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Una vez identificadas las características de los alumnos, es necesario realizar una
planificación para potenciar el aprendizaje de los estudiantes, como lo señala el segundo
principio pedagógico.
Además, el docente debe reconocer la diversidad que existe en el aula, y ofrecer una
educación pertinente e inclusiva; esto implica que se atienda de manera pedagógica a
todos los estudiantes, independientemente de la pluralidad social, lingüística y cultural de
sus alumnos, así como de la discapacidad y/o las aptitudes sobresalientes que presentan
algunos de ellos. Por tanto, el docente requiere de estrategias de aprendizaje, enseñanza
y evaluación diferenciadas con las que brinde oportunidades de aprendizaje e inclusión, y
elimine la discriminación, como lo propone el principio pedagógico 8, Favorecer la
inclusión para atender a la diversidad.
Elementos que aportan una visión de corto plazo y para el trabajo cotidiano en el aula
• Aprendizajes esperados
• Enfoque didáctico
Al expresar de manera integrada los conocimientos, las habilidades, las actitudes y los
valores, las competencias específicas sirven como referente para la selección de
estrategias didácticas pertinentes para cada campo formativo en preescolar, y cada
asignatura en primaria y secundaria.
Elementos del Plan de estudios 2011 que aportan una visión de corto plazo y para el
trabajo cotidiano en el aula.
Los aprendizajes esperados son el referente fundamental del docente para centrar su
intervención, la organización del trabajo de los estudiantes, la observación, el registro y la
obtención de evidencias para realizar la evaluación de los aprendizajes. El logro de estos
últimos supone alcanzar metas a corto plazo que evidencian lo que el alumno ha
aprendido
Los aprendizajes esperados deben leerse como saberes que se construyen mediante los
procesos de estudio, en los que se enfatizan los procesos de aprendizaje y la movilización
de conocimientos, y no el manejo conceptual de temas. En este contexto, los aprendizajes
esperados son los referentes sustanciales para planificar y evaluar. (págs.. 26-28)
Enfoque didáctico
Por otra parte, en el programa de preescolar, las bases para el trabajo en este nivel
educativo brindan un referente respecto a algunas características de las niñas y los niños y
sus procesos de aprendizaje, con el fin de orientar la organización y el desarrollo del
trabajo docente, así como la evaluación del aprendizaje y las formas en que se propicia.
También, destacan algunas condiciones que favorecen la eficacia de la intervención
educativa en el aula y una mejor organización del trabajo en la escuela (SEP, 2011b:19
1. Recopilación de evidencias
2. Análisis de la información obtenida
3. Formulación de conclusiones
4. Establecimiento de un juicio de valor acerca del objeto evaluado
Para realizar la evaluación de los aprendizajes es necesario considerar los siguientes pasos
de dicho proceso:
• Establecer un juicio de valor acerca del aprendizaje y compartirlo con el alumno, para
detonar o mejorar las estrategias de aprendizaje.
Considerando que toda secuencia didáctica tiene una etapa de inicio, una de desarrollo y
una de cierre, los procesos de enseñanza, aprendizaje y evaluación deben confluir, con la
finalidad de acercar al estudiante al logro del aprendizaje esperado.
Se requiere de una cuidadosa planificación para lograr una secuencia didáctica que
plantee a los estudiantes desafíos interesantes y los oriente a indagar, cuestionar, analizar
y comprender, y al mismo tiempo genere evidencias que puedan ser analizadas por los
propios alumnos y por el docente para reflexionar acerca de los procesos ocurridos y
retroalimentarlos de manera que se mejore el aprendizaje.
Por lo anterior, la planificación debe tomar en cuenta los aprendizajes que se esperan
lograr con los alumnos y trazar el trayecto para alcanzarlos, considerando qué tienen que
comprender y experimentar los estudiantes primero y qué después para lograr el
aprendizaje; qué aspectos quedarán a cargo de los alumnos y cuáles será necesario
explicar para que puedan avanzar; qué se trabajará en el aula, en casa o en otros espacios;
cómo se organizará al grupo para realizar las actividades, en qué momentos trabajarán de
manera individual, por equipos o en sesión plenaria, y qué evidencias se generarán en
cada etapa para evaluar los avances, los apoyos que se requieren y las estrategias por
modificar.
