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APRIORISMO

Método en que se emplea sistemáticamente el razonamiento a priori.


Doctrina epistemológica que afirma que el valor del conocimiento depende tanto de su
elemento sensible como del inteligible, y que este elemento inteligible es a priori, es
decir, independiente del valor de la experiencia.

Origen del apriorismo


La frase en latín a priori, así como a posteriori, aparecen en la época de Euclides,
aproximadamente en el 300 a. C. Un uso temprano en el ámbito filosófico también se
detecta en Platón, cuando plantea su Teoría de las Ideas, diferenciando el mundo
sensible (de las apariencias), del Inteligible (donde reside la verdad). En este último se
encuentran las cosas universales, eternas e inmutables, a las que solo se puede
acceder a través de la razón.

Luego, a partir del siglo XIV se hacen referencia a ambas formas de conocimiento en
los escritos de Alberto de Sajonia, Gottfried Leibniz y de George Berkeley.

Sin embargo, el origen del apriorismo en su máxima esencia se remonta a los


planteamientos de Kant, cuya filosofía intentaba mediar entre el racionalismo de
Leibniz y Wolff y el empirismo de Locke y Hume.
Características del apriorismo

No todo el conocimiento procede de la experiencia.

El conocimiento es una composición de lo que recibimos de la experiencia y lo que


producimos espontáneamente al recibir las impresiones sensoriales.

“El apriorismo es la tendencia a razonar por hipótesis sin considerar los hechos reales,
ni tener conocimiento adecuado del asunto, bajo influencias tendenciosas y basado en
preconceptos.

Nacemos con una base de conocimiento, con ideas ANTES de la EXPERIENCIA.

Esta locución adverbial se usa, a nivel general, para referir a aquello que se realiza
antes de estudiar o considerar el asunto en cuestión. Para la filosofía, a priori implica ir
de la causa al efecto. De acuerdo al apriorismo, se puede tener conocimiento de lo
real sin recurrir a la experiencia.

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