Está en la página 1de 4

Identidades y terminologías ¿Cómo nos identificamos?

El movimiento LGBTI+ es, por así decirlo, deudor o parte del movimiento
feminista, que es más antiguo y comienza con las luchas por el
reconocimiento de los derechos civiles y políticos de las mujeres. Fue el
primero que cuestionó el orden patriarcal y el machismo como forma de
sujeción de las mujeres. Luego, corrientes del feminismo fueron confluyendo
con el movimiento LGBTI+ en los años sesenta del siglo pasado.

Teóricamente esto se expresa con aquel esfuerzo de Simone de Beauvoir en


determinar que lo que conocíamos como “mujer” y todas las dominaciones
basadas en ese concepto, son productos culturales y no naturales. 
Ya conocerán las siglas, LGBTI+ o LGBTIQ+; denominan a Lesbianas, Gays,
Bisexuales, Travestis, Trans, Transgéneros, personas Intersex, y queer. Gays y
Lesbianas denominan a mujeres y varones atraídxs sexual y afectivamente por
personas de su mismo género; el término bisexual denomina a aquellas
personas atraídas por más de un género. En una categoría aparte tenemos a la
T: travestis, transexuales, personas transgénero, refieren a personas cuya
identidad de género es distinta a la que se les asignó al nacer; y esta identidad
es independiente de sus caracteres sexuales. Ni los genitales, ni los
cromosomas, ni los órganos internos, ni las hormonas definen la identidad de
una persona. Dentro de la T hay también muchas identidades: existen mujeres
trans, y varones trans, existen personas que se identifican como travestis
reivindicando su historia de lucha contra la opresión. La I corresponde a
personas que no encajan en las categorías binarias de lo que se considera
típicamente como un cuerpo masculino o femenino. La Q, refiere a una serie de
identidades abiertas que no coinciden con los patrones establecidos de género
y que incluso podrían incluir a personas heterosexuales no ajustadas a
patrones tradicionales de género. A veces se utiliza la sigla A para incorporar a
las personas asexuales.  

Las siglas proliferan, y por eso se utiliza el signo “+”, para dejar en claro
la apertura de las identidades: son estas, pero pueden ser más, como
“género fluído”, o “pansexuales”, o "no binaries". De hecho, podrán ver las
siglas TTLGB o variaciones por el estilo. El orden de las siglas ha sido objeto
de discusiones políticas: la L primero para visibilizar a las lesbianas, que
históricamente han denunciado la invisibilización dentro del movimiento. Hay
grupos como las personas intersex, que piden no estar en el agrupamiento de
este colectivo porque sufren invisibilización al ser incluides: bajo esa sigla se
hablan de muchos problemas que no necesariamente son los que les afectan y
de esa manera se les usa para hablar de otras cosas diluyendo su reclamo.  

De hecho, el modo en que sufren violencia los diferentes grupos no son


los mismos, si bien tienen el origen común en que tanto lesbianas,
personas trans, gays, bisexuales, intersex son castigades en función de
su desobediencia a las normas de la sexualidad y de la identidad de
género. Las personas trans son atacadas y discriminadas con mucha
virulencia en función de su identidad de género, cualquiera sea su
orientación sexual; las lesbianas, gays y bisexuales sufren discriminación por
su orientación sexual que no responde a los patrones heterosexuales, pero las
lesbianas sufren tipos de discriminación que los varones gays no, como la
invisibilización o la discriminación sexista, y así en muchas situaciones, los
mecanismos que los oprimen varían según las identidades.

Lo cierto es que por un motivo u otro internacionalmente el uso se consolidó


en LGBTI+. Pero también comenzó a hablarse de “orientación sexual” e
“identidad de género” y “características sexuales”, un poco para especificar las
características por las cuales son vulneradas las personas LGBTI+, pero al
mismo tiempo destacando aspecto de la identidad de todas las personas
independientemente de si son hombres, heterosexuales, cisexuales, o no. De
esa manera, el uso sirve para salir de las cuadrículas que encierran las
identidades y permitir dar cuenta de toda la variabilidad humana. Sabrán que
hay personas que se identifican como “maricas”, o “tortas”, o “no binaries”;
también hay personas de pueblos indígenas que no consideran que las siglas
LGBT las identifiquen porque las mismas pertenecen al mundo europeo y
occidental. 