En esta fase, es preciso explicar cuáles serán las actividades que se llevarán a cabo, qué
resultados o productos se quiere obtener, cómo se relacionan con el aprendizaje esperado
y 3. Los elementos del currículo en el contexto del enfoque formativo de la evaluación 36
qué función tendrán en la valoración de los logros del mismo. Es importante verificar que
los estudiantes hayan entendido la tarea que se les propuso y generar alguna evidencia.
Otras actividades que se deben considerar en el inicio de la secuencia didáctica son las
relacionadas con la exploración y la activación de los conocimientos previos, lo que
permitirá establecer el punto de partida de cada alumno y del grupo en su conjunto.
Las actividades que se desarrollen para introducir nueva información y llevar a los
alumnos a comprenderla, incorporarla, transferirla y aplicarla, deben ser acordes con el
enfoque didáctico y las competencias de la asignatura o del campo formativo con el que
se está trabajando.
La forma de trabajo, la función del docente y el rol que se espera de los estudiantes son
elementos que cada programa de estudio 2011 sugiere y es necesario tomar en cuenta
para conseguir los aprendizajes esperados.
El nivel de complejidad de las actividades para lograr los aprendizajes esperados debe ser
adecuado a los saberes que tienen los alumnos, y a su nivel de desarrollo y de aprendizaje.
Cabe señalar que, durante el desarrollo de la secuencia didáctica, se lleva a cabo la
evaluación formativa.
No se trata de obtener evidencias de cada actividad, sino de reunir aquellas que permitan
evaluar los aprendizajes, para verificar los logros o para identificar los apoyos que requiere
un alumno o los alumnos en general, conocer y analizar los tipos de errores cometidos,
dar seguimiento a los progresos en el aprendizaje de los alumnos y analizar con ellos las
estrategias empleadas. Por eso, es importante pensar desde la planificación qué evidencia
se necesita respecto de la intención didáctica o del resultado que se quiere alcanzar y
cómo se analizará.
Para evaluar los aprendizajes esperados es importante centrarse en los procesos y en las
estrategias que los alumnos utilizan al realizar las actividades que se les proponen, así
como en los productos, y no sólo en la cantidad de conocimientos adquiridos.
Por lo anterior, los resultados que se obtienen de la evaluación en esta etapa no deben
tener ningún efecto sancionador; más bien deben emplearse para adecuar las estrategias
didácticas al logro de los aprendizajes, tomando en cuenta los errores que pueden tener
los alumnos o los obstáculos que enfrentan, para acordar con ellos, en la medida de su
nivel de desarrollo y aprendizaje, las estrategias de autorregulación que mejoren la
calidad de los aprendizajes.
Con la evaluación sumativa, se podrá conocer si los alumnos cuentan con las bases para
continuar aprendiendo; elaborar algún juicio a partir de los resultados de los procesos de
enseñanza y de aprendizaje; considerar la información necesaria para asignar un nivel de
desempeño y/o referencia numérica, en los casos que así se requiera; y adecuar las
estrategias didácticas y la intervención docente en favor de los alumnos.
Por otro lado, existen diversos instrumentos de evaluación cuyo uso puede facilitar la
recolección de evidencias y su valoración; sin embargo, es importante utilizar los que
permitan documentar los procesos de aprendizaje, y sistematizar la información mediante
la observación o los registros respecto al desempeño de los alumnos.
¿Cuáles son los referentes de evaluación del Plan y los programas de estudio 2011?
Los principales referentes de evaluación para el docente son los aprendizajes esperados
de cada asignatura en primaria y secundaria, y para cada campo formativo en el caso de
preescolar. Estos referentes dictan las pautas para definir los indicadores de logro, así
como el tipo de evidencias que deben buscarse.
