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3.

El hombre del tiempo

Con los ojos cerrados, tendremos que ser conscientes de nuestro cuerpo, de las
sensaciones que tenemos. Para introducirles en el ejercicio, les diremos que “vamos a
ser los hombres del tiempo durante un rato, pero este es el hombre del tiempo de nuestro
cuerpo y mente”. Se trata de relacionar las emociones que tenemos (rabia, tristeza,
alegría…) con el clima. Por ejemplo: si está feliz y relajado, diríamos que hace un sol
brillante y espectacular; por el contrario, si está preocupado o angustiado, podríamos
decir que el cielo está lleno de nubes que no dejan ver con claridad el cielo y está a
punto de caer un chaparrón. Podemos pedirle que cierre los ojos y juegue a ser el
hombre del tiempo y nos conteste a la pregunta de “¿qué tiempo está haciendo ahora en
mi interior?”. Explícale que “los estados de ánimo cambian como el tiempo y que, ahora
está así pero puede que en otro momento cambie, que ahora es como es y así está bien”.

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