialistas, sin
embargo, el tema ha sido objeto de jurisprudencias que lo llevaron a tipificar como
criterio 21 en 2016; iguales esfuerzos para casos similares se hicieron en Bélgica
e Irlanda.

Estados Unidos de Norteamérica, no escapa a tal situación, la actual Ley


contra la discriminación está siendo objeto de propuestas que modifiquen la
Decimocuarta Enmienda para que adicione y considere otros tipos de rasgos a
proteger, ya que solo aborda la discriminación basada en el Nivel Socioeconómico
(NSE) y las prácticas que la refuerzan de manera involuntaria pero innecesaria.

En Perú, es posible discernir que la desigualdad social va de la mano con la


discriminación socioeconómica, los comportamientos y actitudes de la población
ubicada en los niveles socioeconómicos A, B, C; tienen a mostrar un cierto grado
de discriminación hacia los que se encuentran en los NSE D y C; y es solamente
una parte de la punta del iceberg, considerando que la otra parte corresponde a la
discriminación de tipo racial, que es producto de la segmentación de clases sociales
como herencia ancestral de jerarquización, donde la minoría de piel blanca se
siente superior a los de piel morena y de los descendientes originarios de las
regiones andina, selvática y amazónica.

En Perú, desde el punto de vista jurídico la legislación contempla en la Carta


Magna, como se observa en el inciso 2 del art. 2° “Toda persona tiene derecho a la
igualdad ante la Ley, nadie puede ser discriminado por motivo de raza, sexo,
idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquier índole”, sin embargo,
al revisar la reciente encuesta realizada por Ipsos en noviembre de 2021, el 70%
de los peruanos perciben que los DDHH son muy poco o nada protegidos, además,
consideran que los derechos están menos o peor protegidos que hace 5 años
(51%).

En definitiva, se puede conjeturar que la desigualdad y la discriminación


basada en el estatus socioeconómico en Perú, está lejos de contar con un marco
normativo que permita garantizar el derecho a la no discriminación por motivos
socioeconómicos.
Referencias
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