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El valor de los testimonios es que son la conciencia de esta siniestra señal. Con ellos
clamamos, ¡Nunca más!
Un juez ve que las botas están al revés. Alguien se las puso a la carrera, al cuerpo ya
muerto para que pareciera lo que no es, un combate. Un investigador del CTI se da cuenta
en el momento que llega a la escena del crimen, que lo que era un supuesto enfrentamiento,
era en realidad eso, un crimen. Las armas estaban sin usar, y puestas al lado. Un soldado
que se negó a participar. Todos esos testimonios habitan también el exilio.
También escuchamos el de una mamá que denunció que su hijo no era guerrillero y
que apareció en la otra punta del país después de haber sido llevado en medio de engaños
para un trabajo que resultó ser la muerte. A ella la encontré refugiada en Suecia porque
había sobrevivido a un atentado para acallar su voz. Gente resistente que dijo: no.
Cuando indagas debajo de todo eso, encuentras estímulos de altos mandos para
tener resultados. Como si de una fábrica se tratara. Encuentras competitividad y presión de
grupo. Te sorprendes con lo que significa la representación del prestigio. Hay una mezcla
de sorpresa, rabia y pesadumbre cuando analizas los casos, uno tras otro, y los traslados, la
gasolina, las armas que hay que ir a buscar, para montar el montaje. Los reclutadores de
futuras víctimas. Pienso mucho en estos días en ellas, que ya no están. En lo que vivieron
antes del momento que lo fue todo. En las familias que tuvieron que enfrentar el miedo, la
negación y el desprecio. Cuanto sufrimiento añadido para tratar de ocultarlo todo. La
persistencia de las familiares nos ha traído hasta aquí. Ellas han convertido la lógica del
afecto en una cultura de derechos humanos, pasando de la lucha por su hijo a la humanidad
compartida por todas esas víctimas, y la denuncia de los mecanismos que lo hicieron
posible. Tal vez como en las historias del Holocausto, la única manera de contarlas no es
ponerles aire sino peso.
Ahí podría verse algo de lo que señala Primo Levi, un concepto del mundo llevado a
sus últimas consecuencias, con una coherencia rigurosa. Y mientras el concepto, o la
negación subsista, las consecuencias nos amenazan. Según él, la historia de los campos de
destrucción debería ser entendida no solo por lo que fue, sino como una futura señal de
peligro. Tantas décadas después, la gravedad de todo esto se da no solo en todo lo sucedido,
sino en la disputa por la narrativa de quienes siguen negando la evidencia abrumadora. El
valor de los testimonios es que son la conciencia de esta siniestra señal. Con ellos
clamamos, ¡Nunca más!
R// EL TEXTO NOS PLASMA UNA IDEA CENTRAL SOBRE “LOS FALSOS
POSITIVOS” COMO LAS VICTIMAS DE UNA GUERRA AJENA A ELLOS
FUERON ARRANCADOS, SECUESTRADOS Y RELUTADOS, OBLIGADOS A
FORMAR PARTE DE UNA GUERRA DE ELLOS CORTANDOLE SUS
ILUSIONES SUEÑOS Y DESEOS DE SALIR ADELANTE Y PROGRESAR,
ADEMS DE TODO ESTO TAMBIEN NOS HABLA EL TEXTO DE COMO NO
SOLO LES BASTO CON LLEVARSELO A LAS FUERZAS Y RECLUTARLOS
SINO QUE PARA PASARLOS COMO TROFEOS DE GUERRAS Y PARA DAR
RESULTADOS MUCHOS DE ELLOS POR NO DECIR LA MAYORIA
FUERON ASESINADOS Y POSTERIORMENTE PRESENTADOS COMO
TROFEOS, PERO BIEN SABIDO QUE EN TODA GUERRA SIEMPRE HAY
DOS PARTES QUE CONTAR Y EN ESTA DE LOS FALSOS POSITIVOS AUN
FALTA MUCHO POR CONTAR Y MUCHAS “VERDADES” POR
EXCLARESER PARA FACILITAR EL PERDOR Y UN OLVIDO QUE NUNCA
SE DARA POR PARTE DE LAS VICTIMAS.
3. Construya una reflexión crítica sobre el daño y el trauma ocasionado a las víctimas
del conflicto armado y a la sociedad colombiana. Exprese sus sentires y de manera
sincera exponga sus ideas sobre este episodio oscuro de nuestra historia.