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Ventajas de la atención plena

en la infancia

Son múltiples los beneficios que la


práctica de la atención consciente
puede proporcionar a la vida de
niños de tres, cinco o siete años.
Algunos de ellos son:

● Pone en equilibrio (en


eje) mente y cuerpo.
● Ayuda a los peques a
desarrollar la aceptación, la tolerancia a la frustración y la gestión
(positiva) de sus emociones.
● Les enseña a relajarse y a controlar sus niveles de estrés.
● Les ayuda a afrontar, con menos nervios, algunas situaciones que
generan ansiedad (la llegada de un hermanito, la convivencia en la
guardería o los primeros exámenes escolares).
● Mejora la concentración y aumenta la empatía y la solidaridad entre
pares.
● Les ayuda a superar situaciones especialmente traumáticas en la
infancia (la muerte de una mascota, una mudanza o un cambio de
escuela).

¿Por qué el mindfulness para niños?


Simplemente, porque su mundo emocional requiere mucha atención y cuidado y,
en este sentido, la atención plena es una práctica facilitadora de la gestión de
las emociones, el control del estrés y el manejo de situaciones que requieren de
recursos o herramientas de un psicólogo infantil determinadas. Para que lo
entiendas: un niño necesita sentirse valioso y capaz de expresar sus ideas y
emociones entre pares y con adultos. Y para poder hacer esto último, por
ejemplo, requiere de la suficiente seguridad en sí mismo que le permita alzar la
voz sorteando las barreras que impone la diferencia de edad. Dedicar un rato al
día a aprender a estar en el presente contribuye a disminuir los niveles de
ansiedad que surgen en tales circunstancias y que no pocas veces impiden que
los niños se sientan capaces y fuertes para hacer ciertas cosas.

Es importante que, desde edades tempranas, nuestros niños comprendan y


valoren la importancia de hacer una pausa. De un stop en el camino. Se vive con
la idea errónea de que frenar es estancarse, y no hay nada más alejado de ello.
Destinar algunos minutos de nuestra mañana a relajar la mente ayuda a volver a
las tareas cotidianas (el juego, el paseo por el parque o el dibujo, en el caso de
los peques) con una actitud renovada y mucho más positiva.

El mindfulness proporciona a los niños un espacio y un tiempo seguros para


relajar el cuerpo y la mente. Un contexto en el cual está permitido mostrarse
auténtico, expresar lo que se piensa y se siente y reflexionar antes de actuar. Esto,
que no es muy propio de los más chicos, es posible si se les ofrece la posibilidad
de explorar su mundo emocional y descubrir que se pueden hacer muchas
cosas buenas incluso partiendo de pensamientos negativos («no sé hacer esto o
lo otro») o situaciones adversas (una baja calificación en un examen).

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