Los aprendizajes esperados son el parámetro para realizar las evaluaciones inicial,
formativa y sanativa. Para utilizar de manera adecuada este parámetro, es necesario
poner en contexto los aprendizajes esperados y darles sentido a partir de otros elementos
curriculares relevantes para el diseño de las situaciones didácticas que consolidarán los
procesos de enseñanza y aprendizaje.
La evaluación con enfoque formativo se lleva a cabo al inicio, durante el proceso y al final
de la secuencia didáctica. Se considera desde la planificación de clase hasta la consigna y
comunicación de los logros de aprendizaje.
¿Cómo hacer para que la evaluación forme parte de los procesos de enseñanza y de
aprendizaje?
TOMO 2.
Elementos de la planificación
En el marco del Plan de estudios 2011, los principios pedagógicos, las características
de los estudiantes y el entorno escolar y social en que se desenvuelven, son elementos
que el docente debe considerar para su planificación, además de:
• Reconocer que los referentes para el diseño del trabajo didáctico son los
aprendizajes esperados de los programas de preescolar, primaria y secundaria.
• Contar con evidencias de aprendizaje del alumno que brinden información de sus
logros o necesidades para tomar decisiones y continuar impulsando el aprendizaje de
los estudiantes.
• Comunicar los logros de aprendizaje tanto a los alumnos como a sus madres, padres
o tutores.
• Las competencias y el enfoque didáctico, porque sirven de guía y contexto para los
aprendizajes esperados.
• Los aprendizajes esperados, ya que ayudan a establecer lo que los estudiantes deben
aprender en un periodo determinado.
• La metodología para el trabajo, porque determina las actividades que los estudiantes
llevarán a cabo, la organización del grupo, la delimitación del espacio y la distribución
del tiempo necesario.
Las evaluaciones parciales que se realicen durante los periodos de corte deben formar
parte de las situaciones1 o secuencias didácticas, definidas como un conjunto de
actividades secuenciadas, estructuradas y articuladas, dise- ñadas con una intención
educativa y compuestas por tres momentos: inicio, desarrollo y cierre. Por
consiguiente, también se requiere de una evaluación inicial en la que el docente, una
vez que identifica los conocimientos a partir de los cuales empezará a trabajar con sus
alumnos, debe diseñar la situación o secuencia didáctica desde ese referente y
considerar las actividades que permitan reorientar las ideas erróneas de sus alumnos
hacia la construcción de saberes permanentes y certeros.
Cualquiera que sea la dificultad que se presente en los procesos de aprendizaje de los
alumnos, el docente deberá identificarla para definir las estrategias de intervención, y
los recursos e instrumentos de evaluación que permitan el logro de los aprendizajes
esperados. El concepto de barreras para el aprendizaje y la participación social fue
desarrollado por Booth y Ainscow (Ainscow, 1999; Booth, 2000; Booth y Ainscow,
2002), para establecer la forma en que los docentes deben orientar el trabajo
educativo con los alumnos en desventaja o más vulnerables a los procesos de
exclusión.
Este concepto también plantea que quienes tienen mayor riesgo de experimentar
desventajas o son más vulnerables a la exclusión social y educativa son las mujeres o
niñas, las personas que tienen alguna enfermedad, los alumnos que presentan alguna
discapacidad o aptitudes sobresalientes, los que viven en comunidades rurales o en
situación de calle, los hijos de padres sin empleo o con trabajo eventual, los
estudiantes que viven en un entorno de violencia familiar o social, los migrantes y los
indígenas. Las barreras para el aprendizaje y la participación social que enfrentan los
alumnos en situación de vulnerabilidad son, en general, el resultado de su interacción
con los contextos en que se desarrollan, y se hacen patentes en las prácticas que
caracterizan a las escuelas al presentarse en los siguientes escenarios:
Para responder a las necesidades de los alumnos en situación de riesgo de fracaso escolar,
será necesario que el docente incorpore técnicas e instrumentos de evaluación diversos,
tomando en cuenta el nivel educativo en que labore y, en colaboración, si es necesario,
con los especialistas indicados, realizar una evaluación psicopedagógica que considere el
contexto del aula, las características de la escuela, el contexto social y familiar, así como el
estilo de aprendizaje del alumno, sus intereses y motivaciones para aprender y su nivel de
competencia curricular.