Se llama “interseccionalidad” a la idea de que todas las personas


estamos atravesadas por múltiples identidades que tienen que ver no
sólo con el género, la identidad de género, la orientación sexual, etc., sino
también con la nacionalidad, la etnia, la edad, las corporalidades, etc. El
desarrollo del lenguaje sobre los derechos de las personas LGBTI+ ha
colaborado a esta comprensión: en un cuerpo coinciden múltiples aspectos de
la identidad o dicho de otra manera, la identidad de cada unx se compone de
múltiples aspectos. Por ejemplo, una persona puede ser una mujer trans y
lesbiana y reivindicarse como parte del movimiento afro. 

Una vez hechas estas aclaraciones, es importante tener en cuenta que las


siglas LGBTI+ agrupan una serie de identidades que sufren violencias y
discriminación por prejuicios o estigmas basados en el género. Esto
último incluye a la orientación sexual, la identidad de género, las características
sexuales, la expresión de género, los estereotipos, la imagen mediática de las
mujeres y diversidad, los mandatos de masculinidad hegemónica, etc. Esas
violencias se producen en gran medida por las estructuras de poder
asimétricas donde están naturalizadas esos estigmas y desigualdades. Por
ejemplo: los varones, e incluso algunas mujeres, cis y heterosexuales no
suelen sufrir este tipo de violencias relacionadas al género y, por el contrario,
suelen ser quienes las ejercen por considerar que esas características son las
correspondientes a una forma de “ser normal” pero que en realidad encierra
una serie de privilegios basados en tipos de relaciones hegemónicas (hetero-
norma).
Nota: El cuadro es una elaboración propia con fines pedagógicos. Debe tomarse a
título orientativo y no taxativo teniendo en cuenta el peligro de definir identidades y
generar exclusiones que son muy sensibles en casos de características personales. La
finalidad del cuadro es hacer inteligible la multiplicidad de las siglas, que suele generar
desconcierto y ansiedad en una primera mirada.
*Producido por 100% Diversidad y Derechos.

En resumen: algunas ideas claves para pensar el sexo, identidad de género y


orientación sexual.
SEXO:
Al nacer, se nos asigna un SEXO BIOLOGICO de acuerdo a nuestra
genitalidad. Si tenemos pene y testículos se nos asigna el sexo MASCULINO y
si tenemos vulva se nos asigna el sexo FEMENINO. Si los genitales son
ambiguos se considera persona INTERSEX.
IDENTIDAD DE GÉNERO:
A medida que crecemos nuestras vivencias e individualidades nos señalan con
que género nos identificamos. Así es que percibimos nuestra identidad de
género.
A su vez podemos decir que nuestra identidad puede o no coincidir con el sexo
asignado al nacer. De este modo hablamos de persona CISGENERO si el
género autopercibido coincide con el sexo asignado al nacer y de persona
TRANS o NO BINARIE en casos donde no hay coincidencia entre la
autopercepción y el sexo.
La ley 26.743 conocida como “Ley de Identidad de género” fue promulgada en
el año 2012 por Cristina Kirchner y establecer el derecho humano fundamental
de toda persona al reconocimiento de su identidad de género, a ser tratadx de
acuerdo a su autopercepción y el libre desarrollo de su persona. A su vez esta
ley que es ejemplo en todo el mundo garantiza el derecho de las personas a
rectificar su nombre y género en el documento nacional de identidad y
cualquier otro documento personal; el derecho a modificar su cuerpo mediante
tratamientos hormonales y/o intervenciones quirúrgicas parciales o totales si lo
deseasen.
EXPRESIÓN DE GÉNERO:
También manifestamos nuestro genero de una forma determinada (vestimenta,
gestos, etc.).
ORIENTACIÓN SEXUAL:
A su vez sentimos atracción física, erótica o emocional hacía determinadas
personas.

También podría gustarte