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Hace algunos años en la zona de Puerto Peñasco un grupo de pescadores buzos comenzaron
a destacar al mostrar preocupación sobre los recursos que capturaban, pues notaron que
estaban disminuyendo sus capturas. Su líder en aquel entonces, Refugio Salazar, conocido
entre todos sus amigos como Cuco, estaba comprometido con la necesidad de sustentar sus
pescas, siendo las más importantes para ellos la de caracol chino negro y la de callo de
escarlopa. El grupo era muy unido en su trabajo, ya que la naturaleza de bucear con hookah
requiere que los buzos se conozcan bien y que haya confianza entre ellos; su vida puede
depender de un amigo pescador.
A través de los años, con el liderazgo de Cuco, los buzos llegaron a participar con CEDO tanto
en el estudio de la biología de sus recursos como en la proposición de acciones de manejo que
ellos mismos implementaron de forma voluntaria. Algunas de estas acciones consistieron en
vedas temporales para el caracol, una veda de un año en la Isla San Jorge, así como el
establecimiento experimental de zonas vedadas a la pesca para caracol y callo. Además, ellos
participaron en el monitoreo submarino de estas zonas y otras semejantes donde seguían con
sus actividades pesqueras. Este monitoreo les permitió observar de primera mano el beneficio
que podían obtener si se dejaba de pescar en algunas zonas. Empezaron a creer en las
Reservas.
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actividad en la Reserva— y llevar a cabo una reducción de esta actividad con el paso de los
años.
Durante el desarrollo de este conflicto, Cuco fue a la estación de radio para presentar su
perspectiva. Dijo que a su juicio: “los pescadores no cuidamos el mar, los agricultores siembran
cada año, con sus semillas, garantizando así tener una cosecha. Nosotros también debemos
hacer algo semejante. Hay que sembrar semillas, dejar que las especies se reproduzcan, para
asegurar que se vuelva a crecer.”. Ellos habían visto de primera mano el repoblamiento del
callo de escarlopa en sus zonas vedadas a la pesca en sólo dos años, y un aumento en el
tamaño de agregaciones del caracol chino también. No solamente ellos lo vieron, se corría la
voz y pescadores de Bahía de Kino llegaron para aprovechar la abundancia de recursos,
resultado de las acciones de manejo de estos pescadores.
Hoy en día Cuco no es el líder titular de la cooperativa. Otro pescador comprometido, Pelón,
está representando a la Cooperativa de Buzos de Punta Puerto Peñasco en sus esfuerzos por
regular y manejar sus pesquerías. Ellos dos y otros cinco buzos más de Puerto Peñasco, unos
cinco buzos comerciales de Bahía de Los Ángeles y siete empleados de CEDO y Pronatura
son los que participaron al principio de Junio de 2009 en un curso sobre monitoreo submarino
ofrecido por CEDO en Puerto Peñasco, Sonora, como parte del proyecto “Monitoreo participativo
de especies de importancia ecológica y comercial en los arrecifes rocosos de la Reserva Alto Golfo
de California y Delta del Río Colorado y su zona de influencia en Sonora” del Fondo Mexicano para
la Conservación de la Naturaleza. CEDO contrató a Comunidad y Biodiversidad (COBI) para
impartir el curso. Entre los instructores estuvo Polo, un buzo de Bahía de Kino, que ya ha
llegado a nivel de instructor sobre esta metodología de monitoreo. Dentro del curso se notó
también a Cuco tomando un papel informal tanto en la enseñanza con sus compañeros buzos
como en la identificación de especies con sus nombres científicos, ya que él había tomado un
curso semejante en 2007 y participó como empleado en el monitoreo submarino de hábitats
rocosos del proyecto PANGAS (www.pangas.org). Estos buzos participantes del norte del Golfo
de California están desarrollando más cada día sus capacidades, tanto en su formación como
líderes pesqueros, como en la profesionalización de su capacidad para el monitoreo científico.
Estas capacidades van a servir mucho para el trabajo de monitoreo de los recursos y nos van a
permitir entender mejor el efecto de las acciones de manejo o del cambio climático sobre los
recursos dentro de áreas prioritarias como son la Reserva del Alto Golfo y de Bahía de los
Ángeles. Además, nos dio mucho gusto ver a ellos reforzando su conocimiento, interés y
compromiso con pescadores de otras regiones por medio del curso. Esta capacitación,
además, les va a servir a los buzos como empleo alternativo de pesca, especialmente durante
los tiempos en que sus especies estén vedadas.
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Así que, con una inversión de diez años de trabajo comunitario, y la oferta de cursos como
éstos, estamos capacitando a los usuarios del Norte del Golfo de California para que nos
puedan ayudar a manejar con precisión, datos y efectividad la riqueza de esta región tan
productiva del Golfo de California.