Una vez realizada dicha evaluación, se requiere organizar una reunión multidisciplinaria
para definir los apoyos que el alumno necesita para participar y lograr los aprendizajes.
Para identificar el nivel de desempeño de los alumnos en situación de riesgo, no es
pertinente circunscribir su valoración a la aplicación de un solo instrumento de
evaluación; se requiere sustentarse en la información que aportan las evidencias y notas
registradas por el docente durante el desarrollo de las actividades.
Acciones de evaluación para los alumnos en situaciones de riesgo Para evaluar a los
alumnos en situación de riesgo, el docente debe diseñar acciones de evaluación y
seleccionar los instrumentos de evaluación que permitan identificar los aprendizajes de
los alumnos o las necesidades educativas de cada uno relacionadas con su desempeño.
Las evaluaciones pueden relacionarse con dos aspectos: el cognitivo-de desempeño o el
afectivo-motivacional. El primero involucra dificultades con el aprendizaje de conceptos y
procedimientos, mientras que el segundo con las actitudes o los valores. Los alumnos que
se encuentran en estos casos pueden presentar una, algunas, o todas las características
que a continuación se enuncian. Pags. 28-31
Por otra parte, la coevaluación también puede constituir otro medio que propiciará que
los alumnos expliquen a otros sus razonamientos, analicen lo que hicieron y se
proporcionen las ayudas o andamiajes necesarios. La autoevaluación y la coevaluación son
parte de un proceso de aprendizaje que lleva tiempo y requiere del apoyo sistemático del
docente.
En las evaluaciones en las que se valoran las producciones y las metas individuales, el
portafolio puede constituirse como un instrumento adecuado de evaluación; para las
evaluaciones entre iguales o en grupo, una estrategia de evaluación pertinente puede ser
la realización de sesiones conjuntas o en pequeños grupos para propiciar la reflexión
acerca de cómo lograron los aprendizajes. En las evaluaciones en grupo, generar
situaciones que faciliten la reflexión mediante el empleo de diversas estrategias,
permitirán a los alumnos expresar sus opiniones y al docente tomar nota de la pertinencia
de su propuesta didáctica. En cualquiera de éstas, el diálogo que el docente establezca
con los niños será fundamental para estimular la autorreflexión sobre cómo se logró el
producto o progreso.
Por lo anterior, en Educación Básica, las acciones de evaluación con enfoque formativo
que se planifiquen a lo largo del ciclo escolar tendrán que contribuir no sólo a la
realización de valoraciones de tipo sumativo, sino que deberán evaluar el desempeño de
cada estudiante, retroalimentándolo y proporcionando las ayudas pertinentes de acuerdo
con sus propias necesidades. Realizar estas acciones conducirá a recibir información de la
pertinencia de la intervención pedagógica del docente.
De este modo, las acciones que impulsen y ajusten los procesos de regulación de los
alumnos podrán realizarse de la siguiente manera: 40 2. La evaluación durante el ciclo
escolar
En cada nivel, los docentes pueden contribuir a que sus alumnos “aprendan a aprender”,
partiendo de la idea de que son personas con conocimientos y posibilidades de seguir
aprendiendo, independientemente de sus características físicas, intelectuales, sociales,
culturales o económicas. Como reflejo de esta postura, el docente tendrá que construir
ambientes de aprendizaje para brindar retroalimentaciones formativas y reconocer logros,
además de guiar a sus estudiantes para que establezcan metas, pongan en práctica
estrategias de pensamiento, propongan soluciones diversas, busquen, analicen y
relacionen información, y tomen decisiones para el logro del aprendizaje. Estas y otras
acciones deberán ser parte primordial de los elementos de aprendizaje y de evaluación.
Cualquiera que sea la dificultad que se presente en los procesos de aprendizaje de los
alumnos, el docente deberá identificarla para definir las estrategias de intervención, y los
recursos e instrumentos de evaluación que permitan el logro de los aprendizajes
esperados.