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David Rodríguez

Confesiones en la JEP, verdades en la era de la posverdad: El patrón de


paramilitarismo global y ejércitos armados contra el pueblo que los financia.

Por más que podamos leer la historia, se nos cuenta una millonésima parte, es un trabajo
que ha desarrollado el mundo de la ciencia el de contextualizar aquél supuesto
conocimiento, aquél “suceso” que nos llega por un relato, dotado de una fantasiosidad,
exageración, ficción y mentira que se convierte en leyenda.

Vivimos rodeados de opiniones y así mismo de versiones del relato, es por ello que el
rescate de la ciencia y de la hermenéutica, ha sido buscar todas las fuentes posibles, para
finalmente no conocer una verdad, sino encontrar más preguntas, preguntas que pueden
ser respuestas o no, pero que simplemente nos llevan a conocer versiones de los “hechos”.

Sin duda mucho después de las “guerras mundiales” han sucedido toda clase de guerras de
menor y mayor escala pero de consecuencias mucho peores incluso o de una
desproporcionada cantidad de maldad, que han brindado no sólo los presidentes de muchos
países como Estados Unidos, sino quien quiera que está por encima de ellos y de todos.

Hay formas de resolver el asunto desde la perspectiva de que evidentemente dentro de un


conflicto o una guerra, cada país, cada gobierno, cada ejecutivo, distrito, consejo, congreso,
etc.; deben tomar decisiones en favor de su pueblo con respecto a esa guerra y ese
conflicto, evidentemente planteando una postura oficial de un gobierno.

Pero que un gobierno plantee una postura oficial no significa que realmente termine
beneficiando a su pueblo, de hecho, en la mayoría de los casos, la corrupción en todos los
niveles ha llevado a que personas totalmente indiferentes a los intereses de sus
compatriotas e inclusive a veces extranjeros sean los que gobiernan un pueblo ciego.

El tema no es nuevo, pero justamente desde momentos de la historia, como la propaganda


soviética, su desarrollo de la publicidad, del gran hermano y de tantas formas de penetrar la
mente humana planteando ideales de guerra, que consisten en un nacionalismo
exacerbado, una creencia en el enemigo común y un evidente adiestramiento al
totalitarismo, la dictadura y otros aportantes a la historia como Goebels.

Ahora nos encontramos rodeados de medios de comunicación, pero hay tal cantidad de
desinformación y generadores de desinformación que todo se pierde. Es decir, que nos
encontramos en un panorama aún afectado por los conflictos de inicio del siglo XX, ahora
rodeados de guerras en pequeñas escalas que silencian de forma más profunda y
sistemática.

Los mares de conocimiento, noticias, eventos y realidades que se pierden hundidos en


spam, cadenas, publicidad invasiva, noticias falsas, noticias estúpidas, titulares baratos y
tantas otras fuentes de desinformación porque la academia, la rama judicial del estado, las
instituciones que representan la veracidad, el estado o la ciencia, también se han visto
involucradas en escándalos que demuestran nuevamente que esa “verdad” es solo una de
tantas que, sin que hubiese quien vigilara a los que plantean la verdad nadie podría
contradecirlo, nadie podría comprobar sus “verdades”.

De modo que el párrafo anterior, es un breve resumen de las consecuencias de la puesta


en práctica de buena parte de las ideas de Goebels, el alemán que concluyó que al repetir
muchas veces una mentira se convertía en una verdad, entonces cómo analizar los
genocidios de la era contemporánea si estamos ante un panorama de eternos conflictos
bélicos casi en todos los países del mundo y muchas veces alrededor de recursos
naturales. Entendiendo que gran parte de lo que se refiere a recursos naturales son los
minerales, la agricultura legal e ilegal o los recursos hídricos,

El hecho de que la tenencia de la tierra genere pobreza de recursos naturales en la


población que habita las regiones, incluso algunas de forma ancestral, hace que empiezan a
aparecer conflictos por la tierra en muchas regiones del mundo producto de la privatización
mediante el desplazamiento violento o forzoso, el robo, la contaminación, el maltrato y la
sobre explotación de los recursos naturales que en ocasiones contamina o envenena las
fuentes hídricas de amplias regiones afectando innumerables poblaciones.

Además de los recursos naturales, aquellos que se ven más afectados por todo este
fenómeno del totalitarismo global, están los recursos públicos, que dejan permanentemente
a miles de aportantes fuera del “beneficio” de pertenecer al estado y de tener esta o aquella
nacionalidad, pues en muchos casos se beneficia la élite política sin que estos recursos
públicos resulten efectivos para combatir los problemas que quiere solucionar cada
comunidad y que mediante el sistema político se promete y se logra utilizar el dinero.

De modo que un genocidio como muchos de los que preparó Néstor Guillermo Gutiérrez, Ex
Cabo Primero Nacional de Colombia, avalado por sus superiores e inferiores; y los crímenes
de guerra que cometió una persona como el, junto a muchos otros que actuaron como
cómplices de un sistema oscuro, nos demuestra que aún hoy siguen apareciendo otras
versiones de lo que es la verdad sobre muchos genocidios y aparecerán otras después.

Lo que demuestra la confesión de éste ex militar de la nación colombiana, en una reunión de


Víctimas y victimarios en Ocaña, Norte de Santander, el primer acto de reconocimiento hecho
por la JEP en los procesos que tiene Gutiérrez por violaciones a los derechos humanos en el
marco del conflicto armado en el país.

Ésta es la más oscura verdad, después de la post verdad, la postmodernidad, la post guerra, el
post conflicto y es que; usualmente los genocidios suelen ser orquestados por el estado, ese
organismo cuya única función, además de ser “social” y de derechos, es proteger a su pueblo,
que paga por su existencia, mediante el brazo armado del estado, la ley y el orden.

Pero son usualmente, los combatientes armados del estado, quienes resultan, a veces
engañados y a veces no, maltratando o asesinando a su propio pueblo, de forma sistemática, de
forma ilegal y fraudulenta, de la forma en la que se supondría que obra el crimen. De esta
manera, al menos en la reciente historia de Colombia, encontramos el mismo patrón de la
mayoría de dictaduras latinoamericanas y es el asesinato sistemático al pueblo a manos del
estado.
Bibliografía y Fuentes:
-Confesión de Nestor Guillermo Gutierrez ex Cabo Primero del Ejercito Nacional de Colombia
ante la JEP. Recopilado de: https://www.youtube.com/watch?v=eJvULhfZsbU el 03/06/2022

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