Está en la página 1de 4

TODO PUEDE IR PEOR

Andrés Camilo Duarte Garcia

Trabajo de español

Colegio Técnico Palermo


Español
11-03
23 Mayo de 2023
Capítulo 1
Cada vez peor
5 de Agosto de 2019
5:18 a.m. Nariño, Colombia.
Los disparos despiertan a todo el mundo, nadie sabe lo que pasa, aun así ya
todo el mundo lo sospecha, por eso, todos están preparados para eso; todos
saben que hacer y hacia dónde ir, menos yo, no creí que este problema
llegaría a mi vida, no pensé que mi existencia pudiera aun empeorar ―
¿Cómo uno se puede hundir más después de tocar fondo? ―pensé. Me fui
huyendo de mi casa (si a eso se le podía llamar casa), sin miedo a perder
nada, mi familia, la perdí desde que nací, mis cosas, para mi estilo de vida no
era necesario tener cosas, mis amigos, ¿desde cuándo alguien como yo tiene
amigos? No tenía miedo a perder, porque ya no podía perder nada, o si, tal
vez podía perder algo, mi vida, dejarme derrotar por todos los males que me
supieron perseguir, en donde yo estuviese, desde el día que nací hasta hoy.
Así decidí, que por primera vez una de estas desgracias, llegaría a mí por
decisión propia y no por otro golpe inesperado que me quiso dar la vida de
porquería que me toco llevar, hoy voy a dejar de huir, voy a dar la cara, me
enfrentaré a esta nueva desgracia, de tanto pensar y pensar, ya había
llegado, por primera vez, no temía a el problema que tenía en frente, las
sospechas de todos los que rápidamente huyeron de sus hogares eran
ciertas, la guerrilla había llegado hasta el lugar donde habitaban, ya habían
dejado en su paso a varios muertos, se notaba en su vestimenta, las manchas
de sangre eran enormes, y ahí, justo enfrente de ellos estaba yo, mirándolos
fijamente mientras una de sus armas apuntaba a mi cabeza, en ese
momento, sentí que ni siquiera esto saldría bien en mi vida, los guerrilleros
me hicieron arrodillar y pusieron un costal en mi cabeza que cubría toda mi
cara, no podía ver nada, empezamos a andar, y me hicieron subir a una
especie de camión, allí me permitieron ver lo que sucedía, todo era muy
oscuro y estaba en compañía de muchas más personas que también habían
sido capturadas por este grupo guerrillero, muchos heridos, charcos de
sangre, lamentos se oían en todo el bus. Creo que fui el ultimo en subir, en
ese espacio no cabía una persona más, recorríamos el camino para ir al lugar
desconocido, donde, seguramente pasaríamos el resto de nuestras vidas
esclavizados y aferrados a un fusil para causar dolor y sufrimiento a miles de
personas, como las que íbamos en ese reducido espacio, lamentando haber
estado en el lugar equivocado en el momento equivocado, mientras todo
esto sucedía yo seguía pensando ― ¿Cómo es posible seguir hundiéndome si
ya había tocado fondo?― Seguíamos andando y el llanto de las personas no
cesaba, al contrario, aumentaba cada vez ― Seguramente ellos si tenían
mucho que perder ― Dije en voz baja.
―Yo no debería estar aquí ¿Por qué me tienen que pasar estas cosas a mí?―
escuche como decía alguien al lado mío mientras parecía estar orando
―Nadie debería estar aquí, pero así es la vida que nos tocó, todos vivimos
perseguidos por el miserable destino que nos deparaban nuestras vidas―
Respondí
El camión seguía andando a toda marcha, cada vez el camino se ponía más
complicado, los baches en la carretera se sentían como aumentaban cada
vez.
―Mi mujer y mis hijas dejo bajo tu cuidado señor Jesucristo te pido por su
salud y bienestar en el tiempo en el que yo no pueda estar en mi hogar…―
Seguía orando el hombre
― ¿Dónde estuvo ese Dios al que todo hombre le reza cuando tantas
tragedias me acompañaron? ¿Dónde está ese Dios ahora mismo cuando
vamos camino a morir en vida? ― Susurré.
Se escuchaban las voces de los guerrilleros avisando a sus superiores que
llevaban “el cargamento”.
El hombre termina de orar ― Veo que no es creyente― dice mirándome
fijamente.
―Toda mi vida he tenido que sufrir como ninguna otra persona lo ha hecho y
para mi desgracia nunca he tenido el acompañamiento de Dios
ayudándome― Dije con tristeza.
―Puedo entender su posición, pero para mí, en estos momentos es la única
esperanza que tengo―Responde el hombre.
Se lograba escuchar el gran esfuerzo que hacia el motor del vehículo, íbamos
en una subida.
―Lastimosamente mis esperanzas se acabaron mucho antes de esto―
Respondí al hombre.
―Siempre hay tiempo para recuperarlas, señor…― se quedó en silencio,
esperando en respuesta mi nombre, era la primera vez en casi 24 años que
alguien se interesaba en mi nombre.
―Jorge, Jorge Álvarez― respondí tras unos segundos ― ¿Y usted?―
pregunte al instante.
―Iván Morales― contestó el hombre.
El motor se dejó de escuchar, las puertas de la cabina se abrieron, pasos se
oyeron tras esto, y al segundo siguiente unas voces
―Son 53, la mayoría vienen bien, sin embargo, hay algunos que quisieron
poner resistencia y están heridos.
―Traslade a los sanos a la base, a los otros, los usaremos como rehenes para
extorsionar al estado, y si eso no funciona, mátelos de una vez.
―Como ordene, señor.
Se abren las puertas y entra un gran rayo de luz, no sé cuánto tiempo paso,
nos bajan a todos y pasan las cosas exactamente como lo escuchamos.

Capítulo 2
La base

También podría gustarte